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ANÁLISIS HERMENÉUTICO DEL POEMA “QUEDESHÍM

QEDESHÓTH” DE GONZALO ROJAS


Berenice Quiroga

Este poema habla sobre una apasionada noche que un hombre pasó con una bella prostituta.
Hace referencias utilizando la metáfora, y también utilizando el lenguaje retórico, es decir,
es una forma elegante de referirse a lo que quiere decir en cada una de sus líneas de un
forma implícita. Es abordado en los comienzos de la civilización occidental, en el siglo XX,
pues alude también a términos religiosos así como a personajes de la misma índole. En ese
tiempo era muy polémico hablar sobre las prostitutas y lo religioso, no en conjunto, pero sí
se hablaba sobre ello.

Basado en investigaciones, el autor de dicho poema –Gonzalo Rojas–, su poesía


pertenece al vanguardismo/surrealismo latinoamericano y por ende, está en el
posmodernismo y pertenece a la corriente poética del simplismo dicho poema, que esta es
una técnica literaria que consistía en el uso extensivo de la metáfora y la autonomía de cada
estrofa, condensando de éste modo su lenguaje poético, generalmente altamente subjetivo.
Cuando manifiesto que se hace uso extensivo de la metáfora es porque se logra encontrar
en la mayor parte del poema. Por citar un fragmento:

“Pertenezco al Templo, me dijo: soy Templo. No hay


puta, pensé, que no diga palabras
del tamaño de esa complacencia. 50 dólares
por ir al otro Mundo, le contesté riendo; o nada.
50, o nada. Lloró
convulsa contra el espejo, pintó
encima con rouge y lágrimas un pez: -Pez,
acuérdate del pez” Rojas, G. 2009.

Aquí se observa cómo es que le ofrece dinero a cambio de ir al otro Mundo, que es un tanto
ambigua la expresión, podemos tomarlo de varios significados. Y por otro lado está la
autonomía de cada estrofa. Cada una de ellas trata de exponer que se trata de otra idea pero
no, sigue siendo de la misma idea central del poema. De alguna forma se concibe la idea. Y
por último, está lo subjetivo, que si bien sabemos, se trata de emitir juicios con sentimiento,
es decir, el autor de dicho poema trató en un momento de transmitir el sentimiento del
personaje principal y en este caso sería cuando describe a la mujer, la describe con mucha
ternura y ahí está emitiendo dicho juicio.

En síntesis, la estructura del poema es así: está conformado por seis estrofas que
desembocan a tener cuatro octetos, un septeto y un catorceno. No está conformado por
rimas, cada verso está independiente por lo que se deduce a decir que se trata de un poema
libre. Cabe destacar, que en ese tiempo –siglo XX- era muy común este tipo de poemas.

Hermenéutica:

“Quedeshím qedeshóth” Significa “cortesana del templo”.

Este es un poema un tanto complejo como para entender a la primera leída y por ello, es
que se necesita revisarlo con detenimiento para así hacer un análisis hermenéutico, es
decir, interpretar un texto sagrado, filosófico y/o artístico.

QUEDESHÍM QUEDESHÓT

Mala suerte acostarse con fenicias, yo me acosté


con una en Cádiz bellísima
y no supe de mi horóscopo hasta
mucho después cuando el Mediterráneo me empezó a exigir
más y más oleaje; remando
hacia atrás llegué casi exhausto a la
duodécima centuria: todo era blanco, las aves,
el océano, el amanecer era blanco.

Tuvo mala suerte al involucrarse, en este caso lo expresa como acostarse en términos
sexuales, con fenicias, es decir, mujeres ardorosas de la Antigüedad. Hace referencia a que
se arrepiente de haberse acostado con una de ellas en la bella Cádiz (ciudad de España),
pero se percató de ello cuando por fin se le bajó su resaca cuando iba en el puerto del
Mediterráneo, pues este le empezó a “exigir” más y más resaca, es decir, a medida que iba
avanzando, iba recordando y comprendiendo lo sucedido y a partir de ahí, deducir que
hizo mal. Es un tanto redundante que mencione que estaba remando hacia atrás del
Mediterráneo, pues nadie puede hacer esto en ese tiempo que era narrada la anécdota.

