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COMO PREPARAR UN SERMON O PREDICACION

Uno de los privilegios más grandes para el ministro del evangelio es poder exponer la Palabra de
Dios.

La predicación es un arte que se perfecciona con la experiencia. Sin duda una de las preguntas más
importantes que hace el nuevo ministro es "¿cómo preparo un sermón?"

Se puede oír y leer los sermones de exitosos predicadores, pero todavía puede que no sea obvio el
proceso de cómo el predicador formula sus ideas en un sermón. Consideremos los pasos.

¿Por dónde empezar?

Dios le habló al corazón para llamarle al ministerio. Pero, probablemente, usted ya tenía tiempo
hablando con otra gente acerca de Dios y las grandes verdades de la Biblia.

En esas discusiones, usted puede encontrar los temas para un buen sermón. Los requisitos básicos
para un sermón efectivo, es que sea sobre un tema que viene de su corazón y sobre lo cual usted se
siente a gusto hablar.
Si tiene claro en su mente lo que quiere enseñar, le va a ser mucho más fácil predicar con
convicción.

1. Identifique el texto y tema


Lo primero es saber exactamente sobre que quiere predicar y tener una porción de escritura que lo
explica. Si no tiene un tema definido, la gente tampoco va a recibir un mensaje claro. Además, el
texto que utiliza debe ser una porción conocida. Si no lo es, usted corre el riesgo de estar
interpretando mal los versículos escogidos.

Hay dos errores que puede hacer el predicador neófito respeto al uso de la Palabra de Dios. Uno es
querer predicar sobre una idea de interés limitado y luego tratar de forzar un versículo a apoyar su
idea, usándola fuera de contexto. El peligro es que el orden de formular el sermón está al revés.
Mejor sería permitir que la Biblia le hable primero, y dejar que la porción de escritura le de el tema
del sermón.
El segundo error es luchar demasiado a encontrar un tema interesante, y sobre todo de profundo
sentir. Esto comúnmente lleva al predicador a escoger un texto casi totalmente desconocido, y tratar
de establecer una enseñanza novedosa sobre ello. Esto invariablemente deja a la gente confundida
y no convencida.

Disculpe mi sinceridad; la Biblia es rica en enseñanza, pero no trate de descubrir algo nuevo o
novedoso; eso solo demostrará su ignorancia. Después de dos mil años de predicación, ya se
hubiera descubierto.

Dedíquese a predicar primero los grandes capítulos de la Biblia y las grandes verdades de la Biblia,
antes de dedicarse a temas secundarios. Para no fallar se puede tomar como ejemplos espirituales
los héroes del Antiguo Testamento y eventos de la vida de Jesucristo.

El secreto para un buen sermón es un buen texto, un buen tema, y una buena historia. Por ejemplo,
la gente nunca se cansa de oír la historia de "David y Goliat" porque ve en ella reflexionado sus
luchas cotidianas y espirituales. Con la experiencia usted va a poder predicar sobre más temas. La
meta ahora es tener éxito en los primeros sermones para que no se desanime y reciba una invitación
a predicar de nuevo.
Sobre todo, para escoger el texto y tema de sus sermones, dependa de Dios. Dios le puede
indicar en cualquier momento de que hablar. Cuando se le ocurra una buena idea, apúntelo en un
cuaderno. En sus meditaciones diarias, al leer la Biblia, apunte los textos que pudieran servir para un
sermón. Eso fue el método de Jorge Müller, que abrió orfanatos para miles de niños, cuando
predicaba alrededor del mundo.

2. Descubra los puntos.


Estudie los versículos de su texto escogido hasta encontrar el mensaje, el orden de presentación, y
su lógica. Esos son los puntos para formular un bosquejo sencillo del orden en que usted puede
presentar los argumentos de su sermón.

Si usted está predicando un sermón temático, cada punto puede ser un versículo diferente, de
diferentes libros de la Biblia, que apoya la enseñanza en sus diferentes aspectos.

