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LA CONTRADICCIÓN HORRENDA DEL ESTADIO NACIONAL COMO

CAMPO DEPORTIVO Y CENTRO DE DETENCIÓN Y TORTURA

La luz oscura
Nicolás Vidal
Lom ediciones
Santiago, 2013

Por Claudia Apablaza

La luz oscura es una novela acerca de los hijos de padres que han sido torturados y
estuvieron presos en el Estado Nacional; más que eso es la novela de los hijos de
torturados que no sabían que sus padres habían sido torturados, ni que el vecino lo había
sido, ni que nadie lo había sido, es la historia de los silencios, de las omisiones que aún
circulan en el imaginario chileno, es decir es una novela acerca de una parte que tenemos
borrada a la historia de Chile, es la historia de nosotros los hijos, los niños que no
sabíamos y no sabremos nunca lo que ha pasado, en realidad es la historia de alguien que
se atreve a encender esa luz, la luz oscura, de alguien que se hace cargo y lo escribe.
Conversamos con Nicolás Vidal acerca de su libro La luz oscura, publicado por Lom
ediciones hace un mes atrás:

“Era difícil reconocer al joven abogado Matías Gutiérrez, que iba todos los días a Isidora
Goyenechea a trabajar a Errázuriz y Cia. y pololeaba con una atractiva mujer cuyos padres
vivían en La Dehesa, en ese tipo desaseado, con barba de una semana, que se cambiaba
de ropa cada tres días y cuya ocupación principal era acechar a un ejecutivo de Megatel
por el centro de Santiago”.

1. Cuando leía el libro buscaba qué es la luz oscura, metáfora de qué, luego en la
página 31 me di cuenta que la luz oscura es una especie de metáfora del dolor, el
daño, la tortura… “La grieta se abría y una luz oscura comenzaba a inundarlo
todo hacia adentro. Seguía en el aire, la tortura, y había tomado la forma de un
muro de gruesos ladrillos que dividió al sillón en dos”. Más adelante es metáfora
de otra cosa, va mutando, pero siempre es en relación al dolor, al daño. ¿Qué es
la luz oscura?
Como dices, la luz oscura puede ser tomada en distintos sentidos. Es el
descubrimiento de un hecho o una noticia que te obliga a mirar hacia atrás, hacia
tu pasado, en especial a tus zonas oscuras, a esos lugares que no te gusta ver, para
iluminarlos con ese otro punto de vista que te da la revelación de ese hecho. Y es
en esa oscuridad, que ahora comienza a iluminarse, donde ha crecido el miedo
todos estos años, donde el miedo se siente más cómodo y se transmite más
fácilmente. Creo que es un ejercicio que todos hacemos en algún momento de
nuestras vidas: mirar hacia atrás, pero con una perspectiva distinta que te permite
analizar de otra manera tu pasado y, a través de él, llegar a explicar y entender tu
presente. Para Matías, la mirada de la luz oscura significó una reconstrucción de su
identidad.

2. Entre algunos libros o documentos que mencionas en la novela está Frazadas del
Estadio Nacional de Jorge Montealegre, e incluso aparece él en algunos pasajes
del libro. ¿Trabajaste con investigación directa en este libro, tal como el
personaje que busca información en la Vicaría de la Solidaridad para reconstruir
la historia?

El proceso de investigación no me resultó fácil porque lo hice principalmente en


Barcelona. Por suerte conseguí que me llevaran varios libros que me sirvieron
bastante, como el mismo de Montealegre, otro de Adolfo Cozzi, también un
testimonio de Luis Corvalán hijo, entre otros. Además del documental de Carmen
Luz Parot y otros documentos que pude conseguir en Internet. Con distintas
fuentes pude hacerme una idea de lo que fueron esos dos meses en el Estadio
Nacional, pero me habría encantado realizar esa investigación en Chile. Tal vez por
eso mismo, la reconstrucción histórica que hay de ese período en la novela es
meramente especulativa y jamás busca ser concluyente. Es la historia que Matías
se cuenta a sí mismo.

3. ¿Por qué te interesa particularmente este tema? ¿Ves cercanías estéticas y


temáticas con los narradores de tu generación? Ya que creo que es el único libro
que trata tan directamente el tema de la tortura que sufrieron algunos padres,
desde el punto de vista el hijo.