Retomando la misma idea, que menciona que remando hacia atrás llegó casi exhausto al
“siglo doce”, y ahí todo era blanco, las aves, el océano, el amanecer era blanco. Aquí se
puede interpretar que entró a su pensamiento, donde es un tanto agotador como cálido,
pues hace referencia a una temática blanca. Todo es blanco porque le provoca sobriedad.

Pertenezco al Templo, me dijo: soy Templo. No hay


puta, pensé, que no diga palabras
del tamaño de esa complacencia. 50 dólares
por ir al otro Mundo, le contesté riendo; o nada.
50, o nada. Lloró
convulsa contra el espejo, pintó
encima con rouge y lágrimas un pez: -Pez,
acuérdate del pez.

Para aclarar, templo se refiere a un lugar sagrado (lugar real o imaginario donde se
considera que reside algo noble, digno de ser venerado, o donde se cultiva con especial
devoción una ciencia, un arte o una virtud).

En esta segunda estrofa, la dama le comentó que ella pertenece al templo, pero
también, ella es templo, en ella se encuentra un sinfín de aspectos a ser venerado. Su
cuerpo es templo, algo que es puro, noble y algo de ser venerado. Él replicó
orgullosamente que no hay puta que diga esas palabras con son de complacencia a lo que
él ofrece cincuenta dólares por ir al otro Mundo. Aquí alude a que le está ofreciendo
dinero por sus servicios, en este caso de forma retórica, es decir, hacerla sentir placer. A
esto se le puede considerar como ir al otro mundo, pues está experimentando cosas desde
su interior “templo”. O bien, puede estar refiriéndose a la muerte por cincuenta dólares.
Éste pequeño diálogo es un tanto arrogante el posicionamiento del hombre, pues le recalca
“50 o nada”, pues está en la postura de “y si quieres” y por ende, es un tanto denigrante
hacia a la prostituta y cabe mencionar que, en líneas anteriores, la denominó “puta”.

Posteriormente, ella llorando y temblorosa se abalanza contra el espejo y con su


pinta labios trazó un pez y le mencionó que recordara al pez.
En cuanto a la referencia del pez, se prevé que el pez es un símbolo cristiano
como símbolo secreto. Este está conformado dentro por una leyenda “ IXΘΥΣ” lo que
significa cada una de sus siglas: Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. Pero todo esto se
resume a un sacrificio o al simple concepto de la muerte. Y por otro lado también está la
simbolización de la unión de dos personas; el pez se divide a la mitad de forma horizontal
y cada una de estas, representa a cada persona. Cuando una de las dos personas muere, se
le busca con la otra mitad mientras que la otra, le llora en su tumba.

Dijo alumbrándome con sus grandes ojos líquidos de


turquesa, y ahí mismo empezó a bailar en la alfombra el
rito completo; primero puso en el aire un disco de Babilonia y
le dio cuerda al catre, apagó las velas: el catre
sin duda era un gramófono milenario
por el esplendor de
la música; palomas,
de repente aparecieron palomas.

Cuando dijo que recordara, volteó a verlo con sus grandes ojos llorosos de color turquesa.
La dama se dispuso a bailar un rito completo en la alfombra, a lo que puso un disco de
Babilonia. Y se abalanzó a la cama o como dice entre líneas, el catre que sonaba o
rechinaba al son de su baile por el ritmo de la música. Estaban teniendo sexo. Y de
repente aparecieron palomas. Se deduce que hacen referencia al clímax o éxtasis que sintió
él al llegar al otro Mundo, es decir, un orgasmo. (Es donde hace referencia, también, de
elementos mitológicos y antiguos a elementos contemporáneos: el catre, el disco)

