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COORDINADORES:

CRISTINA BORREGUERO BELTRÁN


ÓSCAR R. MELGOSA OTER
ÁNGELA PEREDA LÓPEZ
ASUNCIÓN RETORTILLO ATIENZA
Congresos y Cursos

A LA SOMBRA
DE LAS CATEDRALES:
CULTURA, PODER Y GUERRA
EN LA EDAD MODERNA
A LA SOMBRA DE LAS CATEDRALES:
CULTURA, PODER Y GUERRA
EN LA EDAD MODERNA
Coordinadores:

CRISTINA BORREGUERO BELTRÁN


ÓSCAR R. MELGOSA OTER
ÁNGELA PEREDA LÓPEZ
ASUNCIÓN RETORTILLO ATIENZA

A LA SOMBRA
DE LAS CATEDRALES:
CULTURA, PODER Y GUERRA
EN LA EDAD MODERNA

2021
(CONGRESOS Y CURSOS, 75)

XVI REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA FUNDACIÓN ESPAÑOLA


DE HISTORIA MODERNA "A LA SOMBRA DE LAS CATEDRALES"
8, 9 y 10 de Junio 2021

ORGANIZADORES:
Cristina Borreguero Beltrán (Universidad de Burgos) • Óscar R. Melgosa Oter (Universidad de Burgos)
• Ángela Pereda López (Universidad de Burgos) • Asunción Retortillo Atienza (Universidad de Burgos)

COMITÉ CIENTÍFICO:
Dr. Juan José Iglesias Ruiz (Universidad de Sevilla) • Dr. Francisco García González (Universidad
de Castilla-La Mancha) • Dra. Ángela Atienza López (Universidad de La Rioja) • Dra. Virginia León
Sanz (Universidad Complutense de Madrid) • Dr. Francisco Fernández Izquierdo (Consejo Superior de
Investigaciones Científicas) • Dra. Henar Pizarro Llorente (Universidad Pontificia de Comillas) • Dra. María
López Díaz (Universidad de Vigo) • Dr. José Luis Betrán Moya (Universidad Autónoma de Barcelona) •
Dr. Máximo García Fernández (Universidad de Valladolid) • Dr. Antonio Jiménez Estrella (Universidad de
Granada) • Dr. David González Cruz (Universidad de Huelva)

Imagen de cubierta: "Vista panorámica de Burgos, tomada desde San Zadornil", Pierre Aveline (1676).
Colección Gráfica del Archivo Municipal de Burgos.

Edita: Servicio de Publicaciones e Imagen Institucional


UNIVERSIDAD DE BURGOS
Edificio de Administración y Servicios
C/ Don Juan de Austria, 1
09001 BURGOS - ESPAÑA
ISBN: 978-84-18465-07-9
DOI: https://doi.org/10.36443/9788418465079

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons


Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional
SECCIÓN I.

A LA SOMBRA DE LAS CATEDRALES:


RELIGIÓN, CULTURA Y SOCIEDAD
REFORMA Y CONTRARREFORMA
TÁCITO COMO ALTERNATIVA POLÍTICA DE LA
MONARQUÍA CATÓLICA
Pablo Rodríguez
Universitat Abat Oliba CEU, Barcelona
prodriguezr@abatoliba.edu

RESUMEN
El trabajo tratará de abordar el difícil debate acontecido en el otoño del
Imperio español – especialmente en los reinados de Felipe III y Felipe IV – en-
tre el idealismo confesional y el pragmatismo político. El artículo quiere estu-
diar el momento en que se empezarán a poner en duda los planteamientos polí-
ticos tradicionales que habían sostenido el edificio ideológico de la Monarquía
Católica. La transformación sobrevenida gracias a la aparición e influencia del
tacitismo político español, corriente del pensamiento que buscó ser una forma
encubierta del maquiavelismo y pretendió ser modelo alternativo al eticismo
hispano, penetró en las distintas discusiones del Consejo de Estado y de las
juntas de teólogos organizadas en vistas a dilucidar las distintas decisiones en
circunstancias históricas excepcionales, donde la reputación y la naturaleza
“católica” de la Monarquía podrían estar en peligro. Los debates se darán en
el contexto de las negociaciones que la Monarquía Española llevó a cabo con
sus enemigos, observándose así la confrontación entre los posicionamientos
más tradicionales, frente a la nueva vía pragmatista ya asentada en la corte.
Palabras clave: tacitismo, monarquía católica, confesionalismo, decadencia.

ABSTRACT
The work will try to address the difficult discussion that happened in
the fall of the Spanish empire. Especially in the reigns of Philip III and Philip
IV between confessional idealism and political pragmatism. The article wants
to study the moment when the traditional approaches that had sustained the
ideological building of the Catholic Monarchy, will begin to be questioned.
The transformation occurred thanks to the emergence and influence of
Spanish political tacitism, a current of thought that sought to be a covert form
of Machiavellianism and intended to be an alternative model to Hispanic
Ethicism, entered the different elections of the State Council and of the
theologian’s meetings organized in order to elucidate the different elections
1164 reforma y contrareforma

of the Council of State and of the theologians’ meetings organized in order to


clarify the different decisions in exceptional historical circumstances, where
the reputation and the “Catholic” nature of the Monarchy could be in danger.
The debates will take place in the context of the negotiations that the Spanish
Monarchy carried out with its enemies, thus observing the confrontation
between the more traditional positions, facing the new pragmatist route and
settled in the court.
Keywords: Tacitism, catholic monarchy, confessionalism.

