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LAS MANIFESTACIONES DEL ESPÍRITO SANTO EN LA

POSMODERNIDAD

INTRODUCCIÓN

El Espíritu Santo como la tercera persona de la Trinidad. Es el que conduce, el que

orienta, el que fo r t al e c e l a Iglesia y a l cristiano , al discípulo de Jesucristo. Es

el que nos hace conocer la verdad que es Jesucristo mismo. El Espíritu Santo es el amor

del Padre y del Hijo, que se derrama en la Iglesia, en los discípulos y es sobre todo

aquel que va santificando el pueblo de Dios. El Espíritu Santo es aquel que

lleva la misión y nosotros somos sus colaboradores en la Iglesia, por lo tanto, es

necesario que la iglesia, consciente de nuestra necesidad podamos darle la importancia

debida a la obra completa e integra del espíritu santo hoy.


Cuando Jesús estaba por ir al Padre, le dijo a sus discípulos que no los dejaría solos. Él

enviaría a otro como Él para estar con ellos.  “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que

yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere,

os lo enviaré.” (Juan 16:7) Jesús vio necesario que el Espíritu Santo viniera y viviera en los

creyentes. Lamentablemente, muchos creyentes viven sus vidas ignorando al Espíritu. Sin

embargo, no es posible vivir la vida que Jesús quiere que vivamos sin la ayuda del Espíritu.

El Espíritu Santo es esencial para la vida y enseñanza cristiana. Puedo afirmar (sin

exagerar) pero sin la ayuda y poder del Espíritu Santo todos nuestros esfuerzos como

iglesia, tanto para agradar a Dios como para enseñar a otros a hacerlo carecen de sentido y,

por lo tanto, los resultados son insignificantes. Desgraciadamente, en muchas ocasiones el

Espíritu Santo es olvidado, minimizado o incluso relevado a solamente una teoría teológica

que creemos porque se encuentra en la Biblia, pero que no tiene ninguna relevancia en

nuestra vida diaria.

Sin embargo, el Espíritu Santo es la persona indispensable para todo lo que concierne a

nuestra relación con Dios y con su servicio. El Espíritu Santo hace posible la salvación de

los creyentes ya que él convence de pecado (Juan 16:8) y regenera a los pecadores para que

la relación con Dios rota por el pecado sea restablecida (Tito 3:5). El Espíritu Santo

incorpora a los creyentes en el cuerpo de Cristo, en lo que se denomina como el bautismo

del Espíritu Santo (1 Cor. 12:13).


También es el Espíritu Santo el que produce en nosotros el tipo de vida que agrada a Dios

cuando le dejamos el control total de nuestras decisiones en lo que la Biblia denomina como

“ser lleno del Espíritu Santo” (Ef. 5:18). Cuando dejamos que sea el Espíritu Santo el que

dirija nuestras vidas, entonces nuestra conducta reflejará las siguientes características:

amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio (Gal.

5:22-23). Por lo tanto, es imposible agradar a Dios sin la ayuda y dirección del Espíritu

Santo.

Respecto al proceso de enseñanza-aprendizaje, el Espíritu Santo también es central e

indispensable en la educación cristiana hoy, ya que se relaciona directamente en todos los

elementos involucrados. El Espíritu Santo guía y usa al maestro para que pueda enseñar las

verdades de Dios. Es increíble que el Dios del universo decida cooperar con nosotros para

proclamar su mensaje de redención al mundo. Dios no nos necesita realmente, pero decide

usarnos por su gracia. ¡Qué gran privilegio! El contenido de nuestra enseñanza debe estar

basado en la revelación escrita de Dios, la Biblia. El Espíritu Santo inspiró a los autores

bíblicos por lo que el Espíritu Santo también está involucrado directamente en el contenido

de nuestra enseñanza. El Espíritu Santo ilumina y motiva a nuestros alumnos para que

entiendan y reciban las enseñanzas divinas. La Biblia es el único libro que existe en el que

todos los cristianos tienen acceso directo a su autor (el Espíritu Santo) y además su deseo es

ayudarnos a entenderlo y aplicarlo a nuestra vidas. Finalmente, el propósito final de la

enseñanza bíblica es nuestra transformación a la imagen de Jesucristo. La Biblia no se

escribió para nuestra información solamente sino para nuestra transformación. Este cambio

solamente es posible por el Espíritu Santo. De hecho, él es el único que puede cambiar
nuestras vidas. Así que, el Espíritu Santo es vital en el maestro, contenido, alumno y la

meta de la educación cristiana.

A la luz de todas estas realidades, debemos preguntarnos ¿dependemos completamente en

el poder y guía del Espíritu Santo? Si no es así, ¿por qué no lo hacemos? Estoy convencido

que muchas veces los líderes cristianos se la pasan infructuosamente buscando un método

nuevo que haga que su ministerio sea exitoso, pero nunca lo hallarán porque se olvidan del

Espíritu Santo. ¿Será que no creemos realmente lo que dice la Escritura acerca del Espíritu

Santo? Quizá muchos de nosotros vivimos frustrados o de una manera mediocre porque

intentamos vivir y enseñar en nuestras fuerzas y no bajo la guía del Espíritu Santo.
CONCLUSIONES:

 El espíritu Santo Inicia y completa la obra en el hombre.

 El espíritu Santo es indispensable en el que hacer integral de la iglesia

 La vida que agrada a Dios es la que depende siempre del Espíritu Santo

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