Está en la página 1de 4

Conociendo a tu

arquitect@

Mini guía para reducir

mi hiperexigencia
¡bienvenid@ a esta mini g u í a !

Todos llevamos dentro un arquitecto y un obrero. Sígueme en

esta idea: Nuestro arquitecto interior es nuestra parte exigente

y nuestro obrero interior es nuestra parte exigida.

Una parte de nosotr@s decide lo que se quiere hacer, planifica

y da órdenes (“¡Ey, obrero!: tienes que aprobar todos los

exámenes”, “debes conseguir un excelente trabajo cuanto

antes”, “tienes que ir al gimnasio de lunes a lunes, ¡basta de

tonterías!”). Y nuestra otra parte es la que ejecuta, lleva a

cabo las acciones (o cree que debe hacerlas).

El arquitecto interior de una persona hiperexigente es un

profesional muy poco empático. Más bien, es irrespetuoso.

¿Por qué? Porque no registra cómo se siente el obrero. Le da

igual si tiene hambre, sed, si le duele alguna parte de su

cuerpo o si por el motivo que fuera, no está en condiciones de

seguir trabajando. Al arquitecto lo único que le importa es que

el obrero alcance la meta «como sea».

La hiperexigencia se basa en un vínculo disfuncional: una

parte exigente que no se interesa en lo más mínimo por la

parte exigida, y una parte exigida incapaz de decir “no”, por lo

que empieza a acumular agotamiento, bronca y angustia.

Para reducir la hiperexigencia y sentirnos así un poco más

libres, necesitamos mejorar la relación arquitecto-obrero. Aquí

te cuento cómo hacerlo. ¿Vamos?


Ahora sí, ¡comencemos!

PASO 1: Conoce a tu arquitecto (exigidor)


Muchas personas van por la vida sin siquiera reconocer lo que se exigen a sí
mismas. Es importante descubrir a nuestro exigidor. ¿Qué te exiges?

Veamos un ejemplo Tu turno:

“Yo me exijo ser la mejor deportista del equipo de ..................................................................................................


Voley”. ..................................................................................................
“Yo me exijo cocinar a la perfección”. ..................................................................................................
“Yo me exijo ser una alumna 10”. ..................................................................................................

PASO 2: Conoce a tu obrero (exigid@)


Cuando nos preguntamos cómo se siente nuestra parte exigida, generalmente


surgen los rasgos opuestos a las exigencias que demanda la parte que exige.

Completa las siguientes frases, teniendo en cuenta tus respuestas del ejercicio
anterior.

Veamos un ejemplo Tu turno:

“En cambio, me siento una fracasada en el ..................................................................................................


deporte”. ..................................................................................................
“En cambio, me siento torpe en la cocina”. ..................................................................................................
“En cambio, me siento una inútil”. ..................................................................................................

PASO 3: Asume sus lugares


Asume por un momento el rol de exigidor que llevas dentro, ese que te dice lo
que deberías hacer. ¿Cómo te habla?¿Qué palabras utiliza? ¿Cómo es su tono
de voz?
este es el f i n a l . . .

Esta mini guía llegó a su fin.

Ten presente que el arquitecto y el obrero son parte de un

mismo equipo (tú). El bienestar de uno depende del otro. Por

lo tanto, ambos necesitan ser escuchados y respetados. Es

posible trabajar la hiperexigencia de forma autónoma (y esta

mini guía puede ser un primer paso), aunque a menudo

precisa ser tratada en un espacio psicoterapéutico.

Lo importante es poder transformar la aparente rivalidad

exigidor-exigido en un equipo que tira para el mismo lado.

Psi Mammoliti es una Clínica Psicológica Online con un equipo

de psicólog@s preparad@s para acompañarte. Encuentra más

contenido para tu bienestar e información sobre terapia online

en nuestro sitio www.psimammoliti.com

También podría gustarte