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de la música». - ¿En la música?

¿Música
El nacimiento de y tragedia? ¿Griegos y música de
tragedia? ¿Griegos y la obra de arte del
la tragedia pesimismo? La especie más lograda de
Friedrich hombres habidos hasta ahora, la más
bella, la más envidiada, la que más
Nietzsche seduce a vivir, los griegos - ¿cómo?, ¿es
que precisamente ellos tuvieron
necesidad de la tragedia? ¿Más aún - del
arte? ¿Para qué - el arte griego?...
Ensayo de autocrítica Se adivina el lugar en que con estas
(1886) preguntas quedaba colocado el gran
signo de interrogación acerca del valor
uno de la existencia. ¿Es el pesimismo,
necesariamente, signo de declive, de
ruina, de fracaso, de instintos fatigados y
Sea lo que sea aquello que esté a la base
debilitados? - ¿como lo fue entre los
de este libro problemático: una cuestión
indios, como lo es, según todas las
de primer rango y máximo atractivo tiene
apariencias, entre nosotros los hombres y
que haber sido, y, además, una cuestión
europeos «modernos»? ¿Existe un
profundamente personal - testimonio de
pesimismo de la fortaleza? ¿Una
ello es la época en la cual surgió, pese a
predilección intelectual por las cosas
la cual surgió, la excitante época de la
duras, horrendas, malvadas,
guerra franco-alemana de 1870/71.
problemáticas de la existencia,
Mientras los estampidos de la batalla de
predilección nacida de un bienestar, de
Wörth se expandían sobre Europa, el
una salud desbordante, de una plenitud
hombre caviloso y amigo de enigmas a
de la existencia? ¿Se da tal vez un
quien se le deparó la paternidad de este
sufrimiento causado por esa misma
libro estaba en un rincón cualquiera de
sobreplenitud? ¿Una tentadora valentía
los Alpes, muy sumergido en sus
de la más aguda de las miradas, valentía
cavilaciones y enigmas, en consecuencia
que anhela lo terrible, por considerarlo el
muy preocupado y despreocupado a la
enemigo, el digno enemigo en el que
vez, y redactaba sus pensamientos sobre
poder poner a prueba su fuerza?, ¿en el
los griegos, - núcleo del libro extraño y
que ella quiere aprender qué es «el sentir
difícilmente accesible a que va a estar
miedo»? ¿Qué significa, justo entre los
dedicado este tardío prólogo (o epílogo).
griegos de la época mejor, más fuerte,
Unas semanas más tarde: y también él se
más valiente, el mito trágico? ¿Y el
encontraba bajo los muros de Metz, no
fenómeno enorme de lo dionisíaco?
desembarazado aún de los signos de
¿Qué significa, nacida de él, la tragedia?
interrogación que había colocado junto a
- Y por otro lado: aquello de que murió
la presunta «jovialidad» de los griegos y
la tragedia, el socratismo de la moral, la
junto al arte griego; hasta que por fin, en
dialéctica, la suficiencia y la jovialidad
aquel mes de hondísima tensión en que
del hombre teórico . ¿cómo?, ¿no podría
en Versalles se deliberaba sobre la paz,
ser justo ese socratismo un signo de
también él consiguió hacer la paz
declive, de fatiga, de enfermedad, de
consigo mismo, y mientras convalecía
unos instintos que se disuelven de modo
lentamente de una enfermedad que había
anárquico? ¿Y la «jovialidad griega» del
contraído en el campo de batalla,
helenismo tardío, tan sólo un arreblo de
comprobó en sí de manera definitiva el
crepúsculo? ¿ La voluntad epicúrea
«nacimiento de la tragedia en el espíritu

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contra el pesimismo, tan sólo una obstinadamente autónoma incluso allí
precaución del hombre que sufre? Y la donde parece plegarse a una autoridad y
ciencia misma, nuestra ciencia -sí, ¿qué a una veneración propia, en suma, una
significa en general, vista como síntoma primera obra, también en el mal sentido
de viada toda ciencia? ¿Para qué, peor de la expresión, que, pese a su problema
aún, de donde - toda ciencia? ¿Cómo? senil, adolece de todos los defectos de la
¿Acaso es el cientificismo nada más que juventud, sobre todo de su «excesiva
un miedo al pesimismo y una longitud», de su «tormenta y arrebato»
escapatoria, frente a él? ¿Una defensa (Sturm und Drang): por otra parte,
sutil obligada contra la verdad? ¿Y teniendo en cuenta el éxito que obtuvo
hablando en términos morales, algo así (especialmente en el gran artista a que
como cobardía y falsedad? ¿Hablando en ella se dirigía como para un diálogo, en
términos no-morales, una astucia? Oh Richard Wagner), un libro probado,
Sócrates, Sócrates, ¿fue ése acaso tu quiero decir, un libro que, en todo caso,
secreto? Oh ironista misterioso, ¿fue ésa ha satisfecho «a los mejores de su
acaso tu - ironía? - - tiempo». Ya por esto debería ser tratado
con cierta deferencia y silencio; a pesar
de ello yo no quiero reprimir del todo el
decir cuán desagradable se me aparece
ahora, cuán extraño está ahora ante mí
dos dieciséis años después, -ante unos ojos
más viejos, cien veces más exigentes,
Lo que yo conseguí aprehender entonces,
pero que en modo alguno se han vuelto
algo terrible y peligroso, un-problema
más fríos, ni tampoco más extraños a
con cuernos. no necesariamente un toro
aquella tarea a la que este temerario libro
precisamente, en todo caso un problema
osó por vez primera acercarse - ver la
nuevo: hoy yo diría que fue el problema
ciencia con la óptica del artista, y el arte
de la ciencia misma - la ciencia
con la de la vida.
concebida por vez primera como
problemática, como discutible. Pero el
libro en que entonces encontraron
desahogo mi valor y mi suspicacia
juveniles - ¡qué libro tan imposible tenía tres
que surgir de una tarea tan contraria a la
juventud! Construido nada más que a Dicho una vez más, hoy es para mí un
base de vivencias propias prematuras y libro, imposible, - lo encuentro mal
demasiado verdes, todas las cuales escrito, torpe, penoso, frenético de
estaban junto al umbral de lo imágenes y confuso a causa de ellas,
comunicable, colocado en el terreno del sentimental, acá y allá azucarado hasta lo
arte - pues el problema de la ciencia no femenino, desigual en el tempo, sin
puede ser conocido en el terreno de la voluntad de limpieza lógica, muy
ciencia -,¡acaso un libro para artistas convencido, y por ello, eximiéndose de
dotados accesoriamente de capacidades dar demostraciones, desconfiando
analíticas y retrospectivas (es decir, para incluso de la pertinencia de dar
una especie excepcional de artistas, que demostraciones, como un libro para
hay que buscar y que ni siquiera se iniciados, como una «música» para
querría buscar ...), lleno de innovaciones aquellos que han sido bautizados en la
psicológicas y de secretos de artista, con música, que desde el comienzo de las
una metafísica de artista en el trasfondo, cosas están ligados por experiencias
una obra juvenil llena de valor juvenil y artísticas comunes y raras, como signo
de juvenil melancolía, independiente, de reconocimiento para quienes sean in

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artibus parientes de sangre, - un libro cuatro
altanero y entusiasta, que de antemano se
cierra al profanum vulgus de los
Sí, ¿qué es lo dionisíaco? - En este libro
«cultos» más aún que al «pueblo», pero
hay una respuesta a esa pregunta - en él
que, como su influjo demostró y
habla alguien que «sabe», el iniciado y
demuestra, tiene que ser también
discípulo de su dios. Tal vez ahora yo
bastante experto en buscar sus
hablaría con más cautela y menos
compañeros de entusiasmo y en atraerlos
elocuencia acerca de una cuestión
hacia nuevos senderos ocultos y hacia
psicológica tan difícil como es el origen
nuevas pistas de baile. Aquí hablaba en
de la tragedia entre los griegos. Una
todo caso, -esto se admitió con tanta
cuestión fundamental es la relación del
curiosidad como repulsa - una voz
griego con el dolor, su grado de
extraña, el discípulo de un «dios
sensibilidad, - ¿permaneció idéntica a sí
desconocido» - todavía, que por el
misma esa relación?, ¿o se invirtió? la
momento se escondía bajo la capucha del
cuestión de si realmente su cada vez más
docto, bajo la pesadez y el desabrimiento
fuerte anhelo de belleza, de fiestas, de
dialéctico del alemán, incluso bajo los
diversiones, de nuevos cultos, surgió de
malos modales del wagneriano; había
una carencia, de una privación, de la
aquí un espíritu que sentía necesidades
melancolía, del dolor. Suponiendo, en
nuevas, carentes aún de nombre, una
efecto, que precisamente esto fuese
memoria rebosante de preguntas,
verdadero - y Pericles (o Tucídides) nos
experiencias, secretos, a cuyo margen
lo da a entender en el gran discurso
estaba escrito el nombre Dioniso como
fúnebre -: ¿de dónde tendría que
un signo más de interrogación: aquí
proceder el anhelo contrapuesto a éste y
hablaba -así se dijo la gente con
surgido antes en el tiempo, el anhelo de
suspicacia- una especie de alma mística
lo feo, la buena y rigurosa voluntad,
y casi menádica, que con esfuerzo y de
propia del heleno primitivo, de
manera arbitraria, casi indecisa sobre si
pesimismo, de mito trágico, de dar
lo que quería era comunicarse u
imagen a todas las cosas terribles,
ocultarse, parecía balbucear en un
malvadas, enigmáticas, aniquiladoras,
idioma extraño. Esa «alma nueva» habría
funestas que hay en el fondo de la
debido cantar - ¡y no hablar! Qué
existencia, - de dónde tendría que
lástima que lo que yo tenía entonces que
provenir entonces la tragedia? ¿Acaso
decir no me atreviera a decirlo como
del placer, de la fuerza, de una salud
poeta: ¡tal vez habría sido capaz de
desbordante, de una plenitud demasiado
hacerlo! O, al menos, como filólogo: -
grande? ¿Y qué significado tiene
¡pues todavía hoy para el filólogo está
entonces, hecha la pregunta
casi todo por descubrir y desenterrar aún
fisiológicamente, aquella demencia de
en este campo! Sobre todo el problema
que surgió tanto el arte trágico como el
de que aquí hay un problema, - y de que,
cómico, la demencia dionisíaca?
ahora y antes, mientras no tengamos una
¿Cómo? ¿Acaso no es la demencia,
respuesta a la pregunta «¿qué es lo
necesariamente, síntoma de
dionisiaco?», los griegos continúan
degeneración, de declive, de una cultura
siendo completamente desconocidos e
demasiado tardía? ¿Existen acaso - una
inimaginables...
pregunta para médicos de locos -
neurosis de la salud?, ¿de la juventud y
juvenilidad de los pueblos? ¿A qué
apunta aquella síntesis de dios y macho
cabrío que se da en el sátiro? ¿En razón
de qué vivencia de sí mismo, para

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satisfacer a qué impulso tuvo el griego cinco
que imaginarse como un sátiro al
entusiasta y hombre primitivo
Ya en el «Prólogo a Richard Wagner» el
dionisíaco? Y en lo que se refiere al
arte -y no la moral - es presentado como
origen del coro trágico: ¿hubo acaso
la actividad propiamente metafísica del
arrebatos endémicos en aquellos siglos
hombre; en el libro mismo reaparece en
en que el cuerpo griego florecía, y el
varias ocasiones la agresiva tesis de que
alma griega desbordaba de vida?
sólo como fenómeno estético está
¿Visiones y alucinaciones que se
justificada la existencia del mundo. De
transmitían a comunidades enteras, a
hecho el libro entero no conoce, detrás de
asambleas enteras reunidas para el culto?
todo acontecer, más que un sentido y un
¿Y si ocurriera que los griegos tuvieron,
ultra-sentido de artista, - un «dios», si se
precisamente en medio de la riqueza de
quiere, pero, desde luego, tan solo un
su juventud, la voluntad de lo trágico y
dios-artista completamente amoral y
fueron pesimistas?, ¿qué fue justo la
desprovisto de escrúpulos, que tanto en
demencia, para emplear una frase de
el construir como en el destruir, en el
Platón, la que trajo las máximas
bien como en el mal, lo que quiere es
bendiciones sobre la Helade?, ¿y que,
darse cuenta de su placer y su soberanía
por otro lado, y a la inversa, fue
idénticos, un dios-artista que, creando
precisamente en los tiempos de su
mundos, se desembaraza de la necesidad
disolución y debilidad cuando los
implicada en la plenitud y la
griegos se volvieron cada vez más
sobreplenitud, del sufrimiento de las
optimistas, más superficiales, más
antítesis en él acumuladas. El mundo, en
comediantes, también más ansiosos de
cada instante la alcanzada redención de
lógica y de logicización del mundo, es
dios, en cuanto es la visión eternamente
decir, a la vez «más joviales» y «más
cambiante, eternamente nueva del ser
científicos»? ¿Y si tal vez, a despecho de
más sufriente, más antitético, más
todas las «ideas modernas» y los
contradictorio, que únicamente en la
prejuicios del gusto democrático,
apariencia sabe redimirse; a toda esta
pudieran la victoria del optimismo, la
metafísica de artista se la puede
racionalidad predominante desde
denominar arbitraria, ociosa,
entonces, el utilitarismo práctico y
fantasmagórica -, lo esencial en esto está
teórico, así como la misma democracia,
en que ella delata ya un espíritu que
de la que son contemporáneos, - ser un
alguna vez, pese a todos los peligros, se
síntoma de fuerza declinante, de vejez
defenderá contra la interpretación y el
inminente, de fatiga fisiológica? ¿Y
significado morales de la existencia.
precisamente no - el pesimismo? ¿Fue
Aquí se anuncia, acaso por vez primera,
Epicuro un optimista - precisamente en
un pesimismo «más allá del bien y del
cuanto hombre que sufría? - - Ya se ve
mal», aquí se deja oír y se formula
que es todo un fardo de difíciles
aquella «perversidad de los
cuestiones el que este libro cargó sobre
sentimientos» contra la que
sus espaldas - ¡añadamos además su
Schopenhauer no se cansó de disparar de
cuestión más difícil! ¿Qué significa,
antemano sus más coléricas maldiciones
vista con la óptica de la vida, - la
y piedras de rayo, -una filosofía que osa
moral?...
situar, rebajar la moral misma al mundo
de la apariencia y que la coloca no sólo
entre las «apariencias» (en el sentido de
este terminus technicus idealista), sino
entre los «engaños», como apariencia,
ilusión, error, interpretación,

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aderezamiento, arte. Acaso donde mejor tiene que carecer de razón de manera
pueda medirse la profundidad de esta constante e inevitable, ya que la vida es
tendencia antimoral es en el precavido y algo esencialmente amoral, - la vida,
hostil silencio con que en el libro entero finalmente, oprimida bajo el peso del
se trata al cristianismo, - el cristianismo desprecio y del eterno «no», tiene que
en cuanto es la más aberrante variación ser sentida como indigna de ser
sobre el tema moral que la humanidad ha apetecida, como lo no-válido en sí. La
llegado a escuchar hasta este momento. moral misma -¿cómo?, ¿acaso sería la
En verdad, no existe antítesis más grande moral una «voluntad de negación de la
de la interpretación y justificación vida», un instinto secreto de
puramente estéticas del mundo, tal como aniquilación, un principio de ruina, de
en este libro se las enseña, que la empequeñecimiento, de calumnia, un
doctrina cristiana, la cual es y quiere ser comienzo del final? ¿Y en consecuencia,
sólo moral, y con sus normas absolutas, el peligro de los peligros?... Contra la
ya con su veracidad de Dios por ejemplo, moral, pues, se levantó entonces, con
relega el arte, todo arte, al reino de la este libro problemático, mi instinto,
mentira, - es decir, lo niega, lo reprueba, como un instinto defensor de la vida, y se
lo condena. Detrás de semejante modo inventó una doctrina y una valoración
de pensar y valorar, el cual, mientras sea radicalmente opuestas de la vida, una
de alguna manera auténtico, tiene que ser doctrina y una valoración puramente
hostil al arte, percibía yo también desde artísticas, anticristianas. ¿Cómo
siempre lo hostil a la vida, la rencorosa, denominarlas? En cuanto filólogo y
vengativa aversión contra la vida misma: hombre de palabras las bauticé, no sin
pues toda vida se basa en la apariencia, cierta libertad - ¿pues quién conocería el
en el arte, en e engafño, en la óptica, en verdadero nombre del Anticristo? - con
la necesidad de lo perspectivístico y del el nombre de un dios griego: las llamé
error. El cristianismo fue desde el dionisíacas. -
comienzo, de manera esencial y básica,
náusea y fastidio contra la vida sentidos
por la vida, náusea y fastidio que no
hacían más que disfrazarse, ocultarse,
ataviarse con la creencia en «otra» vida
seis
distinta o «mejor». El odio al «mundo»,
¿Se entiende cuál es la tarea que yo osé
la maldición de los afectos, el miedo a la
rozar ya con este libro?... ¡Cuánto
belleza y a la sensualidad, un más allá
lamento ahora el que no tuviese yo
inventado para calumniar mejor el más
entonces el valor (¿o la inmodestia?) de
acá, en el fondo un anhelo de hundirse en
permitirme, en todos los sentidos, un
la nada, en el final, en el reposo, hasta
lenguaje propio para expresar unas
llegar al «sábado de los sábados» - todo
intuiciones y osadías tan propias, -el que
esto, así como la incondicional voluntad
intentase expresar penosamente, con
del cristianismo de admitir valores sólo
fórmulas schopenhauerianas y kantianas,
morales me pareció siempre la forma
unas valoraciones extrañas y nuevas, que
más peligrosa y siniestra de todas las
iban radicalmente en contra tanto del
formas posibles de una «voluntad de
espíritu de Kant y de Schopenhauer
ocaso»; al menos, un signo de
como de su gusto! ¿Cómo pensaba, en
enfermedad, fatiga, desaliento,
efecto, Schopenhauer acerca de la
agotamiento, empobrecimiento
tragedia? «Lo que otorga a todo lo
hondísimos de la vida, - pues ante la
trágico el empuje peculiar hacia la
moral (especialmente ante la moral
elevación» - dice en El mundo como
cristiana, es decir, incondicional) la vida
voluntad y representación, II, 495 - «es

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la aparición del conocimiento de que el de todas las esperanzas apresuradas y de
mundo, la vida no pueden dar una todas las erróneas aplicaciones a la
satisfacción auténtica, y, por tanto, no realidad del presente con que yo me eché
son dignos de nuestro apego: en esto a perder entonces mi primer libro,
consiste el espíritu trágico-, ese espíritu permanecerá en lo sucesivo el gran signo
lleva, según esto, a la resignación». ¡Oh, de interrogación dionisíaco, tal como fue
de qué modo tan distinto me hablaba en él planteado, también en lo que se
Dioniso a mí! ¡Oh, cuán lejos de mí se refiere a la música: ¿cómo tendría que
hallaba entonces justo todo ese estar hecha una música que no tuviese ya
resignacionísmo! - Pero en el libro hay un origen romántico, como lo tiene la
algo mucho peor, que yo ahora lamento música alemana, - sino un origen
más aún que el haber oscurecido y dionisíaco?...
estropeado con fórmulas
schopenhauerianas unos presentimientos
dionisíacos: a saber, ¡el haberme echado
a perder en absoluto el grandioso
problema griego, tal como a mí se me
siete
había aparecido, por la injerencia de las
Pero, señor mío, ¿qué es
cosas modernísimas! ¡El haber puesto
romanticismo en el mundo entero si su
esperanzas donde nada había que
libro no es romanticismo? ¿Es que el
esperar, donde todo apuntaba, con
odio profundo contra el «tiempo de
demasiada claridad, hacia un final! ¡El
ahora», contra la «realidad» y las «ideas
haber comenzado a descarriar,
modernas», puede ser llevado más lejos
basándome en la última música alemana,
de lo que se llevó en su metafísica de
acerca del «ser alemán», como si éste se
artista? - ¿la cual prefiere creer hasta en
hallase precisamente en trance de
la nada, hasta en el demonio, antes que
descubrirse y de reencontrarse a sí
en el «ahora»? ¿No se oye, por debajo de
mismo - y esto en una época en que el
toda su polifonía contrapuntística y de su
espíritu alemán, que no hacía aún mucho
seducción de los oídos, el zumbido de un
tiempo había tenido la voluntad de
bajo continuo de cólera y de placer
dominar sobre Europa, la fuerza de guiar
destructivo, una rabiosa resolución
a Europa, acababa de presentar su
contra todo lo que es «ahora», una
abdicación definitiva e irrevocable, y,
voluntad que no está demasiado lejos del
bajo la pomposa excusa de fundar un
nihilismo práctico y que parece decir
Reich, realizaba su tránsito a la
«¡prefiero que nada sea verdadero antes
mediocrización, a la democracia y a las
de que vosotros tengáis razón, antes de
«ideas modernas»! De hecho, entre tanto
que vuestra verdad tenga razón! »?
he aprendido a pensar sin esperanza ni
Escuche usted mismo, señor pesimista y
indulgencia alguna acerca de ese «ser
endiosador del arte, con un oído un poco
alemán», y asimismo acerca de la
más abierto, un único pasaje escogido de
música alemana de ahora, la cual es
su libro, aquel pasaje que habla, no sin
romanticismo de los pies a la cabeza y la
elocuencia, de los matadores de
menos griega de todas las formas
dragones, y que sin duda tiene un sonido
posibles de arte: además, una
capcioso y embaucador para oídos y
destrozadora de nervios de primer rango,
corazones jóvenes: ¿o es que no es ésta
doblemente peligrosa en un pueblo que
la genuina y verdadera profesión de fe de
ama la bebida y honra la oscuridad como
los románticos de 1830 bajo la máscara
una virtud, es decir, en su doble
del pesimismo de 1850?, tras de la cual
condición de narcótico que embriaga y, a
confesión se preludia ya el usual finale
la vez, obnubila. - Al margen, claro está,
de los románticos, - quiebra,

6
hundimiento, retorno y prosternación escrito, pese a toda la autoeducación para
ante una vieja fe, ante el viejo dios... ¿O la seriedad y para el horror,
es que ese su libro de pesimista no es un «metafísicamente consolados», en suma,
fragmento de antihelenidad, de como finalizan los románticos,
romanticismo, incluso algo «tan cristianamente... ¡No! Vosotros
embriagador como obnubilante», un deberíais aprender antes el arte del
narcótico en todo caso, hasta un consuelo intramundano, - vosotros
fragmento de música, de música deberíais aprender a reír, mis jóvenes
alemana? Escúchese: amigos, si es que, por otro lado, queréis
continuar siendo completamente
pesimistas; quizás a consecuencia de
ello, como reídores, mandéis alguna vez
Imaginémonos una al diablo todo el consuelismo metafísico
generación que crezca con - ¡y, en primer lugar, la metafísica! O,
esa intrepidez de la mirada, para decirlo con el lenguaje de aquel
con esa heroica tendencia trasgo dionisíaco que lleva el nombre de
hacia lo enorme, Zaratustra:
imaginémonos el paso audaz
de esos matadores de Levantad vuestros corazones, hermanos
dragones, la orgullosa míos, ¡arriba! ¡más arriba! ¡Y no me
temeridad con que vuelven olvidéis tampoco las piernas! Levantad
la espalda a todas las también vuestras piernas, vosotros
doctrinas de debilidad del buenos bailarines, y mejor aún,
optimismo, para «vivir ¡sosteneos incluso sobre la cabeza!
resueltamente» en lo entero Esta corona del que ríe, este corona de
y pleno: ¿acaso no sería rosas: yo mismo me he puesto sobre mi
necesario que el hombre cabeza este corona, yo mismo he
trágico de esa cultura, en su sgntificado mis risas. A ningún otro he
autoeducación para la encontrado suficientemente fuerte hoy
seriedad y para el horror, para hacer esto.
tuviese que desear un arte Zaratustra el bailarín, Zaratustra el
nuevo, el arte del consuelo ligero, el que hace señas con las alas, uno
metafísico, la tragedia, como dispuesto a volar, que hace señas a todos
la Helena a él debida, y que los pájaros, preparado y listo,
exclamar con Fausto: bienaventurado en su ligereza: -
Zaratustra el que dice verdad, Zaratustra
¿Y no debo yo, el que ríe verdad, no un impaciente, no
con la violencia un incondicional, sí uno que ama los
más llena de saltos y las piruetas: ¡yo mismo me he
anhelo, traer a la puesto esa corona sobre mi cabeza!
vida esa figura Esta corona del que ríe, esta corona de
única entre rosas: ¡a vosotros, hermanos míos, os
todas? arrojo esta corona! Yo he santificado el
reír; vosotros hombres superiores,
aprended - ¡a reír!
«¿Acaso no sería necesario?»... ¡No, tres
veces no! , jóvenes románticos: ¡no sería Así habló Zaratustra, cuarta parte
necesario! Pero es muy probable que eso
finalice así, que vosotros finalicéis así,
es decir, «consolados», como está

7
Prólogo a Richard de las esperanzas alemanas, como vértice
y punto de viraje. Pero acaso cabalmente
Wagner a esos mismos les resultará escandaloso
el ver que un problema estético es
tomado tan en serio, en el caso, desde
luego, de que no sean capaces de
Con el fin de mantener lejos de mí todas
reconocer en el arte nada más que un
las críticas, irritaciones y malentendidos
accesorio divertido, nada más que un
a que los pensamientos reunidos en este
tintineo, del que sin duda se puede
escrito darán ocasión, dado el carácter
prescindir, añadido a la «seriedad de la
peculiar de nuestro público estético, y
existencia»: como si nadie supiese qué es
con el fin también de poder escribir las
lo que significa semejante «seriedad de
palabras introductorias con idéntica
la existencia» cuando se hace esa
delicia contemplativa de la cual él
contraposición. A esos hombres serios
mismo, como petrefacto de horas buenas
sírvales para enseñarles que yo estoy
y enaltecedoras, lleva los signos en cada
convencido de que el arte es la tarea
hoja, voy a imaginarme el instante en que
suprema y la actividad propiamente
usted, mi muy venerado amigo, recibirá
metafísica de esta vida, en el sentido del
este escrito: cómo, acaso tras un paseo
hombre a quien quiero que quede
vespertino por la nieve invernal, mira
dedicado aquí este escrito, como a mi
usted el Prometeo desencadenado en la
sublime precursor en esa vía.
portada, lee mi nombre, y en seguida
queda convencido de que, sea lo que sea
aquello que se encuentre en este escrito,
su autor tiene algo serio y urgente que
decir, y asimismo que, en todo lo que él
ideo, conversaba con usted como con
alguien que estuviera presente, y sólo le
era lícito escribir cosas que respondiesen
a esa presencia. Usted recordará Basilea, fin del año 1871
entonces que yo me concentré en estos
pensamientos al mismo tiempo en que
surgía su magnífico escrito
conmemorativo sobre Beethoven, es
decir, en medio de los horrores y
sublimidades de la guerra que acababa de
estallar. Sin embargo, errarían quienes
acaso pensasen, a propósito de esa
concentración, en la antítesis entre
excitación patriótica y disipación
estética, entre seriedad valiente y juego
jovial: a éstos, si leen realmente este
escrito, acaso les quede claro, para
estupor suyo, con qué problema
seriamente alemán tenemos que
habérnoslas, el cual es situado por
nosotros con toda propiedad en el centro

8
apareamiento engendran por último la obra
1 de arte de la tragedia ática, que es
dionisíaca en la misma medida que
apolínea.

Para poner a nuestro alcance esas


dos pulsiones imaginémoslas, primero,
como los mundos artísticos separados de
los sueños y de la embriaguez; entre cuyos
fenómenos fisiológicos se puede notar una
antítesis que se corresponde con la
existente entre lo apolíneo y lo dionisíaco.
En los sueños se presentaron por vez
Mucho habremos ganado para la primera, según la versión de Lucrecio, las
ciencia estética cuando hayamos llegado no magnificas figuras de los dioses ante las
sólo al discernimiento lógico, sino a la almas de los hombres, en los sueños veía el
seguridad inmediata de la intuición de que gran escultor la fascinante construcción de
el desarrollo continuado del arte está ligado los cuerpos de seres sobrehumanos, y el
a la duplicidad de lo apolíneo y lo poeta helénico, interrogado acerca de los
dionisíaco: de forma similar a como la secretos de la procreación poética, también
generación depende de la dualidad de habría hecho alusión a los sueños y habría
sexos, en lucha permanente y en dado una instrucción similar a la que da
reconciliación que sólo se produce Hans Sachs en Los maestros cantores:
periódicamente. Esos nombres los
tomamos en préstamo a los griegos, los Amigo mío, ésta es justamente la obra del
cuales a quien discierne le hacen poeta, observar e interpretar sus sueño.
perceptibles las profundas doctrinas Creedme, la ilusión más verdadera del
secretas de su intuición del arte no, hombre se le ofrece en los sueños;
ciertamente, con conceptos, sino con las Todo arte poético y toda poesía
figuras penetrantemente claras del mundo no es sino interpretación de sueños
y sus dioses. Con sus dos divinidades del verdaderos.
arte, Apolo y Dioniso, se enlaza nuestro
conocimiento de que en el mundo griego La bella apariencia de los mundos oníricos,
subiste una antítesis monstruosa, en origen en cuya producción todo hombre es artista
y metas, entre el arte del escultor, el arte completo, es el presupuesto de todo arte
apolíneo y el arte no-escultórico de la figurativo e incluso, como veremos, de una
música, que es el arte de Dioniso: ambas mitad importante de la poesía. Nosotros
pulsiones tan diferentes van en compañía, gozamos en la comprensión inmediata de la
las más de las veces en abierta discordancia figura, todas las formas nos hablan, no hay
entre ellas y excitándose mutuamente para nada indiferente ni innecesario. En la vida
tener partos siempre nuevos y cada vez más culminante de esta realidad onírica aún
vigorosos, con el fin de que en ellos se tenemos, sin embargo, la sensación
perpetúe la lucha de aquella antítesis, sobre traslúcida de su apariencia: ésta es al
la cual la común palabra “arte” tiende un menos, mí experiencia, en defensa de su
puente sólo en apariencia; hasta que frecuencia, sí, de su normalidad, podría
finalmente, aparecen, gracias a un aportar muchos testimonios y las máximas
milagroso acto metafísico de la “voluntad” de los poetas. El hombre filosófico tiene
helénica apareados entre sí, y en ese hasta el presentimiento de que también

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debajo de esta realidad en la que vivimos y etimología es el “resplandeciente”
somos está oculta una segunda realidad [“Schinende”], la divinidad de la luz, domina
completamente diferente, esto es, que la también la bella apariencia [Schein] del
primera también es una apariencia; y al don mundo interno de la fantasía. La verdad
que permite que los seres humanos y todas superior, la perfección de estos estados en
las cosas se presenten en determinadas contraposición con la parcialmente
ocasiones como meros fantasmas o comprensible realidad diurna, así como la
imágenes oníricas, Schopenhauer lo califica profunda conciencia de que en el dormir y
claramente como la señal distintiva de la el soñar la naturaleza cura y ayuda, todo ello
aptitud filosófica. El filósofo se relaciona es, a la vez, el analogon simbólico de la
con la realidad de la existencia de la misma capacidad vaticinadora y de las artes en
manera que el ser humano sensible al arte general, gracias a las cuales la vida se hace
se comporta con la realidad de los sueños; posible y digna de ser vivida. Pero aquella
la contempla a conciencia y a gusto; pues delicada línea que a la imagen onírica no le
desde esas imágenes él se interpreta la vida, es lícito sobrepasar para no producir efectos
en esos sucesos se ejercita para la vida. No patológicos, pues de lo contrario, la
son sólo precisamente las imágenes apariencia nos engañaría como si fuese
agradables y amistosas las que experimenta grosera realidad - tampoco es lícito que
en sí mismo con comprensión total: falte en la imagen de Apolo: la mesurada
también lo serio, turbio, triste y tenebroso, limitación, el estar libre de las agitaciones
los impedimentos repentinos, las bromas al más salvaje, el sabio sosiego del dios
azar, las esperas llenas de desasosiego, en escultor. Su ojo, de acuerdo con su origen,
una palabra, toda la “divina comedia” de la ha de ser “solar”; aun cuando esté enojado
vida, con su Inferno, desfila ante él, no sólo y mire de mal humor, la solemnidad de la
como un juego de sombras -puesto que en bella apariencia le recubre. Y de este modo
esas escenas él también vive y comparte los podría ser válido para Apolo, en un sentido
sufrimientos-, y sin embargo, tampoco sin excéntrico, aquello que Shopenhauer dice
aquella sensación fugaz de apariencia; y tal del hombre cogido por el velo de Maya. El
vez recuerden varios, como yo, que a veces, mundo como voluntad y representación, I,
en los peligros y terrores de los sueño, se p. 416: “Como en el mar embravecido, que
han gritado, animándose a sí mismo, y con ilimitado por doquier, entre aullidos hace
éxito: “¡Es un sueño! ¡Quiero seguir que montañas de olas asciendan y se
soñándolo!”. Así me lo han contado hundan, un navegante está en una barca
también de personas que estuvieron en confiando en la débil embarcación; así está
condiciones de continuar durante tres y más en medio de un mundo de tormentas,
noches seguidas la causalidad de uno y el tranquilo el hombre individual, sostenido y
mismo sueño: hechos que dan claramente confiando en el pricipium individuationis”
testimonio de que nuestra esencia más Incluso habría que decir de Apolo que él han
íntima, el substrato común de todos alcanzado su mas sublime expresión la
nosotros, vive en si la experiencia de los confianza imperturbable en el principium y
sueños con profundo placer y con alegre el tranquilo estar ahí de todo el que se
necesidad. encuentre cogido en él, e incluso se podría
designar a Apolo como la magnifica imagen
Esta alegre necesidad de la divina del pricipium individuationis, con
experiencia onírica también la expresaron cuyos gestos y miradas nos hablarían todo
los griegos en su Apolo: Apolo en tanto que el placer y toda la sabiduría de la
dios de todas las fuerzas figurativas, es a la “apariencia”, en compañía de su belleza.
vez el dios vaticinador. Él, que según su

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En el mismo pasaje Schopenhauer reconciliación con su hijo perdido, el
nos ha descrito el horrible espanto que hombre. De manera voluntaria ofrece la
conmociona al hombre cuando, de repente, tierra sus dones y pacíficamente se acercan
en las formas de conocimiento del las fieras de las rocas y del desierto. El carro
fenómeno ya no sabe a qué atenerse de Dionisos está cubierto de flores y
mientras el principio de razón parece que guirnaldas: bajo su yugo la pantera y el tigre
sufre, en una cualquiera de sus caminan paso a paso. Transfórmese el
configuraciones, una excepción. Si a este “Canto a la Alegría” de Beethoven en una
espanto le añadimos el éxtasis lleno de pintura y no se quede nadie atrás con su
delicias que, en la misma ruptura del imaginación cuando millones se postran en
principium individuationis se eleva desde el el polvo llenos de escalofríos: de esta
fondo más íntimo del hombre y de la misma manera podremos acercarnos a lo
naturaleza, entonces tendremos una visión dionisíaco. Ahora el esclavo es hombre
de la esencia de lo dionisíaco, a la cual la libre, ahora se rompen, todas las rígidas,
analogía de la embriaguez es la que nos la hostiles delimitaciones que la necesidad, la
pone más a nuestro alcance. Aquellas arbitrariedad o la “moda atrevida” han
agitaciones dionisíacas, en cuya establecido entre los hombres. Ahora, en el
intensificación lo subjetivo desaparece evangelio de la armonía de los mundos,
hasta el autoolvido completo, se despiertan cada cual se siente no sólo unido,
bien por el influjo de la bebida narcótica, de reconciliado, fundido con su prójimo, sino
la que haban en himnos todos los hombres hecho uno con él, como si el velo de Maya
y pueblos originarios, o bien en la poderosa estuviera roto y tan sólo revolotease en
inminencia de la primavera, que con placer jirones ante lo misterioso Uno-primordial.
se infiltra por toda la naturaleza. También Cantado y bailando se exterioriza el hombre
en la Edad Media alemana, y hallándose como miembro de una comunidad superior:
bajo esa misma violencia dionisíaca, ha desaprendido a andar y a hablar y está
multitudes cada vez mayores iban dando en camino de alzar el vuelo por los aires
vueltas de un sitio a otro, cantando y bailando. En sus gestos habla la
bailando: en estos danzante de San Juan y transformación mágica. Así como ahora los
de San Vito reconocemos nosotros los coros animales hablan y la tierra da leche y miel,
báquicos de los griegos, con su prehistoria así también en él resuena algo sobrenatural:
en Asia Menor, remontándose hasta se siente dios, él mismo ahora anda tan
Babilonia y los orgiásticos saceos. Hay extático y erguido como veía en sueños que
hombres que, por falta de experiencia o por andaban los dioses. El hombre ya no es
estupidez, se apartan de tales fenómenos artista, se ha convertido en su obra de arte:
como de “enfermedades del pueblo”, la violencia artística de la naturaleza entera
ridiculizándolos o lamentándolos desde el se revela aquí bajo los escalofríos de la
sentimiento de su propia salud: los pobres embriaguez para la suma satisfacción
no sospechan, desde luego, qué cadavérico deliciosa de lo Uno-primordial. La arcilla
y fantasmagórico es el aspecto que tiene más noble, el mármol más preciado son
precisamente esa “salud” suya cuando pasa aquí amasado y tallados, el ser humano, y a
junto a ellos en plena efervescencia la vida los golpes de cincel del artista dionisíaco de
ardiente de los entusiastas dionisíacos. los mundos resuena la llamada de los
misterios elusinos: “¿Caéis postrados,
Bajo la magia de lo dionisiaco no sólo se
millones?, ¿presientes tú al creador?
remueva la alianza entre los humanos:
también la naturaleza alienada, hostil o
subyugada celebra de nuevo su fiesta de

