Está en la página 1de 58

UN MUSICAL DIFERENTE

PERSONAJES:

Las Chicas
WENDLA
MARTHA
THEA
ANNA ILSE

Los Chicos
MELCHIOR
MORITZ
HANSCHEN / RUPERT
ERNST / REINHOLD
GEORG
OTTO / DIETER

Las Mujeres Adultas (interpretadas por una sola actriz)


FRAU BERGMAN, madre de Wendla
FRAU GABOR, madre de Melchior
FRAU NEUMANN, madre de Ilse
FRAULEIN KNUPPELDICK
FRAULEIN GROSSEBUSTENHALTER

Los Hombres Adultos (interpretados por un solo actor)


HERR GABOR, padre de Melchior
HERR STIEFEL, padre de Moritz
HERR BESSELL, padre de Martha
HERR RILOW, padre de Hanschen
HERR SONNENSTICH
DIRECTOR KNOCHENBRUCH
PADRE KAULBACH
DOCTOR VON BRAUSEPULVER
SCHMIDT

TIEMPO, LUGAR e INDICACIONES ESCÉNICAS


La acción se desarrolla en un pueblo de provincia alemán en las últimas décadas del siglo XIX. Sin embargo,
mientras cantan, los Chicos y Chicas adquieren las características de adolescentes contemporáneos, para
simbolizar la presencia de sus dilemas en el presente. Las luces cambian en las canciones en pos de ambientar
la sensación de inmersión en el mundo personal del personaje.

PRIMER ACTO

1
ESCENA 1

(Wendla es revelada con una luz suave, como si se mirara en un espejo. Suavemente explora su nuevo cuerpo
en maduración, mientras se pone un vestido-camisón semitransparente.)

Canción: Madre
WENDLA:
Madre me hiciste y no supiste las formas
de afrontar lo que me hace mal. Madre
hay un grito, madre hay un ángel que ni en
el cielo descansa en paz.
Hay quienes esperan a un dios que los rescate…
Encienden velas, y aguardan su luz. Y otros sólo
lloran buscando sus palabras, y su respuesta
causa más temor…
Madre me hiciste y no supiste las formas
de afrontar lo que me hace mal. Madre
hay un grito, madre hay un ángel que ni en
el cielo descansa en paz.

(La escena se sitúa ahora en 1891: un living de una casa de provincia alemana. Frau Bergman entra
repentinamente, bramando).

FRAU BERGMAN:
¡Wendla!

WENDLA: ¿Madre?

FRAU BERGMAN:
Wendla, hija... Ay, por dios, ¡mírate en ese vestido de niñita! No, no, no, no, las jovencitas respetables como tú
no pueden ser vistas paseándose con semejante…

WENDLA:
Madre, déjame usar este, me gusta mucho. Me hace sentir como… como una princesa.

FRAU BERGMAN:
Pero si ya estás… florenciendo. Y ahora, silencio. Me has hecho olvidar las buenas noticias. Anoche,
finalmente, la cigüeña visitó a tu hermana y le trajo otra pequeña bebé.

WENDLA:
No puedo esperar para verla, madre.

FRAU BERGMAN:
Bueno, entonces, ponte un vestido adecuado, y tu sombrero, por favor.

(Wendla comienza a decir algo, luego duda.)


WENDLA:
Madre... ya soy tía por segunda vez y aún no tengo idea de... cómo... eso... sucede.
(Frau Bergman luce sorprendida.)
Ay por favor, madre, si hasta preguntarlo me avergüenza, pero, entonces, ¿a quién más podría preguntárselo si
no es a ti?

FRAU BERGMAN:
No imaginarás, ni por un momento, que yo podría...

WENDLA:
Y tú no puedes imaginar que yo sigo creyendo en la “cigüeña”.

FRAU BERGMAN:

2
Ay por Dios, no sé qué he hecho para merecer este tipo de conversación y en un día como hoy. Apresúrate,
niña, y ponte un vestido decente.

WENDLA:
Entonces se lo preguntaré a Gregor, el que limpia nuestra chimenea.

FRAU BERGMAN:
Mejor te lo contaré yo. Pero no hoy. Mañana. Pasado mañana te lo contaré todo.

WENDLA:
Hoy, madre.

FRAU BERGMAN:
Dije no.

WENDLA:
¡Por favor, por favor!

FRAU BERGMAN:
Wendla Bergman, simplemente no puedo...

WENDLA:
¡Ay, madre!

FRAU BERGMAN:
¡Ay, me volverás loca!

WENDLA:
¿Por qué? Podría arrodillarme a tus pies, y recostarme en tu falda… y así podrás hablar como si yo no
estuviera. ¡Por favor! (No hay respuesta.) Madre...

FRAU BERGMAN:
Hija pero...

WENDLA:
¡Madre!.

FRAU BERGMAN:
Está bien, por Dios, te lo contaré todo.
(Wendla se arrodilla. Visiblemente incómoda, Frau Bergman oculta la cabeza de la niña con su capa.)
Para que una mujer pueda concebir un hijo... ¿Me entiendes hasta aquí?

WENDLA:
Sí, madre.

FRAU BERGMAN:
Para que una mujer pueda concebir un hijo y llevarlo en su viente, ella debe… amar a su marido como sólo ella
puede hacerlo. Sólo a él… ¡Sólo a él! Ella debe amarlo con... con todo el corazón. Ahí tienes. Ya lo sabes todo.

WENDLA:
¿Todo?...

FRAU BERGMAN:
Todo. Te lo juro.

WENDLA:
¡Madre!.

3
(Las luces cambian- de nuevo a la ambientación de las canciones. Las Chicas aparecen, Wendla se levanta y
se une a ellas. Dejando de lado la ambientación de época, cantan todas a la manera contemporánea.)

Canción: Madre (reprise)


WENDLA Y LAS CHICAS:
Madre me hiciste, madre no viste
formas de manejar lo que me hace mal.
Madre me hiciste, madre no viste
formas de manejar lo que me hace mal.
Madre hay un grito, madre hay un
ángel que ni en el cielo descansa en
paz.
Hay quienes esperan a un dios que los rescate…
Encienden velas, y aguardan su luz. Y otros sólo
lloran buscando sus palabras, y su respuesta
causa más temor…
Madre me hiciste, madre no viste
formas de manejar lo que me hace mal.
Madre hay un grito, madre hay un
ángel que ni en el cielo descansa en
paz.

ESCENA 2

(Escuela. Los Chicos sentados cada uno a su pupitre, recitando La Eneida de Virgilio. Se van parando uno a
uno para recitar. Herr Sonnenstich camina rodeándolos, escuchando.)

HERR SONNENSTICH: Una


vez más.
OTTO (Recitado):
... vi superum saevae memorem Iunonis ob iram...

HERR SONNENSTICH:
Mejor, Herr Lammermeier. Continue, Herr Zirschnitz.

GEORG:
... multa quoque et bello passus, dum conderet urbem.

HERR SONNENSTICH:
Herr Rilow. Desde el principio.

HANSCHEN:
Arma virumque cano, Troiae qui primus ab oris…

HERR SONNEN STICH: Herr


Robel. Y…

ERNST:
· .. Italiam, fato profugus, Laviniaque venit litora multum..

HERR SONNENSTICH:
Herr Stiefel.
(Moritz está dormido.)
Herr Stiefel.

MORITZ (Despertando): ¿Señor?

HERR SONNENSTlCH:
Continúe, por favor. (Moritz duda) Herr Stiefel...

4
MORITZ (Intentando):
... Laviniaque venit...

HERR SONNENSTICH: ¿Sí…?

MORITZ:
· .. Litora... multum enim-

HERR SONNENSTICH: ¿"Multum


enim"?

MORITZ (Probando otra combinación): ...


Multum olim-

HERR SONNENSTICH (Perdiendo la paciencia):


¿"Olim"? ¿"Multum olim”...?! ¿Entonces, de algún modo, el piadoso Eneas ya “ha” sufrido demasiado “en los
días por venir”…? (Los chicos ríen) Silencio, señores. ¿Herr Stiefel tiene alguna remota idea de lo que dice?
(Moritz está demasiado mortificado para contestar. Melchior se levanta)

MELCHIOR (Con voz convincente):


Si me permite, Herr Sonnenstich… ¿no podríamos al menos considerar “multum olim” como una posible
conjetura sobre cómo debría leerse el texto?

HERR SONNENSTICH:
Herr Gabor, no nos encontramos aquí hoy para hacer conjeturas sobre como debe leerse el texto. El joven
cometió un error.

MELCHIOR:
“Multum olim” introduciendo a “multa quoque”. Un paralelismo, señor, entre aquello que Eneas ya ha sufrido en
la guerra y el sufrimiento en tierra y mar por venir.

HERR SONNENSTICH:
Herr Gabor, desde el momento de la muerte de Virgilio se ha contaminado nuestro mundo con más que
suficientes comentarios críticos basados en la conjetura textual...

MELCHIOR:
Con todo respeto, señor, ¿está usted sugiriendo, entonces, que no hay más lugar para el pensamiento crítico y
la interpretación? De ser así, entonces, al menos nosotros...

HERR SONNENSTICH (Golpeando a Melchior con su bastón):


No estoy sugiriendo tal cosa. Estoy confirmando que Herr Stiefel cometió un error. ¿Le estoy preguntando?
¡No!, ¡Exigiendo, que usted corrija el texto fallido de su compañero y proceda desde ahí. ¿Está claro?
(No hay respuesta. Golpea a Melchior aún más fuertemente.) Herr Gabor, ¿está claro?

MELCHIOR:
Sí… Sí, Herr Sonnenstich: “litora multum ille”.

HERR SONNENSTICH:
Muy bien. Todos ustedes junto con Melchior Gabor.
"Laviniaque venit...”

(Los Chicos recitan, y su recitación crece, se hace más alta, más insistente y sirve de preludio a la canción.
Representa la visión mental de Melchior. Canta como un rocker en un concierto, desde su asiento)
Canción: Lo que sé
MELCHIOR: CHICOS:
Lo que sé de ciencias y de historia con horror Litora, multum ille et terris iactatus et alto
anclado en mi memoria. Si dudo, entonces Vi superum saevae memorem Iunonis ob iram;
me persiguen, y lo peor de mí es la sentencia Multa quoque et bello passus, dum conderet
que consiguen. Te dirán:”Lo escrito es lo que urbem,

5
cuenta”, Su verdad de guerras se alimenta. Arma virumque cano, Troiae qui primus ab oris
No dejan que pienses diferente, y lo único que Italiam, fato profugus, Laviniaque venit
importa es litora, multum ille et terris iactatus et alto
vi superum saevae memorem Iunonis ob iram;
Multa quoque et bello passus, dum conderet urbe
que en su Biblia esté presente. Pero
sé que hay mucho más por ver
buscando sólo en mí; no en un papel.
Sólo sé creer en mi verdad, y sentir
que algo va a cambiar. Continuar, no
importa lo que hagan. Ni nombrar
estrellas que se apagan.
Llamando al mundo y sus verdades,
gritando como un niño buscando libertad.
Mírame, yo busco en un grito que un día
escucharán… Mírame, ya oirás este
grito, mi grito que un día escucharán…
(La canción de Melchior concluye. Mientras retorna a la recitación uniéndose a los Chicos, la luz vuelve a la
ambientación normal.)

CHICOS Y MELCHIOR:
... multa quoque et bello passus, dum conderet urbem...

HERR SONNENSTICH:
Muy bien hecho, señores. Y ahora continúen: “inferretque deos Latio”, las siguientes siete líneas del viaje del
Piadoso Eneas. ¡De memoria!

(Los Chicos comienzan a escribir en sus pizarras. Herr Sonnenstich se para a un lado. Moritz palmea el hombro
de Melchior.)

MORITZ (En voz baja): Melchior,


gracias.

MELCHIOR: De
nada.

MORITZ:
De todas formas, debí haberlo sabido, “multum ille”… Es sólo que no pude dormir en toda la noche. De hecho,
yo sufrí la visita del más horrible y oscuro fantasma…

MELCHIOR: ¿Un
sueño?

MORITZ:
Una pesadilla. Piernas femeninas... envueltas en encaje del color del cielo, que trepaban sobre el podio del
profesor.

MELCHIOR:
Oh, ese tipo de sueño.

MORITZ:
¿Alguna vez sufriste esas visiones mortificantes, Melchior?

MELCHIOR:
Por supuesto, Moritz. Todos las hemos tenido. Otto soñó con su madre.

MORITZ:
¡¡¿Qué?¿Realmente?!!

6
MELCHIOR:
¿Georg Zirschnitz? Soñó que lo seducía Fraulein Grossebustenhalter.

MORITZ:
¿Su profesora de piano?

HERR SONNENSTICH (De repente, tomando a Moritz de la oreja):


Moritz Stiefel, no necesito recordale que de todos los alumnos, usted es el menos indicado para tomarse
libertades. Considere ésta su última advertencia.