INTRODUCCIÓN
Afirmaba Henry Kamen, que en la década de 1560, en el contexto de las
luchas confesionales en Francia entre la Liga Católica y la Unión Calvinista,
entraba en liza un tercer partido compuesto por miembros de los dos credos
enfrentados, que defendían la estabilidad política del Estado, por encima de
las luchas religiosas. Se les llamó politiques1. Dentro de la corriente de los
políticos, destacó la figura de Jean Bodin autor de la obra los seis libros de
la república. El bodinismo logró proponer la creación de un orden político
absoluto derivado de la voluntad del monarca que personificaba la soberanía,
ésta debía neutralizarse ante la proliferación de los conflictos entre partidos
religiosos. Nicolás Le Roux comenta, que también a comienzos de 1560 el
tiempo del combate en nombre de Dios se acababa y la obediencia al príncipe
debía ser un calco de la obediencia a Dios. Así el paradigma en Europa cam-
biaba, parecía imponerse lo político a lo religioso:
“la palabra partido se pisoteaba, los antiguos vocablos eran abolidos,
como celo, causa de Dios, alzarlas banderas de Israel, morir por la verdad,
por la querella de los antepasados. Todas esas palabras se cambiaban por
las de servicio del rey, obediencia perfecta, ser buen francés, […] quien
suspirase por otra cosa era tenido por melancólico y maniaco”2.
Los ecos de las revoluciones del bodinismo o del maquiavelismo, es
decir la tentativa de emancipación del poder político de la esfera religiosa, no
se concentró únicamente en Francia. A inicios del siglo XVII, la Monarquía
española inauguraba un periodo historiográficamente conocido como la pax
hispánica, en ese periodo de tiempo, entre 1598 – 1621, España mantuvo una
política exterior de corte contemporizadora y pacifista3. Fue aquel impasse
1 Henry Kamen, Nacimiento y desarrollo de la tolerancia en la Europa moderna, Madrid,1987, Alianza
Editorial, p.115
2 Nicolás Le Roux, Las guerras de religión, Madrid, 2017, Rialp, p.101
3 Acerca del concepto y periodo historiográfico de la pax hispánica véanse los trabajos: Paul C.
Allen, Felipe III y la pax hispanica, 1598 – 1621. Madrid. Alianza Editorial. 2001; Bernardo J. García
a la sombra de las catedrales: cultura, poder y guerra en la edad moderna 1165

de tiempo, en el que parecían agotarse los días de heroísmo y aparecer el


desengaño:
“¿Residía la realidad de la experiencia española en el heroico imperi-
alismo de Carlos V o en el humillado pacifismo de Felipe III? ¿En el mun-
do de Don Quijote o en el de Sancho Panza? Confundida a la vez por su
pasado y por su presente, la Castilla de Felipe III, la tierra de los arbitristas,
buscaba desesperadamente una solución”4.
Comenzaba un periodo de introspección y reflexión en el seno de la
Monarquía Católica que valorase la posibilidad de introducir planteamientos
racionalistas en la actuación exterior o mantener el apoyo incólume a la polí-
tica católica tradicional.

1. EL TACITISMO COMO TENTACIÓN POLÍTICA


Y entonces apareció Tácito. El viejo historiador romano poseía una
cualidad única, ofrecía en sus obras lecciones históricas de gobierno aplica-
bles tanto a la antigua Roma como a la época del siglo XVII. Era el autor per-
fecto para el contexto católico español marcadamente contrario a la razón de
estado. La confluencia entre Maquiavelo y Bodino fue frenada por una posi-
ción primigeniamente religiosa. El florentino y el francés ya estaban marcados
desde los inicios de la Contrarreforma, sin embargo, Tácito asomaba “para
una construcción teórica original que salve la contraposición expuesta, no sin
reñir una gran batalla5”.
La Monarquía de España era el último reducto de la razón de religión6,
en el que la escolástica salmantina dominica y el contrarreformismo jesuítico
eran tan preponderantes que la mínima introducción de empirismo político se
antojaba imposible:

García, La Pax Hispánica: política exterior del duque de Lerma. Vol. 5. Leuven University Press,
1996; Carmen Ayán Sanz, “de la “pax hispánica” a la guerra contra todos. apuntes sobre la evo-
lución de paradigmas historiográficos relativos al periodo (1600-1659).” Historia sin complejos:
la nueva visión del Imperio Español:(estudios en honor de John H. Elliott). Editorial Actas, 2010.
4 John Huxtable Elliott, La España Imperial 1469-1716, Barcelona, 2005, Vicens Vives, p.348
5 Enrique Tierno Galván, El tacitismo en las doctrinas del Siglo de Oro español, en Anales de la
Universidad de Murcia, 100, 1947-48, pp. 915
6 Acerca de la visión de la razón de religión o razón de estado católica: Xavier Gil Pujol,”La razón de
Estado en la España de la contrarreforma. Usos y razones de la política.” SR Rufino et alli. La razón de
Estado en la España Moderna. Valencia: Publicaciones de la real sociedad economica del país (2000):
355-374; Pablo Fernández Albaladejo”Entre la razón Católica y la razón de estado: senderos de la»
Raison politique” en la monarquía española.” Transitions: Journal of Franco-Iberian studies 5 (2009):
97-116; «Católicos antes que ciudadanos: gestación de una política española en los comienzos de la
Edad Moderna.” Imágenes de la diversidad: el mundo urbano en la Corona de Castilla (s. XVI-XVIII.
Universidad de Cantabria, 1997.
1166 reforma y contrareforma

