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Historia de la Evaluación Psicológica:

La evaluación tiene que ver con la valoración de los individuos como una base
para la toma de decisiones.
Las decisiones involucradas en la evaluación son variadas y dependen del
escenario que exista.
Por ejemplo, un psicoterapeuta a menudo usa la evaluación como base para
elegir un tratamiento efectivo con un nuevo paciente.
En contraste, un psicólogo que se encuentra en las fuerzas armadas usa la
evaluación como un medio para seleccionar individuos para asignaciones
especiales.
En efecto, el término evaluación fue inventado durante la Segunda guerra mundial
ante la realización de un programa para seleccionar individuos y prepararlos para
las asignaciones del servicio secreto en la Oficina de servicios estratégicos (OSS,
Office of strategic services; específicamente con el personal de Evaluación, 1948).
La primera aplicación de la evaluación fue hecha con la intención de elegir
personal militar para asignaciones sensibles y de alto riesgo en ultramar. Los
candidatos para el servicio secreto se sometían cuatro días a exámenes escritos,
entrevistas y pruebas de personalidad, bajo el escrutinio de los psicólogos y
psiquiatras de OSS. El personal de la OSS recolectó gran cantidad de información
de los candidatos, la cual incluía los resultados de las entrevistas, datos de las
pruebas, listados y calificaciones de los candidatos.
Además, el proceso de evaluación incluía una variedad de pruebas situacionales
diseñadas para evaluar el comportamiento de los candidatos bajo condiciones
estresantes, frustrantes y de ansiedad inducida.
En una prueba situacional utilizó un grupo sin líderes, como un método para
valorar las características personales que consisten en liderazgo, iniciativa y
cooperación. Basándose en la información de todas las fuentes, el personal de la
OSS calificó a cada individuo en docenas de rasgos específicos en categorías tan
amplias como estabilidad emocional, habilidad física, relaciones sociales y
liderazgo. Estas calificaciones sirvieron como la base para la selección del
personal militar de la OSS.
Después de la Segunda guerra mundial se observó una seria reducción en el
número de personas calificadas para ayudar a los veteranos y a otros individuos
que regresaron con problemas psiquiátricos (Peterson, 1987).
En respuesta a este problema, la Administración de veteranos creó la psicología
clínica moderna proporcionando salarios a miles de educandos. Los programas a
nivel doctoral en psicología clínica aumentaron en la mayoría de las principales
universidades.
La psicología clínica se convirtió en una profesión reconocida con actividades que
incluían el psicodiagnóstico y la psicoterapia individual.
En un principio, los psicólogos funcionaron bajo la supervisión de los psiquiatras.
Por esta razón, la evaluación estaba orientada hacia la identificación y el
tratamiento de trastornos psiquiátricos dentro del marco del Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales (mejor conocido como DSM, por sus siglas
en inglés), publicado por vez primera en 1952 y revisado varias veces desde
entonces.
De este modo, el primer propósito de la evaluación fue el diagnóstico psiquiátrico
detallado y que se basaba en un sistema codificado. El diagnóstico psiquiátrico
sigue siendo una función importante de la evaluación, en particular, a tal grado
que éste proporciona una base para la planeación del tratamiento. Sin embargo,
como se verá, la evaluación implica mucho más que un diagnóstico tradicional.

Definición de Evaluación:
La evaluación se define como el proceso por medio del cual se evalúan las
características, fortalezas y debilidades de un individuo como base para tomar
decisiones sustentadas en la información.
El término incorpora una amplia variedad de actividades, que van desde la
evaluación descriptiva (descripción de los síntomas de un paciente como una
ayuda para el diagnóstico). Por ejemplo, la evaluación descriptiva procede por
medio de una entrevista en la que los psicólogos practicantes buscan determinar
si un paciente muestra los síntomas indicativos de una depresión mayor (tristeza,
pérdida del interés, sentido de culpa, alteraciones del sueño, pérdida de energía,
problemas de concentración, alteraciones del apetito, lentitud motora, ideas
suicidas).

Hasta la evaluación funcional (determinación de las características situacionales y


relativas al carácter de la persona que sirven para mantener los comportamientos
inadaptados). Una evaluación funcional se bosqueja a partir de la conclusión de un
psicólogo de que el rechazo para ir a la escuela por parte de un niño de tercer
grado fue alentado, en parte, por la sobreprotección de una madre que consiente
mucho a su hijo.

O bien, la evaluación prescriptiva (recomendación de los tipos de intervención que


parecen ser más benéficos) . Una evaluación prescriptiva se ilustra por la elección
sensata del tratamiento cognoscitivo-conductual que hace un psicólogo practicante
para tratar a un abogado que sufre de ataques de pánico cuando se enfrenta al
público, por ejemplo, cuando expone sus argumentos de apertura en los casos de
la corte.

