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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ


ESTUDIOS GENERALES LETRAS

TRABAJO INDIVIDUAL

Título: FEPOMUVES: Un espacio simbólico

Nombre: Briyitt Jhomara Gamboa Sánchez

Tipo de evaluación: Entrega final Monografía

Curso: Investigación Académica (INT124)

Horario: 694

Comisión: 694C

Profesor: Gabriel Ramón

Jefe de Práctica: Abraham Abad


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Resumen

El presente trabajo de investigación busca analizar, a través de la teoría lefebvriana, de qué


manera la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador (FEPOMUVES) contribuyó a la
configuración de un espacio de articulación social femenina durante los años 80. En este
sentido, este tema resulta sumamente relevante en tanto el enfoque de la investigación es
novedoso, pues le da importancia a los símbolos que representaban a las miembros de la
FEPOMUVES y al espacio de articulación femenina al que dieron lugar, aspectos que no son
abordados en otros trabajos realizados sobre esta organización popular. Para ello, esta
monografía parte de la hipótesis de que la FEPOMUVES permitió la creación de un espacio de
articulación social para las mujeres de la organización por medio de la construcción de una
identidad social colectiva. Es importante mencionar que la problemática se aborda a partir del
concepto de espacio de representación propuesto por el geógrafo y crítico Henri Lefebvre
(1974). Por último, se concluye que la identidad social colectiva que se construyó en la
FEPOMUVES dio lugar a una serie de símbolos que formaron un espacio de representación
para las mujeres que integraban dicho colectivo en la década de los 80.

Palabras clave: FEPOMUVES, Villa El Salvador, feminismo, organización, símbolos. Commented [U1]: Muy generales; pudo ser: espacio simbólico,
historia urbana, cosas así.

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Índice
Introducción .................................................................................................................................. 4
Capítulo 1 El contexto de Villa El Salvador y la historia de la FEPOMUVES ............................ 6
1.1. El contexto histórico de Villa El Salvador durante el periodo 70-83 ............................ 6
1.1.1. El origen y los primeros años de Villa El Salvador ............................................... 6
1.1.2. Inicios de la violencia política en Villa El Salvador ............................................. 8
1.2. La historia de la FEPOMUVES .................................................................................... 9
1.2.1. El surgimiento de la FEPOMUVES ...................................................................... 9
1.2.2. La consolidación de la FEPOMUVES ................................................................ 11
Capítulo 2
Los conceptos de identidad social colectiva y espacio de articulación y su relación en
FEPOMUVES ............................................................................................................................. 14
2.1 Los conceptos de identidad social colectiva y espacio de articulación social ............. 14
2.1.1 El concepto de identidad social colectiva............................................................ 14
2.1.2 El concepto de espacio de articulación social ..................................................... 16
2.2 La identidad social colectiva construida por la FEPOMUVES y su importancia en la
formación del espacio de articulación social ........................................................................... 18
2.2.1 Las características de la identidad social colectiva construida por la
FEPOMUVES ..................................................................................................................... 18
2.2.2 Los aportes de la identidad social colectiva en la formación del espacio de
articulación.......................................................................................................................... 20
Conclusiones ............................................................................................................................... 23
Bibliografía ................................................................................................................................. 25

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Introducción

Hace algunos años visité Villa El Salvador y el monumento a María Elena Moyano llamó mi
atención, pues era el primero dedicado a una mujer que observé en Lima. Esta experiencia me
impulsó a leer sobre la historia de Villa El Salvador y descubrí que las mujeres tuvieron una
especial participación en este distrito y que el colectivo de mujeres populares más importante
del Perú también se ubica en dicho lugar. Por ello, decidí investigar más sobre este colectivo, es
decir, la FEPOMUVES.

En concreto, el tema de investigación se refiere al espacio de representación femenina


configurado en la FEPOMUVES durante los 80. Para ello, el trabajo se nutrió de los aportes del
historiador Antonio Zapata quien en su libro Sociedad y poder local: la comunidad de Villa El
Salvador 1971-1996 estudia la historia de este distrito desde su formación hasta el año 1993
(1996: 11); y de la politóloga Jo-Marie Burt quien en su investigación La batalla por las
barriadas de Lima: El caso de Villa El Salvador analiza la violencia política sufrida por los
pobladores de dicho espacio durante el Conflicto Armado Interno en el Perú (2003: 485). Así,
estos autores resultaron fundamentales para la realización de la primera parte de este trabajo.

Además de ellos, la historiadora Cecilia Blondet en su libro Las mujeres y el poder: una historia
de Villa El Salvador estudia el rol protagónico que tuvieron las mujeres del distrito y la historia
de la FEPOMUVES (1991: 14); y el psicólogo social Henri Tajfel en su libro Grupos humanos
y categorías sociales analiza el proceso de construcción de la identidad colectiva y el rol que
tienen los grupos en dicho proceso (1984: 292). En este sentido, los aportes de estos autores
fueron de suma importancia para el desarrollo de la segunda parte de esta monografía.
Asimismo, todos estos aportes temáticos se vieron a la luz del concepto de espacio de
representación, que se refiere al lugar que posee carga simbólica y emotiva (Lefebvre 1974:
100). Este concepto fue desarrollado por el geógrafo Henri Lefebvre en su texto La producción
del espacio.

En esta línea, el tema resulta relevante porque en este se le da importancia a los símbolos que
surgieron en la FEPOMUVES y al espacio de representación formado en esta organización. En
este sentido, este trabajo tiene un enfoque original, distinto a las perspectivas desde las que se
ha estudiado a dicha organización hasta el momento. Por ello, este trabajo constituye una
oportunidad para abordar este tópico desde otra línea de investigación, lo que contribuye a tener
un conocimiento más completo sobre este importante colectivo de mujeres.

Conforme a lo anterior, se propone como hipótesis de investigación que la FEPOMUVES


propició la formación de un espacio de articulación social para las mujeres de este grupo a
través de la construcción de una identidad social colectiva. Dicho de otro modo, se pronostica
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que en esta federación se construyó una identidad de grupo que benefició la creación de
símbolos y con ello la formación de un espacio que represente a las mujeres.

Con respecto a las limitaciones que se presentaron, es importante mencionar que debido a la
crisis sanitaria del COVID-19 no se pudo visitar el colectivo que es objeto de estudio de esta
investigación, es decir, la FEPOMUVES. Si bien se investigó sobre esta organización a partir de
fuentes secundarias, resultaría enriquecedor conversar con miembros y representantes de este
grupo que proporcionen información complementaria.

En cuanto a la estructura de la investigación, esta consta de dos partes. Por un lado, el primer
capítulo se enfoca en hacer una revisión de la historia de Villa El Salvador. Del mismo modo,
está dedicado a revisar la historia de la FEPOMUVES. Por otro lado, el segundo capítulo se
encuentra orientado al estudio de los conceptos de identidad social colectiva y espacio de
articulación social. Además, gira en torno al análisis de la importancia de esta identidad
construida por la FEPOMUVES en la formación del espacio de representación femenina.
Entonces, es necesario revisar someramente el proceso histórico de dicho distrito y de esta
organización popular.

