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En Espíritu y en Verdad

Principios del culto cristiano


1. Cristocéntrico.
El principio fundamental del culto cristiano es que debe estar centrado en
la persona de Jesucristo. El advenimiento de Cristo es la salida del sol que
iluminó la adoración judía. Su vida, muerte, resurrección y exaltación
están representadas en las fiestas de Israel y en el rito del tabernáculo.
Cuando adoramos, celebramos los atributos divinos de Jesús como Creador
y Salvador.
La reflexión acerca del Señor nos lleva a celebrar la gloriosa esperanza de la
vida eterna, por la resurrección y su segunda venida. Así, la iglesia
primitiva adoraba a Cristo y hay pruebas de que varios pasajes en el Nuevo
Testamento son, de hecho, los primeros himnos cristianos (Fil.2:6-11; Col.
1:15-20; Heb. 1:3, 4; 1 Tim 6:15, 16; Apoc. 5:6-14, 15:3, 4)
II. Racional
Jesucristo, como centro del culto, debe ser adorado de manera racional
(Rom. 12:1; 1 Cor. 14).
La iglesia cristiana primitiva estaba rodeada de idolatría romana, que se
caracterizaba por la disolución sexual y otros excesos. El culto cristiano debería
diferenciarse de aquél porque ocurría por el ejercicio de la razón, no en el
sentido de ser una actividad puramente intelectual, sino porque el cristiano
adora por elección, para conocer y proclamar los atributos divinos y ejercer de
forma saludable y consciente sus capacidades mentales, morales, emocionales y
espirituales. El culto racional cubre la totalidad del ser humano. Este culto es
“en espíritu y en verdad” (Juan 4:24), es impulsado por el Espíritu Santo
(Juan16:13) y se basa en el “evangelio eterno” (Apoc. 14:6, 7).
III. Edificante
La adoración racional a Cristo edifica al adorador individualmente, y a la
iglesia colectivamente. El Espíritu Santo obra en el creyente dándole dones
espirituales para que la iglesia sea fortalecida por ellos(1 Cor. 14:12).
Aunque el adorador es llamado a contribuir en la adoración con “un
himno, una enseñanza, una revelación” (vers. 26, NVI), las preferencias y
las prácticas de edificación personal deben dar paso a la edificación
colectiva, para el bien del cuerpo de Cristo. El consejo de Pablo es que en el
culto “hágase todo para edificación” personal y colectiva (vers. 26).
Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros actúan juntos “para la
edificación del cuerpo de Cristo” (Efe.4:12). El culto promueve la vivencia
de la palabra de Cristo en el adorador

(Col. 3:16). Esta edificación es una acción recíproca


entre los adoradores, para que el cuerpo entero “reciba
su crecimiento para ir edificándose en amor”
(Efe. 4:16; Rom. 12:4-8, 14:19, Col. 3:16)
IV Júbilo
El culto cristiano debe celebrar las nuevas de salvación. Dios ordenó al
pueblo de Israel servirle “con gozo y alegría” (Deut. 28:47). En las
fiestas judías había espontaneidad y regocijo, la danza religiosa con
cantos de júbilo (Sal. 100:1, 2), panderos y otros instrumentos musicales
(Sal. 149, 150). La iglesia cristiana primitiva adoraba con “gratitud” (Col.
3:16, NVI),lo que presupone un espíritu alegre y no fúnebre. Los salvos
adorarán al Cordero con himnos de alegría y clamores de victoria por los
siglos de la eternidad (Apoc. 5:6-14, 15:3).
No hay lugar en el culto cristiano para el desánimo o la formalidad.

V Transformador
Por último, el culto a Cristo debe ser transformador. Cuando la
iglesia se reúne para adorarlo en “la hermosura de la santidad”
(1 Crón. 16:29, 30), ella experimenta un anticipo de la adoración que
se producirá por la eternidad en las cortes celestiales. La adoración
cristaliza las grandes aspiraciones espirituales del cristiano en esta
vida, que culminarán en la segunda venida de Cristo. En la
contemplación de las trascendentes realidades divinas, el adorador se
transforma “de gloria en gloria” por la acción del Espíritu Santo
(2 Cor. 3:18; Isa. 6:6). El adorador deja el culto transformado, para
transformar el mundo mediante la proclamación del evangelio.

