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Julieta
Encadenamientos
argumentativos y semántica de
la construcción apositiva
28 al 30 de mayo de 2007
Resumen
1. INTRODUCCIÓN
Tradicionalmente se entiende por ‘aposición’ la yuxtaposición de dos (o más) palabras
(o construcciones) de la misma clase. Las gramáticas tratan la función sintáctica de apo-
sición como un fenómeno de orden fundamentalmente nominal y señalan que el segun-
do componente puede añadir otra denominación que explique más el concepto del pri-
mero sin determinarlo, lo que se denomina aposición explicativa, como en (1) ‘Madrid,
capital de España’, 1 o puede determinarlo y distinguirlo de otros, lo que se denomina
aposición especificativa, como en (2) ‘el profeta rey’. Asimismo, existe cierto acuerdo
en considerar que se establece una relación de correferencia entre los constituyentes, lo
que permite la permutación semántica, vista sintácticamente y respecto de los casos tipo
(1), y que el primer elemento funciona como núcleo de la construcción y el segundo
como apósito.
Más allá de las regularidades señaladas por las gramáticas tradicionales, desde la
Gramática Emergente del Discurso (Hopper, 1998), marco teórico general en el que se
1
A partir de aquí marcaremos con negrita el primer constituyente de la construcción y con bastardilla el
segundo.
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En especial cuando se trata de ejemplos como los siguientes: “Mi marido Horacio trabaja muchísimo”
(CV40); “Vialidad, el Estado, no delega responsabilidad sino que delega trabajo” (CV77).
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En una tercera postulación de la teoría, los autores consideran que los topoi están
prefigurados en el nivel lexical y postulan dos tipos de relaciones tópicas en el léxico:
uno relativo a la propia significación de la palabra y otro no directamente vinculado a
ella. A partir de allí hacen una diferenciación entre topoi intrínsecos y topoi extrínsecos
y señalan que el antecedente y el consecuente tienen una interdependencia de sentido y
conforman un bloque semántico.
La teoría de los Bloques Semánticos (TBS) (Ducrot, 2000; Carel, 2000; Carel y Ducrot,
2005) se presenta como una radicalización de los principios y las intuiciones básicas de la
TAL, en tanto busca dar una formalización lingüística a los criterios que determinan la sig-
nificación de todas las unidades lingüísticas. La significación se entiende como un conjunto
de discursos cuyos encadenamientos discursivos constituyen ‘argumentaciones’.
La TBS supone que el sentido de todas o, al menos, de la mayoría de las palabras
consiste en un conjunto de aspectos atribuidos por un encadenamiento argumentativo
(EA) cuyo esquema básico es X Conn Y (Conn = conector). Este esquema es articulado
por dos tipos de conectores: normativo (donc = DC / en español, entonces) y transgresi-
vo (cependant = CP / en español, sin embargo). Así, por ejemplo, la argumentación
interna (AI) que da sentido a ‘prudente’ es ‘percibe el peligro DC toma precauciones’.
La argumentación interna (AI) está constituida por encadenamientos que expresan
una paráfrasis o una reformulación de la palabra y puede ser estructural, si está deter-
minada por la lengua (es decir, si forma parte de la significación lingüística que la enti-
dad tiene dentro del sistema), o contextual, si es producida discursivamente. Por ejem-
plo, “yo llamo prudente a quien toma precauciones aun cuando no perciba el peligro”.
La argumentación externa (AE) está constituida por encadenamientos en los que la
palabra en cuestión es el punto de partida o de llegada. Por ejemplo, ‘prudente’ puede
formar parte de encadenamientos tales como “Pedro es prudente DC tomará precaucio-
nes” (AE a derecha) o “Pedro tiene miedo DC será prudente” (AE a izquierda).
La AE también puede ser estructural o contextual. En el primer caso, está determi-
nada por la lengua al tratarse de un EA compuesto por uno de los aspectos de la AI (X o
Y) del elemento lingüístico más el mismo elemento (por ejemplo.: “Es prudente DC
tomará precauciones”). En el segundo caso, el EA no aparece asociado a todos los em-
pleos de la palabra y el elemento lingüístico es precedido o continuado por un aspecto
ajeno a la AI (por ejemplo: “Es prudente DC lo contrataré”).
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mismo objeto. El segundo componente puede añadir otra denominación que explique
más el concepto del primero sin determinarlo, lo que se denomina aposición explicativa
(‘Madrid, capital de España’), o puede determinarlo y distinguirlo de otros, lo que se
denomina aposición especificativa (‘el mes de abril’). En este sentido, A. Suñer Grata-
ços (1999) define la aposición especificativa o restrictiva como aquella que limita el
significado del antecedente y la explicativa, no restrictiva o descriptiva como aquella
que explica mediante una paráfrasis nominal alguna de sus propiedades intrínsecas.
