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Química 23.3.

1. Estructura Atómica.
Objetivo del tema:

La aplicación del modelo atómico de Bohr y el modelo atómico de la mecánica cuántica para predecir
las características magnéticas de los átomos.

Subtemas:

1.1 Importancia de la química en las ingenierías.


1.2 Descripción de los experimentos.
1.3 Modelo atómico de Bohr y teoría de De Broglie.
1.4 Modelo atómico de la mecánica cuántica, números cuánticos y estructura
electrónica.
1.5 Diamagnetismo, paramagnetismo y ferromagnetismo.
1.6 Dominios magnéticos y magnetización.

1.1 Importancia de la química en las ingenierías.

La química es una ciencia que tiene por finalidad no sólo descubrir, sino también,
crear, ya que es el arte de hacer compleja la materia. Desempeña un papel
fundamental, tanto por el puesto que ocupa en las ciencias de la naturaleza y del
conocimiento como por su importancia económica y su omnipresencia en nuestra
vida diaria. Es una ciencia que no propende a ofrecerse en espectáculo, pero sin
ella muchas proezas terapéuticas, hazañas espaciales y maravillas de la técnica,
que todos consideramos espectaculares, no habrían visto la luz del día. La química
contribuye de forma decisiva a satisfacer las necesidades de la humanidad en
alimentación, medicamentos, indumentaria, vivienda, energía, materias primas,
transportes y comunicaciones. También suministra materiales a la física y la
industria, proporciona modelos y sustratos a la biología y la farmacología, y aporta
propiedades y procedimientos a las ciencias y las técnicas en general.

Un mundo sin química estaría desprovisto de materiales sintéticos y, por lo tanto,


carecería de teléfonos, ordenadores, tejidos sintéticos y cines. Sería también un
mundo carente, entre otras muchas cosas, de aspirinas, jabones, champús,
dentífricos, cosméticos, píldoras anticonceptivas, colas, pinturas y papel, por lo que
no habría tampoco ni periódicos ni libros (UNESCO, Jean-Marie Lehn, 2021).
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Las tendencias actuales para la enseñanza de la ingeniería apuntan a alcanzar


como primer atributo del ingeniero del siglo XXl la comprensión de los fundamentos
de las ciencias naturales y las ciencias de la ingeniería (Seijo-Echevarría et al.,
2014).

La Ingeniería es considerada como el área del quehacer humano, encargada de


“transformar” los descubrimientos científicos, en aparatos, instrumentos,
dispositivos, etc. que puedan beneficiar a la sociedad; sin embargo, esto no implica
necesariamente que no se den avances científicos a partir de las ingenierías; ya
que, actualmente se sabe que cualquier avance científico o tecnológico es de
carácter multidisciplinario (Facultad Ingeniería-UNAM, 2019).

Con el conocimiento que se tiene sobre las reacciones químicas, es posible, fabricar
materiales que reúnan ciertas características deseables, si no es que ideales para
el fin al cual serán destinados. Sin embargo, por lo general, no son los químicos los
encargados de aprovechar las propiedades de los materiales; de esto se encargan
principalmente los ingenieros, los cuales, son capaces de aprovechar al máximo las
características y las propiedades de un material particular. Por lo anterior, todo
ingeniero, debe tener una educación integral en el conocimiento de los principios
básicos de las ciencias exactas, entre las que se encuentra la Química, a fin de que
pueda comprender, lo mejor posible, los cambios que ocurren no sólo en la
naturaleza, sino también en los procesos industriales y en los eventos de la vida
diaria; además, esos conocimientos le proporcionan las herramientas necesarias
para que, dado el caso, pueda optimizar procesos, explicar fenómenos y crear o
mejorar dispositivos que redunden en beneficios a la sociedad.

Adicionalmente a lo anterior, resulta de singular importancia que el ingeniero


conozca el lenguaje técnico básico de las ciencias exactas, para que pueda
comprender la literatura especializada en los avances científicos y tecnológicos.

