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El musical
• Las chicas
• Los chicos
ESCENA 1
Canción: Madre
WENDY:
Madre, me hiciste
y no supiste
las formas de afrontar
lo que me hace mal.
Madre, hay un grito,
madre, hay un ángel
que ni en el cielo
descansa en paz.
Hay quienes esperan
a un dios que los rescate…
Encienden velas,
y aguardan su luz.
Y otros solo lloran
buscando sus palabras,
y su respuesta
causa más temor…
Madre, me hiciste
y no supiste
las formas de afrontar
lo que me hace mal.
Madre, hay un grito,
madre, hay un ángel
que ni en el cielo
descansa en paz.
SRA. BERMAN:
¡Wendy!
WENDY:
¿Madre?
SRA. BERMAN:
Wendy, hija... Ay, por Dios, ¡mírate en ese vestido de niñita! No, no, no, no, las
jovencitas respetables como tú no pueden ser vistas paseándose con
semejante…
WENDY:
Madre, déjame usar este, me gusta mucho. Me hace sentir como… como una
princesa.
SRA. BERMAN:
Pero si ya estás… floreciendo. Y ahora, silencio. Me has hecho olvidar las
buenas noticias. Anoche, finalmente, la cigüeña visitó a tu hermana y le trajo otra
pequeña bebé.
WENDY:
No puedo esperar para verla, madre.
SRA. BERMAN:
Bueno, entonces, ponte un vestido adecuado, por favor.
WENDY:
Madre... ya soy tía por segunda vez y aún no tengo idea de... cómo... eso...
sucede. (Sra. Berman luce sorprendida). Ay, por favor, madre, si hasta
preguntarlo me avergüenza, pero, entonces, ¿a quién más podría preguntárselo
si no es a ti?
SRA. BERMAN:
No imaginarás, ni por un momento, que yo podría...
WENDY:
Y tú no puedes imaginar que yo sigo creyendo en la “cigüeña”.
SRA. BERMAN:
Ay, por Dios, honestamente, Wendy, no sé qué hice para merecer este tipo de
conversación y en un día como hoy. Apresúrate, niña, y ponte un vestido
decente.
WENDY:
Entonces se lo preguntaré a Gregory, el que limpia nuestra terraza.
SRA. BERMAN:
Mejor te lo contaré yo. Pero no hoy. Mañana. Pasado mañana te lo contaré todo.
WENDY:
Hoy, madre.
SRA. BERMAN:
Dije no.
WENDY:
¡Por favor, por favor!
SRA. BERMAN:
Wendy Berman, simplemente no puedo...
WENDY:
¡Ay, madre!
SRA. BERMAN:
¡Ay, me volverás loca!
WENDY:
¿Por qué? Podría arrodillarme a tus pies, y recostarme en tu falda… y así podrás
hablar como si yo no estuviera. ¡Por favor! (No hay respuesta). Madre...
SRA. BERMAN:
Hija, pero...
WENDY:
¡Madre!
SRA. BERMAN:
Está bien, por Dios, te lo contaré todo. (Wendy se arrodilla. Visiblemente
incómoda, la Sra. Berman oculta la cabeza de la niña con su abrigo). Para que
una mujer pueda concebir un hijo... ¿Me entiendes hasta aquí?
WENDY:
Sí, madre.
SRA. BERMAN:
Para que una mujer pueda concebir un hijo y llevarlo en su vientre, ella debe…
amar a su marido como solo ella puede hacerlo. Solo a él… ¡Solo a él! Ella debe
amarlo con... con todo el corazón. Ahí tienes. Ya lo sabes todo.
WENDY:
¿Todo?
SRA. BERMAN:
Todo. Te lo juro.
WENDY:
¡Madre!
ESCENA 2
Escuela. Los chicos sentados cada uno en su pupitre recitando a Vallejo. Se van
parando uno a uno para recitar. El Prof. Sotomayor camina rodeándolos,
escuchando.
PROF. SOTOMAYOR:
Una vez más.
OTTO (Recitando):
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
PROF. SOTOMAYOR:
Mejor, señor López. Continúe.
OTTO:
Golpes como del odio de Dios, como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se
empozara en el alma… ¡Yo no sé!
PROF. SOTOMAYOR:
Señor Rivera. Desde el principio.
HANS:
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
PROF. SOTOMAYOR:
Señor Ramos. Golpes...