“dada la influencia de la escolástica tomista […] se encontraba en


aquéllos un argumento muy repetido en la polémica antimaquiavelista.
[…] De aquí que, recogiendo unas fórmulas que resumen la cuestión […]
recordaremos que Quevedo habla de sinrazón del Estado, o que Jerónimo
de Zeballos sostiene que no es razón de Estado, sino Estado sin razón,
que Agustín de Castro calificará todo principio maquiavélico de turbación
de la razón […] Todas estas réplicas se orientan finalmente a presentar
el maquiavelismo como una destrucción del orden del poder; por tanto,
como tiranía. El comportamiento maquiavélico de los príncipes es la mod-
erna manifestación de la tiranía. Rivadeneyra contrapone el príncipe justo
y cristiano, cuya imagen él dice proponer, al tirano violento e injusto de
quien tratan los políticos. Juan de Santa María, Quevedo, etc., sostienen
la misma tesis”7.
No obstante, toda una generación antimaquiavélica española no podía
prescindir de los métodos de la nueva política inaugurada por el florentino
y continuada en Francia. El tiempo avanzaba y la Contrarreforma del qui-
nientos, de raigambre religiosa, dejaba paso a la del seiscientos centrada
en la cuestión política8.¿Hasta dónde podía llegar la disimulación? ¿Qué
medidas eran lícitamente morales para preservar la Monarquía? ¿Cuál era la
sinuosa línea de demarcación entre la católica razón de estado y la maquia-
vélica razón de estado?9 Tácito era un depósito de experiencias históricas10
y una buena opción para introducir de manera encubierta las ideas maquia-
vélicas11. Por ello, esto hizo que en España “el verdadero antagonista de la
Contrarreforma no es el maquiavelismo, sino el tacitismo12”. La conciencia
de los autores políticos parecía escindirse ante la licitud de aceptar a Tácito
7 José Antonio Maravall, «Maquiavelo y Maquiavelismo en España» en Estudios de historia del pensa-
miento español siglo XVII, Madrid,1975, Ediciones de cultura hispánica, p. 72-73.
8 Enrique Tierno Galván, El tacitismo en las doctrinas del Siglo de Oro español, en Anales de la
Universidad de Murcia, 100, 1947-48, pp. 910
9 Acerca del posicionamiento hispánico ante el maquiavelismo véanse: Donald W Bleznick, “Spanish re-
action to Machiavelli in the sixteenth and seventeenth centuries.” Journal of the History of Ideas (1958):
542-550; Howard, Keith David. The Reception of Machiavelli in Early Modern Spain. Vol. 338. Boydell
& Brewer Ltd, 2014; Howard, Keith David. Donald W Bleznick “The Anti-Machiavellians of the
Spanish Baroque: A Reassessment.” LATCH 5 (2012): 106-119; Zeron, Carlos. “Political Theories and
Jesuit Politics.” The Oxford Handbook of the Jesuits (2019): 193; José A. Fernández-Santamaría, José
A. “Simulación y disimulación: El problema de la duplicidad en el pensamiento político español del
barroco.” Boletín de la Real Academia de la Historia 177.1 (1980): 741-770; Pablo Rodríguez, “Nuevas
perspectivas de investigación sobre el pensamiento político en la España de los siglos XVI y XVII:
maquiavelismo y antimaquiavelismo.” Nuevas perspectivas de investigación en Historia Moderna: eco-
nomía, sociedad, política y cultura en el mundo hispánico. Universitat Autònoma de Barcelona, 2018.
10 John Huxtable Elliott, El Conde-duque de Olivares, Barcelona, 2012, Crítica, p. 48.
11 Consuelo Martínez-Sicluna y Sepúlveda, Preservar la monarquía: el tacitismo político, Madrid, 2017,
CEPC, p.11
12 Ibid. 73
a la sombra de las catedrales: cultura, poder y guerra en la edad moderna 1167

y la solución que debía buscarse en uno de los momentos más críticos del
imperio:
“En esta situación la Contrarreforma española y el Renacimiento es-
pañol se mantienen identificados hasta la muerte del gran Felipe. A partir
de aquí surge una disidencia. En la Contrarreforma dejan de predominar
los motivos religiosos y toman primacía los motivos políticos. El imperio
peligra, la Casa de Austria está amenazada. Los problemas religiosos pasan
a un segundo lugar. La línea de nuestro gráfico se bifurca. De una parte,
sigue la corriente tradicional, que se niega a admitir la nueva situación. […]
De otra parte, una minoría, quiere incorporarse a Europa sin abandonar la
tradición merced a recepción de Tácito”13.
Los estudiosos de nuestras ideas políticas, hace mucho tiempo que
se debaten acerca de cuál fue la intencionalidad de introducir a Tácito14. Lo
cierto es que los documentos contemporáneos al siglo XVII nos muestran
realmente que “hubo, sin duda, escritores que intentaron servirse de Tácito
para introducir, encubierto bajo esta capa, el maquiavelismo”15y también que
“otros que se dieron cuenta del intento, y combatieron a Tácito con el mismo
ardor que a Maquiavelo”16. La duda subyace en una tercera posición que pudo
servirse del escritor latino para captar la realidad política, “tal como llega a
conocerla la razón natural”17. Tierno Galván lo sintetiza de este modo:
“1º Una tendencia tradicional para la que la política es ancilla moralis teo-
logicae de raigambre medieval (primera Contrarreforma)
2º Teorizantes intermedios – la ideología es de origen italiano – que con-
ceden cierta autonomía a la política, pero sin olvidar […] que para ser buen
político es preciso ser buen católico.
3º Los tacitistas, de muy escaso número, que intentan la construcción de
una rigurosa ciencia política”18.
13 Enrique Tierno Galván, El tacitismo en las doctrinas del Siglo de Oro español, en Anales de la
Universidad de Murcia, 100, 1947-48, pp. 934-935
14 La recepción de Tácito en la Monarquía Católica ha sido ampliamente debatida historiográficamente:
Beatriz Antón Martínez, El tacitismo en el siglo XVII en España. El proceso de receptio, Valladolid,
Universidad de Valladolid, 1992; Ángel Octavio Álvarez, «La invención de las pasiones Consideraciones
sobre la recepción del tacitismo político en la Cultura del Barroco». Astrolabio: revista internacional de
filosofía, [en línea], 2010, Núm. 10, p. 1-14; Saúl Martínez Bermejo “Tácito leído: prácticas lectoras y
fundamentos intelectuales de la recepción de Tácito en la edad moderna.” Tesis doctoral, UAM, (2009);
Juan Varo Zafra, “Grupos tacitistas españoles del siglo XVI.” UNED Revista Signa 24 (2015), págs.537-
556; Ángel Álvarez Solís “La invención de las pasiones. Consideraciones sobre la recepción del tacitismo
político en la cultura del Barroco.” Astrolabio: revista internacional de filosofía [en línea], 2009.
15 Ibid.
16 Ibid.
17 Ibid.
18 Enrique Tierno Galván, El tacitismo en las doctrinas del Siglo de Oro español, en Anales de la
Universidad de Murcia, 100, 1947-48, pp. 919
1168 reforma y contrareforma