11
2 sueños de los griegos, pese a toda su
literatura onírica y a las numerosas
anécdotas sobre ellos, sólo puede
Hasta ahora hemos venido
hablarse con conjeturas, pero, sin
considerando lo apolíneo y su antítesis,
embargo, con bastante seguridad: dada la
lo dionisíaco, como potencias artísticas
aptitud plástica de su ojo, increíblemente
que brotan de la naturaleza misma, sin
precisa y segura, así como su luminoso y
mediación del artista humano, y en las
sincero placer por los colores, no será
cuales encuentran satisfacción por vez
posible abstenerse de presuponer, para
primera y por vía directa los instintos
vergüenza de todos los nacidos con
artísticos de aquélla: por un lado, como
posterioridad, que también sus sueños
mundo de imágenes del sueño, cuya
poseyeron una causalidad lógica de
perfección no mantiene conexión
líneas y contornos, colores y grupos, una
ninguna con la altura intelectual o con la
sucesión de escenas parecida a sus
cultura artística del hombre individual,
mejores relieves, cuya perfección nos
por otro lado, como realidad embriagada,
autorizaría sin duda a decir, si fuera
la cual, a su vez, no presta atención a ese
posible una comparación, que los griegos
hombre, sino que intenta incluso
que sueñan son Homeros, y que Homero
aniquilar al individuo y redimirlo
es un griego que sueña: en un sentido
mediante un sentimiento místico de
más hondo que si el hombre moderno
unidad. Con respecto a esos estados
osase compararse, en lo que respecta a su
artísticos inmediatos de la naturaleza
sueño, con Shakespeare.
todo artista es un «imitador», y,
ciertamente, o un artista apolíneo del
No precisamos, en cambio, hablar sólo
sueño o un artista dionisíaco de la
embriaguez, o en fin - como, por con conjeturas cuando se trata de poner
ejemplo, en la tragedia griega - a la vez al descubierto el abismo enorme que
un artista del sueño y un artista de la separa a los griegos dionisíacos de los
embriaguez: a este último hemos de bárbaros dionisíacos. En todos los
imaginárnoslo más o menos como confines del mundo antiguo - para dejar
alguien que, en la borrachera dionisíaca aquí de lado el mundo moderno -, desde
y en la autoalienación mística, se Roma hasta Babilonia, podemos
prosterna solitario y apartado de los demostrar la existencia de festividades
coros entusiastas, y al que entonces se le dionisíacas, cuyo tipo, en el mejor de los
hace manifiesto, a través del influjo casos, mantiene con el tipo de las griegas
apolíneo del sueño, su propio estado, es la misma relación que el sátiro barbudo,
decir, su unidad con el fondo más íntimo
al que el macho cabrío prestó su nombre
del mundo, en una imagen onírica
y sus atributos, mantiene con Dioniso
simbólica.
mismo. Casi en todos los sitios la parte
Tras estos presupuestos y central de esas festividades consistía en
contraposiciones generales un desbordante desenfreno sexual, cuyas
acerquémonos ahora a los griegos para olas pasaban por encima de toda
conocer en qué grado y hasta qué altura institución familiar y de sus estatutos
se desarrollaron en ellos esos instintos venerables; aquí eran desencadenadas
artísticos de la naturaleza: lo cual nos precisamente las bestias más salvajes de
pondrá en condiciones de entender y la naturaleza, hasta llegar a aquella atroz
apreciar con más hondura la relación del mezcolanza de voluptuosidad y crueldad
artista griego con sus arquetipos, o, que a mí me ha parecido siempre el
según la expresión aristotélica, «la auténtico «bebedizo de las brujas».
imitación de la naturaleza». De los

12
Contra las febriles emociones de esas fenómeno artístico. Aquel repugnante
festividades, cuyo conocimiento bebedizo de brujas hecho de
penetraba hasta los griegos por todos los voluptuosidad y crueldad carecía aquí de
caminos de la tierra y del mar, éstos, fuerza: sólo la milagrosa mezcla y
durante algún tiempo, estuvieron duplicidad de afectos de los entusiastas
completamente asegurados y protegidos, dionisíacos recuerdan aquel bebedizo -
según parece, por la figura, que aquí se como las medicinas nos traen a la
yergue en todo su orgullo, de Apolo, el memoria los venenos mortales -, aquel
cual no podía oponer la cabeza de fenómeno de que los dolores susciten
Medusa a ningún poder más peligroso placer, de que el júbilo arranque al pecho
que a ese poder dionisíaco, sonidos atormentados. En la alegría más
grotescamente descomunal. En el arte alta resuenan el grito del espanto o el
dórico ha quedado eternizada esa actitud lamento nostálgico por una pérdida
de mayestática repulsa de Apolo. Más insustituible. En aquellas festividades
dificultosa e incluso imposible se hizo griegas prorrumpe, por así decirlo, un
esa resistencia cuando desde la raíz más rasgo sentimental de la naturaleza, como
honda de lo helénico se abrieron paso si ésta hubiera de sollozar por su
finalmente instintos similares: ahora la despedazamiento en individuos. El canto
actuación del dios délfico se limitó a y el lenguaje mímico de estos entusiastas
quitar de las manos de su poderoso de dobles sentimientos fueron para el
adversario, mediante una reconciliación mundo de la Grecia de Homero algo
concertada a tiempo, sus aniquiladoras nuevo e inaudito: y en especial prodújole
armas. Esta reconciliación es el horror y espanto a ese mundo la música
momento más importante en la historia dionisíaca. Si bien, según parece, la
del culto griego: a cualquier lugar que se música era conocida ya como un arte
mire, son visibles las revoluciones apolíneo, lo era, hablando con rigor, tan
provocadas por ese acontecimiento. Fue sólo como oleaje del ritmo, cuya fuerza
la reconciliación de dos adversarios, con figurativa fue desarrollada hasta
determinación nítida de sus líneas convertirla en exposición de estados
fronterizas, que de ahora en adelante apolíneos. La música de Apolo era
tenían que ser respetadas, y con envío arquitectura dórica en sonidos, pero en
periódico de regalos honoríficos; en el sonidos sólo insinuados, como son los
fondo, el abismo no había quedado propios de la cítara. Cuidadosamente se
salvado. Mas si nos fijamos en el modo mantuvo apartado, como no-apolíneo,
como el poder dionisíaco se reveló bajo justo el elemento que constituye el
la presión de ese tratado de paz, nos carácter de la música dionisíaca y, por
daremos cuenta ahora de que, en tanto, de la música como tal, la violencia
comparación con aquellos saces estremecedora del sonido, la corriente
babilónicos y su regresión desde el ser unitaria de la melodía` y el mundo
humano al tigre y al mono, las orgías completamente incomparable de la
dionisíacas de los griegos tienen el armonía. En el ditirambo dionisíaco el
significado de festividades de redención hombre es estimulado hasta la
del mundo y de días de transfiguración. intensificación máxima de todas sus
Sólo en ellas alcanza la naturaleza su capacidades simbólicas; algo jamás
júbilo artístico, sólo en ellas el sentido aspira a exteriorizarse, la
desgarramiento del principium aniquilación del velo de Maya, la unidad
individuationis se convierte en un como genio de la especie, más aún, de la
13
naturaleza. Ahora la esencia de la Para comprender esto tenemos
naturaleza debe expresarse que desmontar piedra a piedra, por así
simbólicamente; es necesario un nuevo decirlo, aquel primoroso edificio de la
mundo de símbolos, por lo pronto el cultura apolínea, hasta ver los
simbolismo corporal entero, no sólo el fundamentos sobre los que se asienta.
simbolismo de la boca, del rostro, de la Aquí descubrimos en primer lugar las
magníficas figuras de los dioses
palabra, sino el gesto pleno del baile, que
olímpicos, que se yerguen en los
mueve rítmicamente todos los frontones de ese edificio y cuyas
miembros. Además, de repente las otras hazañas, representadas en relieves de
fuerzas simbólicas, las de la música, extraordinaria luminosidad, decoran sus
crecen impetuosamente, en forma de frisos. El que entre ellos está también
rítmica, dinámica y armonía. Para captar Apolo como una divinidad particular
ese desencadenamiento global de todas junto a otras y sin la pretensión de ocupar
las fuerzas simbólicas el ser humano el primer puesto es algo que no debe
tiene que haber llegado ya a aquella inducirnos a error. Todo ese mundo
cumbre de autoalienación que quiere olímpico ha nacido del mismo instinto
expresarse simbólicamente en aquellas que tenía su figura sensible en Apolo, y
fuerzas; el servidor ditirámbico de en este sentido nos es lícito considerar a
Apolo como padre del mismo. ¿Cuál fue
Dioniso es entendido, pues, tan sólo por
la enorme necesidad de que surgió un
sus iguales. ¡Con qué estupor tuvo que
grupo tan resplandeciente de seres
mirarle el griego apolíneo! Con un olímpicos?
estupor que era tanto mayor cuanto que
con él se mezclaba el terror de que en Quien se acerca a estos
realidad todo aquello no le era tan Olímpicos llevando en su corazón una
extraño a él, más aún, de que su religión distinta y busque en ellos altura
consciencia apolínea le ocultaba ese ética, más aún, santidad,
mundo dionisíaco sólo como un velo. espiritualización incorpórea,
misericordiosas miradas de amor, pronto
tendrá que volverles las espaldas,
disgustado y decepcionado. Aquí nada
3 recuerda la ascética, la espiritualidad y el
deber: aquí nos habla tan sólo una
existencia exuberante, más aún, triunfal,
en la que está divinizado, todo lo
existente, lo mismo si es bueno que si es
malo. Y así el espectador quedará sin
duda atónito antes este fantástico
desbordamiento de vida y se preguntará
qué bebedizo mágico tenían en su cuerpo
esos hombres altaneros para gozar de la
vida de tal modo que a cualquier lugar a
que mirasen tropezaban con la risa de
Helena, imagen ideal de su existencia,
“flotante en una dulce sensualidad”. Pero
a este espectador vuelto ya de espaldas
tenemos que gritarle: no te vayas de aquí,
sino oye primero lo que la sabiduría
popular griega dice de esa misma vida

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que aquí se despliega ante ti con una artístico de los Olímpicos. Para poder
jovialidad tan inexplicable. Una vieja vivir tuvieron los griegos que crear, por
leyenda cuenta que durante mucho una necesidad hondísima estos dioses:
tiempo el rey Midas había intentado esto hemos de imaginarlo sin duda como
cazar en el bosque al sabio Sileno, un proceso en el que aquel instinto
acompañante de Dioniso, sin poder apolíneo de belleza fue desarrollando en
atraparlo. Cuando por fin cayó en sus lentas transiciones, a partir de aquel
manos, el rey pregunta qué es lo mejor y originario orden divino titánico del
más preferible para el hombre. Rígido e horror, el orden divino de la alegría: a la
inmóvil calla el demón; hasta que manera como las rosas brotan de un
forzado por el rey, acaba prorrumpiendo arbusto espinoso. Aquel pueblo tan
en estas palabras, en medio de una risa excitables en sus sentimientos, tan
estridente: “Estirpe miserable de un día, impetuoso en sus deseos, tan
hijos del azar y de la fatiga, ¡por qué me excepcionalmente dotado para el
fuerzas a decirte lo que para ti sería muy sufrimiento, ¿de qué otro modo habría
ventajoso no oír? Lo mejor de todo es podido soportar la existencia, si en sus
totalmente inalcanzable para ti: no haber dioses ésta no se le hubiera mostrado
nacido, no ser, ser nada. Y lo mejor en circundada de una aureola superior? El
segundo lugar es para ti -morir pronto.” mismo instinto que da vida al arte, como
un complemento y una consumación de
¿Qué relación mantiene el la existencia destinados a inducir a seguir
mundo de los dioses olímpicos con esta viviendo, fue el que hizo surgir también
sabiduría popular? ¿Qué relación el mundo olímpico, en el cual la
mantiene la visión extasiada del mártir “voluntad” helénica se puso delante un
torturado con sus suplicios? espejo tranfigurador. Viviéndola ellos
mismo es como los dioses justifican la
Ahora la montaña mágica del vida humana -¡única teodicea
Olimpo se abre a nosotros, por así satisfactoria! La existencia bajo el
decirlo, y nos muestra sus raíces. El luminoso resplandor solar el autentico
griego conoció y sintió los horrores y dolor de los hombres homéricos se
espantos de la existencia: para poder refiere a la separación de esta existencia,
vivir tuvo que colocar delante de ellos la sobre todo a la separación pronta: de
resplandeciente criatura onírica de los modo que ahora podría decirse de ellos,
Olímpicos. Aquella enorme invirtiendo la sabiduría silénica, “lo peor
desconfianza frente a los poderes de todo es para ellos el morir pronto, y lo
titánicos de la naturaleza, aquella Moira peor en segundo lugar el llegar a morir,
que reinaba despiadada sobre todos los alguna vez”. Siempre que resuena el
conocimientos, aquel buitre del gran lamento, éste habla del Aquiles “de corta
amigo de los hombres, Prometeo, aquel vida”, del cambio y paso del genero
destino horroroso del sabio Edipo, humano cual hojas de árboles, del ocaso
aquella maldición de la estirpe de los de la época heroica. No es indigno del
Atridas que compele a Orestes a asesinar más grande de los héroes el anhelar
a su madre, en suma, toda aquella seguir viviendo, aunque sea como
filosofía del dios de los bosques, junto jornalero. En el estadio apolíneo la
con sus ejemplificaciones míticas, por la “voluntad” desea con tanto ímpetu esta
que perecieron los melancólicos existencia, el hombre homérico se siente
etruscos, -fue superada constantemente, tan identificado con ella, que incluso el
una y otra vez, por los griegos, o, en todo lamento se convierte en un canto de
caso encubierta y sustraída a la mirada, alabanza de la misma.
mediante aquel mundo intermedio

15
Aquí hay que manifestar que esta los griegos la “voluntad” quiso
armonía, más aún, unidad del ser contemplarse a si misma en la
humano con la naturaleza, contemplada trasfiguración del genio y del mundo del
con tanta nostalgia por los hombres arte: para glorificarse ella a sí misma, sus
modernos, para designar la cual Schiller criaturas tenían que sentirse dignas de ser
puso en circulación el término técnico glorificadas, tenían que volver a verse en
“ingenuo”, no es de ninguna manera un una esfera superior, sin que ese mundo
estado tan sencillo, evidente de suyo, perfecto de la intuición actuase, como un
inevitable, por así decirlo, con el que imperativo o como un reproche. Esta es
tuviéramos que tropezarnos en la puerta la esfera de la belleza, en la que los
de toda cultura, cual se fuera un paraíso griegos veían sus imágenes reflejadas
de la humanidad: esto sólo pudo creerlo como en un espejo, los Olímpicos.
una época que intentó imaginar que el Sirviéndose de este espejismo de belleza
Emilio de Rousseau era también un luchó la “voluntad” helénica contra el
artista, y que se hacía la ilusión de haber talento para el sufrimiento y para la
encontrado en Homero ese Emilio sabiduría del sufrimiento, que es un
artista, educado junto al corazón de la talento correlativo del artístico: y como
naturaleza. Allí donde tropezamos en el memorial de su victoria se yergue ante
arte con lo “ingenuo”, hemos de nosotros Homero, el artista ingenuo.
reconocer el efecto supremo de la cultura
apolínea: la cual siempre ha de derrocar
primero un reino de Titanes y matar
monstruos, y haber obtenido la victoria, 4
por medio de enérgicas ficciones
engañosas y de ilusiones placenteras, Acerca de este artista ingenuo
sobre la horrorosa profundidad de su proporciónanos alguna enseñanza la
consideración del mundo y sobre una analogía con el sueño. Si nos
imaginamos cómo el soñador, en plena
capacidad de sufrimiento sumamente
ilusión del mundo onírico, y sin
excitable. ¡Más qué raras veces se
perturbarla, se dice a sí mismo: «es un
alcanza lo ingenuo, ese completo quedar sueño, quiero seguir soñándolo», si de
enredado en la belleza de la apariencia! esto hemos de inferir que la visión
Que indeciblemente sublime es por ello onírica produce un placer profundo e
Homero, que en cuanto individuo íntimo, si, por otro lado, para poder
mantiene con aquella cultura apolínea tener, cuando soñamos, ese placer íntimo
popular una relación semejante a la que en la visión, es necesario que hayamos
mantiene el artista onírico individual con olvidado del todo el día y su horroroso
la aptitud onírica del pueblo y de la apremio: entonces nos es lícito
naturaleza en general. La “ingenuidad” interpretar todos estos fenómenos, bajo
homérica ha de ser concebida como la guía de Apolo, intérprete de sueños,
victoria completa de la ilusión apolínea: más o menos como sigue. Si bien es muy
cierto que de las dos mitades de la vida,
es ésta una ilusión semejante a la que la
la mitad de la vigilia y la mitad del sueño,
naturaleza emplea con tanta frecuencia
la primera nos parece mucho más
para conseguir sus propósitos. La privilegiada, importante, digna,
verdadera meta queda tapada por una merecedora de vivirse, más aún, la única
imagen ilusoria: hacia ésta alargamos vivida: yo afirmaría, sin embargo,
nosotros las manos, y mediante nuestro aunque esto tenga toda la apariencia de
engaño la naturaleza alcanza aquélla. En una paradoja, que el sueño valora de
16
manera cabalmente opuesta aquel fondo primordial, fundamento único del
misterioso de nuestro ser del cual mundo: la «apariencia» es aquí reflejo de
nosotros somos la apariencia. En efecto, la contradicción eterna, madre de las
cuanto más advierto en la naturaleza cosas. De esa apariencia se eleva ahora,
aquellos instintos artísticos cual un perfume de ambrosía, un nuevo
omnipotentes, y, en ellos, un ferviente mundo aparencial, casi visionario, del
anhelo de apariencia, de lograr una cual nada ven los que se hallan presos en
redención mediante la apariencia, tanto la primera apariencia - un luminoso
más empujado me siento a la conjetura flotar en una delicia purísima y en una
metafísica de que lo verdaderamente intuición sin dolor que irradia desde unos
existente, lo Uno primordial, necesita a ojos muy abiertos. Ante nuestras miradas
la vez, en cuanto es lo eternamente tenemos aquí, en un simbolismo artístico
sufriente y contradictorio, para su supremo, tanto aquel mundo apolíneo de
permanente redención, la visión la belleza como su substrato, la horrorosa
extasiante, la apariencia placentera: sabiduría de Sileno, y comprendemos
nosotros, que estamos completamente por intuición su necesidad recíproca.
presos en esa apariencia y que Pero Apolo nos sale de nuevo al
consistimos en ella, nos vemos obligados encuentro como la divinización del
a sentirla como lo verdaderamente no principium individuationis, sólo en el
existente, es decir, como un continuo cual se hace realidad la meta eternamente
devenir en el tiempo, el espacio y la alcanzada de lo Uno primordial, su
causalidad, dicho con otras palabras, redención mediante la apariencia: él nos
como la realidad empírica. Por tanto, si muestra con gestos sublimes cómo es
prescindimos por un instante de nuestra necesario el mundo entero del tormento,
propia «realidad», si concebimos nuestra para que ese mundo empuje al individuo
existencia empírica, y también la del a engendrar la visión redentora, y cómo
mundo en general, como una luego el individuo, inmerso en la
representación de lo Uno primordial contemplación de ésta, se halla sentado
engendrada en cada momento, entonces tranquilamente, en medio del mar, en su
tendremos que considerar ahora el sueño barca oscilante.
como la apariencia de la apariencia y,
por consiguiente, como una satisfacción Esta divinización de la
aún más alta del ansia primordial de individuación, cuando es pensada como
apariencia. Por este mismo motivo es por imperativa y prescriptiva, conoce una
lo que el núcleo más íntimo de la sola ley, el individuo, es decir, el
naturaleza siente ese placer mantenimiento de los límites del
indescriptible por el artista ingenuo y por individuo, la mesura en sentido
la obra de arte ingenua, la cual es helénico. Apolo, en cuanto divinidad
asimismo sólo «apariencia de la ética, exige mesura de los suyos, y, para
apariencia». Rafael, que es uno de esos poder mantenerla, conocimiento de sí
«ingenuos» inmortales, nos ha mismo. Y así, la exigencia del «conócete
representado en una pintura simbólica a ti mismo» y de «¡no demasiado!»
ese quedar la apariencia despotenciada a marcha paralela a la necesidad estética
apariencia, que es el proceso primordial de la belleza, mientras que la
del artista ingenuo y a la vez de la cultura autopresunción y la desmesura fueron
apolínea. En su Transfiguración la reputadas como los demones
mitad inferior, con el muchacho poseso, propiamente hostiles, peculiares de la
sus desesperados portadores, los esfera no-apolínea, y por ello como
perplejos y angustiados discípulos, nos cualidades propias de la época pre-
muestra el reflejo del eterno dolor apolínea, la edad de los titanes, y del

17
mundo extra-apolíneo, es decir, el como verdad, la contradicción, la delicia
mundo de los bárbaros. Por causa de su nacida de los dolores hablaron acerca de
amor titánico a los hombres tuvo sí desde el corazón de la naturaleza. Y de
Prometeo que ser desgarrado por los este modo, en todos los lugares donde
buitres, en razón de su sabiduría penetró lo dionisíaco quedó abolido y
desmesurada, que adivinó el enigma de aniquilado lo apolíneo. Pero es
la Esfinge, tuvo Edipo que precipitarse igualmente cierto que allí donde el
en un desconcertante torbellino de primer asalto fue contenido, el porte y la
atrocidades; así es como el dios délfico majestad del dios délfico se manifestaron
interpretaba el pasado griego. más rígidos y amenazadores que nunca.
Yo no soy capaz de explicarme, en
«Titánico» y «bárbaro» parecíale efecto, el Estado dórico y el arte dórico
al griego apolíneo también el efecto más que como un continuo campo de
producido por lo dionisíaco: sin poder batalla de lo apolíneo: sólo oponiéndose
disimularse, sin embargo, que a la vez él de manera incesante a la esencia titánico-
mismo estaba emparentado también bárbara de lo dionisíaco pudieron durar
íntimamente con aquellos titanes y largo tiempo un arte tan obstinado y
héroes abatidos. Incluso tenía que sentir bronco, circundado de baluartes, una
algo más: su existencia entera, con toda educación tan belicosa y ruda, un sistema
su belleza y moderación, descansaba político tan cruel y desconsiderado.
sobre un velado substrato de sufrimiento
y de conocimiento, substrato que volvía Hasta aquí he venido desarrollando
a serle puesto al descubierto por lo ampliamente la observación hecha por
dionisíaco. ¡Y he aquí que Apolo no mí al comienzo de este tratado: cómo lo
podía vivir sin Dioniso! ¡Lo «titánico» y dionisíaco y lo apolíneo, dando a luz
lo «bárbaro» eran, en última instancia, sucesivas criaturas siempre nuevas, e
una necesidad exactamente igual que lo intensificándose mutuamente,
apolíneo! Y ahora imaginémonos cómo
dominaron el ser helénico: cómo de la
en ese mundo construido sobre la
edad de «acero», con sus titanomaquias
apariencia y la moderación y
artificialmente refrenado irrumpió el y su ruda filosofía popular, surgió, bajo
extático sonido de la fiesta dionísiaca, la soberanía del instinto apolíneo de
con melodías mágicas cada vez más belleza, el mundo homérico, cómo esa
seductoras, cómo en esas melodías la magnificencia «ingenua» volvió a ser
desmesura entera de la naturaleza se engullida por la invasora corriente de lo
daba a conocer en placer, dolor y dionisíaco, y cómo frente a este nuevo
conocimiento, hasta llegar al grito poder lo apolíneo se eleva a la rígida
estridente: ¡imaginémonos qué podía majestad del arte dórico y de la
significar, comparado con este demónico contemplación dórica del mundo. Si de
canto popular, el salmodiante artista de esta manera la historia helénica más
Apolo, con el sonido espectral del arpa! antigua queda escindida, a causa de la
Las musas de las artes de la «apariencia»
lucha entre aquellos dos principios
palidecieron ante un arte que en su
embriaguez decía la verdad, la sabiduría hostiles, en cuatro grandes estadios
de Sileno gritó ¡Ay! ¡Ay! a los joviales artísticos: ahora nos vemos empujados a
olímpicos. El individuo, con todos sus seguir preguntando cuál es el plan último
límites y medidas, se sumergió aquí en el de ese devenir y de esa agitación, en el
olvido de sí, propio de los estados caso de que no debamos considerar tal
dionisíacos, y olvidó los preceptos vez el último período alcanzado, el
apolíneos. La desmesura se desveló período del arte dórico, como la cumbre

18
y el propósito de aquellos instintos y nivel de arte exigimos ante todo y sobre
artísticos: y aquí se ofrece a nuestras todo victoria sobre lo subjetivo,
miradas la sublime y alabadísima obra de redención del «yo» y silenciamiento de
arte de la tragedia ática y del ditirambo toda voluntad y capricho individuales,
dramático como meta común de ambos más aún, si no hay objetividad, si no hay
instintos, cuyo misterioso enlace contemplación pura y desinteresada, no
podemos creer jamás en la más mínima
matrimonial se ha enaltecido, tras
producción verdaderamente artística.
prolongada lucha anterior, en tal hijo - Por ello nuestra estética tiene que
que es a la vez Antígona y Casandra -. resolver primero el problema de cómo es
posible el «lírico» como artista: él, que,
según la experiencia de todos los
tiempos, siempre dice «yo» y tararea en
5 presencia nuestra la entera gama
cromática de sus pasiones y apetitos.
Nos acercamos ahora a la Precisamente este Arquíloco nos asusta,
auténtica meta de nuestra investigación, junto a Homero, por el grito de su odio y
la cual está dirigida al conocimiento del de su mofa, por las ebrias explosiones de
genio dionisíaco-apolíneo y de su obra su concupiscencia: él, el primer artista
de arte, o al menos a la comprensión llamado subjetivo, ¿no es, por este
llena de presentimientos del misterio de motivo, el no-artista propiamente dicho?
esa unidad. Ante todo vamos a preguntar ¿De dónde procede entonces la
aquí cuál es el lugar donde se hace notar veneración que le tributó a él, al poeta,
por vez primera en el mundo helénico precisamente también el oráculo délfico,
ese nuevo germen que evolucionará hogar del arte «objetivo».
después hasta llegar a la tragedia y al
ditirambo dramático. Sobre esto la Acerca del proceso de su
Antigüedad misma nos ofrece poetizar Schiller nos ha dado luz
gráficamente una aclaración al colocar mediante una observación psicológica
juntos, en esculturas, gemas, etc., como que a él mismo le resultaba inexplicable,
progenitores y precursores de la poesía pero que, sin embargo, no parece dudosa;
griega, a Homero y Arquíloco, con el Schiller confiesa, en efecto, que lo que él
firme sentimiento de que sólo a estos dos tenía ante sí y en sí como estado
se los ha de reputar por naturalezas igual preparatorio previo al acto de poetizar no
y plenamente originales, de las cuales era una serie de imágenes, con unos
sigue fluyendo una corriente de fuego pensamientos ordenados de manera
sobre toda la posteridad griega. Homero, causal, sino más bien un estado de ánimo
el anciano soñador absorto en sí mismo, musical («El sentimiento carece en mí,
el tipo de artista apolíneo, ingenuo, mira al principio, de un objeto determinado y
estupefacto la apasionada cabeza de claro; éste no se forma hasta más tarde.
Arquíloco, belicoso servidor de las Precede un cierto estado de ánimo
musas salvajemente arrastrado a través musical, y a éste sigue después en mí la
de la existencia: y la estética moderna idea poética»). Si ahora añadimos a esto
sólo ha sabido añadir, para interpretar el fenómeno más importante de toda la
esto, que aquí está enfrentado al artista lírica antigua, la unión, más aún,
«objetivo» el primer artista «subjetivo». identidad del lírico con el músico,
Pequeño es el servicio que con esta considerada en todas partes como natural
interpretación se nos presta, pues al - frente a la cual nuestra lírica moderna
artista subjetivo nosotros lo conocemos aparece como la estatua sin cabeza de un
sólo como mal artista, y en toda especie dios-, podremos ahora, sobre la base de

19
nuestra metafísica estética antes El escultor y también el poeta
expuesta, explicarnos al lírico de la épico, que le es afín, están inmersos en la
siguiente manera. Ante todo, como intuición pura de las imágenes. El
artista dionisíaco él se ha identificado músico dionisíaco, sin ninguna imagen,
plenamente con lo Uno primordial, con es total y únicamente dolor primordial y
su dolor y su contradicción, y produce eco primordial de tal dolor. El genio
una réplica de ese Uno primordial en lírico siente brotar del estado místico de
forma de música, aun cuando, por otro autoalienación y unidad un mundo de
lado, ésta ha sido llamada con todo imágenes y símbolos cuyo colorido,
derecho una repetición del mundo y un causalidad y velocidad son totalmente
segundo vaciado del mismo; después esa distintos del mundo del escultor y del
música se le hace visible de nuevo, bajo poeta épico. Mientras que es en esas
el efecto apolíneo del sueño, como en imágenes, y sólo en ellas, donde estos
una imagen onírica simbólica. Aquel últimos viven con alegre deleite, y no se
reflejo a-conceptual y afigurativo del cansan de mirarlas con amor hasta en sus
dolor primordial en la música, con su más pequeños rasgos, mientras que
redención en la apariencia, engendra incluso la imagen del Aquiles
ahora un segundo reflejo, en forma de encolerizado es para ellos sólo una
símbolo o ejemplificación individual. Ya imagen, de cuya encolerizada expresión
en el proceso dionisíaco el artista ha ellos gozan con aquel placer onírico por
abandonado su subjetividad: la imagen la apariencia - de modo que gracias a este
que su unidad con el corazón del mundo espejo de la apariencia están ellos
le muestra ahora es una escena onírica, protegidos contra el unificarse y fundirse
que hace sensibles aquella contradicción con sus pensamientos -, las imágenes del
y aquel dolor primordiales junto con el lírico no son, en cambio, otra cosa que él
placer primordial propio de la apariencia. mismo, y sólo distintas objetivaciones
El «yo» del lírico resuena, pues, desde el suyas, por así decirlo, por lo cual a él, en
abismo del ser: su «subjetividad», en el cuanto centro motor de aquel mundo, le
sentido de los estéticos modernos, es es lícito decir «yo»: sólo que esta yoidad
pura imaginación. Cuando Arquíloco, el no es la misma que la del hombre
primer lírico de los griegos, proclama su despierto, empírico-real, sino la única
furioso amor y a la vez su desprecio por yoidad verdaderamente existente y
las hijas de Licambes, no es su pasión la eterna, que reposa en el fondo de las
que baila ante nosotros en un torbellino cosas, hasta el cual penetra con su mirada
orgiástico: a quien vemos es a Dioniso y el genio lírico a través de las copias de
a las ménades, a quien vemos es al aquéllas. Ahora imaginémonos cómo ese
embriagado entusiasta Arquíloco echado genio se divisa también a sí mismo entre
a dormir - tal como Eurípides nos esas copias como no-genio, es decir,
describe el dormir en Las bacantes, un divisa su propio «sujeto», la entera
dormir en una elevada pradera de muchedumbre de pasiones y voliciones
montaña, al sol de mediodía -: y ahora subjetivas, dirigidas hacia una cosa
Apolo se le acerca y le toca con el laurel. determinada que él se imagina real; aun
La transformación mágica dionisíaco- cuando ahora parezca que el genio lírico
musical del dormido lanza ahora a su y el no-genio unido a él son una misma
alrededor, por así decirlo, chispas- cosa, y que el primero, al decir la
imágenes, poesías líricas, que, en su palabrita «yo», la dice de sí mismo: esa
despliegue supremo, se llaman tragedias apariencia ya no podrá seguir
y ditirambos dramáticos. induciéndonos ahora a error, como ha
inducido indudablemente a quienes han
calificado de artista subjetivo al lírico.

