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Para evitar llegar con la lengua afuera, propongo estos 20 consejos que se pueden
practicar desde ahora mismo. Cuánto antes se haga, mejor.
Trabaja con listas y determina en orden las tareas que son realmente estratégicas en tu
actividad; delega las que puedas, y elimina las que no son relevantes.
Elimina todos los “tengo que” y los “debería”, y cámbialos por “quiero” y “elijo”. El apego
a la aprobación de los demás es extenuante cuando se trata de lograr productividad y
agilidad. Para cumplir con los objetivos, actúa de la mejor forma posible según tus
criterios de excelencia, sin esperar el reconocimiento externo. Si llega, será bienvenido;
de lo contrario, te auto reconoces por tus logros, y seguís adelante.
No dejes para último momento las acciones que puedes ejecutar anticipadamente. La
compra de obsequios, las listas, los preparativos en el trabajo, puedes programarlos con
más de un mes de antelación: evitarás la sobrecarga propia de cada diciembre.
7. Reemplaza reuniones innecesarias por otras vías posibles: un e-mail, delegar, recibir
un informe.
Frente a situaciones de alta demanda, hacé listas de prioridades y acordá con la otra
parte qué compromisos podrás cumplir, y que no. Busca que estos acuerdos queden por
escrito para todas las personas involucradas. Hacé seguimiento del cumplimiento de lo
que sí has asumido.
9. Evité sobrecargar tu agenda de compromisos sociales: sólo los que quieras hacer de
verdad
La alteración del ritmo de trabajo produce desvíos en el foco y atención, y esto altera el
campo emocional. Busca mantener un equilibrio permanente; evita las decisiones
automáticas en caso de no tener seguridad de poder cumplir, y tomate tiempo para dar
respuestas a temas cruciales: esas horas te permitirán reflexionar y definir asuntos de una
mejor forma que si lo hicieras precipitadamente “para sacarte cosas de encima”.
12. Practica hacer un ejercicio de gratitud cada día: valora lo que ya tienes
Empieza y termina cada día cerrando los ojos durante un minuto, y expresa en voz alta o
en silencio los aspectos positivos del día, dando las gracias. Incluso puedes agradecer los
desafíos que se presentaron, y afirmar la confianza de que tienes los recursos internos
necesarios para superarlos.
13. Diseña tu plan de metas posibles, medibles, creíbles, tangibles y a corto y mediano
plazo. Sin perder de vista el “gran sueño”
Por más que haya escenarios de incertidumbre, es posible establecer metas y objetivos
que puedan inspirarte a seguir adelante. Te ayudará rodearte de personas empoderadas
y entusiasmadas con sus propias metas. Es una energía que se contagia positivamente
para acompañarse de distintas maneras para lograrlo.
14. Prepárate para los imprevistos: trabaja en tu actitud
Siempre habrá desvíos y los “recalculando” del GPS de este tiempo cambiante. Prepárate
para ajustar el rumbo cada vez que sea necesario sin calificar todo como negativo o como
problemas. Cada vez que decís la palabra “problema”, el cerebro se pone más perezoso.
Háblale de soluciones, y verás cómo aparecen otras posibilidades.
15. Acuerda con tu familia y amigos a qué actividades concurrirás y a cuáles no lo harás.
No hace falta ser desagradables para decir ‘no’
Los compromisos familiares son símbolo de fiesta y alegría para muchas personas, y todo
lo contrario para otras. Si no quieres tener celebraciones incómodas, es tiempo
de asumirlo, plantearlo y negociar de la mejor forma posible. No hace falta pasarlo mal.
16. Hacé algún deporte, caminatas, yoga, meditación. Tomá mucha agua
La actividad física y en contacto con la naturaleza, así como los momentos de reflexión,
son indispensables para la reconexión interna. Que sean importantes: más vale tomar
cinco minutos diarios, que no hacerlo. Y, además, es bueno beber al menos dos litros de
agua por día para mantener la hidratación efectiva del organismo.
En la velocidad de fin de año las comunicaciones pueden verse afectadas por la falta de
precisión y claridad. Detectá cómo lo hacés, y asegúrate de que el proceso sea siempre
completo: la comunicación finaliza cuando te has asegurado de que todas las personas
comprendieron el mensaje, y viceversa. No des nada por sentado ni por supuesto.
Practicá el escuchar en silencio el ochenta por ciento del tiempo; hablá lo justo y
necesario el veinte por ciento. Si mantenés esta regla, observarás cómo mejora la calidad
de tu comunicación.
Con estos consejos lograrás llegar a fin de año con menos agotamiento, mayor enfoque
y concentración en lo esencial, y fluyendo más suavemente en la transición entre el
tiempo que se va, y el que llega. Sin forzar y a un ritmo igualmente productivo, aunque sin
consecuencias nocivas de ansiedad, angustia, miedos y estrés.
Fuente: Daniel Colombo.