Tácito planteó la política sobre una base de experiencia histórica, una


actitud más realista que apoyara las decisiones estratégicas con un mayor espí-
ritu de posibilismo y pragmatismo en momentos en los que se intuía la necesi-
dad de hacer frente a un cierto estado de cansancio o declinación. La situación
de la Corona de España posterior a 1598 -ese primer 98- parecía demandar
un viraje doctrinal para afrontar el futuro. Para poderlo lograr, los partidarios
de Tácito debían sortear la difícil armonización con la tradición española de
cualquier corriente de pensamiento que quisiera autonomizar la política:
“ese carácter misional de la Monarquía Hispánica no tiene reflejo en el
tacitismo, pero tampoco una oposición notoria que hubiera hecho caer sus
escritos en anatema: el tacitismo logra eludir el problema de la ortodoxia
religiosa”19.
El tacitismo político logró asentarse en la corte, incluso en tiempos de
Felipe II20, a pesar de ello no tuvo fácil sortear la ortodoxia imperante. Su
hegemonía en los círculos de poder no estuvo exenta de acusaciones, debates
y polémica. Así se demuestra con el documento conservado en la Sección de
Manuscritos de nuestra Biblioteca Nacional cuyo título reza Censura sobre
los “anales” de C. C. Tácito.
1.1. La conveniencia o el perjuicio de tácito
En la Sección de manuscritos de la Biblioteca Nacional se conserva el
documento cuyo título reza Censura sobre los Annales y Historias de Caio
Cornelio Tácito para consultar si será bien imprimir en español su traduc-
ción21. Autores como Antonio Valladares y Sotomayor, Tierno Galván, J. A.
Fernández-Santamaría o Beatriz Antón Martínez han destacado su importan-
cia porque relaciona al historiador clásico con toda la polémica existente con
los políticos y muestra el debate existente sobre la conveniencia o el perjuicio
de introducir en España los escritos de Tácito.
La datación de la Censura a tenor de dos datos que se aportan en el
documento permite afirmar que se redactó entre 1611 y 1613; la cuestión de
la autoría se antoja más compleja22. En cualquier caso, el escrito muestra con
19 Consuelo Martínez-Sicluna y Sepúlveda, Preservar la monarquía: el tacitismo político, Madrid, 2017,
CEPC, p.72
20 José Antonio Maravall, «La corriente doctrinal del tacitismo político en España» en Estudios de historia
del pensamiento español siglo XVII, Madrid,1975, Ediciones de cultura hispánica, p. 80.
21 Biblioteca Nacional de España [BNE], Manuscrito [Mss.] 13086, ff. 169-190
22 María Teresa Cid Vázquez ha profundizado en la investigación de dos cuestiones pendientes de estudio
a saber: la fecha del documento y su autoría. “parecen indicar que en el momento de redactarse el do-
cumento el P. Ribadeneyra ya había fallecido. Lo cual nos permite afirmar que el documento se redactó
después de la muerte del P. Pedro de Ribadeneyra, acaecida el 22 de septiembre de 1611, y antes del 19
de noviembre de 1613, fecha de la aprobación del P. Juan Luis de la Cerda”. La búsqueda de la autoría
ha centrado las pesquisas en el único nombre aportado en el documento Pedro Ponce de León que podría
a la sombra de las catedrales: cultura, poder y guerra en la edad moderna 1169

claridad arrolladora el profundísimo debate existente acerca de la licitud de


la utilización/traducción del escritor latino por los riesgos morales que puede
entrañar el conocimiento de sus escritos y la divulgación de sus ideas. El autor
inicia su reflexión recordando que “Cursando en Salamanca muchos años
á dos caualleros que solenizauan en mi casa con mucha risa cierto lugar
de Cornelio Tácito, preguntándoles yo el pensamiento, me dieron de mano
diciendo: Señor, no esto para todos”23.Precisamente, la duda que más le preo-
cupa ante la decisión de dar a conocer su traducción en español es “¿un libro
que trata de secretos de Príncipes y gouierno de Estado, por uentura conuiene
que sea común al vulgo?24”. No hay duda que España es a juicio del autor
de la Censura columna firme de la Contrarreforma, pero ¿qué consecuencias
tendría la introducción de Tácito?:
“Aunque en tan grande Religión la sinceridad española no tiene que
temer la corrupción, no puedo dexar de dezir que no me han marauillado
tanto las monstruosidades que he leydo en este libro, por auer sucedido en
aquellos tiempos de tinieblas, como me ha causado estupor saber que en
estos de luz, y en España, propia casa del sol sea menester considerar si
conuiene imprimir a Cornelio Tácito en nuestro vulgar”25.
A pesar de todas sus reservas morales, el anónimo autor de la Censura
sobre los Annales reconoce la calidad y elementos muy válidos que Tácito
podría aportar al arte de la ciencia política:
“Alaba los rastros de libertad, que permanecieron en los ánimos de al-
gunos varones ilustres, […] estimando en más la paciencia y prudencia
de aquellos, que con dissimulacion y constancia sufren la tiranía de los
Príncipes […] Condena grauemente los que por medio de la sangre de sus
compatriotas abrieron camino a su ambición […] tiene gracia particular
en ponderar los vicios […] Celebra a quellos, que en los tiempos de las
mayores desdichas dieron de su valor exemplos generosos a la posteri-
dad […] Aconseja por los mismos exemplos a los Príncipes, que muestren
siempre auersión de cualquiera acción cruel […] descubre tanta variedad
de espinas y abrojos que será muy dificultoso si el lector no se ençarça en
ellos”26.

tratarse de un seudónimo o incluso se ha barajado la posibilidad de que la redacción fuera del diplomá-
tico Saavedra Fajardo. María Teresa Cid Vázquez, El documento anónimo:” Censura sobre los Anales
de Tácito”, dos cuestiones pendientes de estudio 2011.
23 Biblioteca Nacional de España [BNE], Manuscrito [Mss.] 13086, f. 169
24 BNE, Mss. 13086, f. 190
25 BNE, Mss. 13086, f. 170
26 BNE, Mss. 13086, f. 172
1170 reforma y contrareforma