Otro método muy efectivo para escoger los puntos de una plática, es ponerse en el lugar de los
oyentes y pensar que preguntas harían ellos sobre el texto o el tema. Cada pregunta y su respuesta
es un punto, y pronto se desarrolla el sermón.

3. Escoja los puntos.

Siguiendo las instrucciones de cómo descubrir los puntos de un texto o tema, pronto se dará cuenta
de que tiene más información de lo que se necesita para el sermón. Ahora usted tendrá el lujo de
escoger cuales puntos, preguntas o versículos mejor se relacionan el uno con el otro, cuales serán
mejor para su público, y cuales descartar.

Recuerde que veinte minutos es mucho para un principiante hablar. De todas maneras, aunque el
tema le parezca a usted interesante, muchos en la congregación no aguantarán el tema por más de
treinta minutos. Es mejor ser breve, confiando que tendrá otras oportunidades de predicar.

4. Poner en orden los puntos.


A. El propósito del sermón debe de ser el ganar almas o motivar a las personas a hacer una
decisión específica. Con ese fin se tiene que poner los puntos o argumentos de su sermón en un
orden lógico.

El primer punto tiene que ser una introducción al segundo punto, y así sucesivamente para
convencer al oyente. Piense en el abogado presentando el caso de su cliente en un juicio
ordenadamente para convencer a los juradores o jueces.

B. Ponga sus puntos, argumentos e ilustraciones en orden desde el más sencillo hasta el más
fuerte, siempre terminando su sermón con el punto que lleva a la gente a hacer la decisión indicada
para Cristo.

5. Use ilustraciones.
Cuando puede, respalde e ilustre a cada punto con una ilustración breve. Con una buena ilustración
al principio del sermón se puede captar la atención del público. Reserve su mejor ilustración para el
último y más importante punto. Volviendo a una ilustración de la abogacía, un licenciado famoso dijo,
"el que tiene la mejor historia gana el caso." Gane el caso para Cristo usando buenos ejemplos con
que la gente puede identificarse y que ilustran su enseñanza.
6. Planee la introducción y conclusión.
Si usted tiene claro en su mente lo que quiere enseñar y el resultado que quiere lograr, será fácil
preparar el sermón. El ejercicio mejor para aclarar su mente y enfocar sus propósitos es preparar
primero la introducción y la conclusión.

El cuerpo del sermón vendrá después por añadidura. La introducción tiene que presentar el tema. La
conclusión tiene que repetir los conceptos de la introducción más dar un llamamiento a hacer una
decisión.

Todos los puntos del sermón tienen que apoyar la introducción y la conclusión; si no, quítelos del
sermón. No van.
El sermón tiene que tener un propósito y todo en ello apoyarlo. Es más que un discurso bonito o
entretenido. Si no mueve a la gente, de nada sirve. Para asegurar su fin, planee antes de todo la
introducción y la conclusión.

La presentación:
Durante la presentación debe tener a la vista su bosquejo o apuntes. No para leerlos, sino para
recordarle lo que quiere decir y en qué orden. Sea usted mismo. Hable de una forma natural.

Predique en el estilo en que se siente mejor, sin tratar de imitar a otros. Predique detrás del púlpito.
Si desea dejar el lugar del púlpito, no camine muy lejos de él y tenga cuidado de que la gente
siempre le puede ver y oír. Si está dando una plática a un grupo informal, por ejemplo en un hogar,
se puede parar o aun sentarse con la gente. Su plática será más breve que un sermón.

Sea sincero. No se preocupe de los nervios. Con cada predicación será más fácil.

Sobre todo siempre predique la Palabra de Dios, y no se mete en asuntos ajenos, ni en fábulas, ni en
supersticiones, ni en suposiciones. Dios bendice la predicación de su palabra. Que siempre sea
dicho de usted que "use bien la palabra de verdad." Que Dios le bendiga a usted y también su
predicación para el crecimiento de los santos y la salvación de multitudes.

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