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Parroquia San Juan Bautista

PAZ Y BIEN
BOLETÍN PARROQUIAL
AÑO XXIX - ABRIL2023 - NRO. 316

NUEVE CONSEJOS
PARA CONFESARSE
DE SAN FRANCISCO
DE SALES
(pág. 2)

EL PRIVILEGIO DIVINO
DE PODER CUIDAR
A UN PADRE
(pág. 3) n

PASCUA, RAZÓN DE
MI ALEGRÍA
(pág. 5)

AGENDA
(pág. 8)
NUEVE CONSEJOS DEL
PAPA FRANCISCO
PARA SER FELIZ
(pág. 9)

Pte. Juan D. Perón 2998. Valentín Alsina. 4208-8234


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Secretaría Parroquial: Martes y Viernes de 17 a 18:30 hs.
9 consejos para confesarse de san Francisco de Sales
En La Filotea (Introducción a la vida devota), que significa «Alma que ama a
Dios», san Francisco de Sales propone unos sabios consejos para ir al sacramento de
la confesión muy bien preparados pudiendo así acercarnos un poquito más a la santi-
dad:

1.- Cuando te dirijas a confesarte ve, con espíri-


tu de humildad, a hacer tu confesión; y no te
dejes perturbar por ninguna aprensión.

2.- Sólo cuando lo cometemos es vergonzoso el


pecado, pero al convertirse en confesión y
en penitencia, es honroso y saludable.

3.- La confesión y la contrición son tan bellas y


de tan buen olor, que borran la fealdad y disipan
el hedor del pecado.

4.- Si somos humildes, nuestro pecado nos des-


agradará infinitamente, porque es ofensa a Dios;
pero la revelación de nuestro pecado nos será dulce y amable, porque Dios es
honrado en ella: decir al médico lo que nos molesta es, en cierta manera, un ali-
vio.

5.- Cuando llegues a la presencia de tu padre confesor, imagínate que te encuentras


en la montaña del Calvario, a los pies de Jesucristo crucificado, destilando por
todas partes su preciosísima sangre, para lavar tus ignominias; porque, aunque no sea
la propia sangre del Salvador, es, empero, el mérito de su sangre derramada el que
rocía abundantemente a los penitentes, alrededor de los confesionarios.

6.- Abre bien tu corazón, para que salgan de él los pecados por la confesión,
porque, conforme vayan saliendo, entrarán en él los méritos de la pasión divina para
llenarlo de bendiciones.

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7.- Pero dilo todo sencilla e ingenuamente, tranquilizando de una vez tu concien-
cia.

8.- Luego de haberte confesado escucha los avisos y lo que ordené el siervo de Dios, y
di de todo corazón: «Habla, Señor, que tu siervo escucha». Porque es Dios a quien es-
cuchas, pues Él ha dicho a sus representantes: «El que a vosotros oye, a Mí me oye».

9.- Toma después, en tu mano, la siguiente promesa, que es el remate de toda tu con-
trición y que has de haber meditado y considerado antes; léela atentamente y con to-
do el sentimiento que te sea posible.

El privilegio divino de poder cuidar a un padre

Padre nuestro que estás en los Cielos y en cada uno de nuestros corazo-
nes, cómo agradecerte la gracia y privilegio que es acompañar y cuidar de mi padre
terrestre los últimos días de su vida.
Sí, Padre, para mí es una gracia que te he pedido regularmente, al ver co-
mo poco apoco su capacidad de autonomía iba decayendo, acercándose a su fin. La
gracia de no sentirme en tensión entre dos fidelidades, entre dos deberes. Tú has
hecho que en el momento oportuno esto se realizara. ¡Padre qué agradecida estoy!
Lo siento como un privilegio, porque muchos quisieran poder vivirlo con sus propios
padres y no pueden.
El privilegio de ser yo quien escuche mil y una vez sus mismas historias y
chistes…de ser yo quien acompañe sus rabietas antes la impotencia de querer hacer
algo sencillo y no poder…o que no le salga la palabra que quiere decir…de ser yo quien
escuche: “Pero este mundo se ha vuelto loco!!! ¡Cómo es posible una sociedad que per-
mita…!
El privilegio de ser testigo de sus esfuerzos por darse el paseíto todos los días,
y así tenerme contenta, aunque le duelan las rodillas…el privilegio de verle disfrutar
tanto comiéndose sus churritos o su pastelito merecido después del esfuerzo de ca-
minar.