20
En verdad Arquíloco, el hombre que arde querer: el sentimiento de ese contraste,
de pasión, que ama y odia con pasión, es de ese juego alternante, es propiamente
tan sólo una visión del genio, el cual no lo que se expresa en el conjunto de la
es ya Arquíloco, sino el genio del canción (Lied) y lo que constituye en
mundo, que expresa simbólicamente su general el estado lírico. En éste el
dolor primordial en ese símbolo que es el conocer puro se allega, por así decirlo, a
hombre Arquíloco: mientras que ese nosotros para redimirnos del querer y de
hombre Arquíloco, cuyos deseos y su apremio: nosotros le seguimos; pero
apetitos son subjetivos, no puede ni sólo por instantes: una y otra vez el
podrá ser jamás poeta. Sin embargo, no querer, el recuerdo de nuestras
es necesario en modo alguno que el lírico finalidades personales, nos arranca a la
vea ante sí, como reflejo del ser eterno, inspección tranquila; pero también nos
única y precisamente el fenómeno del arranca una y otra vez del querer el bello
hombre Arquíloco; y la tragedia entorno inmediato, en el cual se nos
demuestra hasta qué punto el mundo brinda el conocimiento puro, ajeno a la
visionario del lírico puede alejarse de ese voluntad. Por ello en la canción y en el
fenómeno, que es de todos modos el que estado de ánimo lírico el querer (el
aparece en primer lugar. interés personal de la finalidad) y la
intuición pura del entorno ofrecido se
Schopenhauer, que no se entremezclan de una manera
disimuló la dificultad que el lírico sorprendente: buscamos e imaginamos
representa para la consideración relaciones entre ambos; el estado de
filosófica del arte, cree haber encontrado ánimo subjetivo, la afección de la
un camino para salir de ella, mas yo no voluntad comunican por reflejo su color
puedo seguirle por ese camino, aun al entorno contemplado, y éste, a su vez,
cuando él fue el único que en su profunda se lo comunica a aquéllos: la canción es
metafísica de la música tuvo en sus la impronta auténtica de todo ese estado
manos el medio con el que aquella de ánimo tan mezclado y dividido».
dificultad podía quedar definitivamente
allanada: como creo haber hecho yo ¿Quién no vería que en esta descripción
aquí, en su espíritu y para honra suya. la lírica es caracterizada como un arte
Por el contrario, él define la esencia imperfectamente conseguido, que, por
peculiar de la canción (Lied) de la así decirlo, llega a su meta a ratos y raras
manera siguiente (El mundo como veces, más aún, como un arte a medias,
voluntad y representación, I, p. 295): cuya esencia consistiría en una extraña
«Es el sujeto de la voluntad, es decir, el
amalgama entre el querer y el puro
querer propio el que llena la consciencia
contemplar, es decir, entre el estado no-
del que canta, a menudo como un querer
desligado, satisfecho (alegría), pero con estético y el estético? Nosotros
mayor frecuencia aún, como un querer afirmamos, antes bien, que esa antítesis
impedido (duelo), pero siempre como por la que todavía Schopenhauer se guía
afecto, pasión, estado de ánimo agitado. para dividir las artes, como si fuera una
Junto a esto, sin embargo, y a la vez que pauta de fijar valores, la antítesis de lo
ello, el cantante, gracias al espectáculo subjetivo y de lo objetivo, es
de la naturaleza circundante, cobra improcedente en estética, pues el sujeto,
consciencia de sí mismo como sujeto del el individuo que quiere y que fomenta
conocer puro, ajeno al querer, cuyo sus finalidades egoístas, puede ser
dichoso e inconmovible sosiego pensado únicamente como adversario,
contrasta en adelante con el apremio del no como origen del arte. Pero en la
siempre restringido, siempre indigente
medida en que el sujeto es artista, está

21
redimido ya de su voluntad individual y 6
se ha convertido, por así decirlo, en un
medium a través del cual el único sujeto En lo que se refiere a Arquíloco,
verdaderamente existente festeja su la investigación erudita ha descubierto
redención en la apariencia. Pues tiene que fue él quien introdujo en la literatura
que quedar claro sobre todo, para la canción popular (Volkslied), y que es
humillación y exaltación nuestras, que la este hecho el que le otorga en la
comedia entera del arte no es estimación general de los griegos aquella
representada en modo alguno para posición única junto a Homero. Mas
nosotros, con la finalidad tal vez de ¿qué es la canción popular, en
mejorarnos y formarnos, más aún, que contraposición a la epopeya, plenamente
tampoco somos nosotros los auténticos apolínea? No otra cosa que el perpetuum
vestigium de una unión de lo apolíneo y
creadores de ese mundo de arte: lo que sí
lo dionisíaco; su enorme difusión, que se
nos es lícito suponer de nosotros mismos
extiende a todos los pueblos y que se
es que para el verdadero creador de ese acrecienta con frutos siempre nuevos, es
mundo somos imágenes y proyecciones para nosotros un testimonio de la fuerza
artísticas, y que nuestra suprema de ese doble instinto artístico de la
dignidad la tenemos en significar obras naturaleza: el cual deja sus huellas en la
de arte - pues sólo como fenómeno canción popular de manera análoga a
estético están eternamente justificados la como los movimientos orgiásticos de un
existencia y el mundo: - mientras que, pueblo se perpetúan en su música. Más
ciertamente, nuestra consciencia acerca aún, tendría que ser demostrable también
de ese significado nuestro apenas es históricamente que todo período que
distinta de la que unos guerreros pintados haya producido en abundancia canciones
sobre un lienzo tienen de la batalla populares ha sido a la vez agitado de
manera fortísima por corrientes
representada en el mismo. Por tanto, todo
dionisíacas, a las que siempre hemos de
nuestro saber artístico es en el fondo un
considerar como sustrato y presupuesto
saber completamente ilusorio, dado que, de la canción popular.
en cuanto poseedores de él, no estamos
unificados ni identificados con aquel ser Mas para nosotros la canción
que, por ser creador y espectador único popular es ante todo el espejo musical
de aquella comedia de arte, se procura un del mundo, la melodía originaria, que
goce eterno a sí mismo. El genio sabe ahora anda a la búsqueda de una
algo acerca de la esencia eterna del arte apariencia onírica paralela y la expresa
tan sólo en la medida en que, en su acto en la poesía. La melodía es, pues, lo
de procreación artística, se fusiona con primero y universal, que, por ello, puede
aquel artista primordial del mundo; pues padecer en sí también múltiples
cuando se halla en aquel estado es, de objetivaciones, en múltiples textos. Ella
es también, en la estimación ingenua del
manera maravillosa, igual que la
pueblo, más importante y necesaria que
desazonante imagen del cuento, que todo lo demás. La melodía genera de sí
puede dar la vuelta a los ojos y mirarse a la poesía, y vuelve una y otra vez a
sí misma; ahora él es a la vez sujeto y generarla; no otra cosa es lo que quiere
objeto, a la vez poeta, actor y espectador. decirnos la forma estrófica de la
canción popular: fenómeno que yo he
considerado siempre con asombro, hasta
que finalmente encontré esta
explicación. Quien examine a la luz de

22
esta teoría una colección de canciones entusiasmo ebrio, y sin duda en su efecto
populares, por ejemplo el Cuerno originario incitaron a todos los medios de
maravilloso del muchacho, encontrará expresión poética de los contemporáneos
innumerables ejemplos de cómo la a imitarlas. Recordaré aquí un conocido
melodía, que continuamente está dando a fenómeno de nuestros días, que a nuestra
luz cosas, lanza a su alrededor chispas- estética le parece escandaloso. Una y
imágenes, las cuales revelan con su otra vez experimentamos cómo una
policromía, con sus cambios repentinos, sinfonía de Beethoven obliga a cada uno
más aún, con su loco atropellamiento, de los oyentes a hablar sobre ella con
una fuerza absolutamente extraña a la imágenes, si bien la combinación de los
apariencia épica y a su tranquilo diversos mundos de imágenes
discurrir. Desde el punto de vista de la engendrados por una pieza musical
epopeya, ese desigual e irregular mundo ofrece un aspecto fantasmagórico y
de imágenes de la lírica ha de ser multicolor, más aún, contradictorio:
sencillamente condenado: y esto es lo ejercitar su pobre ingenio sobre tales
que hicieron ciertamente en la edad de combinaciones y pasar por alto el
Terpandro los solemnes rapsodos épicos fenómeno que verdaderamente merece
de las festividades apolíneas. ser explicado es algo muy propio del
carácter de esa estética. Y aun cuando el
En la poesía de la canción poeta musical (Tondichter) haya
popular vemos, pues, al lenguaje hacer hablado sobre su obra a base de
un supremo esfuerzo de imitar la música: imágenes, calificando, por ejemplo, una
por ello con Arquíloco comienza un sinfonía de pastorale, o un tiempo de
nuevo mundo de poesía, que en su fondo «escena junto al arroyo», y otro de
más íntimo contradice al mundo «alegre reunión de aldeanos», todas estas
homérico. Con esto hemos señalado la cosas son, igualmente, nada más que
única relación posible entre poesía y representaciones simbólicas, nacidas de
música, entre palabra y sonido: la la música - y no, acaso, objetos que la
palabra, la imagen, el concepto buscan música haya imitado -, representaciones
una expresión análoga a la música y que en ningún aspecto pueden
padecen ahora en sí la violencia de ésta. instruirnos sobre el contenido dionisíaco
En este sentido nos es lícito distinguir de la música, más aún, que no tienen,
dos corrientes capitales en la historia junto a otras imágenes, ningún valor
lingüística del pueblo griego, según que exclusivo. Este proceso por el que la
la lengua haya imitado el mundo de las música se descarga en imágenes hemos
apariencias y de las imágenes, o el de trasponerlo ahora nosotros a una masa
mundo de la música. Basta con popular fresca y juvenil,
reflexionar un poco más profundamente lingüísticamente creadora, para llegar a
sobre la diferencia que en cuanto a color, entrever cómo surge la canción popular
estructura sintáctica, vocabulario se da estrófica, y cómo la capacidad lingüística
entre el lenguaje de Homero y el de entera es incitada por el nuevo principio
Píndaro para comprender el significado de imitación de la música.
de esa antítesis; más aún, se nos hará
palpablemente claro que entre Homero y Por tanto, si nos es lícito
Píndaro tienen que haber resonado las considerar la poesía lírica como una
melodías orgiásticas de la flauta de fulguración imitativa de la música en
Olimpo, las cuales todavía en tiempos de imágenes y conceptos, podemos ahora
Aristóteles, en medio de una música preguntar: «¿como qué aparece la
infinitamente más desarrollada, música en el espejo de las imágenes y de
arrastraban a los hombres a un los conceptos?». Aparece como

23
voluntad, tomada esta palabra en sentido lado. La poesía del lírico no puede
schopenhaueriano, es decir, como expresar nada que no esté ya, con
antítesis del estado de ánimo estético, máxima generalidad y vigencia
puramente contemplativo, exento de universal, en la música, la cual es la que
voluntad. Aquí se ha de establecer una ha forzado al lírico a emplear un lenguaje
distinción lo más nítida posible entre el figurado. Con el lenguaje es imposible
concepto de esencia y el concepto de
alcanzar de modo exhaustivo el
apariencia (Erscheinung): pues, por su
simbolismo universal de la música,
propia esencia, es imposible que la
música sea voluntad, ya que, si lo fuera, precisamente porque ésta se refiere de
habría que desterrarla completamente manera simbólica a la contradicción
del terreno del arte - la voluntad es, en primordial y al dolor primordial
efecto, lo no-estético en sí -; pero aparece existentes en el corazón de lo Uno
como voluntad. Para expresar en primordial, y, por tanto, simboliza una
imágenes la apariencia de la música el esfera que está por encima y antes de
lírico necesita todos los movimientos de toda apariencia. Comparada con ella,
la pasión, desde los susurros del cariño toda apariencia es, antes bien, sólo
hasta los truenos de la demencia; símbolo; por ello el lenguaje, en cuanto
empujado a hablar de la música con órgano y símbolo de las apariencias,
símbolos apolíneos, el lírico concibe la nunca ni en ningún lugar puede
naturaleza entera, y a sí mismo dentro de
extraverter la interioridad más honda de
ella, tan sólo como lo eternamente
volente, deseante, anhelante. Sin la música, sino que, tan pronto como se
embargo, en la medida en que interpreta lanza a imitar a ésta, queda siempre
la música con imágenes, él mismo reposa únicamente en un contacto externo con
en el mar sosegado y tranquilo de la ella, mientras que su sentido más
contemplación apolínea, si bien todo lo profundo no nos lo puede acercar ni un
que él ve a su alrededor a través del solo paso, aun con toda la elocuencia
medium de la música se encuentra lírica.
sometido a un movimiento impetuoso y
agitado. Más aún, cuando el lírico se
divisa a sí mismo a través de ese mismo
medium, su propia imagen se le muestra 7
en un estado de sentimiento insatisfecho:
su propio querer, anhelar, gemir, gritar Tenemos que recurrir ahora a la
de júbilo es para él un símbolo con el que ayuda de todos los principios artísticos
interpreta para sí la música. Éste es el examinados hasta este momento para
fenómeno del lírico: como genio orientarnos dentro del laberinto, pues así
apolíneo, interpreta la música a través de es como tenemos que designar el origen
la imagen de la voluntad, mientras que él de la tragedia griega. Pienso que no
mismo, completamente desligado de la hago una afirmación disparatada al decir
avidez de la voluntad, es un ojo solar que hasta ahora el problema de ese
puro y no turbado. origen no ha sido ni siquiera planteado
en serio, y mucho menos ha sido
Todo este análisis se atiene al hecho de resuelto, aunque con mucha frecuencia
que, así como la lírica depende del los jirones flotantes de la tradición
espíritu de la música, así la música antigua hayan sido ya cosidos y
misma, en su completa soberanía, no combinados entre sí, y luego hayan
necesita ni de la imagen ni del concepto, vuelto a ser desgarrados. Esa tradición
sino que únicamente los soporta a su nos dice resueltamente que la tragedia

24
surgió del coro trágico y que en su pero brillante, cuyo brillo procede tan
origen era únicamente coro y nada más sólo de la forma concentrada de su
que coro: de lo cual sacamos nosotros la expresión, de la predisposición
obligación de penetrar con la mirada genuinamente germánica a favor de todo
hasta el corazón de ese coro trágico, que lo adjetivado de «ideal», y de nuestra
es el auténtico drama primordial, sin estupefacción momentánea. Nosotros
dejarnos contentar de alguna manera con nos quedamos estupefactos, en efecto,
las frases retóricas corrientes - que dicen tan pronto como comparamos el bien
que el coro es el espectador ideal, o que conocido público teatral de hoy con
está destinado a representar al pueblo aquel coro, y nos preguntamos si será
frente a la región principesca de la posible sacar alguna vez de ese público,
escena -. Esta última explicación, que a a base de idealizarlo, algo análogo al
más de un político le parece sublime - coro trágico. Negamos esto en silencio, y
como si la inmutable ley moral estuviese ahora nos maravillamos tanto de la
representada por los democráticos audacia de la aseveración de Schlegel
atenienses en el coro popular, el cual como de la naturaleza totalmente distinta
tendría siempre razón, por encima de las del público griego. Nosotros habíamos
extralimitaciones y desenfrenos opinado siempre, en efecto, que el
pasionales de los reyes - acaso venga espectador genuino, cualquiera que sea,
sugerida por una frase de Aristóteles: tiene que permanecer consciente en todo
pero carece de influjo sobre la formación momento de que lo que tiene delante de
originaria de la tragedia, ya que de sí es una obra de arte, no una realidad
aquellos orígenes puramente religiosos empírica: mientras que el coro trágico de
está excluida toda antítesis entre pueblo los griegos está obligado a reconocer en
y príncipe, y, en general cualquier esfera las figuras del escenario existencias
político-social; pero además, con corpóreas. El coro de las oceánides cree
respecto a la forma clásica del coro en ver realmente delante de sí al titán
Ésquilo y en Sófocles conocida por Prometeo, y se considera a sí mismo tan
nosotros, consideraríamos una blasfemia real como el dios de la escena. ¿Y la
hablar de que aquí hay un presentimiento especie más alta y pura de espectador
de una «representación constitucional sería la que considerase, lo mismo que
del pueblo», blasfemia ante la que otros las oceánides, que Prometeo está
no se han arredrado. Una representación corporalmente presente y es real? ¿Y el
popular del pueblo no la conocen in signo distintivo del espectador ideal sería
praxi las constituciones políticas correr hacia el escenario y liberar al dios
antiguas, y, como puede esperarse, de sus tormentos? Nosotros habíamos
tampoco la han «presentido» siquiera en creído en un público estético, y al
su tragedia. espectador individual lo habíamos
considerado tanto más capacitado cuanto
Mucho más célebre que esta más estuviese en situación de tomar la
explicación política del coro es el obra de arte como arte, es decir, de
pensamiento de A. W. Schlegel, quien manera estética; y ahora la expresión de
nos recomienda considerar el coro en Schlegel nos ha insinuado que el
cierto modo como un compendio y espectador perfecto e ideal es el que deja
extracto de la masa de los espectadores, que el mundo de la escena actúe sobre él,
como el «espectador ideal». Confrontada no de manera estética, sino de manera
esta opinión con aquella tradición corpórea y empírica. ¡Oh, esos griegos!,
histórica según la cual la tragedia fue en suspirábamos; ¡nos echan por tierra
su origen sólo coro, muestra ser lo que nuestra estética! Pero, habituados a ella,
es, una aseveración tosca, no científica,

25
repetíamos la sentencia de Schlegel el cual nuestra época, que se imagina a sí
siempre que se hablaba del coro. misma superior, usa el desdeñoso epíteto
de «pseudoidealismo». Yo temo que con
Aquella tradición tan explícita nuestra actual veneración de lo natural y
habla aquí, sin embargo, en contra de lo real hayamos llegado, por el contrario,
Schlegel: el coro en sí, sin escenario, esto al polo opuesto de todo idealismo, a
es, la forma primitiva de la tragedia, y saber, a la región de los museos de
aquel coro de espectadores ideales no figuras de cera. También en ellos hay
son compatibles entre sí. ¿Qué género arte, como lo hay en ciertas novelas de
artístico sería ese, que estaría colegido moda actualmente: pero que no nos
del concepto de espectador, y del cual importunen con la pretensión de que el
tendríamos que considerar como forma «pseudoidealismo» de Schiller y de
auténtica el «espectador en sí»? El Goethe ha quedado superado con ese
espectador sin espectáculo es un arte.
concepto absurdo. Nos tememos que el
origen de la tragedia no sea explicable ni Ciertamente es un suelo «ideal»
con la alta estima de la inteligencia moral aquel en el que, según la acertada
de las masas, ni con el concepto de intuición de Schiller, suele deambular el
espectador sin espectáculo, y nos parece coro satírico griego, el coro de la tragedia
demasiado profundo ese problema como originaria, un suelo situado muy por
para que unas formas tan superficiales de encima de las sendas reales por donde
considerarlo lleguen siquiera a rozarlo. deambulan los mortales. Para ese coro ha
construido el griego los tinglados
Una intuición infinitamente más colgantes de un fingido estado natural,
valiosa sobre el significado del coro nos y en ellos ha colocado fingidos seres
la había dado a conocer ya, en el famoso naturales. La tragedia se ha levantado
prólogo de La novia de Mesina, Schiller, sobre ese fundamento, y ya por ello
el cual considera el coro como un muro estuvo dispensada desde un principio de
viviente tendido por la tragedia a su ofrecer una penosa fotografía de la
alrededor para aislarse nítidamente del realidad. Pero no es éste un mundo
mundo real y preservar su suelo ideal y fantasmagórico interpuesto
su libertad poética. arbitrariamente entre el cielo y la tierra;
es, más bien, un mundo dotado de la
Con esta arma capital lucha misma realidad y credibilidad que para el
Schiller contra el concepto vulgar de lo griego creyente poseía el Olimpo, junto
natural, contra la ilusión comúnmente con todos sus moradores. El sátiro, en
exigida en la poesía dramática. Mientras cuanto coreuta dionisíaco, vive en una
que en el teatro el día mismo es sólo un realidad admitida por la religión, bajo la
día artificial, y la arquitectura, sólo una sanción del mito y del culto. El hecho de
arquitectura simbólica, y el lenguaje que la tragedia comience con él y de que
métrico ofrece un carácter ideal, en el por su boca hable la sabiduría dionisíaca
conjunto, dice Schiller, continúa de la tragedia es un fenómeno que a
dominando el error: no basta con que se nosotros nos extraña tanto como el que la
tolere solamente como libertad poética tragedia tenga su génesis en el coro.
aquello que es la esencia de toda poesía. Acaso ganemos un punto de partida para
La introducción del coro es el paso el estudio de este problema si yo lanzo la
decisivo con el que se declara abierta y aseveración de que el sátiro, el ser
lealmente la guerra a todo naturalismo en natural fingido, mantiene con el hombre
el arte. - Me parece que es este modo de civilizado la misma relación que la
considerar las cosas aquel para designar música dionisíaca mantiene con la

26
civilización. De esta última afirma olvido, el mundo de la realidad cotidiana
Richard Wagner que la música la deja en y el mundo de la realidad dionisíaca.
suspenso (aufgehoben) al modo como la Pero tan pronto como la primera vuelve
luz del día deja en suspenso el resplandor a penetrar en la consciencia, es sentida en
de una lámpara. De igual manera, creo cuanto tal con náusea; un estado de
yo, el griego civilizado se sentía a sí ánimo ascético, negador de la voluntad,
mismo en suspenso en presencia del coro es el fruto de tales estados. En este
satírico: y el efecto más inmediato de la sentido el hombre dionisíaco se parece a
tragedia dionisíaca es que el Estado y la Hamlet: ambos han visto una vez
sociedad y, en general, los abismos que verdaderamente la esencia de las cosas,
separan a un hombre de otro dejan paso ambos han conocido, y sienten náusea de
a un prepotente sentimiento de unidad, obrar; puesto que su acción no puede
que retrotrae todas las cosas al corazón modificar en nada la esencia eterna de las
de la naturaleza. El consuelo metafísico cosas, sienten que es ridículo o afrentoso
- que, como yo insinúo ya aquí, deja en el que se les exija volver a ajustar el
nosotros toda verdadera tragedia - de que mundo que se ha salido de quicio. El
en el fondo de las cosas, y pese a toda la conocimiento mata el obrar, para obrar
mudanza de las apariencias, la vida es es preciso hallarse envuelto por el velo
indestructiblemente poderosa y de la ilusión - ésta es la enseñanza de
placentera, ese consuelo aparece con Hamlet, y no aquella sabiduría barata de
corpórea evidencia como coro de sátiros, Juan el Soñador, el cual no llega a obrar
como coro de seres naturales que, por así por demasía de reflexión, por exceso de
decirlo, viven inextinguiblemente por posibilidades, si cabe decirlo así, no es,
detrás de toda civilización y que, a pesar ¡no!, el reflexionar - es el conocimiento
de todo el cambio de las generaciones y verdadero, es la mirada que ha penetrado
de la historia de los pueblos, permanecen en la horrenda verdad lo que pesa más
eternamente los mismos. que todos los motivos que incitan a
obrar, tanto en Hamlet como en el
Con este coro es con el que se hombre dionisíaco. Ahora ningún
consuela el heleno dotado de consuelo produce ya efecto, el anhelo va
sentimientos profundos y de una más allá de un mundo después de la
capacidad única para el sufrimiento más muerte, incluso más allá de los dioses, la
delicado y más pesado, el heleno que ha existencia es negada, junto con su
penetrado con su incisiva mirada tanto en resplandeciente reflejo en los dioses o en
el terrible proceso de destrucción propio un más allá inmortal. Consciente de la
de la denominada historia universal verdad intuida, ahora el hombre ve en
como en la crueldad de la naturaleza, y todas partes únicamente lo espantoso o
que corre peligro de anhelar una absurdo del ser, ahora comprende el
negación budista de la voluntad. A ese simbolismo del destino de Ofelia, ahora
heleno lo salva el arte, y mediante el arte reconoce la sabiduría de Sileno, dios de
lo salva para sí - la vida. los bosques: siente náuseas.

El éxtasis del estado dionisíaco, Aquí, en este peligro supremo de la


con su aniquilación de las barreras y voluntad, aproxímase a él el arte, como
límites habituales de la existencia, un mago que salva y que cura:
contiene, en efecto, mientras dura, un únicamente él es capaz de retorcer esos
elemento letárgico, en el que se pensamientos de náusea sobre lo
sumergen todas las vivencias personales espantoso o absurdo de la existencia
del pasado. Quedan de este modo
convirtiéndolos en representaciones con
separados entre sí, por este abismo del
las que se puede vivir: esas

27
representaciones son lo sublime, borrada de la imagen primordial del ser
sometimiento artístico de lo espantoso, y humano, aquí se desvelaba el hombre
lo cómico, descarga artística de la náusea verdadero, el sátiro barbudo, que dirige
de lo absurdo. El coro satírico del gritos de júbilo a su dios. Ante él, el
ditirambo es el acto salvador del arte hombre civilizado se reducía a una
griego; en el mundo intermedio de estos caricatura mentirosa. También en lo que
respecta a estos comienzos del arte
acompañantes de Dioniso quedaron
trágico tiene razón Schiller: el coro es un
exhaustos aquellos vértigos antes muro vivo erigido contra la realidad
descritos. asaltante, porque él - el coro de sátiros -
refleja la existencia de una manera más
8 veraz, más real, más completa que el
hombre civilizado, que comúnmente se
Tanto el sátiro como el idílico considera a sí mismo como única
pastor de nuestra época moderna son, realidad. La esfera de la poesía no se
ambos, productos nacidos de un anhelo encuentra fuera del mundo, cual
orientado hacia lo originario y natural; fantasmagórica imposibilidad propia de
¡mas con qué firme e intrépida garra asía un cerebro de poeta: ella quiere ser
el griego a su hombre de los bosques, y cabalmente lo contrario, la no aderezada
de qué avergonzada y débil manera expresión de la verdad, y justo por ello
juguetea el hombre moderno con la tiene que arrojar lejos de sí el mendaz
imagen lisonjera de un pastor delicado, atavío de aquella presunta realidad del
blando, que toca la flauta! Una hombre civilizado. El contraste entre esta
naturaleza no trabajada aún por ningún auténtica verdad natural y la mentira
conocimiento, en la que todavía no han civilizada que se comporta como si ella
sido forzados los cerrojos de la cultura - fuese la única realidad es un contraste
eso es lo que el griego veía en su sátiro, similar al que se da entre el núcleo eterno
el cual, por ello, no coincidía aún, para de las cosas, la cosa en sí, y el mundo
él, con el mono. Al contrario: era la aparencial en su conjunto: y de igual
imagen primordial del ser humano, la modo que con su consuelo metafísico la
expresión de sus emociones más altas y tragedia señala hacia la vida eterna de
fuertes, en cuanto era el entusiasta aquel núcleo de la existencia, en medio
exaltado al que extasía la proximidad del de la constante desaparición de las
dios, el camarada que comparte el apariencias, así el simbolismo del coro
sufrimiento, en el que se repite el satírico expresa ya en un símbolo aquella
sufrimiento del dios, el anunciador de relación primordial que existe entre la
una sabiduría que habla desde lo más cosa en sí y la apariencia. Aquel idílico
hondo del pecho de la naturaleza, el pastor del hombre moderno es tan sólo
símbolo de la omnipotencia sexual de la un remedo de la suma de ilusiones
naturaleza, que el griego está habituado culturales que éste considera como
a contemplar con respetuoso estupor. El naturaleza: el griego dionisíaco quiere la
sátiro era algo sublime y divino: eso verdad y la naturaleza en su fuerza
tenía que parecerle especialmente a la máxima - se ve a sí mismo transformado
mirada del hombre dionisíaco, vidriada mágicamente en sátiro.
por el dolor. A él le habría ofendido el
pastor acicalado, ficticio: con sublime Con tales estados de ánimo y
satisfacción demorábase su ojo en los tales conocimientos la muchedumbre
trazos grandiosos de la naturaleza, no entusiasmada de los servidores de
atrofiados ni cubiertos por velo alguno; Dioniso lanza gritos de júbilo: el poder
aquí la ilusión de la cultura había sido de aquéllos los transforma ante sus

28
propios ojos, de modo que se imaginan «realidad», a los hombres civilizados
verse como genios naturales renovados, situados en torno en las filas de asientos.
como sátiros. La constitución posterior La forma del teatro griego recuerda un
del coro trágico es la imitación artística solitario valle de montaña; la
de ese fenómeno natural; en esta arquitectura de la escena aparece como
imitación fue necesario realizar, de todos una resplandeciente nube que las
modos, una separación entre los bacantes que vagan por la montaña
espectadores dionisíacos y los hombres divisan desde la cumbre, como el
transformados por la magia dionisíaca. recuadro magnífico en cuyo centro se les
Sólo que es preciso tener siempre revela la imagen de Dioniso.
presente que el público de la tragedia
ática se reencontraba a sí mismo en el Dada nuestra visión erudita de
coro de la orquesta, que en el fondo no los procesos artísticos elementales, ese
había ninguna antítesis entre público y fenómeno artístico primordial de que
coro: pues lo único que hay es un gran aquí hablamos para explicar el coro
coro sublime de sátiros que bailan y trágico resulta casi escandaloso:
cantan, o de quienes se hacen representar mientras que no puede haber cosa más
por ellos. La frase de Schlegel tiene que cierta que ésta, que el poeta es poeta
descubrírsenos aquí en un sentido más únicamente porque se ve rodeado de
profundo. El coro es el «espectador figuras que viven y actúan ante él y en
ideal» en la medida en que es el único cuya esencia más íntima él penetra con
observador el observador del mundo su mirada. Por una peculiar debilidad de
visionario de la escena. El público de la inteligencia moderna, nosotros nos
espectadores, tal como lo conocemos inclinamos a representarnos el fenómeno
nosotros, fue desconocido para los estético primordial de una forma
griegos: en sus teatros, dada la estructura demasiado complicada y abstracta. Para
en forma de terrazas del espacio el poeta auténtico la metáfora no es una
reservado a los espectadores, que se figura retórica, sino una imagen
elevaba en arcos concéntricos, érale sucedánea que flota realmente ante él, en
posible a cada uno mirar desde arriba, lugar de un concepto. Para él el carácter
con toda propiedad, el mundo cultural no es un todo compuesto de rasgos
entero que le rodeaba, e imaginarse, en aislados y recogidos de diversos sitios,
un saciado mirar, coreuta él mismo. De sino un personaje insistentemente vivo
acuerdo con esta intuición nos es lícito ante sus ojos, y que se distingue de la
llamar al coro, en su estadio primitivo de visión análoga del pintor tan sólo porque
la tragedia primera, un autorreflejo del continúa viviendo y actuando de modo
hombre dionisíaco: lo que mejor puede permanente. ¿Por qué las descripciones
aclarar este fenómeno es el proceso que que Homero hace son mucho más
acontece en el actor, el cual, cuando es intuitivas que las de todos los demás
de verdadero talento, ve flotar poetas? Porque él intuye mucho más que
tangiblemente ante sus ojos la figura del ellos. Sobre la poesía nosotros hablamos
personaje que a él le toca representar. El de modo tan abstracto porque todos
coro de sátiros es ante todo una visión nosotros solemos ser malos poetas. En el
tenida por la masa dionisíaca, de igual fondo el fenómeno estético es sencillo;
modo que el mundo del escenario es, a su para ser poeta basta con tener la
vez, una visión tenida por ese coro de capacidad de estar viendo
sátiros: la fuerza de esa visión es lo constantemente un juego viviente y de
bastante poderosa para hacer que la vivir rodeado de continuo por
mirada quede embotada y se vuelva muchedumbres de espíritus; para ser
insensible a la impresión de la dramaturgo basta con sentir el impulso

29
de transformarse a sí mismo y de hablar y como sátiro ve también al dios, es
por boca de otros cuerpos y otras almas. decir, ve, en su transformación, una
nueva visión fuera de sí, como
La excitación dionisíaca es capaz consumación apolínea de su estado. Con
de comunicar a una masa entera ese don esta nueva visión queda completo el
artístico de verse rodeada por semejante drama.
muchedumbre de espíritus, con la que
ella se sabe íntimamente unida. Este De acuerdo con este
proceso del coro trágico es el fenómeno conocimiento, hemos de concebir la
dramático primordial: verse uno tragedia griega como un coro dionisíaco
transformado a sí mismo delante de sí, y que una y otra vez se descarga en un
actuar uno como si realmente hubiese mundo apolíneo de imágenes. Aquellas
penetrado en otro cuerpo, en otro partes corales entretejidas en la tragedia
carácter. Este proceso está al comienzo son, pues, en cierto modo, el seno
del desarrollo del drama. Aquí hay una materno de todo lo que se denomina
cosa distinta del rapsoda, el cual no se diálogo, es decir, del mundo escénico en
fusiona con sus imágenes, sino que, su conjunto, del drama propiamente
parecido al pintor, las ve fuera de sí con dicho. En numerosas descargas
ojo contemplativo; aquí hay ya una sucesivas ese fondo primordial de la
suspensión del individuo, debida al tragedia irradia aquella visión en que
ingreso en una naturaleza ajena. Y, en consiste el drama: visión que es en su
verdad, ese fenómeno sobreviene como totalidad una apariencia onírica, y por
una epidemia: una muchedumbre entera tanto de naturaleza épica, mas, por otro
se siente mágicamente transformada de lado, como objetivación de un estado
ese modo. El ditirambo es, por ello, dionisíaco, no representa la redención
esencialmente distinto de todo otro canto apolínea en la apariencia, sino, por el
coral. Las vírgenes que se dirigen contrario, el hacerse pedazos el
solemnemente hacia el templo de Apolo individuo y el unificarse con el ser
con ramas de laurel en las manos y que primordial. El drama es, por tanto, la
entre tanto van cantando una canción manifestación apolínea sensible de
procesional continúan siendo quienes conocimientos y efectos dionisíacos, y
son y conservan su nombre civil: el coro por ello está separado de la epopeya
ditirámbico es un coro de transformados, como por un abismo enorme.
en los que han quedado olvidados del
todo su pasado civil, su posición social: El coro de la tragedia griega,
se han convertido en servidores símbolo de toda la masa agitada por una
intemporales de su dios, que viven fuera excitación dionisíaca, encuentra su
de todas las esferas sociales. Todo el explicación plena en esta concepción
resto de la lírica coral de los helenos es nuestra. Mientras que antes, por estar
tan sólo una gigantesca ampliación del habituados a la posición que en el
cantor apolíneo individual; mientras que escenario moderno ocupa el coro, sobre
en el ditirambo lo que está ante nosotros todo el coro de ópera, no podíamos
es una comunidad de actores comprender en modo alguno que aquel
inconscientes, que se ven unos a otros coro trágico de los griegos fuese más
como transformados. antiguo, más originario, incluso más
importante que la «acción» propiamente
La transformación mágica es el dicha - como nos decía con toda claridad
presupuesto de todo arte dramático. la tradición -, mientras que antes
Transformado de ese modo, el entusiasta tampoco podíamos compaginar con
dionisíaco se ve a sí mismo como sátiro, aquella elevada importancia y

30
originariedad de que habla la tradición el visible a cualquier ojo la figura de la
hecho de que, sin embargo, el coro visión, junto con todo el marco
estuviese compuesto de seres bajos y transfigurador: así es como comienza el
serviles, más aún, al principio sólo de «drama» en sentido estricto. Ahora se le
sátiros cabrunos, mientras que antes la encomienda al coro ditirámbico la tarea
colocación de la orquesta delante del de excitar dionisíacamente hasta tal
escenario continuaba siendo para
grado el estado de ánimo de los oyentes,
nosotros un enigma, ahora hemos
que cuando el héroe trágico aparezca en
comprendido que en el fondo el
escenario, junto con la acción, fue la escena éstos no vean acaso el hombre
pensado originariamente sólo como una cubierto con una máscara deforme, sino
visión, que la única «realidad» es la figura de una visión, nacida, por así
cabalmente el coro, el cual genera de sí decirlo, de su propio éxtasis.
la visión y habla de ella con el Imaginémonos a Admeto recordando en
simbolismo total del baile, de la música profunda meditación a su esposa Alcestis
y de la palabra. Este coro contempla en que acaba de fallecer, y consumiéndose
su visión a su señor y maestro Dioniso, y totalmente en la contemplación
por ello es eternamente el coro servidor: espiritual de la misma - cómo de repente
él ve cómo aquél, el dios, sufre y se conducen hacia él, cubierta por un velo,
glorifica, y por ello él mismo no actúa. una figura femenina de formas
En esta situación de completo servicio al
semejantes a las de aquélla, de andar
dios el coro es, sin embargo, la expresión
suprema, es decir, dionisíaca de la parecido: imaginémonos su súbita y
naturaleza, y por ello, al igual que ésta, trémula inquietud, su impetuoso
pronuncia en su entusiasmo oráculos y comparar, su convicción instintiva -
sentencias de sabiduría: por ser el coro tendremos así algo análogo al
que participa del sufrimiento es a la vez sentimiento con que el espectador
el coro sabio, que proclama la verdad agitado por la excitación dionisíaca veía
desde el corazón del mundo. Así es como avanzar por el escenario al dios con cuyo
surge aquella figura fantasmagórica, que sufrimiento se había ya identificado.
parece tan escandalosa, del sátiro sabio y Involuntariamente transfería la imagen
entusiasmado, que es a la vez el «hombre entera del dios que vibraba mágicamente
tonto» en contraposición al dios: reflejo ante su alma a aquella figura
de la naturaleza y de sus instintos más
enmascarada, y, por así decirlo, diluía la
fuertes, más aún, símbolo de la misma, y
realidad de ésta en una irrealidad
a la vez pregonero de su sabiduría y de
su arte: músico, poeta, bailarín, fantasmal. Éste es el estado apolíneo del
visionario en una sola persona. sueño, en el cual el mundo del día queda
cubierto por un velo, y ante nuestros ojos
Según este conocimiento y según la nace, en un continuo cambio, un mundo
tradición, al principio, en el período más nuevo, más claro, más comprensible,
antiguo de la tragedia, Dioniso, héroe más conmovedor que aquél, y, sin
genuino del escenario y punto central de embargo, más parecido a las sombras.
la visión, no está verdaderamente Según esto, nosotros percibimos en la
presente, sino que sólo es representado tragedia una antítesis estilística radical:
como presente: es decir, en su origen la en la lírica dionisíaca del coro y, por otro
tragedia es sólo «coro» y no «drama». lado, en el onírico mundo apolíneo de la
Más tarde se hace el ensayo de mostrar escena, lenguaje, color, movilidad,
como real al dios y de representar como dinamismo de la palabra se disocian
como esferas de expresión
31
completamente separadas. Las decirlo, actúan como remedio para la
apariencias apolíneas, en las cuales ceguera: a la inversa, aquellas
Dioniso se objetiva, no son ya «un mar aparenciales imágenes de luz del héroe
eterno, un cambiante mecerse, un sofocleo, en suma, lo apolíneo de la
ardiente vivir», como lo es la música del máscara, son productos necesarios de
coro, no son ya aquellas fuerzas sólo una mirada que penetra en lo íntimo y
horroroso de la naturaleza, son, por así
sentidas, pero no condensadas en
decirlo, manchas luminosas para curar la
imagen, en las que el entusiasta servidor vista lastimada por la noche horripilante.
de Dioniso barrunta la cercanía del dios: Sólo en este sentido nos es lícito creer
ahora son la claridad y la solidez de la que comprendemos de modo correcto el
forma épica las que le hablan desde el serio e importante concepto de
escenario, ahora Dioniso no habla ya por «jovialidad griega»; mientras que por
medio de fuerzas, sino como un héroe todos los caminos y senderos del
épico, casi con el lenguaje de Homero. presente nos encontramos, por el
contrario, con el concepto de esa
jovialidad falsamente entendida, como si
9 fuera un bienestar no amenazado.
Todo lo que aflora a la superficie El personaje más doliente de la
en la parte apolínea de la tragedia griega, escena griega, el desgraciado Edipo, fue
en el diálogo, ofrece un aspecto sencillo, concebido por Sófocles como el hombre
transparente, bello. En este sentido es el noble que, pese a su sabiduría, está
diálogo un reflejo del heleno, cuya destinado al error y a la miseria, pero que
naturaleza se revela en el baile, ya que en al final ejerce a su alrededor, en virtud de
éste la fuerza máxima es sólo potencial, su enorme sufrimiento, una fuerza
pero se traiciona en la elasticidad y mágica y bienhechora, la cual sigue
exuberancia del movimiento. Y así el actuando incluso después de morir él. El
lenguaje de los héroes sofocleos nos hombre noble no peca, quiere decirnos el
sorprende por su precisión y claridad profundo poeta: tal vez a causa de su
apolíneas, de tal modo que en seguida obrar perezcan toda ley, todo orden
nos figuramos penetrar con la mirada en natural, incluso el mundo moral, pero
el fondo más íntimo de su esencia, con cabalmente ese obrar es el que traza un
cierto estupor porque el camino hasta ese círculo mágico y superior de efectos, que
fondo sea tan corto. Pero si apartamos la sobre las ruinas del viejo mundo derruido
vista del carácter que aflora a la fundan un mundo nuevo. Esto es lo que
superficie y que se vuelve visible del quiere decirnos el poeta, en cuanto es a
héroe - carácter que no es, en el fondo, la vez un pensador religioso: como
otra cosa que una imagen de luz poeta, primero nos muestra el nudo
proyectada sobre una pantalla oscura, es prodigiosamente embrollado de un
decir, enteramente apariencia -, si proceso, nudo que el juez va desatando
penetramos, más bien, en el mito que se lentamente, lazo tras lazo, para su propia
proyecta a sí mismo en esos espejismos perdición: la alegría genuinamente
luminosos, nos percataremos helénica por esta desatadura dialéctica es
súbitamente de un fenómeno en el que tan grande, que sobre la obra entera se
ocurre al revés que en un conocido extiende por este motivo un soplo de
fenómeno óptico. Cuando, habiendo jovialidad superior que quita por todas
hecho un enérgico esfuerzo de mirar de partes sus púas a los horrendos
frente al sol, apartamos luego los ojos, presupuestos de aquel proceso. En Edipo
cegados, tenemos delante de ellos en Colono nos encontramos con esa
manchas de colores oscuros, que, por así
32
misma jovialidad, pero encumbrada sus secretos a no ser oponiéndole una
hasta una transfiguración infinita: frente resistencia victoriosa, es decir, mediante
al anciano castigado por un exceso de lo innatural? Éste es el conocimiento que
miseria, que está entregado puramente yo veo expresado en aquella espantosa
como paciente a todo lo que sobre él cae trinidad de destinos de Edipo: el mismo
- encuéntrase la jovialidad sobreterrenal, que soluciona el enigma de la naturaleza
que desde la esfera divina desciende - de aquella Esfinge biforme - tiene que
hasta aquí abajo y nos da a entender que transgredir también, como asesino de su
es con su comportamiento puramente padre y esposo de su madre, los órdenes
pasivo con lo que el héroe alcanza su más sagrados de la naturaleza. Más aún,
actividad suprema, la cual se extiende el mito parece querer susurrarnos que la
mucho más allá de su vida, mientras que sabiduría, y precisamente la sabiduría
todos sus pensamientos y deseos dionisíaca, es una atrocidad contra
conscientes en la vida anterior le han naturaleza, que quien con su saber
conducido sólo a la pasividad. El nudo precipita a la naturaleza en el abismo de
del proceso de la fábula de Edipo, que la aniquilación, ése tiene que
para el ojo mortal estaba enredado de un experimentar también en sí mismo la
modo insoluble, es desenredado así disolución de la naturaleza. «La púa de
lentamente - y de nosotros se apodera la la sabiduría se vuelve contra el sabio; la
más honda alegría humana ante esa sabiduría es una transgresión de la
réplica divina de la dialéctica. Aun naturaleza»: tales son las horrorosas
cuando con esta explicación hayamos sentencias que el mito nos grita: mas el
hecho justicia al poeta, siempre se podrá poeta helénico toca cual un rayo de sol
preguntar además si el contenido del esa sublime y terrible columna
mito está con esto agotado: y aquí se memnónica que es el mito, de modo que
muestra que la concepción toda del poeta éste comienza a sonar de repente - ¡con
no es otra cosa que justo aquella imagen melodías sofocleas!
de luz que la salutífera naturaleza nos
pone delante, después de que hemos A la aureola de la pasividad
lanzado una mirada al abismo. ¡Edipo, contrapongo yo ahora la aureola de la
asesino de su padre, Edipo, esposo de su actividad, que con su resplandor
madre, Edipo, solucionador del enigma circunda al Prometeo de Ésquilo. Lo que
de la Esfinge! ¿Qué nos dice la el pensador Esquilo tenía que decirnos
misteriosa trinidad de estos actos fatales? aquí, pero que, como poeta, sólo nos deja
Hay una antiquísima creencia popular, presentir mediante su imagen simbólica,
especialmente persa, según la cual un eso ha sabido desvelárnoslo el joven
mago sabio sólo puede nacer de un Goethe en los temerarios versos de su
incesto: cosa que, con respecto a Edipo, Prometeo:
que resuelve el enigma y que se casa con
su madre, hemos de interpretar sin ¡Aquí estoy sentado,
demora en el sentido de que allí donde formo hombres
unas fuerzas adivinatorias y mágicas
quebrantan el sortilegio del presente y a mi imagen,
del futuro, la rígida ley de la
individuación y, en general, la magia una estirpe que sea igual
propiamente dicha de la naturaleza, allí a mí,
tiene que haber antes, como causa, una
enorme transgresión de la naturaleza - que sufra, que llore,
como aquí el incesto -; pues, ¿cómo se
podría forzar a la naturaleza a entregar que goce y se alegre