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Capítulo 1
El contexto de Villa El Salvador y la historia de la FEPOMUVES

Este primer capítulo tiene por objetivo analizar el contexto de Villa El Salvador (VES) y la
historia de la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador (FEPOMUVES); para lo cual
se compone de dos secciones. La primera sección se enfoca en la descripción del contexto
histórico de VES durante el periodo 70-83, es decir, desde su nacimiento hasta el surgimiento de
la federación. De manera concreta, se narrará el origen y los primeros años de VES. Además, se
abordarán los inicios de la violencia política ejercida por el Estado y grupos subversivos sobre
la población de VES. Para proseguir, la segunda sección se orienta a narrar la historia de la
FEPOMUVES. En esta se desarrollará el surgimiento de la FEPOMUVES como respuesta de
las mujeres a tal situación y, su consolidación como un espacio fundamental para las mismas.

1.1. El contexto histórico de Villa El Salvador durante el periodo 70-83

Esta parte del presente escrito abordará la historia del surgimiento de Villa El Salvador y su
contexto histórico hasta el momento de la formación de la FEPOMUVES. En esta línea, en la
primera sección se abordará la invasión a los terrenos de Pamplona ubicados en San Juan de
Miraflores y su posterior reubicación. También, se enfocará en la situación que afrontaron los
pobladores de VES hasta el año 1980. En la segunda sección se abordará el contexto histórico
de Villa El Salvador a partir del año 1980 en el que se instaura el gobierno democrático de
Fernando Belaúnde e inicia el Conflicto Armado Interno y, con ello una etapa de violencia para
el Perú y VES.

1.1.1. El origen y los primeros años de Villa El Salvador

Hacia el año 1971 se produjo una invasión de terrenos en las faldas de un cerro ubicado en
Pamplona (San Juan de Miraflores). Cabe mencionar que estos terrenos eran privados e iban a
ser urbanizados. En un principio, eran aproximadamente 200 familias las que invadieron dicho
espacio; sin embargo, cuando los habitantes de Pamplona se enteraron de ello, instaron a las
personas sin hogar a sumarse a la ocupación de tierras (Zapata 1996: 81). En ese sentido, con el
paso de los días la invasión fue creciendo. Por ende, el ministro del Interior, Armando Artola,
decidió actuar. En concreto, ordenó la represión policial para desalojar a los invasores. Así, se
desató un violento enfrentamiento entre las fuerzas policiales y los pobladores que dejó como
saldo un muerto por herida de bala, el poblador Edilberto Ramos. No obstante, la policía no
logró cumplir con su objetivo de desalojar a la población y se retiró.

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Después de este suceso, la Iglesia Católica respondió. Específicamente, Luis Bambarén, el


Obispo Auxiliar de Lima en ese momento, celebró una misa en el lugar de los hechos. Para
Artola, este acto significó legitimar la invasión desde la Iglesia. Por esta razón, el ministro del
Interior ordenó que apresaran a Bambarén. Al mismo tiempo, se desarrollaba en Lima una
asamblea internacional de gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre la
ayuda a los países en desarrollo (Blondet 1991: 25). Es preciso mencionar que, el gobierno de
Velasco Alvarado, presidente del Perú en esa época, venía de un conflicto con dicha institución
financiera. En esa línea, “los créditos para el Perú habían estado vetados durante unos meses por
la representación norteamericana, irritada por diversas expropiaciones a las que aún no se había
compensado económicamente” (Zapata 1996: 82). Ante esta situación a Velasco no le convenía
más problemas. Entonces, quiso proyectar una buena cara de su gobierno al exterior y la
aceptación popular de su régimen. Por ello, destituyó al ministro Artola y ordenó la liberación
del obispo Bambarén. Además, “como una muestra de su compromiso con el proceso
revolucionario iniciado en 1968, ordenaba la reubicación de 2,300 familias en la zona de la
Tablada de Lurín, 20 kilómetros al sur de Lima” (Blondet 1991: 29). Este espacio recibiría el
nombre de Villa El Salvador.

Al inicio, los pobladores de Villa El Salvador contaron con el apoyo del Gobierno. De acuerdo
con Burt: “Los funcionarios del Estado tuvieron la tarea de convertir esta invasión en la primera
comunidad urbana planificada en el Perú, para lo cual idearon un diseño espacial compuesto por
la agrupación de lotes en manzanas, de manzanas en Grupos Residenciales y de Grupos
Residenciales en los llamados Sectores” (2003: 486). En este sentido, el Estado tenía la
intención de hacer de VES una ciudad modelo, es decir, organizada y autogestionaria. También,
proporcionó víveres y agua a los habitantes con la voluntad de ayudarlos (Blondet 1991: 30). En
adición, en el segundo año de fundación de VES, el Sistema Nacional de Apoyo a la
Movilización social (SINAMOS) ejecutó el programa de movilización que se elaboró para el
asentamiento (Blondet 1991: 31). De esta manera, se iniciaron los cursos de capacitación
dirigencial con el objetivo de formar líderes capaces de organizar a los vecinos y liderar
proyectos en beneficio de la comunidad. A partir de esto, se evidencia que, después de la
reubicación de las personas que invadieron los terrenos en Pamplona, el gobierno de Velasco
tuvo una presencia cercana a VES y proporcionó el apoyo necesario para que sus habitantes
puedan instalarse y vivir en dicho espacio.

En cambio, con el golpe de estado de Morales Bermúdez, que derrocó al general Velasco en el
año 1975, el programa de ayuda a la población de VES fue abandonado. Un claro ejemplo de
ello es que muchos programas del SINAMOS, tales como la Caja Comunal que era una especie
de banco comunal, y las farmacias locales se interrumpieron o quebraron debido a la falta de

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apoyo por parte del Estado (Blondet 1991: 41). En palabras de Blondet: “Los vecinos de VES
dejaron de ser los “hijos predilectos” del régimen y pasaron a engrosar las filas de los centenares
de miles de pobladores de barrios marginales en demanda de atención” (1991: 42). En efecto, a
diferencia del apoyo que los habitantes de VES recibieron en el gobierno de Velasco Alvarado,
ellos sufrieron el abandono y el desinterés hacia sus necesidades por parte del gobierno de
Morales Bermúdez.

Otro ejemplo de ello es que, al inicio del año escolar en 1976, las aulas estaban en pésimas
condiciones y los maestros no contaban con plazas reconocidas (Blondet 1991: 42). En adición,
“VES […] tampoco recibió los recursos necesarios del gobierno municipal para proporcionar la
infraestructura básica a su creciente población” (Burt 2003: 488). Es preciso mencionar que, los
habitantes de VES no solo fueron víctimas del abandono del Gobierno en esta etapa, sino
también de la violencia política por parte del Estado. Así, los dirigentes de VES fueron
perseguidos y detenidos en múltiples ocasiones. También, el Gobierno prohibió que se llevaran
a cabo las asambleas de vecinos. De esta forma, se concretaba el distanciamiento entre los
pobladores y el Estado. Es en este contexto en el que florecieron los emergentes partidos de la
nueva izquierda (Burt 2003: 488). De esto puede decirse que, los partidos de izquierda se
fortalecieron a partir de la indiferencia del Gobierno.