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El privilegio de ayudarle a des-dramatizar cuando no le da tiempo de ir al wáter
y se ensucia …Privilegio de hacerle sentir que cuando todo se ponga feo y esté com-
pletamente dependiente yo estaré con él, y que no será una carga porque yo no lo
viviré así…y que llegado el momento allí estaremos, yo y mis hermanos, para entre-
gártelo a Ti, Padre del Cielo, de mano a mano.

El privilegio de entrar sencillamente con él en el misterio de la vejez. Padre tu


que has creado todo por amor y todo lo que has hecho ha sido muy bueno, ¿Por qué
has querido que el fin de nuestros días, para la mayoría de los mortales, pase por la
prueba definitiva de la vejez? Desprenderse de todo lo que hemos aprendido con
esfuerzo, despojarnos de nuestra autonomía…quedarnos en la más grande vulnerabi-
lidad y a la merced de las otras personas. Prueba terrible que a todos nos da miedo y
pavor… ¿Por qué? Intuyo que es sencillamente porque tenemos que llegar ante ti, tal
como tú eres, un Dios vulnerable que no se contenta con su propia autosuficiencia…

Desde que estoy con él, aprendo a relacionarme contigo de forma diferente.
No tengo esos tiempos de oración en una capilla sencilla y acogedora…pero te hablo y
te canto bajito mientras paseamos, pasito a pasito,
muy lentamente. Soy menos eficaz, menos creativa,
pero aprendo la paciencia y la gratuidad sin preten-
siones y sin necesidad de justificar mi vida por lo
que hago.

Y no puedo terminar mi oración Padre sin re-


cordar ante ti y pedir por todas las personas que
cuidan de tantos mayores, a pesar de no ser de su
familia. Mujeres y hombres, en su mayoría extranje-
ros que, aunque lo hagan para sobrevivir, lo hacen
con delicadeza y atención. Haz que la sociedad los
reconozca y les valores como merecen.

Isabel Lara (De la Fraternidad de Foucauld)

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Pascua, razón de mi alegría
Cuentan de un famoso sabio alemán que, al tener que -ampliar su gabinete de
investigaciones, fue a alquilar una casa que colindaba son un convento de carmelitas.
Y pensó: ¡Qué maravilla, aquí tendré un permanente silencio! Y con el paso de los días
comprobó que, efectivamente, el silencio rodeaba su casa ... salvo en las horas de re-
creo. Entonces en el patio vecino
estallaban surtidores de risa, lim-
pias carcajadas, un brotar inextin-
guible de alegría. Y era un gozo
que se colaba por puertas y venta-
nas. Un júbilo que perseguía al in-
vestigador por mucho que cerrase
sus postigos. ¿Por qué se reían
aquellas monjas? ¿De qué se
reían? Estas preguntas intrigaban al investigador. Tanto que la curiosidad le empujó
a conocer las vidas de aquellas religiosas. ¿De qué se reían si eran pobres? ¿Por qué
eran felices si nada de lo que alegra a este mundo era suyo? ¿Cómo podía llenarles la
oración, el silencio? ¿Tanto valía la sola amistad? ¿Qué había en el fondo de sus ojos
que les hacía brillar de tal manera?

Aquel sabio alemán no tenía fe. No podía entender que aquello, que para él eran
puras ficciones, puros sueños sin sentido, llenara un alma. Menos aún que pudiera
alegrarla hasta tal extremo.