(Moritz asiente absolutamente petrificado. Mientras Her Sonnenstich queda congelado, comienza a soñar el riff
y las luces cambian a una ambientación de concierto de rock alternativo:)

Canción: Esta puta vida


MORITZ:
Dios, ¿a dónde esta ese ángel
que me puede ayudar?
Mientras sufro en esta clase,
esta vida no da más.
Atrapado entre mis sueños
sin saber donde escapar, su
visita me despierta es quien
me va a rescatar.

Dice: “Dame tu mano, yo te


vengo a acompañar. La
tristeza en tu cuerpo
aprenderás a manejar.
Usaremos el instinto y la
magia explotará. Te dirán
que esto es pecado, yo te
juro no es verdad”

(Todos los chicos comienzan a moverse menos Melchior, que sigue con sus asuntos. Sus movimientos se
convierten progresivamente en una danza.)

MORITZ Y CHICOS:
Esta puta vida.

GEORG:
Vivir es sufrir.

MORITZ Y CHICOS:
Manos nada más.

GEORG:
Es sufrir, ¡sí!

MORITZ Y CHICOS:
Esta puta vida que no
te bancas más.

GEORG:
Por las noches no descanso,
dando vueltas sin dormir: Mi
maestra frente al piano y sus
tetas frente a mí.
que se mezclan con las notas
que no puedo ni tocar. Esas

7
tetas que por Dios yo las
quiero tocar.

CHICOS: Esta
puta vida… ¡Ah,
ah, ah, ah!
Todo sigue igual.
Todo sigue igual.
Esta puta vida.
Pienso: ¿qué hice mal?
No es lo que queremos…
¡No, por Dios!

ERNST:
En las duchas del colegio…

HANSCHEN:
Bobby Maler, el mejor.
Me calienta sólo verlo.

ERNST:
Siempre es una tentación.

OTTO:
Quizás Marianna Wheelan
me de bola alguna vez.

HANSCHEN:
Quedás muy bien con todos,
y los cagás después.

TODOS:
¡Ah!
(Melchior se une a la canción.)

MELCHIOR:
Esta puta vida.

CHICOS:
Esta puta vida.

MELCHIOR:
Vivir bajo mi piel.

CHICOS:
En mi piel.
Es sufrir…

MELCHIOR:
…la vida.
Siento que Dios se va.

CHICOS: Esta
puta vida…

MELCHIOR:
Mírame, yo
busco…

8
CHICOS:
Tratando de avanzar…

MELCHIOR:
Escucha mi grito…

CHICOS:
Esta puta vida desde
que despertás.

MELCHIOR:
Te querés salvar.

CHICOS:
Esta puta vida.
Vivo, vivo.

MELCHIOR:
Y sabrán…

CHICOS:
Quieres la verdad.
Esta puta vida.

MELCHIOR:
Sabiendo que no hay más.

CHICOS:
Dios, ¿ya no hay más?
¡No es verdad!
Mierda, nada más.

(La canción termina, las luces vuelven a la normalidad. El día escolar termina.)

HERR SONNENSTICH:
Caballeros, entreguen sus versos, y tomen sus efectos personales. Nos veremos mañana, aquí, a las siete en
punto.

(Herr Sonnenstich sale. Los Chicos juntan sus libros.)

OTTO (Saliendo):
Muchachos, yo me voy.

ERNST:
Yo también.

HANSCHEN:
Te acompaño, Ernst.

ERNST (Se detiene y voltea): ¿De


verdad?

HANSCHEN (Sugestivamente):
Sí. Nos sumergiremos en Homero. Tal vez en Aquiles y, ¿por qué no un poco de... Patroclo?.

(Hanschen sale primero, lo sigue Ernst.)

GEORG:
Melchior, Moritz.

9
MELCHIOR (Bromeando): ¿A
practicar Bach?

GEORG:
A la profesora de piano no se la hace esperar.

(Georg tiembla involuntariamente y sale. Melchior le dirige un guiño cómplice a Moritz, pero él no está de humor
para bromas.)

MORITZ:
Oh, Melchior, ochenta líneas de Homero, infinitas ecuaciones cuadráticas… estaré despierto toda la noche
nuevamente, perseguido con otro de esos sueños. Y aún así no voy a terminar.

MELCHIOR:
Oh, sí. Tu sueño.

MORITZ (Horrorizado):
Oh, Melchior, ¿por qué… por qué soy perseguido por piernas de mujer? ¿Por qué tengo esta creciente
convicción?: que... una parte oscura de mi destino yace entre ellas.

MELCHIOR:
¿Aún no lo sabes? ¿No? ¡Moritz! Te lo contaré todo. Yo lo he sacado de libros. De observaciones directas de
la naturaleza. Te asombrará, pero eso hizo de mí un ateo. Entonces...

MORITZ:
¡No! ¡No! ¡Aquí no! No puedo hablar de esto...

MELCHIOR:
¡Eres una señorita, eres una señorita, Moritz!

MORITZ:
Hazme un favor, escríbelo. Todo. Escóndelo en mi bolso después de la clase de gimnasia, mañana... Si quieres,
puedes agregar ilustraciones en los márgenes.

MELCHIOR:
¿De principio a fin?

MORITZ:
Todo.

(El director Knochenbruch y su socia, Fraulein Knuppeldick, aparecen y se detienen en el escenario)

HERR KNOCHENBRUCH:
Inconcebible, Fraulein Knuppeldick.

FRAULEIN KNUPPELDICK: ¿Herr


Knochenbruch...?

HERR KNOCHENBRUCH:
Solamente mírelo... Melchior Gabor. Un joven de una capacidad intelectual distinguida.

FRAULEIN KNUPPELDICK:
Complemente distinguida.

HERR KNOCHENBRUCH:
Un joven que podría ser nuestro mejor alumno.

FRAULEIN KNUPPELDICK:
El mejor, Herr Knochenbruch.

10
HERR KNOCHENBRUCH:
Sin embargo ahí está, contaminándose, brincando por ahí con ese… bruto… imbécil…

FRAULEIN KNUPPELDICK:
¿Imbécil, neurasténico de Moritz Stiefel?

HERR KNOCHENBRUCH:
Gracias al cielo, el año entrante, el curso sólo puede tomar sesenta alumnos.

(Herr Knochenbruch y Fraulein Knuppeldick salen.)

ESCENA 3

(Tarde. Un puente en la campiña. Wendla, Martha, Thea y Anna caminan hacia casa, hablando y jugando
emocionadas.)

THEA:
Ay, chicas, ¿saben qué me voy a poner para la boda de Greta? Un corset de encaje con un lazo de satén…

ANNA:
¡Oh! Wendla, ¿qué vas a usar en la boda de Greta Brandennurg?

WENDLA:
Mi madre dijo que no podríamos ir.

THEA:
¡¿A la boda de Greta?!

MARTHA:
¿Porque se casa con el guardaparques?

WENDLA:
A mi madre le parece algo... inapropiado.

ANNA:
¡Si están redecorando la parroquia con orquídeas y crisantemos…!

WENDLA:
Mamá dijo no.

(Anna y Thea intercambian una mirada cómplice.)

ANNA:
Yo sólo espero que tu madre apruebe al hombre que se case conmigo.

THEA:
¡Y al que se case conmigo!.

WENDLA (Mofándose):
Ya todas sabemos con quién quiere casarse Thea…

MARTHA:
¡Moritz!... no, digo... ¡Melchior Gabor!

THEA:
Bueno y sí… ¿quién no?

ANNA:
Bastante buenmoso...

11
WENDLA:
Ay, es tan maravilloso.

MARTHA:
Pero no tan maravilloso como el sensible y haragán Moritz Stiefel…

ANNA Y THEA:
¿¡Moritz Stiefel!?

THEA:
Ay no, Martha… Martha, ¿Cómo puedes compararlo, siquiera? Melchi Gabor, es tan... tan extremista. ¿Saben lo
que se comenta de él?
(Todas las Chicas se juntan, ansiosas por escuchar.)
Que no cree en nada. No cree en Dios.
(Suspiro.)
No cree en el cielo.
(Otro suspiro.)
No cree en una sola cosa en este mundo. (Las
Chicas suspiran nuevamente todas juntas.)

ANNA:
Dicen que es el mejor en todo: en Latín, en Griego, en Trigonometría…

THEA:
Y la mejor parte es que lo sabe, y aún así, ni siquiera le importa.

(Comienza la música con un tempo inocente, las Chicas se reúnen en grupo.)

Canción: Mi adicción
WENDLA:
En el medio de nada, el vacío total,
lo que más quiero es verte pasar.

MARTHA:
Es como amarte, triste y real.

THEA:
No es lo mejor, pero es lo que hay.

ANNA:
Soy como tu amante, o tu
sombra quizás. Voy
siempre pensando dónde
estás, dónde irás…

THEA:
Yo quiero dejarlo,
pero pierdo el control.
Sos como una droga,
sos mi adicción.

CHICAS:
Cuando la tormenta ya pasó el
viento te hiela y todo se enfrió.
Pero en tus brazos, siento calor.
Sos una adicción, mi droga sos vos.

FRAULEIN GROSSEBUSTENHALTER Muy bien,


Georg. Y ahora el preludio en DO menor.

12
HANSCHEN:
¿Has rezado ya, Desdémona? Tú, hermosa, que sumida en contemplación esperas...

HERR RILOW:
¡Hanschen! ¿Te encuentras bien?

HANSCHEN:
Es mi estómago otra vez, padre... pero estaré bien.

HERR RILOW:
¿Estás seguro?

HANSCHEN:
Mmmm... Sí, estoy seguro.

HERR RILOW:
Está bien.

HANSCHEN:
Oh, hermosa, no creas que tomo tu muerte a la ligera. La verdad es que apenas puedo pensar en las largas
noches que me esperan, y me carcome hasta los huesos el verte yacer, inmóvil, mirándome tan inocente. Uno
de los dos debe partir, ¿serás tú o seré yo?...

FRAULEIN GROSSEBUSTENHALTER ¡No, no, Georg! Por favor, una


vez más, pero ahora con la mano izquierda.

HANSCHEN:
Muchacha, ¿por qué? ¿Por qué juntas tan fuerte tus rodillas? ¿Por qué, aun entre la inescrutable eternidad?
¿No ves que es tu terrible castidad la que me lleva...?

HERR RILOW:
¡Hanschen! ¡Ya es suficiente!

HANSCHEN:
¡Sí, señor!

HERR RILOW:
Vete a la cama... ¡hijo!

HANSCHEN:
¡Un minuto más! ¡Por favor!... Un último beso... un beso en tus crueles rodillas...

FRAULEIN GROSSEBUSTENHALTER
Merci, si’l vous plait.

(Georg aparece y canta, desde su fantasía con su profesora de piano. Se encuentra sentado al piano, y su
profesora lo acompaña, congelada.)
GEORG:
Perdón si no tiene nada que ver.
A mí me calienta si me haces doler.

HANSCHEN:
Si subo la música en mi habitación, me
inyecto de vos y vos sos mi canción.

(Las Chicas rodean la escena bailando, Hanschen suspira con una foto de Ernst en la mano, y Georg, con una
partitura.)

THEA:

13
En mis fantasías, yo me sumergí.
Las vivo, las pienso y te quiero
aquí.

ANNA:
Estoy descuidando
toda obligación. Sos
como una droga, sos
mi adicción.

CHICOS Y CHICAS:
Y te sigo hablando aunque no estás.
Me pierdo en tus brazos, me dejo ahogar.
Tu cuerpo en llamas quiero probar.
Sos una adicción, mi droga sos vos.
Quisiera el tiempo parar… ¿Qué
puedo hacer?
Sos una adicción, mi droga sos vos.
Mi droga sos vos, vos, vos, vos.

ESCENA 4

(Tarde. Estudio de Melchior. Una lámpara en la mesa. Melchior está sentado solo, escribiendo en su diario.)

MELCHIOR (Lee en voz alta mientras escribe):


16 de Octubre. La pregunta es: la vergüenza. ¿Cuál es su origen? ¿Y por qué somos perseguidos por su
miserable sombra? ¿Siente la yegua vergüenza cuando se aparea con el padrillo? ¿O acaso ignora todo lo que
su instinto le provoca hasta que le otorgamos un certificado de matrimonio? No lo creo.
Yo pienso que la vergüenza es solamente un producto de la educación. Mientras tanto, el viejo padre Kaulbach
insiste neciamente, en cada uno de sus sermones, con que la vergüenza está profundamente enraizada en
nuestra pecadora naturaleza humana. Razón por la que ahora me rehuso a ir a la iglesia.

FRAU GABOR (En off): ¿Melchior?

MELCHIOR:
Sí, madre.

FRAU GABOR (En off):


Está Moritz Stiefel para verte.

(Melchior se sienta. Entra Moritz corriendo, luciendo agitado y pálido.)

MELCHIOR:
¿Quién?...

MORITZ:
Perdón por la hora. Agarré el saco del perchero y corrí como un fantasma para llegar hasta aquí.

MELCHIOR:
¿Dormiste durante todo el día?

MORITZ:
Estoy exhausto, Melchior. Estuve despierto hasta las tres de la madruga leyendo el ensayo que me diste, hasta
que ya no... no podía ver más.

