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Extraño sentimiento

Por: Sergio Andrés peña


Del libro (mi amiga la noche)

Él llega a la hora exacta en que acordaron encontrarse, a pesar que sabe que es posible que
después de este día, el olvido sea la única arma para ese hermoso sentimiento que lo atormenta
tanto. Está dispuesto a contarle todo a lo que él sea se ha estado rehusando a creer y a sentir. En
su cabeza siempre ha estado presente ese miedo de verla con otro. Sin embargo no se atrevía a
contarle su tormento. Por el simple temor de no poder dirigirle la palabra nunca más. ¿Pero eso
no era lo que él estaba dispuesto hacer? el solo hecho de pensar que jamás estaría al lado de ella,
que esos momentos de felicidad se extinguirían, era motivo de preocupación para no decirle
nada y quedarse callado y ahogarse en su propia laguna. Aunque ya no tenía nada que perder,
que de lo difícil y doloroso es mejor salir rápido.

Se le acerca con miedo, pero con mucha ansiedad, él saluda a un compañero que se encontraba
junto a ella en ese momento. Ella le exige que la salude, él solo se queda contemplando sus ojos
café, sus pecas en el rostro son adornos como lo son también las estrellas en las noches, su
cuerpo es tan hermoso que hasta la misma afrodita le quitaría la vida por envidia. Pero no solo
su belleza exterior era motivo para que este pobre hombre la adorara tanto, su hermosura es
comparada con su manera de ser; muy alegre, chistosa, se relaciona con todos y con todo a su
alrededor, se puede decir que si la mujer perfecta no existe, ésta es lo más cercano a una. Pero
hablar de sus cualidades equivale hacer una novela y no un cuento. Muchas veces se pregunto
porque no le decía todo lo adorable que es ella, tal vez la razones eran: Para qué decirle algo que
ella cuando se mira en el espejo se da cuenta enseguida, o para que repetir lo que los demás
hombres le decían con el fin de enamorarla, pero por lo visto por él, a ninguno le ha funcionado.
El saludo no se lo concede, le dice que lo espere que necesita ir al sanitario.

Entra a éste, se mira en un espejo, se siente furioso consigo mismo, por no decirle antes lo
importante que es ella para él, como lo es Dios para un sentenciado a muerte. Pero ¿Cómo
explicar algo que él todavía no sabe qué es? Se frota la cara con agua, produciendo en sí, una
respiración lenta y una expresión en su rostro de pura duda fusionada con desesperación.

Llega nuevamente al sitio donde se encontraba su calvario, soslayando el saludo que ésta le
había exigido, Solo le dice, que la espera mientras que termina lo que estaba haciendo.
Culminada su labor, ella se dirige donde estaba él, luego los dos van a un lugar no tan privado y
tan solo pero si muy visitado por ambos.
Deciden sentarse en el suelo, antes de comenzar su confesión, el pobre inhala y exhala muy
suavemente, como si le faltara el aire, como si ella se lo robara. Luego comienza a recordar
todos esos momentos, de risa, juegos… que había o que todavía quedaba entre ellos.

Después de unos segundos de incertidumbre, decide empezar a contarle su delirio.


Expresándose como nunca lo había hecho “con miedo”, diciéndole lo importante que ha sido
ella para él durante todo el tiempo que tienen de conocerse, que muchas veces venia a este
recinto de conocimiento, con la ilusión de verla, hablarle y con eso olvidar todos los problemas
que tenia, que esas agradables, pero rara necesidad de verla, no lo sentía precisamente por la
hermosura con que la naturaleza la bendijo, sino mas bien porque junto con ella, siente que la
felicidad puede ser algo verdadero y no una utopía

Él sabía que las cosas no iban hacer tan sencillas, diciéndole todo, lo más probable que pasaría,
Era que ninguno de los dos cruzarían palabras durante el tiempo que les quedaría estudiando
juntos, aunque le dolería al principio, y ese era unos de sus temores principales, considero que
era lo mejor para olvidarla. Pero la situación se torno complicada para el sufrido. La respuesta
de su tormento, aunque era esperada se rehusaba aceptarla debido a que solo el olvido era la
única solución para su martirio. Ella le repetía que nunca dejaría de hablarle que tanto tiempo
soportándole, groserías, desplantes, rechazos entre muchas más descortesías para que esa bonita
amistad no se acabara, iban hacer votadas a la basura, por un estado anímico suyo, y que haga
lo que haga ella siempre va estar al lado de él, sin importar su rechazo.

Él sabe que un daño físico no se compara con un daño emocional, ya que éste te ataca en el más
profundo abismo del interior del ser, que es muy difícil que algún remedio haga efecto para
sanar, tenerla tan cerca para este infeliz, es un bien que le hace mal, es un dolor que lo anestesia,
es un sufrimiento que lo hace feliz…. En muchos casos la solución solo agranda el problema y
él lo sabe, pero cuando la amargura se apodera de alguien, las opciones solo se reducen a
simples desesperaciones que solo amplían ese mar de lamentos.

El tiempo manda en el recorrido de las personas, el olvido es una de sus derivaciones, y este
“confundido ser humano” sabe que el tiempo es su amigo o su enemigo y que deberá acudir a él,
como el único remedio.

Para ella es fácil, pero para él no, sabe que perdió algo que nunca ha tenido, por que otro se le
adelanto y su pesadilla se hizo realidad, y aunque para el desgraciado solo el olvido es la
solución, aunque éste no quiera. Solo el tiempo dirá si todo este extraño sentimiento es solo algo
momentáneo, que es lo más probable, y si no es así, tendría que entrar en ese rio de la
monotonía de verla con otro, que a pesar que sea el mejor nadador, contra la corriente no se
puede pelear,

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