Estos cinco principios actúan juntos para


crear un servicio religioso integral y tienen
importantes implicaciones en la función de
la música en la adoración.
Otros puntos importantes son
1. Música cristocéntrica

La música en el culto tiene como punto de partida la proclamación


del mensaje de Jesucristo. Hay un gran poder en el canto
congregacional que exalta a Cristo. El culto da a la congregación
la oportunidad de proclamar y reafirmar su lealtad al reino de
Cristo. Las dificultades de la vida se desvanecen cuando la iglesia
pone sus ojos en él y con una sola voz le dirige sus alabanzas.

La letra de los cantos deben hablar de Cristo, su vida, muerte,


resurrección, su exaltación y la promesa de su venida.
Los cantos con letra meramente religiosa o doctrinal, que no
exaltan a Cristo, no alcanzan ese objetivo.
La música debe mover e inspirar a los cristianos para que
reflejen a Jesús, y no centrar la atención en el músico.

La música debe cristalizar las aspiraciones del adorador de estar


para “siempre con el Señor” (1 Tes. 4:16, 17).
La adoración no debe ser una misión imposible

1.- La letra no debe de confundir a la gente


2.- La gente adora con nosotros. No a nosotros.

"Me viste a mí cuando nadie me vio,


me amaste a mí cuando nadie me amó

y me diste nombre
yo soy tu niña
la niña de tus ojos
porque me amaste a mí"

Viniste a mi casa me visitaste


disfruté tu presencia
Me cautivaste no quiero que te vayas
Yo quiero que te quedes he preparado un aposento para ti

// Mi amado // yo soy La Sunamita


Que te dice: Vive aquí
// Mi amado // Todo lo que ves lo he preparado para ti

No es lo mismo declarar
Todo lo puedo en Cristo que
me fortalece

a condicionar
cuando levanto mis manos
mis cargas se van
nuevas fuerzas Tú me das...

2.- La música y la adoración


son expresiones de un corazón agradecido
//NO PUEDE ESTAR TRISTE
UN CORAZÓN
QUE ALABE A CRISTO
NO PUEDE ESTAR TRISTE
UN CORAZÓN
QUE ALABE A DIOS//
¡Oh! No hay como Tú Dios
reinas por siempre sobre todo Señor
// ¡Nadie como Tú! //

A Ti por siempre te alabaré


día y noche gloria yo te daré por siempre te alabaré
1.- Nosotros somos los primeros en disfrutar la adoración.
2.- Somos los primeros en levantar manos, cantar, danzar,
expresar alegría, agradecimiento y fidelidad a Dios.
3.- La gente ve lo que hacemos. (Somos cartas abiertas)
Testimonio de adoración.
3.- La adoración es una
expresión llena de calidad

Grande es Jehová y digno de suprema alabanza


Salmo 145: 3
Entonces ¿qué? Oraré con el espíritu, pero
también oraré con el entendimiento; cantaré
con el espíritu, pero también cantaré con el
entendimiento.

1a Corintios 14:15
Dios merece lo mejor

1.- Mi imagen (Mi manera de presentarme ante Él)


2.- La adoración individual: ¿Cómo lo hago?, ¿Cómo me preparo? En lo
espiritual, musical y emocional.
3.- Adoración grupal: Participación, obediencia, lealtad, amistad,
comunión.
4.- Ser parte del servicio de adoración: La adoración no termina al finalizar
el momento para cantar... Escucho y respondo al mensaje, ofrendo,
diezmo, saludo, ¿soy parte de la iglesia?
4.-Los detalles hacen una
mejor y correcta adoración
1.- Una buena presentación musical y vocal.
2.- Limpieza y orden.
3.- Puntualidad (El tiempo de oración no es momento para afinar,
ensayar, probar sonido, escribir las letras citas o prédica).
4.- Cuidado, salud y descanso.
5.- Ortografía y gramática en la proyección.
5.- La adoración es creativa

Dios nos creó con esa capacidad de creación y desarrollo


en nuestra área de servicio es necesario hacer crecer nuestra creatividad para
cada día adorarlo de mejor y excelente manera.

Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza


estará de continuo en mi boca.
En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos y se alegrarán.
Engrandeced a Jehová conmigo, y ensalcemos a una su nombre.