MELCHIOR:
Siéntate, Moritz, fuma un cigarro.
(Melchior le pasa un cigarro a Moritz)

14
MORITZ:
Mírame. Estoy temblando. Anoche recé como Cristo en Getsemaní: “Dios, dame tuberculosis, pero mantén esos
sueños pegajosos lejos de mi”:

MELCHIOR:
Si tienes suerte, ignorará esa plegaria.

MORITZ:
Melchior, no puedo concentrarme en nada. Incluso ahora, siento como si… Bueno puedo ver y oir claramente.
Sin embargo, es todo tan extraño...

MELCHIOR:
Pero, Moritz ¿las ilustraciones que te di no ayudaron a eliminar tus sueños?

MORITZ:
¡Sólo multiplicaron todo diez veces! Ahora no solo veo piernas y encaje, no, ahora... ahora soy perseguido por
una gran vagina.

(Frau Gabor entra con una bandeja de té, Moritz se queda callado.)

FRAU GABOR:
Bueno, jovencitos, aquí está el té. ¿Cómo está usted, Herr Stiefel?

MORITZ:
Muy bien, gracias, Frau Gabor.

FRAU GABOR (Escéptica): ¿Melchior?

MELCHIOR (Burlándose):
Sólo mira, madre, mi buen amigo Moritz estuvo toda la noche despierto, leyendo, como un condenado.

MORITZ:
Sí... y conjugando griego.

FRAU GABOR:
Debe cuidarse, Moritz. Seguramente su salud es más importante que el griego antiguo.
(Señalando los libros de Melchior) ¿Qué has estado leyendo, Melchior?

MELCHIOR:
El Fausto, de Goethe.

FRAU GABOR:
¿El Fausto? ¿A tu edad?

MELCHIOR:
Yo sé que aun no puedo apreciar la totalidad de su hermosura, pero es sumamente interesante...

MORITZ:
Atrapante.

FRAU GABOR:
Aún así, yo diría que… Supongo que ustedes tienen edad suficiente para saber que es lo bueno para ustedes y
que no, ¿no? (Suspiro) Estaré aquí por si me necesitan. (Frau Gabor sale.)

MORITZ:
Tu madre... tu madre es, realmente, extraordinaria.

MELCHIOR:
Sí, hasta que encuentra a su hijo leyendo a Goethe.

15
MORITZ:
Bueno, creo que se refería a la historia de Gretchen y su hijo ilegítimo.

MELCHIOR:
Exacto. ¿Ves cómo todos están fijados obsesivamente en su historia, Moritz? De repente, es como si el mundo
entero estuviera poseído por penes y vaginas.

MORITZ:
Bueno, yo lo estoy. Y más aun, desde que leí tu ensayo. Eso que escribiste sobre la… mujer... No puedo dejar
de pensar en el hecho de... (Saca el ensayo) ¡Esto! ¿Es cierto?

MELCHIOR:
Absolutamente.

MORITZ:
Pero, ¿cómo puedes comprender eso, Melchior? Lo que la mujer debe sentir...

MELCHIOR:
¿Entregarse a una persona? ¿Defenderte hasta que, finalmente, te rindes y sientes el Cielo que estalla dentro
tuyo?
(Moritz asiente.)
Simplemente me pongo en su lugar. Moritz. Lo imagino.

MORITZ;
¡¿Realmente?! (Observando diferentes partes del diagrama.)
¿Imaginar lo que siente... una mujer?

(Comienzan a sonar acordes de guitarra, los Chicos y las Chicas hacen un círculo rodeando a Melchior y
Moritz, y caminan rítmicamente. Los Chicos tienen copias del ensayo de Melchior.)

Canción: Tócame
MELCHIOR:
¿Dónde voy, cuando
sueño? Sin recuerdos
navegar… Sólo me dejo
llevar. El viento guía en su
camino al mar…

MORITZ:
¿Dónde voy, cuando
sueño? Sólo puedo
escuchar melodías en tu
voz Me van llevando. donde
quiero llegar…

ERNST:
Tócame… sin pensar.
Así… sigue… hacia abajo.
No dudes, no. No puedo
más
hasta llegar a mi centro.

(Melchior voltea hacia Moritz y la escena vuelve a centrarse en el escritorio de Melchior. Los Chicos y Chicas
continúan moviéndose en el escenario, formando un coro.)

MORITZ (Aún en su mundo privado mirando los diagramas):


De verdad, tienes que admitir… que hombres y mujeres con sus geni… geni… (Pronunciando mal)

16
MELCHIOR (Corrigiendo su pronunciación):
¿Genitales?

MORITZ:
Sí. Es realmente intimidante... digo… como saber si todo... mide...

MELCHIOR:
¿Medirse?
(Moritz luce horrorizado.)
¿Si todo encaja?
(Aún más horrorizado,)
No, no es que yo haya...

MORITZ:
No estoy diciendo que yo no querría…

MELCHIOR: ¿Qué?

MORITZ:
Que querría que no... que nunca querría...

MELCHIOR:
¿Que nunca querrías...?

MORITZ:
¡Me tengo que ir!
(Moritz abruptamente sale de escena.)

MELCHIOR:
Moritz, espera…
(Pero se ha ido)
(Para sí mismo) Moritz...

(Frau Gabor entra y se lleva el servicio de té.)


FRAU GABOR:
Melchior, ¿qué ocurre?

MELCHIOR:
Nada, madre.

FRAU GABOR:
Pero Moritz se ha ido...

MELCHIOR:
Sí.

FRAU GABOR:
Se lo ve realmente muy pálido, ¿no crees? Me pregunto si, en verdad, el Fausto es lo mejor para él.

(Frau Gabor sale. Melchior sacude la cabeza, incrédulo. Recomienza la canción y vuelven a cantar.)

OTTO:
¿Dónde voy, cuando sueño?
No más sombras que ahuyentar.
Con tu beso y nada más
no falta nada si ya
estás por llegar...

GEORG:

17
¿Dónde voy, cuando
sueño? No más llanto,
nunca más.
En tus labios veo nadar
deseos rotos que se
arrastran al mar...
MELCHIOR: CHICOS Y CHICAS: Tócame…
Tócame… sin hablar. No hables
Y sentir, que me Quiero sentir… que me
perdonas. Toma mi amor perdonarás.
y mi calor. Oh, oh.
Podrás volar como el viento. Oh, oh.
Vuelo en el viento.
GEORG:
Tócame,
No hables, no Tócame,
pares, no pares. no hables, no pares,
Sí y sentirte ya.
Quiero sentirte, Quiero llegar…
Así llevame hasta llegar uh, uh, uh,
a lo prohibido. uh, a lo
prohibido.
Oh… Tócame
Oh… sin pensar hasta llegar
Ámame así. a mi centro.
Uh, uh, uh… Ámame
Con el viento, sólo por hoy,
con el viento, y así volar con el viento,
con el viento… Con el viento,
Con el viento,
Con el viento…
ESCENA 5

(Tarde. Melchior y Wendla se encuentran en el bosque.)

WENDLA:
¿Melchior Gabor?

MELCHIOR (Sin creerlo):


¡¿Wendla Bergman?! Mírate... como una ninfa caída de las ramas de los árboles... ¿Qué haces aquí, sola?

WENDLA:
Mi madre está preparando licor de anís. Pensé que la sorprendería con unas hojas de anís fresco. ¿Y tú?

MELCHIOR:
Éste es mi lugar favorito. Es mi lugar privado donde me dejo llevar por mis pensamientos.

WENDLA (Comienza a retirarse): Oh,


disculpa, no quiero interrumpir…

MELCHIOR:
No, no. Por favor.
(Se detiene.)
Cuentame como has estado.

WENDLA:
Bien. Ha sido una mañana maravillosa. Con los miembros de la parroquia les llevamos canastos con ropa y con
comida a los niños de los jornaleros.

18
MELCHIOR:
Aún recuerdo cuando solíamos hacer eso juntos.

WENDLA:
Deberías de ver como se iluminaron sus caras y les alegramos el día.

MELCHIOR:
De hecho, he estado pensando mucho sobre ese tema.

WENDLA:
¿En los jornaleros?

MELCHIOR:
No, en nuestros pequeños actos de caridad. ¿Qué piensas, Wendla? ¿Crees que nuestras pequeñas acciones
de beneficencia realmente pueden hacer una diferencia?

WENDLA:
Por supuesto. Tienen que hacerla. Sino, ¿qué esperanza le queda a esa pobre gente?

MELCHIOR:
No lo sé exactamente, pero me temo que la industrialización se está imponiendo rápidamente contra ellos.

WENDLA:
Contra todos nosotros, entonces.

MELCHIOR:
Exacto... gracias.

WENDLA:
Yo creo que lo mejor para cada uno de nosotros, es lo mejor para todo el mundo.

MELCHIOR:
Wendla Bergman, te he conocido durante tantos años y nunca hemos tenido una verdadera conversación.

WENDLA:
Bueno, no tenemos oportunidad ahora que... hemos crecido.

MELCHIOR:
En un mundo progresista, hombres y mujeres, todos, podríamos asistir juntos al mismo colegio. ¿No sería eso
sorprendente?
(En este lapsus intelectual, Melchior se ha abalanzado tanto sobre Wendla que ella inconscientemente ha dado
varios pasos para atrás.)

WENDLA:
¿Qué hora es?

MELCHIOR:
Deben ser casi las cuatro.

WENDLA:
Pensé que sería más tarde. Me detuve un momento y me recosté junto al arroyo, y, simplemente, me dejé llevar
por mis sueños… Pensé que sería… más tarde.

MELCHIOR:
¿Puedes quedarte un momento más? Si te recuestas bajo esta sombra, y miras al cielo, tus pensamientos se
vuelven hipnóticos…

WENDLA:
Debo regresar antes de las cinco.

19
MELCHIOR:
Pero cuando estás aquí, una paz tan extraña, pero tan maravillosa se apodera de ti…

WENDLA:
Si... tal vez pueda quedarme un momento.

(Wendla y Melchior se sientan bajo el roble. La luz cambia y los envuelve sugerentemente.)

Canción: La voz de tu cuerpo


WENDLA:
Todo es tan irreal.
Busco palabras sin pensar.

MELCHIOR:
Busco teorías para llegar.

WENDLA Y MELCHIOR:
¿Podés oír la voz de tu cuerpo?
(Melchior toma la mano de Wendla, y ambos comienzan a proyectar sus universos privados.)

MELCHIOR:
No quiero más sentir.

WENDLA:
Rozo su piel casi sin querer…

MELCHIOR:
Busco su mano en mi juego cruel.

WENDLA Y MELCHIOR:
¿Podés oír la voz del deseo?
Sí, vas a lastimarme, yo te
voy a lastimar.
Sí, yo voy a herirte.
Sí, mi herida serás.

Todo es tan irreal.

WENDLA:
Veo su mundo en mi piel.

MELCHIOR:
Verla en mis sueños y fantasear…

WENDLA Y MELCHIOR:
¿Podés escuchar mi deseo?
Sí, vas a lastimarme, yo te
voy a lastimar.
Sí, yo voy a herirte.
Sí, mi herida serás.

(Las luces cambian, nuevamente el bosque.)

WENDLA:
Ya se está poniendo el sol, debo regresar.

MELCHIOR (Tomándola de un hombro):


Iremos juntos entonces. Te llevaré al puente en menos de diez minutos.
(Le ofrece su mano, ella duda y luego se lo permite. Salen caminando juntos.)

20
ESCENA 6

(El patio de la escuela. Georg, Hanschen, Ernst y Otto esperan expectantes.)

ERNST:
¡Encontré a Moritz!

GEORG: ¿Dónde?

ERNST:
En la oficina del director.

OTTO (Señalándolo):
Miren. ¡Ahí viene!
(Moritz aparece.)

HANSCHEN:
No entiendo... ¿entonces te descubrieron?

MORITZ:
No, no, gracias a Dios.

ERNST:
Mírate, ¡estás temblando!

MORITZ:
De alegría. ¡De real y pura alegría! Si no... que me parta un rayo.

(Melchior entra.)

ERNST:
¡Melchior!

MELCHIOR:
Moritz, te he estado buscando.

GEORG:
Se escabulló dentro de la oficina del director.

MELCHIOR:
¿En qué estabas pensando?

MORITZ:
Tuve que hacerlo, Melchior...

MELCHIOR:
¡Moritz!

MORITZ:
¡Tuve que hacerlo! Pero tengo una buena noticia... ¡pasé!

HANSCHEN:
Sí, los exámenes de mitad de año, Moritz, solo eso.

MORITZ:
Bueno, sí, ahora todo se definirá con los exámentes finales. Pero, aun así, ¡sé que pasé! ¡Es así como debe
sentirse el Cielo, Melchior!

(Melchior abraza a Moritz. Las luces centran la escena en la oficina de Herr Knochenbruch, que está con
Fraulein Knuppeldick.)
21
HERR KNOCHENBRUCH:
Bueno, bueno, Fraulein Knuppeldick.