Siempre me ha interesado el tema porque creo que es parte fundamental de


nuestra historia, y que no nos hemos hecho cargo de ella de manera adecuada. El
daño síquico de la tortura es irreparable y afecta no sólo a la víctima, sino a todo
su entorno. Entonces, estamos hablando de cientos de miles de personas. Mi idea
era mostrar cómo el miedo se transmite de padres a hijos mediante silencios,
gestos y actitudes, de las cuales muchas veces los padres no son conscientes, pero
que los hijos siempre terminan por absorber; entonces hablamos de unos hijos,
incluso de una generación completa, que vive con un miedo heredado por los
silencios de sus padres.
Creo que en Chile no se ha producido todavía el fenómeno de otros países, como
Argentina o España, donde salen muchísimas novelas sobre las dictaduras, escritas
por autores jóvenes. Y eso puede tener varias explicaciones, desde la distancia
histórica de los hechos (acá son más cercanos), o simplemente porque hay muchos
escritores que, válidamente, consideran que otros temas son más interesantes.

4. Como te comentaba el otro día, creo que detrás de la lectura de tu libro uno
puede intuir, por el trabajo estructural, el trato de los personajes, el punto de
vista desde donde asumes la realidad, hay detrás todo un bagaje de lectura de
libros clásicos o best sellers. Cuéntame cómo fue tu formación como lector, qué
libros leías de niños, qué libros lees ahora.

De niño me leí todas las novelas de Julio Verne y Emilio Salgari con verdadera
devoción. Después, en mi adolescencia, me gustaban los típicos autores
latinoamericanos del boom, como Vargas Llosa, García Marquez o Cortázar,
además de una cantidad considerable de novelas históricas y policiales. Pero
cuando empecé a escribir, mis lecturas cambiaron, y comencé a buscar otras cosas
en la literatura. Ahí fue cuando aparecieron Roberto Bolaño, Juan Carlos Onetti,
Raymond Carver, Alejandro Zambra, Michel Houellebecq, Juan Villoro, Germán
Marín, Carlos Droguett, José Santos González Vera, en fin. Así podría estar largo
rato enumerando los autores que ahora me llaman la atención. Siento que
aprendo un poco de cada uno, por eso me es difícil decir mira mi escritor favorito
es tal, porque la verdad es que tengo muchísimos escritores favoritos.

5. Intentas relativizar el tema de la dictadura, la tortura, leyendo sentía que tratas


de entregarle al lector una mirada menos tendenciosa y que él se haga su propia
lectura de lo que sucedió. Esto se nota por ejemplo cuando relatas que el
personaje principal tuvo que delatar a un amigo para que lo soltaran y lo dejaran
libre, cuando estaba en el Estadio Nacional. Reinoso, el torturador, se lo da a
conocer a Matías, el hijo.

He tratado de que la novela no sea tendenciosa, o sea que los buenos son estos y
los malos estos, y mira qué buenos son los buenos y qué malos son los malos. Me
parece que la realidad es mucho más compleja que eso. La literatura se preocupa
especialmente de las zonas grises. Una novela no debería buscar hacer un juicio,
sino dar al lector los elementos para que el juicio lo haga él. Y el tema de la
delación, si te fijas bien, al final queda en la nebulosa, porque Reinoso
efectivamente se lo da a conocer a Matías, pero él decide no comprobarlo, dejarlo
en el aire, como un rumor, como una acusación que podría ser o no cierta, y que
en realidad tampoco cambiaría mucho el curso de los hechos y el juicio que él se
hizo de su padre.

6. Has leído casi a todos tus contemporáneos, el otro día hablábamos de los libros
de Simón Soto, María Paz Rodríguez, Diego Zúñiga, Maori Pérez, Alejandro
Zambra, etc. Me comentabas que sí habías leído a muchos de ellos y admirabas
sus proyectos y libros. Me sorprende que muchos de ellos, teniendo un solo libro
al igual que tú (bueno, en rigor tienes dos, El Gordo salió en 2005, pero me decías
que casi no lo contabas) estén dentro de un cierto campo literario, con cierta
pertenencia de grupo o generación del que aún no te sientes parte. ¿Qué te pasa
con eso? ¿Cómo crees que se arma en Chile ese campo? ¿Tienes alguna crítica
frente a esas tramas y derivas o crees que es un proceso natural?

