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EL RECREO
Nada hay tan vivo ni tan limpio como esos gritos que bajan por la ladera del monte en esta mañana de mistral
y que suenan en el aire de septiembre recién lavado por la tormenta y dorado después por una luz aceitosa. El curso
acaba de empezar. Los niños juegan en el patio de un colegio y sus gritos forman un manantial muy claro que cruzan
el silencio del valle y se pierde en la playa vacía. Nada hay tan cercano y que a uno le lleve tan lejos.
El sonido no ha cambiado. Es la algarabía del primer recreo al final del verano que te hace recordar el perfume
de aquellos lápices Alpino, la goma de borrar con sabor a coco, el estuche del compás, el suelo de la escuela recién
barrido con serrín mojado, los cánticos patrióticos con el brazo en alto, los cuadernos que contenían un bosque
ignorado de letras por donde uno se adentró formando las primeras palabras que irían creando el mundo bajo las
amenazas morales. Dice el poeta: "Qué sucios íbamos entonces, pero qué limpios éramos”. Esos gritos del recreo
también me recuerdan a aquellos lejanos compañeros de pupitre.
Algunos eran muy inteligentes y se perdieron. Su talento fue desperdiciado, ya que el lujo más siniestro que se
ha permitido este país tradicionalmente ha sido el de arrojar cerebros a la basura si no pertenecían a una determinada
clase social. No hay fuente de riqueza ni de energía que pueda equipararse a la inteligencia humana , esa carga
magnética equipara a todo el mundo de salida. Muchos de aquellos compañeros de la escuela eran muy despiertos y
estaban llenos de imaginación. Como ellos habría innumerables niños por todos los pueblos. Su talento fue arruinado
por el marasmo general que en este país ha durado siglos.
Pero el mundo moderno ha cambiado de diosa: la Razón ha sido sustituida por la Rentabilidad. No existe
inversión más provechosa que explotar ese manantial de inteligencia nueva que brota todos los años por ese tiempo,
una producción que sólo es exhaustiva si se realiza a fondo por medio de la enseñanza pública. El elitismo, la
discriminación, la sustitución del talento por el dinero y partir con desventaja son a la larga antieconómicos y poco
rentables. Estos gritos se renuevan siempre cada otoño. Su resonancia es la misma. Comienza a levantarse el bosque
de números y palabras en los cuadernos, en las pantallas de los ordenadores. Maduran los membrillos. Se van los
vencejos. Vuelven los escolares.
VICENT MANUEL. El País, 19 de septiembre de 1999.
1. Tema. Crítica por haber desaprovechado la inteligencia de muchas personas, debido a la dejadez y la apatía que han
existido siempre en España.
Se queja el autor de que algunos de sus compañeros de escuela, bien por su penuria económica, bien por la
apatía en que se encontraba el país, no llegaran a ser lo que tenían que haber sido.
4. Tipo de texto.
El texto está enmarcado dentro del género periodístico. Sin embargo, el emisor (y autor del texto) no utiliza la
variedad denominada funcional periodística sino que impone su propio estilo de narrador, de novelista y de estilista
del lenguaje. Manuel Vicent, como muchos escritores que a diario utilizan el formato del artículo de opinión o la
columna, aporta la calidad de su escritura y, como el marco lo permite, hace que el texto periodístico se convierta
en un pequeño texto literario, pero sin perder su carácter periodístico. Algunos periódicos dejan libertad a sus
colaboradores habituales para que escriban como quieran. Tiene titular de sentido literario, autoía, publicación y fecha.
Se puede observar en el texto cómo aparecen mezclados estos aspectos literarios junto a un léxico normal e,
incluso, algún uso característico del registro más coloquial, como es la forma de nombrar la primera persona con un
indefinido y que a uno le lleve tan lejos; por donde uno se adentró... Ésta es una característica de los textos
periodísticos modernos, su versatilidad, la capacidad que tienen para convertirse en un instrumento de denuncia o en
una obra literaria o en ambas cosas a la vez. De alguna manera, se vuelve a recuperar la tradición de célebres
articulistas del XIX, claro que con un periodismo más ágil e hijo de su tiempo.
Además de lo expuesto, concluimos diciendo que el texto analizado pertenece al género periodístico, aunque
la variedad de lengua y el registro tengan un marcado carácter literario. El autor recurre a moldear la lengua de manera
creativa, utilizando todo tipo de recursos lingüísticos, para que el lector consiga sentir esas emociones que él siente
ante esos gritos de los chicos en el recreo. De esta manera, lo que esos gritos le evocan a él logra hacerlo llegar al
lector. Esta variedad de texto periodístico, con gran componente literario, es cada vez más habitual en los medios
escritos y contribuye a dotar al artículo de opinión de unas características nuevas, ya que viene a ser un marco en el
que es posible casi cualquier manifestación literaria.
El autor maneja con habilidad y soltura la aparición de las personas narrativas y con este recurso consigue que
el lector no se quede al margen y participe. El texto además está cargado de opinión personal del autor, de ideología,
que unas veces esboza (“cantos patrióticos..., amenazas morales..., marasmo general de este país...”) y otras manifiesta
de forma más explícita: igualdad de oportunidades para todos, inversión en educación pública, contra la
discriminación y el elitismo...
Otra idea que apenas se apunta es la concepción del mundo como un caos que el hombre ordena a través de la
palabra: Las primeras palabras que irían creando el mundo...
En cuanto al modo de discurso podemos señalar que el autor utiliza las formas narrativas y descriptivas
para situar literariamente el tema. La idea fundamental se muestra a través de la exposición: la economía y la apatía
del estado como causas de que el talento de algunos niños se perdiera. La argumentación se demuestra en la aparición
de la cita del poeta y en la comparación entre las dos diosas: razón y rentabilidad. Hay más argumentos, pero serían
afectivos, de recuerdo de Valencia...
Se puede afirmar que existe una adecuación perfecta entre la variedad utilizada, el registro y el tema tratado.
El ámbito es periodístico de sentido social para un lector modelo. En primer lugar, podemos marcar alguna
implicatura. Los niños que bajan por la ladera de un monte y cuyos gritos se pierden en la playa nos indican que los
recuerdos del autor pertenecen presumiblemente a su tierra de Valencia, que tiene un gran influjo en su obra. De la
misma manera, deducimos que su infancia debió de transcurrir en la primera posguerra por los "cantos patrióticos
brazo en alto". El alumno debe saber que se cantaba el Cara al sol y otros himnos patrióticos al comenzar la clase y al
terminar, brazo en alto y mirando la fotografía del dictador, en casi todas las escuelas. Igualmente debe saber que la
dotación de material que el alumno llevaba consistía en los lapiceros que el autor cita, en la goma de la marca "Milán"
con sabor a coco o nata, el estuche para los lápices y el compás, unos cuadernos y la enciclopedia de Hermanos
Santiago Rodríguez o la de Álvarez.
El cambio de la diosa Razón por la Rentabilidad hace referencia al cambio que se ha producido en la sociedad
actual: antes, como herencia directa de la Ilustración, se pensaba que la razón y la educación eran la base del progreso,
mientras que ahora prima más la producción y el éxito.
También sería necesario conocer que la palabra marasmo significa apatía, inmovilidad en lo moral y en lo
físico y no revuelta o confusión.
El registro idiomático es el culto, literario y de valor connotado. Cuando el autor se ubica en el “uno”
pretende acercarse a todos los lectores, entonces es más divulgativo, más estandarizado, más coloquial.
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