Hasta aquí podría decirse, erróneamente, que el desarrollo de las ingenierías


depende de la Química; sin embargo, como se mencionó anteriormente, los
avances científicos y tecnológicos son multidisciplinarios; de ahí que el avance de
la Química también depende de las ingenierías (Facultad Ingeniería-UNAM, 2019).
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1.2 Descripción de los experimentos.

El trabajo experimental es un elemento distintivo y característico de la actividad


científica, por lo que resulta fundamental que los alumnos lo conozcan y lo sepan
desarrollar adecuadamente (Tomás-Serrano A., García-Molina R., 2015).

Un experimento es una situación simulada, en la que el investigador manipula


conscientemente las condiciones de una o de diversas situaciones precedentes
(variable independiente) para comprobar los efectos que causa dicha variable en
otra situación consiguiente (variable dependiente). Esta situación se da en varias
etapas (Murillo J., 2018);

1. Planteamiento de un problema de conocimiento.


2. Formulación de hipótesis.
3. Realización de un diseño adecuado a la hipótesis.
4. Recogida y análisis de datos.
5. Elaboración de conclusiones.

En su acepción más sencilla, un experimento es una operación que se realiza para


provocar una respuesta en el sistema que se estudia. El posterior análisis y la
interpretación de los resultados proporcionan información relevante sobre la
naturaleza o las características del sistema investigado. En la práctica de la Ciencia,
los experimentos se diseñan para consolidar una teoría, o por el contrario para
rebatirla. En otras ocasiones se pueden utilizar para distinguir entre dos
interpretaciones diferentes del mismo fenómeno. Pero en Química se emplean
además para obtener nuevas sustancias, nuevas moléculas y nuevos materiales.
Esta es, de hecho, la base de la síntesis química, que, como es bien conocido,
constituye la esencia de la Ciencia Química (Carmona G. E., 2010).
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1.3 Modelo atómico de Bohr y teoría de De Broglie.

Niels Bohr (1885-1962) físico danés, propuso dar una explicación de por qué los
elementos presentaban los espectros de emisión y absorción y por qué eran
diferentes unos de otros, para ello retomó los trabajos de Max Planck acerca de los
cuantos o fotones y de Gustav Kirckhoff quien estudió el color que emitía la flama
del mechero cuando quemaba algunas sustancias.

Bohr supuso que los electrones se encuentran y giran en órbitas definidas y que
cada una contiene una cantidad de energía, por esta razón los llamó niveles de
energía (UNAM, 2017).

(UNAM, 2017).
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1.3.1 Características del modelo de Bohr

a. Átomo formado por electrones y protones: al igual que el modelo de


Rutherford, Bohr asume que el átomo está formado por protones positivos
que se agrupan en el núcleo y electrones negativos que se mueven por fuera
del núcleo.
b. Órbitas circulares: los electrones describen órbitas circulares alrededor del
núcleo. Hoy se sabe que los electrones no describen una órbita con una
trayectoria definida.
c. Diferentes niveles de energía: los electrones viajan en niveles
predeterminados de energía.
d. Electrones no están fijos a un nivel: los electrones pueden saltar de un nivel
energético menor a uno mayor si se les proporciona energía.
e. Los electrones liberan energía cuando bajan de nivel: cuando los electrones
regresan a su nivel de energía estacionario, liberan luz.

3.1.2. Postulados del modelo atómico de Bohr

Los electrones se mueven a una cierta distancia del núcleo: Los electrones se
mueven de forma estable, es decir, sin liberar energía, en el estado estacionario.
Cuando se les aplica una cantidad de energía exterior, esto es, los electrones son
excitados, pueden saltar a un nivel de energía superior. Este es el estado excitado
menos estable del electrón.

Los electrones siguen una trayectoria circular: Los electrones en estado


estacionario se mueven en "niveles de energía" o "capas". Cada nivel de energía se
denomina por letras, siendo el nivel más bajo la letra K, seguido de L, M, N, y así
sucesivamente. Las capas pueden imaginarse como anillos de cebolla envolviendo
al núcleo.