FRAULEIN KNUPPELDICK: ¿Herr


Knochenbruch?

HERR KNOCHENBRUCH:
Ahora que el imbécil, irritante, más que retardado...

FRAULEIN KNUPPELDICK:
Moritz Stiefel.

HERR KNOCHENBRUCH:
De alguna manera ha logrado pasar los exámenes de mitad de año, parecería que nos encontramos frente a un
verdadero dilema.

FRAULEIN KNUPPELDICK: Ah.

HERR KNOCHENBRUCH:
Como ya sabemos, el año entrante el curso solo puede albergar sesenta alumnos. No creo posible poder
promocionar sesenta y uno.

FRAULEIN KNUPPELDICK:
Difícilmente, Herr Knochenbruch. Pero aguardemos los resultados de los exámenes finales que se acercan.

HERR KNOCHENBRUCH:
¿Sí?...

FRAULEIN KNUPPELDICK:
Recuerde, seré yo quien los corrija.

HERR KNOCHENBRUCH:
Entonces, estoy seguro que el buen nombre de esta escuela estará a salvo.
(Herr Knochenbruch y Fraulein Knuppeldick intercambian una mirada cómplice.)

ESCENA 7

(Tarde. Día ventoso. Wendla, Martha, Thea y Anna caminan tomadas del brazo.)

ANNA:
¡Tomemos el atajo!

THEA:
No. Por el puente.

WENDLA:
¡Si hace dos horas que no paramos de caminar!

THEA:
¡Ay, por favor!

ANNA (Bromeando):
Me parece que alguien quiere ver si Melchior Gabor salió a pasear en su bote.

THEA:
Bueno... La última en llegar debe tomarse de la mano... con Hanschen.
(Las Chicas empiezan a correr.)

22
ANNA:
Ten cuidado, Martha, se te ha desatado tu trenza.

MARTHA (Preocupada):
No...

THEA:
¡Ay, déjala!.. ¿No es molesto día y noche? No puedes cortártelo, no puedes soltártelo…

WENDLA:
¡Mañana voy a traer unas tijeras!

MARTHA:
¡No, Wendla, mi padre ya me pega lo suficiente!

WENDLA:
¿En serio?

MARTHA:
No, nada. No es nada.

THEA:
¿Martha…?

ANNA:
Martha, somos tus amigas…

MARTHA:
Bueno, cuando yo no hago lo que él quiere…

ANNA: ¿Qué?

MARTHA:
Algunas noches mi padre se saca furioso el cinturón...

THEA:
Y, pero, ¿dónde está tu madre?

MARTHA:
“Tenemos reglas en esta casa, y tu padre no será desobedecido”.
La otra noche corrí hacia la puerta. “¿Quieres salir? Me parece bien, ahí es donde vas a pasar la noche... ¡en la
calle!

THEA: ¡No!

MARTHA:
Hacía demasiado frío...

ANNA:
Ay, Dios mío...

WENDLA:
¿Te pega con un cinturón?

MARTHA:
Con cualquier cosa.

WENDLA:
¿Con la hebilla?

23
MARTHA (Levanta su manga): Justo
aquí…

ANNA:
¡Ay, no!

WENDLA:
Las marcas son terribles.

ANNA:
Tenemos que contárselo a alguien...

MARTHA:
¡No, Anna!

ANNA:
Pero debemos hacer...

MARTHA:
¡No, por favor! Me echarían para siempre.

THEA:
Como lo que le sucedió a Ilse.

WENDLA:
¿Lo recuerdan?

ANNA:
Aun así...

MARTHA:
Anna, no. Solo piensen lo que ha sucedido con Ilse. Viviendo... quién sabe dónde y quién sabe... con quién.

WENDLA:
Desaría poder, de alguna forma, ocupar tu lugar.

THEA:
Mi tío Klaus dice que si uno no disciplina a un niño, es porque no lo ama.

MARTHA:
Así debe ser.

ANNA:
Cuando yo tenga hijos, los dejaré ser libres, y ellos solos crecerán fuertes y sanos.

THEA:
Libres... ¿Y pero cómo sabremos qué hacer si nuestros padres no nos dicen?

(Cambian las luces y nos introducen al mundo de la canción de Martha. Herr Bessel aparece en la sombra, y
las chicas se van yendo una por una en el transcurso de los primeros versos.)

Canción: Mi oscura verdad


HERR BESSELL: Martha, es hora de ir a la cama.

MARTHA:
Hay una oscura verdad, que
ya no puedo ocultar…

HERR BESSELL: Martha, querida… Ponte el camisón lindo, el de botones azules, el que te regalé.

24
MARTHA:
Decís; “Hora de dormir”, y mamá está ahí,
como si no me viera, como si no supiera.
Quiero huir, me quiero esconder, pero sé
muy bien, venís a buscarme, venís a
buscarme.
Dice: “Con un beso, todo va a pasar” y me
abraza susurrando; “Dios no va a escuchar.
Sólo vos y yo, y tu dulce cuerpo.
Es tan bueno amarte y sentir tu piel
No viste nada aún, voy a tratarte bien.
Sólo vos y yo, y tu dulce cuerpo.”

(Un golpe en la puerta. Aparece Ilse iluminada para cantar, y su madre en la sombra.)
FRAU NEUMANN: Ilse, tu padre te espera.

ILSE:
Y gritar, ya sé que está mal.
Sólo hay que jugar,
Sin respirar, sin
respirar.
No aguanto más, quiero gritar la verdad…
Que soñás conmigo,
y mi dulce cuerpo…

ILSE Y MARTHA:
Mi dulce cuerpo.

ILSE, MARTHA Y LOS CHICOS:


Dice “Con un beso todo va a pasar”
Y me abraza susurrando: “Dios no va a escuchar.
Sólo vos y yo, nuestro secreto.
Es tan bueno amarte y sentir tu piel.
No viste nada aún, voy a tratarte bien.
Sólo vos y yo, nuestro secreto.”
Hay una oscura verdad, que ya
no creo gritar. Hay una oscura
verdad, no lo puedo soportar.
Hay una oscura verdad, no me
deja respirar. Hay una oscura
verdad, que ya no puedo
ocultar. (Apagón.)

ESCENA 8

(El bosque. Melchior está sentado, escribiendo en su diario.)

MELCHIOR (Leyendo en voz alta mientras escribe):


27 de Noviembre. El problema es: el terrible privilegio de la parentocracia en la educación secundaria...

(Las luces cambian, Moritz está en el patio de la escuela, y es convocado por Herr Knochenbruch y Fraulein
Knuppeldick.)

FRAULEIN KNUPPELDICK:
Herr Stiefel, ¿podríamos hablar un momento con usted, por favor?
(Moritz se queda paralizado.)

MELCHIOR (Continúa en su diario):


25
…un mundo donde los maestros, como los padres, nos ven solamente como materia prima para una sociedad
obediente y productiva…

(Herr Knochenbruch y Fraulein Knuppeldick se acercan a Moritz y le dicen algo en secreto.)

…un cuerpo unificado, casi militar, donde todo aquel que es débil, debe ser destruido...

(Herr Knochenbruch y Fraulein Knuppeldick siguen su camino, dejando solo a Moritz, angustiado como un
fantasma.)

…donde el progreso de los estudiantes se ve reflejado únicamente en el ranking que ocupan dentro de la
institución. Y es así como una mala nota puede llegar a ser vista como una amenaza...

(Moritz camina como perdido y sale de escena. Wendla aparece, sacando de su ensimismamiento a Melchior.)

WENDLA:
¿Melchior?

MELCHIOR (Salta, sorprendido): ¡¿Wendla?!

WENDLA (Tímida):
Estaba recostada junto al arroyo, pero te vi aquí...

MELCHIOR:
Sí.
(Pausa incómoda)

WENDLA:
Entonces…

MELCHIOR:
Entonces, el arroyo... ¿Soñando nuevamente?

WENDLA:
Algo así.

MELCHIOR:
¿Qué soñabas?

WENDLA:
Es tonto.

MELCHIOR:
No, cuéntame.

WENDLA:
Soñaba que era una niñita torpe y derramaba el café de mi padre. Y cuando el vio lo que había hecho, se
quitaba, furioso, el cinturón y... me azotaba...

MELCHIOR:
Wendla, esas cosas ya no ocurren. Sólo suceden en los cuentos.

WENDLA:
Martha es golpeada casi todas las noches. Al día siguiente, puedes verle las marcas de los golpes. Es terrible.
Realmente, te genera odio con solo oirlo.

MELCHIOR:
Alguien debería denunciarlo.

WENDLA:
26
Últimamente no puedo pensar en otra cosa que no sea eso. ¿Sabes? Nunca me han golpeado. Ni una sola
vez... ni siquiera puedo imaginarlo. Debe ser... terrible.

MELCHIOR:
No creo que nadie lo encuentre placentero.

WENDLA:
He intentado golpearme a mí misma, para saber cómo se siente realmente, por dentro.
(Wendla ve una rama en el piso y la levanta.) Esta rama, por ejemplo. Es fina y dura.
(Le ofrece la rama a Melchior y él la prueba al aire.)

MELCHIOR:
Te haría sangrar.

WENDLA:
Quieres decir, ¿si tú me azotaras con ella?…

MELCHIOR: ¿Azotarte?

WENDLA:
Sí.

MELCHIOR:
Wendla, ¿en qué estás pensando?

WENDLA: Nada.

MELCHIOR:
Yo nunca podría pegarte.

WENDLA:
¿Y si yo te lo permitiera?

MELCHIOR: Jamás.

WENDLA:
¿Y si yo te lo pidiera?

MELCHIOR:
¿Has perdido la razón?

WENDLA:
¡No! Martha me dijo...

MELCHIOR:
¡No puedes envidiar a alguien por ser golpeado!

WENDLA:
Pero es que nunca me han golpeado, en toda mi vida… nunca he sentido…

MELCHIOR: ¿Qué?

WENDLA:
Nada.
(No hay respuesta)
Por favor, Melchior…
(Se pone de espaldas. Él lo considera, y la golpea sólo rozándola apenas.)
Melchior, no siento nada.

MELCHIOR:
27
Tal vez no lo sientas por el vestido.

(Wendla se levanta la pollera dejando una pierna al descubierto, ofreciéndosela a Melchior.)

WENDLA:
Prueba en mis piernas, entonces.

MELCHIOR:
No, no, ¡Wendla!

WENDLA:
Vamos, por favor.
Nada.
Nada.
¡Por favor!

MELCHIOR:
Yo te enseñaré a pedir “Por favor”…
(La toma firmemente del brazo y la golpea fuerte.)

WENDLA (Se dobla de dolor, pero…):


Apenas me estás golpeando.
(La vuelve a golpear.)

MELCHIOR: ¿Y
ahora?

WENDLA:
A Martha le pegan con un cinturón. La hace sangrar.
(Melchior la golpea otra vez y otra vez, cada vez más fuerte.)

MELCHlOR: ¿Y
ahora?

WENDLA (Miente):
Nada. No siento nada.

MELCHIOR: ¿Ahora?

WENDLA: Nada.

MELCHIOR: ¿Y
eso?

WENDLA: Nada.

MELCHIOR:
¿No sientes nada? ¡Maldita! ¡Te voy a moler a golpes! ¡Maldita!.

WENDLA:
¡Por favor, no!

(Melchior la golpea y otra vez, luego arroja la rama al suelo y tira a Wendla al piso, tan violentamente que ella
comienza a gimotear.
De repente, se da cuenta de lo que ha hecho. Se va anonadado hacia los árboles, olvidando el diario en el
bosque. Se oyen las voces de Otto y Georg.)

28
Canción: La voz de tu cuerpo
Reprise OTTO (Suavemente): Sí, vas a
lastimarme, yo te voy a lastimar.

OTTO Y GEORG:
Sí, yo voy a herirte.
Sí, mi herida serás.

ESCENA 9 (Living de los Stiefel. Moritz se acerca a su padre,


Herr Stiefel.)

MORITZ:
¿Padre…?

HERR STIEFEL:
Moritz.
(Moritz se queda en silencio.)

¿Sí?

MORITZ:
Bien, yo me preguntaba, hablando hipotéticamente, que sucedería si…

HERR STIEFEL: ¿Sí?

MORITZ:
Si algún día... yo... reprobara. No.,. no es que haya...

HERR STIEFEL:
¿Acaso reprobaste?

MORITZ:
¡No, no! Solamente quería saber si...

HERR STIEFEL:
¿Reprobaste, no es así? Puedo verlo en tu cara.

MORITZ:
Padre, ¡no!
(Herr Stiefel abofetea a Moritz.)
Por favor…

(Herr Stiefel abofetea a Moritz otra vez. Y otra vez. Se aleja un paso disgustado.)
HERR STIEFEL:
Bien, finalmente has llegado a esto. No puedo decir que me sorprende.
Reprobado. Mi hijo reprobado.
Ahora dime, hijo, ¿qué se supone que hagamos tu madre y yo?
(No hay respuesta. Moritz llora.)
¿Cómo podré aparecer en la Asociación de
Beneficencia? (No hay respuesta.) ¿Y en el banco?
(No hay respuesta.)
¿Con qué cara iremos a la Iglesia? Reprobado…

MORITZ:
Padre…

HERR STIEFEL:
Mi hijo reprobado.