También, aparece varios comentarios de cuán diversas opiniones susci-


ta Tácito entre los tratadistas políticos cuyas opiniones divergen ante la nece-
sidad de utilizar o condenar esta nueva doctrina:
“Aunque este Autor es bien celebrado de los mejores ingenios […] y
Justo Lipsio lo llame huerto y seminario de preceptos, encargando a los
Príncipes y Consejeros que sigan a este Capitán de prudencia y sabiduría
[…] conformándose con la opinión más sana del Cardenal César Baronio,
el Pº Pedro Riva de Neyra, del Pe. Antonio Posseuino,de la Compañía
de Jesús, y juntamente con Tertuliano, y el Doctor Pedro Canneheiro,
que lo reprueban de impío y mentiroso, diciendo que no lo deue seguir
algún christiano, alabándolo de oscuro y que lo mejor que tiene es que lo
alcancen pocos, no hallo razón para pensar, que convenga imprimirlo en
español”27.
En síntesis, en la Censura sobre los Annales de Tácito podemos in-
tuir a juicio del autor que Tácito tiene elementos muy provechosos para la
comprensión de la naturaleza de la acción política. Sin embargo, la lectura
y utilización en España de Tácito, ¿no entrañaría riesgos? El autor enumera
algunos, la confusión y desorientación moral que provocaría el interés mal-
sano “en estas profundísimas tinieblas; de manera que le sería dificultoso
después abrir los ojos a la luz28”, la penetración en España “de estos exem-
plos varios y copiosos […] se sacan los preceptos perniciosos, con que se
entretexe la Política29”, la llegada a España de “aquel fuego, que arde en
Flandes, Escocia, Francia y Italia30”, la posibilidad de introducción de la
secta de los políticos en la Monarquía Española y el interés por autores como
“Machauelo, La Nue, Plesis, Moreno y el Bodino31”, que han leído a Tácito
y “¿Qué doctrina han sacado deste autor y de la Política?32” Y Finalmente,
la sustitución de la razón de religión a favor del establecimiento de una
“Política[que] es ya secta de por sí, […] que permite qualquiera maldad, y
arranca del ánimo Christiano todas las virtudes33”. Sentencia el documento
que no “conuiene pues, que ande impresso en español y cada vno lo lea, ¿y se
aproueche del en su necesidad?”34.

27 BNE, Mss. 13086, f. 169


28 BNE, Mss. 13086, f. 187
29 Ibidem, p. 187
30 Ibidem, p. 187
31 BNE, Mss. 13086, f. 189
32 Ibidem, p. 189
33 Ibidem, p. 189
34 BNE, Mss. 13086, f. 190
a la sombra de las catedrales: cultura, poder y guerra en la edad moderna 1171

2. LA VIA TACISTISTA EN LOS DEBATES DE ESTADO


Tácito se consolidaba como autor de referencia siendo el clásico más
citado en la literatura política del Siglo de Oro y con más de sesenta ediciones
de sus Annales en la primera mitad del siglo XVII. El nombre de Tácito no
dejó de relacionarse con el de Maquiavelo. Y la racionalidad, prudencia, auto-
crítica se habían introducido en España bajo ese maquiavelismo disfrazado35,
que no buscaba únicamente subordinar la ética a la política, como había dic-
tado Maquiavelo en su Príncipe, sino iniciar un proceso de lenta separación
de la política del ideal moral o religioso, en concreto en España de la política
misional católica de los Habsburgo de Madrid.
Las dudas acerca de Tácito eran bien conocidas y podríamos pensar
que la polémica acerca del tacitismo fue un asunto circunscrito a círculos de
escolásticos o inquisidores enfrentados a nuevos y más cosmopolitas autores
influidos por corrientes extranjeras. Ya se ha visto la conocida oposición de los
jesuitas Ribadeneyra, Possevino, Claudio Clemente. También es conocida la
influencia del tacitismo en el movimiento del arbitrismo que buscó con ahín-
co la reformación de la Monarquía. Pero poco se ha podido seguir el alcance
que la introducción de Tácito, esto es del primer empirismo en materia de
gobierno36 en la historia de España, tuvo en los círculos de poder de la corte –
Consejo de estado o juntas de teólogos – cuando se debatían los destinos más
delicados de la política internacional de la Monarquía Católica37.
2.1. Felipe III, Flandes y la primera discusión del ideal
El final del reinado de Felipe II concluía con la firma de la Paz de
Vervins en 1598, el nuevo siglo se iniciaba con la firma del tratado de Londres
en 1604, por los que España sellaba la paz con Francia e Inglaterra, respecti-
vamente, posteriormente se iniciaba una larga y costosa negociación con los
Países Bajos La difícil renuncia a los territorios de Flandes ha sido interpreta-
da tradicionalmente como la primera renuncia del ideal hispánico en Europa,
así lo interpretaban las generaciones de historiadores cercanas al tercer cente-
nario de la paz de Westfalia38:
35 Enrique García Hernán, Políticos de la monarquía hispánica (1469-1700): ensayo y diccionario.
Fundación Ramón Areces, 2002, p. 78
36 José Antonio Maravall, “Empirismo y pensamiento político. (Una cuestión de orígenes).”en Estudios de
historia del pensamiento español, III, Madrid, Cultura Hispánica 1984 (1984).
37 Véase Jesús María Usunáriz Garayoa. “Tácito, los tacitistas y la política exterior española.» La autoridad
de la antigüedad. Iberoamericana, 2014.
38 Para abordar nuevas visiones de la controversia sobrevenida acerca de la negociación de la paz con las
Provincias Unidas véase Sobre la Tregua de los Doce Años: Quintín Racionero Carmona, “La contro-
versia de nación e imperio. Reacción de los pensadores españoles a la Revolución de Holanda (II).”
Ingenium: Revista electrónica de pensamiento moderno y metodología en historia de las ideas 3, 2010:
94-118.
1172 reforma y contrareforma

