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EL NOMBRE
1. Antecedentes Históricos.
El nombre sirve para individualizar a las personas juega un papel importante dentro las
relaciones jurídicas y sociales de los individuos. Cada persona presenta un conjunto de derechos
y obligaciones, de valores morales, económicos, sociales y culturales.
En los pueblos antiguos, las personas empleaban un solo nombre, por ejemplo; Moisés,
Abraham, etc. era un nombre individual y no transmisible a los descendientes. -
Se solía usar el cognomen, como una especie de sobre nombre que se empleaba para distinguir
las diferentes ramas de una misma gens, como, por ejemplo: Publius, Cornelius, Scipio, otras
veces se empleaba un cuarto elemento, el agnomen que era un sobrenombre individual, tornado
de una particularidad del individuo como por ejemplo Publius, Cornelius Scipio, Africanius el
agnomen algunas veces se transmitía de padres a hijos, y así llegó a constituir un cognomen.
El nombre no es sino, la palabra o conjunto de palabras que se asigna a una persona (individual)
para su identificación inequívoca y diferenciarlo del resto de las personas; de modo que
constituye el primer elemento de identificación del sujeto de derecho, así como un atributo
exclusivo de la personalidad.
Nuestro Código Civil en su art. 9 se limita a declarar: "Toda persona tiene derecho al nombre
que con arreglo a la ley le corresponde. El nombre comprende el nombre propio o individual y
el apellido paterno y materno...".
De la disposición legal transcrita surgen los elementos del nombre y son: el nombre propiamente
dicho y el apellido.
Desde el punto de vista doctrinal tres son los caracteres principales del nombre:
a. Teoría de la Propiedad.
Expuesto por AUBRY YRAU consideran que el nombre constituye en derecho de propiedad,
esta teoría es rechazada:
1. No es comerciable
2. No es susceptible de cesión Inter. -vivos
3. Es inembargable
4. Imprescriptible
5. Es uno e indivisible
El Derecho al nombre no existe, siendo sólo una institución de Policía Civil, una forma obligada
de la designación de las personas.
Para esta teoría el nombre es más que un mero atributo de la personalidad. Es e]. principal
de los derechos de la personalidad, así lo reconoce el art. 9-19) del Codigo Civil que dice: Toda
persona tiene derecho al nombre que con arreglo a Ley le corresponde.
Como caracteres comunes a todas las divorciadas pertenecientes a esta categoría tenemos: son
oponibles, son absolutos, irrenunciables, imprescriptibles, inembargables y no tiene contenido
patrimonial, se adquieren por el sólo hecho de ser personas y nacen y se extinguen.
El nombre se halla protegido jurídicamente a fin de evitar cualquier ataque de un tercero que
incurra en la asunción del nombre (nombre de pila y/o apellido), sin tener derecho a llevarlo; que
cometa usurpación, u otro uso indebido diverso de la usurpación (como, por ejemplo, la
denominación de un animal hecha sirviéndose del nombre ajeno, o la atribución de tal nombre a
un personaje de obra literaria que ofrezca una figura inmoral, o que sea presentado en un aspecto
no favorable), y que sea perjudicial para el que tiene derecho a llevarlo.
Sobre el particular, el art. 12 del C.C. dispone: "La persona a quien se discuta el derecho al
nombre que lleva o sufra algún perjuicio por el uso indebido que de ese nombre haga otra
persona, puede pedir judicialmente el reconocimiento de su derecho o la cesación del uso lesivo.
El juez puede ordenar que la sentencia se publique por la prensa".
De la disposición legal transcrita se deduce que son dos las acciones de protección legal del
nombre.
a. La acción de reclamación.-Para todo caso de uso indebido o suplantación del
nombre que perjudique la reputación de quien deba llevarlo y usarlo
legítimamente. Procede esta acción contra todo sujeto que pretenda desconocer el
derecho al nombre, siendo su resultado la cesación del hecho lesivo.
AI respecto el parágrafo II del art. 9 del Código Civil expresa: "El cambio, adición o
rectificación del nombre sólo se admite en los casos y con las formalidades que la ley prevé".
En cuanto al hijo concierne, éste lleva el apellido o apellidos del progenitor o progenitores
respecto a los cuales se halla establecida su filiación, conforme a la previsión del art. 10 del
Código sustantivo.
El art. 11 del citado Código reglamenta el uso del apellido de la mujer casada, la misma que
conserva su propio apellido, pudiendo agregar el de su marido, precedido de la preposición "de",
como distintivo de su estado civil, y seguir usándolo aun en estado de viudez. En el primer caso
se tendría: María Elena López de Beltrán; en el segundo: María Elena López Vda. de Beltrán.
En los títulos profesionales la mujer usa su propio apellido a fin de no acarrear serias
consecuencias en el futuro, como emergencia del divorcio o viudez.
Por otra parte, la mujer divorciada no tiene derecho a seguir usando el apellido de su exmarido,
salvo convenio entre partes, o, a falta de él, con autorización del juez, en mérito al prestigio ya
logrado con ese apellido en la actividad profesional, artística o literaria.
En algunos países, como Canadá, por ejemplo, las mujeres que contraen matrimonio pierden su
apellido paterno para llevar el de su esposo. Así, Betty Yáñez al contraer nupcias con George
Gifford, se llamará en lo sucesivo Betty Gifford.
El Código Civil en su art. 13 reza: "Cuando el seudónimo adquiere por su difusión la importancia
del nombre, puede ser también protegido".
De lo que se tiene que el seudónimo sin ser el nombre, ha adquirido la importancia misma del
nombre y se halla protegido por la Iey; es intransmisible por la filiación, empero, es renunciable
en cualquier instante. Contribuye a la mejor individualización de la persona. AI titular de un
seudónimo le interesa que otro no le discuta su uso, no le usurpe, o no asuma uno que sea
confundible con el propio.
La función asumida por el seudónimo, de ocultar la personalidad real de un individuo en el
medio artístico, literario o científico en que actúa, es la de evitar su identidad. Es el nombre
convencional, ficticio, libremente asumido por el individuo para enmascarar su personalidad
(Ferrara, citado por OMEBA).
Con relación al sobrenombre, que es el nombre que los demás dan a una persona, "alias el
choco", independientemente de la función identificadora, suele aplicarse a las personas a causa
de un defecto, su uso es frecuente para identificar a los delincuentes o malhechores, casi siempre
designados en su "ambiente" por un sobrenombre.
Desde luego la legislación no reglamenta este acápite por no tener ningún valor jurídico, siendo
útil, por el contrario, para las pesquisas de la policía.
En cuanto se refiere al anónimo, viene del griego An = privado; es la carencia de un nombre
cualquiera. Si bien el seudónimo equivale al nombre falso o mentira, el anónimo se equipará al
silencio, a la omisión o supresión del nombre que corresponde. Así es anónimo una obra escrita
sin nombre del autor.
Las personas imaginarias de una novela, de una película o de una obra teatral, Llevan el nombre
que les atribuye el autor.