ERNESTO:
... como del odio de Dios--
PROF. SOTOMAYOR:
Señor Esquén. (Axel está dormido). Señor Esquén.
AXEL (Despertando):
¿Señor?
PROF. SOTOMAYOR:
Continúe, por favor. (Axel duda). Señor Esquén...
AXEL (Intentando):
... de Dios..., como si ante ellos…
PROF. SOTOMAYOR:
¿Sí…?
AXEL:
… como si ante ellos, la resaca de todo lo vivido…
PROF. SOTOMAYOR:
¿"Todo lo vivido”?
PROF. SOTOMAYOR:
Señor García, no nos encontramos aquí hoy para hacer conjeturas sobre cómo
debe leerse el texto. El joven cometió un error.
MANUEL:
“Vivido” y “perdido” en vez de “sufrido”. Un paralelismo, señor, entre aquello que
Vallejo ya ha perdido durante su vida y el sufrimiento que esto ha
desencadenado lo cual se ve plasmado en sus letras.
PROF. SOTOMAYOR:
Señor García, desde el momento en que se dieron las guerras mundiales,
nuestro mundo se ha contaminado con más que suficientes comentarios críticos
basados en la conjetura textual.
MANUEL:
Con todo respeto, señor, ¿está usted sugiriendo, entonces, que no hay más lugar
para el pensamiento crítico y la interpretación? De ser así, entonces, al menos
nosotros...
MANUEL:
Sí… Sí, profesor Sotomayor: “… como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!”.
PROF. SOTOMAYOR:
Muy bien. Todos ustedes junto con el señor Manuel García. "Hay golpes en la
vida...”.
Los chicos recitan, y su recitación crece, se hace más alta, más insistente y sirve
de preludio a la canción. Canta como un roquero en un concierto, desde su
asiento.
Canción: Lo que sé
MANUEL:
Lo que sé de ciencias
y de historia con horror
anclado en mi memoria.
Si dudo,
entonces me persiguen,
y lo peor de mí
es la sentencia que consiguen.
Te dirán: “Lo escrito es lo que cuenta”,
su verdad de guerras se alimenta.
No dejan que pienses diferente,
y lo único que importa es
que en su Biblia esté presente.
Pero sé que hay mucho más
por ver buscando sólo en mí;
no en un papel.
Sólo sé creer en mi verdad,
y sentir que algo va a cambiar.
Continuar, no importa lo que hagan.
Ni nombrar
estrellas que se apagan.
Llamando al mundo y sus verdades,
gritando como un niño buscando libertad.
Mírame, yo busco en un grito
que un día escucharán…
Mírame, ya oirás este grito,
mi grito que un día escucharán…
La canción de Manuel concluye.
Mientras retorna a la recitación
uniéndose a los chicos,
la luz vuelve a la ambientación normal.
CHICOS Y MANUEL:
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
PROF. SOTOMAYOR:
Muy bien hecho, señores. Y ahora continúen con “Masa”, las tres primeras
estrofas. ¡De memoria!
MANUEL:
De nada.
AXEL:
De todas formas, debí haberlo sabido, “sufrido”... Es solo que no pude dormir en
toda la noche. De hecho, yo sufrí la visita del más horrible y oscuro fantasma…
MANUEL:
¿Un sueño?
AXEL:
Una pesadilla. Piernas femeninas... envueltas en encaje del color del cielo, que
trepaban sobre el podio del profesor.
MANUEL:
Oh, ese tipo de sueño.
AXEL:
¿Alguna vez sufriste esas visiones mortificantes, Manuel?
MANUEL:
Por supuesto, Axel. Todos las hemos tenido. Otto soñó con su madre.
AXEL:
¡¿Qué?! ¿Otto López? ¡¿Realmente?!
MANUEL:
Sí, y también soñó que lo seducía la señorita Bustamante.
AXEL:
¿Su profesora de piano?
AXEL:
Todos los chicos comienzan a moverse menos Manuel, que sigue con sus
asuntos. Sus movimientos se convierten progresivamente en una danza.
AXEL Y CHICOS:
Esta puta vida.
OTTO:
Vivir es sufrir.
AXEL Y CHICOS:
Manos nada más.
OTTO:
Es sufrir, ¡sí!
AXEL Y CHICOS:
Esta puta vida
que ya no aguantas más.
