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Pink Floyd desde el ártico

Mauricio Molina

La entrega del Premio Polar, equivalente al acompañada de una poderosa carga de sig-
premio Nobel de la música, otorgado por nificados. No veo diferencia entre la obra
la Academia sueca este año a Pink Floyd, mencionada con la música de Ligeti o las
la legendaria agrupación británica de composiciones de Philip Glass, para poner
rock, pone de manifiesto una serie de con- un par de ejemplos. No es casual, por ejem-
sideraciones, acerca de la relación entre la plo, que en 1973 apareciera, también en
música popular y la música culta, dignas de Inglaterra, la visionaria novela Crash de J.G.
comentario. Ya en otras ocasiones el pre- Ballard, en cuyo prólogo el autor apunta
mio había sido otorgado a figuras como B. que habitamos un universo donde no hay
B. King, el maestro del b l u e s,a Bob Dylan, diferencia entre interioridad o subjetividad
el gran poeta y cantautor norteamericano y objetividad o exterioridad. Desde un punto
y a Led Zeppelin, la poderosa banda de de vista estético, tampoco hay una difere n-
rock pesado. En casi todas las ocasiones el cia entre la llamada cultura popular y la alta Cubierta original, 1973

premio se ha dividido entre alguna figura cultura. Esta ruptura de la dialéctica de lo


de la música popular y un músico “culto”, alto y lo bajo, la moda y el arte, pone de
como Ligeti, Steve Reich, Stockhausen o manifiesto un entorno acústico polimorfo tura de Bacon o Hockney, o de obras literarias
Rostropovich. En esta ocasión Pink Floyd cuya diversidad genera nuevas respuestas radicales como la prosa última de Beckett o
compartió el premio con la cantante y formas híbridas de experimentación en los cuentos de Julio Cort á z a r.
Renée Fleming. todos los campos de las artes. Los temas que aborda Da rk Side of the
A treinta y cinco años de la aparición de No creo necesario justificar la impronta Moon son universales: la disolución del
Dark Side of the Moon (1973), Pink Floyd se del rock en la cultura contemporánea. Por entorno individual, la dictadura del capita-
sitúa como un grupo de alta vanguardia, sus cualidades musicales y temáticas, Da rk lismo, la paranoia, la insuficiencia de la pa-
entendida ésta como la búsqueda de nuevos Side of the Moon puede muy bien ubicarse labra para expresar la angustia humana, la
sonidos, nuevas formas de percepción com- entre las grandes obras artísticas de la se- incomunicación, la alienación, pero tam-
binadas con letras cuya temática viene gunda mitad del siglo XX, al lado de la pin- bién las posibilidades de la visión y del sue-
ño. Desde su título la obra de Pink Fl oyd
nos sumerge en el negativo de lo real, en
una búsqueda de otra realidad subyacente o
inconsciente. La sabia combinación de ele-
mentos como el b l u e s,el rock, el j a z z,la mú-
sica concreta y electrónica hacen de la obra
una pieza maestra. La guitarra de David Gil-
mour, un virtuoso de la lentitud, el uso de
sonidos como cajas registradoras, latidos de
corazón, mecanismos de relojería gracias al
percusionista Nick Mason, los diversos jue-
gos con los teclados de Rick Wright y el bajo
de Roger Waters, autor conceptual de la
obra abrieron nuevos territorios a la música
y descubrieron continentes inéditos de la ex-
presión acústica. El sonido no volvió a ser el
mismo después de la aparición de este disco.
Pink Floyd, 1973

REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO | 101


Pink Floyd se sitúa como un grupo
de alta vanguardia, entendida ésta como la
búsqueda de nuevos sonidos.

Todo artista genera sus pre c u r s o re s : Odisea del espacio de Stanley Kubrik, sin con la aparición de The Wall, un álbum ope-
Pink Floyd retoma, con su obra canónica, olvidarnos de los alucines visuales de Solaris rático, desmesurado, plagado de hallazgos
el lugar que habían dejado los Beatles con de Tarkovsky. deslumbrantes y de lamentables repeticiones
canciones como Tomorrow Never Knows, I El poder de la repetición —Da rk Side of y autoplagios que culminan con una insufri-
Am the Wa l ru s, A Day in the Life, o la sec- the Moon es uno de los álbumes más ve n d i- ble voluntad sinfónica y solemne ajena al
ción final del disco crepuscular Abbey Ro a d, dos de todos los tiempos— ha ejercido espíritu minimalista de sus álbumes anterio-
aunque también remite a piezas como sobre la obra de Pink Floyd un extraño po- res, si bien adquirió una fuerza inesperada a
2000 Light Years From Home de los Rolling der de fascinación. En una encuesta recien- la caída del muro de Berlín al conve rtirse en
Stones, Magic Bus de The Who, Life on te realizada en Australia el disco se encon- el emblema musical de la desaparición de los
Mars y Space Od d i t y de David Bowie o los traba entre los preferidos nada menos que países comunistas en Europa del Este.
dos primeros álbumes de Roxy Music con para hacer el amor. Sugiero al lector que encienda los con-
Brian Eno, aunque también es preciso men- Sa l vo en algunas piezas aisladas los dis- troles de su nave, conecte el iPod o el toca-
cionar a Ve l vet Underground, el grupo que cos posteriores del grupo carecen de un discos y escuche Da rk Side of the Mo o n.
c reara Andy Warhol como una más de sus principio de unidad, si bien hay que re s a l- Escuchará los latidos de un corazón y u n a
obras de arte pop. En sus discos anteriores tar piezas como Welcome to the Ma c h i n e, apertura atmosférica y lentamente se deje
Pink Floyd ya había mostrado su vocación Wish you were here, Another Brick in the llevar por los sonidos de cada una de sus pie-
experimental. Basta con recordar piez a s Wa l l,Is there anybody out there?, Comfortably zas, los arpegios del sintetizador, los solos de
como As t ronomy Domain o discos como Numb o Keep Talking, con la participación guitarra, la voz hipnótica y escuche con cui-
Ummaguma y Atom He a rt Mo t h e r. La del astrofísico Stephen Hawking, el autor de dado los diversos movimientos que compo-
influencia del cine también resulta eviden- la Historia del tiempo. nen la obra. Podrá acaso emprender un viaje
te como los filmes The Body Snatchers de La cúspide del éxito de Pink Floyd de- al lado oscuro de la luna y acceder a los terri-
Don Siegel, o la megaproducción 2001 marca también su momento de decadencia torios de la ensoñación.

Belsize Park, Londres, 1972

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