Está en la página 1de 2

departamento invirtió un tiempo considerable en explicarme detenidamente cómo hacer uso de los

recursos de la biblioteca mejor surtida del mundo. Asimismo, Mr. Daun Van Ee, entonces curador de los
Jacob Riis Papers, me informó de los protocolos de acceso para su consulta y puso a mi alcance el
finding aid de la colección, que me ha sido de gran utilidad para aclararme con las copias microfilmadas
que, como he dicho, finalmente me prestó Yochelson. Otros historiadores que me han facilitado su
asesoramiento a distancia y a los que no querría olvidar son Mary Warner Marien, autora de la
voluminosa Photography. A Cultural History, y profesora en el Department of Fine Arts de Syracuse
University, y Andrés Mario Zervigón, profesor de historia de la fotografía en Rutgers, School of Art and
Sciences.
Por último, para terminar con la parte americana, quisiera agradecer a los profesores Asela y Elpidio
Laguna de Rutgers, The State University of New Jersey, su ánimo constante en el proyecto y la cálida
acogida que me [ 22 ] www.cuadernosartesanos.org
brindaron; y a Nela Navarro, directora de educación del Center for the Study of Genocide and Human
Rights, entonces también profesora del campus de Newark, por facilitarme un buen lugar donde vivir y
estudiar en Hoboken, cerca de Manhattan.
Respecto a mi investigación en España, he de mencionar, desde luego, a la Universitat de València
(UVEG), donde cursé mis licenciaturas en Periodismo y Comunicación Audiovisual, y el Doctorado en
Comunicación Interdisciplinar, que apoyó el embrión académico de este proyecto con la Beca V Segles
en el 2008, a la que hube de renunciar un año después por pasar a formar parte, en calidad de profesora
ayudante, del equipo docente de la Universidad Internacional Valenciana (VIU). Quiero expresar mi más
profundo agradecimiento a Vicente Sánchez-Biosca, Catedrático del Departament de Teoria dels
Llenguatges i Ciències de la Comunicació de la Facultat de Filologia, Traducció i Comunicació de la
UVEG, cuyo estímulo y supervisión han sido inestimables, además de brindarse a prologar el libro, así
como a varios profesores, que aunque no hayan seguido de cerca mi investigación, han sido un ejemplo
y acicate para mí en mis años de formación, entre ellos Carolina Moreno, exdirectora del citado departa-
mento. Otros profesores de distintas universidades y campos de las Humanidades (historia americana
contemporánea, periodismo, literatura y artes visuales) han mostrado más que un amable interés por mi
trabajo leyéndolo y asesorándome en su mejora, como los Catedráticos Vicente J. Benet (Universitat
Jaume I), Nancy Berthier (Université Paris Sorbonne), Aurora Bosch (Universitat de València), Antonio
Monegal Brancós (Universitat Pompeu Fabra), María Antonia Paz Rebollo (Universidad Complutense
de Madrid) y Jacques Terrasa (Université de Aix-en-Provence). Tampoco quiero olvidarme del profesor
Rafael Rodríguez Tranche (Universidad Complutense de Madrid).
Last, but not least, quedan los amigos y la familia. Entre los primeros cuento a los miembros del Consejo
de Redacción de la publicación que dirijo desde enero de 2011, L’Atalante. Revista de Estudios
Cinematográficos, que siempre estuvieron pendientes de la marcha de mi trabajo, en especial a Jordi
Revert, Marta Martín, Violeta Martín y Carlos Planes. Desde Madrid, Laura Gallardo y Nicolás Lezama,
y desde Teruel, Vicente Aupí, también me dedicaron su afecto y atención. Theresa Steininger, desde
Viena, me ayudó a manejarme con la bibliografía sobre los fotógrafos centroeuropeos [ 23 ]
Las dos mitades de Jacob Riis
contemporáneos de Riis. Y Pilar Barrabés; juntas iniciamos los estudios en periodismo cuando apenas
éramos dos pipiolas. Para la familia no tengo palabras. Ellos han sufrido mis ausencias y han sido los
principales testigos de mi trabajo: mis padres (Adela y Jesús), mis hermanos (Elena y Manel) y sobrinos
(Lluna e Izan), mis tíos (Pepe y Fina, José y Mari, Ana...), y, especialmente, mi hija Raquel, a quien gesté
(literalmente) a la par que el ensayo. Y los que no han sufrido mis ausencias, me han sufrido a mí
trabajando a diario, como mi marido, Javier Alcoriza, que ha sido mi guía intelectual desde mis años de
formación y ha abonado mi constancia en momentos de abatimiento, siempre con mucho cariño.

También podría gustarte