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El 26 de junio, el Ministerio de Salud decretó el inicio de la cuarta ola de la COVID-19 en el país.

Cerca de un mes después, los contagios superan los 10.000 casos diarios, mientras la brecha de
vacunación se mantiene en la tercera dosis y aún 3 millones de peruanos no cuentan con
ninguna aplicación. Todo ello en medio de un plan contra la COVID-19 que no está vigente, sin
una campaña focalizada de comunicación y con el cierre de centros de atención primaria.

Contagios ascienden a 10.000 en los últimos cinco días

Los contagios COVID-19 superaron los 10.000 casos confirmados diarios en los últimos cinco
días, según la sala situacional del Ministerio de Salud. La positividad se encuentra en un 37%,
cerca de alcanzar el pico de la tercera ola.

Para el epidemiólogo Edgardo Nepo, el ascenso de casos se debe a la variante BA.5 de


coronavirus, la cual es más infecciosa que los linajes anteriores. Además, advierte que el
“agotamiento pandémico” se ha aunado a la errada percepción de que la pandemia ya
culminó.

“Conviene tener claro que el incremento de casos es mayor que el reportado, pues hoy hay
disponibles test autoaplicables que las personas adquieren en farmacias y utilizan sin que, en
caso de resultar positivos, se notifique”, sostiene.

Por otro lado, Camille Webb, infectóloga del Instituto de Medicina Tropical Alexander Von
Humboldt-UPCH, señala que existen varios factores que han determinado un mayor número
de casos, como el relajamiento de algunas medidas. “Se han soltado varias medidas. Las
personas comienzan a salir más y socializan. Tampoco se pide vacuna al ingreso del país”,
añade.

Contagios por COVID-19 durante 2022

La especialista enfatiza la necesidad de tomar precauciones en espacios cerrados con


el uso de la mascarilla, así como reflexionar sobre el riesgo y beneficio de ciertas
actividades con aglomeraciones.
Pero más allá de la responsabilidad ciudadana, existen algunos problemas que el Minsa
debe mejorar, advierten los expertos. El plan nacional contra la COVID-19 del 2022 de
la cartera no está actualizado, debido a que solo incluye estimaciones sobre la tercera
ola.
Sin embargo, el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control (CDC) sí tiene
proyecciones para esta cuarta ola, en la que se esperan tres escenarios: leve,
moderado y extremo. En este último, se cree que habrá 4 067 993 sintomáticos,
243.998 hospitalizados, 6.267 UCI y 8.083 defunciones.
Nepo hace hincapié en que las medidas implementadas al inicio de la pandemia, como
los centros de aislamiento y de oxigenación temporales, ya se dejaron de lado por
restricciones presupuestarias.
“Lo razonable era conservarlas o modificarlas en la perspectiva de fortalecer el primer
nivel de atención y evitar la congestión de las emergencias en los hospitales”, agrega.
El problema no solo está allí. En las aulas, los contagios también se han incrementado
de manera sostenida, pero aún el Minsa ni el Minedu brindan medidas más adecuadas.
A la fecha, no se autoriza la vacunación en colegios.
Persiste brecha de vacunación
A ello se suma que uno de los problemas latentes es la dificultad para avanzar en la
inmunización contra la COVID-19. Desde inicios de 2022, la vacunación se ha
ralentizado en la aplicación diaria de dosis, en medio de una crisis de cambios de
ministros. Solo este año hubo tres en la cartera.
Según el Repositorio Único de Información de Salud (Reunis), el número diario de
inmunizaciones no supera los 100.000 desde mayo. En junio apenas logró alcanzar los
50.000. Además, esta semana solo se aplicaron poco más de 20.000 vacunas a nivel
nacional.
Para Nepo, es habitual que, en toda cobertura masiva de vacunación, se inicie con
celeridad y disminuya a medida que la percepción de riesgo de la población se
aminora. No obstante, resalta que una debilidad está en el componente
comunicacional, pues la mayoría de la población considera que las dos dosis son
suficiente contra el coronavirus.
En ese escenario, existen unos tres millones de habitantes que aún no reciben ninguna
de sus dosis contra el coronavirus. Estas personas se encuentran sobre todo en la zona
amazónica del país, donde no se supera el 80% de inmunizados.
Webb incide en la falta de comunicación y en la estrategia de inmunización, debido a
que la información no ha sido accesible para algunas áreas rurales.
Del mismo modo, Nepo enfatiza en que las campañas de información deben ser
enfocadas en comunidades específicas, con las dinámicas que involucran y determinan
a cada una. Es decir, a partir de un análisis, observar los factores que impiden acceder
a esa población. Asimismo, resalta que en otras regiones hubo una campaña de
liderazgo local, interseccionalidad y trabajo comunitario, lo que permitió un mejor
trabajo de atención primaria bajo un enfoque territorial.
Sin embargo, la brecha de vacunación no solo persiste en ese grupo de personas. A
nivel etario, los menores entre 5 y 11 años registran una tasa de inmunización por
debajo del 60%, incluso algunas regiones solo alcanzan el 40% o 50%. Cabe resaltar
que solo dos jurisdicciones lideran la lista en niños y niñas: Lima y Áncash.
Para Webb, las cifras representan que aún existe desinformación en los efectos de la
COVID-19 en menores, precisamente por los problemas latentes en las campañas de
comunicación. “Hay un pensamiento de que es leve en niños y niñas. Esa es una idea
que está desde el inicio de la pandemia. Eso ha contribuido a que los padres no lleven
a vacunar a sus hijos”, agrega.

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