Salmo 34
6.- La Adoración es dinámica

1.- Como queremos que fluya la reunión


2.- Temas y repertorio
3.- Cómo conectamos canción por canción
4.- Conectividad y comunicación con el líder, músicos

y cantantes.
5.- Cómo preparo el tiempo de ensayo:
Es de provecho
Es cansado y agotador
Fastidioso y carga para los demás
7.-La adoración es fácil de contagiar

La gente responde a lo visible


cierto el poder del E.S hace lo que nosotros no podemos hacer:
Tocar, sanar, restaurar, ministrar, etc

Pero: Para que suceda eso debemos preparar el ambiente de adoración


8.- Los ambientes son importantes

No me refiero a una luz tenue


o juego de luces robóticas y humo para
crear un ambiente de solemnidad
todo eso pasa a segundo termino si la
presencia de Dios no está
Las atmósferas se preparan antes en los tiempos de ensayo
Haciendo lo que tenemos que hacer
adorando con intensión
preparando nuestro corazón
si nos hemos preparado lo suficiente en lo técnico solo basta
con hacer nuestra parte y Dios se encargará de realizar lo que
a Él le corresponde
9.- Ser parte del ministerio de adoración
no es para todos como muchos piensan

Como hemos estudiado antes todos los que servían como


levitas en el templo y los escogidos por David eran dedicados
a esa labor.

Tenían que tener cualidades no solo musicales sino ser


sensibles al Espíritu de Dios
10.- Tu ministerio no es eterno
aquí en la tierra

Cada vez son más los que responden al llamado de


adorar al Señor en Espíritu y en verdad. Es una gran
responsabilidad. Tú que ya vienes haciéndolo tienes el
privilegio de formar, enseñar y discipular a los nuevos
ministerios que vienen después de ti.
Es una verdad innegable que los
músicos se cuentan entre las
personas más influyentes en la
sociedad occidental. Los jóvenes, y
a veces los no tan jóvenes, a
menudo se visten, hablan y actúan
de forma similar a sus músicos
favoritos.
Los conciertos del fallecido Michael
Jackson y los de Elvis Presley fueron un
espectáculo , con multitudes frenéticas,
gritando y llorando, y moviendo las manos
delante de ellos. Lo mismo puede decirse
de músicos modernos como Nirvana, Lady
Gaga entre otros:
El poder de la música se extiende por generaciones.
John Lennon, de los Beatles, una vez dijo que su
banda era "más popular que Jesucristo". Sin
embargo, con toda la ligereza que puede haber
significado esto, sus sentimientos pegaron en un
punto sensible para los cristianos.
La música tiene una propensión inherente a
conmover a la gente, un poder que puede rivalizar
con la verdadera religión.
Con esto en mente
¿Cuál es el papel de la música en la adoración?
David es el personaje bíblico que se asocia con la música, más
que cualquier otro. Él era un músico hábil, cantante y
compositor. Después de ser ungido rey, el Espíritu del Señor
estaba con él de una manera significativa (1 Sam. 16:13).
La música de David era una manifestación del Espíritu de Dios,
y los que le rodeaban eran conscientes de ello. De hecho, la
primera vez que David entró en el palacio real no fue como rey
sino como un músico de renombre.
La música de David era un alivio para el rey Saúl, curando
de manera temporal la depresión y la ansiedad causadas
por el mal espíritu que lo atormentaba. Un comentario
bíblico dice acerca de la música: "Especialmente en medio
de los problemas y la agitación, [la música] calma y anima.
Aporta un tono proveniente de los mundos superiores al
espíritu del oyente" (The Pulpit Preacher[El Predicador del
púlpito], vol. IV, p.311).
En otras palabras, la música es un agente de conexión
entre el cielo y la tierra. En uno de sus Salmos, David
también propone esta idea diciendo que Dios “habita
entre las alabanzas de Israel” (Salmos 22:3). La música es
un medio por el cual el Espíritu Santo se mueve en el
corazón de los hombres y, como tal, es una fuerza
espiritual en la adoración.
David escribió muchas canciones de alabanza,
arrepentimiento, agradecimiento y dedicación al Señor.
Él animó a sus oyentes a “cantar un cántico nuevo” al
Señor. Creía que hay que alabar y dar gracias a Dios por
experiencia propia y no simplemente cantar a Dios como
herencia de nuestros antepasados. La música de David
conmovió a una nación, y mientras guiaba a su pueblo en
el culto, David también ayudó a evitar la idolatría.