33
y que no se preocupe de eterno resulta caro, el rudo orgullo del
ti, artista - ése es el contenido y el alma de
la poesía esquilea, mientras que, en su
como yo! Edipo, Sófocles entona, como en un
preludio, la canción victoriosa del santo.
Alzándose hasta lo titánico Pero tampoco con aquella interpretación
conquista el hombre su propia cultura y dada por Ésquilo al mito queda escrutada
compele a los dioses a aliarse con él, del todo la asombrosa profundidad de su
pues en sus manos tiene, con su horror: antes bien, el placer del artista
sabiduría, la existencia y los límites de por el devenir, la jovialidad del crear
éstos. Pero lo más maravilloso en esa artístico, que desafía toda desgracia, son
poesía sobre Prometeo, que por su sólo una nube y un cielo luminoso que se
pensamiento básico constituye el reflejan en un negro lago de tristeza. La
auténtico himno de la impiedad, es la leyenda de Prometeo es posesión
profunda tendencia esquilea a la justicia: originaria de la comunidad entera de los
el inconmensurable sufrimiento del pueblos arios y documento de su aptitud
«individuo» audaz, por un lado, y, por para lo trágico y profundo, más aún, no
otro, la indigencia divina, más aún, el sería inverosímil que ese mito tuviese
presentimiento de un crepúsculo de los para el ser ario el mismo significado
dioses, el poder propio de aquellos dos característico que el mito del pecado
mundos de sufrimiento, que los constriñe original tiene para el ser semítico, y que
a establecer una reconciliación, una entre ambos mitos existiese un grado de
unificación metafísica - todo esto trae parentesco igual al que existe entre
con toda fuerza a la memoria el punto hermano y hermana. El presupuesto de
central y la tesis capital de la ese mito de Prometeo es el inmenso valor
consideración esquilea del mundo, que que una humanidad ingenua otorga al
ve a la Moira reinar como justicia eterna fuego, verdadero Paladio de toda cultura
sobre dioses y hombres. Dada la audacia ascendente: pero que el hombre disponga
asombrosa con que Esquilo pone el libremente del fuego, y no lo reciba tan
mundo olímpico en los platillos de su sólo por un regalo del cielo, como rayo
balanza de la justicia, tenemos que tener incendiario o como quemadura del sol
presente que el griego profundo disponía que da calor, eso es algo que aquellos
en sus misterios de un sustrato contemplativos hombres primeros les
inconmoviblemente firme del pensar parecía un sacrilegio, un robo hecho a la
metafísico, y que todos sus caprichos naturaleza divina. Y de este modo el
escépticos podían descargarse sobre los primer problema filosófico establece
olímpicos. Con respecto a las inmediatamente una contradicción
divinidades el artista griego en especial penosa e insoluble entre hombre y dios,
experimentaba un oscuro sentimiento de y coloca esa contradicción como un
dependencia recíproca: y justo en el peñasco a la puerta de toda cultura.
Prometeo de Ésquilo está simbolizado Mediante un sacrilegio conquista la
ese sentimiento. El artista titánico humanidad las cosas óptimas y supremas
encontraba en sí la altiva creencia de que de que ella puede participar, y tiene que
a los hombres él podía crearlos, y a los aceptar por su parte las consecuencias, a
dioses olímpicos, al menos aniquilarlos: saber, todo el diluvio de sufrimientos y
y esto, gracias a su superior sabiduría, de dolores con que los celestes ofendidos
que él estaba obligado a expiar, de todos se ven obligados a afligir al género
modos, con un sufrimiento eterno. El humano que noblemente aspira hacia lo
magnífico «poder» del gran genio, que ni alto: es éste un pensamiento áspero, que,
siquiera al precio de un sufrimiento por la dignidad que confiere al

34
sacrilegio, contrasta extrañamente con el mas, por mucho que ella
mito semítico del pecado original, en el se apresure,
cual se considera como origen del mal la
curiosidad, el engaño mentiroso, la con un salto lo hace el
facilidad para dejarse seducir, la varón.
concupiscencia, en suma, una serie de
afecciones preponderantemente
femeninas. Lo que distingue a la visión
aria es la idea sublime del pecado activo Quien comprenda el núcleo más
como virtud genuinamente prometeica: íntimo de la leyenda de Prometeo - a
con lo cual ha sido encontrado a la vez el saber, la necesidad del sacrilegio,
sustrato ético de la tragedia pesimista, impuesta al individuo de aspiraciones
como justificación del mal humano, es titánicas -, tendrá que sentir también a la
decir, tanto de la culpa humana como del vez lo no-apolíneo de esa concepción
sufrimiento causado por ella. La pesimista; pues a los seres individuales
desventura que yace en la esencia de las Apolo quiere conducirlos al sosiego
cosas - que el meditativo ario no está precisamente trazando líneas fronterizas
inclinado a eliminar con artificiosas entre ellos y recordando una y otra vez,
interpretaciones -, la contradicción que con sus exigencias de conocerse a sí
mora en el corazón del mundo mismo y de tener moderación, que esas
revélansele como un entreveramiento de líneas fronterizas son las leyes más
mundos diferentes, de un mundo divino sagradas del mundo. Mas para que, dada
y de un mundo humano, por ejemplo, esa tendencia apolínea, la forma no se
cada uno de los cuales, como individuo, quede congelada en una rigidez y
tiene razón, pero, como mundo frialdad egipcias, para que el
individual al lado de otro diferente, ha de movimiento de todo el lago no se extinga
sufrir por su individuación. En el afán bajo ese esfuerzo de prescribir a cada ola
heroico del individuo por acceder a lo su vía y su terreno, de tiempo en tiempo
universal, en el intento de rebasar el la marea alta de lo dionisiaco vuelve a
sortilegio de la individuación y de querer destruir todos aquellos pequeños
ser él mismo la esencia única del mundo, círculos dentro de los cuales intentaba
el individuo padece en sí la contradicción retener a los griegos la «voluntad»
primordial oculta en las cosas, es decir, unilateralmente apolínea. Aquella marea
comete sacrilegios y sufre. Y así los arios súbitamente crecida de lo dionisiaco
conciben el sacrilegio como un varón, y toma entonces sobre sus espaldas las
los semitas el pecado como una mujer, de pequeñas ondulaciones particulares que
igual manera que es el varón el que son los individuos, de igual manera que
comete el primer sacrilegio y la mujer la el hermano de Prometeo, el titán Atlas,
que comete el primer pecado. Por lo tomó sobre las suyas la tierra. Ese afán
demás, el coro de las brujas dice: titánico de llegar a ser, por así decirlo, el
Atlas de todos los individuos y de
llevarlos con anchas espaldas cada vez
más alto y cada vez más lejos, es lo que
Nosotros no lo tomamos hay de común entre lo prometeico y lo
con tanto rigor: dionisiaco. Así considerado, el Prometeo
de Ésquilo es una máscara dionisiaca,
con mil pasos lo hace la mientras que con aquella profunda
mujer; tendencia antes mencionada hacia la
justicia Ésquilo le da a entender al
hombre inteligente que por parte de

35
padre desciende de Apolo, dios de la verdaderamente real aparece con una
individuación y de los límites de la pluralidad de figuras, con la máscara de
justicia. Y de este modo la dualidad del un héroe que lucha, y, por así decirlo,
Prometeo de Ésquilo, su naturaleza a la aparece preso en la red de la voluntad
vez dionisiaca y apolínea, podría ser individual. En su forma de hablar y de
expresada, en una fórmula conceptual, actuar ahora, el dios que aparece se
del modo siguiente: «Todo lo que existe asemeja a un individuo que yerra, anhela
es justo e injusto, y en ambos casos está y sufre: y el que llegue a aparecer con tal
igualmente justificado». precisión y claridad épicas es efecto del
Apolo intérprete de sueños, que
mediante aquella apariencia simbólica le
da al coro una interpretación de su estado
¡Ése es tu mundo! ¡Eso dionisíaco. En verdad, sin embargo,
se llama un mundo! aquel héroe es el Dioniso sufriente de los
Misterios, aquel dios que experimenta en
sí los sufrimientos de la individuación,
10 del que mitos maravillosos cuentan que,
siendo niño, fue despedazado por los
Es una tradición irrefutable que,
titanes, y que en ese estado es venerado
en su forma más antigua, la tragedia
como Zagreo: con lo cual se sugiere que
griega tuvo como objeto único los
ese despedazamiento, el sufrimiento
sufrimientos de Dioniso, y que durante
dionisíaco propiamente dicho, equivale a
larguísimo tiempo el único héroe
una transformación en aire, agua, tierra y
presente en la escena fue cabalmente
fuego, y que nosotros hemos de
Dioniso. Mas con igual seguridad es
considerar, por tanto, el estado de
lícito afirmar que nunca, hasta Eurípides,
individuación como la fuente y razón
dejó Dioniso de ser el héroe trágico, y
primordial de todo sufrimiento, como
que todas las famosas figuras de la
algo rechazable de suyo. De la sonrisa de
escena griega, Prometeo, Edipo, etc., son
ese Dioniso surgieron los dioses
tan sólo máscaras de aquel héroe
olímpicos, de sus lágrimas, los seres
originario, Dioniso. La razón única y
humanos. En aquella existencia de dios
esencial de la «idealidad» típica, tan
despedazado Dioniso posee la doble
frecuentemente admirada, de aquellas
naturaleza de un demón cruel y salvaje y
famosas figuras es que detrás de todas
de un soberano dulce y clemente. Lo que
esas máscaras se esconde una divinidad.
los epoptos esperaban era, sin embargo,
No sé quién ha aseverado que todos los
un renacimiento de Dioniso,
individuos, como individuos, son
renacimiento que ahora nosotros, llenos
cómicos y, por tanto, no trágicos: de lo
de presentimientos, hemos de concebir
cual se inferiría que los griegos no
como el final de la individuación: en
pudieron soportar en absoluto
honor de ese tercer Dioniso futuro
individuos en la escena trágica. De
resonaba el rugiente canto de júbilo de
hecho, tales parecen haber sido sus
los epoptos. Y sólo por esa esperanza
sentimientos: de igual modo que se
aparece un rayo de alegría en el rostro del
hallan profundamente fundadas en el ser
mundo desgarrado, roto en individuos: el
helénico la valoración y distinción
mito ilustra esto con la figura de Deméter
platónicas de la «idea» en contraposición
absorta en un duelo eterno, la cual por
al «ídolo», a la copia. Mas, para
vez primera vuelve a alegrarse cuando
servirnos de la terminología de Platón,
se le dice que de nuevo puede ella dar a
acerca de las figuras trágicas de la escena
luz a Dioniso. En las intuiciones
helénica habría que hablar más o menos
aducidas tenemos ya juntos todos los
de este modo: el único Dioniso

36
componentes de una consideración de su buitre y que transformó el mito en
profunda y pesimista del mundo, y junto vehículo de la sabiduría dionisíaca? La
con esto la doctrina mistérica de la fuerza, similar a la de Heracles, de la
tragedia: el conocimiento básico de la música: y esa fuerza, que alcanza en la
unidad de todo lo existente, la tragedia su manifestación suprema, sabe
consideración de la individuación como interpretar el mito en un nuevo y
razón primordial del mal, el arte como profundísimo significado; de igual
alegre esperanza de que pueda romperse manera que ya antes hubimos nosotros
el sortilegio de la individuación, como de caracterizar esto como la más
presentimiento de una unidad poderosa facultad de la música. Pues es
restablecida. - destino de todo mito irse deslizando a
rastras poco a poco en la estrechez de una
Ya hemos sugerido antes que la presunta realidad histórica, y ser tratado
epopeya homérica es la poesía propia de por un tiempo posterior cualquiera como
la cultura olímpica, con la cual ésta un hecho ocurrido una vez, con
entonó su propia canción de victoria pretensiones históricas: y los griegos
sobre los horrores de la titanomaquia. estaban ya íntegramente en vías de
Ahora, bajo el influjo prepotente de la cambiar, con perspicacia y arbitrariedad,
poesía trágica, los mitos homéricos todo su sueño mítico de juventud en una
vuelven a nacer con figura distinta, histórico-pragmática historia de
mostrando con esa metempsícosis que juventud. Pues ésta es la manera como
también la cultura olímpica ha sido las religiones suelen fallecer: a saber,
vencida entre tanto por una cuando, bajo los ojos severos y
consideración más profunda aún del racionales de un dogmatismo ortodoxo,
mundo. El altivo titán Prometeo le ha los presupuestos míticos de una religión
anunciado a su atormentador olímpico son sistematizados como una suma
que su soberanía estará amenazada acabada de acontecimientos históricos, y
alguna vez por el mayor de los peligros se comienza a defender con ansiedad la
si no se alía a tiempo con él. En Ésquilo credibilidad de los mitos, pero
percibimos la alianza del Zeus asustado, resistiéndose a que éstos sigan viviendo
temeroso de su final, con el titán. De esta y proliferando con naturalidad, es decir,
manera la antigua edad de los titanes es cuando se extingue la sensibilidad para el
sacada a la luz otra vez, desde el Tártaro, mito y en su lugar aparece la pretensión
de una manera retrospectiva. La filosofía de la religión de tener unas bases
de la naturaleza salvaje y desnuda mira, históricas. De este mito moribundo
con el gesto franco de la verdad, los apoderóse ahora el genio recién nacido
mitos del mundo homérico, que desfilan de la música dionisíaca: y en sus manos
ante ella bailando: tales mitos palidecen, volvió a florecer, con unos colores que
tiemblan ante el ojo relampagueante de jamás había mostrado, con un perfume
esa diosa - hasta que el puño poderoso que suscitaba un nostálgico
del artista dionisíaco los obliga a servir a presentimiento de un mundo metafísico.
la nueva divinidad. La verdad dionisíaca Tras esta última floración el mito se
se incauta del ámbito entero del mito y lo derrumba, marchítanse sus hojas, y
usa como simbólica de sus pronto los burlones lucianos de la
conocimientos, y esto lo expresa en parte Antigüedad tratan de coger las flores
en el culto público de la tragedia, en descoloridas y agostadas, arrancadas por
parte en los ritos secretos de las todos los vientos. Mediante la tragedia
festividades dramáticas de los Misterios, alcanza el mito su contenido más hondo,
pero siempre bajo el antiguo velo mítico. su forma más expresiva; una vez más el
¿Cuál fue la fuerza que liberó a Prometeo mito se levanta, como un héroe herido, y

37
con un resplandor último y poderoso moribundas se yerguen ya sus retoños,
brilla en sus ojos todo el sobrante de más bellos, y con gesto valeroso levantan
fuerza, junto con el sosiego lleno de impacientemente la cabeza. Con la
sabiduría del moribundo. muerte de la tragedia griega surgió, en
cambio, un vacío enorme, que por todas
¿Qué es lo que tú querías, sacrílego partes fue sentido profundamente: de
Eurípides, cuando intentaste forzar una igual modo que en tiempos de Tiberio los
vez más a este moribundo a que te navegantes griegos oían en una isla
prestase servidumbre? Él murió entre tus solitaria el estremecedor grito: «El gran
manos brutales: y ahora tú necesitabas un Pan ha muerto»: así resonó ahora a través
mito remedado, simulado, que, como el del mundo griego, como un doloroso
gemido: «¡La tragedia ha muerto! ¡Con
mono de Heracles, lo único que sabía ya
ella se ha perdido también la poesía!
era acicalarse con la vieja pompa. Y de ¡Fuera, fuera vosotros, epígonos
igual manera que se te murió el mito, atrofiados, enflaquecidos! ¡Fuera, al
también se te murió el genio de la Hades, para que allí podáis saciaros con
música: aun cuando saqueaste con ávidas las migajas de los maestros de otro
manos todos los jardines de la música, lo tiempo!».
único que conseguiste fue una música
remedada y simulada. Y puesto que tú Mas cuando luego floreció
habías abandonado a Dioniso, Apolo te todavía un género artístico nuevo, que
abandonó a ti; saca a todas las pasiones veneraba a la tragedia como predecesora
de su escondrijo y enciérralas en tu y maestra suya, entonces pudo percibirse
círculo, afila y aguza una dialéctica con horror que ciertamente tenía los
rasgos de su madre, pero aquellos que
sofística para los discursos de tus héroes,
ésta había mostrado en su prolongada
- también tus héroes tienen unas pasiones
agonía. Esa agonía de la tragedia fue
sólo remedadas y simuladas y obra de Eurípides; aquel género artístico
pronuncian únicamente discursos posterior es conocido con el nombre de
remedados y simulados. comedia ática nueva. En ella pervivió la
figura degenerada de la tragedia, como
memorial de su muy arduo y violento
fenecer.
11
Dentro de este contexto resulta
La tragedia griega pereció de comprensible la inclinación apasionada
manera distinta que todos los otros que los poetas de la comedia nueva
géneros artísticos antiguos, hermanos de sintieron por Eurípides; de tal modo que
ella: murió suicidándose, a consecuencia ya no nos extraña el deseo de Filemón, el
de un conflicto insoluble, es decir, de cual quería dejarse ahorcar en seguida,
manera trágica, mientras que todos ellos sólo para poder ir a ver a Eurípides al
fallecieron a edad avanzada, con una inframundo: con tal de que le fuera lícito
muerte muy bella y tranquila. Pues si está estar convencido de que el difunto seguía
de acuerdo, en efecto, con un estado conservando también ahora su
natural feliz el dejar la vida sin espasmos entendimiento. Pero si se quiere señalar
y teniendo una bella descendencia, el con toda brevedad, y sin pretender decir
final de aquellos géneros artísticos con ello algo exhaustivo, qué es lo que
antiguos nos muestra un estado natural Eurípides tiene en común con Menandro
feliz de ese tipo: van hundiéndose y con Filemón y que para éstos ejerció un
lentamente, y ante sus miradas efecto tan ejemplar y excitante: bastará

38
con decir que el espectador fue llevado palabra, después de que, hasta ese
por Eurípides al escenario. Quien haya momento, quienes habían determinado el
visto cuál es la materia de que los carácter del lenguaje habían sido, en la
trágicos prometeicos anteriores a tragedia el semidiós, y en la comedia el
Eurípides formaban a sus héroes, y cuán sátiro borracho o semihombre. Y de esta
lejos de ellos estaba el propósito de manera el Eurípides aristofaneo destaca
llevar a la escena la máscara fiel de la en su honor que lo que él ha expuesto ha
realidad, ése estará enterado también de sido la vida y las ocupaciones generales,
la tendencia completamente divergente conocidas por todos, cotidianas, para
de Eurípides. Gracias a él el hombre de hablar sobre las cuales está capacitado
la vida cotidiana dejó el espacio todo el mundo. Si ahora la masa entera
reservado a los espectadores e invadió la filosofa, y en la administración de sus
escena, el espejo en el que antes se tierras y bienes y en el modo de llevar sus
manifestaban tan sólo los rasgos grandes procesos actúa con inaudita inteligencia,
y audaces mostró ahora aquella esto, dice Eurípides, es mérito suyo y
meticulosa fidelidad que reproduce resultado de la sabiduría inoculada por él
concienzudamente también las líneas al pueblo.
mal trazadas de la naturaleza. Ulises, el
heleno típico del arte antiguo, quedó A la comedia nueva, de la cual
ahora rebajado, entre las manos de los Eurípides se convirtió en cierta medida
nuevos poetas, a la figura del graeculus, en maestro de coro, le era lícito ahora
y éste es el que a partir de ese momento dirigirse a esa masa preparada e ilustrada
ocupa, como esclavo doméstico de ese modo; sólo que esta vez era el coro
bonachón y pícaro a la vez, el centro del de los espectadores el que tenía que ser
interés dramático. Lo que, en Las ranas instruido. Tan pronto como ese coro
de Aristófanes, Eurípides cuenta entre estuvo adiestrado en cantar en la
sus méritos, a saber, el haber liberado tonalidad euripidea, alzóse aquel género
con sus remedios caseros al arte trágico de espectáculo de tipo ajedrecista, la
de su pomposa obesidad, eso es algo que comedia nueva, con su triunfo continuo
puede rastrearse ante todo en sus héroes de la astucia y del disimulo. Pero
trágicos. En lo esencial, lo que el Eurípides - el maestro del coro - fue
espectador veía y oía ahora en el alabado sin cesar: más aún, la gente se
escenario euripideo era a su doble, y se habría matado para aprender aún algo
alegraba de que éste supiese hablar tan más de él, si no hubiera sabido que los
bien. Pero no fue esta alegría lo único: la poetas trágicos estaban tan muertos
gente aprendió de Eurípides a hablar, y como la tragedia. Al abandonar a ésta,
en su certamen con Ésquilo él mismo se sin embargo, el heleno había abandonado
jacta de eso: de que, gracias a él, el la creencia en su propia inmortalidad, no
pueblo ha aprendido ahora a observar, sólo la creencia en un pasado ideal, sino
actuar y sacar conclusiones según las también la creencia en un futuro ideal. La
reglas del arte y con sofisticaciones frase del conocido epitafio, «en la
taimadísimas. Mediante este cambio ancianidad, voluble y estrafalario», se
repentino del lenguaje público Eurípides puede aplicar también a la Grecia senil.
hizo posible la comedia nueva. Pues a El instante, el ingenio, la volubilidad, el
partir de ahora no fue ya un secreto de capricho son sus divinidades supremas;
qué modo y con qué sentencias podía la el quinto estado, el del esclavo, es el que
vida cotidiana representarse a sí misma ahora predomina, al menos en cuanto a
en la escena. La mediocridad burguesa, la mentalidad: y caso de que ahora
sobre la que Eurípides edificó todas sus continúe siendo lícito hablar de la
esperanzas políticas, tomó ahora la «jovialidad griega», trátase de la

39
jovialidad del esclavo, que no sabe siente por encima de cada uno de esos
hacerse responsable de ninguna cosa espectadores, ¿cómo sentiría más respeto
grave, ni aspirar a nada grande, ni tener por la expresión comunitaria de todas
algo pasado o futuro en mayor estima esas capacidades subordinadas a él, que
que lo presente. Esta apariencia de la por el espectador individual dueño de un
«jovialidad griega» fue la que tanto talento relativamente altísimo? En
indignó a las naturalezas profundas y verdad, ningún artista griego trató a su
terribles de los cuatro primeros siglos del público, a lo largo de toda una vida, con
cristianismo: a ellas esa mujeril huida de mayor atrevimiento y suficiencia que
la seriedad y del honor y ese cobarde Eurípides: él, que, incluso cuando la
contentarse con el goce cómodo masa se arrojaba a sus pies, la abofeteaba
parecíanles no sólo despreciables, sino el en público, sublimemente orgulloso de
modo de pensar propiamente su propia tendencia, de aquella misma
anticristiano. Al influjo de ese modo de tendencia con que había logrado vencer
pensar hay que atribuir el que la visión a la masa. Si aquel genio hubiese tenido
de la Antigüedad griega que ha pervivido la más mínima estima por el pandemonio
durante siglos se aferrase con casi del público, se habría derrumbado bajo
invencible tenacidad al color rosa pálido los mazazos de su fracaso, mucho antes
de la jovialidad - como si jamás hubiera de llegar a la mitad de su carrera.
existido un siglo VI con su nacimiento de Sopesando esto, vemos que nuestra
la tragedia, con sus Misterios, con su expresión de que Eurípides llevó el
Pitágoras y su Heráclito, más aún, como espectador al escenario con el fin de
si no estuvieran presentes las obras de hacerle verdaderamente capaz de dictar
arte de la gran época, las cuales - cada un juicio, fue sólo una expresión
una de por sí - no son explicables en provisional, y que hemos de buscar una
modo alguno como brotadas del terreno comprensión más honda de su tendencia.
de ese placer de vivir y esa jovialidad A la inversa, de todos es conocido que
seniles y serviles, y que señalan, como Ésquilo y Sófocles, mientras vivieron,
fundamento de su existencia, hacia una más aún, incluso mucho después,
consideración completamente otra del gozaron plenamente del favor popular, y
mundo. que, por tanto, con respecto a estos
predecesores de Eurípides no se puede
Si acabamos de afirmar que hablar en modo alguno de una relación
Eurípides llevó el espectador al tirante entre la obra de arte y el público.
escenario con el fin de así capacitarlo de ¿Qué fue lo que apartó con tanta
verdad y por vez primera para emitir un violencia a este artista dotadísimo, y
juicio sobre el drama, podría parecer que urgido incesantemente a crear, del
el arte trágico anterior no escapó a una camino sobre el que resplandecían el sol
relación tirante con el espectador: y se de los más grandes nombres de poetas y
estaría tentado a elogiar como un el despejado cielo del favor popular?
progreso sobre Sófocles la tendencia ¿Qué especial deferencia para con el
radical de Eurípides a conseguir una espectador le llevó a enfrentarse a éste?
relación adecuada entre la obra de arte y ¿Cómo pudo, por una estima demasiado
el público. Ahora bien, «público» es sólo elevada de su público – desestimar a su
una palabra, y no, en absoluto, una público?
magnitud homogénea y perdurable. ¿De
dónde le vendría al artista la obligación Como poeta, Eurípides se sentía
de acomodarse a una fuerza que sólo en sin duda - ésta es la solución del enigma
el número tiene su fortaleza? Y si, por su que acabamos de plantear - por encima
talento y sus propósitos, el artista se de la masa, pero no por encima de dos de

40
sus espectadores: a la masa él la llevó al del drama y principalmente el
escenario, a esos dos espectadores los significado del coro. ¡Y qué ambigua
respetaba como a los únicos jueces y permanecía para él la solución de los
maestros de todo su arte capacitados para problemas éticos! ¡Qué discutible el
emitir un juicio: siguiendo sus tratamiento de los mitos! ¡Qué desigual
indicaciones y advertencias, transfirió a el reparto de felicidad e infelicidad!
las almas de sus héroes escénicos el Incluso en el lenguaje de la tragedia
mundo entero de sentimientos, pasiones anterior había para él muchas cosas
y experiencias que hasta entonces, en los chocantes, o al menos enigmáticas; en
asientos de los espectadores, habían especial, encontraba demasiada pompa
venido compareciendo a toda para situaciones sencillas, demasiados
representación solemne como un coro tropos y monstruosidades para la
invisible, cedió a sus exigencias al simplicidad de los caracteres. Así,
buscar también una palabra nueva y un cavilando con inquietud, estaba sentado
sonido nuevo para esos caracteres en el teatro, y él, el espectador, se
nuevos, únicamente en sus voces oía él confesaba que no entendía a sus grandes
tanto los juicios válidos sobre su predecesores. Pero como consideraba
creación como el estímulo prometedor que el entendimiento era la única raíz de
de victorias, cuando volvía a verse todo gozar y crear, tenía que interrogar y
condenado una vez más por el tribunal mirar a su alrededor para ver si no había
del público. nadie que pensase como él y que se
confesase asimismo aquella
De esos dos espectadores uno es inconmensurabilidad.
- Eurípides mismo, Eurípides en cuanto
pensador, no en cuanto poeta. De él Pero la mayoría de los individuos, y entre
podría decirse que, de manera parecida a ellos los mejores, sólo tenían para él una
lo que le ocurrió a Lessing, la sonrisa recelosa; nadie podía explicarle,
extraordinaria abundancia de su talento sin embargo, por qué, frente a sus dudas
crítico, si no produjo, sí fecundó y objeciones, los grandes maestros tenían
continuamente una productividad razón. Y hallándose en esa penosa
artística marginal. Con ese talento, con
situación, encontró al otro espectador
toda la lucidez y agilidad de su pensar
que no comprendía la tragedia y que, por
crítico, Eurípides se había sentado en el
teatro y se había esmerado por reconocer ello, no la estimaba. Aliado con él, fuele
en las obras maestras de sus grandes lícito atreverse a iniciar, desde su
predecesores, como en pinturas que se aislamiento, la enorme lucha contra las
hubieran puesto oscuras, cada uno de los obras de arte de Ésquilo y de Sófocles -
trazos, cada una de las líneas. Y aquí se no con escritos polémicos, sino como
había encontrado con algo que el poeta dramático, que oponía su noción
iniciado en los secretos más profundos de tragedia a la noción tradicional. –
de la tragedia esquilea no dejará de
aguardar: en cada rasgo y en cada línea
percibió algo inconmensurable, una
cierta nitidez engañosa y a la vez una
profundidad enigmática, más aún, una
infinitud del trasfondo. La figura más
clara tenía siempre en sí además una cola
de cometa, la cual parecía señalar hacia
lo incierto, hacia lo inaclarable. Esa
misma penumbra recubría la estructura

41
12 menos una simpatía diplomáticamente
cauta: aun así, continúa siendo siempre
posible que el dios se escandalice de una
Antes de llamar por su nombre a
participación tan tibia y acabe
ese otro espectador detengámonos aquí
transformando al diplomático - como
un instante para traer de nuevo a la
hace aquí con Cadmo - en un dragón.
memoria la impresión antes descrita de
Esto es lo que nos dice el poeta que se
algo discordante e inconmensurable en la
opuso a Dioniso con una energía heroica
esencia misma de la tragedia esquilea.
durante una larga vida - para, al final de
Pensemos en nuestra propia extrañeza
ella, cerrar su carrera con una
ante el coro y ante el héroe trágico de
glorificación de su adversario y con el
aquella tragedia, a ninguno de los cuales
suicidio propio, como alguien que siente
sabíamos compaginar con nuestros
vértigo y que, sólo para escapar al
hábitos ni tampoco con la tradición -
vértigo espantoso, que ya resulta
hasta que redescubrimos que esa misma
insoportable, se arroja desde lo alto de la
duplicidad es el origen y la esencia de la
torre. Esta tragedia es una protesta contra
tragedia griega, la expresión de dos
la posibilidad de llevar a la práctica su
instintos artísticos entretejidos entre sí,
tendencia; ¡ay, y esa tendencia había sido
lo apolíneo y lo dionisíaco.
llevada ya a la práctica! Lo milagroso
había sucedido: cuando el poeta se
Expulsar de la tragedia aquel
retractó, ya su tendencia había vencido.
elemento dionisíaco originario y
Dioniso había sido ahuyentado ya de la
omnipotente y reconstruirla puramente
escena trágica, y lo había sido por un
sobre un arte, una moral y una
poder demónico que hablaba por boca de
consideración del mundo no-dionisíacos
Eurípides. También Eurípides era, en
- tal es la tendencia de Eurípides, que
cierto sentido, solamente una máscara: la
ahora se nos descubre con toda claridad.
divinidad que hablaba por su boca no era
Dioniso, ni tampoco Apolo, sino un
En el atardecer de su vida
demón que acababa de nacer, llamado
Eurípides mismo propuso del modo más
Sócrates. Ésta es la nueva antítesis: lo
enérgico a sus contemporáneos, en un
dionisíaco y lo socrático, y la obra de arte
mito, la cuestión del valor y del
de la tragedia pereció por causa de ella.
significado de esa tendencia. ¿Tiene lo
Aunque Eurípides intente consolarnos
dionisíaco derecho a subsistir? ¿No se lo
con su retractación, no lo logra: el más
ha de extirpar del suelo griego por la
magnífico de los templos yace en ruinas
violencia? Sin duda, dícenos el poeta, si
por el suelo; ¿de qué nos sirve el lamento
ello fuera posible: pero el dios Dioniso es
de quien lo destruyó y su confesión de
demasiado poderoso; el adversario más
que fue el más bello de los templos? Y
inteligente de él - como Penteo en Las
aunque en castigo Eurípides haya sido
bacantes - es insospechadamente
transformado en un dragón por los jueces
víctima de su magia, y, transformado por
artísticos de todos los tiempos - ¿a quién
ella, corre luego hacia su fatalidad. El
podría satisfacerle esa mísera
juicio de los dos ancianos Cadmo y
compensación?
Tiresias parece ser también el juicio del
anciano poeta: la reflexión de los
Acerquémonos ahora a aquella
individuos más inteligentes, dice, no
tendencia socrática mediante la cual
consigue destruir aquellas viejas
Eurípides combatió la tragedia esquilea y
tradiciones populares, aquella
la venció.
veneración eternamente propagada de
Dioniso, más aún, con respecto a tales
fuerzas milagrosas conviene mostrar al