2.3. Recapitulación
Los autores revisados coinciden en proponer la noción de correferencialidad entre am-
bos constituyentes de la construcción apositiva con ejemplos tales como ‘Don Enrique,
el tío de Juan’ y ‘la ciudad de Córdoba’. Desde el enfoque en el que se enmarca nuestro
proyecto, en estudios previos (Barbeito, 2004) mostramos, a partir de ejemplos del tipo
“Los jóvenes, aquellos con posibilidades de estudiar, no se quedan en Carlos Casares”,
que las nociones de ‘objeto referido’ e ‘idéntico referente’ resultan insuficientes para
aludir a la influencia de factores de orden semántico – pragmático. En este sentido, pro-
pusimos que mediante la aposición el hablante realiza una (re) conceptualización de la
entidad en cuestión desde una cierta perspectiva y con atención a las propiedades del
contexto.
En este sentido, adoptando algunos de los supuestos teóricos de la TAL, en el presen-
te trabajo sostenemos que hablar es dirigir el discurso en cierta dirección, hacia ciertas
conclusiones, e inscribir nuestros enunciados en una cierta dinámica discursiva. Dado
este supuesto, proponemos analizar el corpus descripto en §3 con atención a las inten-
ciones comunicativas de los hablantes, el uso real y contextualizado de la construcción
apositiva y la interrelación de niveles como la semántica y la sintaxis.
3. EL CUERPO DE DATOS
El corpus está constituido por un conjunto de once entrevistas. Una parte de estas entre-
vistas fue realizada por una periodista para dos medios gráficos a adultos de ambos
sexos, con edades que oscilan entre 20 y 70 años, nivel de escolaridad media o universi-
taria y profesiones varias (deportistas, funcionarios, médicos, docentes, empresarios y
funcionarios, entre otras). El resto de las entrevistas fue realizado por un grupo de estu-
diantes del Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas ‘Juan Ramón Fernández’
a partir de un protocolo abierto con el objetivo de indagar representaciones sobre el ob-
jeto de enseñanza-aprendizaje entre los docentes del plantel terciario de la institución.
Una vez transcriptas las entrevistas, se registró un total de 330 ocurrencias de aposi-
ciones, constituido por 118 casos de aposición nominal (35.86%) y 212 casos de aposi-
ción no nominal (64.14%).3 Consideramos aposición nominal aquella construcción en la
que ambos términos se manifiestan a través de un nombre sustantivo o una frase nomi-
3
Los casos de aposición no nominal presentaron las siguientes construcciones en el primer constituyente: sintagma
nominal; sintagma adjetival; sintagma verbal; adverbio; construcción con verboide; construcción comparativa; cons-
trucción prepositiva; cláusula. El segundo constituyente presentó los siguientes modos de manifestación: sintagma
nominal; sintagma verbal; construcción relativa; sintagma adjetival; construcción con verboide (infinitivo, participio,
gerundio); construcción prepositiva; adverbio; construcción comparativa; cláusula. (Cfr. Barbeito 2001 para un análi-
sis más extenso del problema de la aposición no nominal).
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nal, mientras que por aposición no nominal entendemos aquella construcción en la que
al menos uno de los dos términos es de naturaleza no nominal.
(1)
[...] a raíz de que nosotros contamos con lo que se denomina el TIUS (tasa de in-
fraestructura urbana social), es una especie de fondo de Obras Públicas que el
frentista de acuerdo al consumo de luz [...] (C1, 51). 4
(2)
toda esta cuestión con el género policial, la cosa clásica, la forma clásica del poli-
cial Walsh la bebe y, digamos, sus primeros trabajos, su primer libro, Variacio-
nes en Rojo, todos sus cuentos policiales, toda su obra como traductor […] todo
eso está ahí pegado (C3, 10).
(3)
La nueva planta está en la zona aledaña a Saforcada, la próxima estación hacia
Mendoza saliendo de Junín. (CV, 24).
Podríamos acordar con las gramáticas tradicionales en que las aposiciones de (1) y
(2) constituyen una segunda denominación respecto del referente del primer miembro
de la construcción. Pero, ¿podemos decir lo mismo de la construcción de (3)? Creemos
que en este ejemplo el segundo miembro de la construcción (“la próxima estación hacia
Mendoza saliendo de Junín”) no es solo una segunda denominación del referente del
primero, sino que manifiesta la presencia del enunciador en la conceptualización de la
entidad ‘Saforcada’ desde una perspectiva particular que toma como punto de partida,
en este caso, la ubicación espacial del hablante.