OTTO:
Por las noches no descanso, dando vueltas sin dormir.
Mi maestra frente al piano y sus tetas frente a mí.
Que se mezclan con las notas que no puedo ni tocar.
Esas tetas que por Dios
yo las quiero tocar.
CHICOS:
Esta puta vida…
¡Ah, ah, ah, ah! Todo sigue igual. Todo sigue igual. Esta puta vida.
Pienso: ¿Qué hice mal? No es lo que queremos…
¡No, por Dios!
ERNESTO:
En las duchas del colegio
HANS:
Tony Meier, el mejor. Me calienta solo verlo.
ERNESTO:
Siempre es una tentación.
OTTO:
Quizás Mariana Miller me dé bola alguna vez.
HANS:
Quedas muy bien con todos, y los cagas después.
TODOS:
¡Ah!
(Manuel se une a la canción.)
MANUEL:
Esta puta vida.
CHICOS:
Esta puta vida.
MANUEL:
Vivir bajo mi piel.
CHICOS:
En mi piel. Es sufrir…
MELCHIOR:
…la vida.
Siento que Dios se va.
CHICOS:
Esta puta vida…
MELCHIOR:
Mírenme,
yo busco…
CHICOS:
Tratando de avanzar…
MELCHIOR:
Escucha mi grito…
CHICOS:
Esta puta vida
así es despertar.
MELCHIOR:
Te quieres salvar.
CHICOS:
Esta puta vida. Vivo, vivo.
MELCHIOR:
Y sabrán…
CHICOS:
Quieres la verdad. Esta puta vida.
MELCHIOR:
Sabiendo que no hay más.
CHICOS:
Dios, ¿ya no hay más?
¡No es verdad! Mierda, nada más.
(La canción termina, las luces vuelven a la normalidad. El día escolar termina).
PROF. SOTOMAYOR:
Caballeros, entreguen sus versos, y tomen sus efectos personales. Nos
veremos mañana, aquí, a las siete en punto.
OTTO (Saliendo):
Muchachos, ¿vamos?
ERNESTO:
Sí, yo voy.
HANS:
Te acompaño, Ernesto.
HANS (Sugestivamente):
Sí. Nos sumergiremos en Homero. Tal vez en Aquiles y, ¿por qué no un poco
de... Patroclo?
OTTO:
Manuel, Axel.
MANUEL (Bromeando):
¿A practicar fútbol?
OTTO:
A la profesora de piano no se la hace esperar.
AXEL:
Oh, Manuel, ochenta líneas de Homero, infinitas ecuaciones cuadráticas…
estaré despierto toda la noche nuevamente, perseguido por otro de esos
sueños. Y aun así no voy a terminar.
MANUEL:
Oh, sí. Tu sueño.
AXEL (Horrorizado):
Oh, Manuel, ¿por qué… por qué soy perseguido por piernas de mujer? ¿Por
qué tengo esta creciente convicción? Que... una parte oscura de mi destino
yace entre ellas.
MANUEL:
¿Aún no lo sabes? ¿No? ¡Axel! Te lo contaré todo. Yo lo he sacado de libros.
De observaciones directas de la naturaleza. Te asombrará, pero eso hizo de mí
un ateo.
Entonces...
AXEL:
¡No! ¡No! ¡Aquí no! No puedo hablar de esto...
MANUEL:
MANUEL:
¿De principio a fin?
AXEL:
Todo.
SRTA. NECIOSUP:
¿Director Altamirano La Torre...?
SRTA. NECIOSUP:
Complemente distinguida.
SRTA. NECIOSUP:
El mejor, director Altamirano La Torre.
SRTA. NECIOSUP:
Imbécil, neurasténico de... Axel Esquén.
ESCENA 3
TEA:
Ay, chicas, ¿saben qué me voy a poner para la boda de Greta? Un corsé de
encaje con un lazo de satén.
ANA:
¡Oh! Wendy, ¿qué vas a usar en la boda de Greta?
WENDY:
Mi madre dijo que no podríamos ir.
TEA:
¡¿A la boda de Greta?!
MARTA:
¿Porque se casa con el guardaparques?
WENDY:
A mi madre le parece algo... inapropiado.
ANA:
¡Si están redecorando la parroquia con orquídeas y crisantemos…!
WENDY:
Mamá dijo no.
ANA:
Yo sólo espero que tu madre apruebe al hombre que se case conmigo.
