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Adiós...

Capítulo 01: Adiós

El tan esperado torneo había llegado.

Todos los que estaban en la tribuna estaban expectantes puesto a que


en ese torneo se decidiría el destino de muchos de ellos.

Sí, me refiero al torneo de fuerza en donde varios universos participan.

Beerus se encontraba nervioso aunque no lo demostraría.

Nunca se mostraría débil delante de nadie; excepto claro su mentor,


amigo y amante Whiss; no dejaría que Champa y Quitela se burlaran. O
que Vermouth dijera algo despectivo sobre él.

Ni la mirada de los demás dioses.

Pero debía admitirlo consigo mismo y lo admitió en voz alta con Whiss
como único presente.

sentía miedo de morir.

sentía miedo de no volver a ver aquella mirada violeta.

Cada vez que veía a uno de los suyos aterrizar en las gradas sudaba frio.

Ojala no tuviera que fingir delante de todos y tener a Whiss a su lado


agarrándole la mano.

Tardo mucho tiempo en confesarse y quería vivir por mucho más y darle,
al menos, un hijo a su angel.

Pero, cuando ve a N°17 caer en la tribuna y como Goku pierde el Ultra


Instinto mientras que Jiren iba directo a Freezer, supo que su fin ya había
llegado y se dio la vuelta subiendo el escalón que le faltaba. A la vista de
todos los presente; menos, claro, los tres que quedan en la plataforma;
abrazo a Whiss y lo beso hasta que cayeron Goku y Freezer. Le susurro
en el oído "Adiós..." Y desapareció junto a todo el universo 7.

Los que quedaron vieron la lagrima solitaria que bajo por uno de los ojos
del ángel, la cual llego a su barbilla y de ella al suelo.

Aunque los ángeles son seres neutrales que no deberían tener


sentimientos pueden tenerlos. Claro ejemplo vieron con Kus quien
lamentó la pérdida de su Hakaishin y Kaioshin, pero no lloro, aun con la
tristeza los ojos de la ángel no dieron señal de querer derramar ni una
lágrima en su mirada, solo tuvo el dolor de perder a sus dos amigos. Un
dolor que todos los ángeles sabían seria pasajero y que dentro de poco
olvidaría a Gowasu y a Ramush.

En cambio esa lagrima demostró un sentimiento diferente... Whiss no


podría olvidar a Beerus.

Daishinkan lo supo y los mortales(incluido el Hakaishin) del universo 10


también pero ningún ángel lo comprendió ni siquiera Kus.

Ninguno de ellos entendió que el inexistente corazón del ángel latía por
quien ahora no estaba. Y que por ya no volver a verlo un vacío llena su
pecho. La tristeza y un dolor que nunca se acabarían le llenarían.

Unos minutos después Daishinkan invoco al Dragón Dorado y Jiren pidió


su deseo.

Whiss estaba desconectado, recordando todos sus momentos junto a su


dios, y no lo escucho.

No supo lo que ocurría hasta que Vados le toco el hombro. La miro a los
ojos.

- ¿No escuchaste? - Le pregunto.


Él se quedó en silencio. Sabía que era descortés pero al diablo, perdió a
alguien importante como para fijarse en la ambición de un mortal.

Ella al notar que no habría respuesta frunció el ceño y sacando su báculo


dispuesta a irse le dijo. - Rehicieron los universos... Te sugiero arregles
tu cabeza -

Con eso dicho se fue, tal vez al universo 6, y Whiss miro a su padre,
quien estaba hablando con los Reyes De Todo, como buscando una
confirmación a lo dicho por su hermana.

Daishinkan volteo a verlo y le sonrió con complicidad. Y lo entendió.

!Lo tenían todo planeado!

Su padre y los dos enanos, dueños de todos los universos, sabían de su


relación con su señor.

Este torneo fue usado como prueba. Para sus hermanos, para él y para
los mortales.

Daishinkan se le acerco.

Todos sus hermanos actuaron indiferentes, Vados hasta bromeo con la


situación, excepto él. Kus pasaba puesto a que, como se dijo
anteriormente, ella se recompondría fácil a comparación de él.

- Ningún participante que desapareció en el torneo recuerda siquiera que


se planeó un torneo y los mortales olvidaron a los dioses, con esto claro
me retiro. -

Supo con eso que no tendría a la señora Bulma para aconsejarlo en el


amor ni Beerus volvería a besarlo o abrazarlo.

Al final todo volvería a ser como antes de que conocieran a Goku y a su


grupo.
Era lo mejor aun cuando el latir de su corazón le decía lo contrario.

Ese es su castigo por enamorarse de un mortal. De entregarle sus


suspiros y deseos a quien un día perecería.

Al menos lo tendría al lado suyo aunque ya no podrían ser nada.

Este es el adiós, tal vez no a su dios pero si a sus sentimientos, aunque


le duela. Su trabajo debe ir primero si no quiere perderlo.

Continuará.

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