Creo que el concepto de generación literaria es algo bastante subjetivo. Yo me


siento un poco “afuerino” en el mundo literario simplemente porque soy abogado
y la publicación de La luz oscura es algo bien reciente, y todavía no he tenido el
placer de conocer a muchos narradores de mi edad. En este caso, me parece que
más allá de estéticas o temáticas compartidas, el término generación se da porque
hay muchos autores que se conocen entre sí, y por eso comparten lecturas y
escrituras. Algunos ven a las generaciones como una especie de “mafia” literaria,
donde se reseñan y alaban unos a otros y se dejan de lado a los que no forman
parte del grupo, pero me parece que eso es exagerado. Lo que sucede es que,
como dices, suele haber un proceso natural por el que se acercan los que tienen
algo tan poderoso como la escritura en común. El compartir con otros que también
escriben es muy estimulante, algo así como echarle un poco más de combustible a
tu literatura.

Ahora, en los últimos años se ha producido un fenómeno bien interesante porque


hay muchos jóvenes publicando en Chile (en esto el rol de las editoriales
independientes ha sido fundamental). No creo que compartan muchas temáticas o
estilos, pero sí se nota una efervescencia y creatividad muy estimulante. He leído a
varios y hay muchos que me parecen bien interesantes, como Juan Pablo Roncone,
Diego Zúñiga, Pablo Toro y Simón Soto, entre otros (creo que a Zambra ya
podemos dejar de decirle escritor joven). Me parece que Hermano Ciervo y
Camanchaca están dentro de lo mejor que se ha publicado en Chile en los últimos
años, contando a jóvenes, viejos y no tan viejos. También hay otros que aún no he
leído, pero que me gustaría leer, como María Paz Rodríguez, María José Navia,
Daniel Campusano, Matías Correa o Daniel Hidalgo.
7. Esta también es una novela de fútbol, y tal vez es por ahí donde creo que
enganchó Villoro. Él fue tu tutor de novela. ¿Qué piensas de las escuelas de
escritura creativa, los máster en creación, los tutores de novela? ¿Crees que es
necesario esa guía, esa ayuda en las lecturas del propio texto para poder
concretar un libro?

Efectivamente, esta también es una novela de fútbol. Es uno de los hilos


conductores de la trama. Me interesa mucho la contradicción horrenda del Estadio
Nacional como campo deportivo y centro de detención y tortura, que creo no nos
ha llamado la atención como debiera. Yo soy hincha de la U y he ido cientos de
veces al Estadio. Da escalofríos pensar que ese mismo lugar en el que saltamos de
alegría sobre el tablón sea para mucha gente sinónimo de los peores horrores de
su vida. Eso es algo que, me parece, la juventud en Chile no tiene tan internalizado.
Te apuesto que muy pocos se han detenido a pensarlo mientras se sientan en las
graderías a ver un partido.

Pero no te estoy respondiendo la pregunta. Sobre Juan Villoro, tienes razón, a él le


encanta el fútbol como fenómeno literario y esa contradicción del Estadio Nacional
le pareció muy atractiva desde el punto de vista novelesco. Mi experiencia en el
Master de Creación Literaria fue notable. Y no sólo por lo que aprendí en clases
(básicamente, una nueva forma de leer), sino por la posibilidad de compartir con
otros escritores jóvenes, de todas partes del mundo, que tienen la misma vocación.
También tuve la oportunidad de tener seis meses a mi disposición para escribir la
novela, y eso es impagable, sobre todo para mí que me gano la vida como
abogado. Creo que la mayoría de los escritores tienen un tutor: al final, es un
amigo que te lee los borradores y te hace comentarios (que, en todo caso, no son
vinculantes). En mi caso, tuve la enorme fortuna que esa persona fuera un maestro
excepcional como Juan Villoro.

8. ¿En qué proyectos de escritura trabajas ahora? ¿Cuál va a ser tu próximo libro?

Por ahora, no estoy escribiendo. Sólo leo. Tengo pensado hacer clases de creación
literaria, y para eso hay que prepararse bastante. De todas formas, creo que el
segundo semestre volveré a escribir. Tal vez un libro de cuentos, pero la verdad no
lo tengo muy claro todavía; a veces, un cuento se te va de las manos y se
transforma en otra cosa muy distinta. A estas alturas, lo único que tengo claro es
que seguiré escribiendo, que es lo que realmente me apasiona.

Nicolás Vidal (1979) nació en Santiago. Acaba de publicar la novela La luz oscura, en la
Editorial Lom. Estudió un Master en Creación Literaria en la Universidad Pompeu Fabra de
Barcelona. En el año 2005 publicó la novela El Gordo, en la Editorial Forja. También fue
miembro del taller literario de Pablo Simonetti.

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