1.1.2. Inicios de la violencia política en Villa El Salvador

En el año 1980 se instauró un gobierno democrático con la elección de Fernando Belaunde


Terry. Sin embargo, el mismo año inició una etapa de violencia para el Perú y, por tanto,
también para VES. Es decir, comenzó el Conflicto Armado Interno, periodo en el que grupos
subversivos iniciaron y expandieron sus acciones armadas con el fin de establecer un nuevo
orden social, económico y político. Este conflicto fue el de mayor impacto en el país, ya que
provocó elevados costos humanos y económicos (Comisión de la Verdad y Reconciliación
2003, v.1: 53). Efectivamente, en esta etapa se perdieron decenas de miles de vidas humanas
como producto de las múltiples violaciones a los derechos humanos perpetradas por las
organizaciones terroristas y las Fuerzas Armadas.

Cabe mencionar que, en 1983 se formó la Izquierda Unida (IU) y tuvo una presencia notable en
la política de Villa El Salvador (Burt 2003: 488). Además, la población de VES tenía
características rescatables. Por ello, este espacio no pasó desapercibido por los grupos
subversivos. Por un lado, su capacidad autogestionaria, de organización y de participación
configuró a Villa El Salvador como un espacio contraproducente para el desarrollo de la guerra
que había emprendido Sendero Luminoso (Burt 2003: 485). Por otro lado, la presencia de la
izquierda provocó que el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) pretenda generar

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simpatías con los grupos organizados de la población, especialmente con los que estaban
vinculados a la izquierda (Burt 2003: 485). En concreto, Sendero Luminoso concebía a la
Izquierda Unida como su enemigo y la atacó directamente, pero el MRTA se percibía como su
brazo armado y defensor.

Como era de esperarse, el gobierno de Belaúnde designó la lucha contrainsurgente a las Fuerzas
Armadas (Degregori 2010: 84). En esta línea, la presencia de organizaciones subversivas en
VES conllevó a la irrupción de las Fuerzas Armadas en dicho distrito. Así, el distrito fue
designado como “zona roja”. Por ende, muchos de los pobladores de dicho espacio fueron
víctimas de detenciones arbitrarias (Burt 2003: 485). Después, la presencia de Sendero
Luminoso en VES se hizo más notoria. Entonces, según Burt, las Fuerzas Armadas pretendieron
establecer alianzas con los dirigentes amenazados por Sendero Luminoso con la supuesta
intención de protegerlos; sin embargo, en lugar de sentirse seguros, ellos temían represalias por
parte de los senderistas (2003: 485). En este sentido, se evidencia que Sendero Luminoso tuvo
una fuerte presencia en VES y ante ello los pobladores, en especial los dirigentes, se sentían
desprotegidos aún con la presencia de las Fuerzas Armadas.

1.2. La historia de la FEPOMUVES

En esta parte se abordará la historia de la FEPOMUVES, desde su formación hasta su


consolidación como una verdadera organización relevante en la vida de las mujeres de VES.
Para ello, en la primera sección se abordará el surgimiento de la FEPOMUVES como resultado
de la organización femenina y su decisión de crear una federación que concentre las
organizaciones que se formaron con el objetivo de superar las dificultades y necesidades que
tenían los habitantes de VES. En esta parte, se explicarán las dificultades que se presentaron en
los primeros años de existencia de la federación. En la segunda sección, se abordará la
consolidación de la FEPOMUVES, es decir, se explicará su importancia para la vida de las
mujeres y el impacto cada vez más significativo que fue teniendo a lo largo de los años.

1.2.1. El surgimiento de la FEPOMUVES

Frente al difícil contexto de VES, los pobladores requerían de mayores niveles de organización
para sobrevivir. Por ello, surgieron importantes organizaciones populares para subsistir, en las
que las mujeres cumplieron roles políticos y posiciones de liderazgo. Es preciso mencionar que
a ellas las unió la necesidad de atender los problemas y las carencias, tales como la falta de
alimentación (Henríquez 2006: 14). Por ejemplo, las mujeres se organizaron para satisfacer las
necesidades alimentarias de los pobladores de VES a través de la formación de comedores
populares (Burt 2003: 488). En este sentido, dichas organizaciones surgieron como una

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respuesta de las mujeres de VES a las carencias. Después, según Galván: “Las mujeres sintieron
la necesidad de generar una entidad mayor que agrupe, ordene y de estructura a varias
organizaciones en el recién creado distrito sureño” (2014: 81). Por ende, en la primera
convención de mujeres que se realizó en diciembre de 1983, tomaron la decisión de constituir la
Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador (FEPOMUVES). Esta federación nació con
el objetivo de unificar a las organizaciones populares de mujeres que surgieron en VES como
respuesta a los problemas que se vivían. Así, esta federación estaba integrada por clubes de
madres, los comités del Programa del Vaso de Leche y los comedores populares.

En esta línea, la FEPOMUVES pretendía reivindicar la labor de las mujeres en la comunidad,


pues eran ellas las que dirigían la federación, tomaban decisiones y organizaban las tareas.
Según María Elena Moyano, la federación procuraba revalorar el papel de la mujer y
capacitarlas mientras ellas enfrentaban los problemas de la comunidad (citado en Galván 2014:
82). Sin embargo, la historia de esta federación no estuvo libre de obstáculos, sino que enfrentó
diversas dificultades en su etapa inicial. A continuación, se explicarán seis de estos problemas.
La primera dificultad fue que no se incluyó a todas las mujeres a la organización, sino que se
excluyó a algunas de ellas. Esto se vio reflejado desde un inicio, cuando la dirigente Lucila
Contreras no invitó a todas las señoras que pertenecían a organizaciones populares en VES a
participar de la convención, ya que no quería competencia ni oposición (Blondet 1991: 144).
En este sentido, muchas mujeres fueron marginadas e impedidas de formar parte de una
federación que debía centralizar las organizaciones femeninas sin ningún tipo de exclusión.

Un segundo obstáculo fue que se generaron rivalidades dentro de la organización. Estas eran
propiciadas por dirigentes como Lucila Contreras. Así lo cuenta Soledad, una de las mujeres
que fue parte de la federación y que no tuvo nada sencillo su ingreso a esta: “previamente les
había dicho que nosotras le íbamos a quitar sus puestos en la limpieza, entonces las señoras eran
capaces de matamos y de linchamos” (citado en Blondet 1991: 145). En efecto, en un inicio
existían tensiones y desconfianza y esto era perjudicial para el objetivo con el que se constituyó
la federación. En esa línea, la tercera dificultad fue que existían posturas diferentes con respecto
a la forma de dirigir la federación. En concreto, existían dos posiciones totalmente contrarias.
Por un lado, algunas mujeres sostenían que las organizaciones femeninas debían articularse
progresivamente a la Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa El Salvador (CUAVES);
dicho de otro modo, sostenían que estas organizaciones no debían estar aisladas y, debían seguir
los lineamientos de la organización vecinal. Por otro lado, otras señoras señalaban que la
federación debía mantenerse al margen de la CUAVES para conservar su independencia y
tomar sus propias decisiones (Galván 2014: 90). De este modo, no existía concordancia entre
las posturas de las integrantes de la FEPOMUVES.