“la primera quiebra oficial de los ideales nacionales y de los altos va-
lores morales formados en torno a ellos. […] el ideal religioso, eje de la
acción española de medio siglo atrás, bandera de combate de Felipe II,
quien la mantuvo enhiesta contra huracanes políticos sin permitir que la
herejía avanzase un paso más […] este ideal, clave de la espiritualidad
hispana, venía a ser arriado en forma humillante por virtud de esta tregua
[…] Para la Historia, la tregua de los doce años es la primera manifestación
ostensible, oficial, externa de la decadencia española: es la primera quiebra
de los ideales hispanos”39.
También hay quién, en otro sentido muy diferente, ha interpretado la
tregua como un paréntesis premeditado para lograr un nuevo fortalecimiento
y reemprender la política tradicional católica:
“Así cuando la tregua pareció desfavorable y el apaciguamiento y análi-
sis realista no ayudó a preservar ni el plan de la providencia ni la propia
reputación, se exigió una vuelta a los objetivos tradicionales, rechazan-
do tozudamente los planteamientos racionalistas de la razón de estado y
volviendo a apoyar la causa de la política católica en las guerras religiosas
del continente que empezaban a resurgir, esta vez en el hermanado Sacro
Imperio”40.
En cualquier caso, los círculos de poder vivieron intensamente la ne-
gociación, afloraron cuestiones profundas como la demanda de defensa de la
libertad religiosa para los católicos flamencos. Ello exigió distintas consultas a
juntas de teólogos y sesiones del Consejo de Estado que quedan testimoniadas
en los numerosos legajos del AGS41 que son muestra evidente de que la corte
de Madrid debía inclinarse por la novedad de la política que salvaguardara
los intereses materiales de la Monarquía de España y seguir así una política
pragmática en beneficio de la razón de estado o bien mantenerse tenazmente
en la reputación católica de abanderar la defensa del catolicismo. Así se ob-
serva de forma reiterada el evidente desencuentro en lo tocante al ejercicio de
la religión. La parte española parecía fiar toda la tregua a una única condición:
el respeto al ejercicio público de la religión católica:
“propusieron que se tratase de capitular una tregua larga […] por que
los de las dichas islas moviéndose la platica desto boluieron a hacer instan-
cia en pedir la soberanidad en la dicha tregua o supension de armas, mando
S.M. escriuir a Flandes que si viniesen en permitir el exercicio publico y
libre de la religión ca[tholica] romana en todos los lugares que poseen les

39 Julián María Rubio, Los ideales y los hombres en la España imperial. Cultura española, sl, 1942, p.210
40 Paul C. Allen, Felipe III y la pax hispanica, 1598 – 1621. Madrid. Alianza Editorial. 2001, p. 330
41 Archivo General de Simancas [AGS] Secretaria de Estado [ EST.] legs. 626, 2025, 2138, 2226, 2290,
2291…
a la sombra de las catedrales: cultura, poder y guerra en la edad moderna 1173

cedería la soberanidad por el t[iem]po que durasse la tregua […] para que
por ningún caso se viniesse en otra cosa, a vn que por ello se rompiese el
tratado y se boluiese a la guerra”42.
El relato que nos aporta la fuente muestra el rechazo que los holandeses
hicieron a la petición española y cómo la negociación amenazaba romperse
si no había cesión por parte española. La Monarquía Hispánica conocía que
su reputación internacional se jugaba singularmente en el papel que adoptara
frente a la defensa de la religión: “que represento por muy urgentes especial-
mente el estar atrauesada en esto su reputación”43. ¿Podía España continuar
abanderando la defensa de la Contrarreforma católica o debía de replegarse y
velar por sus intereses materiales?
Felipe III decide recurrir “para mas justificación […]deseando saber
de su parte lo que estaba obligado por cumplir con su consciencia mando
hacer en Madrid vna junta de theologos de la demás opinión”44. Conocía el
rey las numerosas presiones y probablemente sabía que la cuestión de la fe
no parecía pesar del mimo modo en todos los actores de la negociación “el
peligro en que aquello se hallaba sino se hazian muy gruesas prouisiones
[…] particularmente que el S. Archiduque Alberto se hallaba muy enpena-
do en capitular […] sin auer podido encaminar el punto de la religión por
la resistencia que auiso auia hallado en ellas”45.
La resolución de la junta de teólogos a pesar “que aunque en la dicha
junta hubo diuersos pareceres los mas fueron de que se ratificase la dicha tre-
gua”46, la motivación parecía tener dos argumentos principales esencialmente
prácticos: la imposibilidad del sostenimiento económico y el análisis descar-
nado y crudo de la soledad española en el tablero internacional:
“todo lo que en esta materia auia pasado y el apretado estado en que
se hallaba la Real hazienda pues después que su Mag. […] ha proueydo
para las guerras de aquellos estados pasado de 42 millones y otras muchas
y diuersas causas y razones y entre otras que la naturaleza de las treguas y
lo que siempre se ha hecho en ellas ha sido quedarse cada vno en el estado
que se halla y que si se rompiera la tregua se pusiera en manifiesto peligro
acauarse de perder la religión ca[tholica] en aquellos estados no pudien-
do Su Mag. Proueer tan gruesas provisiones de dinero como de Flandes
se pedían para sustentar aquella guerra […] teniendo los rebeldes de su
parte al rey de Francia y a todos los Principes y Republicas de Alemania

42 AGS EST. Leg. 2291 f. 90-91


43 AGS EST. Leg. 2291 f. 90-91
44 AGS EST. Leg. 2291 f. 90-91
45 AGS EST. Leg. 2291 f. 90-91
46 AGS EST. Leg. 2291 f. 90-91
1174 reforma y contrareforma

y Septentrionales que para el caso de rotura les hauian ofrecido mayores


socorros que nunca”47.
¿Inaugura, pues, España un periodo de empirismo político al iniciarse
el siglo XVII? ¿Se proponía España un progresivo y lento cambio de para-
digma confesional hacia una visión paulatinamente más empírica? Tomemos,
ahora, un periodo distinto.
2.2. Felipe IV y el alto precio de la reputación.
El regreso a las hostilidades durante el reinado de Felipe IV, ha pro-
piciado la generalizada interpretación de que tras el pacifismo de Lerma se
inauguraba una etapa belicista protagonizada por el Conde Duque de Olivares,
cuya intencionalidad política debía restaurar España “según lo que había sido
en días de Felipe II o de Fernando el Católico”48. Así parecían recobrarse
los viejos roles – la Francia de Richelieu representante de la moral política
autónoma y España en su tradicional defensa del confesionalismo católico en
Europa- pero en el interior del edificio hispano, la huella de Tácito y su racio-
nalismo político no había desaparecido, al contrario, eran cada vez más los
asuntos de estado que exigían una acomodación de los principios doctrinales
y devotos a los intereses políticos.
Fueron varios los momentos en los que se planteó de manera más cru-
da ese acomodamiento, la documentación estudiada por Rafael Ródenas Vilar49
nos habla de las intensas discusiones, en el bienio 1624-1625, en torno a la
posibilidad de dotar de ayuda económica al calvinista duque de Rohan enemigo
declarado de Luis XIII para buscar la financiación de una sedición reformista
en el interior de Francia. La conclusión extraída de la documentación50 era que
durante ese corto periodo de tiempo no parecían existir evidencias de la entrega
de fondos mencionados. Además, la cuestión hugonote desaparecía, cerrándose
así un asunto tan contrario a las posiciones confesionales españolas. Así pues,
la posición doctrinal de la Monarquía parecía estrictamente fijada. Pudo ayudar
seguramente el acuerdo franco-español de 1627-1628 para protegerse de sus
enemigos mutuos los protestantes en la Rochella y en Flandes respectivamente.
Aun así, los contactos con el duque de Rohan no se perdieron.
En este sentido, destaca un documento datado en 1629, custodiado en la
RAH cuyo título reza Parecer de una junta de teólogos51. Su importancia resi-