En este sentido, observemos los siguientes ejemplos:
(4)
–¿Cómo ve al equipo de Copa Davis?
4
La numeración que aparece entre paréntesis se corresponde con un ordenamiento interno del corpus.
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–En mi caso, si bien estoy entrenando a Gastón Gaudio, uno de los jugadores del
equipo, conozco mucho al grupo porque fui capitán y logramos llegar a primera.
Es un gran grupo que tiene muchas chances (C1, 24).
(5)
El Plan E.di.vi.ar, el esquema director vial argentino que fuera concebido en el
año 97-98 y que nunca tuvo ejecución, bueno, nosotros nos propusimos actuali-
zarlo, con participación de todas las provincias, del Consejo Vial Federal y la
DNV (C1, 127).
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Estos discursos evocados por las expresiones lingüísticas que constituyen la aposi-
ción funcionan como una transición hacia el discurso que le sigue a la derecha, en el que
el hablante destaca el hecho de que su gestión se haya propuesto actualizar el plan
(“Nosotros nos propusimos actualizarlo, con participación de todas las provincias, del
Consejo Vial Federal y la DNV”).
Por último, analicemos los siguientes ejemplos:
(7)
Ahí por ejemplo Legasa, una editorial donde yo trabajaba, publica Tizón, las
obras que él traía, que él ya las tenía en su valija (C3, 5).
(8)
Nosotros, mi generación, tiene todavía una escuela donde no se había entrado en
la psicogénesis (C1, 252).
Por su parte, el ejemplo (8) fue extraído de una entrevista realizada por un estudiante
de profesorado a un docente con trayectoria. El segundo constituyente de la construc-
ción apositiva (“mi generación”) restringe una argumentación externa contextual ‘casi
natural’ dado los roles de entrevistador- entrevistado: nosotros PLT todos los docentes,
y la limita a nosotros PLT los docentes formados en mi época. Esta restricción se condi-
ce con el objetivo del hablante de subrayar que los docentes de su época no fueron for-
mados en la escuela de la psicogénesis. La preeminencia del segundo constituyente de la
construcción (“mi generación”) respecto del primero tiene además su correlato en la
conexión sintáctica de concordancia verbal que se manifiesta a partir de la información
de persona y número del constituyente (tercera persona del singular) con el verbo “tie-
ne” que le sigue hacia la derecha.
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5. CONCLUSIONES
A partir del análisis de los ejemplos postulamos que la aposición no puede ser conside-
rada una segunda denominación del objeto referido en el primer constituyente, tal como
sostienen las gramáticas. Se trata antes bien de un recurso utilizado por el hablante para
poner en evidencia su propia conceptualización de la entidad desde un determinado pun-
to de vista, en relación a diferentes presuposiciones y expectativas de fondo y para mos-
trar ciertos atributos como más prominentes que otros. Asimismo, sostenemos que las
asociaciones de significado establecidas entre el primero y el segundo constituyente de
la construcción se inscriben en el desarrollo discursivo del texto y contribuyen a garan-
tizar el pasaje hacia la conclusión.
Tal como observamos en los ejemplos, el objetivo comunicativo perseguido por el
hablante con la aposición no es sólo añadir datos informativos sobre la entidad ya de-
signada. A través de esa especificación o explicación se transmite la elección de un sig-
nificado en particular por sobre otros significados y, además, se pone de manifiesto la
presencia del enunciador en esa construcción de la entidad. En este sentido, postulamos
que en uno de los constituyentes de la construcción se construye una cierta identidad de
la entidad en cuestión o se da una pista al respecto, mientras que en el otro constituyente
se imponen restricciones respecto de cómo debe interpretarse la conceptualización de
ese objeto y se pone (más) en evidencia la propia identidad del hablante como actante.
Los encadenamientos argumentativos evocados por los constituyentes permiten dar
cuenta de la forma de estas restricciones.
En síntesis, cuando el hablante apone un elemento a otro selecciona una parte salien-
te de una entidad para conceptualizar el participante re- designado. El análisis en térmi-
nos de encadenamientos argumentativos permite explicitar, desde una perspectiva sis-
temática de la semántica concebida como los aspectos de significación presentes en la
lengua, cómo los hablantes ponen en juego estos aspectos en la actividad cognitiva de
(re)conceptualizar entidades mencionadas en el discurso.
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