Aunque no era compositor musical, Pablo, por su


parte, escribió a las iglesias de Colosas y Éfeso sobre el
uso de la música. A los Efesios les dice: “No os
embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes
bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros
con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y
alabando al Señor en vuestros corazones”.
La adoración a Dios a través del canto está destinada a
ayudarnos a mantener nuestra atención en Dios, a animarnos
unos a otros y a fortalecernos para soportar las pruebas.
En 1 Corintios 3:17 y Efe.5:19, Pablo establece, una vez más, una
relación entre el Espíritu de Dios y la música. Para el
cristiano, cantar salmos e himnos es lo mismo que orar,
porque toda comunicación con Dios es una oración.
Cuando como cristianos cantamos himnos, si no nos
comunicamos con Dios, lo hacemos en vano; pero
cuando Dios escucha el himno que sale de un corazón
lleno de sentimiento, entonces sí estamos adorando.
No sólo los cristianos usamos la música como una
forma de comunicación con la deidad. Toda
religión tiene su música. Solo basta en mirar en
YouTube para encontrar que incluso las pandillas
locales tienen canciones que sus miembros han
compuesto, y que contienen la esencia de sus
filosofías.

Si bien podrían no ser religiones organizadas,


creo que la letra y la música de esas canciones
contienen la esencia de lo que ellos adoran, y
muestran dónde están sus lealtades.
Los tres jóvenes hebreos en Babilonia fueron
obligados a inclinarse cuando la música sonara
la música era una señal para la adoración.

Cuando se negaron a hacerlo, el rey no se limitó a


exigir que se inclinaran, más bien, le pidió a la
banda que tocara de nuevo para que los jóvenes se
inclinaran en adoración (Daniel 3:5). La música era
parte integral del acto de obediencia.

Hay un poder sobrenatural en la música que nos hace


seguir adelante. Los esclavos africanos en Estados Unidos
cantaban en los campos, en medio de las atrocidades que
tenían que soportar.
Pablo y Silas cantaron en la cárcel y las puertas se
abrieron. Los coros han sido puestos en el frente de
batalla y así se han ganado guerras.
La música es una forma de arte divino que Dios dio al
hombre para que lo glorifiquemos, es un medio que
nos ayuda a mantenernos conectados con Dios. No
es por casualidad que la música puede conmover el
corazón como ninguna otra cosa.
El filósofo ateo Friedrich Wilhelm Nietzsche dijo que
"sin música la vida sería un error".
Aunque, como ocurre con gran parte de las cosas que Dios
ha creado con un determinado propósito, el de la música
puede haber sido cambiado, sin embargo, la capacidad
espiritual de la música para conmover profundamente el
corazón de los hombres se ha mantenido igual.
El comentarista bíblico Albert Barnes, observó:

"Así como la música constituía una parte tan importante de la


adoración del templo, es evidente que los primeros cristianos de
ninguna manera fueron indiferentes a la naturaleza de la música
que usaban en sus iglesias. Y debido a que la música ha sido una
parte importante en la adoración de los dioses paganos, y ha
contribuido mucho a mantener la influencia del paganismo, no
es improbable que los primeros cristianos hayan visto la
importancia de que su música fuera atractiva, y que la usaran
como un medio de apoyo de la religión".
La música es un tema controvertido en la Iglesia de hoy, y
muchos están dispuestos a asegurarse de que la música de
nuestros servicios de adoración sea "un medio de apoyo de la
religión".

Para iniciar una pelea en los pasillos de la iglesia, todo lo que se


necesita hacer es iniciar un debate sobre la música. La música
divide a las iglesias a través de líneas culturales, generacionales, y
de conservadores y liberales. Las preferencias musicales se toman
tan personalmente como si se castigara a un miembro de la
familia y tuviéramos que defenderlo ferozmente.
La música tiene un papel en la adoración, creo que el
propósito de la música es la adoración. Así, la música o
bien nos lleva a la verdadera adoración a Dios, o bien nos
conduce a la adoración falsa. Muchos de nuestros músicos
seculares modernos son los sumos sacerdotes que conducen
a las masas inconscientes a la adoración falsa.
Esforcémonos, en nuestras elecciones personales de música
y en nuestra adoración corporativa, para asegurarnos de
mostrar siempre nuestra fidelidad al Dios único y
verdadero.
Cuando en nuestra música Dios es glorificado,
y la adoración no deja lugar para el orgullo,
es como si toda la creación cantara
¡Aleluya!
¡Con cuánta frecuencia, al hacer música,
hemos encontrado
una nueva dimensión en el mundo del sonido,
mientras el culto nos impulsaba al más profundo
Aleluya!

Así, la Iglesia ha dado testimonio de la verdad


en la liturgia y el canto,
en la fe y el amor, a través de siglos de pecado,
en todas las lenguas,
¡Aleluya!

