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Hárbarðsljóð

Thor volvía de oriente, cuando llegó ante un canal. Al otro lado del canal estaba el
barquero con su barca. Thor dijo:

“¿Quién es el mozo entre los mozos a la otra orilla del canal?”

Respondió:

“¿Quién es el hombre entre los hombres que me habla sobre las olas?”

Thor dijo:

“Crúzame el canal, te daré buen desayuno,


llevo en mi cesta, a la espalda, el mejor de los almuerzos;
comí en mi casa, antes de marchar,
arenque y cabrito, y aún estoy saciado.”

El barquero dijo:

“Cual proeza temprana alabas tu comida;


y eres poco previsor:
triste está tu familia, creo que tu madre murió.”

Thor dijo:

“Dices ahora lo que a todos parece


ser lo más grave: que mi madre ha muerto.”

El barquero dijo:

“Claro, ya veo que te faltan tres bienes:


llevas las piernas desnudas, ropas de vagabundo,
ni calzas parece que tengas.”

Thor dijo:

“¡Trae acá tu lancha! Te diré dónde atracar.


Mas, ¿de quién es la barca que ahí tienes en tierra?”

El barquero dijo:
“Hildúlf se llama quien me mandó vigilar,
el sagaz guerrero que habita el Rádseysund;
me dijo que no pasara salteadores ni cuatreros,
sólo a los buenos y a los que conozca bien.
Dime, pues, tu nombre si quieres pasar el canal.”

Thor dijo:

“Sí, te diré mi nombre aunque me afrentes,


y a toda mi familia: soy el hijo de Odín,
hermano de Meili y padre de Magni,
rey poderoso de dioses: con Thor estás hablando.
Y ahora quiero saber cómo te llamas tú.”

El barquero dijo:

“Hárbard me llamo, y no oculto mi nombre.”

Thor dijo:

“¿Por qué ocultar tu nombre si no has hecho algo malo?”

Hárbard dijo:

“Y aunque lo hubiera hecho, si es a alguno como tú,


salvaría mi vida si no es la muerte mi sino.”

Thor dijo:

“Poca gana me da
de vadear yo las olas y mojar mi carga;
te haré pagar tus burlas, insolente,
y tus chanzas, si es que paso el canal.”

Hárbard dijo:

“Aquí me quedo, aquí te espero,


no hallarás nadie más recio desde la muerte de Hrungnir.”

Thor dijo:

“¿Quieres recordarme mi lucha con Hrungnir,


el gigante altanero de cabeza de piedra?
Pues le derribé, y le quité la vida.
¿Qué hacías tú entretanto, Hárbard?”
Hárbard dijo:

“Estuve con Fjölvar durante cinco inviernos,


en la isla que llaman Allgraen;
combate allí tuvimos, y hombres abatimos,
mucho osamos, y el amor gustamos.”

Thor dijo:

“¿Cómo os trataron vuestras mujeres?”

Hárbard dijo:

“Serían mujeres vivaces si hubieran sido dóciles,


serían mujeres sabias si hubieran sido fieles;
trenzaron cables con arena,
y de valles profundos
excavaron prados.
Sólo mi juicio fue mejor que el de ellas,
yací con siete hermanas,
y tuve amor y placer con todas.
¿Qué hacías tú entretanto, Thor?”

Thor dijo:

“Yo maté a Thjálfi, el audaz gigante,


y lancé los ojos del hijo de Allvaldi
hacia el claro cielo;
son las mejores huellas de mis proezas
pues todos los hombres las pueden ver.
¿Qué hacías tú entretanto, Hárbard?”

Hárbard dijo:

“Muchos amoríos tuve con hechiceras,


y se las quité a sus maridos;
un fiero troll creo que fue Hlébard,
me dio la varita mágica
y yo le arrebaté la razón.”

Thor dijo:

“Mal premio le diste por su buen regalo, me parece.”

Hárbard dijo:
“Tiene el roble lo que a otros quita;
cuide de sí cada uno.
¿Qué hacías tú entretanto, Thor?”

Thor dijo:

“Yo estuve en oriente, combatiendo gigantes,


y pérfidas doncellas cuando iban al monte;
muchos hijos tendrían los trolls si todos vivieran,
ningún hombre podría vivir en el Midgard.
¿Qué hacías tú entretanto, Hárbard?”

Hárbard dijo:

“Yo estuve en Valland librando combates,


incité a la lucha, nunca a hacer la paz.
A Odín van los nobles que caen en combate,
y a Thor sólo los thrals.”
Thor dijo:

“Desigual reparto harías de la gente a los Aesir


si tuvieras poder para hacerlo.”

