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La Ley Sobre Cómputo de La Prisión Padecida Durante La Última Dictadura Militar Su Aplicación Analógica A Casos de Tortura y Malos Tratos
La Ley Sobre Cómputo de La Prisión Padecida Durante La Última Dictadura Militar Su Aplicación Analógica A Casos de Tortura y Malos Tratos
2013
Diego Luna
“Han cambiado mucho las cosas, pero los presos de ayer y los presos de hoy,
en un cierto sentido histórico, son casi los mismos.
Son las generaciones de jóvenes que en dos momentos distintos de nuestra historia
los encontró incorporados a la participación política
o lanzados masivamente a la exclusión y la marginalidad”1
I. Introducción.
Según Daroqui, con la sanción de la ley 23.070 los gobernantes surgidos con
el advenimiento de la democracia de 1983 “estratégicamente decidieron no
hacer una amnistía política como hizo Héctor J. Cámpora, ya que el gobierno
de Alfonsín no podía sostener una política exclusiva de liberación de los presos
políticos cuando se afianzaba al mismo tiempo la teoría de los dos demonios.
Por eso se pretendió compensar la salida de los presos políticos con la de los
presos sociales, para quienes significó una fuerte descompresión y muchas
libertades. Y claro, una vez más, se plantea también humanizar la cárcel”8.
A los efectos de lo que nos interesa destacar, basta con recordar los dos
primeros artículos:
D'ANTONIO, DÉBORA, "Represión y resistencia en las cárceles de la última dictadura militar argentina",
La revista del CCC 2, 2008, disponible en: http://www.centrocultural.coop/revista/exportarpdf.php?
id=29; GUGLIELMUCCI, ANA, "Visibilidad e invisibilidad de la prisión política en Argentina: La 'cárcel
vidriera' de Villa Devoto (1974-1983)", disponible en:
http://www.pparg.org/pparg/carceles/globalidad/analisis/_b/contentFiles/guglielmucci_villa_devoto.pdf;
y de la misma autora, "Entrelazando memorias: Cuándo, cómo, y qué recuerda un grupo de ex prisioneras
políticas de la 'cárcel de Villa Devoto' entre 1974 y 1983", en Avá. Revista de Antropología 7, 2005, pp.
1-18.
8
DAROQUI, ALCIRA, “Epílogo”, en GARAÑO, SANTIAGO y PERTOT, WERNER, Detenidos-Aparecidos.
Presas y presos políticos desde Trelew a la dictadura, Buenos Aires, Biblos, 2007, p. 302.
9
Los restantes: “ARTICULO 3.- El cómputo establecido en los artículos anteriores no podrá ser
acumulado con los beneficios que, con posterioridad al 10 de diciembre de 1983 hasta la fecha de
promulgación de la presente ley, hayan derivado de conmutaciones de pena. En estos casos se aplicará
solamente el régimen que resulte más favorable al interesado. ARTICULO 4.- Modifícase para el período
y con los alcances de los artículos precedentes el artículo 24 del Código Penal. ARTICULO 5.-
Comuníquese al Poder Ejecutivo”.
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CSJN, “Moyano”; Fallos 306:883, sent. del 30/07/1984. En lo que aquí interesa, el art. 24 del CP,
establece: "La prisión preventiva se computará así: por dos días de prisión preventiva, uno de reclusión;
por un día de prisión preventiva, uno de prisión...".
11
Resolución Nº 15/87; Caso 9635 Argentina; 30/06/1987.
http://www.cidh.org/annualrep/86.87sp/Argentina9635a.htm
12
BIDART CAMPOS, GERMÁN, “Indulto, conmutación de penas, amnistía, y ley penal más benigna (a
propósito de la ley 23.070)”, El Derecho 121, 1987, p. 211.
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AFTALIÓN, ENRIQUE, VILANOVA, JOSÉ y RAFFO, JULIO, Introducción al derecho, 3ª edición, Buenos
Aires, Abeledo-Perrot, 1999, p. 254.
14
Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores de la Nación, 21/06/1984, p. 732.
15
Ibid., p. 735.