42
¿Hacia qué meta - ésa es la advertimos ya nada de aquel épico
pregunta que ahora tenemos que perderse en la apariencia, nada de la
hacernos - pudo tender en general, en la frialdad exenta de afectos del verdadero
más alta idealidad de su ejecución, el actor, que justo en su actividad suprema
propósito euripideo de fundar el drama es totalmente apariencia y placer por la
únicamente sobre lo no-dionisíaco? apariencia. Eurípides es el actor de
¿Qué forma de drama quedaba todavía, corazón agitado, de cabellos erizados;
si éste no debía nacer del regazo de la traza el plan como pensador socrático, lo
música, en aquella penumbra misteriosa ejecuta como actor apasionado. Artista
de lo dionisíaco? únicamente la epopeya puro no lo es ni al proyectar ni al
dramatizada: un sector artístico ejecutar. De esta manera el drama
apolíneo en el cual el efecto trágico es, euripideo es una cosa a la vez fría e
ciertamente, inalcanzable. Lo que aquí ígnea, tan capaz de helar como de
cuenta no es el contenido de los quemar; le resulta imposible alcanzar el
acontecimientos expuestos; más aún, yo efecto apolíneo de la epopeya, mientras
afirmaría que a Goethe le habría sido que, por otro lado, se ha liberado lo más
imposible hacer trágicamente posible de los elementos dionisíacos, y
conmovedor, en su proyectada ahora para producir algún efecto necesita
Nausicaa, el suicidio de este ser idilico - nuevos excitantes, los cuales no pueden
suicidio destinado a ocupar el quinto acto encontrarse ya en los dos únicos instintos
-; tan descomunal es la fuerza de lo artísticos, el apolíneo y el dionisíaco.
épico-apolíneo, que con aquel placer por Esos excitantes son fríos pensamientos
la apariencia y con aquella redención paradójicos - en lugar de intuiciones
mediante la apariencia transforma apolíneas - y afectos ígneos - en lugar de
mágicamente ante nuestros ojos las cosas éxtasis dionisíacos -, y, desde luego,
más horrorosas. El poeta de la epopeya pensamientos y afectos remedados de
dramática no puede fundirse totalmente una manera sumamente realista, pero en
con sus imágenes, como tampoco puede modo alguno inmersos en el éter del arte.
hacerlo el rapsoda épico: él continúa
siendo siempre una intuición Habiendo visto, pues, que
tranquilamente inmóvil, que mira con Eurípides no consiguió fundar el drama
unos ojos muy abiertos, que ve las únicamente sobre lo apolíneo, que, antes
imágenes delante de sí. En su epopeya bien, su tendencia no-dionisíaca se
dramatizada el actor continúa siendo descarrió en una tendencia naturalista y
siempre, en lo más hondo, rapsoda; la no-artística, nos será lícito ahora
solemnidad propia del soñar interior aproximarnos a la esencia del socratismo
envuelve todas sus acciones, de modo estético, cuya ley suprema dice más o
que jamás es del todo actor. menos así: «Todo tiene que ser
inteligible para ser bello»; lo cual es el
¿Qué relación mantiene con este principio paralelo del socrático «Sólo el
ideal del drama apolíneo la pieza sapiente es virtuoso». Con este canon en
euripidea? La misma que con el rapsoda la mano examinó Eurípides todas las
solemne de los viejos tiempos mantiene cosas, y de acuerdo con ese principio las
el rapsoda más joven que en el Ión rectificó: el lenguaje, los caracteres, la
platónico describe su ser con estas estructura dramatúrgica, la música coral.
palabras: «Cuando recito algo triste, mis Eso que nosotros solemos imputar
ojos se llenan de lágrimas; mas cuando frecuentemente a Eurípides como
lo que recito es horroroso y espantoso, defecto y retroceso poético, en
entonces los cabellos de mi cabeza se me comparación con la tragedia sofoclea,
erizan y mi corazón se agita». Aquí no eso es casi siempre producto de aquel

43
penetrante proceso crítico, de aquella más ingeniosos para, en las primeras
racionalidad temeraria. El prólogo escenas, poner de una manera casual, por
euripideo va a servirnos de ejemplo de la así decirlo, en manos del espectador
productividad de ese método todos los hilos necesarios para la
racionalista. Nada puede ser más comprensión: un rasgo en el que se
contrario a nuestra técnica escénica que acreditan aquellos nobles artistas que
el prólogo con que se inicia el drama de enmascaran, por así decirlo, lo formal
Eurípides. El hecho de que un personaje necesario y lo hacen aparecer como
individual se presente al comienzo de la casual. De todos modos, Eurípides creía
pieza y cuente quién es él, qué es lo que observar que durante aquellas primeras
antecede a la acción, qué es lo que hasta escenas el espectador se hallaba en una
entonces ha ocurrido, más aún, qué es lo inquietud peculiar, queriendo resolver el
que ocurrirá en el transcurso de la pieza, problema matemático de cálculo que era
eso un autor teatral moderno lo la historia anterior, de tal forma que para
calificaría de petulante e imperdonable él se perdían las bellezas poéticas y el
renuncia al efecto de la tensión. Se sabe, pathos de la exposición. Por eso
en efecto, todo lo que va a suceder; Eurípides antepuso el prólogo a la
¿quién aguardará a que suceda exposición y lo colocó en boca de un
realmente? - dado que aquí no existe en personaje al que era lícito otorgar
modo alguno la excitante relación que se confianza: frecuentemente una divinidad
da entre un sueño vaticinador y una tenía que garantizar al público, en cierto
realidad que se presentará luego. Del modo, el decurso de la tragedia y
todo distinta era la reflexión que eliminar toda duda acerca de la realidad
Eurípides se hacía. El efecto de la del mito: de modo semejante a como
tragedia, pensaba, no ha descansado Descartes no fue capaz de demostrar la
jamás en la tensión épica, en la atractiva realidad del mundo empírico más que
incertidumbre acerca de qué acontecerá apelando a la veracidad de Dios y a su
ahora y luego: antes bien, en aquellas incapacidad de mentir. Esa misma
grandes escenas retórico-líricas en las veracidad divina vuelve Eurípides a
que la pasión y la dialéctica del necesitarla otra vez en la conclusión de
protagonista crecían hasta convertirse en su drama, para asegurarle al público el
ancho y poderoso río. Para el pathos, no futuro de sus héroes: tal es la misión del
para la acción predisponía todo: y lo que famoso deus ex machina. Entre la
no predisponía para el pathos era mirada épica al pasado y la mirada épica
considerado reprobable. Mas lo que con al futuro está el presente lírico,
mayor fuerza dificulta esa entrega dramático, el «drama» propiamente
placentera a tales escenas es un eslabón dicho.
que le falta al oyente, un agujero en el
tejido de la historia anterior; mientras el De esta manera, en cuanto poeta
oyente tenga que seguir haciendo Eurípides es sobre todo el eco de sus
cálculos sobre cuál es el significado de conocimientos conscientes; y justo eso
este y aquel personaje, sobre cuáles son es lo que le otorga un puesto tan
los presupuestos de este y aquel conflicto memorable en la historia del arte griego.
de inclinaciones y propósitos, le resultará Con frecuencia tiene que haber pensado,
imposible sumergirse del todo en el
con respecto a su creatividad crítico-
sufrimiento y la actuación de los
personajes principales, participar, productiva, que él debería resucitar para
perdido el aliento, en sus sufrimientos y el drama el comienzo del escrito de
en sus temores. La tragedia esquileo- Anaxágoras, cuyas primeras palabras
sofoclea empleaba los medios artísticos dicen: «Al comienzo todo estaba

44
mezclado: entonces vino el socratismo estético es el principio
entendimiento y creó orden». Y si con su asesino; y puesto que la lucha estaba
nus Anaxágoras apareció entre los dirigida contra lo dionisíaco del arte
filósofos como el primer sobrio entre anterior, en Sócrates reconocemos el
hombres completamente borrachos, adversario de Dioniso, el nuevo Orfeo
también Eurípides concibió sin duda que se levanta contra Dioniso y que,
bajo una imagen similar su relación con aunque destinado a ser hecho pedazos
los demás poetas de la tragedia. Mientras por las ménades del tribunal ateniense,
el nus, ordenador y soberano único del obliga a huir, sin embargo, al mismo dios
universo, siguió estando excluido de la prepotente: el cual, como hizo en otro
creación artística, todo se hallaba aún tiempo cuando huyó de Licurgo, rey de
mezclado, en un caótico magma los edones, buscó la salvación en las
primordial; así tuvo que juzgar profundidades del mar, es decir, en las
Eurípides, así tuvo que condenar él, místicas olas de un culto secreto, que
como el primer «sobrio», a los poetas poco a poco invadió el mundo entero.
«borrachos». Lo que Sófocles dijo de
Ésquilo, a saber, que éste hace lo
correcto, pero inconscientemente, no
estaba dicho, desde luego, en el sentido 13
de Eurípides: el cual habría admitido
únicamente esto, que Ésquilo, porque
crea inconscientemente, crea lo
incorrecto. De la facultad creadora del
poeta, en la medida en que no es la
inteligencia consciente, también el
divino Platón habla casi siempre sólo con
ironía, y la equipara al talento del adivino
y del intérprete de sueños; pues el poeta,
dice, no es capaz de poetizar hasta que no
ha quedado inconsciente y ya ningún
entendimiento habita en él. Eurípides se
propuso mostrar al mundo, como se lo
propuso también Platón, el reverso del
poeta «irrazonable»; su axioma estético Que en su tendencia Sócrates se
«todo tiene que ser consciente para ser halla estrechamente relacionado con
bello» es, como he dicho, la tesis paralela Eurípides es cosa que no se le escapó a la
a la socrática, «todo tiene que ser Antigüedad de su tiempo; y la expresión
consciente para ser bueno». De acuerdo más elocuente de esa afortunada
con esto, nos es lícito considerar a sagacidad es aquella leyenda que
Eurípides como el poeta del socratismo circulaba por Atenas, según la cual
estético. Sócrates era, pues, aquel Sócrates ayudaba a Eurípides a escribir
segundo espectador que no comprendía sus obras. Ambos nombres eran
pronunciados a la vez por los partidarios
la tragedia antigua y que, por ello, no la
de los “buenos viejos tiempos” cuando se
estimaba; aliado con él, Eurípides se trataba de enumerar a los seductores del
atrevió a ser el heraldo de una nueva pueblo en aquella época: de su influjo
forma de creación artística. Si la tragedia procede, decían el que el viejo,
antigua pereció a causa de él, entonces el
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maratoniano y cuadrado (vierschötig) advertía que todas aquellas celebridades
vigor del cuerpo y alma sea sacrificado no tenían una idea correcta y segura ni
cada vez más a una discutible ilustración siquiera de su profesión, y que la ejercían
(Aufklärung), en una progresiva atrofia únicamente por instinto. “Únicamente
de las fuerzas corporales y psíquicas. En por instinto”: con esta expresión tocamos
este tono, a medias de indignación y a el corazón y el punto central de la
medias de desprecio, suele hablar de tendencia socrática. Con ella el
aquellos hombres la comedia socratismo condena tanto el arte vigente
aristofanea, para horror de los modernos, como la ética vigente; cualquiera que sea
que con gusto renuncian ciertamente a el sitio a que dirija sus miradas
Eurípides, pero que no pueden inquisidoras, lo que ve es la falta de
maravillarse lo suficiente de que inteligencia y el poder de la ilusión, y de
Sócrates aparezca en Aristófanes como esa falta infiere que lo existente es
el primero y el más alto de los sofistas, íntimamente absurdo y repudiable.
como el espejo y el compendio de todas Partiendo de ese único punto Sócrates
las aspiraciones sofísticas: en lo cual lo creyó tener que corregir la existencia: él,
único que procura un consuelo es poner sólo él, penetra con gesto de desacato y
en la picota al mismo Aristófanes, de superioridad, como precursor de una
presentándolo como un licencioso y cultura, un arte y una moral de especie
mentiroso Alcibíades de la poesía. Sin completamente distinta, en un mundo tal
detenerme en este lugar a defender que el agarra con respeto las puntas del
contra tales ataques los profundos mismo consideraríamos lo nosotros
instintos de Aristófanes, paso a como la máxima fortuna.
demostrar, basándome en la sensibilidad
antigua, la estrecha conexión que existe Esta es la enorme perplejidad
entre Sócrates y Eurípides; en este que con respecto a Sócrates se apodera
sentido hay que recordar especialmente siempre de nosotros, y que una y otra vez
que Sócrates, como adversario del arte nos estimula a conocer el sentido y el
trágico, se abstenía de concurrir a la propósito de esa aparición, la más
tragedia, y sólo se incorporaba a los ambigua de la Antigüedad. ¿Quién es
espectadores cuando se representaba una este que se permite atreverse a negar, él
nueva obra de Eurípides. Lo más famoso solo, el ser griego, ese ser que , como
es, sin embargo, la aproximación de Homero, Píndaro y Ésquilo, como
ambos nombres en la sentencia del Fidias, como Pericles, como Pitia, como
oráculo délfico, el cual dijo que Sócrates Dioniso, como el abismo más profundo
era el más sabio de los hombres, pero a y la cumbre más elevada, está seguro de
la vez sentenció que a Eurípides le nuestra estupefacta adoración? ¿Qué
correspondía el segundo premio en el fuerza demónica es esa, que se permite la
certamen de la sabiduría. osadía de derramar por el polvo esa
bebida mágica? ¿Qué semidiós es este, al
Pero la frase más aguda a favor que el coro de espíritus de los más nobles
de aquel nuevo e inaudito aprecio del de la humanidad tiene que gritar: “¡Ay!
saber y de la inteligencia la pronunció ¡Ay! Tú lo has destruido, el mundo bello,
Sócrates cuando encontró que él era el con puño poderoso; ¡ese mundo se
único en confesarse que no sabía nada; derrumba, se desmorona!”.
mientras que, en su deambular crítico por
Atenas, por todas partes topaba, al hablar Una clave para entender el ser de
con los más grandes hombres de Estado, Sócrates ofrécenosla aquel milagroso
oradores, poetas y artistas, con la fenómeno llamado “demon de Sócrates”.
presunción del saber. Con estupor En situaciones especiales, en las que

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vacilaba su enorme entendimiento, éste eso era, en el fondo, tan imposible como
encontraba un firme sostén gracias a una dar por bueno su influjo disolvente de los
voz divina que en tales momentos se instintos. En este conflicto insoluble,
dejaba oír. Cuando viene, esa voz cuando Sócrates fue conducido ante el
siempre disuade. En esta naturaleza del foro del Estado griego, sólo una forma de
todo anormal la sabiduría instintiva se condena era aplicable, el destierro;
muestra únicamente para enfrentarse acá tendría que haber sido lícito expulsarlo al
y allá al conocer consciente poniendo otro lado de las fronteras, como a algo
obstáculos. Mientras que en todos los completamente enigmático,
hombres productivos el instinto es inclasificable, inexplicable, sin que
precisamente la fuerza creador y ninguna posteridad hubiera tenido
afirmativa, y la conciencia adopta una derecho a incriminar a los atenienses de
actitud crítica y disuasiva: en Sócrates el un acto ignominioso. Pero el que se le
instinto se convierte en un crítico, la sentenciase a muerte, y no a destierro
consciencia en un creador - ¡una únicamente, eso parece haberlo impuesto
verdadera monstruosidad per defectum! el mismo Sócrates, con completa
Y ciertamente, aquí advertimos un claridad y sin el horror natural de la
monstruoso defectus de toda disposición muerte: se dirigió a ésta con la misma
mística, hasta el punto de que a Sócrates calma con que, según la descripción de
habría que llamarlo el no-místico Platón, es el último de los bebedores en
específico, en el cual, por una abandonar el simposio al amanecer para
superfetación, la naturaleza lógica tuvo comenzar un nuevo día; mientras a sus
un desarrollo tan excesivo como en el espaldas quedan sobre los bancos y el
místico lo tiene aquella sabiduría suelo, los adormecidos comensales, para
instintiva. Mas por otra parte, a aquel soñar con Sócrates, el verdadero erótico.
instinto lógico que en Sócrates aparece El Sócrates moribundo se convirtió en el
estábale completamente vedado volverse nuevo ideal, jamás visto antes en parte
contra sí mismo; en ese desbordamiento alguna, de la noble juventud griega; ante
desenfrenado muestra Sócrates una esa imagen se postró con todo el ardiente
violencia natural cual sólo la fervor de su alma de entusiasta, sobre
encontramos, para nuestra sorpresa todo Platón, el joven heleno típico.
horrorizada, en las fuerzas instintivas
más grandes de todas. Quien en los 14
escritos platónicos haya notado aunque
sólo sea un soplo de aquella divina Imaginémonos ahora fijo en la
ingenuidad y seguridad propias del modo tragedia el grande y único ojo ciclópeo
de vida socrático, ese sentirá también de Sócrates, aquel ojo en que jamás brilló
que la enorme rueda motriz del la benigna demencia del entusiasmo
socratismo lógico está en marcha, por así artístico - imaginémonos cómo a aquel
decirlo, detrás de Sócrates, y que hay ojo le estaba vedado mirar con
que intuirla a través de éste como a través complacencia los abismos dionisíacos -
de una sombra. Pero que él mismo tenía ¿qué tuvo que descubrir él propiamente
un presentimiento de esa circunstancia, en el «sublime y alabadísimo» arte
eso es algo que se expresa en la digna trágico, como lo denomina Platón?. Algo
completamente irracional, con causas
seriedad con que en todas partes, e
que parecían no tener efectos, y con
incluso ante su jueces, hizo valer su efectos que parecían no tener causas;
vocación divina. Refutar a Sócrates en
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además, todo ello tan abigarrado y Un ejemplo de esto es el recién
heterogéneo, que a una mente sensata nombrado Platón; él, que en la condena
tiene que repugnarle, y que para las de la tragedia y del arte en general no
almas excitables y sensibles representa quedó ciertamente a la zaga del ingenuo
una mecha peligrosa. Nosotros sabemos cinismo de su maestro, tuvo que crear,
cuál fue el único género del arte poético sin embargo, por pura necesidad
que fue comprendido por él, la fábula artística, una forma de arte cuya afinidad
esópica: y sin duda esto lo hizo con precisamente con las formas de arte
aquella sonriente contemporización con vigentes y rechazadas por él es íntima. El
que el bueno y honesto Gellert canta el reproche capital que Platón había de
elogio de la poesía, en la fábula de la hacer al arte anterior - el de ser imitación
abeja y la gallina: de una imagen aparente, es decir, el
pertenecer a una esfera inferior incluso al
mundo empírico -, contra lo que menos
se tenía derecho a dirigirlo era contra la
Tú ves en mí para lo que nueva obra de arte; y así vemos a Platón
ella sirve, esforzándose en ir más allá de la realidad
y en exponer la idea que está a la base de
a quien no posee mucho esa pseudorrealidad. Mas con esto el
entendimiento Platón pensador había llegado, a través
de un rodeo, justo al lugar en que, como
sírvele para decir la poeta, había tenido siempre su hogar y
verdad con una imagen. desde el cual Sófocles y todo el arte
antiguo protestaban solemnemente
contra aquel reproche. Si la tragedia
había absorbido en sí todos los géneros
Pero a Sócrates le parecía que el artísticos precedentes, lo mismo cabe
arte trágico ni siquiera «dice la verdad»: decir a su vez, en un sentido excéntrico,
prescindiendo de que se dirige «a quien del diálogo platónico, que, nacido de una
no posee mucho entendimiento», por mezcla de todos los estilos y formas
tanto, no al filósofo: doble razón para existentes, oscila entre la narración, la
mantenerse alejado de él. Al igual que lírica y el drama, entre la prosa y la
Platón, Sócrates lo contaba entre las artes poesía, habiendo infringido también con
lisonjeras, que sólo representan lo ello la rigurosa ley anterior de que la
agradable, no lo útil, y por eso exigía de forma lingüística fuese unitaria; por este
sus discípulos que se abstuvieran y que camino fueron aún más lejos los
se apartaran rigurosamente de tales escritores cínicos, que con un amasijo
atractivos no filosóficos; con tal éxito, muy grande de estilos, con su fluctuar
que Platón, el joven poeta trágico, lo entre las formas prosaicas y las métricas
primero que hizo para poder convertirse alcanzaron también la imagen literaria
en alumno de Sócrates fue quemar sus del «Sócrates furioso», al que solían
poemas. Allí donde, sin embargo, unas representar en la vida. El diálogo
disposiciones invencibles combatían platónico fue, por así decirlo, la barca en
contra las máximas socráticas, la fuerza que se salvó la vieja poesía náufraga,
de éstas, junto con el brío de aquel junto con todos sus hijos: apiñados en un
enorme carácter, siguió siendo lo espacio angosto, y medrosamente sujetos
bastante grande para empujar a la poesía al único timonel Sócrates, penetraron
misma a unas posiciones nuevas y hasta ahora en un mundo nuevo, que no se
entonces desconocidas. cansó de contemplar la fantasmagórica
imagen de aquel cortejo. Realmente

48
Platón proporcionó a toda la posteridad saber, entre la fe y la moral, ahora la
el prototipo de una nueva forma de arte, solución trascendental de la justicia de
el prototipo de la novela: de la cual se ha Ésquilo queda degradada al principio
de decir que es la fábula esópica banal e insolente de la «justicia poética»,
amplificada hasta el infinito, en la que la con su habitual deus ex machina.
poesía mantiene con la filosofía
dialéctica una relación jerárquica similar ¿Cómo aparece ahora, frente a
a la que durante muchos siglos mantuvo este nuevo mundo escénico socrático-
la misma filosofía con la teología: a optimista, el coro y, en general, todo el
saber, la de ancilla. Ésa fue la nueva sustrato dionisíaco-musical de la
posición de la poesía, a la que Platón la tragedia? Como algo casual, como una
empujó, bajo la presión del demónico reminiscencia, de la que sin duda cabe
Sócrates. prescindir, del origen de la tragedia,
mientras que nosotros hemos visto, por
Aquí el pensamiento filosófico, el contrario, que al coro sólo se lo puede
al crecer, se sobrepone al arte y obliga a entender como causa de la tragedia y de
éste a aferrarse estrechamente al tronco lo trágico en general. Ya en Sófocles
de la dialéctica. En el esquematismo aparece esa perplejidad con respecto al
lógico la tendencia apolínea se ha coro - señal importante de que ya en él
transformado en crisálida: de igual comienza a resquebrajarse el suelo
manera que en Eurípides hubimos de dionisíaco de la tragedia. Él no se atreve
percibir algo análogo y, además, una ya a confiar al coro la parte principal del
trasposición de lo dionisiaco al efecto efecto, sino que restringe su ámbito de tal
naturalista. Sócrates, el héroe dialéctico manera, que ahora el coro casi aparece
del drama platónico, nos trae al recuerdo coordinado con los actores, como si,
la naturaleza afín del héroe euripideo, el habiéndolo subido desde la orquesta, se
cual tiene que defender sus acciones con lo hubiera introducido en el escenario:
argumentos y contraargumentos, con lo cual, claro está, su esencia queda
corriendo así peligro frecuentemente de destruida del todo, aunque Aristóteles
no obtener nuestra compasión trágica: apruebe precisamente esa concepción del
pues quién no vería el elemento coro. Aquel desplazamiento de posición
optimista que hay en la esencia de la del coro, que Sófocles recomendó en
dialéctica, elemento que celebra su fiesta todo caso con su praxis, e incluso, según
jubilosa en cada deducción y que no la tradición, con un escrito, es el primer
puede respirar más que en la claridad y paso hacia la aniquilación del mismo,
la consciencia frías: elemento optimista cuyas fases se suceden con espantosa
que, una vez infiltrado en la tragedia, rapidez en Eurípides, Agatón y la
tiene que recubrir poco a poco las comedia nueva. Con el látigo de sus
regiones dionisíacas de ésta y empujarlas silogismos la dialéctica optimista arroja
necesariamente a la autoaniquilación - de la tragedia a la música: es decir,
hasta el salto mortal al espectáculo destruye la esencia de la tragedia,
burgués. Basta con recordar las esencia que únicamente se puede
consecuencias de las tesis socráticas: «la interpretar como una manifestación e
virtud es el saber; se peca sólo por ilustración de estados dionisíacos, como
ignorancia; el virtuoso es el feliz»; en simbolización visual de la música, como
estas tres formas básicas del optimismo el mundo onírico de una embriaguez
está la muerte de la tragedia. Pues ahora dionisíaca.
el héroe virtuoso tiene que ser un
dialéctico, ahora tiene que existir un lazo Si hemos de suponer, pues, que
necesario y visible entre la virtud y el incluso antes de Sócrates actuó ya una

49
tendencia antidionisíaca, que sólo en él Aquella frase dicha por la aparición
adquiere una expresión inauditamente onírica socrática es el único signo de una
grandiosa: entonces no tenemos que perplejidad acerca de los límites de la
arredrarnos de preguntar hacia dónde naturaleza lógica: ¿acaso ocurre - así
apunta una aparición como la de tenía él que preguntarse - que lo
Sócrates: que, si tenemos en cuenta los incomprensible para mí no es ya también
diálogos platónicos, no podemos
lo ininteligible sin más? ¿Acaso hay un
concebir como un poder únicamente
reino de sabiduría del cual está
disolvente y negativo. Y aun cuando es
muy cierto que el efecto más inmediato desterrado el lógico? ¿Acaso el arte es
del instinto socrático perseguía una incluso un correlato y un suplemento
descomposición de la tragedia necesarios de la ciencia?
dionisíaca, sin embargo una profunda
experiencia vital de Sócrates nos fuerza 15
a preguntar si entre el socratismo y el arte
existe necesariamente tan sólo una En el sentido de esta última
relación antipódica, y si el nacimiento de pregunta llena de presentimientos resulta
un «Sócrates artístico» es en absoluto necesario declarar que hasta este
algo contradictorio en sí mismo. momento, e incluso por todo el futuro, el
influjo de Sócrates se ha extendido sobre
Aquel lógico despótico tenía a veces, en la posteridad como una sombra que se
efecto, frente al arte, el sentimiento de hace cada vez mayor en el sol del
una laguna, de un vacío, de un atardecer, así como que ese mismo
semirreproche, de un deber acaso influjo obliga una y otra vez a recrear el
desatendido. Con mucha frecuencia se le arte - y, desde luego, el arte en un sentido
presentaba en sueños, como él cuenta en metafísico, más amplio y más profundo -
la cárcel a sus amigos, una y la misma y, dada su propia infinitud, garantiza
aparición, que siempre le decía igual también la infinitud de éste.
cosa: «¡Sócrates, cultiva la música!».
Hasta sus últimos días Sócrates se Pero antes de que esto pudiera
tranquiliza con la opinión de que su ser reconocido, antes de que fuese
mostrada de manera convincente la
filosofar es el arte supremo de las musas,
intimísima dependencia que todo arte
y no cree que una divinidad le invite a
tiene con respecto a los griegos, los
cultivar aquella «música vulgar, griegos desde Homero hasta Sócrates, a
popular». Finalmente, en la cárcel, para nosotros tuvo que irnos con esos griegos
descargar del todo su conciencia moral, lo mismo que a los atenienses les fue con
decídese a cultivar también aquella Sócrates. Casi cada tiempo y cada grado
música tan poco apreciada por él. Y con de cultura han intentado alguna vez, con
esos sentimientos compone un proemio profundo malhumor, liberarse de los
en honor de Apolo y pone en verso griegos, porque, en presencia de éstos,
algunas fábulas de Esopo. Lo que le todo lo realizado por ellos, en apariencia
empujó a realizar esos ejercicios fue algo completamente original y sinceramente
semejante a aquella demónica voz admirado, parecía perder de súbito color
admonitoria, fue su intuición apolínea de y vida y reducirse, arrugado, a una copia
mal hecha, más aún, a una caricatura. Y
no comprender, lo mismo que si fuera un
de esta manera estalla siempre de nuevo
rey bárbaro, una noble estatua de un dios, una rabia íntima contra aquel
y de correr peligro de pecar contra su presuntuoso pueblecillo que se atrevió a
divinidad – por su incomprensión. calificar para siempre de «bárbaro» a

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todo lo no nativo de su patria: ¿quiénes también ahora, tras el desvelamiento,
son esos, nos preguntamos, que, aunque continúa siendo velo, el hombre teórico,
sólo pueden mostrar un esplendor en cambio, goza y se satisface con el velo
histórico efímero, unas instituciones arrojado y tiene su más alta meta de
ridículamente limitadas y estrechas, un placer en el proceso de un desvelamiento
dudoso vigor en su moralidad, y que cada vez más afortunado, logrado por la
incluso están señalados con feos vicios, propia fuerza. No habría ciencia alguna
pretenden tener entre los pueblos la si ésta tuviera que ver sólo con esa única
dignidad y la posición especial que al diosa desnuda, y con nada más. Pues
genio le corresponde entre la masa? Por entonces sus discípulos tendrían que
desgracia, nadie ha tenido hasta ahora la sentirse como individuos que quisieran
suerte de encontrar la copa de cicuta con excavar un agujero precisamente a través
que semejante ser pudiera quedar de la tierra: cada uno de los cuales se da
sencillamente eliminado: pues todo el cuenta de que, con un esfuerzo máximo,
veneno producido por la envidia, la de toda la vida, sólo sería capaz de
calumnia y la rabia no ha bastado para excavar un pequeñísimo trozo de la
aniquilar aquella magnificencia contenta enorme profundidad, trozo que ante sus
de sí misma. Y de esta manera sentimos mismos ojos es cubierto de nuevo por el
vergüenza y miedo ante los griegos; a no trabajo del siguiente, de tal manera que
ser que uno estime la verdad por encima un tercero parece hacer bien eligiendo
de todo y se atreva a confesarse también por propia cuenta un nuevo lugar para
esta verdad, que los griegos tienen en sus sus intentos de perforación. Si ahora
manos, como aurigas, tanto nuestra alguien demuestra convincentemente
cultura como cualquier otra, pero que, que por ese camino directo no se puede
casi siempre, carro y caballos están alcanzar la meta de los antípodas, ¿quién
hechos de un material demasiado querrá seguir trabajando en los viejos
mediocre y son inadecuados a la aureola pozos, a no ser que entre tanto se
de sus conductores, los cuales consideran contente con encontrar piedras preciosas
luego una broma el arrojar semejante tiro o con descubrir leyes de la naturaleza?
al abismo: que ellos mismos salvan con Por ello Lessing, el más honesto de los
el salto de Aquiles. hombres teóricos, se atrevió a declarar
que a él le importa más la búsqueda de la
Para mostrar que también a verdad que esta misma: con lo que ha
Sócrates le corresponde la dignidad de quedado al descubierto el secreto
semejante posición de guía bastará con fundamental de la verdad, para estupor,
ver en él el tipo de una forma de más aún, para fastidio de los científicos.
existencia nunca oída antes de él, el tipo Ciertamente, junto a este conocimiento
del hombre teórico, cuyo significado y aislado está, como un exceso de
cuya meta trataremos de entender a honestidad, si no de altanería, una
continuación. También el hombre profunda representación ilusoria, que
teórico encuentra una satisfacción por vez primera vino al mundo en la
infinita en lo existente, igual que el persona de Sócrates, - aquella inconcusa
artista, y, como éste, se halla defendido creencia de que, siguiendo el hilo de la
por esa satisfacción contra la ética causalidad, el pensar llega hasta los
práctica del pesimismo y contra sus ojos abismos más profundos del ser, y que el
de Linceo, que brillan sólo en la pensar es capaz no sólo de conocer, sino
oscuridad. Si, en efecto, a cada incluso de corregir el ser. Esta sublime
desvelamiento de la verdad el artista, con ilusión metafísica le ha sido añadida
miradas extáticas, permanece siempre como instinto a la ciencia, y una y otra
suspenso únicamente de aquello que vez la conduce hacia aquellos límites en

51
los que tiene que transmutarse en arte: imaginásemos aplicada no al servicio del
en el cual es en el que tiene puesta conocer, sino a las metas prácticas, es
propiamente la mirada este mecanismo. decir, egoístas de los individuos y de los
pueblos, entonces es probable que en las
Ahora, iluminados por la luchas generales de aniquilamiento y en
antorcha de este pensamiento, miremos las continuas migraciones de pueblos se
hacia Sócrates: éste se nos aparece como hubiera debilitado de tal modo el placer
el primero que, de la mano de ese instinto instintivo de vivir, que, dado el hábito
de la ciencia, supo no sólo vivir, sino - lo del suicidio, el individuo tendría acaso
que es mucho más - morir; y por ello la que sentir el último resto de sentimiento
imagen del Sócrates moribundo, como del deber cuando, como hacen los
hombre a quien el saber y los argumentos habitantes de las islas Fidji, estrangulase
han liberado del miedo a la muerte, es el como hijo a sus padres, y como amigo a
escudo de armas que, colocado sobre la su amigo: un pesimismo práctico que
puerta de entrada a la ciencia, recuérdale podría producir incluso una horripilante
a todo el mundo el destino de ésta, a ética del genocidio por compasión - un
saber, el de hacer aparecer inteligible, y pesimismo que, por lo demás, está y ha
por tanto justificada, la existencia: a lo estado presente en todas las partes del
cual, desde luego, si los argumentos no mundo donde no ha aparecido el arte en
llegan, tiene que servir en definitiva alguna forma, especialmente en forma de
también el mito, del que acabo de decir religión y de ciencia, para actuar como
que es la consecuencia necesaria, más remedio y como defensa frente a ese
aún, el propósito de la ciencia. soplo pestilente.