Hárbard dijo:

“Thor es muy fuerte mas no valiente;


por miedo y cobardía te ocultaste en el guante,
y no parecías Thor.
No tuviste valor, lleno de miedo,
de estornudar ni peer, por si Fjalar te oía.”

Thor dijo:

“¡Hárbard, maricón! Te enviaría al infierno


si pudiera cruzar el vado.”

Hárbard dijo:

“¿Por qué cruzar el canal si no tenemos pleito?


¿Qué hacías tú entretanto, Thor?”

Thor dijo:

“Yo estuve en oriente defendiendo ríos,


cuando me atacaron los hijos de Svárang.
Me arrojaron piedras: de poco les sirvió
pues enseguida hubieron de pedirme la paz.
¿Qué hacías tú entretanto, Hárbard?”

Hárbard dijo:

“Yo estuve en oriente, charlé con una muchacha


blanca como el lino, jugamos y hubo encuentros secretos:
gocé a la áurea doncella, la moza amaba el placer.”

Thor dijo:

“Buen surtido de muchachas tenías entonces.”

Hárbard dijo:

“Tu ayuda habría precisado, Thor,


para guardar a la blanca cual lino.”

Thor dijo:

“Bien te habría ayudado si hubiera estado allí.”

Hárbard dijo:

“En ti habría confiado, si no fueras tan falso.”


Thor dijo:

“Yo no muerdo los talones cual vieja bota en primavera.”

Hárbard dijo:

“¿Qué hacías tú entretanto, Thor?”

Thor dijo:

“Doncellas guerreras combatí en Hlésey.


Habían hecho lo peor: mataron a todo un pueblo.”

Hárbard dijo:

“Fue gran cobardía, Thor, luchar contra mujeres.”

Thor dijo:
“Esas eran lobas más que mujeres,
destrozaron mi barco que estaba varado,
me asustaron con un tocho, pusieron en fuga a Thjálfi.
¿Qué hacías tú entretanto, Hárbard?”

Hárbard dijo:

“Yo estuve con la tropa que vino aquí;


las banderas erguidas, tintas en sangre las lanzas.”

Thor dijo:

“¿Así, dices que fuiste tú quien vino a traernos la discordia?”

Hárbard dijo:

“Te ofrezco en compensación un buen brazalete,


como harían los jueces queriéndonos reconciliar.”

Thor dijo:

“¿Dónde aprendiste tales palabras mordaces?


Nunca las he oído de mayor sarcasmo.”

Hárbard dijo:

“Las aprendí de los hombres antiguos, que ahora viven en los bosques de la tierra.”

Thor dijo:

“Buen nombre das a los túmulos mortuorios, al llamarlos bosques de la tierra.”

Hárbard dijo:

“Así lo creo yo también.”

Thor dijo:

“Ese descaro te resultará mal


si decido vadear las olas;
más fuerte que el lobo, gritarás, seguro,
si te golpeo con mi martillo.”

Hárbard dijo:
“Sif tiene un amante, vete a casa a buscarlo:
podrás probar tu valor en cosa más acuciante.”

Thor dijo:

“Das gusto a tu lengua, dices lo que puede doler más;


eres un cobarde, y creo que mientes.”

Hárbard dijo:

“Creo que digo la verdad, se retrasa tu viaje


habrías llegado ya lejos, Thor, si hubieras puesto otra cara.”

Thor dijo:

“¡Hárbard, maricón! Tú me has retrasado.”

Hárbard dijo:

“A Ásathor nunca pensé que pudiera


frenarle un barquero en el viaje.”

Thor dijo:

“Te daré un buen consejo: trae acá tu barca,


dejémonos de amenazas, acude al padre de Magni.”

Hárbard dijo:

“¡Vete del canal! Se te niega el paso.”

Thor dijo:

“Muéstrame, pues, el camino si no me quieres cruzar el mar.”

Hárbard dijo:

“Fácil es negarse: lejos hay que viajar.


Una hora en el campo, otra campo a través,
luego un camino a la izquierda, hasta llegar a Verland.
Allí hallará Fjörgyn a su hijo Thor
y le indicará los caminos familiares hacia tierras de Odín.”
Thor dijo:

“¿Llegaré allí hoy?”


Hárbard dijo:

“Con fatiga y dolor, creo que al alzarse el sol,


cuando se funde la nieve.”

Thor dijo:

“Breve será ya la charla, ya que sólo con burlas me respondes;


pagarás por negarme el viaje, si nos volvemos a encontrar.”

Hárbard dijo:

“¡Vete ya, y que te lleven los demonios!”

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