Fred Pratt Green


“El canto de los himnos muchas veces es en sí un
elocuente sermón. Los himnos nos instan a
arrepentirnos y a hacer buenas obras, fortalecen
nuestro testimonio y nuestra fe, nos consuelan cuando
nos sentimos tristes o desesperanzados y nos inspiran a
perseverar hasta el fin”
El canto de los himnos es una de las mejores
maneras de ponernos en armonía con el
Espíritu del Señor.

¿Cuando oyes la palabra “adoración”,


qué es lo primero que viene a tu mente?

Sea lo que sea, seguramente difiere a lo que le podría


venir a la mente a los millones de cristianos en todo el
globo terráqueo. Es por eso que cuando tratamos de
identificar lo que no podemos negociar en la adoración,
es importante comenzar a aclarar lo que es la verdadera
adoración y lo que no es.
Hay quienes creen y aseguran que la música
contemporánea es incompatible con la adoración,
y que piensa que utilizar ese tipo de música en la
adoración es cometer un pecado.
Sabemos que la adoración está ordenada por Dios.
Está basada en Dios y para Dios. De esta forma sin
algunos estilos musicales son malos para la
adoración, cuáles son los mejores?
¿Cuál estilo musical es el le agrada más a Dios?
¿Bach?
¿Negro Espiritual?
¿Música tradicional?
¿Ska?
¿Rock?
¿Mariachi?
¿Banda?

Podríamos preguntarnos
¿Cuál es el período en la historia de la música que Dios
prefiere? ¿Por ejemplo, será que a Dios le agradan más los
estilos musicales de la Europa del siglo XVI? ¿Los estilos
anteriores a ese siglo no eran los adecuados? ¿Será que
Dios lamenta los avances musicales que han surgido desde
entonces? ¿Es un error la diversidad musical y la
ramificación de la música?
¿Aprenderemos algún día que Dios lo que le importa
es que le adoremos en lugar de la orquesta sinfónica o
los redoblantes africanos o el uso de música no-
occidental en la que no se usa una escala de 12 tonos?
¿No sería un gran impacto para nosotros si al llegar al
cielo descubrimos que a lo que Dios le gusta es la
adoración con el uso de la música tipo country?
La adoración del Dios vivo y verdadero no se puede
confinar a cierto estilo o período musical. De hecho,
la mayoría (si no son todas) de las discusiones basadas
en cual música es la mejor para la adorar a Dios son
producto de una cultura o de una preferencia en
particular, y no del discernimiento bíblico.
¿Importan las destrezas?

Por supuesto. Pero cada instrumento y cada estilo de


música se puede tocar bien o mal. No se necesita tanta
destreza en tocar un Do medio en un piano como
hacerlo en un cuerno francés.
Los rudimentos de la guitarra popular son más fáciles que
los de la guitarra clásica. Pero esto no significa que la
música popular no se deba tocar con habilidad, o que
tocar cuerno francés siempre más difícil que tocar piano.
Cada instrumento y cada pieza musical se puede tocar
con mucha, poca o ninguna destreza.
Lo mismo ocurre con ciertas composiciones.
Hay buenos y malos composiciones de música de
películas, de reggae, y pop, pero no es sabio
comparar música de distintos géneros.
No existen argumentos bíblicos para decir que lo
clásico es siempre mejor que lo pop, o que es lo más
apropiado para la adoración.
Ni tampoco es cierto que digamos que la música
contemporánea en la adoración es mejor (o peor) que
los himnos. Esto equivale a querer comparar
manzanas con naranjas. Las categorías musicales son
demasiado extensas, y los géneros son demasiado
diferentes como para que podamos hacer este tipo de
comparación.
Habiendo dicho esto, también es cierto que que
algunos estilos no se adaptan bien a ciertos
momentos en la adoración.
Por ejemplo, no puedo imaginarme el uso de un rock
pesado y agresivo en un contexto en el que se llama al
arrepentimiento y a la humillación ante Dios.
De esta manera aunque el estilo musical puede
ayudar u obstaculizar a la adoración en un
momento particular del servicio, la adoración en
sí misma no es sinónimo de un estilo musical en
específico.
Como Donald Hustad escribió tan sabiamente:

“Debemos asegurarnos que la música que usamos en


la adoración no se convierta en la música que
adoramos” (True Worship: Reclaiming the Wonder
& Majesty – Carol Stream, IL: Harold Shaw
Publishers, 1998, p. 185)

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