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El cuarto problema fue que, al inicio, el poder estaba centralizado en una sola persona, la
presidenta Erlinda Muñoz. Por ello, “no solo no existían procedimientos, sino que ella dirigía a
su criterio a todas las demás dirigentes, y operaba como la única representante oficial” (Blondet
1991: 147). De esto, se desprende que no existía un trato horizontal dentro de la federación,
sino uno vertical donde no se tomaba en cuenta las opiniones de las demás mujeres. Por lo tanto,
no se fomentaba ni la participación ni el liderazgo. En adición, la quinta dificultad fue que los
lazos de confianza entre las mujeres de la federación no estaban afianzados. Esto se evidenciaba
cuando ocurría algún problema o malentendido, puesto que ellas pensaban que les habían
mentido. Por ejemplo, cuando la repartición de víveres se retrasaba ellas reclamaban haber sido
engañadas y exigían su entrega violentamente (Bebbington, Scurrah y Bielich 2011: 301).
Entonces, no existía cohesión ni confianza entre las integrantes de la federación, por lo que era
difícil trabajar en conjunto.

Un sexto obstáculo fue que la lealtad de muchas mujeres no estaba dirigida hacia la federación,
sino hacia algunas integrantes de esta. Es decir, no se identificaban verdaderamente con la
organización. De esta manera, “podía ocurrir que se identificaran con la Federación por la
lealtad a la presidenta, sin aceptar otra autoridad que no fuera la suya” (Blondet 1991: 164). En
este sentido, se refleja la falta de un vínculo verdadero con la organización, que vaya más allá
de la afinidad con las personas. Con respecto a ello, Francisca, una líder de la FEPOMUVES,
mencionó que: “Lo que sí falta es que hay muchas señoras que dicen, “yo quiero a la
Federación, yo las quiero a ellas, pero identifican a la Federación con nosotras o sea como que
ellas nos quieren a nosotras, las dirigentes que ellas ya conocen” (Blondet 1991: 165). Entonces,
en los primeros años, la FEPOMUVES enfrentó diversos obstáculos que dificultaron su proceso
para consolidarse como una organización exitosa.

1.2.2. La consolidación de la FEPOMUVES

Más adelante, los programas como el Vaso de Leche dieron una oportunidad para que las
mujeres de la federación encuentren otras maneras de participar y establecer nuevas relaciones.
Tal como afirma Blondet: “La emergencia de este programa abría nuevos canales de relación
con una institución que ofrecía alimentos, en este caso el Estado a través del gobierno local,
desplazando a la presidenta de su condición de exclusiva negociadora de las donaciones para las
mujeres de VES” (1991: 153). A partir de esto, se puede mencionar que en la federación el
poder se empezó a descentrar.

Así, con el aumento de la participación de las mujeres y la descentralización del poder, la


FEPOMUVES se acercó más a cumplir su objetivo de revalorar el papel de la mujer. En esta
línea, tuvo como una de sus tareas principales luchar contra la violencia a la mujer en el ámbito

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familiar (Galván 2014: 83). En concreto, la federación incentivó a las mujeres a reconocer
actitudes violentas y a denunciarlas. También, la organización las capacitó para que se
convirtieran en líderes comunitarias. Por ello, la FEPOMUVES “se tornó en un centro más de
formación de liderazgo con enfoque de género mediante talleres, obras de teatro que mostraban
cómo ser una buena dirigente y venta de revistas que informaban sobre […]los cargos de la
Junta Directiva (JD) a los que se podía aspirar” (Galván 2014: 85). Entonces, se evidencia que
la FEPOMUVES buscó contribuir a la vida de las mujeres y las incentivó a esforzarse y
participar, ya que informaba sobre los puestos que ellas podían alcanzar.

Esta participación aumentó aún más con la progresiva pérdida de legitimidad y poder por parte
de Lucila Contreras. Como señala Blondet: “había perdido legitimidad entre sus allegadas y las
bases, pues al centralizar todas las funciones en su persona, se terminó aislando del conjunto.
No tenía equipo de trabajo, ni las dirigentes se sentían parte de su organización” (1991: 156). De
esto, se desprende que la gestión de Lucila en la federación no había logrado construir un
sentido de pertenencia al grupo. Sin embargo, conforme ella fue perdiendo poder, la situación
para las mujeres pertenecientes a esta organización cambió positivamente.

Así también, las diferencias que existían en un inicio en las posturas con respecto a articular la
FEPOMUVES a la CUAVES se fueron modificando. En concreto, las féminas se fueron
inclinando por la posición que señalaba que la federación debía mantenerse al margen de la
CUAVES. Esto se debió a que, en el proceso, muchas de ellas se habían percatado de las
ventajas de tener una organización independiente y rechazaron tajantemente la idea de
integrarse a otro grupo (Blondet 1991: 157). En este sentido, las mujeres de la FEPOMUVES
concebían a la FEPOMUVES como una organización que podía lograr sus objetivos sin tener
que unirse a otra organización.

Para proseguir, cuando la dirigente Lucila se percató de la pérdida de su poder, intentó expulsar
a otras dirigentes de su directiva que se habían tornado en su contra. No obstante, ella no logró
concretar sus planes, ya que las bases de la federación desconocían su autoridad y confiaban en
ellas (Galván 2014: 112). A partir de esto, se puede decir que, los lazos de confianza se fueron
afianzando progresivamente y, esto resultó beneficioso para mantener la cohesión aun cuando se
presentaron dificultades. Así, la FEPOMUVES se perfilaba como una organización sólida y
beneficiosa para las mujeres. Por ende, cuando se realizó la II Convención de Mujeres, se
recibieron 1500 solicitudes de mujeres que deseaban participar de la federación y, en total, la
federación estaba conformada por 9000 mujeres de aproximadamente 500 organizaciones
(Bustamante 1993: 929). Entonces, se evidencia que la forma de trabajar de la organización
resultó atractiva para otras mujeres del distrito que optaron por sumarse a esta.

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Esta segunda convención también significó el fin de la dirigencia de Lucila. Esto último se
debía a que la convención fue planificada sin ella y tampoco fue invitada (Blondet 1991: 158).
Además, fueron las mismas integrantes de la federación las que rechazaron su liderazgo cuando
empezaron a excluirla. Así, otras dirigentes tuvieron la oportunidad de adquirir poder. Sin
embargo, ellas no deseaban centralizarlo, sino que pretendían que otras mujeres también puedan
tener autoridad. Por ejemplo, la líder Francisca indicó: “por eso mismo es que yo he tenido que
bajar en actividad, al principio tenía que hacer casi todo, pero sin embargo [sic] he tenido que
bajar, ¿para qué? para que las compañeras de la Directiva puedan asumir” (citado en Blondet
1991: 162). De esta manera, surgió un mundo de oportunidades para las mujeres, ya que el
absolutismo y la concentración del poder en una persona fue desplazado por la delegación de
funciones a varias mujeres. Ello es una clara muestra de una ruptura con el sistema de poder que
imperaba en la vida inicial de la federación. Desde luego, lo mencionado anteriormente, influyó
positivamente en las mujeres que se sintieron capaces de afrontar por ellas mismas los asuntos
de la organización, sin depender de la voluntad de alguna autoridad dentro de esta. En palabras
de Francisca: “la gente pide “que venga la presidenta”, y las compañeras “¡no, señor! nosotros
también somos de la Federación” (Blondet 1991: 163). Es decir, ellas reconocieron su
importancia en la federación y se fueron perfilando como líderes.