Quien tenga una idea clara de Frente a este pesimismo práctico,


cómo después de Sócrates, mistagogo de Sócrates es el prototipo del optimismo
la ciencia, una escuela de filósofos teórico, que, con la señalada creencia en
sucede a la otra cual una ola a otra ola, la posibilidad de escrutar la naturaleza de
cómo una universalidad jamás las cosas, concede al saber y al
presentida del ansia de saber, en los más conocimiento la fuerza de una medicina
remotos dominios del mundo culto, y universal, y ve en el error el mal en sí.
concebida cual auténtica tarea para todo Penetrar en esas razones de las cosas y
hombre de capacidad superior, ha establecer una separación entre el
conducido a la ciencia a alta mar, de conocimiento verdadero y la apariencia y
donde jamás ha podido volver a ser el error, eso parecióle al hombre
arrojada completamente desde entonces, socrático la ocupación más noble de
cómo gracias a esa universalidad se ha todas, incluso la única verdaderamente
extendido por primera vez una red humana: de igual manera que aquel
común de pensamiento sobre todo el mecanismo de los conceptos, juicios y
globo terráqueo, e incluso se tienen raciocinios fue estimado por Sócrates
perspectivas de extenderla sobre las como actividad suprema y como
leyes de un sistema solar entero: quien admirabilísimo don de la naturaleza,
tenga presente todo eso, junto con la superior a todas las demás capacidades.
pirámide asombrosamente alta del saber Incluso los actos morales más sublimes,
en nuestro tiempo, no podrá dejar de ver las emociones de la compasión, del
en Sócrates un punto de inflexión y un sacrificio, del heroísmo, y aquel sosiego
vértice de la denominada historia del alma, difícil de alcanzar, que el
universal. Pues si toda la incalculable griego apolíneo llamaba sophrosyne,
suma de fuerza gastada en favor de fueron derivados, por Sócrates y por sus
aquella tendencia mundial la seguidores simpatizantes hasta el

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presente, de la dialéctica del saber y, por baña, veremos transmutarse en
tanto, calificados de aprendibles. Quien resignación trágica y en necesidad de
ha experimentado en sí mismo el placer arte la avidez de conocimiento insaciable
de un conocimiento socrático y nota y optimista que apareció de manera
cómo éste intenta abrazar, en círculos prototípica en Sócrates: mientras que, en
cada vez más amplios, el mundo entero sus niveles inferiores, esa misma avidez
de las apariencias, no sentirá a partir de tiene que manifestarse hostil al arte y
ese momento ningún aguijón que pudiera tiene que aborrecer íntimamente sobre
empujarlo a la existencia con mayor todo el arte trágico-dionisíaco, como lo
vehemencia que el deseo de completar expusimos con el ejemplo de la lucha del
esa conquista y de tejer la red con tal socratismo contra la tragedia esquilea.
firmeza que resulte impenetrable. A
quien tenga esos sentimientos, el Con ánimo conmovido llamamos aquí a
Sócrates platónico se le aparece entonces las puertas del presente y del futuro:
como maestro de una forma ¿conducirá aquella «transmutación» a
completamente nueva de «jovialidad configuraciones siempre nuevas del
griega» y de dicha de existir, forma que genio, y precisamente del Sócrates
intenta descargarse en acciones y que cultivador de la música? La red del arte
encontrará esas descargas casi siempre
extendida sobre la existencia, ¿será tejida
en influencias mayéuticas y educativas
sobre jóvenes nobles, con la finalidad de de un modo cada vez más firme y
producir finalmente el genio. delicado, ya bajo el nombre de religión,
ya bajo el de ciencia, o estará destinada a
Pero ahora la ciencia, desgarrarse en jirones, bajo la agitación
aguijoneada por su vigorosa ilusión, y el torbellino incansables y bárbaros que
corre presurosa e indetenible hasta a sí mismos se dan ahora el nombre de
aquellos límites contra los cuales se «el presente»? - Preocupados, mas no
estrella su optimismo, escondido en la desconsolados, permanecemos un
esencia de la lógica. Pues la periferia del momento al margen, como hombres
círculo de la ciencia tiene infinitos contemplativos a quienes les está
puntos, y mientras aún no es posible permitido ser testigos de esas luchas y
prever en modo alguno cómo se podría
transiciones enormes. ¡Ay! ¡La magia de
alguna vez medir completamente el
esas luchas consiste en que quien las
círculo, el hombre noble y dotado
tropieza de manera inevitable, ya antes mira tiene también que intervenir en
de llegar a la mitad de su existencia, con ellas!
tales puntos límites de la periferia, donde
su mirada queda fija en lo imposible de 16
esclarecer. Cuando aquí ve, para su
espanto, que, llegada a estos límites, la Con el ejemplo histórico
lógica se enrosca sobre sí misma y acaba expuesto hemos intentado aclarar de qué
por morderse la cola - entonces irrumpe modo la tragedia, así como únicamente
la nueva forma de conocimiento, el puede nacer del espíritu de la música, así
conocimiento trágico, que, aun sólo para también perece por la desaparición de
ser soportado, necesita del arte como ese espíritu. Para mitigar lo insólito de
protección y remedio. esta aseveración y mostrar, por otro lado,
el origen de este conocimiento nuestro
Si ahora, con ojos fortalecidos y tenemos ahora que enfrentarnos con
confortados en los griegos, miramos las mirada libre a los fenómenos análogos
esferas más altas de ese mundo que nos del presente, tenemos que adentrarnos en

53
esas luchas que, como acabo de decir, abismo entre el arte plástico, en cuanto
son libradas, en las más altas esferas de arte apolíneo, y la música, en cuanto arte
nuestro mundo de ahora, entre el dionisíaco, se le ha vuelto tan manifiesta
conocimiento insaciable y optimista y la a uno solo de los grandes pensadores,
necesidad trágica del arte. Voy a que aun careciendo de esta guía del
prescindir aquí de todos los otros simbolismo de los dioses helénicos,
instintos adversos que trabajan en todo reconoció a la música un carácter y un
tiempo contra el arte, y precisamente origen diferentes con respecto a todas las
contra la tragedia, y que también en el demás artes, porque ella no es, como
presente se expanden tan seguros de su éstas, reflejo de la apariencia, sino de
victoria que, de las artes teatrales, por manera inmediata reflejo de la voluntad
ejemplo, sólo la farsa y el ballet dan sus misma, y por tanto representa, con
flores, acaso no bienolientes para todos, respecto a todo lo físico del mundo, lo
con una proliferación en cierto modo metafísico, y con respecto a toda
exuberante. Voy a hablar sólo de la apariencia, la cosa en sí (Schopenhauer,
oposición más ilustre a la consideración El mundo como voluntad y
trágica del mundo, y con ello me refiero representación, I, p. 310). Sobre este
a la ciencia, que en su esencia más honda conocimiento, que es el más importante
es optimista, con su progenitor Sócrates de toda la estética, y sólo con el cual
a la cabeza. Pronto mencionaremos comienza ésta, tomada en un sentido
también por su nombre las potencias que realmente serio, ha impreso Richard
me parecen garantizar un renacimiento Wagner su sello, para corroborar su
de la tragedia - ¡y algunas otras eterna verdad, cuando en su Beethoven
bienaventuradas esperanzas para el ser establece que la música ha de ser juzgada
alemán! según unos principios estéticos
completamente distintos que todas las
Antes de lanzarnos en medio de artes figurativas, y, desde luego, no
esas luchas, recubrámonos con la según la categoría de la belleza: aunque
armadura de los conocimientos que una estética errada, de la mano de un arte
hemos conquistado hasta ahora. Al extraviado y degenerado, se haya
contrario de todos aquellos que se afanan habituado a exigir de la música,
por derivar las artes de un principio partiendo de aquel concepto de belleza
único, considerado como fuente vital vigente en el mundo figurativo, un efecto
necesaria de toda obra de arte, yo fijo mi similar al exigido a las obras del arte
mirada en aquellas dos divinidades figurativo, a saber, la «excitación del
artísticas de los griegos, Apolo y agrado por las formas bellas». Tras el
Dioniso, y reconozco en ellas los conocimiento de aquella antítesis
representantes vivientes e intuitivos de enorme yo sentí una fuerte necesidad de
dos mundos artísticos dispares en su acercarme a la esencia de la tragedia
esencia más honda y en sus metas más griega, y con ello a la revelación más
altas. Apolo está ante mí como el honda del genio helénico: pues sólo
transfigurador genio del principium entonces creí ser dueño de la magia
individuationis, único mediante el cual necesaria para, más allá de la fraseología
puede alcanzarse de verdad la redención de nuestra estética usual, poder
en la apariencia: mientras que, al místico plantearme de manera palpable el
grito jubiloso de Dioniso, queda roto el problema primordial de la tragedia: con
sortilegio de la individuación y abierto el lo cual se me deparó echar una mirada
camino hacia las Madres del ser, hacia el tan extrañamente peculiar a lo helénico,
núcleo más íntimo de las cosas. Esta que tuvo que parecerme que nuestra
antítesis enorme que se abre como un ciencia de la Grecia clásica, la cual

54
adopta un aire tan orgulloso, en lo aquellos procesos que se dan en el
principal sólo había sabido apacentarse interior del ser humano y que la razón
hasta ahora con juegos de sombras y con subsume bajo el amplio concepto
exterioridades. negativo de sentimiento, pueden ser
expresados mediante las infinitas
Acaso podríamos abordar ese melodías posibles, pero siempre en la
problema primordial con esta pregunta: universalidad de la mera forma, sin la
¿qué efecto estético surge cuando materia, siempre únicamente según el
aquellos dos poderes artísticos, de suyo en-sí, no según la apariencia, como el
separados, de lo apolíneo y de lo alma más íntima de ésta, sin cuerpo.
dionisíaco, entran juntos en actividad? O Partiendo de esta relación íntima que la
en una forma más breve: ¿qué relación música tiene con la esencia verdadera de
mantiene la música con la imagen y con todas las cosas es como puede explicarse
el concepto? - Schopenhauer, al que también el que, cuando para cualquier
Richard Wagner alaba, precisamente con escena, acción, suceso, ambiente resuena
respecto a este punto, por su insuperable una música adecuada, ésta parezca
claridad y transparencia de exposición, abrirnos el sentido más secreto de
se expresa sobre esto de manera muy aquéllos y se presente como su
detallada en el pasaje siguiente, que voy comentario más justo y claro: asimismo,
a reproducir aquí en toda su longitud. El el que, a quien se entrega completamente
mundo como voluntad y a la impresión de una sinfonía, le parezca
representación, I, p. 309: «A estar viendo desfilar a su lado todos los
consecuencia de todo esto podemos posibles sucesos de la vida y del mundo:
considerar que el mundo aparencial, o sin embargo, cuando reflexiona, no
naturaleza, y la música son dos puede aducir ninguna semejanza entre
expresiones distintas de la misma cosa, aquel juego sonoro y las cosas que le han
la cual es por ello la única mediación de pasado por la mente. Pues, como hemos
la analogía de ambas, y cuyo dicho, la música se diferencia de todas
conocimiento es exigido para entender las demás artes en que ella no es reflejo
esa analogía. Cuando es considerada de la apariencia, o, más exactamente, de
como expresión del mundo, la música es, la objetualidad (Objektität) adecuada de
según esto, un lenguaje sumamente la voluntad, sino, de manera inmediata,
universal, que incluso mantiene con la reflejo de la voluntad misma, y por tanto
universalidad de los conceptos una representa, con respecto a todo lo físico
relación parecida a la que éstos del mundo, lo metafísico, y con respecto
mantienen con las cosas individuales. a toda apariencia, la cosa en sí. Se podría,
Pero su universalidad no es en modo según esto, llamar al mundo tanto música
alguno aquella vacía universalidad de la corporalizada como voluntad
abstracción, sino que es de una especie corporalizada: partiendo de esto resulta
completamente distinta, y va unida con explicable, por tanto, por qué la música
una determinación completa y clara. En hace destacar en seguida con una
esto se asemeja a las figuras geométricas significatividad más alta toda pintura,
y a los números, los cuales, en cuanto más aún, toda escena de la vida real y del
formas universales de todos los objetos mundo; tanto más, claro está, cuanto más
posibles de la experiencia, y aplicables a análoga sea su melodía al espíritu interno
priori a todos, no son, sin embargo, de la apariencia dada. En esto se basa el
abstractos, sino intuitivos y que a la música se le pueda poner debajo
completamente determinados. Todas las una poesía como canto, o una
posibles aspiraciones, excitaciones y representación intuitiva como
manifestaciones de la voluntad, todos pantomima, o ambas cosas como ópera.

55
Tales imágenes individuales de la vida analogía descubierta por el compositor
humana, puestas debajo del lenguaje entre aquellas dos cosas tiene que haber
universal de la música, no se unen o surgido del conocimiento inmediato de
corresponden nunca a ella con una la esencia del mundo, sin que su razón
necesidad completa; sino que mantienen tenga consciencia de ello, y no es lícito
con ella tan sólo una relación de ejemplo que sea, con intencionalidad consciente,
fortuito para un concepto universal: una imitación mediada por conceptos: en
representan en la determinación de la caso contrario, la música no expresa la
realidad aquello que la música expresa esencia interna, la voluntad misma, sino
en la universalidad de la mera forma. que únicamente remeda, de manera
Pues, lo mismo que los conceptos insuficiente, su apariencia; como hace
universales, las melodías son en cierto toda música propiamente imitativa». -
modo una abstracción de la realidad. En
efecto, ésta, es decir, el mundo de las Por tanto, siguiendo la doctrina
cosas individuales, es el que suministra de Schopenhauer nosotros concebimos
lo intuitivo, lo particular e individual, el la música como el lenguaje inmediato de
caso singular, tanto a la universalidad de la voluntad y sentimos incitada nuestra
los conceptos cuanto a la universalidad fantasía a dar forma a aquel mundo de
de las melodías, si bien estas dos espíritus que nos habla, mundo invisible
universalidades se contraponen entre sí y, sin embargo, tan vivamente agitado, y
en cierto aspecto; en cuanto que los a corporeizárnoslo en un ejemplo
conceptos contienen tan sólo las formas análogo. Por otro lado, bajo el influjo de
primeramente abstraídas de la intuición, una música verdaderamente adecuada la
la corteza externa, por así decirlo, imagen y el concepto alcanzan una
quitada de las cosas, y por tanto son, con significatividad más alta. Dos clases de
toda propiedad, abstracciones; y la efectos son, pues, los que la música
música, por el contrario, expresa el dionisíaca suele ejercer sobre la facultad
núcleo más íntimo, previo a toda artística apolínea: la música incita a
configuración, o sea, el corazón de las intuir simbólicamente la universalidad
cosas. Se podría expresar muy bien esta dionisíaca, y la música hace aparecer
relación con el lenguaje de los además la imagen simbólica en una
escolásticos, diciendo: los conceptos son significatividad suprema. De estos
los universalia post rem, la música hechos, en sí comprensibles y no
expresa, en cambio, los universalia ante inasequibles a una observación un poco
rem, y la realidad, los universalia in re. profunda, infiero yo la aptitud de la
- Pero el que sea posible en general una música para hacer nacer el mito, es decir,
relación entre una composición musical el ejemplo significativo, y precisamente
y una representación intuitiva se basa, el mito trágico: el mito que habla en
como hemos dicho, en que ambas son símbolos acerca del conocimiento
expresiones, sólo que completamente dionisíaco. A base del fenómeno del
distintas, de la misma esencia interna del lírico he expuesto cómo en éste la música
mundo. Así, pues, cuando en el caso se esfuerza por dar a conocer en
singular se da realmente tal relación, es imágenes apolíneas su esencia propia: si
decir, cuando el compositor musical ha ahora imaginamos que, en su
sabido expresar en el lenguaje universal intensificación suprema, la música tiene
de la música los movimientos de la que intentar llegar también a una
voluntad que construyen el núcleo de un simbolización suprema, entonces
acontecimiento: entonces la melodía de tenemos que considerar posible que ella
la canción, la melodía de la ópera están sepa encontrar también la expresión
llenas de expresión. Sin embargo, la simbólica de su auténtica sabiduría

56
dionisíaca; ¿y en qué otro lugar eternamente se apacigua con este cambio
habremos de buscar esa expresión si no de las apariencias!».
en la tragedia y, en general, en el
concepto de lo trágico? Jhon Mellencamp – Jack & Diane

Lo trágico no es posible derivarlo


honestamente en modo alguno de la
esencia del arte, tal como se concibe 17
comúnmente éste, según la categoría
única de la apariencia y de la belleza;
sólo partiendo del espíritu de la música También el arte dionisíaco quiere
comprendemos la alegría por la convencernos del eterno placer de la
aniquilación del individuo. Pues es en los existencia: sólo que ese placer no
ejemplos individuales de tal aniquilación debemos buscarlo en las apariencias,
donde se nos hace comprensible el sino detrás de ellas. Debemos darnos
fenómeno del arte dionisíaco, el cual cuenta de que todo lo que nace tiene que
expresa la voluntad en su omnipotencia, estar dispuesto a un ocaso doloroso, nos
por así decirlo, detrás del principium vemos forzados a penetrar con la mirada
individuationis, la vida eterna más allá en los horrores de la existencia
de toda apariencia y a pesar de toda individual —y, sin embargo, no debemos
aniquilación. La alegría metafísica por lo quedar helados de espanto: un consuelo
trágico es una trasposición de la metafísico nos arranca
sabiduría dionisíaca instintivamente momentáneamente del engranaje de las
inconsciente al lenguaje de la imagen: el figuras mudables. Nosotros mismos
héroe, apariencia suprema de la somos realmente, por breves instantes, el
voluntad, es negado, para placer nuestro, ser primordial, y sentimos su indómita
porque es sólo apariencia, y la vida ansia y su indómito placer de existir; la
eterna de la voluntad no es afectada por lucha, el tormento, la aniquilación de las
su aniquilación. «Nosotros creemos en la apariencias parécennos ahora necesarios,
vida eterna», así exclama la tragedia; dada la sobreabundancia de las formas
mientras que la música es la idea innumerables de existencia que se
inmediata de esa vida. Una meta apremian y se empujan a vivir, dada la
completamente distinta tiene el arte del desbordante fecundidad de la voluntad
escultor: el sufrimiento del individuo lo del mundo; somos traspasados por la
supera Apolo aquí mediante la rabiosa espina de esos tormentos en el
glorificación luminosa de la eternidad de mismo instante en que, por así decirlo,
la apariencia, la belleza triunfa aquí nos hemos unificado con el inmenso
sobre el sufrimiento inherente a la vida, placer primordial por la existencia y en
el dolor queda en cierto sentido borrado que presentimos, en un éxtasis
de los rasgos de la naturaleza gracias a dionisíaco, la indestructibilidad y
una mentira. En el arte dionisíaco y en su eternidad de ese placer. A pesar del
simbolismo trágico la naturaleza misma miedo y de la compasión, somos los
nos interpela con su voz verdadera, no hombres que viven felices, no como
cambiada: «¡Sed como yo! ¡Sed, bajo el individuos, sino como lo único viviente,
cambio incesante de las apariencias, la con cuyo placer procreador estamos
madre primordial que eternamente crea, fundidos.
que eternamente compele a existir, que

57
La historia de la génesis de la tragedia consuelo incomparable que tiene que ser
griega nos dice ahora, con luminosa propio de la verdadera tragedia. Incluso
nitidez, que la obra de arte trágico de los esa prepotencia musical, sólo si nosotros
griegos nació realmente del espíritu de la fuéramos griegos la habríamos sentido
música: mediante ese pensamiento como tal: mientras que en el desarrollo
creemos haber hecho justicia por vez entero de la música griega -infinitamente
primera al sentido originario y tan más rica que la que a nosotros nos es
asombroso del coro. Pero al mismo conocida y familiar- creemos oír tan sólo
tiempo tenemos que admitir que el la canción juvenil del genio musical,
significado antes expuesto del mito entonada con un tímido sentimiento de
trágico nunca llegó a serles transparente, fuerza. Los griegos son, como dicen los
con claridad conceptual, a los poetas sacerdotes egipcios, los eternos nińos, y
griegos, y menos aún a los filósofos también en el arte trágico son sólo unos
griegos; sus héroes hablan, en cierto nińos que no saben qué sublime juguete
modo, más superficialmente de como ha nacido y - ha quedado roto entre sus
actúan; el mito no encuentra de ninguna manos.
manera en la palabra hablada su
objetivación adecuada. Tanto la Este esfuerzo del espíritu de la música
articulación de las escenas como las por encontrar una revelación figurativa y
imágenes intuitivas revelan una mítica, que va intensificándose desde los
sabiduría más profunda que la que el comienzos de la lírica hasta la tragedia
poeta mismo puede encerrar en palabras ática, se interrumpe de pronto, apenas
y conceptos: esto mismo se observa alcanzado un desarrollo exuberante, y
también en Shakespeare, cuyo Hamlet, desaparece, por así decirlo, de la
por ejemplo, en un sentido semejante, superficie del arte helénico: mientras que
habla más superficialmente de como la consideración dionisíaca del mundo
actúa, de tal modo que no es de las nacida de ese esfuerzo sobrevive en los
palabras, sino de una visión y Misterios y, a través de las más
apreciación profundizada del conjunto milagrosas metamorfosis y
de donde se ha de inferir aquella doctrina degeneraciones, no deja de atraer a sí las
de Hamlet antes citada. En lo que se naturalezas más serias. żNo volverá a
refiere a la tragedia griega, la cual se nos ascender algún día como arte desde su
presenta, ciertamente, sólo como drama profundidad mítica?
hablado, yo he sugerido incluso que esa
incongruencia entre mito y palabra Ocúpanos aquí el problema de saber si el
podría inducirnos con facilidad a tenerla poder que logró que la tragedia, al chocar
por más superficial e insignificante de lo contra su oposición, se hiciese ańicos,
que es, y en consecuencia a presuponer tendrá en todo tiempo suficiente
también que ella producía un efecto más fortaleza para impedir el redespertar
superficial que el que, según los artístico de la tragedia y de la
testimonios de los antiguos, tuvo que consideración trágica del mundo. Si la
producir: pues Ąqué fácilmente se olvida tragedia antigua fue sacada de sus ríeles
que lo que el poeta de las palabras no por el instinto dialéctico orientado al
había conseguido, es decir, alcanzar la saber y al optimismo de la ciencia, habría
idealidad y espiritualización supremas que inferir de este hecho una lucha eterna
del mito, podía conseguirlo en todo entre la consideración teórica y la
instante como músico creador! Nosotros, consideración trágica del
es cierto, tenemos que reconstruirnos la mundo; y sólodespués de que el espíritu
prepotencia del efecto musical casi por de la ciencia sea conducido hasta su
vía erudita, para probar algo de aquel límite, y de que su pretensión de validez

58
universal esté aniquilada por la ello la despojó totalmente de su fuerza
demostración de esos límites, sería lícito creadora de mitos. Pues si la música
abrigar esperanzas de un renacimiento de intenta suscitar nuestro deleite tan sólo
la tragedia: como símbolo de esa forma forzándonos a buscar analogías externas
de cultura tendríamos que colocar entre un suceso de la vida y de la
el Sócrates cultivador de la música, en el naturaleza y ciertas figuras rítmicas y
sentido antes explicado. En esta ciertas sonoridades características de la
confrontación yo entiendo por espíritu de música, si nuestro entendimiento debe
la ciencia aquella creencia, aparecida por contentarse con el conocimiento de esas
vez primera en la persona de Sócrates, en analogías, entonces quedamos rebajados
la posibilidad de sondear la naturaleza y a un estado de ánimo en el que resulta.
en la universal virtud curativa del saber. imposible una concepción de lo mítico;
pues el mito quiere ser sentido
Quien recuerde las consecuencias intuitivamente como ejemplificación
inmediatas de ese espíritu de la ciencia única de una universalidad y verdad que
lanzado incansablemente hacia adelante, tienen fija su mirada en lo infinito. La
verá en seguida que el mito fue música verdaderamente dionisíaca se
aniquilado por él y que la poesía quedó nos presenta como tal espejo universal de
expulsada, por esta aniquilación, de su la voluntad del mundo: el
natural suelo ideal, y fue en lo sucesivo acontecimiento intuitivo que en ese
una poesía apátrida. Si hemos tenido. espejo se refracta amplíase en seguida
razón al atribuir a la música la fuerza de para nuestro sentimiento hasta
poder volver a hacer nacer de sí el mito, convertirse en reflejo de una verdad
también el espíritu de la ciencia eterna. A la inversa, tal acontecimiento
habremos de buscarlo en la senda en que intuitivo queda despojado en seguida de
él se enfrenta hostilmente a esa fuerza todo carácter mítico por la pintura
creadora de mitos que la música posee. musical (Tonmalerei) del ditirambo
Esto acontece en el desarrollo nuevo; ahora la música se ha convertido
del ditirambo ático nuevo, cuya música en un mezquino reflejo de la apariencia,
no expresaba ya la esencia interna, la y por ello es infinitamente más pobre que
voluntad misma, sino que sólo ésta misma: con esa pobreza la música
reproducía de modo insuficiente la rebaja más aún, para nuestro
apariencia, en una imitación mediada por sentimiento, la apariencia misma, hasta
conceptos: de esa música internamente el punto de que ahora, por ejemplo, una
degenerada se apartaron las naturalezas batalla imitada musicalmente de ese
verdaderamente musicales con igual modo se agota en ruido de marchas,
repugnancia que tenían por la tendencia sonidos de trompetas, etc., y nuestra
de Sócrates, asesina del arte. El instinto, fantasía queda detenida justo en esas
que actuaba con seguridad, de superficialidades. La pintura musical es,
Aristófanes dio sin duda en el blanco por tanto, en todos los aspectos, el
cuando conjuntó en un mismo reverso de la fuerza creadora de mitos
sentimiento de odio a Sócrates, la que es propia de la verdadera música;
tragedia de Eurípides y la música de los con ella la apariencia se vuelve más
nuevos ditirámbicos, y barruntó en los pobre de lo que es, mientras que con la
tres fenómenos los signos característicos música dionisíaca la apariencia
de una cultura degenerada. De una individual se enriquece y se amplifica
manera sacrílega aquel ditirambo nuevo hasta convertirse en imagen del mundo.
hizo de la música una copia imitativa de El espíritu no-dionisíaco logró una gran
la apariencia, por ejemplo, de una victoria cuando, en el desarrollo del
batalla, de una tempestad marina, y con ditirambo nuevo, enajenó a la música de

59
sí misma y la rebajó a esclava de la recuerdo, es decir, o bien un estimulante
apariencia. Eurípides, que, en un sentido para nervios embotados y gastados, o
superior, tiene que ser denominado una bien pintura musical. Para la primera
naturaleza completamente no– musical, apenas sigue contando el texto colocado
es, justo por esa razón, un partidario debajo: ya en Eurípídes, cuando sus
apasionado de la nueva música héroes o coros comienzan a cantar, las
ditírámbica, y, con la prodigalidad cosas no marchan bien; żhasta dónde se
propia de un ladrón, emplea todos sus habrá llegado en sus insolentes
efectismos y amaneramientos. sucesores?

Vemos en actividad, en otro aspecto, la Pero es en los desenlaces de los nuevos


fuerza de ese espíritu no– dionisíaco, dramas donde más claramente se revela
dirigido contra el mito, al volver nuestras el nuevo espíritu no-dionisíaco. En la
miradas hacia el incremento en la tragedia antigua se había podido sentir al
tragedia, a partir de Sófocles, de final el consuelo metafísico, sin el cual
la representación de caracteres y del no se puede explicar en modo alguno el
refinamiento psicológico. El carácter no placer por la tragedia: acaso sea en Edipo
se dejará ya ampliar hasta convertirse en en Colono donde más puro resuene el
tipo eterno, sino que, por el contrario, sonido conciliador, procedente de un
mediante artificiales matices y rasgos mundo distinto. Ahora que el genio de la
marginales, mediante una nitidez música había huido de la tragedia, ésta
finísima de todas las líneas producirá un murió en sentido estricto: pues żde dónde
efecto tan individual que el espectador se podría extraer ahora aquel consuelo
no sentirá ya en modo alguno el mito, metafísico? Se buscó, por ello, una
sino la poderosa verdad naturalista y la solución terrenal de la disonancia
fuerza imitativa del artista. También aquí trágica; tras haber sido martirizado
vemos la victoria de la apariencia sobre suficientemente por el destino, el héroe
lo universal, así como el placer por el cosechaba un salario bien merecido, en
preparado anatómico individual, un casamiento magnífico, en unas honras
respiramos ya, por así decirlo, el aire de divinas. El héroe se había convertido en
un mundo teórico, para el cual el un gladiador, al que, una vez bien
conocimiento científico vale más que el desollado y cubierto de heridas, se le
reflejo artístico de una regla del mundo. regalaba en ocasiones la libertad. El deus
El movimiento sobre la línea de lo ex machina ha pasado a ocupar el puesto
característico avanza con rapidez: del consuelo metafísico. Yo no quiero
mientras que todavía Sófocles pinta decir que la consideración trágica del
caracteres enteros y somete el mito al mundo quedase destruida en todas partes
yugo del despliegue refinado de los y de manera completa por el acosador
mismos, Eurípídes no pinta ya más que espíritu de lo no– dionisíaco: lo único
grandes rasgos aislados de carácter, que que sabemos es que aquélla tuvo que huir
saben manifestarse en pasiones del arte y refugiarse, por así decirlo, en
vehementes; en la comedia ática nueva el inframundo, degenerando en culto
no hay ya más que máscaras con una sola secreto. Pero sobre el amplísimo campo
expresión, viejos frívolos, rufianes de la superficie del ser helénico causaba
engańados, pícaros esclavos, repetidos estragos el soplo devastador de aquel
incansablemente. żA dónde se ha espíritu que se da a conocer en esa forma
escapado ahora el espíritu formador de de Ťjovialidad griegať de la que ya antes
mitos propio de la música? Lo que de hemos hablado como de un senil e
música queda todavía es, o bien música ímproductivo placer de existir; esa
para la excitación, o bien música para el jovialidad es el reverso de la magnífica

60
Ťingenuidadť de los griegos antiguos, a instante. Aquellos tres grados de ilusión
la que se la ha de concebir, según la están reservados en general sólo a las
característica dada, como la flor, brotada naturalezas más noblemente dotadas,
de un abismo sombrío, de la cultura que sienten el peso y la gravedad de la
apolínea, como la victoria que con su existencia en general con hondo
reflejo de la belleza alcanza la voluntad displacer, y a las que es preciso librar
helénica sobre el sufrimiento y sobre la engańosamente de ese displacer
sabiduría del sufrimiento. La forma más mediante estimulantes seleccionados. De
noble de aquella otra forma de esos estimulantes se compone todo lo
Ťjovialidad griegať, la alejandrina, es la que nosotros llamamos cultura: según
jovialidad del hombre teórico: ella cuál sea la proporción de las mezclas,
ostenta los mismos signos característicos tendremos una cultura
que yo acabo de derivar del espíritu de lo preponderantemente socrática, o artístic
no– dionisíaco, — el combatir la a, o trágica; o si se nos quiere permitir
sabiduría y el arte dionisíacos, el intentar unas ejemplificaciones históricas: hay, o
disolver el mito, el reemplazar el bien una cultura alejandrina, o bien una
consuelo metafísico por una consonancia cultura helénica, o bien una cultura
terrenal, e incluso por un deus ex budista.
machina propio, a saber el dios de las
máquinas y los crisoles, es decir, las Todo nuestro mundo moderno está preso
fuerzas de los espíritus de la naturaleza en la red de la cultura alejandrina y
conocidas y empleadas al servicio del reconoce como ideal el hombre
egoísmo superior, el creer en una teórico, el cual está equipado con las más
corrección del mundo por medio del altas fuerzas cognoscitivas y trabaja al
saber, en una vida guiada por la ciencia, servicio de la ciencia, cuyo prototipo y
y ser también realmente capaz de primer antecesor es Sócrates. Todos
encerrar al ser humano individual en un nuestros medios educativos tienen
círculo estrechísimo de tareas solubles, puesta originariamente la vista en ese
dentro del cual dice jovialmente a la ideal, toda otra existencia ha de afanarse
vida: ŤTe quiero: eres digna de ser esforzadamente por ponerse a su nivel,
conocida.ť como existencia permitida, no como
existencia propuesta. En un sentido casi
18 horroroso, durante largo tiempo el
hombre culto ha sido encontrado aquí
únicamente en la forma del hombre
Es un fenómeno eterno: mediante una
docto; incluso nuestras artes poéticas han
ilusión extendida sobre las cosas la ávida
tenido que evolucionar a partir de
voluntad encuentra siempre un medio de
imitaciones doctas, y en el efecto capital
retener a sus criaturas en la vida y de
de la rima reconocemos todavía la
forzarlas a seguir viviendo. A éste lo
génesis de nuestra forma poética a partir
encadena el placer socrático del conocer
de experimentos artificiosos hechos con
y la ilusión de poder curar con él la
un lenguaje no familiar, con un lenguaje
herida eterna del existir, a aquél lo
propiamente docto. ĄQué
enreda el seductor velo de belleza del
incomprensible tendría que parecerle a
arte, que se agita ante sus ojos, al de más
un griego auténtico Fausto, el de suyo
allá, el consuelo metafísico de que, bajo
comprensible hombre culto moderno, el
el torbellino de los fenómenos, continúa
Fausto que se lanza insatisfecho a través
fluyendo indestructible la vida eterna:
de todas las facultades universitarias,
para no hablar de las ilusiones más
entregado, por afán de saber, a la magia
vulgares y casi más enérgicas aún, que la
y al demonio, y al que basta poner junto
voluntad tiene preparadas en cada

61
a Sócrates con fines comparativos para las generaciones. Frente a tales
darse cuenta de que el hombre moderno amenazadoras tempestades, quién se
comienza a presentir los límites de aquel atreverá a apelar con ánimo seguro a
placer socrático del conocimiento y que, nuestras pálidas y fatigadas religiones,
desde el vasto y desierto mar del saber, las cuales han degenerado en sus
anhela una costa. Cuando Goethe dice en fundamentos hasta convertirse en
una ocasión a Eckermann, a propósito de religiones doctas: de tal modo que el
Napoleón: ŤSí, amigo mío, también mito, presupuesto necesario de toda
existe una productividad de los actosť, religión, está ya en todas partes tullido, y
recuerda con ello, de manera hasta en este campo ha conseguido
encantadoramente ingenua, que para el imponerse aquel espíritu optimista del
hombre moderno el hombre no teórico es que acabamos de decir que es el germen
algo increíble y que produce estupor, de de aniquilamiento de nuestra sociedad.
tal modo que se precisa de nuevo de la
sabiduría de un Goethe para encontrar Mientras el infortunio que dormita en el
comprensible, más aún, perdonable, una seno de la cultura teórica comienza a
forma de existencia tan extrańa. angustiar poco a poco al hombre
moderno, y éste, inquieto, recurre,
ĄY ahora debemos no ocultarnos lo que sacándolos del tesoro de sus
se esconde en el seno de esa cultura experiencias, a ciertos medios para
socrática! ĄUn optimismo que se desviar ese peligro, sin creer realmente él
imagina no tener barreras! ĄAhora mismo en esos medios; es decir, mientras
debemos no asustarnos si los frutos de el hombre moderno comienza a presentir
ese optimismo maduran, si la sociedad, sus propias consecuencias: ciertas
acedada hasta en sus capas más bajas por naturalezas grandes, de inclinaciones
semejante cultura, se estremece poco a universales, han sabido utilizar con
poco bajo hervores y deseos exuberantes, increíble sensatez el armamento de la
si la creencia en la felicidad terrenal de ciencia misma para mostrar los límites y
todos, si la creencia en la posibilidad de el carácter condicionado del conocer en
tal cultura universal del saber se trueca general y para negar con ello
poco a poco en la amenazadora exigencia decididamente la pretensión de la ciencia
de semejante felicidad terrenal de poseer una validez universal y unas
alejandrina, en el conjuro de un deus ex metas universales: en esta demostración
machina euripideo! Nótese esto: la ha sido reconocida por vez primera como
cultura alejandrina necesita un tal aquella idea ilusoria que, de la mano
estamento de esclavos para poder tener de la causalidad, se arroga la posibilidad
una existencia duradera: pero, en su de escrutar la esencia más íntima de las
consideración optimista de la existencia, cosas. La valentía y sabiduría enormes
niega la necesidad de tal estamento, y por de Kant y
ello, cuando se ha gastado el efecto de de Schopenhauer consiguieron la
sus bellas palabras seductoras y victoria más dificil, la victoria sobre el
tranquilizadoras acerca de la Ťdignidad optimismo que se esconde en la esencia
del ser humanoť y de la Ťdignidad del de la lógica, y que es, a su vez, el sustrato
trabajoť, se encamina poco a poco hacia de nuestra cultura. Si ese optimismo,
una aniquilación horripilante. No hay apoyado en las aeternae veritates para él
nada más terrible que un estamento incuestionables, ha creído en la
bárbaro de esclavos que haya aprendido posibilidad de conocer y escrutar todos
a considerar su existencia como una los enigmas del mundo y ha tratado el
injusticia y que se disponga a tomar espacio, el tiempo y la causalidad como
venganza no sólo para sí, sino para todas leyes totalmente incondicionales de

62
validez universalísima, Kant reveló que Pero después de que la cultura trágica ha
propiamente esas leyes servían tan sólo sido quebrantada desde dos lados y no es
para elevar la mera apariencia, obra de ya capaz de sostener el cetro de su
Maya, a realidad única y suprema y para infalibilidad más que con manos
ponerla en lugar de la esencia más íntima temblorosas, en primer lugar por el
y verdadera de las cosas, y para hacer así miedo a sus propias consecuencias, que
imposible el verdadero conocimiento ella comienza poco a poco a presentir, y
acerca de esa esencia, es decir, según una luego porque ella misma no está ya
expresión de Schopenhauer, para convencida, con la ingenua confianza
adormilar más firmemente aún al anterior, de la validez eterna de su
sońador (El mundo como voluntad y fundamento: es un triste espectáculo el
representación, I, p. 498). Con este ver cómo el baile de su pensar se lanza
conocimiento se introduce una cultura anhelante hacia figuras siempre nuevas,
qué yo me atrevo a denominar trágica: para abrazarlas, y luego, de súbito, las
cuya característica más importante es deja marchar horrorizado, como hace
que la ciencia queda reemplazada, como Mefistófeles con las lamias tentadoras.
meta suprema, por la sabiduría, la cual, El signo característico de esta Ťquiebrať,
sin que las seductoras desviaciones de las de la que todo el mundo suele decir que
ciencias la engańen, se vuelve con constituye la dolencia primordial de la
mirada quieta hacia la imagen total del cultura moderna, consiste, en efecto, en
mundo e intenta aprehender en ella, con que el hombre teórico se asusta de sus
un sentimiento simpático de amor, el consecuencias, e, insatisfecho, no se
sufrimiento eterno como sufrimiento atreve ya a confiarse a la terrible
propio. Imaginémonos una generación corriente helada de la existencia:
que crezca con esa intrepidez de la angustiado corre de un lado para otro por
mirada, con esa heroica tendencia hacia la orilla. Ya no quiere tener nada en su
lo enorme, imaginémonos el paso audaz totalidad, en una totalidad que incluye
de estos matadores de dragones, la también la entera crueldad natural de las
orgullosa temeridad con que vuelven la cosas. Hasta tal punto lo ha reblandecido
espalda a todas las doctrinas de debilidad la consideración optimista. Además, se
de aquel optimismo, para Ťvivir da cuenta de que una cultura construida
resueltamenteť en lo entero y pleno: sobre el principio de la ciencia tiene que
żacaso no sería necesario que el hombre sucumbir cuando comienza a volverse
trágico de esa cultura, en su ilógica, es decir, a retroceder ante sus
autoeducación para la seriedad y para el consecuencias. Nuestro arte revela esta
horror, tuviese que desear un arte nuevo, calamidad universal: es inútil apoyarse
el arte del consuelo metafísico, la imitativamente en todos los grandes
tragedia, como la Helena a él debida, y períodos y naturalezas productivos, es
que exclamar con Fausto: inútil reunir alrededor del hombre
moderno, para consuelo suyo, toda la
literatura universal, y situarlo en medio
de los estilos artísticos y de los artistas de
żY no debo yo, con la violencia más todos los tiempos para que, como hizo
llena de anhelo, Adán con los animales, les dé un
nombre: él continúa siendo el eterno
traer a la vida esa figura única entre hambriento, el Ťcríticoť sin placer ni
todas? fuerza, el hombre alejandrino, que en el
fondo es un bibliotecario y un corrector
y que se queda miserablemente ciego a