En este sentido, las capas más cercanas al núcleo poseen menos energía, También
cada capa podía contener más de un electrón, por ejemplo: la capa K puede tener
hasta dos electrones, la capa L, ocho, y así sucesivamente.
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Los electrones emiten luz cuando cambian de nivel: Todos los elementos
cuando se calientan emiten una luz de colores o frecuencias específicas, conocidas
como espectro electromagnético; Cuando un electrón salta de un nivel alto de
energía a un nivel de menor energía, la diferencia energética se libera en forma de
radiación electromagnética o luz. Así, la energía está relacionada a la frecuencia o
color de la luz f por la relación de Max Planck h: Energia=hf.

3.1.3. Fallas del modelo atómico de Bohr

Al principio el modelo de Bohr parecía prometedor. Se ajustaba perfectamente al


átomo de hidrógeno. Pero cuando se trató de aplicar este modelo a otros átomos,
no funcionó.

Los electrones no se mueven en órbitas circulares

Algunos trataron de ajustar el modelo a una órbita elíptica, sin éxito. Hoy en día se
sabe que el electrón se comporta como una onda y una partícula, por lo que se
habla mejor de una función de onda, un espacio alrededor del núcleo donde existe
la probabilidad de encontrar el electrón (Fernández A., 2022).

3.1.4. Teoría de De Broglie

En 1924, Louis de Broglie propuso una nueva hipótesis especulativa según la cual
los electrones y otras partículas de materia pueden comportarse como ondas. Hoy
en día, esta idea se conoce como la hipótesis de De Broglie sobre las ondas de
materia. En 1926, la hipótesis de De Broglie, junto con la primera teoría cuántica de
Bohr, condujo al desarrollo de una nueva teoría de la mecánica cuántica de ondas
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para describir la física de los átomos y las partículas subatómicas. La mecánica


cuántica ha abierto el camino a nuevos inventos y tecnologías de ingeniería, como
el láser y las imágenes de resonancia magnética (Magnetic Resonance Imaging,
MRI). Estas nuevas tecnologías impulsan los descubrimientos en otras ciencias
como la biología y la química.

Según la hipótesis de De Broglie, tanto los fotones sin masa como las partículas
masivas deben satisfacer un conjunto común de relaciones que conectan la energía
E con la frecuencia f, y el momento lineal p con la longitud de onda λ.

Hemos discutido estas relaciones de los fotones en el contexto del efecto


Compton. Los recordamos ahora en un contexto más general. Cualquier partícula
que tenga energía y momento es una onda de De Broglie de frecuencia f y longitud
de onda λ:

Aquí, E y p son, respectivamente, la energía relativista y el momento de una


partícula. Las relaciones de De Broglie suelen expresarse en términos del vector de
onda k⃗ , k=2π/λ, y la frecuencia de las ondas ω=2πf, como solemos hacer para
las ondas:

La teoría de las ondas nos dice que una onda transporta su energía con la velocidad
de grupo. Para las ondas de materia, esta velocidad de grupo es la velocidad u de
la partícula. La identificación la energía E y el momento p de una partícula con su
energía relativista mc2 y su momento relativista mu, respectivamente, se deduce
de las relaciones de De Broglie que las ondas de materia satisfacen la siguiente
relación:
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Utilizando el concepto de onda de materia del electrón, De Broglie proporcionó una


justificación para la cuantización del momento angular del electrón en el átomo de
hidrógeno, que se postuló en la teoría cuántica de Bohr. La explicación física de la
primera condición de cuantización de Bohr surge de forma natural cuando
asumimos que un electrón en un átomo de hidrógeno no se comporta como una
partícula sino como una onda. Para verlo con claridad, imagine una cuerda de
guitarra estirada que se sujeta por ambos extremos y vibra de modo normal. Si la
longitud de la cuerda es l (Figura 6.18), las longitudes de onda de estas vibraciones
no pueden ser arbitrarias, sino que deben ser tales que un número entero k de
semilongitudes de onda λ/2 que encajan exactamente en la distancia l entre los
extremos. Esta es la condición l=kλ/2 para una onda estacionaria en una cuerda.
Supongamos ahora que, en lugar de tener la cuerda sujeta a las paredes, doblamos
su longitud en un círculo y sujetamos sus extremos entre sí. Esto produce una
cuerda circular que vibra de modo normal, satisfaciendo la misma condición de onda
estacionaria, pero el número de medias longitudes de onda debe ser ahora un
número par k, k=2n, y la longitud l está ahora relacionada con el radio rn del círculo.
Esto significa que los radios no son arbitrarios, sino que deben satisfacer la siguiente
condición de onda estacionaria:

Patrón de onda estacionaria: (a) una cuerda estirada sujeta a las paredes; (b) una onda de electrón atrapada
en la tercera órbita de Bohr en el átomo de hidrógeno.
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(Khan Academy, 2023).


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1.4 Modelo atómico de la mecánica cuántica, números cuánticos y estructura


electrónica.

Un problema importante con el modelo de Bohr era que trataba electrones como
partículas que existían en órbitas definidas con precisión. Con base en la idea de
De Broglie de que las partículas podían mostrar comportamiento como de onda, el
físico austriaco Erwin Schrödinger teorizó que el comportamiento de los electrones
dentro de los átomos se podía explicar al tratarlos matemáticamente como ondas
de materia. Este modelo, que es la base del entendimiento moderno del átomo, se
conoce como el modelo mecánico cuántico o de las ondas mecánicas.

El hecho de que solo haya ciertos estados o energías permitidas que un electrón
puede tener es similar a una onda estacionaria. Por ejemplo, cuando se jala una
cuerda en una guitarra, la cuerda vibra en la forma de una onda estacionaria como
la que se muestra a continuación (Khan Academy, 2023).

Para entender la Química en su verdadero sentido es necesario conocer la forma


como los electrones están arreglados dentro del átomo y entender también el cómo
y el porqué del enlace y la reactividad, para ello, debes conocer primero el cómo y
el porqué de la estructura electrónica, esto se puede hacer con los números
cuánticos.

Los números cuánticos son cuatro y nos sirven para describir el lugar de los
electrones en la vecindad del núcleo.
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n: Antes llamado principal o radial. Se relaciona con la magnitud del volumen


ocupado por el orbital en el cual se localiza el electrón diferencial, se denomina n y
adquiere valores enteros positivos: 1, 2, 3, 4, etc. (éstos son los niveles de energía
principales).

l: Antes llamado auxiliar, secundario, adicional o azimutal. Se relaciona con la forma


del orbital en el cual se localiza el electrón diferencial. Tiene cuatro formas, según
su valor, representadas por las letras s, p, d y f. Puede adquirir valores que van
desde 0 hasta n – 1.

m: También llamado magnético. Se relaciona con el número y las posibilidades de


orientación espacial de los orbitales factibles de ser ocupados por el electrón
diferencial. Los valores permitidos para este número van desde –l, pasando por 0,
hasta +l.

ms: Se relaciona con la posibilidad de que un orbital, previamente ocupado por un


electrón, acepte o no al electrón diferencial. Este número cuántico sólo puede
adquirir dos valores: + ½ y - ½.

El valor del parámetro cuántico n es numéricamente igual al número de subniveles


l. Ejemplo:

El número de reempe (orbitales) para un subnivel dado será en función del valor de
l.
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Para cada orbital o reempe (región espacio-energética de máxima probabilidad


electrónica) sólo es posible que existan dos electrones como máximo:

Uno con espín + ½ y uno con espín - ½.


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Observa la siguiente tabla en la que podrás visualizar una tabulación de las posibles
combinaciones de los cuatro números cuánticos.

El número de electrones por nivel corresponde a la última columna y se encuentra


de acuerdo a la fórmula 2 n 2 y el número de orbitales a la fórmula 2 l + 1.

Video que muestra la importancia de los cuatro números cuánticos para la estructura
del átomo (https://youtu.be/lKCOalRApWw). Entender la función de los cuatro
números cuánticos facilitará tu comprensión acerca de cómo están ordenados los
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electrones en los átomos y las propiedades de los distintos elementos debido a su


estructura atómica.