En adición, la manipulación como medio para lograr objetivos personales, como la que aplicó la
Lucila fue reemplazada por otro tipo de relación. Según Blondet: “La “vara”, la “palanca” y las
conexiones personales, fueron perdiendo peso y dejaron el espacio al poder de transacción que
mostraban las jóvenes dirigentes más calificadas” (1991: 166). Precisamente, es este cambio en
las formas de hacer lo que permite una mayor apertura a la participación de las mujeres. Con
todo ello, la federación se consolidó como la organización femenina más fuerte de VES y se
convirtió en un referente para ellas (Vargas 1992: 49). En este sentido, la federación se convirtió
en la organización femenina más importante de Villa El Salvador en aquella época.

En síntesis, en este primer capítulo se vio que el contexto de carencias y la violencia política
generó que las mujeres de Villa El Salvador reúnan sus organizaciones populares en la
FEPOMUVES. También se abordó la historia de los primeros años de la FEPOMUVES cuando
aún era una organización con muchos problemas y su transformación a una organización sólida
con la que las mujeres se identificaban y beneficiaban. Ahora, es necesario explicar cómo se
logró ello y qué papel tuvo la construcción de la identidad social colectiva en la construcción del
espacio de articulación social. Esta explicación será emprendida en el siguiente capítulo.

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Capítulo 2
Los conceptos de identidad social colectiva y espacio de articulación y su relación en
FEPOMUVES

El segundo capítulo tiene por objetivo sintetizar los conceptos de identidad social colectiva,
espacio de articulación social y la importancia de dicha identidad configurada en la
FEPOMUVES; por lo cual se divide en dos partes. Así, la primera sección se enfoca en analizar
el concepto de identidad social colectiva. En concreto, se abordará su definición desde dos
perspectivas: una esencialista, que sostiene que la identidad es heredada; y una perspectiva
constructivista, que señala que la identidad se da como resultado de un proceso que se construye
a partir de la interacción con otros. Posteriormente, se evaluará dicho concepto. Además, se
analizará la definición de espacio de articulación social desde el enfoque de la psicología
ambiental y el del importante estudioso del urbanismo, Henri Lefebvre. Paralelamente, en la
segunda sección se analizará la relevancia y la influencia de la identidad social que se configuró
en la FEPOMUVES en la construcción de un espacio de articulación femenina. En esta se
desarrollarán las características de esta identidad social colectiva tales como la autonomía, la
autoestima y la reciprocidad. Además, empleando lo propuesto por Lefebvre, se abordarán los
aportes de dicha identidad en la formación del espacio de articulación para las mujeres.

2.1 Los conceptos de identidad social colectiva y espacio de articulación social

En este subcapítulo se definirán dos conceptos relevantes para este trabajo. Por un lado, se
desarrollará el concepto de identidad social colectiva. Este será analizado a la luz de las teorías
constructivista y esencialista. Es importante mencionar que se ha optado por dichas teorías
debido a la oposición que existe entre ellas. Ello permitirá establecer una discusión y, por tanto,
llegar a una definición más completa y precisa de identidad social colectiva que será de utilidad
para el análisis que se realizará posteriormente. Por otro lado, se estudiará el concepto de
espacio de articulación social. Este último será definido a partir de dos perspectivas. Primero,
desde la psicología ambiental que “tiene como objeto de estudio la relación entre el ambiente
físico y la conducta humana” (Baldi y García 2006: 160). Segundo, desde los estudios de uno de
los autores más representativos de la producción del espacio y, los espacios de representación,
Henri Lefebvre. Entonces, ambos enfoques han sido elegidos por su relevancia para el estudio
de la configuración de dichos espacios.

2.1.1 El concepto de identidad social colectiva

En cuanto al concepto de identidad social colectiva, existen dos posturas que se contraponen: la
constructivista y la esencialista. Por un lado, el enfoque constructivista afirma que esta no

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acompaña al ser humano desde su nacimiento, es decir, no es inherente a él, sino que se
configura a partir de la interacción con los grupos que hay en la sociedad. Según Tajfel, para
que las personas construyan una identidad social, necesitan ser parte de un grupo o categoría
social, puesto que con esta pertenencia le atribuyen un significado al colectivo (1984: 292).
Efectivamente, es importante la interacción con el grupo, ya que, por medio de estas relaciones,
el individuo le atribuye un juicio de valor a este. Además, para los constructivistas la
pertenencia a un colectivo aporta a la configuración del autoconcepto, pues “por muy rica y
compleja que sea la idea que los individuos tienen de sí mismos en relación con el mundo físico
o social que les rodea, algunos aspectos de esta idea son aportados por la pertenencia a ciertos
grupos o categorías sociales” (1984: 292). Entonces, para Tajfel un ser humano puede definirse
a sí mismo positiva o negativamente a partir de los vínculos que tiene con un colectivo y del
lugar que ocupa en este. Por ende, una de las implicancias de la identidad social colectiva es el
desarrollo de la autoestima.

Asimismo, para los constructivistas, los grupos sociales a los que pertenecen las personas no
tienen igual importancia ni influencia en ellas. En este sentido, “algunas de estas pertenencias
resultan más relevantes que otras” (Tajfel 1984: 292). Es decir, algunos colectivos aportan más
a la conducta de una persona que otros grupos. Esto se debe a “la importancia subjetiva de estas
pertenencias sobre aquellos aspectos de la conducta de un individuo que son pertinentes para las
relaciones intergrupales” (1984: 292). En esta línea, el tipo de participación que tienen las
personas en el colectivo es fundamental, ya que como consecuencia de ello desarrollan o
refuerzan ciertos aspectos personales que también son importantes para el colectivo. De acuerdo
con Páez, una determinada participación en un grupo puede generar que sus miembros adopten
nuevas conductas, tales como el trabajo mutuo en busca del beneficio grupal y no individual,
para enfrentar los problemas (2006: 616). A partir de esto, se puede afirmar que una
característica de la identidad colectiva es la reciprocidad.

Por otro lado, la perspectiva esencialista sostiene que “la identidad se deriva de la cultura, no se
toma en cuenta la interacción, ni los procesos migratorios, tics, ni la capacidad de agencia que
tienen las personas” (Quintana 2016: 48). En otras palabras, para los esencialistas, la identidad
social no requiere de ningún tipo de interacción, pues es inherente a los miembros de una
determinada cultura. En este sentido, para ellos la identidad social y sus características no
pueden ser alteradas, sino que la identidad posee una determinada esencia. Así, para los
“esencialistas las identidades aparecen como mero reflejo de un listado de rasgos culturales
objetivos compartidos” (Briones citado en Quintana 2016: 47). Por ende, para ellos, la identidad
tiene rasgos predeterminados y contaría con “una categoría ontológica de esencia permanente”

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(Arenas 2011: 22). En efecto, bajo este enfoque, la identidad social es inmutable y tiene siempre
las mismas características en una determinada cultura.