29
(Moritz llora e intenta abrazarlo, pero su padre lo ignora o incluso rechaza).
Gracias a Dios mi padre no vivió para ver esto.
(Las luces se van apagando y rápidamente se encadena la escena siguiente.)

ESCENA 10
(Se definen dos espacios simultáneos en escena: el estudio de Frau Gabor mientras ella escribe una carta y la
habitación de Moritz, que lee lo que ella escribe. Se alternarán a medida que avance la canción.)

Canción: No hay nadie más


FRAU GABOR: Estimado Herr Stiefel...
(Lo piensa mejor.) Moritz. He pasado todo el día reflexionando sobre su carta. Me ha conmovido, realmente,
que me considere su amiga. Por supuesto, me entristeció saber que en los exámenes no le ha ido tan bien
como esperaba y que por ese motivo, no promocionará este otoño.
Sin embargo, debo decirle de inmediato que escapar a América no es una solución. Y aun si lo fuera, yo no
podría brindarle el dinero que usted solicita.

MORITZ:
Uh-huh... Uh-huh... uh-huh...
Ya está, todo es al pedo al
final.
Y todo mal
¿Querías más?
Si nada va a cambiar, ya me pasó.

FRAU GABOR: Espero no malinterprete esta carta como una falta de afecto, Herr Stiefel. Pero, como madre de
Melchior, es mi deber detenerlo ante esta pérdida momentánea.

MORITZ:
Y lo que a mí me jode más
dos lucas y zafé, ya está.
Y nada más me van a dar.
No va a importar si ya me sé el sermón.

FRAU GABOR: Si usted quisiera, podría escribir a sus padres para intentar convencerles que ha trabajado duro
el pasado semestre, y que un castigo muy severo ante esta adversidad podría traer las consecuencias más
graves.

MORITZ:
Querés gritar y no das más,
y nadie quiere contestar.
¿Y a quién le va a importar si explotás?

FRAU GABOR: Sin embargo, algo en su carta me perturbó y es su… ¿cómo llamarlo? Amenaza encubierta que
si no encontrara solución, acabaría con su vida.

MORITZ:
Ok, juguemos el papel y
hagamos que está todo bien.
Llamá a mis viejos si querés…
Ya no hay solución.

FRAU GABOR: Mi querido Moritz, el mundo está lleno de hombres intelectuales, científicos, hombres de
negocios que no han tenido éxito en la escuela escuela, sin embargo, han tenido carreras brillantes.

MORITZ:
Si mi refugio ya no son,

30
Jamás lo fueron, menos hoy.
Si quiero escapar, ya me da
igual, ya me da igual.

FRAU GABOR: De todas formas, quiero asegurarle que su actual circunstancia no tendrá efecto alguno en mi
estima hacia usted, o en su relación con Melchior.

(Los Chicos aparecen uno a uno y se unen al canto de Moritz.)


MORITZ Y HANSCHEN:
Uh-huh... Uh-huh... uh-huh...
Ya está,
Todo es al pedo al final.
Y todo mal,
¿Querías más?

HANSCHEN:
Si nada va a cambiar

MORITZ:
Ya me pasó.

MORITZ Y OTTO:
Querés gritar y no das más,
y nadie quiere contestar.

OTTO:
¿Y a quién le va a importar…

MORITZ:
...si explotás?

MORITZ Y ERNST:
Querés gritar, reír, llorar.
Y no hay lugar donde escapar.

GEORG:
Sólo quedarás con tu dolor.

FRAU GABOR: Entonces, frente en alto, Herr Stiefel. Deseando recibir pronto noticias suyas le escribe
afectuosamente, su constante y maternal amiga, Fanny Gabor.
(El espacio de Frau Gabor queda a oscuras y los Chicos quedan en escena).

MORITZ:
Andá a cagar,
ya fue, ya está.
Querés seguir y no aguantás.
Un día de mierda es uno más.
Ya no hay nada más…

MORITZ Y OTTO:
No hay nada más…

MORITZ, OTTO Y GEORG:


Ya no hay nadie más…

MORITZ Y LOS CHICOS:


Ya no hay nadie más…

(Moritz saca una pistola del bolsillo de la chaqueta y la levanta al aire. Apagón breve.)

31
ESCENA 11
(Melchior se revela atribulado, disgustado por lo que le ha hecho a Wendla. Realiza una coreografía y los
Chicos lo acompañan a modo de coro.)

Canción: Noche azul invernal


CHICOS:
Enciendo la luz, y nada está mal.
No mirar, no pensar, no sentir, no tocar.
El ángel que estaba en la oscuridad se
metió en el azul de la noche invernal.

MELCHIOR:
No hay donde escapar de este cuerpo sin paz,
Y rotos en mi alma hombre y niño estarán.
Encuentro a mi sombra ahí en soledad.
Yo busco la llave de mi alma y no está...

CHICOS:
Los desechos del miedo que corren en mí por
fin se terminan si enciendo la luz. Busqué en
un instante, no hay más que pensar, el miedo
se pierde y lo malo se va.

MELCHIOR:
Del fantasma en mi mente no puedo escapar.
Y roto por dentro, mi niño estará. No hay
nadie que sepa cómo curar a mi alma que
llora en la oscuridad…

(Wendla entra en escena, y la ambientación cambia, revelando a Melchior en un húmedo granero.)

WENDLA:
Con que aquí estabas.

MELCHIOR:
Wendla, vete. Por favor.

WENDLA:
Se acerca una gran tormenta, ¿sabes? No deberías quedarte vagando aquí.

MELCHIOR: Fuera.

WENDLA:
Todos se encuentran en la parroquia repasando el coral de San Miguel, yo me escapé.

MELCHIOR:
Ah, sí... bien.

WENDLA:
Y tu amigo Moritz Stiefel, está ausente. Alguien dijo que ha estado desaparecido todo el día.

MELCHIOR:
Creo que Moritz ya ha tenido suficiente coro de San Miguel.

WENDLA:
Tal vez.
¿Sabes? Tengo tu diario.

32
MELCHIOR: ¿De
verdad?

WENDLA:
Lo dejaste aquel día… Confieso que traté de leer algunas partes...

MELCHIOR:
Sólo déjalo... por favor.
(Wendla trepa hasta donde está Melchior y le deja el diario a un costado.)

WENDLA:
Lamento mucho lo que pasó, Melchior. De verdad, lo lamento. Y entiendo que estés enojado conmigo.
Realmente no quería...

MELCHIOR:
No sigas...

WENDLA:
No entiendo cómo pude...

MELCHIOR:
Por favor, no sigas.
Estábamos confundidos, simplemente... solo estábamos confundidos...

WENDLA:
No, fue mi culpa…

MELCHIOR:
¡No!. Fui yo... fui solamente yo. Algo en mí se encendió cuando te golpeé.

WENDLA:
¡Algo en mi también!

MELCHIOR:
Pero te lastimé.

WENDLA:
Sí, pero aun así…

MELCHIOR:
No sigas...

WENDLA:
Pero...

MELCHIOR:
¡No sigas! ¡Por favor!
Deberías irte, Wendla.
(Wendla se arrodilla junto a Melchior.)

WENDLA:
¿No quieres ir a la pradera, Melchior? Está oscuro y frío aquí. Podríamos correr bajo la lluvia y empaparnos sin
que nada nos importe…

MELCHIOR: Perdóname…

WENDLA:
Todo es mi culpa.
(Wendla lo abraza)

33
MELCHIOR:
Wendla yo puedo escuchar latir tu corazón.
(Melchior intenta besarla. Apoyando su cabeza en su pecho)
Si es de día o de noche, no importa en donde esté, lo escucho… lo entiendo.

WENDLA:
Y yo puedo oir el tuyo.
(Melchior se acerca un poco, y le besa la mejilla.)
¡Melchior!
(Intenta besarla y la abraza.)
No, espera, no…

MELCHIOR: Wendla…

WENDL.A:
No, no, no deberíamos...

MELCHIOR:
¿Qué?
(No hay respuesta.)
¿No deberíamos qué? ¿Amarnos? No lo sé, ¿existe tal cosa? Escucho tus latidos…
(Los Chicos y las Chicas aparecen cantando un coral.)

Canción: Si creés
Juro que siento tu respiración en donde esté: en la lluvia, en el eno… Por favor, Wendla. Por favor.

(La abraza aun más fuerte.)

CHICAS Y CHICOS (Suavemente):


Si creés, si creés, si creés,
si lo creés todo es
perdonado.

(La canción va in crescendo por el resto de la escena.)

WENDL.A:
¡No, no, es que…!.

MELCHIOR: ¿Qué?

WENDL.A:
Es...

MELCHIOR:
¿Qué? ¿Es pecado?

WENDL.A:
No lo sé...

MELCHIOR:
¿Entonces por qué?.

(No hay respuesta.)


¿Porque se siente bien? ¿Porque nos hace sentir algo?
(Wendla lo considera, y lentamente toma la mano de Melchior. La besa y apoya suavemente su cabeza en su
hombro.)

CHICAS Y CHICOS:

34
Si creés, si creés, si
creés. si lo creés, amar
te habrá salvado. Si
creés, si creés, si creés.
si lo creés, amar te
habrá salvado…

(Wendla se aleja, luego asiente y lo abraza. Él intenta apretarse más a ella, pero ella lo
rechaza delicadamente.) WENDLA: No. Es que...

MELCHIOR: Por favor.

(Wendla toma su mano y la pone en su cintura, mientras lo abraza.)

CHICAS Y CHICOS:
Si creés, si creés, si
creés. si lo creés,
amar te habrá salvado.
Si creés, si creés, si
creés. si lo creés,
amar te habrá salvado.

(Melchior toma más fuertemente su cintura y quiere introducir sus manos bajo su vestido. Ella lo rechaza.)

CHICAS Y CHICOS:
Si creés, si creés, si
creés. si lo creés,
amar te habrá salvado.
Todo es perdonado.
Amar te habrá salvado.
Todo es perdonado.
Si creés,
Amar te habrá salvado.
Si creés, todo es
perdonado.
Si creés,
Amar te habrá salvado.
Si creés, todo es
perdonado.
Si creés,
Amar te habrá salvado.
Si creés todo es
perdonado.
Si creés,
Amar te habrá salvado.
Si creés,

todo es perdonado.

WENDLA: ¡Melchior!

MELCHIOR: Soy yo.

WENDLA: ¡Melchior!

MELCHIOR: Soy solamente yo.

(Mirándola a los ojos, dándole confianza.) Sólo yo.


35
(Melchior y Wendla se acuestan uno al lado del otro. Se miran un rato y él acaricia su pelo y su cintura.Hasta el
final de la canción, se acercan hasta estar juntos, se abrazan largamente.
El coro formado en el tramo anterior se mantiene, pero un grupo agrega otra voz, dominante.)

CHICAS:
Paz y amor por siempre,
armonía y vida.

TODOS LOS CHICOS:


Paz y amor por siempre,
armonía y vida.
Si lo creés… (La canción finaliza y termina el primer acto.)

FINAL DEL PRIMER ACTO

ACTO 2

36
ESCENA 1

(Anochecer. La Iglesia. La misma hora, el mismo día que en el final de Acto 1. Representa lo que sucede en la
Iglesia mientras Melchior y Wendla estaban en el granero.)

PADRE KAULBACH (Sermón):


...Y ahora pasemos, hijos, a un hermoso proverbio de Martín Lutero: “A Dios, a nuestros Padres, a nuestros
maestros, nunca podremos expresarñes suficiente gratitud”…

(La escena cambia, mostrando a Wendla y Melchior durmiendo juntos tras lo sucedido en el acto anterior
mientras el Padre Kaulbach continúa.)

Como bien sabemos, estas palabras pueden sonar anticuadas para nuestro oido moderno, dudosas y viejas. Y
sin embargo, debemos preguntarnos, cada uno de nosotros, dentro de nuestro oscuro corazón: ¿en qué forma
hemos honrado o deshonrado a nuestro padre, a nuestra madre? ¿En qué forma nos hemos desviado, en
cuerpo y alma, de la sabia enseñanza de nuestros sacerdotes, nuestros maestros?

(Las luces apartan de la escena al Padre Kaulbach, y se concentran en Wendla y Melchior, que despiertan.)

MELCHIOR:
¿Wendla te encuentras bien?

(Comienza una canción y los Chicos y las Chicas cumplen la función de coro. Wendla centra la escena.)

Canción: A nuestros cuerpos se los culpará


WENDLA:
Algo ha comenzado, nada es igual.
Algo que siempre en la puerta esperó
ahora busca un hogar.

WENDLA, CHICAS Y CHICOS:


¿Y será un sueño más?

WENDLA:
Despertaré triste y en soledad.

WENDLA, CHICAS Y CHICOS:


¿Quién puede decir quién soy?

