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DIFERENCIAS Y CARACTERÍSTICAS
Los sitios no existen por si mismos. Forman parte de algo más amplio, un medio
natural o urbano. Del mismo modo los edificios que se diseñan no existen por si mismos,
forman parte de un paisaje, una ecología, de una ciudad, en síntesis forman parte de un
lugar.
El medio, entonces, es el ambiente más general en que están situados el hombre y los
edificios que construye y en los cuales vive. Un bosque, un valle entre montañas, un
campo cultivado, una casa, una ciudad, son todos elementos del medio, pero existe una
diferencia entre ellos. En un caso se trata de formas naturales, en el otro de formas
representativas de la influencia de la cultura del hombre.
En principio, tres elementos del medio son los que específicamente interesan a la
arquitectura: el clima, el terreno y la vegetación. En la unidad siguiente se verá de que
manera se relaciona morfológicamente la arquitectura con el medio.
FACTORES DE CONFORT
En las regiones cálido húmedas, las temperaturas, aunque altas, son más moderadas
que en las desérticas. La lluvia es frecuente durante una parte del año, con lo que la
radiación solar es más difusa y la humedad muy alta. La arquitectura es de características
livianas, muy ventilada, protegida de la radiación solar. Las cubiertas se continúan con
aleros o galerías para ofrecer una mayor protección a los cerramientos.
En los climas rigurosos, la arquitectura trata de captar la mayor cantidad de horas de sol
Biblioteca de la Facultad de Historia, arq. James Stirling, el tratamiento vidriado aprovecha la incidencia del sol
Trama de parasoles para controlar l incidencia del sol
ORIENTACIÓN
La orientación más conveniente para una fachada, es aquella que mira hacia el punto
donde culmina el sol al mediodía, es decir, el norte en el hemisferio sur, debido a que es la
única que recibe en verano menos horas de sol que en invierno, con un ángulo de
incidencia más pequeño, y en invierno, el máximo de horas de sol con un ángulo de
incidencia más grande. En las fachadas orientadas al norte, el sol puede controlarse en
verano con aleros, galerías o parasoles horizontales, que no impidan la entrada en
invierno. Es conveniente que los aleros o parasoles horizontales se sitúen un poco
separados de la pared vertical, con el fin de favorecer la circulación de aire a lo largo de
esta.
Las fachadas orientadas al este o al oeste, reciben más horas de sol en el verano que
en invierno; en ellas la regulación de la incidencia del sol es más difícil y se realiza por
medio de parasoles verticales móviles o fijos.
Las fachadas orientadas al sur, no reciben sol en invierno, tornándose frías y
húmedas.
De estas consideraciones se desprende, que las mejores orientaciones para una
fachada en climas templados, son las que miran hacia el cuadrante E-NE-N, de todas
formas es aconsejable el estudio climático en cada región, considerando además, los
posibles microclimas, a los efectos de obtener una mejor respuesta de la arquitectura con
respecto al asoleamiento.
Hasta aquí, hemos mencionado la orientación de las paredes, pero no debe olvidarse
que la superficie de la cubierta recibe sol durante todo el día, especialmente si esta es
horizontal, por esta razón debe ponerse especial énfasis en el diseño constructivo de la
aislamiento térmica de las mismas. Las opciones varían desde una buen aislamiento
térmico, hasta la utilización de parasoles sobre las cubiertas, la ejecución de cámaras de
aire ventiladas o la construcción de sobre techos de sombra. Al respecto, arquitectos como
Le Corbusier, Frank Lloyd Wright o Louis Kahn, han brindado eficientes respuestas a esta
situación, con soluciones constructivas muy efectivas.
Casa Shodhan, arq. Le Corbusier, techo de sombra y volumen horadado
VIENTOS
La acción de los vientos sobre los edificios tiene relación directa e indirecta en las
condiciones de confort en el interior de los ambientes. En principio, el viento influye en el
microclima que rodea a las construcciones, también actúa sobre los cerramientos,
aumentando las pérdidas de calor sobre las superficies de incidencia y, además, al
infiltrarse por las aberturas genera renovaciones del aire interior.
Hay factores particulares de cada lugar que permiten determinar con mayor o menor
probabilidad la aparición de vientos con un rumbo específico. En las regiones costeras, por
ejemplo, se origina un régimen mar – tierra durante el día y tierra – mar durante la noche.
En general la respuesta del diseño debe ser la protección del edificio en las zonas
frías, para impedir las corrientes molestas dentro de los espacios; y, en el caso de las zonas
cálidas, favorecer una adecuada ventilación interior.