Todo eso por cierto en la desnudez más desnuda con


su pelo rojizo y esos zapatos verdes, altos, que la
esculpían marmórea y sacra como
cuando la rifaron en Tiro entre las otras lobas
del puerto, o en Cartago
donde fue bailarina con derecho a sábana a los
quince; todo eso.
Todo el acto ocurrió mientras él admiraba con intimidad a la dama. Al referirse con la
desnudez más desnuda, derivo a que se refiere a la intimidad, está siendo un íntimo
observador de la dama y es por ello que la describe con ternura e incluso alude a que se
trata de una pieza blanca, esculpida perfectamente y pura. Pero también está mezclándolo
con parte del pasado de la mujer, es decir, está siendo afirmativo en cuanto a su origen.
La rifaron en la ciudad de Tiro entre otras lobas (prostitutas) en el puerto o en Cartago. Y
es ahí cuando comenzó su historial de prostitución, a los quince años. A esa edad se le dio
derecho a sábana siendo bailarina, es decir, se introdujo a la prostitución.

Pero ahora, ay, hablando en prosa se


entenderá que tanto
espectáculo angélico hizo de golpe crisis en mi
espinazo, y lascivo y
seminal la violé en su éxtasis como
si eso no fuera un templo sino un prostíbulo, la
besé áspero, la
lastimé y ella igual me
besó en un exceso de pétalos, nos
manchamos gozosos, ardimos a grandes llamaradas
Cádiz adentro en la noche ronca en un
aceite de hombre y de mujer que no está escrito
en alfabeto púnico alguno, si la imaginación de la
imaginación me alcanza.

De tanto pensar en ella de una forma tierna entró en un estado de introspección sobre lo
que estaba sintiendo le repercutió en su sentir en ese momento a lo que sintió “hombría”, a
su vez lujuria y algo en el escroto a lo que se dispuso a violarla en su éxtasis, dejando de
lado la alabanza hacia a ella, ya no la consideraba templo, sino un prostíbulo. Comenzó a
tocarla con violencia pero ella, un tanto, correspondiendo a esto. Se vieron satisfechos a
esto y como comenzaron, terminaron. Una llama repentina que se levanta del fuego y se
apaga pronto. Y por último resalta “si la imaginación de la imaginación alcanza”. Si es
que logra ser imaginado dicho acontecimiento.

Qedeshím qedeshóth*, personaja, teóloga


loca, bronce, aullido
de bronce, ni Agustín
de Hipona que también fue liviano y
pecador en África hubiera
hurtado por una noche el cuerpo a la
diáfana fenicia. Yo
pecador me confieso a Dios.

* En fenicio: cortesana del templo.

En estas últimas líneas, trata de manifestar su confesión abiertamente haciendo una


comparación con una figura pública religiosa que, al igual que él, es un pecador y que
este, no se hubiera atrevido a hurtar por una noche el cuerpo de aquella dama.

Por último, al referirse con personaja, alude al templo, a lo despectivo en este caso. De
haberla recordado de una forma tierna y singular, terminó como de odio y
arrepentimiento.

Conclusión

El poema trata de un hombre al borde de la muerte que está confesando su pecado, pasó
una noche de pasión con una prostituta con el objetivo de “planear” su muerte.

El hombre está en Cádiz, donde se acuesta con una fenicia y refleja su


arrepentimiento. Sin embargo, él hace que su templo se torne a prostíbulo, pues le ofrece
50 dólares por ir al otro Mundo y a su vez humillándola ofreciéndole esa cantidad como
último recurso. Ella se dispone a bailarle y por ende, se lanza hacia a él para hacer un
sonido en el catre y posteriormente él sólo vio palomas blancas, es decir, un orgasmo.

Pero aunado a ello, él se dispone a violarla brutal y salvajemente.

Ella fue metida a la prostitución desde sus 15 años en los puertos del
Mediterráneo – se alude a lo mencionado a la primera estrofa- y él acabará detestándola
(por ello alude a la palabra “personaja”).

Sin embargo, refleja que la alaba como si fuera templo, pues la describe con tanta
ternura, con afecto a ese recuerdo.
Al final de cuentas, esta mujer traía consigo algún padecimiento mortal que
estaba al borde de la muerte y por ende, él se dispuso a involucrarse con ella. El hombre
se encontraba confesándose porque, tal vez, ya estaba en las últimas. Ya era hora de partir
pero no sin antes confesar lo satisfactorio y culpable que se sintió aquella vez.

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