La evaluación es una solución de los problemas. Implícita o explícitamente, la


evaluación sirve para contestar preguntas acerca de las personas que consultan a
un psicólogo.
Las preguntas que se encuentran en la evaluación suelen ser indirectas (por
ejemplo, "¿el paciente es un posible suicida en este momento?") o más complejas
y con múltiples aristas ("¿por qué este niño no quiere ir a la escuela y cómo
debemos responder a este problema?").
Una característica de la evaluación es que se necesitan diversas fuentes de
información para contestar las preguntas más relevantes.

La evaluación es un proceso en el que los psicólogos clínicos integran tres


componentes:
(1) la razón de la evaluación,
(2) la orientación teórica preferida
y (3) las fuentes relevantes de información (Tallent, 1992).
Aunque el profesional siempre actúa como el jefe ante los instrumentos de
evaluación, debe integrar continuamente estos tres elementos para realizar una
evaluación exitosa.
El resultado es una conceptualización significativa del caso, que incluye
diagnósticos formales y recomendaciones para el tratamiento.
Una evaluación también es un resultado en el que el psicólogo practicante expresa
conclusiones, recomendaciones, o decisiones en un informe o reporte escrito. El
reporte de evaluación ocasiona una diferencia sustancial en la vida del paciente y,
por consiguiente, deberá escribirse con gran cuidado. Por ejemplo, un reporte de
evaluación incluye conclusiones, recomendaciones o decisiones acerca de las
siguientes cuestiones:

• Un paciente de edad avanzada que se queja por la pérdida de la memoria,


¿sufre demencia?
• ¿Mejorará sólo con la psicoterapia una adolescente meditabunda que constantemente
se deprime?
• Un viejo excéntrico acusado de robo en tiendas, ¿merece ser sometido a proceso?
• Un paciente joven, con un historial en el abuso de drogas, ¿tiene un severo daño
cerebral?
• ¿Requiere hospitalización una esposa deprimida y con tendencias suicidas?
• Una persona con una prueba de personalidad levemente desviada, ¿es adecuada para
el trabajo de policía?
Estos ejemplos ilustran unas cuantas de las diversas situaciones en las que se les pide a
los psicólogos que realicen una evaluación. Las conclusiones del psicólogo clínico tienen
a la larga un impacto mayor tanto en el examinado como en la sociedad.

Por ejemplo, basados en parte en los hallazgos de la evaluación, los pacientes de


edad avanzada serán (o no) confinados en una institución; los viejos excéntricos
serán (o no) enviados a proceso legal; las esposas deprimidas deberán (o no) ser
hospitalizadas; y los candidatos para puestos legales deberán (o no) ser
contratados.
Fases de la evaluación:
Una evaluación procede a través de cuatro fases: planeación, recolección de
datos, inferencia y comunicación.
1- En la Planeación: El psicólogo practicante determina el propósito de la
evaluación.
Esta puede ser un riesgo considerable, en especial dentro del escenario
institucional. El reto es que las fuentes de referencia no siempre especifican
el problema que impulsó la solicitud de una evaluación. El médico de un
hospital puede solicitar "una evaluación psicológica, por favor", cuando lo
que en realidad desea saber es si el dolor clínico que experimenta su
paciente se debe en parte a factores psicológicos.
En este caso, el trabajo del clínico no es nada más determinar el asunto
subyacente de la remisión, sino también educar a los médicos para que
entiendan la necesidad de explicar las cuestiones de la referencia.
La recolección de datos implica la selección de las mejores fuentes de
información para los propósitos de la evaluación.
La entrevista clínica casi siempre es un componente de la recolección de
datos, y ésta incluye una forma especializada de entrevistas conocida como
el examen del estado mental.
Los programas de entrevistas estructuradas, la observación, la evaluación
del comportamiento y las pruebas psicológicas también proporcionan
información relevante para la evaluación. Cada uno de estos métodos se
estudian a continuación.

La etapa de la inferencia (o deducción) es esencial, pues en ella el


profesional deberá decidir si confía en su juicio personal o en las fórmulas
basadas en la investigación sobre la interpretación de los datos. El dilema
es ilustrado por el caso en que un psicólogo practicante siente de manera
intuitiva que un paciente psiquiátrico hospitalizado está en riesgo de
cometer suicidio, pero que no exhibe ninguna de las características
basadas en estudios que sugieran un riesgo de este tipo, por ejemplo,
enfermedad depresiva, alcoholismo, intentos anteriores, hablar de suicidio,
aislamiento social (Motto, 1985).
¿Deberá el psicólogo clínico confiar en su juicio personal y negarle al
paciente la solicitud de un pase para salir del hospital el fin de semana, o
creer en las fórmulas y conceder la solicitud? Este ejemplo ilustra el debate
clínico en contraste con el actuarial, que es el punto culminante en la toma
de decisiones de los psicólogos.
En el juicio clínico el psicólogo practicante usa el juicio personal para
diagnosticar, clasificar o predecir el comportamiento.
En el juicio actuarial usa una fórmula basada en las investigaciones para
diagnosticar, clasificar o predecir el comportamiento. Aunque el juicio
actuarial por lo general es superior, los psicólogos practicantes siguen
confiando mucho en el juicio clínico.