TEA:
¡Y al que se case conmigo!
WENDY (Mofándose):
Ya todas sabemos con quién quiere casarse Thea…
MARTA:
¡Moritz!... no, digo... ¡Melchior Gabor!
TEA:
Bueno y sí… ¿quién no?
ANA:
Bastante buenmozo...
WENDY:
Ay, es tan maravilloso.
MARTA:
Pero no tan maravilloso como el sensible y haragán Moritz Stifel…
ANA Y TEA:
¿¡Moritz Stifel!?
TEA:
Ay no, Martha… Martha, ¿Cómo puedes compararlo, siquiera? Melchi Gabor,
es tan... tan extremista. ¿Saben lo que se comenta de él?
(Todas las Chicas se juntan, ansiosas por escuchar.)
Que no cree en nada. No cree en Dios.
(Suspiro.)
No cree en el cielo.
(Otro suspiro.)
No cree en una sola cosa en este mundo.
(Las Chicas suspiran nuevamente todas juntas.)
ANA:
Dicen que es el mejor en todo: en Latín, en Griego, en Trigonometría…
TEA:
Y la mejor parte es que lo sabe, y aún así, ni siquiera le importa.
Canción: Mi adicción
WENDY:
En el medio de nada, el vacío total, lo que más quiero es verte pasar.
MARTA:
Es como amarte, triste y real.
TEA:
No es lo mejor, pero es lo que hay.
ANA:
TEA:
Yo quiero dejarlo, pero pierdo el control. eres una droga, eres mi adicción.
CHICAS:
Cuando la tormenta ya pasó
el viento te hiela y todo se enfrió. Pero en tus brazos,
siento calor.
Eres adicción, mi droga eres tú.
SEÑORITA BUSTAMANTE:
Muy bien, Otto. Y ahora el preludio en do menor.
HANS:
¿Has rezado ya, Desdémona? Tú, hermosa, que sumida en contemplación
esperas...
SR. RIVERA:
¡Hans! ¿Te encuentras bien?
HANS:
Es mi estómago otra vez, padre... pero estaré bien.
SR. RIVERA:
¿Estás seguro?
HANS:
Mmm... Sí, estoy seguro.
SR. RIVERA:
Está bien.
HANS:
Oh, hermosa, no creas que tomo tu muerte a la ligera. La verdad es que
apenas puedo pensar en las largas noches que me esperan, y me carcome
hasta los huesos el verte yacer, inmóvil, mirándome tan inocente. Uno de los
dos debe partir, ¿serás tú o seré yo?
SEÑORITA BUSTAMANTE:
¡No, no, Otto! Por favor, una vez más, pero ahora con la mano izquierda.
HANS:
Muchacha, ¿por qué? ¿Por qué juntas tan fuerte tus rodillas? ¿Por qué, aun
entre la inescrutable eternidad? ¿No ves que es tu terrible castidad la que me
lleva--
SR. RIVERA:
¡Hans! ¡Ya es suficiente!
HANS:
¡Sí, señor!
SR. RIVERA:
Vete a la cama... ¡Hijo!
HANS:
¡Un minuto más! ¡Por favor!... Un último beso... Un beso en tus crueles
rodillas...
SEÑORITA BUSTAMANTE:
Merci, si’l vous plait.
(Otto aparece y canta, desde su fantasía con su profesora de piano. Se
encuentra sentado al piano, y su profesora lo acompaña, congelada).
OTTO:
Perdón si no tiene nada que ver.
A mí me calienta si me haces doler.
HANS:
Si subo la música en mi habitación,
me inyecto de ti y tú eres mi canción.
(Las chicas rodean la escena bailando, Hans suspira con una foto de Ernesto
en la mano, y Otto, con una partitura.)
THEA:
En mis fantasías, yo me sumergí.
Las vivo, las pienso Te quiero aquí.
ANA:
Estoy descuidando toda obligación.
Eres una droga, eres
Mi adicción.
CHICOS Y CHICAS:
Y te sigo hablando, aunque no estás.
Me pierdo en tus brazos, me dejo ahogar.
Tu cuerpo en llamas quiero probar.
Mi adicción, mi droga eres tú.
Quisiera el tiempo parar…
¿Qué puedo hacer?
Mi adicción, mi droga eres tú.
Mi droga eres tú,
tú, tú, tú.