1.4.1. Principios relacionados con la distribución electrónica

Existen principios para ordenar los electrones en los distintos orbitales o reempes
para que no resulte un caos.

Uno de estos principios, de gran importancia, fue el propuesto por Wolfang Pauli en
1925 donde pone en orden el modelo de la mecánica cuántica, esta regla se conoce
como principio de exclusión de Pauli, y dice: Es imposible encontrar dentro del
átomo dos electrones que tengan sus cuatro números cuánticos iguales.

Podrán tener iguales uno de los cuatro números cuánticos o dos o tres, pero nunca
podrán tener los cuatro números cuánticos iguales.

Otro principio es el de la regla de Hund o principio de máxima multiplicidad; esta


regla se aplica cuando un orbital p, d o f es ocupado por más de un electrón, y dice:
"Los electrones permanecen sin aparear con espines paralelos en orbitales de igual
energía hasta que cada uno de estos orbitales tiene, cuando menos, un electrón".
Por ejemplo:

Ningún orbital p puede poseer dos electrones hasta que todos los orbitales p tengan,
cuando menos, un electrón.

Principio de edificación progresiva o regla de Aufbau

Al aplicar este principio encontramos el orden de llenado correcto porque la energía


del electrón en un orbital determinado se puede representar como la suma del
número cuántico n más el número cuántico l. Los electrones ocupan primero los
orbitales de menor energía. En el caso de dos orbitales con el mismo valor para n +
l se ocupará primero el que tenga menor valor de n.
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Observa las siguientes tablas:

El orden de llenado será:

Al observar el orden de llenado se ve que hay subniveles que traslapan, es decir,


subniveles que perteneciendo a un cierto nivel tienen energía comparable a la de
un nivel superior (traslapar significa rebasar). El principio de edificación progresiva
se puede enunciar de la siguiente manera: Al entrar un nuevo electrón a un átomo
se colocará en la reempe de menor energía de las que se encuentran vacías o
semivacías.

Una manera de ordenar correctamente los electrones en el átomo es seguir la regla


de las diagonales, al hacerlo se observa que se sigue el mismo orden que en el
principio de edificación progresiva.
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El último electrón que entra a un átomo cuando se efectúa el llenado del mismo,
siguiendo los principios establecidos anteriormente, es el electrón diferencial y sirve
para distinguir un átomo de todos los demás. Para escribir la distribución de los
electrones en un átomo se utiliza la configuración electrónica, la cual se hace de
acuerdo con:

El exponente x representa el número de electrones que hay en el orbital, n es el


coeficiente y l es el tipo de orbital. El orden de escritura se encuentra acorde al orden
de llenado de orbitales, siguiendo la regla de las diagonales. Ejemplo:

https://phet.colorado.edu/es/simulation/build -an-atom

Como lo comprobaste en la Disposición de los electrones en un átomo, la suma de


los exponentes de la configuración se encuentran en el número atómico del
elemento, como se muestra en el siguiente ejemplo:

http://www.iesalonsoquesada.org/inicio/fisica/departafyq/animaciones/celectro.swf
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Después de haber hecho la configuración electrónica se puede escribir el diagrama


energético, este se hace anotando los orbitales, pero en lugar de escribir el número
de electrones en cada uno se usan flechas donde el sentido de ellas representa el
espín del electrón. Ejemplo para el átomo de 11 electrones (Na):

Diagrama energético

https://prezi.com/7l9kgdx2z6gq/configuracion-electronica-y-numeros-cuanticos/

(IPN, 2023).

1.5 Diamagnetismo, paramagnetismo y ferromagnetismo.

Por lo que respecta a la materia y el magnetismo se ha encontrado que en la


naturaleza hay cuerpos fáciles de magnetizar, cuerpos que se magnetizan poco y
cuerpos que en lugar de magnetizarse, cuando se introducen en un campo
magnético, hacen que las líneas de inducción se separen por el rechazo que
presentan al campo. A los primeros se les conoce como ferromagnéticos y ejemplos
de ellos son: hierro, níquel, cobalto, gadolinio, disprosio y compuestos de éstos; a
los segundos como paramagnéticos entre los que se encuentran la mayoría de los
sólidos; y a los terceros se les conoce como diamagnéticos, con ejemplos como:
bismuto, cobre, diamante, plata y argón.