WENDLA:
Esta es la edad de ser libres…
Y a nuestros cuerpos se los culpará.
Tocar, dejarse volar, y sentir que al
latir las almas van a susurrar.
Suspiros en la oscuridad

MELCHIOR (Aún preocupado por ella): ¿Wendla...?

WENDLA: Eso creo.

MELCHIOR:
El pulso se acelera,
todo va a comenzar.
En cada rincón de alguien nuevo que sos los
viejos miedos no están.

MELCHIOR, CHICAS Y CHICOS:


Sólo es un sueño más…

MELCHIOR:
37
Despertaré solo en la oscuridad.

MELCHIOR, CHICAS Y CHICOS: ¿Quién


puede decir quién soy?

MELCHIOR:
Sos la razón de mis sueños…

MELCHIOR, WENDLA, CHICAS Y CHICOS:


Y a nuestros cuerpos se los culpará.
Tocar, y el tiempo se va…
Y sentir que al latir las
almas van a susurrar.
Suspiros en la oscuridad…

CHICAS Y CHICOS:
Oh, oh!
(Los Chicos y las Chicas forman un coro en proscenio y el Padre Kaulbach vuelve a cobrar importancia,
terminando su sermón.)

PADRE KAULBACH:
Ah, pero hijos, hijos, ¿en qué formas hemos ocultado, escondiendo hasta de nosotros mismos, los pactos
secretos que hemos hecho con nuestros propios demonios?

MELCHIOR, WENDLA, CHICAS Y CHICOS:


Y a nuestros cuerpos se los culpará.

ESCENA 2

(Un viñedo en la puesta de sol. A la distancia suenan las campanas de la iglesia. Hanschen y Ernst caminan
por el pasto.)

HANSCHEN:
Ven, es por aquí... Ya casi llegamos… Es justo aquí... ¿Y, qué piensas? ¿Te gusta?.

ERNST:
Sí, me gusta.

HANSCHEN:
¿Sabes? A este lugar suelo venir cada vez que quiero estar... solo. (Suenan campanas) Esas campanas… se
oyen tan pacíficas.

ERNST:
Lo sé. A veces, en las tardes como esta, silenciosas, imagino que soy el pastor de una iglesia de pueblo. Con
mi esposa y sus mejillas coloradas, mi biblioteca, mis estudios… Las niñas y niños del pueblo se toman de mis
manos cuando...

HANSCHEN:
No hablas enserio.
Honestamente, Ernst, ¡eres un sentimental! Lo piadoso y sereno de las caras que uno ve en la iglesia son una
gran farsa para esconder la envidia. (Hanschen se acerca a Ernst.)
Créeme, hay solo tres finales posibles en el hombre. El permitir que el status quo lo venza, como Moritz. El que
quiere agitar la marea, como Melchior. O aquel que puede esperar el momento oportuno y dejar que el
Sistema trabaje para él. Como yo. (Hanschen se acerca aún más.)
Imagina el futuro como un balde lleno de leche. Hay hombres que sudan y baten la crema hasta convertirla en
manteca, como Otto. Otros se ponen nerviosos, derraman la leche y lloran todo la noche, como Georg. En
cambio, yo, yo no. Yo soy un gatito, que simplemente bebe la crema.

38
ERNST:
¿Simplemente bebes la crema?

HANSCHEN:
Exacto.

ERNST:
Pero, entonces ¿qué hay…?
(Hanschen lo mira seductor.) Hanschen... me estás viendo... ¿Qué? ¿Hanschen? (Las luces cambian y
Hanschen se inclina sobre Ernst.)

Canción: La voz de tu cuerpo (reprise)


HANSCHEN:
La crema beberás, entre mis
labios lograrás ver lo que sólo en
tus sueños ves.
¿Podés oír la voz de tu cuerpo?
Sí, vas a lastimarte,
sí, te voy a lastimar.
Sí, yo voy a herirte,
sí, mi herida serás.

(Hanschen le da un beso en el hombro a Ernst.)

ERNST: ¡Oh, Dios!.

HANSCHEN: Mmm, Sí, lo sé, lo sé. Cuando miremos hacia atrás dentro de treinta años, esta noche te parecerá
increíblemente bella.

ERNST: ¿Y… mientras tanto?

HANSCHEN: ¿Por qué no?


(Hanschen besa a Ernst en la boca.)

ERNST: Esta tarde, camino aquí, pensé que, quizás, solo hablaríamos.

HANSCHEN: Entonces, te arrepientes de…

ERNST: Jamás. ¡Te amo, Hanschen! ¡Como nunca amé a nadie!

HANSCHEN: Y así debería ser.

ERNST:
Sí, vas a lastimarme.
Yo, te voy a lastimar.

ERNST Y HANSCHEN:
Sí, yo voy a herirte, sí,
mi herida serás.
(Wendla, Melchior, los Chicos y Chicas aparecen en el coro. Mientras sucede este coral, Ilse toma una carta de
Melchior y se la lleva a Wendla).

ERNST, HANSCHEN, WENDLA, MELCHIOR, CHICAS Y CHICOS:


Sí, vas a lastimarme,
sí, te voy a lastimar.
Sí, yo voy a herirte, sí,
mi herida serás.

(Moritz entra repentinamente en escena, apartando a todos.)

39
MORITZ:
¡Sufienciente, suficiente, suficiente!
(Las luces se vuelven eléctricas y apuntan a Moritz.)

ESCENA 3

(Moritz mira al frente, como el cantante principal de una banda de garage rock.)

Canción: No creo en la angustia


MORITZ:
Qué placer ser una mosca y volar,
flotando por ahí sin nada en qué pensar.
Ya no hay nada, nada quema en mi interior.
Las alas puedo desplegar, dejando todo
atrás. Sino, también ser como el viento cálido,
que sopla una vez y sin pensar, se va. Y
aunque trague el polvo del aire, nada quieres
saber…
Tristeza, que sopla y ya se va…
Si yo sé, no creo en la angustia.
No la puedo entender, eso no
es parte de mí.
Conmigo no cuenten más.
No creo en la angustia.
Ya cumpli mi parte, y si miro
atrás, ya no quiero más. No creo
en la angustia, estuve ahí. No la
quiero, no está en mí.

(La canción finaliza, las luces cambian. Está atardeciendo, hay un río. Moritz está solo y saca una pistola de su
bolsillo. Ilse entra repentinamente y lo reconoce.)

ILSE:
¡Moritz Stiefel!

MORITZ (Escondiendo rápidamente la pistola): ¿Ilse?


¡Me asustaste!

ILSE:
¿Se te ha perdido algo?

MORITZ:
¿Por qué me asustaste?
¡Maldición!

ILSE:
¿Qué buscas?

MORITZ:
Si sólo yo lo supiera…

ILSE:
Entonces, tu búsqueda no te ayuda.

MORITZ:
Ilse... ¿por dónde has andado?

ILSE:

40
Priapia, ¿conoces? La colonia de artistas.

MORITZ:
Sí.

ILSE:
Ay, son todos unos viejos indeseables, Moritz. Tan… salvajes. Tan bohemios. ¡Todo lo que quieren hacer es
pintarme y disfrazarme todo el tiempo! Ese Johan Fehrendorf, es un malvado. Siempre termina igual: tirando los
atriles y persiguiéndome por todas partes, dándome pequeños golpes con la punta de su pincel. Pero, claro, así
son los hombres: sino pueden clavarte una cosa, intentarán clavarte cualquier otra. ¡Dios, Moritz, el otro día
terminamos todos tan pero tan ebrios, que me desmayé en la nieve. Y me quedé ahí... inconsciente... toda la
noche. Y, luego, pasé toda una semana con Gustav Baum. Si, de verdad, toda la semana inhalando ese... éter
suyo! Hasta esta mañana, me despertó con una pistola haciendo presión sobre mi pecho y me dijo: “Te mueves,
y es tu fin”. Realmente me dio escalofríos. ¿Qué cuentas tú, Moritz? ¿Aun en el colegio?

MORITZ:
Sí, termino este semestre.

ILSE:
¿Recuerdas cómo solíamos correr a casa y jugar a los piratas? Wendla, Melchior, tú y yo.

(Suenan algunos acordes, luces hacia Ilse.)

Canción: Brisa
Suave Brisa suave
que el verano trae. El
viento invernal dibuja
su silueta en el maizal.
En las hojas bailará la
primavera. Claro, en
otoño
el viento persigue y sólo susurra,
quiere atraparte. Con su pena,
su tristeza el viento frío llora y se
va. Brisa suave que el verano
trae.
El viento invernal dibuja su silueta en
el maizal.
El perfume de la lluvia
en primavera.

(Las luces cambian, y ya ha bajado el sol.)

MORITZ:
Será mejor que me vaya.

ILSE:
Caminemos hasta mi casa. Juntos.

MORITZ: ¿Y?

ILSE:
Buscaremos nuestros arcos y flechas, y jugaremos juntos, Moritz. Como en los viejos tiempos.

MORITZ:
Fueron tiempos memorables. Jugando y escondiéndonos entre nuestras carpas indias.

ILSE:
Sí. Peinaré tu pelo y lo rizaré. Te prestaré un pequeño caballito de juguete…

41
MORITZ:
Desearía poder.

ILSE:
Y entonces, ¿por qué no?

MORITZ (Mintiendo):
Ochenta líneas de Virgilio, dieciséis ecuaciones y un ensayo sobre los Habsburgo…
(Las luces se vuelven locas y perturbadoras nuevamente.)

Canción: No creo en la angustia/Brisa


Suave Quizás mejor ser como un trapo al
viento: te cuelgan a secar, y así te quedarás.
Y no importa donde te puedas secar,
si después
se olvidarán que estoy allí,
No quieren más de mí.
ILSE:
Si yo sé, no creo en la Brisa suave que el
angustia. No la puedo verano trae. El
entender, eso no es parte de viento invernal
mí. dibuja su silueta
Conmigo no cuenten más. en el maizal. Brisa
No creo en la angustia. suave que el
Ya cumpli mi parte, y si miro verano trae. El
atrás, ya no quiero más. No creo viento invernal
en la angustia, Estuve ahí. No la dibuja su silueta
quiero, ya lo ves. en el maizal.
Con las hojas
bailará la primavera.
(Las luces de concierto se apagan.)

MORITZ:
Buenas noches, Ilse.

ILSE:
¿Buenas noches?

MORITZ:
Virgilio, las ecuaciones, ¿recuerdas?

ILSE:
Sólo una hora.

MORITZ:
No puedo.

ILSE:
Bueno, al menos acompáñame hasta mi casa.

MORlTZ:
Honestamente, desearía poder.

ILSE:
¿Sabes? Para cuando por fin estés despierto, Moritz, yo terminaré tirada sobre un montículo de basura.
(Ilse sale. Moritz luce dolorido.)

MORITZ:

42
Por el amor de Dios, lo único que tenía que hacer era decir que sí. (La llama) ¿Ilse? ¿Ilse...? ¿Ilse...? ¿Ilse...?
(Espera. Quisiera correr detrás de ella, pero se ha ido. Se detiene en un punto, y se saca las medias y zapatos
mientras habla.)
Entonces, ¿qué les diré? Les diré, a todos los ángeles, que me embriagué en la nieve, y que canté...y que jugué
a los piratas... Eso les diré... Sí… eso les diré... Estoy listo, ahora. Seré un ángel.
(Moritz suspira, observa la noche. Saca de su bolsillo la carta de la señora Gabor y la pistola. A la mitad del
parlamento tirará la primera al suelo.)
Hace diez minutos, se podía ver todo el horizonte. Ahora, sólo el crepúsculo. Las primeras estrellas... tan frías,
tan lejanas, tan oscuras... tan oscuras...
(Moritz quita el seguro a la pistola, y la pone en su boca. Apagón.)

ESCENA 4

(Un cementerio bajo la lluvia. El padre de Moritz, Herr Stiefel, está parado estoicamente al lado de una tumba
abierta. Frau Gabor se aproxima para dejar una flor. Mientras lo hace, vemos a Melchior con luces de canción.
Comienza a cantar, verbalizando los pensamientos de Herr Stiefel.
Uno por uno, los Chicos y las Chicas avanzan para dejar una flor en la tumba de Moritz y luego se acomodan
en proscenio como un coro.)

Canción: Lo que quedó atrás


MELCHlOR:
Sus manos frías apretás,
su ropa acomodás. Fuiste
injusto y cruel, no supiste
escuchar. Querés besar,
sentir, tocar tan sólo una
vez más.

Ahora duerme y ya no despertará.

MELCHIOR, CHICAS Y CHICOS:


Sus sombras ves, sus sombras son
que sólo buscan ese hogar que ya
no está…

MELCHIOR:
Todo lo que no fue quedó
atrás. Aquello que su madre
quiso para él, y su padre no
pudo expresar. Oh!.

Charlas que no habrá, su risa


que no sonará, las pequeñas
cosas que no verá.
Y si en su tristeza sólo ves debilidad,
nada más que hablar.
No es de hombres llorar.

