Está en la página 1de 3

He tomado 3 textos para sustentar el párrafo 1 capítulos 23 de la confesión de Londres

que habla De los juramentos y votos lícitos


Éxodo 20:7
Deuteronomio 10:20
2 Corintios 1:23

Creemos que un juramento es algo honorable. Es algo que es solemne. El juramento es


una declaración ante Dios, pero dirigida a los hombres. Por lo tanto, cuando un
mentiroso y engañador jura por el nombre de Dios, está tomando el Nombre del Señor
en vano y está trayendo juicio sobre sí mismo

Creemos que cuando una persona hace juramento, esta persona jura por el nombre de
Dios que está diciendo la verdad y nada más que la verdad. Esto es lo que se hace a
menudo en los tribunales cuando una persona pone su mano sobre la Biblia y promete
que está diciendo la verdad y, al mismo tiempo, pide a Dios que sea testigo de que en
verdad está diciendo la verdad.

Creemos que un juramento se considera parte de la adoración porque en un juramento


estamos invocando al Dios a quien adoramos para que sea testigo de las cosas que
estamos diciendo. Le estamos llamando a Él para que nos examine y nos juzgue “según
la verdad o la falsedad” del juramento y las palabras que hemos dicho.

En base a esto, nosotros como iglesia, creemos y confesamos lo mismo que


afirma la confesión de Londres de 1689 en el párrafo 1 capitulo 23 que dice…

Un juramento lícito es una parte de la adoración religiosa en la cual la persona que


jura con verdad, justicia y juicio, solemnemente pone a Dios como testigo de lo que
jura, y para que le juzgue conforme a la verdad o la falsedad de lo que jura.
Programa domingo 19 Marzo
Bienvenida y decir empezamos el culto
1- Lectura Deuteronomio 26:1-15
2- Oración por perdón:
Padre, te pedimos perdón porque muchas veces por los afanes de esta vida y nuestra
nuestro corazón egoísta y necio, muchas veces pasamos por alto agradecer al dador de
todas las bendiciones. Perdónanos Señor porque neciamente creemos que todo se debe
a nuestro esfuerzo, neciamente atribuimos a la suerte todo lo bueno que recibimos de
ti. Señor tu eres la fuente de todo, eres la fuente de la vida eterna y de toda bendición.
Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, de nuestro Padre, en el
cual no hay mudanza, ni sombra de variación, a diferencia de nosotros que somos como
el tamo que arrebata el viento, a diferencia de nosotros que somos tan inestables como
las ondas de mar. Por eso bien decía el salmista: ¿Qué es el hombre para que de él te
acuerdes, y el hijo del hombre para que lo cuides? Y la respuesta es nada, somos
criaturas débiles que dependen totalmente de su creador. Somos receptores de tu
gracia y misericordia, mi Dios, ayúdanos a reconocerte en todos nuestros caminos,
ayúdanos a ser conscientes de tu accionar providencial en nuestra vida, ayúdanos a no
ser ladrones de tu gloria y mas bien como criaturas tuyas, ayúdanos a darte la gloria en
todo lo que hagamos, ya sea que comamos o bebamos o que hagamos cualquier cosa,
ayúdanos a hacerlo para tu gloria. Perdónanos cuando en el momento de prueba,
neciamente preguntamos ¿Por qué a mí? Dudando de tus propósitos, dudando de tu
bondad, dudando de tu fidelidad, dudando de tu misericordia. Oh Señor vuélvenos a tu
Palabra, para que podamos escuchar tu voz hablando a nuestro corazón y podamos ser
confrontados y consolados, pues tu Palabra es verdad y toda ella es nuestro manual de
vida. Más que los pensamientos de los hombres impíos, que tu santa Palabra sea la que
dirija nuestra vida para moldear nuestro corazón a tu voluntad.
Señor, ayúdanos a reconocer que tu reinas, ya sea en el éxito o en el fracaso, ya sea en
la alegría o en la aflicción. Que podamos tener contentamiento con lo que tú has
dispensado para nosotros, pues reconocemos que tus pensamientos no se parecen en
nada a nuestros pensamientos y tus caminos están muy por encima de lo que
pudiéramos imaginar. Señor, ayúdanos a ver tu voluntad detrás de todo, no permitas
que la tristeza y la apatía ganen terreno en nuestro corazón, más bien que de nuestra
boca solo salgan palabras de gloria y bendición a tu santo Nombre.
Padre, reconocemos que tú eres Dios y que gobiernas sobre todo, tu gobierno no es
como el de los hombres, tu reino es de justicia, amor y misericordia. Tú reinas con
compasión, pues como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece el SEÑOR
de los que le temen. Porque Él sabe de qué estamos hechos, se acuerda de que somos
sólo polvo. Padre te agradecemos por escucharnos, te agradecemos por el privilegio de
poder acercarnos al trono de gracia, Padre venimos a ti en el nombre de nuestro único
y suficiente Mediador, nuestro Señor Jesucristo, en su Nombre oramos, Amen.
3- Himno Fuente de la vida eterna

4- Lectura Deuteronomio 26:16-19


5.- Oración por gratitud:
Padre celestial, queremos darte gracias, porque tu nos has hecho nación santa, real
sacerdocio, pueblo adquirido por Dios, a nosotros que al igual que todos los hombres
éramos rebeldes y duros de corazón, a ti te ha placido mostrarnos gracia y misericordia.
Tu Palabra dice: Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis
estatutos y que guardéis mis juicios y los pongáis por obra. Que maravillosa obra la que
has hecho sobre nosotros, gracias por tu santo Espíritu, gracias cambiar nuestro
corazón. Señor, te damos gracias pues reconocemos que nada de esto fue posible por
nuestra obediencia o méritos, reconocemos que todo esto fue posible por la obra
perfecta de nuestro amado Señor Jesucristo quien si te obedeció perfectamente y vivió
de la manera que se nos demanda y sufrió la muerte que nosotros merecíamos. Son sus
méritos y nos los nuestros los que son aceptados y son puestos a nuestra cuenta para
nuestra salvación, pues el cumplió perfectamente tu Ley, Él fue sin pecado y todo justo.
Y su justica es nuestra justicia, por la fe, oh Padre gracias, porque tu iglesia esta revestida
con la justicia de Cristo quien es el fundamento de la iglesia, nuestras ropas de
inmundicia nos han sido quitadas y ahora somos declarados santos y justos por pura
gracia. Nuestro Cristo nos introdujo en el nuevo pacto, nuestro Cristo nos ha dado un
Nombre y es el de hijos de Dios, que gran honor y al mismo tiempo que responsabilidad
tiene esta gracia de nuestro Cristo. Señor, ahora como hijos tuyos, ayúdanos a imitar a
nuestro Cristo, ayúdanos a obedecer tu santa Ley y a cumplirla de todo corazón, no
permitas que por nuestra negligencia confundamos libertad con libertinaje, pues
ciertamente hemos sido libertados del pecado y somos libre en Cristo Jesús, pero hemos
sido libertados para obedecer la voz de Dios, para hacer tu voluntad revelada en tu santa
Ley, pues ella es nuestra regla de vida.

6- Himno De la iglesia el fundamento

7 - Dar pasó al predicador - Predicación

También podría gustarte