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El senador Marini (Santa Fe) a su turno sostuvo que “hay que conocer las
realidades, hay que saber que las cárceles no han educado sino que, en
realidad, han corrompido”20. Del senador Nápoli (Río Negro), quien también
hace la distinción entre presos comunes y políticos, puede destacarse lo
siguiente: “Hemos recibido un sistema carcelario en el que primaron las
ilegalidades, los malos tratos, las torturas. Los que tuvieron el infortunio de
padecerlo merecen hoy nuestra sensibilidad y nuestra preocupación (…) Es
obligatorio referirse aquí al régimen carcelario que sufrieron, donde no sólo se
pretendió su destrucción física, psíquica y moral, sometiéndoselos a un sistema
especial establecido por los decretos 1.209/76, 780/79 y 929/80, en flagrante
violación del artículo 18 de la Constitución Nacional 21, sino que además fueron
víctimas, en muchos casos en la misma prisión, de duras golpizas y
mortificaciones que en nada se compadecen con lo establecido por el artículo 1º
18
Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores de la Nación, 21/06/1984, pp. 726, 732/733 y 735.
19
Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, 07/06/1984, p. 1359. A los detenidos por
razones políticas se les aplicó una serie de medidas carcelarias que conformaron un "tratamiento
penitenciario" (regulado por sucesivos reglamentos y directivas militares) y su administración tuvo
particularidades en las diversas cárceles de "máxima seguridad". Este régimen penitenciario se caracterizó
por una clasificación a partir de 1977 en tres grupos según "niveles de peligrosidad" de matriz positivista:
G1 ("irrecuperables"), G2 ("posiblemente recuperables") y G3 (“recuperables”). El Reglamento de 1979
señala una clara ruptura con los anteriores: incorpora una denominación nueva para hacer referencia a los
genéricamente considerados presos políticos. Desde 1979 y hasta el 16 de noviembre de 1983 serían
llamados "DT" ("Delincuentes Terroristas") o "DS" ("Delincuentes Subversivos") y no ya "internos"
como planteaba el Reglamento de 1974 (GARAÑO, ob. cit., pp. 14/15 y 85).
20
Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores de la Nación, 21/06/1984, p. 736.
21
El art. 18 de la CN, establece, en lo que aquí interesa: "Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias,
para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de
precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que la
autorice".
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Otro tanto del senador Solana (Neuquén), quien manifestó: “El catálogo de
atrocidades que anunció en su discurso el señor senador por Río Negro –Nápoli–
resulta más que suficiente para demostrar que el Honorable Senado está
abocado a una verdadera reparación de arbitrariedades manifiestas, de
situaciones de ilegalidad, de un estado totalmente ajeno a las normas de la
Constitución y del debido proceso legal”. Solana mencionaba también “la
indudable compasión que en todo hombre de bien siempre despierta el
conocimiento de las situaciones notoriamente inhumanas a las que muchos de
ellos se han visto sometidos”23.
22
Ibid., pp. 736/738. El art. 1º del Decreto-Ley 412/1958 (Publicado en el Boletín Oficial Nº 18.571 del
24/01/1958), por el cual el Presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu había aprobado las "Normas
legales a que deberá ajustarse el Régimen Penitenciario", prescribía: "La ejecución de las penas
privativas de libertad tiene por objeto la readaptación social del condenado. El régimen penitenciario
deberá utilizar, de acuerdo con las necesidades peculiares de cada caso, los medios de prevención y de
tratamiento curativo, educativo, asistencial y de cualquier otro carácter de que pueda disponerse, de
conformidad con los progresos científicos que se realicen en la materia".
23
Ibid., pp. 741/742.
24
Ibid., p. 743.
25
Ibid., p. 755.
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[quien] decidiera con su voto, sino porque tenía muchas dudas sobre cuál era el
mejor camino para hacer justicia”26. Otero, de extracción radical, desempató a
favor de la propuesta votada por los senadores de su partido, es decir: 3 por 2
para presos comunes y 2 por 1 para presos políticos. Debido a las enmiendas
introducidas en el Senado, el asunto regresó a Diputados para su
consideración en la sesión realizada los días 28 y 29 de junio de 1984. La
Cámara de Diputados modificó el artículo 3º y la ley quedó definitivamente
sancionada en el Senado, el 4 de julio de 1984.
Como se advierte, Marini defendía el cómputo de tres días por cada uno
padecido en esas condiciones, postura de máxima que finalmente terminaría
cediendo en beneficio del consenso, lo cual no invalida las razones claramente
expresadas que pueden resumirse en que no es lo mismo un año de mera
26
Ibid., p. 748.