63
causa del polvo de los libros y las erratas palabra y supera aquella mitad de música
de imprenta. que todavía queda. El auténtico peligro
que ahora le amenaza es que alguna vez
otorgue a destiempo preponderancia a la
19 música, con lo que el pathos del discurso
y la claridad de la palabra tendrían que
El contenido más íntimo de esa cultura
perecer en seguida: mientras que, por
socrática no es posible calificarlo con
otro lado, el cantante siente siempre el
mayor agudeza que denominándola la
instinto de descargarse en la música y de
cultura de la ópera: pues es en este
exhibir su voz de manera virtuosista.
campo donde la cultura ha hablado con
Aquí acude en su ayuda el Ťpoetať, que
particular ingenuidad acerca de su querer
sabe ofrecerle suficientes ocasiones para
y conocer, llenándonos de asombro
interjecciones líricas, para repeticiones
cuando comparamos la génesis de la
de palabras y sentencias, etc.: en estos
ópera y el hecho del desarrollo de la
pasajes el cantante puede ahora
misma con las eternas verdades de lo
descansar en el elemento puramente
apolíneo y de lo dionisíaco. Recordaré en
musical, sin atender a la palabra. Este
primer término la génesis del stilo
alternarse de discurso afectivamente
rappresentativo y del recitado. żEs
insistente, pero cantado sólo a medias, y
creíble que esta música de ópera
de interjección cantada del todo, que está
completamente volcada hacia lo exterior,
en la esencia del stilo
incapaz de devoción, haya podido ser
rappresentativo, este esfuerzo, que
acogida y albergada con favor entusiasta,
alterna con rapidez, por actuar unas
como si fuera, por así decirlo, el
veces sobre el concepto y sobre la
renacimiento de toda verdadera música,
representación, y otras sobre el fondo
por una época de la que acababa de
musical del oyente, es algo tan
alzarse la música inefablemente sublime
completamente innatural y tan
y sagrada de Palestrina? Y, por otro lado,
íntimamente opuesto a los instintos
żquién haría responsable del gusto por la
artísticos así de lo dionisíaco como de lo
ópera, que se difundió con tanto ímpetu,
apolíneo, que es preciso inferir un origen
únicamente a la sensualidad, ávida de
del recitado situado fuera de todos los
distracciones, de aquellos círculos
instintos artísticos. De acuerdo con esta
florentinos y a la vanidad de sus
descripción, hay que definir el recitado
cantantes dramáticos? Que en la misma
como una mezcolanza de declamación
época, más aún, en el mismo pueblo se
épica y de declamación lírica,
despertase, junto al edificio abovedado
mezcolanza que, desde luego, no es en
de las armonías de Palestrina, en cuya
modo alguno una mezcla íntimamente
construcción había trabajado toda la
estable, que en cosas tan completamente
Edad Media cristiana, aquella pasión por
dispares no se podía obtener, sino una
un modo semimusical de hablar, es algo
conglutinación totalmente externa, de
que yo sólo consigo explicármelo por
mosaico, algo de lo que no hay ningún
una tendencia extra-artística actuante en
modelo ni en el campo de la naturaleza
la esencia del recitado.
ni en el de la experiencia. Pero no fue ésa
la opinión de aquellos inventores del
Al oyente deseoso de percibir con
recitado:antes bien, ellos mismos, y con
claridad la palabra bajo el canto se
ellos su época, creyeron que con
adapta el cantante hablando más que
aquel stilo rappresentativo quedaba
cantando, acentuando con este semicanto
resuelto el misterio de la música antigua,
la expresión patética de la palabra:
único por el cual se podía explicar el
mediante esta acentuación del pathos el
enorme efecto de un Orfeo, de un
cantante facilita la comprensión de la

64
Anfión, más aún, también de la tragedia génesis de esta nueva forma de arte
griega. El nuevo estilo fue considerado residen en la satisfacción de una
como la resurrección de la más eficaz de necesidad totalmente no-estética, en la
todas las músicas, la música griega glorificación optimista del ser humano
antigua: más aún, dada la concepción en sí, en la concepción del hombre
general y completamente popular del primitivo como hombre bueno y artístico
mundo homérico como mundo por naturaleza: ese principio de la ópera
primordial, érale lícito a la gente se ha transformado poco a poco en
entregarse al sueńo de que ahora había una exigencia amenazadora y espantosa,
bajado de nuevo hasta los comienzos que, teniendo en cuenta los movimientos
paradisíacos de la humanidad, en la que socialistas del presente, nosotros no
también la música tenía que haber podemos ya dejar de oír. El Ťhombre
poseído necesariamente aquella pureza, bueno primitivoť quiere sus derechos:
poder e inocencia insuperados de que los Ąqué perspectivas paradisíacas! Voy a
poetas sabían hablar tan ańadir otra confirmación igualmente
conmovedoramente en sus comedias clara de mi opinión de que la ópera está
pastoriles. Penetramos aquí con la construida sobre los mismos principios
mirada en el devenir más íntimo de ese que nuestra cultura alejandrina. La ópera
género artístico propiamente moderno, la es fruto del hombre teórico, del lego
ópera: una necesidad poderosa crea aquí crítico, no del artista: uno de los hechos
por la fuerza un arte, pero es una más extrańos en la historia de todas las
necesidad de índole no estética: la artes. Fue una exigencia de oyentes
nostalgia del idilio, la creencia en una propiamente inmusicales la de que es
existencia ancestral del hombre artístico necesario que se entienda sobre todo la
y bueno. El recitado fue considerado palabra: de tal manera que, según ellos,
como el redescubierto lenguaje de aquel sólo se podía aguardar una restitución del
primer hombre; la ópera, como el arte musical si se descubría un modo de
reencontrado país de aquel ser idílica o cantar en el que la palabra del texto
heroicamente bueno, que en todas sus dominase sobre el contrapunto como el
acciones obedece a la vez a un instinto seńor domina sobre el siervo. Pues las
artístico natural, que, en todo lo que ha palabras, se decía, superan en nobleza al
de decir, canta al menos un poco, para sistema armónico que las acompańa
cantar en seguida a plena voz, a la más tanto como el alma supera en nobleza al
ligera excitación afectiva. A nosotros nos cuerpo. Con la rudeza lega e inmusical
es ahora igual que con esta recreada de estas opiniones se trató en los
imagen del artista paradisíaco los comienzos de la ópera la unión de
humanistas de entonces combatiesen la música, imagen y palabra; en el sentido
vieja idea eclesiástica acerca del hombre de esta estética llegóse también, en los
corrompido y perdido de suyo: de tal aristocráticos círculos legos de
modo que hubiera que entender la ópera Florencia, a los primeros experimentos
como el dogma, opuesto a aquél, acerca por parte de los poetas y cantantes
del hombre bueno, dogma con el que se patrocinados en ellos. El hombre
habría encontrado a la vez un medio de artísticamente impotente crea para sí una
consuelo contra aquel pesimismo hacia especie de arte, cabalmente porque es el
el cual quienes más fuertemente atraídos hombre no-artístico de suyo. Como ese
se sentían, dada la horrenda inseguridad hombre no presiente la profundidad
de todas las circunstancias, eran dionisíaca de la música, transforma el
precisamente los espíritus serios de aquel goce musical en una retórica intelectual
tiempo. Bástenos con haber visto que la de palabras y sonidos de la pasión
magia propiamente dicha y, con ello, la en stilo rappresentativo y en una

65
voluptuosidad de las artes del canto; vida artística paradisíacas, el ideal de la
como no es capaz de contemplar ninguna humanidad: de ese hombre primitivo
visión, obliga al maquinista y al perfecto descenderíamos todos nosotros,
decorador a servirle; como no sabe más aún, seríamos todavía su fiel
captar la verdadera esencia del artista, trasunto: sólo que tendríamos que
hace que aparezca mágicamente delante expulsar de nosotros algunas cosas para
de él, a su gusto, el Ťhombre artístico reconocernos otra vez como ese hombre
primitivoť, es decir, el hombre que, primitivo, desprendiéndonos
cuando se apasiona, canta y dice versos. voluntariamente de la erudición
Se traslada en sueńos a una época en la superflua, de la cultura excesiva. El
que la pasión basta para producir cantos hombre culto del Renacimiento se hacía
ypoemas: como si alguna vez el afecto llevar de nuevo, por su imitación
hubiera sido capaz de crear algo artístico. operística de la tragedia griega, a tal
El presupuesto de la ópera es una acorde de naturaleza e ideal, a una
creencia falsa acerca del proceso realidad idílica, utilizaba esa tragedia
artístico, a saber, la creencia idílica de como Dante utilizó a Virgilio, para ser
que propiamente todo hombre sensible conducido hasta las puertas del paraíso:
es un artista. En el sentido de esa mientras que, a partir de aquí, él sigue
creencia, la ópera es la expresión de los avanzando por sí mismo y pasa de una
legos en arte, que dictan sus leyes con el imitación de la suprema forma griega de
jovial optimismo propio del hombre arte a un Ťrestablecimiento de todas las
teórico. cosasť, a una reproducción del mundo
artístico originario del ser humano.
Si deseásemos reunir en un concepto ĄQué confiada bondad de ánimo la de
único las dos ideas recién descritas que estas aspiraciones temerarias, en el seno
intervienen en la génesis de la ópera, no de la cultura teórica! - explicable
nos quedaría más que hablar de únicamente por la consoladora creencia
una tendencia idílica de la ópera: en lo de que Ťel hombre en síť es el héroe de
cual habríamos de servirnos únicamente ópera eternamente virtuoso, el pastor que
del modo de expresarse y de la eternamente toca la flauta o canta, y que
explicación de Schiller. O bien, dice tiene que acabar siempre
Schiller, la naturaleza y el ideal son reencontrándose a sí mismo como tal, en
objeto de duelo, cuando aquélla es el caso de que alguna vez se haya perdido
representada como perdida y éste como de verdad a sí mismo por algún tiempo,
inalcanzado. O bien ambos son objeto de fruto únicamente de aquel optimismo
alegría, en cuanto son representados que se eleva cual una columna de
como reales. Lo primero produce la perfume dulcemente seductora de la
alegría en sentido estricto, lo segundo, el hondura de la consideración socrática del
idilio en el sentido más amplio. Aquí mundo.
hemos de llamar en seguida la atención
sobre la característica común de esas dos En los rasgos de la ópera no hay, pues,
ideas que están en la génesis de la ópera, en modo alguno aquel dolor elegíaco de
característica consistente en que el ideal una pérdida eterna, sino, más bien, la
no es sentido en ellas como inalcanzado, jovialidad del eterno reencontrar, el
ni la naturaleza como perdida. Según ese cómodo placer por un mundo idílico real,
modo de sentir, hubo una época o que al menos podemos imaginar en
primitiva del ser humano en la que éste todo momento como real: acaso alguna
se hallaba junto al corazón de la vez se presienta aquí que esa presunta
naturaleza, y en esa naturalidad había realidad no es más que un jugueteo
alcanzado a la vez, en una bondad y una fantasmagórico y ridículo, al que todo

66
hombre capaz de confrontarlo con la transcriptiva, de modo similar a como
terrible seriedad de la verdadera ocurrió en otro tiempo en el ditirambo
naturaleza y de compararlo con las ático nuevo?, donde se ha despojado
auténticas escenas primitivas de los completamente a la música de su
comienzos de la humanidad tendría que verdadera dignidad, la de ser espejo
increpar con asco de este modo: ĄFuera dionisíaco del mundo, de tal manera que
ese fantasma! Sin embargo, nos lo único que le queda es remedar, como
engańaríamos si creyéramos que esclava de la apariencia, la esencia
simplemente con un enérgico grito se formal de ésta, y producir un deleite
podría ahuyentar como a un espectro ese externo con el juego de las líneas y de las
ser de broma que es la ópera. Quien proporciones. Para una consideración
quiera aniquilar la ópera tiene que rigurosa, esa funesta influencia de la
emprender la lucha contra aquella ópera sobre la música coincide
jovialidad alejandrina que en ella habla exactamente con el entero desarrollo de
con tanta ingenuidad acerca de su idea la música moderna; el optimismo latente
favorita, más aún, cuya auténtica forma en la génesis de la ópera y en la esencia
de arte es ella. Mas żqué puede de la cultura representada por ella ha
aguardarse para el arte mismo de la conseguido despojar a la música, con una
actuación de una forma de arte cuyos rapidez angustiante, de su destino
orígenes no residen en modo alguno en universal dionisíaco e inculcarle un
el ámbito estético, y que más bien se ha carácter de diversión, de juego con las
infiltrado como un intruso en el ámbito formas: con ese cambio sólo sería lícito
artístico, desde una esfera a medias comparar acaso la metamorfosis del
moral, y sólo acá y allá ha podido hombre esquileo en el hombre jovial
engańar alguna vez acerca de esa génesis alejandrino.
híbrida? żDe qué savias se alimenta ese
ser parasitario que es la ópera, si no de Pero si, en la ejemplificación sugerida
las del verdadero arte? żNo es con esto, hemos tenido razón en
presumible que, bajo sus seducciones relacionar la desaparición del espíritu
idílicas, bajo sus artes lisonjeras dionisíaco con una transformación y
alejandrinas, la tarea suprema y que hay degeneración sumamente llamativas,
que llamar verdaderamente seria del arte pero todavía no aclaradas, del hombre
- el redimir al ojo de penetrar con su griego - Ąqué esperanzas tienen que
mirada en el horror de la noche y el reanimarse en nosotros cuando los
salvar al sujeto, mediante el saludable auspicios más seguros nos garantizan un
bálsamo de la apariencia, del espasmo de proceso inverso, un despertargradual del
los movimientos de la voluntad - espíritu dionisíaco en nuestro mundo
degenerará en una tendencia vacía y actual! No es posible que la fuerza divina
disipadora hacia la diversión? żQué se de Heracles se debilite eternamente en la
hace de las verdades eternas de lo voluptuosa servidumbre a Ónfale. Del
dionisíaco y de lo apolíneo, con una fondo dionisíaco del espíritu alemán se
mezcolanza de estilos como la que he ha alzado un poder que nada tiene en
mostrado que existe en la esencia común con las condiciones primordiales
del stilo rappresentativo?, żdonde la de la cultura socrática y que no es
música es considerada como un siervo, la explicable ni disculpable a base de ellas,
palabra del texto como un seńor, donde antes bien es sentido por esa cultura
la música es comparada con el cuerpo, la como algo inexplicable y horrible, como
palabra del texto con el alma?, żdonde en algo hostil y prepotente, la música
el mejor de los casos la meta suprema alemana, cual hemos de entenderla sobre
estará dirigida hacia una pintura musical todo en su poderoso curso solar desde

67
Bach a Beethoven, desde Beethoven a socratismo científico, al demostrar los
Wagner. żQué podrá hacer el socratismo límites de éste, cómo con esta
de nuestros días, ansioso de demostración se inició un modo
conocimientos, con este demón surgido infinitamente más profundo y serio de
de profundidades inacabables? Ni considerar los problemas éticos y el arte,
partiendo de los encajes y arabescos de modo que podemos calificar realmente
la melodía operística, ni con ayuda del de sabiduría dionisíaca expresada en
tablero aritmético de la fuga y de la conceptos: ża qué apunta ahora el
dialéctica contrapuntística se encontrará misterio de esa unidad entre la música
la fórmula a cuya luz tres veces potente alemana y la filosofía alemana sino a una
fuese posible sojuzgar a ese demón y nueva forma de existencia, sobre cuyo
forzarle a hablar. ĄQué espectáculo el de contenido podemos informarnos
nuestros estéticos cuando ahora intentan únicamente presintiéndolo a base de
golpear y atrapar con la red de una analogías helénicas? Pues para nosotros
Ťbellezať propia de ellos al genio de la que estamos en la línea divisoria entre
música que ante sus ojos se mueve con dos formas distintas de existencia, el
vida incomprensible, y hacen modelo helénico conserva el
movimientos que no quieren ser inconmensurable valor de que en él están
juzgados ni con el criterio de la belleza acuńadas también, en una forma
eterna ni con el de lo sublime. Basta con clásicamente instructiva, todas aquellas
ver una vez de cerca y en persona a estos transiciones y luchas: sólo que, por así
protectores de la música, cuando tan decirlo, nosotros revivimos
infatigablemente exclaman Ąbelleza!, analógicamente en orden inverso las
Ąbelleza!, ya sea que al decirlo se grandes épocas capitales del ser helénico
comporten como los hijos predilectos de y, por ejemplo, ahora parecemos
la naturaleza, mimados y formados en el retroceder desde la edad alejandrina
seno de lo bello, ya sea que busquen, más hacia el período de la tragedia. Aquí
bien, una forma que encubra alienta en nosotros el sentimiento de que
mendazmente su propia rudeza, un el nacimiento de una edad trágica ha de
pretexto estético para su propia frialdad, significar para el espíritu alemán
pobre en sentimientos: y aquí pienso, por únicamente un retorno a sí mismo, un
ejemplo, en Otto Jahn. Pero que el bienaventurado reencontrarse, después
mentiroso y el hipócrita tengan cuidado de que, por largo tiempo, poderes
con la música alemana: pues enormes, infiltrados desde fuera, habían
precisamente ella es, en medio de toda forzado a vivir esclavo de su forma al
nuestra cultura, el único espíritu de fuego que vegetaba en una desamparada
limpio, puro y purificador, desde el cual barbarie de la forma. Por fin ahora, tras
y hacia el cual, como en la doctrina del su regreso a la fuente primordial de su
gran Heráclito de Éfeso, se mueven en ser, le es lícito osar presentarse audaz y
doble órbita todas las cosas: todo lo que libre delante de todos los pueblos, sin los
nosotros llamamos ahora cultura, andadores de una civilización latina: con
formación, civilización tendrá que tal de que sepa aprender firmemente de
comparecer alguna vez ante el infalible un pueblo del que es lícito decir que el
juez Dioniso. poder aprender de él constituye ya una
alta gloria y una rareza que honra, de los
Si luego recordamos cómo Kant y griegos. Y de esos maestros supremos,
Schopenhauer dieron al espíritu de la żcuándo necesitaríamos nosotros más
filosofía alemana, brotada de idénticas que ahora, que estamos asistiendo al
fuentes, la posibilidad de aniquilar el renacimiento de la tragedia y corremos
satisfecho placer de existir del peligro de no saber de dónde viene ella,

68
de no poder explicarnos adónde quiere quienes enseńan en las instituciones
ir? superiores de cultura, es donde mejor se
ha aprendido a arreglarse temprana y
cómodamente con los griegos, llegando
20 no raras veces hasta un abandono
escéptico del ideal helénico y hasta una
Convendría que alguna vez se ponderase,
perversión total del verdadero propósito
bajo los ojos de un juez no sobornado, en
de todos los estudios sobre la
qué tiempo y en qué hombres el espíritu
Antigüedad. Quien en tales círculos no
alemán se ha esforzado hasta ahora con
se ha agotado íntegramente en el
máxima energía por aprender de los
esfuerzo de ser un competente corrector
griegos; y si admitimos con confianza
de textos antiguos o un microscopista
que esa alabanza única tendría que ser
histórico-natural del lenguaje, acaso
adjudicada a la nobilísima lucha de
ande buscando apropiarse
Goethe, Schiller y Winckelmann por la
Ťhistóricamenteť (historisch), junto a
cultura, habría que ańadir en todo caso
otras antigüedades, también de la
que desde aquel tiempo, y después de los
Antigüedad griega, pero en todo caso
influjos inmediatos de aquella lucha, se
según el método propio y con los gestos
ha vuelto cada vez más débil, de manera
de superioridad propios de nuestra
incomprensible, el esfuerzo de llegar por
historiografía culta de ahora. Si, en
una misma vía a la cultura y a los
consecuencia, la auténtica fuerza
griegos. Para no tener que desesperar
formativa de las instituciones superiores
completamente del espíritu alemán, żno
de enseńanza no ha sido nunca, en
debería sernos lícito sacar de aquí la
verdad, más baja y débil que en el
conclusión de que, en algún punto
presente, si el Ťperiodistať, esclavo de
capital, tampoco aquellos luchadores
papel del día, ha triunfado, en todo lo que
consiguieron penetrar en el núcleo del
se refiere a la cultura, sobre el docente
ser helénico ni establecer una duradera
superior, y a este último no le queda más
alianza amorosa entre la cultura alemana
que la metamorfosis, ya presenciada con
y la griega? - de tal manera que acaso un
frecuencia, de moverse ahora también él
reconocimiento inconsciente de ese fallo
en la manera de hablar propia del
habría suscitado también en las
periodista, con la Ťligera eleganciať de
naturalezas más serias la acobardada
esa esfera, cual una mariposa jovial y
duda de si ellas llegarían, después de
culta - żcon qué penosa confusión
tales predecesores, más lejos que éstos
tendrán tales hombres cultos de
por ese camino de la cultura y de si
semejante presente que mirar de hito en
llegarían en absoluto a la meta. Por eso
hito ese fenómeno, la resurrección del
desde aquel tiempo vemos degenerar de
espíritu dionisíaco y el renacimiento de
la manera más inquietante el juicio sobre
la tragedia, que sólo se podría
el valor de los griegos para la cultura; en
comprender por analogía partiendo de lo
los campos más diferentes del espíritu y
más profundo del genio helénico,
del no-espíritu puede oírse la expresión
incomprendido hasta ahora? No hay
de una compasiva superioridad; en otros
ningún otro período artístico en el que lo
sitios, una retórica completamente
que se llama la cultura y el auténtico arte
ineficaz se entretiene jugueteando con la
hayan sido tan ajenos y tan hostiles el
Ťarmonía griegať, la Ťbelleza griegať, la
uno al otro como lo vemos con nuestros
Ťjovialidad griegať. Y justo en los
propios ojos en el presente. Nosotros
círculos cuya dignidad podría consistir
comprendemos el motivo por el que una
en sacar infatigablemente agua del lecho
cultura tan débil odia al verdadero arte;
del río griego, para la salvación de la
de él teme su ocaso. ĄPero es que no
cultura alemana, en los círculos de

69
habría agotado sus fuerzas vitales toda Mas, cuando lo toca la magia dionisíaca,
una especie de cultura, a saber, aquella Ącómo cambia de pronto ese desierto,
cultura socrático-alejandrina, una vez que acabamos de describir tan
que ha podido culminar en algo tan sombríamente, de nuestra fatigada
endeble y flaco como la cultura del cultura! Un viento huracanado coge
presente! Si héroes como Schiller y todas las cosas inertes, podridas,
Goethe no lograron forzar aquella puerta quebradas, atrofiadas, las envuelve,
mágica que conduce a la montańa formando un remolino, en una roja nube
mágica helénica, si, con todo su esfuerzo de polvo y se las lleva cual un buitre a los
valerosísimo, no fueron más allá de aires. Perplejas buscan lo desaparecido
aquella nostálgica mirada que, desde la nuestras miradas: pues lo que ellas ven
Táuride bárbara, envía a través del mar ha ascendido como desde un foso hasta
hacia la patria la Ifigenia goetheana, qué una luz de oro, tan pleno y verde, tan
esperanzas les quedarían a los epígonos exuberantemente vivo, tan
de tales héroes, si la puerta no se les nostálgicamente inconmensurable. La
abriese por sí misma, en un lado tragedia se asienta en medio de ese
completamente distinto, no rozado por desbordamiento de vida, sufrimiento y
ninguno de los esfuerzos de la cultura placer, en un éxtasis sublime, y escucha
habida hasta ahora, a los acentos un canto lejano y melancólico - éste
místicos de la resucitada música trágica. habla de las Madres del ser, cuyos
nombres son: Ilusión, Voluntad, Dolor. -
Que nadie intente debilitar nuestra fe en Sí, amigos míos, creed conmigo en la
un renacimiento ya inminente de la vida dionisíaca y en el renacimiento de la
Antigüedad griega; pues en ella tragedia. El tiempo del hombre socrático
encontramos la única esperanza de una ha pasado: coronaos de hiedra, tomad en
renovación y purificación del espíritu la mano el tirso y no os maravilléis si el
alemán por la magia de fuego de la tigre y la pantera se tienden acariciadores
música. żQué otra cosa podríamos a vuestras rodillas. Ahora osad ser
mencionar que, en la desolación y hombres trágicos: pues seréis redimidos.
decaimiento de la cultura de ahora, ĄVosotros acompańaréis al cortejo
pudiese despertar alguna expectativa dionisíaco desde India hasta Grecia!
consoladora para el futuro? En vano ĄArmaos para un duro combate, pero
andamos al acecho de una única raíz que creed en los milagros de vuestro dios!
haya echado ramas vigorosas, de un
pedazo de tierra sana y fértil: por todas 21
partes polvo, arena, rigidez, consunción.
Aquí un hombre aislado y sin consuelo
Volviendo de estos tonos exhortatorios
no podría elegir mejor símbolo que el
al estado de ánimo que conviene al
caballero con la muerte y el diablo, tal
hombre contemplativo, repito que sólo
como nos lo dibujó Durero, el caballero
de los griegos se puede aprender qué es
recubierto con su armadura, de dura,
lo que semejante despertar milagroso y
broncínea mirada, que emprende su
súbito de la tragedia ha de significar para
camino de espanto, sin que lo desvíen sus
el fondo vital más íntimo de un pueblo.
horripilantes compańeros, y, sin
El pueblo de los Misterios trágicos es el
embargo, desesperanzado, sólo con el
que libra las batallas contra los persas: y,
corcel y el perro. Nuestro Schopenhauer
a su vez, el pueblo que ha mantenido esas
fue un caballero dureriano de este tipo: le
guerras necesita la tragedia como bebida
faltaba toda esperanza, pero quería la
curativa necesaria. żQuién iba a suponer
verdad. No existe su igual.-
que cabalmente en ese pueblo habría
todavía una efusión tan equilibrada y

70
vigorosa del sentimiento político más viven eternamente con los dioses. No se
simple, de los instintos naturales de la exija, pues, de las cosas más nobles que
patria, del espíritu guerrero originario y posean la firme resistencia del cuero; la
varonil, después de que a lo largo de recia duración, tal como fue propia, por
varias generaciones había sido agitado ejemplo, del instinto nacional romano,
hasta lo más íntimo por las fortísimas no forma parte, verosímilmente, de los
convulsiones del demón dionisíaco? predicados necesarios de la perfección.
Pues así como cuando hay una Mas si preguntamos cuál fue la medicina
propagación importante de excitaciones que permitió a los griegos, en su gran
dionisíacas se puede siempre advertir época, pese al extraordinario vigor de sus
que la liberación dionisíaca de las instintos dionisíacos y políticos, no
cadenas del individuo se manifiesta ante quedar agotados ni por un
todo en un menoscabo, que llega hasta la ensimismamiento extático ni por una
indiferencia, más aún, hasta la hostilidad, voraz ambición de poder y de honor
de los instintos políticos, igualmente es universales, sino alcanzar aquella mezcla
cierto, por otro lado, que el Apolo magnífica que tiene un vino generoso, el
formador de estados es también el genio cual calienta y a la vez suscita un estado
del principium individuationis, y que ni de ánimo contemplativo, tenemos que
el Estado ni el sentimiento de la patria acordarnos del poder enorme de
pueden vivir sin afirmación de la la tragedia, poder que excita, purifica y
personalidad individual. Para salir del descarga la vida entera del pueblo; su
orgiasmo no hay, para un pueblo, más valor supremo lo presentiremos tan sólo
que un único camino, el camino que lleva si, cual ocurría entre los griegos, ese
al budismo indio, el cual, para ser poder se nos presenta como el
soportado en su anhelo de hundirse en la compendio de todas las fuerzas curativas
nada, necesita de esos raros estados profilácticas, como el mediador
extáticos que alzan las cosas por encima soberano entre las cualidades más fuertes
del espacio, del tiempo y del individuo: y de suyo más fatales del pueblo.
de igual manera que esos estados exigen,
a su vez, una filosofía que enseńe a La tragedia absorbe en sí el orgiasmo
superar con una representación el musical más alto, de modo que es ella la
displacer indescriptible de los estados que, tanto entre los griegos como entre
intermedios. De manera igualmente nosotros, lleva derechamente la música a
necesaria, un pueblo, a partir de una su perfección, pero luego sitúa junto a
vigencia incondicional de los instintos ella el mito trágico y el héroe trágico, el
políticos, cae en una vía de cual entonces, semejante a un titán
mundanización extrema, cuya expresión poderoso, toma sobre sus espaldas el
más grandiosa, pero también más mundo dionisíaco entero y nos descarga
horrorosa, es el imperium romano. a nosotros de él: mientras que, por otro
lado, gracias a ese mismo mito trágico
Situados entre India y Roma, y sabe la tragedia redimirnos, en la persona
empujados a una elección tentadora, los del héroe trágico, del ávido impulso
griegos consiguieron inventar con hacia esa existencia, y con mano
clásica pureza una tercera forma, de la amonestadora nos recuerda otro ser y
cual no usaron, ciertamente, largo otro placer superior, para el cual el héroe
tiempo, pero que, justo por ello, está combatiente, lleno de presentimientos,
destinada a la inmortalidad. Pues que los se prepara con su derrota, no con sus
predilectos de los dioses mueren pronto victorias. Entre la vigencia universal de
eso es algo que se cumple en todas las su música y el oyente dionisíacamente
cosas, pero asimismo es cierto que luego receptivo la tragedia interpone un

71
símbolo sublime, el mito, y despierta en los pórticos. He de dirigirme tan sólo,
aquél la apariencia de que la música es por el contrario, a quienes están
sólo un medio supremo de exposición, emparentados directamente con la
destinado a dar vida al mundo plástico música, a aquellos que, por decirlo así,
del mito. Confiando en ese noble engańo, tienen en ella su seno materno y se
le es lícito ahora a la tragedia mover sus relacionan con las cosas únicamente a
miembros en el baile ditirámbico y través de relaciones musicales
entregarse sin reservas a un orgiástico inconscientes. A esos músicos genuinos
sentimiento de libertad, en el cual a ella, es a quienes yo dirijo la pregunta de si
en cuanto música en sí, no le estaría pueden imaginarse un hombre que sea
permitido, sin aquel engańo, regalarse. capaz de escuchar el tercer acto
El mito nos protege de la música, de de Tristán e Isolda sin ninguna ayuda de
igual manera que es él el que por otra palabra e imagen, puramente como un
parte otorga a ésta la libertad suprema. A enorme movimiento sinfónico, y que no
cambio de esto la música presta al mito, expire, desplegando espasmódicamente
para corresponder a su regalo, una todas las alas del alma. Un hombre que,
significatividad metafísica tan insistente por así decirlo, haya aplicado, como aquí
y persuasiva, cual no podrían alcanzarla ocurre, el oído al ventrículo cardíaco de
jamás, sin aquella ayuda única, la palabra la voluntad universal, que sienta cómo el
y la imagen; y, en especial, gracias a ella furioso deseo de existir se efunde a partir
recibe el espectador trágico cabalmente de aquí, en todas las venas del mundo,
aquel seguro presentimiento de un placer cual una corriente estruendosa o cual un
supremo, al que conduce el camino que delicadísimo arroyo pulverizado, no
pasa por el ocaso y la negación, de tal quedará destrozado bruscamente?
modo que le parece oír que el abismo Protegido por la miserable envoltura de
mas íntimo de las cosas le habla cristal del individuo humano, debería
perceptiblemente a él. soportar el percibir el eco de
innumerables gritos de placer y dolor que
Si con las últimas frases no he sido capaz llegan del Ťvasto espacio de la noche de
tal vez de dar a esta difícil noción más los mundosť, sin acogerse
que una expresión provisional, que pocos inconteniblemente, en esta danza
comprenderán en seguida, no desistiré, pastoral de la metafísica, a su patria
precisamente en este lugar, de incitar a primordial. Pero si semejante obra puede
mis amigos a que hagan un nuevo ser escuchada como un todo sin negarla
intento, ni de rogarles que con un único existencia individual, si semejante
ejemplo de nuestra experiencia común se creación ha podido ser creada sin triturar
preparen al conocimiento de la tesis a su creador - żdónde obtendremos la
general. En este ejemplo no me referiré a solución de tal contradicción?.
quienes utilizan las imágenes de los
sucesos escénicos, las palabras y afectos Entre nuestra excitación musical
de los personajes que actúan, para suprema y aquella música se interponen
aproximarse con esa ayuda al aquí el mito trágico y el héroe trágico, los
sentimiento musical; pues ninguno de cuales no son en el fondo más que un
éstos habla la música como lengua símbolo de hechos universalísimos,
materna, y tampoco llegan, pese a esa acerca de los cuales sólo la música puede
ayuda, más que hasta los pórticos de la hablar por vía directa. Mas en cuanto es
percepción musical, sin que jamás les sea un símbolo, si nuestra manera de sentir
lícito rozar sus santuarios más íntimos; fuese la de seres puramente dionisíacos,
muchos de ellos, como Gervinus, no entonces el mito permanecería a nuestro
llegan por ese camino ni siquiera hasta lado completamente inatendido e

72
ineficaz, y ni por un instante nos De este modo lo apolíneo nos arranca de
apartaría de tender nuestro oído hacia el la universalidad dionisíaca y nos hace
eco de los universalia ante rem. La extasiarnos con los individuos; a ellos
fuerza apolínea, sin embargo, dirigida al encadena nuestro movimiento de
restablecimiento del casi triturado compasión, mediante ellos calma el
individuo, irrumpe aquí con el bálsamo sentimiento de belleza, que anhela
saludable de un engańo delicioso: de formas grandes y sublimes; hace desfilar
repente creemos estar viendo nada más ante nosotros imágenes de vida y nos
que a Tristán, que inmóvil y con voz incita a captar con el pensamiento el
sofocada se pregunta: Ťla vieja melodía, núcleo vital en ellas contenido. Con la
żpor qué me despierta?ť. Y lo que antes energía enorme de la imagen, del
nos parecía un gemido hueco brotado del concepto, de la doctrina ética, de la
centro del ser, ahora quiere decirnos tan excitación simpática, lo apolíneo arrastra
sólo cuán Ťdesierto y vacío está el marť. al hombre fuera de su autoaniquilación
Y cuando imaginábamos extinguirnos orgiástica y, pasando engańosamente por
sin aliento, en un espasmódico estirarse alto la universalidad del suceso
de todos los sentimientos, y sólo una dionisíaco, le lleva a la ilusión de que él
pequeńa cosa nos ligaba a esta ve una sola imagen del mundo, por
existencia, ahora oímos y vemos tan sólo ejemplo Tristán e Isolda, y que, mediante
al héroe herido de muerte, que, sin la música, tan sólo la verá mejor y más
embargo, no muere, y que íntimamente. żQué no logrará la magia
desesperadamente grita: ŤĄAnhelar! terapéutica de Apolo, si incluso en
ĄAnhelar! ĄAnhelar, al morir, no morir nosotros puede suscitar el engańo de que
de anhelo!ť. Y si antes el júbilo del realmente lo dionisíaco, puesto al
cuerno, tras tal desmesura y tal exceso de servicio de lo apolíneo, es capaz de
voraces tormentos, nos partió el corazón, intensificar los efectos de éste, más aún,
casi como el más grande de los de que la música es incluso en su esencia
tormentos, ahora entre nosotros y ese el arte de representar un contenido
Ťjúbilo en síť está Kurwenal, el cual apolíneo?
grita de alegría mirando hacia el barco
que trae a Isolda. Por muy violentamente Con esa armonía preestablecida que
que la compasión nos invada, en cierto impera entre el drama perfecto y su
sentido es ella, sin embargo, la que nos música el drama alcanza un grado
salva del sufrimiento primordial del supremo de visualidad, inaccesible, por
mundo, de igual modo que es la imagen lo demás, al drama hablado. De igual
simbólica del mito la que nos salva de la modo que todas las figuras vivientes de
intuición inmediata de la Idea suprema la escena se simplifican ante nosotros en
del mundo, y son el pensamiento y la las líneas melódicas que se mueven
palabra los que nos salvan de la efusión independientemente, hasta alcanzar la
no refrenada de la voluntad inconsciente. claridad de la línea ondulada, así la
Gracias a este magnífico engańo combinación de esas líneas resuena para
apolíneo parécenos que incluso el reino nosotros en el cambio armónico, que
mismo de los sonidos sale a nuestro simpatiza de la manera más delicada con
encuentro como un mundo plástico, que el suceso que se mueve: gracias a ese
también en este mundo ha sido modelado cambio las relaciones de las cosas se nos
y acuńado plásticamente, como en la más vuelven inmediatamente perceptibles,
delicada y expresiva de las materias, sólo perceptibles de una manera sensible, no
el destino de Tristán e Isolda. abstracta en absoluto, de igual forma que
también gracias a ese cambio nos damos
cuenta de que sólo en esas relaciones se