Ahora bien, si se analizan ambas posturas y se toma en cuenta que los grupos sociales no se
mantienen estáticos ni invariables a lo largo del tiempo, se puede afirmar que tampoco la
identidad social lo hace. Así, “la identidad es un aspecto dinámico de las personas, que se
transforma debido a las interacciones sociales a nivel grupal e individual” (Arenas 2011: 22). En
ese sentido, dicha identidad no es inmutable, ni depende solo de la cultura de las personas, sino
que también puede ser modificada por otros factores tales como el contexto socioeconómico o la
existencia de otros colectivos. Por ello, la definición más acertada es la que los constructivistas
defienden, es decir, que la identidad colectiva se construye a partir de la interacción con los
colectivos y, que como resultado de esta identidad se desarrollan ciertos aspectos o
características en sus miembros. Si bien es cierto que en esta sección del escrito se han
mencionado solo dos de estas: la autoestima y la reciprocidad, ello no indica que estas sean las
únicas, ya que pueden existir otras dependiendo del colectivo que se estudie.

2.1.2 El concepto de espacio de articulación social

Con respecto al concepto de espacio de articulación social, a partir de los estudios de la


psicología ambiental y de Lefebvre, también se le puede entender como un lugar de
representación. Por un lado, desde el punto de vista de la psicología ambiental, se señala que los
espacios poseen un significado. Es decir, las personas les atribuyen a los lugares una
significación y los relacionan con un símbolo determinado. En esta línea, Downs y Stea señalan
que las personas pueden organizar la información que tienen de un lugar en símbolos que
caracterizan al espacio y si un símbolo es relacionado de manera rápida con el lugar al que
representa, entonces, es un símbolo adecuado (citados en Valera 1993: 41). En otras palabras, si
en el momento en el que las personas piensan en algún símbolo lo asocian con algún lugar, esto
indica que este último posee un valor simbólico. En concreto, los símbolos posibilitan el
reconocimiento eficaz del lugar al que están representando, ya sea por parte de sus integrantes o
por parte de personas externas al lugar (Valera 1993: 42). Entonces, se puede decir que estos
caracterizan un espacio y, por tanto, contribuyen a diferenciarlo de otros lugares.

Así, de acuerdo con Valera el símbolo aporta identidad a un espacio y ayuda a distinguirlo de
los demás (1993: 42). En este sentido, los lugares no solo son espacios físicos “sino también
sistemas semióticos que expresan formas de organización social, ideas y valores culturales”
(Sánchez 1990: 48). Dicho de otro modo, los símbolos que caracterizan a los espacios son el
resultado de las relaciones que se establecen, las formas de organizarse y la cultura que se da en
el lugar. De esta forma, las personas se van apropiando de los espacios y “a través de la

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apropiación, la persona se hace a sí misma mediante las propias acciones, en un contexto


sociocultural e histórico. Este proceso –cercano al de socialización–, es también el del dominio
de las significaciones del objeto o del espacio que es apropiado, independientemente de su
propiedad legal” (Vidal 2005: 283). Por ende, la presencia de los seres humanos en los espacios
físicos es fundamental para la existencia de signos, pues son ellos los que a través de los
vínculos y la actividad que tienen dentro de estos, le aportan un significado que no solo puede
ser reconocido por dichas personas, sino también por otras.

Por otro lado, para Lefebvre “el espacio de representación se vive, se habla; tiene un núcleo o
centro afectivo: el Ego, el lecho, el dormitorio, la vivienda o la casa; o la plaza, la iglesia, el
cementerio. Contiene los lugares de la pasión y de la acción, los de las situaciones vividas y, por
consiguiente, implica inmediatamente al tiempo” (1974: 100). En otras palabras, este es el
espacio vivido, que posee una carga emotiva y en el cual se encuentran los símbolos
socioculturales. Así, “para Lefebvre es el espacio […] experimentado directamente por sus
habitantes y usuarios a través de una compleja amalgama de símbolos e imágenes. Es un
espacio que supera al espacio físico, ya que la gente hace un uso simbólico de los objetos que lo
componen” (Baringo 2013: 124). En este sentido, en estos espacios se pueden representar
tradiciones, algún tipo de relación, saberes, la unión, la amistad, entre otros aspectos. Por
ejemplo, si en un parque los jóvenes que pertenecen a un nivel socioeconómico bajo se reúnen
para realizar batallas de rap, a pesar de que este espacio no esté completamente delimitado, es Commented [U2]: físicamente

un espacio de representación cultural porque tiene carga simbólica. Es decir, no es solo un


espacio físico, sino que está lleno de símbolos socioculturales que representan arte y cultura.

Cabe señalar que, para Lefebvre esta formación de espacios de articulación social no surge de
manera neutral, sino como resultado de las relaciones sociales de clase. Según Martínez el
“espacio se ha hecho pasar por completamente inteligible, completamente transparente,
objetivo, neutral y, con ello, inmutable, definitivo. Sin embargo, esto no debe entenderse sino
como una ilusión que oculta —más como ideología que como error, dice Lefebvre— la
imposición de una determinada visión de la realidad social y del propio espacio, la imposición
de unas determinadas relaciones de poder” (1974: 14). Entonces, se puede decir que para
Lefebvre estos símbolos socioculturales están fundados por unas relaciones sociales de clase
que existen en la sociedad como resultado de una formación capitalista. Por ende, en el ejemplo
anterior, estos jóvenes de clase popular realizan estos rituales musicales en un espacio que no
está completamente delimitado y es un lugar de representación con carga simbólica, porque
existen relaciones sociales de clase que causan que se dirijan a ese espacio y lleven a cabo
dichas expresiones culturales.

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2.2 La identidad social colectiva construida por la FEPOMUVES y su importancia en la


formación del espacio de articulación social

En esta sección se abordará la identidad social que se construyó en la FEPOMUVES y su


importancia e influencia en la formación del espacio de articulación social para las mujeres de
Villa El Salvador. En esta línea, en la primera parte se estudiarán las características que tenía la
identidad social que se construyó por la federación. En concreto, se abordará la autoestima de
las mujeres frente al grupo y a su pareja; la autonomía ante el patriarcado y la CUAVES; y la
reciprocidad entre las mujeres del colectivo y entre la FEPOMUVES y la sociedad. En la
segunda parte, se analizará las contribuciones de dicha identidad social colectiva construida en
la FEPOMUVES en la formación del espacio de articulación, es decir, se explicará cómo la
existencia de esta identidad colectiva permitió la creación de un espacio de representación para
las mujeres.

2.2.1 Las características de la identidad social colectiva construida por la FEPOMUVES

Ahora bien, como ya se abordó el concepto de identidad social colectiva y los rasgos que esta
posee, se puede indicar que en la FEPOMUVES se construyó este tipo de identidad y que
contaba con las características de autoestima, autonomía y reciprocidad. En primer lugar, una de
estas características fue la autoestima. Específicamente, las mujeres reforzaron su autoestima
frente a su grupo. Esto se debe a que “el autoconcepto incluye también aspectos de carácter
social o colectivo, es decir, los que se derivan de la pertenencia a grupos o a categorías sociales”
(Sánchez 1999: 252). Dicho de otro modo, el concepto que uno tiene de sí mismo y, por tanto,
la autoestima se construyen a partir de la interacción con los colectivos. Por esta razón, ser parte
de la FEPOMUVES fue fundamental para las mujeres de VES, ya que esta organización les dio
la oportunidad de cumplir roles relevantes que beneficiaron su autoestima. Por ejemplo, muchas
de las mujeres ocuparon cargos de importancia en la federación y “el estatus de dirigentas [sic]
[…] les otorgaba además la ventaja de destacar, de distinguirse del resto, de demostrar que
podían actuar; en suma, contribuyó a desarrollar en ellas su autoestima personal” (Blondet
1991: 76). Así, ellas comenzaron a sentirse capaces de aportar, no solo acatando órdenes o
siguiendo lo establecido en la sociedad, sino decidiendo y liderando. Todo ello se logró gracias
al sentido de pertenencia de estas mujeres a dicho colectivo, ya que así ellas participaron
continuamente en la consecución de objetivos y, con esto se dotaron de seguridad y confianza
en sí mismas.