La clasificación de los materiales en ferromagnéticos, paramagnéticos y


diamagnéticos tiene que ver, entre otras cosas, con una propiedad de la materia
denominada permeabilidad absoluta (μ). Esta cantidad se puede definir como la
facilidad que presentan los materiales a la formación de líneas de inducción dentro
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de ellos; se simboliza con la letra griega μ y se ha logrado medir en el vacío un valor


de :

Es común referir la permeabilidad absoluta de un material a la permeabilidad


absoluta del vacío, por lo que se introduce aquí un concepto llamado permeabilidad
relativa μr que nos servirá para clasificar a los materiales magnéticamente en base
a ésta.

Permeabilidad relativa es el cociente de dividir la permeabilidad absoluta de un


material entre la permeabilidad del vacío.

En esta clasificación nueva, el vacío tiene una permeabilidad relativa igual a uno ( μr
= 1); los materiales ferromagnéticos tienen una permeabilidad relativa mucho mayor
que uno (μr >> 1); los paramagnéticos ligeramente mayor que uno (μr » 1); y los

diamagnéticos menor que uno (μr < 1) (IPN- CECYT, 2023).

Los materiales denominados diamagnéticos se caracterizan por ser repelidos por


los imanes (es lo opuesto a los materiales ferromagnéticos, que son atraídos por los
imanes). El fenómeno del diamagnetismo fue descubierto en septiembre de 1845
por el físico y químico Michael Faraday cuando observó que un trozo de bismuto
era repelido por un imán, cualquiera que fuese el polo. Esa experiencia indicaba
que el campo externo generado por el imán inducía en el bismuto un dipolo
magnético de sentido opuesto. se puede explicar de forma sencilla si se considera
una consecuencia de aplicar la Ley de Lenz a nivel molecular. Según la teoría
electromagnética, siempre que varía el flujo magnético se genera una corriente
inducida y, según esta Ley, "el sentido de las corrientes inducidas es tal que con
sus acciones electromagnéticas tienden a oponerse a la causa que las produce".
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Todos los átomos contienen electrones que se mueven libremente y cuando se


aplica un campo magnético exterior se induce una corriente superpuesta cuyo
efecto magnético es opuesto al campo aplicado (Universidad de Vigo, 2011).

El ferromagnetismo es un fenómeno que no se debe sólo a propiedades atómico-


moleculares, sino que es un efecto colectivo que requiere una estructura sólida. Los
materiales ferromagnéticos son elementos de transición, con una configuración en
sus átomos que favorece la interacción entre los dipolos magnéticos, los cuales se
alinean paralelamente dentro de zonas que se llaman dominios. Como estos
dominios se orientan aleatoriamente, no se genera imanación neta en el material
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Las principales características de los materiales ferromagnéticos son:

• Pueden imanarse mejor que los demás materiales. Esta característica viene
indicada por una gran permeabilidad relativa.

• Tienen una inducción magnética intrínseca máxima Bmax muy elevada.

• La facilidad con la que se imantan es muy diferente según sea el valor del campo
magnético aplicado. Esta característica lleva a que la relación entre la inducción
magnética (B) y la excitación magnética (H) no sea lineal. Esta relación se
representa en la curva de magnetización del material.

• Un aumento del campo magnético les origina una variación de flujo diferente de
la variación que originaría una disminución igual de campo magnético. Este atributo
indica que las relaciones que expresan la inducción magnética y la permeabilidad
(µ) como funciones del campo magnético no son lineales ni uniformes.

• Conservan la imanación cuando se suprime el campo.

• Tienden a oponerse a la inversión del sentido de la imanación una vez imantados


(Universidad de Vigo, 2011).