MELCHIOR, CHICAS Y CHICOS:


Sus sombras ves, sus sombras son
que sólo buscan ese hogar que ya
no está…

MELCHIOR:
Todo lo que soñó
quedó atrás.
Las cosas que su madre
nunca enseñará a ese hijo
que ya no abrazará. Todo lo

43
que vivió quedó atrás.
Aquellos miedos que no pudo
soportar, y esa angustia que
lo destruyó. Oh!

(Herr Stiefel se acerca para dejar su flor, pero duda. Melchior le pone una mano en el corazón, y el hombre se
quiebra y llora amargamente sobre la tumba de su hijo.)

MELCHIOR, CHICAS Y CHICOS:


Oh!...
Oh!...
Sus sombras ves, sus sombras son
que sólo buscan ese hogar que ya
no está…

MELCHIOR:
Sus sombras tristes que
se perderán…
Sus sombras tristes que
se perderán…
Sus sombras tristes quedarán atrás.
Oh!...
(Melchior deja la última flor.)

ESCENA 5

(La oficina del director. Herr Knochenbruch llama a Fraulein Knuppeldick.)

HERR KNOCHENBRUCH:
Fraulein Knuppeldick.

FRAULEIN KNUPPELDICK: ¿Herr


Knochenbruch...?

HERR KNOCHENBRUCH:
Debemos tomar recados inmediatamente si queremos evitar que se nos perciba como una de esas instituciones
afectada por la epidemia de suicidio adolescente.

FRAULEIN KNUPPELDICK:
Efectivamente, señor. Pero esta no será una guerra fácil. No sólo debemos enfrentar la corrupción moral de
nuestra juventud sino también la marcada sensualidad de estos tiempos liberales.

HERR KNOCHENBRUCH:
No podría estar más de acuerdo con usted. Es una guerra, naturalmente habrá bajas.
Traiga al muchacho.

FRAULEIN KNUPPELDICK:
Por supuesto, Herr Knochenbruch.

(Fraulein Knuppeldick trae adentro a Melchior.)


HERR KNOCHENBRUCH:
Parecería ser, jovencito, que todos los caminos conducen hacia usted. ¿Sabe a lo que me refiero?

MELCHIOR:
Me temo que yo…

HERR KNOCHENBRUCH (Completando la oración de Melchior):


Me debería temer. Dos días después de la muerte del joven…

44
FRAULEIN KNUPPELDICK (Completando lo dicho):
…Moritz Stiefel...

HERR KNOCHENBRUCH:
…su padre busó entre sus efectos personales y descubrió cierto escrito depravado y ateo que dejó realmente
clara...

FRAULEIN KNUPPELDICK:
...Realmente clara…

HERR KNOCHENBRUCH:
…la total corrupción moral del joven. Una corrupción que, sin lugar a dudas, empujó al muchacho hacia su
propio fin.

FRAULEIN KNUPPELDICK:
Sin duda, Herr Knochenbruch.

HERR KNOCHENBRUCH:
Me refiero, como usted sabrá, a cierto ensayo de diez páginas finamente titulado “El arte de dormir con…”
acompañado de, ¿cómo decirlo?, vivas ilustraciones.

MELCHIOR:
Herr Knochenbruch, si pudiera…

HERR KNOCHENBRUCH:
¿Comportarse como es debido? Claro. Eso sería un caso completamente diferente.

FRAULEIN KNUPPELDICK: Completamente.

HERR KNOCHENBRUCH:
Por nuestra parte, hemos realizado una exhaustiva investigación alrededor de la letra de este escrito obsceno y
la hemos comparado con la de cada uno de nuestros alumnos...

MELCHIOR:
Señor, si usted pudiera señalarme, al menos, una sola obscenidad…

HERR KNOCHENBRUCH:
Usted debe responder únicamente las preguntas que se le formulen con un rápido y firme “Sí” o “No”,
Melchior Gabor, ¿usted escribió este documento?

(Herr Knochenbruch y Fraulein Knuppeldick voltean y miran a Melchior. Suena un acorde, intercambian una
mirada, vuelven a voltear y mirar a Melchior.)

FRAULEIN KNUPPELDICK:
¿Usted lo escribió?
(Herr Knochenbruch y Fraulein Knuppeldick voltean y lo miran, esperando una respuesta. Las luces cambian y
empieza una canción rock.)

Canción: Jodido estás


MELCHIOR:
Hay un punto en que sé… cagué.
Todo se acabó… lo destrocé.
Nada más que hacer, se terminó.
Y mi alma huyó, me abandonó.

OTTO:
Y lo que realmente me rompe las pelotas, es que lo peor todavía no llegó. Y te preguntás “¿Qué hice mal?”.
Nada. Sos solo una mosca que matan por matar.

45
GEORG:
Te jodés si no te movés.
No hay tiempo ya para pensar

HANSCHEN:
Y es peor decir que pensás…

GEORG, OTTO Y HANSCHEN:


Si sabés que igual lo harán.

CHICOS Y CHICAS:
Y ahora sí cagué, no va más, ya
fue, de esta mierda no me
escaparé. Me destruirán, ya lo
lograrán, sabes que lo
intentarán.

MELCHIOR (Burlando a los maestros):


Blaa blaa blaa blaa blaa blaa blaa...

CHICAS Y CHICOS:
Blaa blaa blaa blaa blaa blaa blaa...

(Las luces vuelven a estar normales. Herr Knochenbruch y Fraulein Knuppeldick se mueven nuevamente, y
vuelven a llamar la atención de Melchior. A partir de este momento, se alternará entre la conversación de los
directores y Melchior y su mundo de revolución personal.)
HERR KNOCHENBRUCH: ¿Herr Gabor?

MELCHIOR:
Y es verdad, ya sé, quiero zafar.
Y mentir tal vez me pueda ayudar.

MARTHA
Sólo hasta que dejen de atacar.
Sólo hasta que puedas escapar.

HERR KNOCHENBRUCH: Herr Gabor, ¡Responda!.

MELCHIOR, CHICOS Y CHICAS:


Y ahora sí cagué, no va más, ya
fue, de esta mierda no me
escaparé. Me destruirán, ya lo
lograrán, Sabes que lo
intentarán.

HERR KNOCHENBRUCH: Herr Gabor, por última vez…

HERR KNOCHENBRUCH Y FRAULEIN KNUPPELDICK: ¿Usted escribió esto?

MELCHIOR, CHICOS Y CHICAS:


¡Sí!

(Herr Knochenbruch gesticula, y Melchior lidera la escena, que se enloquece. Las luces se vuelven
psicodélicas.)

Y ahora sí cagué,
no va más, ya fue.

46
Fe esta mierda no me escaparé.
Me destruirán, ya lo lograrán,
sabes que lo intentarán.

(Ahora incluso los adultos se unen a la canción)

TODOS:
Blaa blaa bla bla, blaa blaa blaa blaa
Blaa blaa bla bla, blaa
Blaa blaa bla bla, blaa blaa blaa blaa blaa…
Blaa blaa bla bla, blaa blaa blaa blaa
Blaa blaa bla bla, blaa
Blaa blaa bla bla, blaa blaa blaa blaa blaa…
¡Jodido estás!.

ESCENA 6

(Wendla lee una carta de Melchior, mientras él se ubica en otra parte del escenario. La luz lo apunta,
representa su propia voz en la lectura.)

MELCHIOR (Desde la carta):


“Ahora comprendo, Wendla, como funciona esta despreciable y burguesa sociedad, como cada cosa que
tocamos se transforma en mugre. Al final, sólo nos tenemos el uno al otro. A pesar de lo que los adultos
susurren, debemos construir un mundo diferente. Debo volver a apoyar mi cabeza en tu pecho y entrar otra vez
a ese Paraíso.”

(Doctor von Brausepulver y Frau Bergman entran. Wendla esconde la carta bajo su manga. El doctor trae una
botella.)

DOCTOR VON BRAUSEPULVER:


Bueno, bueno, no hay nada que temer. He estado recetando éstas desde antes que usted naciera, jovencita. De
hecho, termino de recomendárselas a la exhausta baronesa von Witzelben. Ocho días después, me complace
anunciar que fue a un spa a Pyrmont, donde ya ha desayunado las más abundantes delicias.
Bueno, mi niña, bueno, bueno: tres por día, una hora antes de las comidas y en pocas semanas estarás bien,
desayunando panceta y huevos, sin dudar.

FRAU BERGMAN:
Entonces, esto es todo, doctor, anemia.

DOCTOR VON BRAUSEPULVER:


C'est tout.

FRAU BERGMAN:
¿Y las náuseas?

DOCTOR VON BRAUSEPULVER:


Son normales en estos casos. (Voltea hacia Wendla.) Confía en mí, niña, estarás bien.
Frau Bergman, ¿podría hablar un instante con usted?

FRAU BERGMAN:
Por supuesto, doctor.

(Frau Bergman acompaña al Doctor von Brausepulver afuera, e intercambian un par de palabras en silecio.
Wendla se sienta y toca cariñosamente la carta en su manga. Frau Bergman vuelve a entrar, luciendo
consternada.)

WENDLA:
¿Madre...?

47
FRAU BERGMAN:
Wendla, ¿qué has hecho? ¿A ti misma? ¿A mí?
(No hay respuesta.)
¿Wendla?

WENDLA:
Yo, eh, no lo sé.

FRAU BERGMAN (Sin inquirir): Ah,


no lo sabes.

WENDLA:
El doctor von Brausepulver dice que estoy anémica.

FRAU BERGMAN:
Es muy probable. Vas a tener un hijo.

WENDLA:
¡Un hijo! Pero, ¡si yo no estoy casada!

FRAU BERGMAN:
Precisamente.
¿Qué has hecho, Wendla?

WENDLA:
No lo sé, madre, de verdad, no lo sé...

FRAU BERGMAN:
Yo creo que si lo sabes. Y ahora necesito saber su nombre.

WENDLA:
¿Su nombre? Pero...
(Dándose cuenta de repente) ¿Eso? Pero, ¿cómo pudo eso…? Yo sólo quería abrazarlo, yo solo quería estar
cerca de él…

FRAU BERGMAN:
No sigas, por favor, me estás rompiendo el corazón...

WENDLA:
¡Ay, por Dios!, ¿por qué no me lo dijiste todo?
(Frau Bergman abofetea a Wendla.)

FRAU BERGMAN:
Y ahora tendrás que decirme quién es.
(No hay respuesta.) Wendla, estoy
esperando.

(Wendla sitúa su vista en la


distancia.) ¿Georg Zirschnitz? (No
hay respuesta.) Entonces, ¿quién?
(No hay respuesta.) ¿Hanschen
Rilow? (No hay respuesta.) ¿Moritz
Stiefel? (No hay respuesta.)
¿Melchior Gabor?
(Wendla comienza a llorar silenciosamente.)
Oh, Dios, Wendla, ¿Melchior Gabor?
(No hay respuesta.)
¿Wendla…?

48
(Wendla resignada le entrega la carta de Melchior a su madre, y una luz la apunta mientras dure su canción. Se
encuentra en proscenio mientras transcurren las siguientes escenas:)

Canción: Susurrar
WENDLA:
Susurrar de fantasmas
que aúllan.
con tristeza bailarán.
Sombras son, ya sin piel.
Escuchar
Almas pobres se quejan.
Torpes pasos en la noche
de un dolor sin final.

(Las luces cambian., Casa de Melchior. Herr Gabor habla con Frau Gabor:)

FRAU GABOR (Conversación): Hermann,


es nuestro hijo.

HERR GABOR (Con dolor):


Quince años, querida, he seguido tus consejos. Le hemos dado espacio y ahora debemos pagar las
consecuencias. Se ha mostrado completamente corrompido.

FRAU GABOR:
No lo ha hecho.

HERR GABOR: Escúchame.

FRAU GABOR:
¡Pero si te he escuchado! Melchior escribió un ensayo en el cual cada palabra es cierta. ¿Le tememos tanto a la
verdad que nos uniremos a las filas de tontos y los cobardes? ¿Torciendo un acto inocente en evidencia en su
contra? No enviaré a Melchior a un reformatorio, colmado de degenerados y genuinos criminales, no. (Herr
Gabor luce dolido, y consternado.)

WENDLA:
A sus padres ves
quebrar, rompe sus
corazones. Y los otros sin
saber murmuran.
La iglesia da sermones.

HERR GABOR:
Ahora deberé romper tu corazón. (Sacando la carta de su bolsillo.) Ésta tarde vino a verme Frau Bergman. Traía
una carte que Melchior escribió a Wendla donde dice no siente ningún remordimiento por lo que sucedió en el
granero.

FRAU GABOR:
¡Imposible!

HERR GABOR:
Que espera encontrar nuevamente esa pequeña muestra de Paraíso.

FRAU GABOR (Tomando la carta):


Déjame verla.

(Frau Gabor la toma, y se horroriza a medida que lee.)

WENDLA:
La verdad.

49
El error de una niña.
Arruinando así sus planes.
Ya pecó, sin pensar.
Soledad
en mi hogar en las sombras

de una luna que me juzga


esperando renacer.