También, las miembros de la FEPOMUVES desarrollaron autoestima frente a su pareja. Así, a


partir de su actividad en dicho grupo adquirieron la seguridad necesaria no solo para participar
en la toma de decisiones en la federación, sino también en su hogar. Tal como menciona

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Blondet: “La autoestima personal, el reconocimiento de su voz y la capacidad de deliberar y


actuar al lado de los hombres, fueron los logros más visibles de esta etapa” (1991: 15). De esta
manera, las miembros de la federación adquirieron lo necesario para desenvolverse en el ámbito
familiar y no solo desempeñar un rol secundario en este. Por ejemplo, aunque en un primer
momento las señoras les tenían miedo a sus esposos y asistían a escondidas a las reuniones de la
federación si es que ellos no estaban de acuerdo con que ellas participaran, después, ellas
entendieron que también tenían un rol importante en la casa y que podían tomar decisiones
sobre los asuntos familiares (Blondet 1991: 77). De esta forma, estas mujeres tomaron
conciencia de su valor y modificaron su participación no solo en espacios públicos como la
federación, sino también en el espacio privado donde tradicionalmente se les solía otorgar el rol
de cuidar y atender a la familia. Es importante mencionar que la identificación con el grupo
contribuye a reforzar aspectos importantes para la autoestima como la seguridad y los logros
(Sánchez 1999: 253). Entonces, la identidad social colectiva que se configuró en la federación
fue fundamental para que ellas tuvieran este cambio personal, es decir, para el desarrollo de su
autoestima.

En segundo lugar, otra característica con la que se manifestó esta identidad social colectiva
construida en la FEPOMUVES fue la autonomía de la organización femenina ante el
patriarcado y ante la CUAVES. En cuanto a la autonomía ante el sistema patriarcal, ellas
decidieron que no iban a ser lideradas por varones y, que en su federación se reivindicaría el
papel de la mujer (Galván 2014: 82). Cabe mencionar que el trabajo que se realizó para lograr
dicho objetivo no fue fácil, pues “la familia y la vecindad, cuestionaban a las dirigentes en su
capacidad para hablar, decidir y actuar en representación vecinal” (Blondet 1991: 78). No
obstante, ellas no se dejaron amilanar y continuaron con sus actividades. Así lo señala Soledad,
una integrante del grupo: “fuimos muy claras las mujeres de que nosotras íbamos a decidir lo
que iba a ser de nosotras” (citado en Blondet 1991: 169). A partir de esto, se puede decir que
gracias a la identidad colectiva que se construyó en la organización, las integrantes fortalecieron
su confianza en el grupo femenino y no necesitaron de la aprobación de los varones.

En adición, la FEPOMUVES también tenía autonomía frente a otros colectivos como la


CUAVES. Así, este colectivo de mujeres se desarrolló “al margen de la organización vecinal y
de otras organizaciones sociales. Un especial sentido de “autonomía” se traducía en la defensa
de su ámbito como expresión exclusiva de sus demandas, y en la preservación del liderazgo del
asedio de los dirigentes varones del barrio” (Blondet 1991: 98-99). En efecto, dicha facultad
estaba presente en la FEPOMUVES, pues era una organización que no estaba sujeta a lo que
indicaba la organización vecinal, pues sus integrantes no seguían los lineamientos de la
CUAVES. Ello le dio independencia a la federación y la libertad de establecer sus formas de

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trabajo y tomar sus propias decisiones. Ahora bien, como se mencionó en el capítulo anterior,
en los primeros momentos de existencia de la federación, algunas mujeres sostenían que la
organización debía integrarse a la CUAVES; sin embargo, estas señoras cambiaron de parecer
después, ya que con el paso del tiempo y la construcción de un verdadero sentido de pertenencia
y confianza en el grupo, concibieron a su colectivo como una organización fuerte, capaz de
cumplir sus objetivos sin la necesidad de agruparse ni depender de otros colectivos (Blondet
1991: 157). A partir de esto, se evidencia la importancia de la identidad colectiva que
desembocó en la confianza de las mujeres en la capacidad de su federación.

En tercer lugar, otra característica fue la reciprocidad. Así, hubo reciprocidad entre las mujeres
del colectivo, pues ellas estaban dispuestas a ayudarse mutuamente. Por ejemplo, muchas
señoras se comprometieron a colaborar con Francisca, una nueva dirigente, para cumplir con los
objetivos, sin que a ellas se les de la orden de hacerlo (Blondet 1991: 159). De esta manera, es
evidente que existía trabajo en equipo y la voluntad de contribuir con el otro por iniciativa
propia. También, había reciprocidad entre la organización femenina y la sociedad de Villa El
Salvador. Así, uno de los objetivos de la federación era “solucionar las necesidades de la
comunidad de manera colectiva” (Galván 2014: 82). Por ende, las mujeres trabajaban
continuamente en proyectos que beneficien a los demás, tales como el Programa del Vaso de
Leche. Esto se debió a que las mujeres sentían que formaban parte de un colectivo con objetivos
claro con respecto a la sociedad, es decir, con una notoria intención de contribuir (Blondet 1991:
160). Entonces, las integrantes de la federación no solo se apoyaban entre sí, sino que además
tenían el objetivo de contribuir con los pobladores de Villa El Salvador. En esta línea, la
reciprocidad era un valor central para el colectivo, ya que ipulsó a las mujeres a apoyarse entre
ellas para cumplir con los objetivos de la federación y, porque las motivó a ayudar a la
comunidad.

2.2.2 Los aportes de la identidad social colectiva en la formación del espacio de


articulación

Ahora bien, hasta el momento se han desarrollado las características de la identidad social
colectiva construida en la FEPOMUVES por separado, pero si las analizamos en conjunto a
partir de lo propuesto por Lefebvre, se puede decir que simbólicamente, contribuyó a la creación
de un espacio de representación. A continuación, se analizarán detalladamente los aportes de
dicha identidad en la formación de dicho espacio.

Para empezar, la construcción de la identidad social colectiva contribuyó a que la


FEPOMUVES tuviera carga simbólica. Cabe mencionar que “las representaciones sociales […]
pueden contener en su estructura sistemas o identidades colectivas de significados (actitudes,

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creencias, estereotipos)” (Villar y Ramírez 2014: 56). En esta línea, por medio de la identidad
colectiva se le aporta un significado o un valor simbólico al espacio, en este caso a la
FEPOMUVES. Para Lefebvre el espacio de representación es “el espacio de la imaginación y de
lo simbólico dentro de una existencia material. Es el espacio de usuarios y habitantes, donde se
profundiza en la búsqueda de nuevas posibilidades de la realidad espacial” (Martínez 1974: 16).
En concreto, simbólicamente, las características propiciadas por la identidad colectiva tal como
la autonomía, la reciprocidad y la autoestima representaron la unidad del grupo, la lealtad de las
miembros de este espacio y la superación de las mujeres. De acuerdo con una dirigente de la
FEPOMUVES, Bertha Jáuregui: “las mujeres reconocen que en esta [Federación] aprendieron
esto y les sirvió para cambiar de actitud en su hogar y enseñar a sus propios hijos estas cosas
como igualdad de oportunidades” (citado en Galván 2014: 54). A partir de esto se puede decir
que dentro de dicha organización se generó un cambio en la actitud de las señoras y, esto se vio
reflejado también en la vida de ellas fuera de la organización, por lo que un símbolo
característico de este espacio fue el de superación femenina.