Y comenzó a obsesionarse. Empezó a sentirse rodeado de olea- das de risas


que ahora escuchaba a todas horas. Y en su alma nació una envidia que no se decidía
a confesarse a sí mismo. Tenía que haber «algo» que él no entendía, un misterio que
le desbordaba. Aquellas mujeres, pensaba, no conocían el amor, ni el lujo, ni el
placer, ni la diversión. ¿Qué tenían, si no podía ser otra cosa que una acumulación
de soledades?
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Un día se decidió a hablar con la priora y ésta le dio una sola razón.
-Es que somos esposas de Cristo.
-Pero -arguyó el científico- Cristo murió hace dos mil años. Ahora creció la sonrisa
de la religiosa y el sabio volvió a ver
en sus ojos aquel brillo que tanto le
intrigaba. -Se equivoca -dijo la reli-
giosa-; lo que pasó hace tres años fue
que, venciendo a la muerte, resucitó.
- ¿Y por eso son felices?
-Sí. Nosotras somos los testigos de
su resurrección.

Me pregunto ahora cuántos


cristianos se dan cuenta de que ése
es su «oficio», que ésa es la tarea que les encomendaron el día de su bautismo. Me
pregunto por qué los creyentes no «perseguimos» al mundo con la única arma de
nuestras risas, de nuestro gozo interior. Me pregunto por qué a los cristianos no
se les distingue por las calles a través del brillo de sus ojos. Por qué nuestras eu-
caristías no consiguen que salgan de las iglesias oleadas de alegría. Cómo puede
haber
cristianos que se aburren de serlo. Que dicen que el Evangelio no les «sabe» a
nada. Que orar se les hace pesado. Que hablan de Dios como de un viejo exigente
cuyos caprichos les abruman. Me pregunto, sobre todo, qué le diremos a Cristo el
día del juicio, cuando nos haga la más importante de todas sus preguntas:

-Cristianos, ¿qué habéis hecho de vuestro gozo?


Porque lo mismo que los apóstoles convivieron con Cristo tres años sin acabar de
enterarse de quién era aquel que estaba entre ellos y necesitaron su resurrección
y, sobre todo, la venida del Espíritu Santo para descubrirle, nosotros, veintiún si-
glos después aún no nos hemos enterado.

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¡YO SI SÉ, DÓNDE TE HAN PUESTO!
En la vida que triunfa sobre la muerte; en los que apuestan por Ti, cuando asomándose a
tanto sepulcro abierto salen de él dispuestos a sembrarlo todo de alegría. En la esperanza que
cree contra toda desesperanza En aquellos que, desenrollando tanta venda que ata las dejan a
un lado para que, la libertad, sea posible para todo hombre que la busca

¡YO SI SÉ, DONDE TE HAN PUESTO!


En todo aquel que lucha por la vida en los que indagan en tu historia y en tu muerte en
los que desean que, Tú, seas razón y norte en los que, marchando hacia tu tumba, saben que,
fuera, vives y reinas inmortal y glorioso

¡YO SI SÉ, DONDE TE HAN PUESTO!


En el que sufre, pero se levanta En el que llora con los que sufren En los que no han ale-
jado de sus corazones sentimientos, misericordia e ilusiones

¡YO SI SÉ, DÓNDE TE HAN PUESTO!


En aquellos que luchan sin desmayo En los que mirando hacia el cielo quieren hacerlo pre-
sente en la tierra En los que siendo crucificados en un madero son conscientes de que tu voz y
tu mirada se transmiten a través de aquellos que Tú empujas, defiendes y amas

¡YO SI SÉ, DÓNDE TE HAN PUESTO!


En la PASCUA que no acaba
En la PASCUA que nos anima
En la PASCUA que nos ilumina
En la PASCUA que nos lava
En la PASCUA que nos eleva
En la PASCUA que nos alegra
En la PASCUA que nos vivifica
En la PASCUA que nos regenera
En la PASCUA que nos resucita

¡YO SI SÉ, DÓNDE TE HAN PUESTO!


En la mañana de luz radiante y llena de vida como ninguna

ALELUYA! ¡ALELUYA!