73
revela con pureza la esencia de un el que la música habla; y aunque
carácter y de una línea melódica. Y innumerables apariencias de esa especie
mientras la música nos constrińe de ese desfilasen al son de la misma música, no
modo a ver más, y de un modo más agotarían nunca la esencia de ésta, sino
íntimo que de ordinario, y a desplegar que serían siempre tan sólo sus reflejos
ante nosotros como una delicada tela de exteriorizados. Con la antítesis popular,
arańa el suceso de la escena, para nuestro y del todo falsa, de alma y cuerpo no se
ojo espiritualizado, que penetra con su puede aclarar nada, desde luego, en la
mirada en lo íntimo, el mundo de la difícil relación entre música y drama, y
escena se ha ampliado de un modo se puede embrollar todo; pero, quién
infinito y asimismo se encuentra sabe por qué razones, justo entre
iluminado desde dentro. żQué cosa nuestros estéticos la grosería afilosófica
análoga podría ofrecer el poeta de las de esa antítesis parece haberse
palabras, que se esfuerza por alcanzar convertido en un artículo de fe profesado
aquella ampliación interior del mundo con gusto, mientras que nada han
visible de la escena y su iluminación aprendido acerca de la antítesis entre
interna con un mecanismo mucho más apariencia y cosa en sí, o, por razones
imperfecto, por un camino indirecto, a igualmente desconocidas, nada han
partir de la palabra y del concepto? Y si querido aprender.
es cierto que también la tragedia musical
agrega la palabra, ella puede mostrar Si con nuestro análisis se hubiera llegado
juntos a la vez el substrato y el lugar de al resultado de que aquello que de
nacimiento de la palabra y esclarecernos apolíneo hay en la tragedia ha
desde dentro el devenir de ésta. conseguido, gracias a su engańo, una
victoria completa sobre el elemento
Pero de este suceso descrito se podría dionisíaco primordial de la música, y que
decir con igual decisión que es sólo una se ha aprovechado de ésta para sus
apariencia magnífica, a saber, propósitos, a saber, para un
aquel engańo apolíneo mencionado esclarecimiento máximo del drama,
antes, gracias a cuyo efecto debemos habría que ańadir, desde luego, una
quedar nosotros descargados del embate restricción muy importante: en el punto
y la desmesura dionisíacos. En el fondo, más esencial de todos aquel engańo
la relación de la música con el drama es queda roto y aniquilado. El drama, que
cabalmente la inversa: la música es la con la ayuda de la música se despliega
auténtica Idea del mundo, el drama es tan ante nosotros con una claridad, tan
sólo un reflejo de esa Idea, una aislada iluminada desde dentro, de todos los
sombra de la misma. Aquella identidad movimientos y figuras, como si nosotros
entre la línea melódica y la figura estuviésemos viendo surgir el tejido en el
viviente, entre la armonía y las telar, subiendo y bajando - alcanza en
relaciones de carácter de aquella figura, cuanto totalidad un efecto que está más
es verdadera en un sentido opuesto al que allá de todos los efectos artísticos
podría parecernos al contemplar la apolíneos. En el efecto de conjunto de la
tragedia musical. Aun cuando movamos tragedia lo dionisíaco recobra la
la figura de la manera más visible y la preponderancia; la tragedia concluye con
vivifiquemos e iluminemos desde un acento que jamás podría brotar del
dentro, ésta continuará siendo siempre reino del arte apolíneo. Y con esto el
tan sólo la apariencia, desde la cual no engańo apolíneo se muestra como lo que
hay ningún puente que conduzca a la es, como el velo que mientras dura la
realidad verdadera, al corazón del tragedia recubre el auténtico efecto
mundo. Pero es desde este corazón desde dionisíaco: el cual es tan poderoso, sin

74
embargo, que al final empuja al drama embargo, aquella feliz permanencia en
apolíneo mismo hasta una esfera en que una intuición exenta de voluntad que en
comienza a hablar con sabiduría él suscitan con sus obras de arte el
dionisíaca y en que se niega a sí mismo escultor y el poeta épico, es decir, los
y su visibilidad apolínea. La difícil artistas auténticamente apolíneos: es
relación que entre lo apolíneo y lo decir, la justificación, alcanzada en
dionisíaco se da en la tragedia se podría aquella intuición, del mundo de
simbolizar realmente mediante una la individuatio, justificación que
alianza fraternal de ambas divinidades: constituye la cumbre y la síntesis del arte
Dioniso habla el lenguaje de Apolo, pero apolíneo. Mira el mundo transfigurado
al final Apolo habla el lenguaje de de la escena, y sin embargo lo niega. Con
Dioniso: con lo cual se ha alcanzado la una claridad y belleza épicas ve ante sí al
meta suprema de la tragedia y del arte en héroe trágico, y sin embargo se alegra de
general. su aniquilación. Comprende hasta lo más
íntimo el suceso de la escena, y sin
22 embargo le gusta refugiarse en lo
incomprensible. Siente que las acciones
del héroe están justificadas, y sin
embargo se exalta más cuando esas
Que el amigo atento traiga al recuerdo de acciones aniquilan a su autor. Sé
manera pura y sin mezcla, según sus estremece ante los sufrimientos que
propias experiencias, el efecto producido caerán sobre el héroe, y sin embargo
por una verdadera tragedia musical. presiente en ellos un placer superior,
Pienso haber descrito de tal manera el mucho más prepotente. Ve más y con
fenómeno de ese efecto, por ambos mayor profundidad que nunca, y sin
lados, que él sabrá ahora darse a sí embargo desea estar ciego. De qué
mismo una interpretación de sus propias podemos derivar este milagroso
experiencias. Se acordará, en efecto, de autodesdoblamiento, esta rotura de la
que, en lo referente al mito que se movía púa apolínea, sino de la
delante de él, se sentía alzado a una magia dionisíaca, que, excitando
especie de omnisciencia, como si ahora aparentemente al sumo las emociones
la fuerza visiva de sus ojos no fuera sólo apolíneas, es capaz, sin embargo, de
una fuerza capaz de ver la superficie, forzar a ese desbordamiento de fuerza
sino capaz de penetrar en lo interior, y apolínea a que le sirva a ella. El mito
como si ahora, con ayuda de la música, trágico sólo resulta inteligible como una
las efervescencias de la voluntad, la representación simbólica de la sabiduría
lucha por los motivos, la corriente dionisíaca por medios artísticos
desbordante de las pasiones él las viese apolíneos; él lleva el mundo de la
ante sí de un modo, por así decirlo, apariencia a los límites en que ese mundo
concretamente visible, cual una se niega a sí mismo e intenta refugiarse
muchedumbre de líneas y figuras que se de nuevo en el seno de las realidades
mueven, y por ello pudiera sumergirse verdaderas y únicas; donde luego, con
hasta los secretos más delicados de las Isolda, parece entonar así su metafísico
emociones inconscientes. Mientras canto de cisne:
cobra así consciencia de que sus instintos
dirigidos a la visibilidad y a la
transfiguración experimentan una
intensificación suma, siente con igual Del mar de la delicia
nitidez que esa larga serie de efectos
artísticos apolíneos no produce, sin en la ondeante crecida,

75
de las olas perfumadas oyentes. Unas veces son la compasión y
el miedo los que deben ser llevados por
en el retumbante sonido, unos sucesos serios hasta una descarga
aliviadora, otras veces debemos
de la respiración del mundo sentirnos elevados y entusiasmados con
la victoria de los principios buenos y
en el anheloso todo - nobles, con el sacrificio del héroe en el
sentido de una consideración moral del
ahogarse - hundirse - mundo; y con la misma certeza con que
yo creo que para numerosos hombres es
Ąinconsciente - supremo placer! precisamente ése, y sólo ése, el efecto
que la tragedia, con esa misma claridad
se infiere de aquí que todos ellos, junto
con los estéticos que los interpretan, no
Así es como, guiándonos por las han tenido ninguna experiencia de la
experiencias del oyente verdaderamente tragedia como arte supremo. Aquella
estético, nos imaginamos nosotros al descarga patológica, la catharsis de
artista trágico mismo, nos imaginamos Aristóteles, de la que los filólogos no
cómo crea sus figuras cual si fuera una saben bien si han de ponerla entre los
exuberante divinidad de fenómenos médicos o entre los morales,
la individuatio, y en este sentido nos trae a la memoria un notable
difícilmente se podría considerar su obra presentimiento de Goethe: ŤSin un vivo
como una Ťimitación de la naturalezať, - interés patológico -dice-, yo nunca he
cómo luego, sin embargo, su enorme conseguido tratar una situación trágica, y
instinto dionisíaco se engulle todo ese por eso he preferido evitarla a buscarla.
mundo de las apariencias, para hacer żAcaso habrá sido uno de los privilegios
presentir detrás de él, y mediante su de los antiguos el que entre ellos lo más
aniquilación, una suprema alegría patético era sólo un juego estético,
primordial artística en el seno de lo Uno mientras que, entre nosotros, la verdad
primordial. Ciertamente nuestros natural tiene que cooperar para producir
estéticos nada saben decirnos de este tal obra?ť. A esta última pregunta tan
retorno a la patria primordial, de la profunda nos es lícito darle ahora una
alianza fraterna de ambas divinidades respuesta afirmativa, tras las magníficas
artísticas en la tragedia, ni de la experiencias que hemos tenido, tras
excitación tanto apolínea como haber experimentado con estupor,
dionisíaca del oyente, mientras que no se cabalmente en la tragedia musical, cómo
fatigan de proclamar que lo lo más patético puede ser realmente tan
auténticamente trágico es la lucha del sólo un juego estético: por lo cual nos es
héroe con el destino, la victoria del orden lícito creer que sólo ahora resulta posible
moral del mundo, o una descarga de los describir con cierto éxito el fenómeno
afectos operada por la tragedia: esa primordial de lo trágico. Quien, incluso
infatigabilidad me lleva a mí a pensar ahora, sólo pueda hablar de aquellos
que no son en absoluto hombres capaces efectos sustitutivos procedentes de unas
de una excitación estética y que, al esferas extra-estéticas, y no se sienta por
escuchar la tragedia, acaso se comporten encima del proceso patológico-moral, lo
únicamente como seres morales. Nunca, único que puede hacer es desesperar de
desde Aristóteles, se ha dado todavía del su naturaleza estética: en cambio,
efecto trágico una explicación de la cual nosotros le recomendamos, como un
haya sido lícito inferir unos estados inocente sucedáneo, la interpretación de
artísticos, una actividad estética de los Shakespeare a la manera de Gervinus y

76
la diligente búsqueda de la Ťjusticia esas tendencias, de modo que, por
poéticať. ejemplo, la tendencia a emplear el teatro
como una institución de formación moral
De este modo con el renacimiento de la del pueblo, que en tiempos de Schiller
tragedia ha vuelto a nacer también fue tomada en serio, es contada ya entre
el oyente estético, cuyo lugar solía las increíbles antiguallas de una cultura
ocupar hasta ahora en los teatros un superada. Mientras en el teatro y en el
extrańo quidproquo, con pretensiones a concierto había implantado su dominio
medias morales y a medias doctas, el el crítico, en la escuela el periodista, en
Ťcríticoť. En su esfera todo ha sido hasta la sociedad la prensa, el arte degeneraba
ahora artificial, y sólo estaba blanqueado hasta convertirse en un objeto de
con una apariencia de vida. El artista entretenimiento de la más baja especie, y
actuante no sabía ya de hecho qué hacer la crítica estética era utilizada como
con tal oyente que se daba aires de aglutinante de una sociedad vanidosa,
crítico, y por ello acechaba inquieto, disipada, egoísta y, además,
junto con el dramaturgo o el compositor miserablemente carente de originalidad,
de ópera que le inspiraban, los últimos cuyo sentido nos lo da a entender aquella
restos de vida de ese ser parábola schopenhaueriana de los
pretenciosamente árido e incapaz de puercos espines; de tal manera que en
gozar. De Ťcríticosť de ésos ha estado ningún otro tiempo se ha charlataneado
compuesto hasta ahora el público; el tanto sobre arte y se lo ha tenido tan en
estudiante, el colegial y hasta la más menos. żPero se puede todavía entablar
trivial criatura femenina estaban ya, sin trato con un hombre que sea capaz de
saberlo, preparados por la educación y conversar sobre Beethoven y
por los periódicos para percibir de ese Shakespeare? Que cada uno responda a
mismo modo la obra de arte. Dado ese esta pregunta según su propio
público, las naturalezas más nobles entre sentimiento: en todo caso, con la
los artistas contaban con la excitación de respuesta demostrará qué es lo que él se
fuerzas morales y religiosas, yla representa por Ťculturať, presuponiendo
invocación al Ťorden moral del mundoť que intente siquiera responder a la
se presentaba como un sucedáneo allí pregunta y no se quede ya enmudecido
donde propiamente una poderosa magia de sorpresa.
artística debía extasiar al oyente genuino.
O bien una tendencia más grandiosa, o al En cambio, algunos hombres dotados por
menos excitante, de la actualidad política la naturaleza con cualidades más nobles
y social era expuesta tan claramente por y delicadas, aun cuando se hayan
el dramaturgo, que el oyente podía convertido poco a poco, de la manera
olvidar su extenuación crítica y descrita, en unos bárbaros críticos,
abandonarse a afectos similares a los podrían hablar del efecto tan inesperado
experimentados en momentos de como totalmente incomprensible que
patriotismo o de belicosidad, o ante la sobre ellos ha ejercido, por ejemplo, una
tribuna oratoria del Parlamento, o en la representación afortunada
condenación del crimen y del vicio: esa de Lohengrin: sólo que acaso no
alienación de los propósitos artísticos tuvieron ninguna mano que los agarrase
genuinos tenía que conducir acá y allá proporcionándoles advertencias e
realmente a un culto de la tendencia. Sin interpretaciones, de tal manera que
embargo, aquí acontecía lo que desde también aquel sentimiento
siempre ha acontecido en todas las artes inconcebiblemente diverso y
que se han vuelto artificiosas, una absolutamente incomparable que
depravación impetuosamente rápida de entonces los conmovió, permaneció

77
aislado y se extinguió tras haber brillado cual garantiza su conexión con la
brevemente, cual un astro enigmático. religión, su crecer a partir de
Entonces habían presentido qué es el representaciones míticas.
oyente estético.
Confróntese ahora con esto el hombre
23 abstracto, no guiado por mitos, la
educación abstracta, las costumbres
abstractas, el derecho abstracto, el
Quien quiera examinarse a sí mismo con
Estado abstracto: recuérdese la
todo rigor para saber hasta qué punto es
divagación carente de toda regla, no
él afin al verdadero oyente estético, o si
refrenada por ningún mito patrio, de la
pertenece a la comunidad de los hombres
fantasía artística: imagínese una cultura
socrático-críticos, limítese a preguntarse
que no tenga una sede primordial fija y
sinceramente cuál es el sentimiento con
sagrada, sino que esté condenada a
que él acoge el milagro representado en
agotar todas las posibilidades y a nutrirse
el escenario: si acaso siente ofendido su
mezquinamente de todas las culturas -
sentido histórico, el cual está orientado
eso es el presente, como resultado de
hacia la causalidad psicológica rigurosa,
aquel socratismo dirigido a la
o si con una benévola concesión, por así
aniquilación del mito. Y ahora el hombre
decirlo, admite el milagro como un
no-mítico está, eternamente hambriento,
fenómeno comprensible para la infancia,
entre todos los pasados, y excavando y
pero que a él se le ha vuelto extrańo, o si
revolviendo busca raíces, aun cuando
experimenta alguna otra cosa.
tenga que buscarlas excavando en las
Ateniéndose a esto podrá medir, en
más remotas Antigüedades. El enorme
efecto, hasta qué punto está él capacitado
apetito histórico de la insatisfecha
para comprender el mito, imagen
cultura moderna, de coleccionar a
compendiada del mundo, y que, en
nuestro alrededor innumerables culturas
cuanto abreviatura de la apariencia, no
distintas, el voraz deseo de conocer, ża
puede prescindir del milagro. Pero lo
qué apunta todo esto sino a la pérdida del
probable es que en un examen riguroso
mito, a la pérdida de la patria mítica, del
casi todos nos sintamos tan disgregados
seno materno mítico? Pregúntese si la
por el espíritu histórico-crítico de nuestra
febril y tan desazonante agitación de esta
cultura, que la existencia en otro tiempo
cultura es otra cosa que el ávido alargar
del mito nos la hagamos creíble sólo por
la mano y andar buscando alimentos
vía docta, mediante abstracciones
propios del hambriento - ży quién podría
mediadoras. Mas toda cultura, si le falta
dar todavía algo a tal cultura, que no
el mito, pierde su fuerza natural sana y
puede saciarse con todo aquello que
creadora: sólo un horizonte rodeado de
engulle, y a cuyo contacto el alimento
mitos otorga cerramiento y unidad a un
más vigoroso, más saludable, suele
movimiento cultural entero. Sólo por el
transformarse en Ťhistoria y críticať?
mito quedan salvadas todas las fuerzas
de la fantasía y del sueńo apolíneo de su
Con dolor habría que desesperar también
andar vagando al azar. Las imágenes del
de nuestro ser alemán si éste estuviese ya
mito tienen que ser los guardianes
indisolublemente ligado, más aún,
demónicos, presentes en todas partes sin
unificado con su cultura de igual manera
ser notados, bajo cuya custodia crece el
que podemos observar que lo está, para
alma joven, y con cuyos signos se da el
nuestro espanto, en la civilizada Francia;
varón a sí mismo una interpretación de
y lo que durante largo tiempo fue la gran
su vida y de sus luchas: y ni siquiera el
ventaja de Francia y la causa de su
Estado conoce leyes no escritas más
enorme preponderancia, justo aquella
poderosas que el fundamento mítico, el

78
unidad de pueblo y cultura, acaso nos primordiales se disociaran: con ese
obligaría, ante este panorama, a alabar la suceso concordaban una degeneración y
fortuna de que esta cultura nuestra tan una transformación del carácter del
problemática no haya tenido hasta ahora pueblo griego, invitándonos a una seria
nada en común con el noble núcleo de reflexión acerca de cuán necesaria y
nuestro carácter popular. Todas nuestras estrechamente se hallan ligados en sus
esperanzas tienden llenas de anhelo, fundamentos el arte y el pueblo, el mito
antes bien, a percibir que, bajo esta vida y la costumbre, la tragedia y el Estado.
y este espasmo culturales que se mueven Aquel ocaso de la tragedia fue a la vez el
inquietos y convulsos hacia arriba y ocaso del mito. Hasta entonces los
hacia abajo, yace oculta una fuerza griegos habían estado involuntariamente
ancestral magnífica, íntimamente sana, constreńidos a enlazar en seguida con sus
la cual, es cierto, sólo en momentos mitos todas sus vivencias, más aún, a
excepcionales se revuelve con violencia, comprender éstas únicamente mediante
y luego vuelve a seguir sońando en ese enlace: con lo cual también el
espera de un futuro despertar. De ese presente más inmediato tenía que
abismo surgió la Reforma alemana: en su aparecérseles en seguida sub specie
coral resonó por vez primera la melodía aeterni y, en cierto sentido, como
del futuro de la música alemana. Tan intemporal. En esta corriente de lo
profundo, animoso e inspirado, tan intemporal sumergíanse tanto el Estado
desbordadamente bueno y delicado como el arte, para encontrar en ella
resonó ese coral de Lutero, como si fuera descanso de la pesadumbre y de la avidez
el primer reclamo dionisíaco que, en la del instante. Y el valor de un pueblo -
cercanía de la primavera, brota de una como, por lo demás, también el de un
intrincada maleza. ¡A él le dio respuesta, hombre - se mide precisamente por su
en un eco de emulación, aquel cortejo mayor o menor capacidad de imprimir a
festivo, solemnemente altanero, de sus vivencias el sello de lo eterno: pues,
entusiastas dionisíacos a los que por decirlo así, con esto queda
debemos la música alemana - Ąy a los desmundanizado y muestra su
que deberemos el renacimiento del convicción inconsciente e íntima de la
mito alemán! relatividad del tiempo y del significado
verdadero, esto es, metafisico de la vida.
Yo sé que al amigo que me sigue con Lo contrario de esto acontece cuando un
simpatía tengo que conducirlo ahora a pueblo comienza a concebirse a sí mismo
una altiplanicie de consideraciones de un modo histórico y a derribar a su
solitarias en donde tendrá pocos alrededor los baluartes míticos: con lo
compańeros, y para darle ánimos le grito cual van unidas de ordinario una
que hemos de atenernos a nuestros mundanización decidida, una ruptura
luminosos guías, los griegos. De ellos con la metafísica inconsciente de su
hemos venido tomando en préstamo existencia anterior, en todas las
hasta ahora, para purificar nuestro consecuencias éticas. El arte griego y, en
conocimiento estético, aquellas dos especial, la tragedia griega retardaron
imágenes de dioses, cada una de las sobre todo la aniquilación del mito: era
cuales rige de por sí un reino artístico preciso aniquilarlos también a ellos para
separado, y acerca de cuyo contacto e poder, desligados del suelo patrio, vivir
intensificación mutuos hemos llegado a desenfrenadamente en el desierto del
tener un presentimiento gracias a la pensamiento, de la costumbre y de la
tragedia griega. El ocaso de ésta tuvo que acción. Incluso ahora aquel instinto
parecernos provocado por el notable metafísico sigue intentando crearse una
hecho de que esos dos instintos artísticos forma, bien que debilitada, de

79
transfiguración en un socratismo de la ese espíritu tiene que comenzar su lucha
ciencia que apremia a vivir: pero en los con la expulsión del elemento latino: y
niveles inferiores ese mismo instinto ha reconocerá una preparación y un
llevado tan sólo a una búsqueda febril, estímulo externos para ello en la
extraviada poco a poco en un triunfadora valentía y en la sangrienta
pandemonio de mitos y supersticiones aureola de la última guerra pero la
acumulados de todas partes: en el centro necesidad íntima tiene que buscarla en la
de ese pandemonio, sin embargo, se emulación de ser siempre dignos de
asentó el heleno con un corazón nuestros sublimes paladines en esta vía,
insatisfecho, hasta que dignos tanto de Lutero como de nuestros
como graeculus supo disimular aquella grandes artistas y poetas. ĄPero que no
fiebre con jovialidad griega y con crea nunca que puede entablar
ligereza griega, o aturdirse del todo en semejantes luchas sin sus dioses
cualquier lóbrega superstición oriental. domésticos, sin su patria mítica, sin una
Ťrestauraciónť de todas las cosas
Desde la resurrección de la Antigüedad alemanas! Y si el alemán mirase
romano-alejandrina en el siglo XV, tras vacilante a su alrededor en busca de un
un prolongado entreacto difícil de guía que de nuevo lo conduzca a la patria
describir, nosotros nos hemos hace tanto tiempo perdida, cuyos
aproximado de la manera más llamativa caminos y sendas él apenas conoce ya -
a ese estado. En las cumbres, la misma que escuche la llamada deliciosamente
abundantísima ansia de saber, la misma atrayente del pájaro dionisíaco, el cual se
insaciada felicidad de encontrar, esa balancea por encima de él y quiere
mundanización enorme, y junto a ello un seńalarle el camino hacia aquélla.
apátrida andar vagando, un ávido
agolparse a las mesas extranjeras, un 24
frívolo endiosamiento del presente, o un
apartamiento obtuso y aturdido, todo sub
Entre los efectos artísticos peculiares de
specie saeculi, del Ťtiempo de ahorať
la tragedia musical hubimos de destacar
[Jetztzeit]: síntomas idénticos que
un engańoapolíneo, el cual está
permiten adivinar en el corazón de esa
destinado a salvarnos de una unificación
cultura un fallo idéntico, la aniquilación
inmediata con la música dionisíaca,
del mito. Parece que apenas es posible
mientras nuestra excitación musical
transplantar con éxito durable un mito
puede descargarse en una esfera apolínea
extranjero sin producir con ese
y a base de un mundo intermedio visible
transplante un dańo incurable al árbol: el
intercalado. Aquí creímos haber
cual acaso alguna vez sea lo bastante
observado que aquel mundo intermedio
fuerte y sano como para volver a expeler
del suceso escénico, y en general el
con una lucha terrible ese elemento
drama, se hacía, justo por esa descarga,
extranjero, pero de ordinario tiene que
visible y comprensible desde dentro en
consumirse, unas veces enclenque y
un grado que en todo otro arte apolíneo
atrofiado, otras en una proliferación
resulta inalcanzable: de tal modo que
espasmódica. Nosotros tenemos en tanto
aquí, donde, por así decirlo, ese arte era
el núcleo puro y vigoroso del ser alemán,
dotado de alas y llevado hacia lo alto por
que precisamente de él nos atrevemos a
el espíritu de la música, tuvimos nosotros
aguardar aquella expulsión de elementos
que reconocer la intensificación máxima
extranjeros injertados a la fuerza, y
de sus fuerzas, y por consiguiente,
consideramos posible que el espíritu
reconocer en esa alianza fraternal de
alemán reflexione de nuevo sobre sí
Apolo y de Dioniso la cúspide tanto de
mismo. Acaso más de uno opinará que

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los propósitos artísticos apolíneos como por la visión, y a la vez niega ese placer
de los dionisíacos. y tiene una satisfacción aún más alta en
la aniquilación del mundo de la
Es verdad que, justo en la iluminación apariencia visible. El contenido del mito
interna por la música, la imagen de luz trágico es, en primer término, un
no alcanzaba el efecto peculiar de los acontecimiento épico, con la
grados más débiles del arte apolíneo; lo glorificación del héroe luchador: mas,
que la epopeya o la piedra animada son żde dónde procede aquella tendencia, en
capaces de hacer, forzar al ojo que mira sí enigmática, a que el sufrimiento que
a entregarse a aquel éxtasis tranquilo en hay en el destino del héroe, las
el mundo de la individuatio, eso no se superaciones más dolorosas, las antítesis
podía alcanzar aquí, pese a una más torturantes de los motivos, en suma,
animación y claridad superiores. Hemos la ejemplificación de aquella sabiduría
mirado el drama y hemos penetrado, con de Sileno, o, expresado en términos
una mirada perforadora, en el movido estéticos, lo feo y disarmónico sean
mundo interno de sus motivos - y, sin representados una y otra vez de nuevo,
embargo, nos parecía como si junto a en formas tan innumerables, con tal
nosotros pasase únicamente una imagen predilección, y cabalmente en la edad
simbólica, cuyo sentido más hondo más pujante y juvenil de un pueblo, si
nosotros creímos casi adivinar, y que justo en todas esas cosas no se percibe un
quisimos apartar, cual, si fuera una placer superior?
cortina, para divisar tras ella la imagen
primordial. La nitidez clarísima de la Pues el hecho de que en la vida los
imagen no nos bastaba: pues ésta parecía acontecimientos se desarrollen de una
tanto revelar algo como encubrirlo; y manera tan trágica es lo que menos
mientras que con su revelación simbólica explicaría la génesis de una forma
parecía incitar a desgarrar el velo, a artística; ya que el arte no es sólo una
descubrir el trasfondo misterioso, imitación de la realidad natural, sino
precisamente aquella iluminada precisamente un suplemento metafísico
visibilidad total mantenía hechizado a su de la misma, colocado junto a ella para
vez el ojo y le impedía penetrar más superarla. En la medida en que pertenece
hondo. al arte, el mito trágico participa también
plenamente de ese propósito metafísico
A quien no haya experimentado esa de transfiguración, propio del arte en
vivencia, la de tener que mirar y al cuanto tal: ¿żqué es lo que el mito trágico
mismo tiempo desear ir más allá del transfigura, sin embargo, cuando
mirar, le resultará difícil imaginarse cuán presenta el mundo aparencial bajo la
nítidos y claros subsisten juntos y son imagen del héroe que sufre? Lo que
sentidos juntos esos dos procesos en la menos, la Ťrealidadť de ese mundo
consideración del mito trágico: mientras aparencial, pues nos dice precisamente:
que los espectadores verdaderamente ŤĄMirad! ĄMirad bien! ĄÉsta es
estéticos me confirmarán que, entre los vuestra vida! ĄÉsta es la aguja del reloj
efectos peculiares de la tragedia, el más de vuestra existencia! ť.
notable es esa coexistencia. Basta con
transferir este fenómeno del espectador żY el mito mostraba esta vida para
estético a un proceso análogo que se da transfigurarla de ese modo ante
en el artista trágico para haber nosotros? ¿Pero si no es así, żen qué está
comprendido la génesis del mito trágico. entonces el placer estético con que
Con la esfera del arte apolíneo comparte hacemos desfilar ante nosotros también
éste el placer pleno por la apariencia y aquellas imágenes? Yo pregunto por el

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placer estético, y sé muy bien que trágico, por el hecho de haber recurrido
muchas de esas imágenes pueden nosotros a la ayuda de la relación
producir además, en ocasiones, un musical de la disonancia? Pues ahora
deleite moral, por ejemplo en forma de comprendemos qué quiere decir el que
compasión o de triunfo moral. Mas quien en la tragedia nosotros queramos mirar y
el efecto de lo trágico quisiera derivarlo a la vez deseemos ir más allá del mirar:
únicamente de esas fuentes morales, en lo que respecta a la disonancia
como solía hacerse en la estética no hace empleada artísticamente, habríamos de
mucho tiempo, no crea que con eso ha caracterizar ese estado diciendo que
hecho algo por el arte: el cual, en su nosotros queremos oír y a la vez
campo, tiene que exigir ante todo pureza. deseamos ir más allá del oír. Ese aspirar
Para aclarar el mito trágico la primera a lo infinito, el aletazo del anhelo dentro
exigencia es cabalmente la de buscar el del máximo placer por la realidad
placer peculiar de él en la esfera estética claramente percibida, nos recuerdan que
pura, sin invadir el terreno de la en ambos estados hemos de reconocer un
compasión, del miedo, de lo moralmente fenómeno dionisíaco, el cual vuelve una
sublime. żCómo lo feo y lo disarmónico, y otra vez a revelarnos, como efluvio de
que son el contenido del mito trágico, un placer primordial, la construcción y
pueden suscitar un placer estético? destrucción por juego del mundo
individual, de modo parecido a como la
Aquí se hace necesario elevarse, con una fuerza formadora del mundo es
audaz arremetida, hasta una metafísica comparada por Heráclito el Oscuro a un
del arte, al repetir yo mi anterior tesis de nińo que, jugando, coloca piedras acá y
que sólo como fenómeno estético allá y construye montones de arena y
aparecen justificados la existencia y el luego los derriba.
mundo: en ese sentido, es justo el mito
trágico el que ha de convencernos de que Así, pues, para apreciar correctamente la
incluso lo feo y disarmónico son un aptitud dionisíaca de un pueblo
juego artístico que la voluntad juega tendremos que pensar no sólo en la
consigo misma, en la eterna plenitud de música del pueblo, sino, con igual
su placer. Este fenómeno primordial del necesidad, en el mito trágico de ese
arte dionisíaco, difícil de aprehender, no pueblo como segundo testigo de aquella
se vuelve comprensible más que por un aptitud. Pues, dado el estrechísimo
camino directo, y es aprehendido parentesco existente entre la música y el
inmediatamente en el significado mito, cabe suponer asimismo que con la
milagroso de la disonancia musical: de degeneración y depravación del uno irá
igual modo que en general es sólo la unida la atrofia del otro: si bien, por otro
música, adosada al mundo, la que puede lado, en el debilitamiento del mito se
dar un concepto de qué es lo que se ha de expresa un decaimiento de la facultad
entender por justificación del mundo dionisíaca. Acerca de ambas cosas, una
como fenómeno estético. El placer que el mirada al desarrollo del ser alemán no
mito trágico produce tiene idéntica patria nos dejaría ninguna duda: tanto en la
que la sensación placentera de la ópera como en el carácter abstracto de
disonancia en la música. Lo dionisíaco, nuestra existencia sin mitos, tanto en un
con su placer primordial percibido arte decaído a mero deleite como en una
incluso en el dolor, es la matriz común vida guiada por el concepto, se nos había
de la música y del mito trágico. desvelado aquella naturaleza del
optimismo socrático, tan ajena al arte
żNo se habrá facilitado esencialmente como corrosiva de la vida. Mas, para
entre tanto ese difícil problema del efecto nuestro consuelo, había indicios de que,

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pese a todo, el espíritu alemán, cuya displacer, confiando en sus artes mágicas
salud espléndida, cuya profundidad y extraordinariamente poderosas; ambos
cuya fuerza dionisíaca no estaban justifican con ese juego incluso la
destruidas, descansaba y sońaba en un existencia de Ťel peor de los mundosť.
abismo inaccesible, como un caballero Aquí lo dionisíaco, comparado con lo
que se ha echado a dormir: desde ese apolíneo, se muestra como el poder
abismo se eleva hasta nosotros la canción artístico eterno y originario que hace
dionisíaca, para darnos a entender que existir al mundo entero de la apariencia:
también ahora ese caballero alemán en el centro del cual se hace necesaria
continúa sońando su ancestral mito una nueva luz transfiguradora, para
dionisíaco, en visiones bienaventuradas mantener con vida el animado mundo de
y serias. Que nadie crea que el espíritu la individuación. ¿Si pudiéramos
alemán ha perdido para siempre su patria imaginarnos una encarnación de la
mítica, puesto que continúa disonancia — ży qué otra cosa es el ser
comprendiendo con tanta claridad las humano? —, esa disonancia necesitaría,
voces de los pájaros que hablan de para poder vivir, una ilusión magnífica
aquella patria. Un día ese espíritu se que extendiese un velo de belleza sobre
encontrará despierto, con toda la frescura su esencia propia. Ese es el verdadero
matinal de un enorme sueńo: entonces propósito artístico de Apolo: bajo cuyo
matará al dragón, aniquilará a los nombre reunimos nosotros todas
pérfidos enanos y despertará a Brunilda - aquellas innumerables ilusiones de la
¡Ąy ni siquiera la lanza de Wotan podrá bella apariencia que en cada instante
obstaculizar su camino! hacen digna de ser vivida la existencia e
instan a vivir el instante siguiente.
Amigos míos, vosotros que creéis en la
música dionisíaca sabéis también qué es Sin embargo, en la consciencia del
lo que la tragedia significa para nosotros. individuo humano sólo le es lícito
En ella tenemos, renacido de la música, penetrar a aquella parte del fundamento
el mito trágico - ¡Ąy en éste os es lícito de toda existencia, a aquella parte del
esperar todo y olvidar lo más doloroso! substrato dionisíaco del mundo que
Pero lo más doloroso para todos nosotros puede ser superada de nuevo por la
es - la prolongada indignidad en que ha fuerza apolínea transfiguradora, de tal
vivido el genio alemán, extrańado de su modo que esos dos instintos artísticos
casa y de su patria, al servicio de pérfidos están constreńidos a desarrollar sus
enanos. Vosotros comprendéis esta fuerzas en una rigurosa proporción
palabra - de igual modo que, al final, recíproca, según la ley de la eterna
comprenderéis también mis esperanzas. justicia. Allí donde los poderes
dionisíacos se alzan con tanto ímpetu
25 como nosotros lo estamos viviendo, allí
también Apolo tiene que haber
descendido ya hasta nosotros, envuelto
Música y mito trágico son de igual
en una nube; sin duda una próxima
manera expresión de la aptitud
generación contemplará sus
dionisíaca de un pueblo e inseparables
abundantísimos efectos de belleza.
una del otro. Ambos provienen de una
esfera artística situada más allá de lo
Pero que ese efecto es necesario, eso es
apolíneo; ambos transfiguran una región
algo que con toda seguridad lo percibiría
en cuyos placenteros acordes se
por intuición todo el mundo, con tal de
extinguen deliciosamente tanto la
que se sintiese retrotraído alguna vez,
disonancia como la imagen terrible del
aunque sólo fuera en sueńos, a una
mundo; ambos juegan con la espina del

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existencia de la Grecia antigua:
caminando bajo elevadas columnatas
jónicas, alzando la vista hacia un
horizonte recortado por líneas puras y
nobles, teniendo junto a sí, en mármol
luminoso, reflejos de su transfigurada
figura, y a su alrededor hombres que
avanzan con solemnidad o se mueven
con delicadeza, cuyas voces y cuyo
rítmico lenguaje de gestos suenan
armónicamente — tendría sin duda que
exclamar, elevando las manos hacia
Apolo, en esta permanente riada de
belleza: ŤĄDichoso pueblo de los
helenos! ĄQué grande tiene que haber
sido entre vosotros Dioniso, si el dios de
Delos considera necesarias tales magias
para curar vuestra demencia
ditirámbica!ť — Mas a alguien que
tuviese tales sentimientos un ateniense
anciano le replicaría, mirando hacia él
con el ojo sublime de Esquilo: ŤPero di
también esto, raro extranjero: Ącuánto
tuvo que sufrir este pueblo para poder
llegar a ser tan bello! ĄAhora, sin
embargo, sígueme a la tragedia y ofrece
conmigo un sacrificio en el templo de
ambas divinidades!ť

Friedrich Nietzsche

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