HERR GABOR:
Lo horrible del caso es que Melchior sabía perfectamente lo que hacía y, tal como lo demuestra en su
ensayo, sabía el peligro de hacerlo, y aun así, lo hizo. Deshonrándose a si mismo y a todos. Y casi
destruyendo a esa chica.
Dime, Fanny, entonces ¿qué debemos hacer?

WENDLA:
A una niña él encontró,
inocente y adorable. Y me
toca y lo dejo amarme, y
que esa sea mi historia.
Fantasear y esperar que
algún día algo nuevo que
se escucha de un susurro
llegará.

FRAU GABOR:
Lo que tú creas correcto. Un reformatorio.
(Herr Gabor se pone frente a Frau Gabor. Fija la vista en un punto, destruida. No son enfocados más.)

ESCENA 7

(Un reformatorio. En una esquina oscura, Melchior abre una carta de Wendla.)

MELCHIOR (Leyendo la carta):


“Mi querido Melchior… Solo rezo para que esta carta llegue a ti. Te he escrito tantas y no he tenido respuesta.
Cuando pienso en tu vida en ese horrible lugar, me duele el corazón. Si tan solo pudiera estar cerca de ti, y
hablarte… Tengo noticas extraordinarias, Melchior. Algo ha ocurrido. Algo que apenas puedo comprender…”
(Un grupo de Chicos del Reformatorio aparece. Melchior rápidamente pone la carta en su bolsillo.)

DIETER:
Bien, cada uno de ustedes, animales, ponga una moneda.

RUPERT:
Reinhold puede poner por ambos.

REINHOLD: ¿Perdón?

DIETER:
Vamos, cálmense.

REINHOLD (Dándole una moneda): ¡Mierda!

DIETER:
Rupert, Ulbrecht, ustedes también.
(Dieter junta todas las monedas y las pone en una pila. Hacen una ronda a su
alrededor.) Entoncea, el que le pega, se las lleva. (Los Chicos arman un círculo).

50
RUPERT:
Un momento, un momento (A Melchior) ¿Qué estás mirando?

REINHOLD:
¿Quién?
(Melchior se queda quieto.)

RUPERT:
Gabor.

DIETER:
Ah… solo quiere unirse a nuestro “deporte”.

MELCHIOR:
No, gracias.

RUPERT (Irónico):
Ay, no ¿para qué ensuciarse las manos?

DIETER:
Las guarda para cosas mejores.

MELCHIOR:
¿Qué quieren decir?

RUPERT (Irónico):
Era una “buena chica”, ¿no?

DIETER:
Se ve que nadie le enseñó al pobre niño para qué sirven las sirvientas.

RUPERT:
Estaba muy ocupado cogiéndose a su perra.

MELCHIOR: ¡Hijo
de puta!
¿A quién perra? Hijo de puta...
(Melchior quiere golpear a Rupert, pero éste saca una navaja de afeitar y la pone contra su cuello.)

RUPERT:
Tené cuidado, te podés cortar con la navaja.

MELCHIOR:
¡Imbécil!

DIETER (Acercándose): Revisenle


los bolsillos.

REINHOLD:
Capaz tenga dinero.

MELCHIOR: ¡Déjamel

ULBRECHT (Encuentra la carta de Wendla en su bolsillo): Uh,


¿qué hay acá? ¿Una carta de tu perra?

MELCHIOR:
¡Animales!

51
RUPERT (Leyendo la carta, exagerando desmedidamente la inocencia de Wendla):
“Mi querido Melchior… Solo rezo para que esta carta llegue a ti. Te he escrito tantas y no he tenido respuesta…”
(Lee algo que llama su atención) Esperen, mmm... esto es perfecto para engrasar nuestras mangueras.

MELCHIOR:
¡No, hijo de puta!

(Rupert golpea a Melchior y lo calla.


La escena cambia. En un extremo del escenario, está Frau Gabor. En el otro, Schmidt. Hablan a las paredes de
sus costados como si estuvieran hablándose desde dos lados diferentes de una puerta.)

SCHMIDT:
¿Es usted, Frau Bergman?

FRAU BERGMAN:
Sí, gracias por recibirme. Su nombre me lo dio un médico amigo. Mi hija…

SCHMIDT:
Sí, comprendo, comprendo. Escuche, ahora siga atentamente mis indicaciones. El jueves, después del
atardecer, tráigame a la niña, al número once de la Calle Gartenstrasse. En la puerta que está debajo de la
taberna golpee tres veces, tan solo tres veces.

FRAU BERGMAN:
Pero, mi hija… ¿El procedimiento es seguro?

SCHMIDT (Resignación):
Hacemos lo que podemos. Estamos en manos de Dios.

(La escena cambia, volvemos al reformatorio.)

RUPERT (Sigue leyendo la carta, como si leyera un pasaje del Marqués de Sade):
“…En mi cama cada noche, tengo tantos sueños sobre un mundo mejor que construiremos junto a nuestro
hijo…”

MELCHIOR (Sorprendido): ¿¡Hijo!?

RUPERT:
¿Qué no lo sabías?. (A los Chicos) Le dejó un cachorrito a la perra y no lo sabía.

DIETER:
Olvídense de las monedas. Esta vez, usaremos la carta.

(Dieter pone la carta en el medio de la ronda).


RUPERT (Poniendo la cabeza de Melchior contra el piso): ¡Y
tú puedes lamerla!

(Melchior aprovecha el momento y logra escapar de Rupert robándole la navaja. Se enfrenta a ellos con la
navaja en la mano).

¡No, agarrenlo!

REINHOLD:
¡Atrápenlo! ¡Vayan por allá, nosotros rodeémoslo!

(Melchior se escapa del reformatorio y es perseguido por los Chicos. La


escena cambia y muestra a Wendla y a Frau Bergman en un callejón.)

WENDLA:
¡Madre! ¿A dónde vamos?
52
FRAU BERGMAN:
¡No preguntes!

(Frau Bergman la lleva hasta donde Schmidt espera. Le da algunos billetes.)

SCHMIDT:
Muy bien, Frau Bergman. El dinero... vamos, vamos...

(Frau Bergman le da el dinero y toma fuertemente a Wendla de la mano y la acerca a Schmidt.)

WENDLA:
Madre, ¿qué es este lugar?... ¡Madre...!

FRAU BERGMAN:
Estaré contigo en todo momento.

(Cuando Schmidt toma su mano, Frau Bergman la deja ir. Él la toma y la arrastra fuera de escena.)

WENDLA:
¡Madre, no me dejes! ¡¡¿¿Madre??!! ¡Madre...!

SCHMIDT:
¡Vamos, vamos!

(Frau Bergman mira alrededor nerviosamente, mira el cielo y se persigna.)

FRAU BERGMAN:
¡Ay, Dios! ¡Perdoname, por favor!

ESCENA 8

(El puente. Ilse lee una carta de Melchior.)

ILSE (Leyendo la carta):


“Ilse, he estado corriendo durante días, pero por fin he vuelto. Ahora te ruego, por nuestra vieja amistad, lleva a
Wendla a que me encuentre esta noche en el cementerio detrás de la iglesia. Estaré esperando ahí a la
medianoche. Lo que sucedió con Moritz abrió mis ojos. Debemos escapar para poder encontrar la felicidad…
Melchior Gabor.”
(Ilse levanta la vista.)
Pobre Melchior… Pobre Wendla.

ESCENA 9

(Un cementerio. Luz de luna, tal vez niebla. Melchior entra y divaga.)
MELCHIOR:
¿Wendla…? ¿Wendla…? ¡Wendla!
(No hay respuesta. Melchior suspira.)
Que tedioso. Pasas toda tu vida huyendo de la iglesia y mira donde terminas. (Melchior se aproxima a
una tumba, se arrodilla.) Moritz, mi viejo amigo…
Bueno, a mí no me harán lo mismo. O a Wendla. Yo no lo dejaré. Construiremos un mundo diferente,
para nuestro hijo. (Las campanas marcan la medianoche. Melchior se levanta y mira alrededor.) Es
medianoche… ¡Wendla! ¡Wendla!
(Trata de oír a Wendla, pero no escucha nada. Suspira.) Oh, Dios, las tumbas tan pequeñas. Un angelito de
oración. (Se detiene, lee un epitafio) “Aquí descansa con Dios, Wendla Bergman…” Wendla... Bergman... (Se
inclina para leer mejor) “Nació el 8 de… ¡Murió... de anemia! (Melchior se da cuenta de lo que pasó.)

53
Wendla... ¡Por Dios! ¿Wendla también? ¡No! ¡No! ¡No, mi amor, no! ¡Por favor, mi amor, no! ¡Wendla, por favor!.
(Cae doblegado, destruido. Comienzan a sonar acordes de piano. Moritz aparece, como si volviera de la
muerte.)

Canción: El saber
MORITZ:
El saber de los que te
dejaron…

MELCHIOR: ¿Moritz?

MORITZ: Quedará
en vos el reencontrarlo.

MELCHIOR: Que tonto fui.

MORITZ:
Sin ellos tu mundo se oscurece. Y
nada será igual hasta que dejes
que te encuentren.

(Melchior saca la navaja del bolsillo.)


MELCHIOR: Bueno, tú si que tuviste la mejor idea, arrojar un poco de tierra y agradecerle a su Dios.

(Justo cuando pone la navaja en su garganta, Wendla aparece, como si volviera de la muerte.)

WENDLA:
El dolor
de aquellos que has golpeado te
dirán que ya estás perdonado.
(Melchior se detiene,
maravillado.)

MELCHIOR: ¿Wendla?

WENDLA:
Y sientes lo oscuro que amanece, y todo lo que
fuiste entre las sombras permanece.
MORITZ: WENDLA:
Aunque vos creas que ya no Si los vientos buenos
están y que sólo hay salida en soplan tu llanto, es
el final, sabrás que te verdad que estamos
acompañarán cuando en tus manos.
escuches su voz sonar. Tu cuerpo.
(Melchior intenta otra vez cortarse con el filo, pero Wendla y Moritz amorosamente se lo impiden.)
MORITZ Y WENDLA:
El saber de los que te
dejaron. Su canción se
seguirá escuchando.
Te llaman como si aquí
estuvieran, y escucharás su voz
entre las brisas de esta niebla.

(Melchior se levanta, mirando al cielo. Guarda la navaja.)


MELCHIOR:

54
Solo estoy, y siento su
presencia, y su voz me
negará su ausencia.
Estrellas que anuncian primavera, y vientos
de un verano que ninguno conoció.
Me llaman, en todo. MORITZ WENDLA
Es noche, yo voy a seguir. Y aún sabes Si los vientos
Mírame, ya oirás que hay mucho más por buenos Soplan tu
un grito, dar, Un sueño más, y otro llanto.
escucha… amor tendrás.Si sabes que Si creés En
en el fondo hay, que solo no tus manos, Tu
estarás. cuerpo.
(Melchior acerca a los fantasmas de Moritz y Wendla y los abraza hacia sí.)

MELCHIOR:
Junto a mí estarán, les daré un
hogar, en mi cuerpo los voy a
adoptar. Sin temer, sin frenar,
sin mirar atrás.
Sus sueños yo voy a contar.
Con ellos iré.

MORITZ Y WENDLA:
Con vos…

MELCHIOR:
Sus nombres diré.

MORITZ Y WENDLA:
Con vos…

MELCHIOR:
Sus gritos escucharán.

MORITZ Y WENDLA:
Con vos…

MELCHIOR:
Aquí, aquí.
Conmigo estarán,
no los voy a dejar.

MORITZ Y WENDLA:
Con vos…

MELCHIOR:
No los voy a dejar.

MORITZ Y WENDLA:
Con vos…

MELCHIOR:
No los quiero dejar.

MORITZ Y WENDLA:
Con vos…

55
MELCHIOR: Mirame, se
escucha un grito… mi grito que
un día escucharán.

(Melchior queda parado en el escenario. Apagón progresivo).

ESCENA 10

(Ilse sola en el escenario. Luces de canción.)

Canción: Florecerá el verano


ILSE:
Una Cancion lo anunciará
Florecerá en verano y las
almas volarán. Si al Cielo
van, conocerán
Aquellas maravillas
Que jamás podrás soñar
(Todos entran en escena, uniéndose a la canción. Ésta tiene un momento de crescendo, y termina piano.)

TODOS:
Las almas sin temor
Se abrazarán al sol
Y así verás la tierra florecer
En su esplendor… Y
ese gran milagro Es
el verano.

Y ahora sé que el mar vendrá Millones


de recuerdos
Que tu vida marcarán.
Llega el calor
Se escucharán Las
nubes que se quejan Y a
los grillos murmurar.

Las almas sin temor


Se abrazarán al sol
Y así verán la tierra florecer
En su esplendor…

Y ese gran milagro


Se escucharán canciones de verano.
Y ese gran milagro
Ya verás, florecerá el verano.

Y ese gran milagro es el verano…

56
FIN

UN MUSICAL DIFERENTE

57

También podría gustarte