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ABRIL 2023
01.04 1º Sábado de mes, dedicado al Inmaculado Corazón de María
02.04 DOMINGO DE RAMOS - 10,30 hs. Solemne Bendición de Ramos en la plaza.
11,00 y 19,00 hs. Misa c/bendición de ramos.
03 y 04.04 LUNES y MARTES SANTO 18,30 hs. Confesiones
05.04 MIERCOLES SANTO. 20,00 hs. Misa Crismal, en la Catedral de Avellaneda-
Lanús Plaza Alsina (Avellaneda)
06.04 JUEVES SANTO. 19,00 hs. Celebración de la Cena del Señor,
Lavatorio de pies.. Adoración hasta las 23,00 hs.
07.04 VIERNES SANTO. 8,00 hs. Continúa la Adoración.
16,00 hs. Celebración de la Pasión del Señor. Adoración de la Cruz
19,00 hs. VIA CRUCIS por las calles.
08.04 SABADO SANTO. 19,00 hs. Solemne Vigilia Pascual
09.04 PASCUA DE RESURRECCIÓN: 11 y 19 hs. Misa.
16.04 JESÚS MISERICORDIOSO
19.04 San Expedito
22.04 Ntra. Sra. del Valle
25.04 San Marcos Evangelista
28.04 San Luis M. Grignión de Montfort

Todos los meses...


Los días 7: Recordamos a San Cayetano. Rezamos por el pan y el trabajo.
Los días 8: Recordamos a Ntra. Sra. que Desata los Nudos.
De 8.30 a 18.30 hs. Rosario c/hora. 19.00 hs. Misa.
Los días 11: Recordamos a Nuestra Señora de Lourdes.
18.30 hs. Rosario en la Gruta. Procesión hacia el Templo.
19.00 hs. Misa.
Los días 19: Recordamos a San Expedito.
Los días 24: Recordamos a San Juan Bautista.
Los días 26: Recordamos a Jesús Misericordioso.
Horarios de Misa: lunes a sábado 19hs; domingo: 11 y 19hs; Rezo del Santo Rosario: todos los días 18:30hs
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Los 15 consejos del Papa Francisco para ser feliz
1.- “LEE DENTRO DE TI”.
El Papa Francisco explica que
«nuestra vida es el libro más precioso que
se nos ha dado» y es precisamente en estas
páginas donde podemos encontrar la verdad
y la felicidad que deseamos y buscamos. El
Pontífice cita a San Agustín que dijo
«vuélvete dentro de ti; la verdad habita en
el hombre interior». Invita a todos, incluido
él mismo, a leer su propia vida y trayectoria «con serenidad».

2.- “RECUERDA QUE ERES ÚNICO”.


«Cada uno de nosotros es y está en este mundo para sentirse amado en su sin-
gularidad y para amar a los demás como nadie más puede hacerlo en nuestro lugar»,
exhorta el jefe de la Iglesia Católica, agregando que no debemos sentarnos en el ban-
quillo, esperando a ser llamados. «Es a través de nuestra singularidad que aprendemos
a amar». «Cada persona es única a los ojos de Dios», y recuerda «estamos en el mun-
do para vivir una historia de amor, una historia de amor con Dios, para abrazar la au-
dacia de las elecciones fuertes, para aventurarnos en el maravilloso riesgo de amar»,
explica el Pontífice.

3.- “RESALTA TU BELLEZA”.


El obispo de Roma afirma que «la belleza es uno de los caminos privilegiados pa-
ra llegar» a Dios, que es «inseparablemente bueno, verdadero y bello». Esta belleza
no es «según la moda mundana», ni está «vuelta a sí misma». Cita a Narciso y Dorian
Gray como ejemplos de aquellos que buscaban el tipo equivocado de belleza. «Hablo
de la belleza que nunca se desvanece porque es un reflejo de la belleza divina», expli-
ca Francisco.
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4.- «APRENDE A REIRTE DE TI MISMO».
En un mundo que nos presiona constantemente paa ser perfectos, el Papa
Francisco recomienda «de vez en cuando mírate en el espejo y ríete de ti mis-
mo». «Te hará bien», añade.

5.- “VIVE UNA SANA INQUIETUD”.

El Pontífice advierte contra convertirse n «un Peter Pan que no quiere cre-
cer» y permanece encerrado en su habitación. Nos anima a vivir una sana inquie-
tud en nuestros «deseos e intenciones». «Esa inquietud que siempre nos impulsa a
cambiar, a nunca sentir que ‘llegamos'», explica.