47 AGS EST. Leg. 2291 f. 90-91


48 John Huxtable Elliott. Richelieu y Olivares. Barcelona, Crítica, 2017, p.95
49 Rafael Ródenas Villar, «¿Ayudó Felipe IV a los hugonotes?» Arbor 57.217 (1964): 59.
50 Archivo General de Simancas [AGS] Secretaria de Estado [ EST.] Negociado de Francia [K] Legs.
1432, 1433, 1439 ,1481.
51 Real Academia de la Historia [RAH], 09-07153 nº6
a la sombra de las catedrales: cultura, poder y guerra en la edad moderna 1175

de en demostrarnos que el debate político-confesional no acabó de cerrarse, en


describirnos los términos morales de la cuestión debatida y por ser muestra de
un posicionamiento razonablemente más utilitario y menos devoto. La fuente
nos encuadra perfectamente la disyuntiva moral existente en la corte española
de cómo actuar ante la rivalidad francesa:
“en una Junta de Theologos, en que intervinieron por orden de V.M.
con su confesor [se indican los asistentes] se leyó un papel en que se pre-
gunta si encaso que el Rey de Francia siendo requerido de parte de VM no
quiera desistir de los agravios que se haze en la asistencia de Olanda y de
la Jornada a Italia […] dispone: podrá VM licitamente llamar al Duque de
Roan que tiene guerra con aquel Rey, y dezirle el Rey mi hermano asiste
contra mi tan porfiadamente a los olandeses mis rebeldes y según se de el
se dispone a bajar por nada a Italia en gran perjuicio mio y de modeo que
mi es fuerça buscar todos los reparos que pudiere para reparar estos daños
y mientras el nose aparatare de esta asistencia y reparo para obligarle aque
lo haga por fuerça quiero hazerle una división en lo interior de sus Reynos.
A cargo ntro. Con tantos mil infantes pagados cada año por mi quenta”52.
A continuación, aparece la pregunta acuciante: “Preguntose si esto, lo
podría hacer VM con seguridad de conciencia”53. Continúa el documento
relatando la dificultad que entraña la duda planteada: “la propuesta con gran
razón pareció difícil a la Junta por aver muchas y muy valientes por vna y
otra parte que causan dicha dificultad”54. El documento abre con una larga
exposición los motivos por los cuales los teólogos advierten al Monarca que
“tal parece que sería la de VM [el castigo de culpa mortal] si no solo se jun-
tase y confederase con los hereges enemigos sino que les diese favor y auxilio
y los fomentasse y alentase contra un Rey Ca[thlolico] suyo, natural y legiti-
mo”55. Añádase toda una justificación basada en las Sagradas Escrituras y en
los Santos Padres remarcando la doctrina tradicional. Los teólogos consulta-
dos concluyen terminantemente, que sería un escándalo otorgar ayuda directa
a los enemigos de fe, por la que tanto ha hecho España:
“la causa del Rey de Francia es justa y injusta la de sus herejes y que
también lo seria si VM les diese favor y ayuda […] es digno de mucha con-
sideración el gran escandalo que al mundo se daría si se viese en el a VM
siendo tenido por el elegido y amparo de la religión y de la fe se opone al
Rey Xpinisimo en la causa que el trata en favor de la fe y de la religión”56.

52 RAH, 09-07153 nº6 f. 1


53 Ibíd
54 Ibíd
55 RAH, 09-07153 nº6 f. 2
56 Ibid.
1176 reforma y contrareforma

Ahora bien, qué ocurriría si la Monarquía de España aprovechara las


acciones de los calvinistas franceses en su beneficio y así lograra con ello
frenar las amenazas galas57. En este sentido, la consulta a los teólogos plantea
una alternativa clara afirmando que:
“deue considerar finalmente se ha de suponer lo que es comúnmente
recibido de todos los theologos que es es licito qualquier Rey Cattholico
ayudarse del ayuda de los hereges y aprovecharse de sus Armas contra
qualquiera como sea en guerra justa y en razón de estos les puede dar gente
y pagar sus sueldos. La razón es clara por que siendo la guerra justa la ven-
gança que en ella se pretende es acto de justicia vindicativa”58.
Los teólogos son conscientes de su matización y de la acusación que les
puede sobrevenir al circundar tan finamente entre lo moral y religiosamente
establecido y lo políticamente conveniente. Por ello se escudan bajo el apro-
vechamiento pasivo de las circunstancias dadas y la naturaleza de legítima
defensa en una guerra justa:
“la nueva desta conclusión consiste en entender y penetrar bien su ver-
dadero sentido el qual no es que pueda VM licitamente dar favor ayuda o
auxilio a los hereges de Francia ni alentarlos animarlos o esforçarlos que
esto es cierto no podrá ser licito sino que puede VM licitamente ayudarse
de sus fuerças y de sus armas para defenderse del que injustamente se sabe
pretende hacer guerra cuando de otra suerte no puede o absolutamente o
comodamente defenderse […] no es darles ayuda sino recibirla dellos no
es socorrerles sino ser socorrido no es favorecellos sino ser f avorecido
no es darles armas sino vsar y aprovecharse de las que a VM se puede ser
buenas”59.
Por ello la junta de teólogos insiste ante el Monarca que “pueda de-
fender aunque sea por actiones de hereges a los quales no fauorece VM sino
que los trae en su favor […]no tratan si los puede ayudar […] por no ser
con propiedad ayuda a los hereges sino ayudarse dellos”60. Precisamente, los
eclesiásticos distinguen que la ayuda que prestará su Católica Majestad no
será para ayudar a la herejía en Francia, sino que es el Rey Católico quien re-
cibirá indirectamente de ellos para beneficio, utilidad y provecho en favor de
su justicia en la guerra que justamente libra contra las agresiones de Luis XIII:

57 RAH, 09-07153 nº6 f. 3 “para decir esta dificultad […] se ha de presuponer lo primero que VM esta
recibiendo del rey de Francia dos grandissimas injusticias la primera y la que ha tantos anos que padece
por la ayuda y favor que aquel Rey da todos los años a los Rebeldes de VM en Holanda […] la segunda
injusticia es la que el Rey de Francia pretende hacer en yr a Italia […] para ymbadir el estado de Milan”
58 RAH, 09-07153 nº6 f. 3
59 RAH, 09-07153 nº6 f. 4
60 RAH, 09-07153 nº6 f. 5
a la sombra de las catedrales: cultura, poder y guerra en la edad moderna 1177

“se colige fácilmente la resolución de que se opuso al principio por que


la Bula solo se proybe favorecer y ayudar a los hereges dándoles armas y
dinero u otro qualquier favor lo que VM no haze antes pretende recibile
dellos. Tambien puede responder que en aquella Bula se prohíbe solamente
dar favor a los hereges en quanto hereges esto es en favor de sus heregias
[…] pero VM no pretende favorecer a los de Francia por favorecer sus
heregias sino porque ellos defienda a VM su Justicia de quien Injustamente
se la pretende turbar […] asi no se puede comunicar con los hereges en
quanto hereges […] pero en otra consideración que pueda ser de utilidad y
provecho bien pueden comunicarse”61.
Una carta, sin foliar, de febrero de 1629 confirmaría un cambio signi-
ficativo en la posición oficial de la Monarquía. Allí se indica que una canti-
dad inicial de 800 a 2000 ducados “q[ue] son para q[ue] se pueda asistir al
servicio del Duq[ue] de Rohan q[ue] los teólogos han resuelto q[ue] si se
puede para hacer en esta ocasión”62. La asistencia por parte de España al líder
calvinista francés parecería secundar una dirección política que sinuosamente
abriría el horizonte para buscar una actuación política tomando conciencia de
la necesidad:
“ser licito ayudarse de las Armas de los hereges en causa justa como
diximos, argumento que se sale tomado de la razón natural se responde que
VM en el caso dicho en ninguna manera cooperara a la culpa que cometier-
en los hereges contra su Rey porque VM no ara mas de usar de la malicia
dellos para socorro de su necesidad”63

CONCLUSIÓN
La actuación política de la Monarquía Católica que se había basado en
el mantenimiento incólume de la defensa de la fe en Europa se empezó a poner
a prueba a inicios del siglo XVII. Había que abordar un nuevo funcionamiento
más realista de la política española sin violentar por ello los principios doctri-
nales católicos, los dictados de la conciencia y los escrúpulos morales del rey
junto a la reputación católica de España.
La irrupción de las obras e ideas de Tácito en la Monarquía Católica
brindó una oportunidad a toda una nueva generación de tratadistas políticos
que quisieron burlar la celosa vigilancia de los teólogos dominicos y jesuitas,
que una generación anterior había respondido rechazando los planteamien-
tos maquiavelistas y bodinianos. Tácito podía significar en la Monarquía
Hispánica una primera fisura de la doctrina política confesional.
61 RAH, 09-07153 nº6 f. 6
62 Archivo General de Simancas [AGS] Secretaria de Estado [ EST.] Leg. 2713
63 Real Academia de la Historia [RAH], 09-07153 nº6 f.7
1178 reforma y contrareforma

El tacitismo hizo fortuna alrededor de los reinados de Felipe III – Felipe


IV en los que, de una manera paulatina y callada, nuevos intereses parecían
rivalizar con el triunfo de la religión en la política exterior hispánica. La
Monarquía renunciaba en Flandes a proseguir la lucha contra sus rebeldes y
abandonaba a los católicos holandeses a su suerte por no disponer de suficien-
tes medios materiales. ¿Hubiera soportado tal decisión el providencialismo de
la época de Felipe II? La Monarquía también debía explorar nuevas formas de
alianza y de estrategia. En los años de la conflictividad generalizada del rei-
nado de Felipe IV, son intensos los debates de la licitud del aprovechamiento
de las facciones protestantes francesas en favor del beneficio político hispano.
Queda pendiente una profunda investigación que ahonde en este fenó-
meno de cambio de paradigma político que provocará una lenta y progresiva
sustitución de la razón de religión por la implantación de la razón de estado
en España. Ello exige una mirada profunda no únicamente a los dos ejemplos
aportados: la tregua en 1609 en Flandes o los contactos de Felipe IV con los
hugonotes franceses. Será necesario ampliar la mirada a los cuestionamientos
éticos, religiosos y políticos que hubo en la Monarquía en hechos como el
acercamiento a Inglaterra tras la extinción de la dinastía Tudor y la llegada
de los Estuardos, la cuestión de la Valtelina y las relaciones diplomáticas con
cantones declaradamente protestantes, los relatos legitimadores en clave polí-
tico-religiosa de Castilla y Cataluña en el conflicto de 1640 o la interpretación
de la derrota española de Westfalia.
En suma, se ha pretendido analizar como el movimiento tacitista fue el
detonante inicial de una progresiva discusión en los círculos de poder de la
Monarquía Católica. La introducción de la duda ante el modelo de política que
debía aplicarse a las grandes decisiones de Estado había penetrado en España.
¿Había llegado el momento de relegar su carácter misional y aplicarse una
nueva concepción realista de la política? El debate y sus posicionamientos
no fueron públicos ni quizá excesivamente notorios, pero el interrogante era
persistente y los pensadores políticos no pudieron eludirlo. En ello, les iba la
conservación del gigantesco dominio de la Monarquía de España.

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