Por último, la evaluación implica la transmisión de los resultados y la


comunicación de las recomendaciones. Aunque las conclusiones de una
evaluación con frecuencia se comunican en persona (esto es, el psicólogo
hace un reporte verbal para la fuente de referencia o para el paciente), el
reporte escrito también es importante y no deberá ser visto como una
obligación sólo para los requisitos administrativos.
Un reporte escrito funciona de forma efectiva como una guía permanente y
positiva para la fuente de referencia y para los demás que trabajan con el
paciente.
Sin embargo, si el reporte se hace con poco cuidado, es muy vago o
carece de conclusiones, no tendrá impacto (o peor aún, tendrá un impacto
negativo) sobre el bienestar del paciente.
Además, los reportes tienen el engorroso hábito de ser mostrados incluso
años después debido a la litigación que involucra a algunos pacientes. Los
psicólogos practicantes inteligentes anticipan la posibilidad de que se les
solicite que expliquen y justifiquen cada frase en un reporte.
Tener una atención cuidadosa en la evaluación del reporte no sólo ayuda al
bienestar del cliente, sino que también previene futuros apuros para el
psicólogo clínico.

RAZONES PARA HACER UNA EVALUACIÓN


El medio social más común para la referencia son los sistemas escolares,
las clínicas psiquiátricas, los ambientes médicos, los contextos forenses, las
compañías industriales y las clínicas psicológicas.
Las razones específicas de una evaluación diferirán de un escenario a otro,
así que comencemos destacando los asuntos e inquietudes prominentes
que pertenecen a cada ambiente referido.
Por ejemplo, los psicólogos que trabajan dentro de los sistemas escolares
recibirán muchas referencias a fin de valorar los trastornos de aprendizaje.
La distinta evaluación superlativa con recomendaciones altamente
detalladas para la resolución de problemas será desperdiciada si un
estudiante imposibilitado para aprender es considerado no apto para los
servicios.
En este ejemplo, la sensibilidad para el contexto de la evaluación dicta el
uso de pruebas específicas (pruebas de inteligencia general y de logro
académico específico con normas a nivel nacional) combinadas con un
enfoque en los aspectos particulares de los resultados (por ejemplo, la
existencia de una discrepancia de 15 puntos entre las puntuaciones de
coeficiente intelectual CI y de logro.
Las referencias de una clínica psiquiátrica auguran cuestiones sin solución
acerca de la conceptualización del caso. De manera implícita, el psiquiatra
que lo refirió preguntará si el comportamiento inadaptado del paciente
representa un pensamiento con serios trastornos (que indicarían la
necesidad de drogas psicotrópicas), o un problema antiguo con el carácter
de la persona (que demandaría un programa estricto de comportamiento, o
una manifestación de daño cerebral no reconocido).

Otra razón de la referencia del psiquiatra es la toma de decisiones, tales


como determinar si un paciente es adecuado para una terapia individual. Es
esencial aclarar las cuestiones principales de la recepción de un paciente
cuando se trata de las referencias que hacen los psiquiatras.
Las referencias médicas constituyen aspectos interesantes debido a la
interacción mutua entre la salud y las funciones fisiológicas. Una tendencia
común (y comprensible) es que los psicólogos practicantes sobresalen en la
tarea de identificar enfermedades médicas, pero pasan por alto las
contribuciones o aportaciones psicológicas y sus consecuencias.

A los psicólogos que trabajan con las referencias médicas se les informa
que busquen una depresión cuando un paciente sufre enfermedades físicas
crónicas, tales como afecciones al corazón.
Otra área de convergencia entre la medicina y la psicología es entender al
paciente que presenta un dolor crónico. En la mayoría de los casos, una
dolencia clínica incluye un componente psicológico sustancial, que es no
negar o desechar la realidad del dolor.
Los psicólogos clínicos tienen mucho que ofrecer al practicante mediante la
evaluación y comprensión del fenómeno del dolor crónico (Turk y Rudy,
1990).
Los psicólogos que trabajan dentro del sistema judicial deberán tener una
firme comprensión de los asuntos legales pertenecientes a la evaluación en
la medicina legal.
Consideremos un tipo de evaluación médica legal: asesorar en un juicio
legal para determinar si una persona acusada está calificada para que se le
entable un juicio.
El juez no está interesado en el punto de vista personal del psicólogo, más
bien espera que el asesor ofrezca una opinión dentro del marco legal del
caso, que especifica que el acusado deberá entender los cargos contra él y
que deberá ser capaz de ayudar en su defensa (Wrightsman, Nietzel y
Fortune, 1994). En forma creciente, la práctica de la psicología forense
requiere expertos que tengan una capacitación especializada.