6.- “APRENDE A DISCULPARTE”.

Todos somos conscientes de que en nuestro papel de madres, padres, amigos,


hijos, hijas, etc., a veces no estamos a la altura de nuestras expectativas o aspira-
ciones y las de los demás. «Todos somos ‘déficit’ de vida», explica el Pontífice. Sin
embargo, añade que «todos necesitamos misericordia» y sí nos recuerda que «Dios
siempre va delante de ti y te perdona primero».

7.-“APRENDE A LEER TU TRISTEZA”.

En un mundo donde la tristeza es vista como «un mal del que huir a toda cos-
ta», el papa Francisco ofrece una visión diferente. Ve la tristeza como un
«despertar indispensable». «A veces la tristeza funciona como un semáforo, dicién-
donos: está en rojo, para», explica, llamándonos a abrazar esta emoción esencial.

8.- “TENER GRANDES SUEÑOS”.

«El Señor no quiere que estrechemos nuestros horizontes, no quiere que nos
quedemos parados, sino que corramos hacia metas elevadas con alegría y audacia»,
exhorta el Papa. Además, la realización de los sueños de Dios para nosotros debe

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tener lugar en nuestra vida cotidiana, no solo los fines de semana o las vacaciones,
subraya el Pontífice. Soñando es cómo podemos abrazar la belleza de la vida, dice.

9.- “NO HAGÁIS CASO A LOS QUE VENDEN ILUSIONES”.

El Papa Francisco advierte contra aquellos que «hablan de sueños y venden ilu-
siones», ya que son «manipuladores de la felicidad».

10.- “SÉ REVOLUCIONARIO, VE CONTRA LA CORRIENTE”.

En una sociedad donde la norma es aprovechar el momento y no preocuparse


por tomar decisiones concretas y definitivas, el cabeza de la Iglesia Católica nos
pide que seamos «revolucionarios, que nos rebelemos contra esta cultura que básica-
mente cree que uno es incapaz de asumir responsabilidades». «Tengan el coraje de
ser felices», exhorta.

11.- “ARRIÉSGATE, AUNQUE TE ACABES EQUIVOCANDO”.

Para ser felices, dice el Pontífice, debemos ser activos en nuestra vida y no
observarla «desde el balcón» o ser como «un auto esta-
cionado». «No confundamos la felicidad con un sofá», di-
ce, animándonos a arriesgarnos ya superar nuestros mie-
dos para no vivir con el «alma anestesiada».

12.- “CAMINA CON OTROS”.

El papa Francisco subraya la importancia de tener


una comunidad y relaciones cercanas que nos permitan
ser felices. «Camina en comunidad, con amigos, con los
que te quieren: esto te ayuda a alcanzar tu meta. Y si te
caes, levántate”, dice, subrayando que lo importante es
no «quedarse abajo».

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13.- «VIVIENDO LIBRE».

El papa Francisco nos anima a aprender de Dios que «da gratuitamente, hasta el
punto de ayudar a los que no son fieles». Nos exhorta a no estar constantemente mi-
diendo lo que damos y recibimos a cambio. «Recibimos la vida gratuitamente; no lo
pagamos. Por tanto, todos podemos dar sin esperar nada», explica el Pontífice.

14.-“MIRA MÁS ALLÁ DE LA OSCURIDAD”.

«No dejéis de buscar la luz en medio de la oscuridad que tantas veces lleva-
mos en el corazón y vemos a nuestro alrededor», anima Francisco. Nos invita a
«mirar hacia arriba» para «vencer la tentación de quedarnos tirados en el suelo de
nuestros miedos».

15.- “RECUERDA QUE ESTÁS DESTINADO A LO MEJOR”.

Finalmente, para el último conse-


jo, el papa Francisco nos vuelve a re-
cordar que «Dios quiere lo mejor para
nosotros: quiere que seamos feli-
ces». Dios no pide nada de nosotros,
sino que simplemente deja en nuestros
corazones una alegría que es «plena y
desinteresada» y «nunca se diluye».

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