En adición, la FEPOMUVES representó saberes y tradiciones. Según Galván, las mujeres tenían
un vínculo muy fuerte con la organización, la percibían como suya, ello las llevó a aportar
soluciones eficaces a los problemas, y a sentir que sus saberes personales y culturales de su
lugar de procedencia eran apreciados y reconocidos por el colectivo (2014: 56). Entonces, el
sentido de pertenencia, vinculado con la identidad social colectiva, fue importante para que
estas señoras trabajaran motivadas y sientan que su bagaje cultural es valorado. Por ejemplo, en
las reuniones que ellas tenían, se incentivó a que las señoras que hablaban otras lenguas
participen por medio de estas. Para mencionar un caso, Pilar, una integrante de la federación
cuenta lo siguiente: “Ahí en las reuniones de alfabetización les decía, bueno, si sabes en
quechua, dilo en quechua, en castellano, en el idioma que tú quieras, ¡pero habla!” (citado en
Blondet 1991: 80). De esta manera, no se dejaba de lado los saberes culturales de las mujeres,
sino que se incluía a estos dentro de la organización. Esto también era un aspecto característico
de la FEPOMUVES.

Por último, la FEPOMUVES representó determinadas formas de organización social. Es decir,


representó una manera femenina de hacer las cosas. Por ejemplo, Santosa, una dirigente
menciona: “Se organizan las mujeres, por la misma necesidad que había en Villa […].
Empiezan a sembrar plantitas, en barrer la calle para adquirir los víveres, por ese medio es que
se organizaban las mujeres” (Blondet 1991: 101). Así, se evidencia que, por medio de las
experiencias de las mujeres en el espacio vivido, crearon sus propias formas de organización y
le atribuyeron a la federación un significado. En esta línea, también se configuró una imagen de
las miembros de la organización. Por ende, para Vargas: “La FEPOMUVES es posiblemente la

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organización popular de mujeres con la perspectiva más clara en [sic] relación a la mujer que
busca” (1992: 49). Entonces, este espacio representó a este grupo de mujeres, sus formas de
trabajar y organizarse. Conviene tener en cuenta lo que se indicó anteriormente, es decir, que
para Lefebvre los símbolos socioculturales no surgen de manera neutral sino debido a las
relaciones sociales de clase. Así, en este caso, estas mujeres pertenecientes a un distrito popular
y nivel socioeconómico bajo realizaron sus actividades en dicho lugar que es un espacio de
representación con una fuerte carga simbólica, debido a que las relaciones sociales de clase
causaron que las mujeres que compartían las mismas características y necesidades se agrupen en
la FEPOMUVES.

Así, todos estos símbolos y representaciones que se presentaron en la federación la


caracterizaron e hicieron que se diferencie de otros espacios. Es importante mencionar que, si
bien la FEPOMUVES era un grupo abierto a recibir a nuevas mujeres, sobre todo era una
organización para aquellas mujeres que cumplieran con esas cualidades y, eso hacía que este
espacio se distinga de los demás. Entonces, estas mujeres representaron este espacio a través de
dichos elementos. No obstante, esto no hubiera sido posible sin la construcción de una identidad
social colectiva en la FEPOMUVES, ya que fue esta la que generó dichas características. Por
todo ello, se evidencia que en la FEPOMUVES existía un espacio de articulación con fuerte
carga simbólica que no surgió de manera neutral, sino influenciado por las relaciones sociales
de clase, es decir, se formó lo que Henri Lefebvre llamaría un espacio de representación.

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Conclusiones

En conclusión, la FEPOMUVES dio pie a la formación de un espacio de articulación social para


las señoras por medio de la construcción de una identidad social colectiva, ya que esta última
generó una serie de símbolos tales como la autoestima, la autonomía y la reciprocidad que
caracterizaban a las mujeres de dicha organización popular y a la federación, ayudando así a la
configuración de lo que se conoce en la teoría lefebvriana como un espacio de representación
social para las mujeres de dicho colectivo durante la década de los 80.

En términos más específicos, se pueden detallar algunas otras conclusiones que refuerzan la
general, ya mencionada. Primero, a partir del estudio del contexto histórico de Villa El Salvador
y la historia de la FEPOMUVES se pudo concluir que, aunque en un primer momento la
población de Villa El Salvador contó con el apoyo del gobierno de Velasco Alvarado, luego
sufrió el olvido y la falta de apoyo del régimen de Morales Bermúdez, por lo que sus habitantes
pasaron carencias tales como la escasez de alimentos, la deficiente infraestructura escolar y
fueron víctimas de violencia política por parte del Gobierno. Por ello, las mujeres del distrito
decidieron crear organizaciones populares y agruparlas en la FEPOMUVES. Así, esta
organización que intentó contribuir a la comunidad al mismo tiempo que iba reivindicando el
papel de la mujer, se enfrentó a varios obstáculos en sus primeros momentos de existencia, pero
logró superarlos consolidándose como la organización popular femenina más relevante en ese
entonces.

Segundo, al analizar los conceptos de identidad social colectiva y espacio de articulación, y la


importancia de esta identidad construida en la FEPOMUVES, se pudo obtener la conclusión de
que la identidad social no tiene una esencia, sino que se forma a partir de los vínculos que los
seres humanos establecen con los colectivos. En este sentido, la identidad no es inmutable, sino
que puede ser alterada y, esta contribuye a que las personas desarrollen ciertos atributos.
Precisamente, en la FEPOMUVES, la configuración de esta identidad social trajo consigo el
desarrollo de la autoestima, la reciprocidad y la autonomía. De esta manera, este espacio fue
representado por la presencia de dichos rasgos distintivos en sus miembros. Así, estas
características se convirtieron en símbolos que diferenciaban a la FEPOMUVES de otros
colectivos. Asimismo, se concluyó que estos símbolos socioculturales no emergieron

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neutralmente, pues se debieron también a las relaciones sociales de clase que generaron que las
señoras que no gozaban de una buena posición socioeconómica se agruparan en la
FEPOMUVES dando lugar a un espacio de representación.

Por último, es importante mencionar que el estudio de este tema abre las puertas a investigar
otros tópicos sociales como la pérdida del valor simbólico de la FEPOMUVES en el presente y
las diferencias entre la participación que las mujeres de Villa El Salvador tenían antes y la que
tienen en la actualidad. Considerando lo anterior, sería enriquecedor indagar sobre estos temas.

RECOMIENDO QUE EL TRABAJO SE PRESENTE EN EL CONCURSO DE


ENSAYOS DEL CURSO DE INVESTIGACIÓN.

¡MUY BIEN!

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