Una preocupación especial encontrada con la evaluación industrial es que


la asesoría relacionada con los empleados es muy limitada por los
lineamientos legales. Por ejemplo: las pruebas practicadas deberán tener
una relación comprobable con el desempeño del trabajo o, si no es así, se
podría encontrar legalmente responsable al psicólogo asesor (y al que lo
contrata). No importa si un prospecto para ser empleado produce una
escala antisocial bastante elevada en una prueba de la personalidad.
Lo que importa es si esa prueba (y en particular la escala antisocial) ha
sido validada para ser usada en la selección de empleados. En las pruebas
relacionadas con la selección de empleados, se considera irrelevante el
juicio de los psicólogos (Lowman, 1989). La evaluación industrial es una
empresa altamente especializada para la cual los examinadores necesitan
una capacitación especial.
La mayoría de los pacientes en una clínica médica son nominados por ellos
mismos como individuos que buscan un alivio ante cierta confusión o
incertidumbre psicológica. La cuestión crucial para estas personas
relacionada con la evaluación es determinar si una prueba formal jugará
algún papel o rol significativo.

ORIENTACIÓN TEÓRICA
La orientación teórica se refiere al criterio que debe tener el profesional
sobre la personalidad, la psicopatología y los métodos para hacer una
evaluación (Tallent, 1992).
El margen de la orientación teórica adoptada por los médicos es sustancial.
La disparidad más obvia está entre los psicólogos practicantes que se
enfocan sobre el comportamiento abierto (el método conductista) y aquellos
que buscan entender motivaciones inconscientes (el punto de vista
psicodinámico).
Pero también pueden observarse diversas orientaciones teóricas.
Algunos profesionales buscan entender el comportamiento actual
explorando en su contexto evolutivo (la perspectiva evolucionista), mientras
que otros se centran en identificar al síndrome psicopatológico que mejor
cuadra con las conductas del paciente (el punto de vista del
psicodiagnóstico).
Es probable que los profesionales de cada uno de estos campos elijan
diferentes instrumentos para una evaluación y apelen a suposiciones
contrastantes para encontrar la lógica de los datos .
El mismo padecimiento presentado se ve desde varias orientaciones
teóricas, cada una estipulando diferentes métodos de evaluación. Un caso
en este punto es la paciente fóbica que tiene miedo de conducir sobre los
puentes.
Esta fobia ha causado estragos en su vida obligándola a dar una vuelta de
dos horas, rodeando el puente, para llegar a su trabajo. Dependiendo de la
orientación teórica del psicólogo clínico, la evaluación para esta mujer pasa
por diversas líneas.
Los que tienen una convicción psicodinámica ven el comportamiento como
una necesidad simbólica de crianza. Como parte de la evaluación
administran una técnica proyectiva como la Rorschach, que revela las
necesidades inconscientes de dependencia.

Los profesionales orientados a la conducta evalúan al paciente de acuerdo


con los temores que desarrolló, administrándole una encuesta programada
sobre tales temores. Este profesional también valora el nivel de miedo
mediante una prueba relacionada con la evasión de comportamientos en la
que el individuo (en este caso una mujer) clasifica el nivel de miedo al
aproximarse a un puente, a conducir sobre él, a quedarse atascado en el
tráfico de un puente, y así sucesivamente.

El profesional con una fuerte creencia en la realidad de los síndromes


psicopatológicos interroga acerca de una "gran situación", como la que se
presenta cuando el paciente exhibe una depresión o un trastorno mental al
lado de su fobia. Este profesional administra un inventario multifásico de la
personalidad.
En suma, la orientación teórica dicta el método tomado en la evaluación
psicológica.

FUENTES DE INFORMACIÓN
Las fuentes de información para el margen de evaluación, se clasifican
desde las entrevistas no estructuradas guiadas únicamente por la intuición
del examinador, hasta las pruebas estandarizadas regidas por los
procedimientos y principios de puntuación formales.
En algún punto entre éstas hay procedimientos con estructura moderada
tales como un examen del estado mental, una evaluación del
comportamiento y las entrevistas programadas.
¿Qué es una entrevista programada?

En este tipo de entrevistas, el entrevistador es el encargado de elaborar


preguntas, pero (a diferencia de la entrevista formal) no debe seguir un
cronograma sobre la forma de llevar las preguntas y su formulación.

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