Existen dos factores a considerar en el estudio de la incidencia del viento: las
barreras y los cerramientos.
La primera acción a analizar es la de las barreras que el viento puede encontrar en su
circulación, ya sean elementos naturales, construidos o vegetales. Para un caso típico, la
intensidad del viento queda reducida a la mitad, hasta una distancia de 10 a 15 veces la
altura de la barrera.
Otra situación a tener en cuenta, es el estudio del efecto del viento sobre la superficie
de los cerramientos del edificio. Este efecto se resume en forma práctica, en la
sobrepresiones o depresiones que se crean sobre las diferentes superficies y que son las
que generan las corrientes de aire a través del interior de los locales. La sobrepresión es la
que se genera sobre la superficie de incidencia y la depresión sobre la superficie situada en
forma opuesta a la primera.
La presencia de irregularidades en las fachadas o en situadas en la cubierta del
edificio pueden modificar el reparto de presiones. A partir del conocimiento de las
presiones que el viento ejerce sobre los cerramientos, se deben considerar los flujos de
aire a través de los mismos. Como regla general, se establece, que la corriente de aire entre
dos aberturas con presiones diferentes, sigue el camino que le sea más fácil, es decir aquel
en el que exista la mayor diferencia de presiones y la menor resistencia a su paso, esto es
lo que se conoce como ventilación cruzada. La no consideración de este aspecto puede
llevar a que queden zonas deficientemente barridas por el aire.
Todas estas recomendaciones destinadas a favorecer la circulación del aire por el
interior del edificio, se convierten en no deseables en tiempo frío, de esta manera, un
diseño debe prever soluciones flexibles en las regiones con climas variables, para
posibilitar la adaptación a las diferentes situaciones climáticas, optimizando la acción del
viento.
Para contemplar esta optimización, se debe considerar la ubicación de las aberturas y
la posible corrección del entorno del proyecto, procurando favorecer o dificultar, según
corresponda, el paso del viento; es imprescindible conocer la dirección de los vientos
predominantes en cada época del año y distinguir entre los que se consideran favorables y
los que se consideran molestos. Las correcciones que se realicen al entorno pueden
constituirse en variaciones de nivel del terreno, en crear barreras vegetales de protección,
en pantallas que encaucen el viento materializadas con paredes, construcciones auxiliares
o con los mismos edificios que se están proyectando.
La forma del edificio es otro aspecto a tener en cuenta, si el viento es un factor no
deseable la forma tenderá a ser aerodinámica y su eje mayor se situará en la dirección del
viento, si es un factor favorable la situación será la inversa, las formas alargadas se
ubicarán transversalmente a la dirección de los vientos más agradables.
Por último debe tenerse en cuenta la disposición de las aberturas en relación a la
incidencia del viento y la distribución de los espacios interiores, el resultado final de la
circulación del aire a través del edificio, dependerá de los dos factores a la vez, siempre
según la dificultad o facilidad al paso que el aire encuentre en cada recorrido.
Las aberturas con un adecuado diseño poseen dispositivos que permiten regular el
flujo de aire desde el hermetismo absoluto hasta la apertura total.
En síntesis el viento determina los factores de confort en conjunto con el
asoleamiento. Hay vientos fríos y cálidos, brisas que refrescan y descansan y vendavales
que incomodan.
El viento ventila, evapora la humedad, seca las superficies, refresca, produce energía,
calienta evitando que se asiente el aire frío nocturno; y , también, trae humo y olores,
favorece la infiltración de agua de lluvia, enfría, ayuda a la acumulación de nieve y obliga
a reforzar las construcciones para resistirlo. Estas son las ventajas y desventajas de un
factor climático que no puede dejar de considerarse en el diseño de una obra de
arquitectura.
TERRENO, FORMA , PENDIENTES, VISUALES, RESISTENCIA
Implantación 1 Implantación 2
En los dos esquemas de implantación se puede observar que en el primer caso los
edificios se reúnen en grupos de a tres, con una sola calle de acceso, permitiendo de esta
manera que, una importante superficie del terreno, sea totalmente utilizable, en el segundo
caso, las dispersión de las construcciones, obliga a materializar una calle de gran recorrido
que no facilita el uso integral del terreno
Implantar un edificio es un tema trascendente, y se debe meditar para al analizar los
pro y los contra de cada una de las posibilidades.
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VEGETACIÓN, IMPORTANCIA