1.6 Dominios magnéticos y magnetización

Los materiales ferromagnéticos poseen pequeñas zonas que tienen un momento


magnético diferente de cero, a estas zonas se les llama dominios magnéticos, y su
momento magnético es el resultado de la suma de los campos magnéticos debidos
a los movimientos de traslación y rotación de los electrones que están presentes en
tales dominios. Normalmente, los momentos magnéticos de los dominios están
orientados de forma aleatoria; de tal forma que, la suma de los momentos
magnéticos de los dominios que están presentes en una porción de material
ferromagnético, es igual o muy cercana a cero ya que se van cancelando entre sí.
Por otra parte, los dominios magnéticos tienen formas irregulares y áreas muy
pequeñas, si supusiéramos que todos los dominios son circulares, dichos círculos
tendrían radios que irían de 1 micrómetro hasta unas décimas de milímetro,
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dependiendo de la composición del material ferromagnético y de los campos


magnéticos externos a que fue sometido (historia magnética).

En la figura siguiente se tiene una representación de los dominios magnéticos


presentes en una porción de material ferromagnético y se indica, con una flecha, la
orientación de sus correspondientes momentos magnéticos.

Cuando un material ferromagnético se coloca bajo la influencia de un campo


magnético externo (CME), sus dominios magnéticos tienden a alinearse con las
líneas de fuerza de dicho campo y tal alineación depende de la intensidad del CME
(H), como se muestra en las figuras siguientes, donde las líneas del CME se indican
con flechas más grandes.

Comportamiento de los dominios magnéticos de un material bajo la acción de campos


magnéticos débil (a) y fuerte (b).

Como se observa en las figuras anteriores, mientras mayor sea la H, mayor es la


cantidad de dominios magnéticos que se alinean; lo cual, implica un aumento en el
campo magnético resultante teniéndose entonces un campo magnético inducido
(CMI).
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Tomando en cuenta lo anterior, si inicialmente un material ferromagnético, cuyos


dominios están orientados aleatoriamente, se coloca dentro de un CME generado
por un solenoide, se puede graficar H, contra la intensidad del CMI (B),
obteniéndose una gráfica como la siguiente:

Los materiales ferromagnéticos duros se magnetizan al aplicar un campo magnético


grande y para desmagnetizarlos se requieren también de campos magnéticos
grandes; por ello, se emplean en la fabricación de dispositivos de almacenamiento
de información como los discos duros de una computadora, cintas magnéticas, las
tarjetas de crédito, los boletos del metro, etc. (Velásquez M. A., 2023).

La magnetización, también conocida como imantación o imanación, corresponde a


la densidad de momentos dipolares magnéticos y ocurre cuando los dipolos
magnéticos inducidos o permanentes de un material o sustancia se encuentran
orientados por su interacción con el campo magnético. La magnetización
incrementa la influencia del campo magnético, permitiendo una mayor capacidad
para almacenar energía. Esta energía puede ser almacenada permanente o
temporalmente y utilizarse para realizar trabajo. La magnetización se relaciona con
la intensidad del campo magnético H a través de la susceptibilidad magnética (Xm)
(Cháme F. K., 2013).

Se pueden magnetizar materiales ferromagnéticos por inducción, colocándolos


dentro de campos magnéticos intensos. Cuando se magnetiza un material
ferromagnético, teóricamente, los dipolos magnéticos o los dominios, en el interior
del material, se orientan en dirección del campo, de manera semejante a la
orientación de una brújula en el campo de la Tierra. Si los materiales son de alta
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remanencia, se tienen imanes permanentes, si son de baja se obtienen imanes


temporales.

Otra forma de magnetizar un material ferromagnético es por frotamiento con el polo


de un imán en una sola dirección, al hacerlo así, la región del material que se frota
con el polo, adquiere un polo contrario al del imán, transmitiéndose el efecto hasta
el otro extremo donde se forma un polo contrario al formado durante el frotamiento.

Un tercer procedimiento es por contacto. Consiste en permitir que un extremo del


material a magnetizar haga contacto permanente con el polo de un imán; enseguida
los dipolos moleculares del material se orientan en su interior, apareciendo dos
polos en los extremos; en el extremo que hace contacto con un polo sur, por
ejemplo, aparece un norte y un sur en el otro extremo (IPN- CECYT, 2023).
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Química 23.3.1

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