27
Ibid., p. 733.
28
Ibid., p. 736.
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CPM-CCT, Informe anual 2012. El sistema de la crueldad VII, La Plata, CPM, 2012, p. 82.
33
PPN, Informe anual de la Procuración Penitenciaria de la Nación. Año 2011. La situación de los
derechos humanos en las cárceles federales de la Argentina, Buenos Aires, PPN, 2011, p. 48. En una
investigación realizada hace unos años, se pudo dar cuenta de “que el 72,1% de las personas detenidas en
cárceles atraviesan situaciones de malos tratos y torturas por parte del personal penitenciario” (PPN,
Cuerpos castigados. Malos tratos y tortura en cárceles federales, Buenos Aires, del Puerto, 2008, p.
165).
34
DAROQUI, ob. cit., p. 307.
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Aftalión, Vilanova y Raffo enseñan que todo razonamiento por analogía lleva
implícita la presuposición de un género común, pues sólo sobre la base de él
se hacen equiparables los casos entre los que se establece la analogía 37. La
analogía en general, en cuanto recurso lógico del razonamiento jurídico común
a todas las ramas del derecho, se presenta con esos caracteres y se
denominada “analogía lógica”. Explica Cossio que mientras la analogía lógica
se limita a señalar una igualdad, la denominada “analogía jurídica” expresa la
justicia de esa igualdad lógica. La analogía jurídica establece la justicia de un
igual trato para dos casos esencialmente iguales; es decir, establece la justicia
de la igualdad, lo que, sin duda, es un juicio de valor sobre el proceder de la
razón cuando la referencia normativa incide sobre este proceder. Dicho de otro
35
COSSIO, CARLOS, “El principio nulla poena sine lege en la axiología egológica”, La Ley 48, 1947, pp.
1135/1150.
36
COSSIO, CARLOS, “Prefacio”, en CUETO RUA, JULIO, El “common law”, Buenos Aires, La Ley, 1957,
p. 12.
37
AFTALIÓN, VILANOVA y RAFFO, ob. cit., p. 631, n. 17.
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Desde el momento en que una pena no se haga cargo de la finitud del ser
humano, nota esencial de su humanidad, es por eso mismo una pena
inhumana; una pena que no se hace cargo de las contingencias y sufrimientos
de la existencia humana, por lo mismo, es una pena cruel. Así afirmaba
Messuti hace ya más de dos décadas, que: “Si la muerte no entra en los
cálculos jurídicos de la pena, esos cálculos pueden llevar a proporciones falsas
(…) Sólo cuando el ordenamiento jurídico reconozca la mortalidad de su
criatura, la ‘temporalidad’ que le es propia, se acercará un poco más a ese
equilibrio que busca. Y así reconocerá la verdadera intensidad de la pena que
aplica”44.
La negación del descuento del tiempo de pena no lograría otra cosa sino
admitir lo inadmisible: la legitimidad de una pena cruel e inhumana, lo cual
colocaría al Estado Argentino –en cuanto toda sentencia judicial es un acto de
uno de los poderes del Estado– al borde de la responsabilidad internacional
por, cuanto menos, inobservancia (y tal vez, connivencia, en su afectación) de
normas convencionales que proscriben el trato cruel, inhumano o degradante.
Según Cueto Rúa, la noción “laguna del Derecho” alude a una situación de
injusticia: el caso aparentemente no previsto tiene solución en el
ordenamiento jurídico vigente, pero la solución es insatisfactoria por no
realizar el valor justicia. Tales situaciones se salvan con recursos
interpretativos tales como extender el alcance de “una norma específica para
subsumir en ella casos que se encontraban previstos de otra manera en una
norma de mayor generalidad”. Ante la aparente carencia del instrumental
normativo para realizar la justicia requerida por el caso, podemos inclinarnos
a hablar de “laguna”, es decir, de carencia o falta de normas jurídicas en las
que apoyar la solución requerida. Sin embargo, sostiene Cueto Rúa, donde
hay grandes jueces y juristas es muy raro oír hablar de lagunas del derecho.
Ellos saben aproximarse a los fenómenos humanos y captar sus sentidos,
encontrando en el ordenamiento jurídico una norma jurídica que permita
resolver el caso de manera no lesiva de la justicia49.
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