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El anciano con tumores sólidos
María del Carmen Soriano Rodríguez y María José Molina Garrido
CÁNCER DE MAMA EN EL ANCIANO
Introducción
El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en las
mujeres en todo el mundo y la principal causa de muerte por
cáncer en mujeres. En el año 2012, aproximadamente 1.671.000
mujeres fueron diagnosticadas de cáncer de mama en todo
el mundo y esto representa el 25% de todos los cánceres en
mujeres. Entre las edades de 60 y 84 años, las tasas de incidencia
son acusadamente más altas en mujeres de raza blanca que en
mujeres negras. En Europa, se diagnosticaron 364.500 tumores
de mama en 2012, lo que representa el 30,4% de todos los
cánceres. La probabilidad de que una mujer europea padezca
este tumor antes de los 75 años es del 8%. La tasa de morta-
lidad prevista para el año 2017 fue de 14/100.000 mujeres, la
segunda tasa más alta en mujeres. El número total de muertes
fue ligeramente más alto para el cáncer de mama que para el
cáncer de pulmón. En España, en el año 2017 fue el tumor más
frecuente en mujeres y el cuarto más frecuente considerando
la población general. El 30% de los casos se diagnosticaron
por encima de los 70 años y, aunque en España fue el tumor
con mayor mortalidad, las causas externas y las enfermedades
circulatorias fueron la principal causa de mortalidad en los
mayores de 79 años.
Uno de los principales factores de riesgo de desarrollo de
cáncer de mama es la edad. La mediana de edad en el momento
del diagnóstico es de 60 años y más del 40% de las mujeres
recién diagnosticadas tienen 65 años o más. Para el año 2030 se
estima un incremento de ancianas con cáncer de mama. A pesar
de ello, nos encontramos con varios problemas: por un lado, la
falta de estrategias de detección precoz en mayores de 70 años;
por otro, la falta de evidencia científica y de representación de
ancianas con cáncer de mama en ensayos clínicos aleatorizados
que evalúen la eficacia y seguridad de los tratamientos. De ahí
que con frecuencia esto lleve a un tratamiento insuficiente y en
consecuencia a peores resultados. Desde el año 1990, la mor-
talidad ha ido disminuyendo en un 2,5% por año en menores
de 75 años; sin embargo, disminuyó solo un 1,1% en mayores de
75 años, y ello debería inducir a reflexionar sobre si se está
tratando de forma óptima a los ancianos.
Características del anciano con cáncer de mama
El tratamiento del cáncer de mama en ancianas en muchas
ocasiones es subóptimo, con menos intervenciones quirúrgi-
cas, menos radioterapia tras la intervención, menos quimio-
terapia adyuvante, y mayor número de pacientes que reciben
hormonoterapia. Las decisiones de tratamiento del cáncer de
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mama dependen del estadio tumoral, del subtipo histológico,
del grado y del fenotipo. Hay tres fenotipos principales, claves
para decidir la estrategia terapéutica: receptores hormonales
positivos (RH) (receptor estrógeno y progesterona) y Her2/
neu negativo (fenotipo luminal), RH negativos y Her2/neu
negativo (fenotipo triple negativo), y Her2/neu positivo con
cualquier estado de receptor hormonal (fenotipo Her2); el
fenotipo luminal es el de mejor pronóstico, mientras que los
triples negativos o Her2 son de peor pronóstico.
Las pacientes ancianas tienen características biológicas más
favorables que las más jóvenes: mayor grado de RH (hasta
en un 80% de las pacientes de más de 70 años en algunos
estudios), menos invasión vascular peritumoral, menos expre-
sión de Her2/neu, menores tasas de proliferación, diploidía
y p53 normal. Además, los tumores más indolentes, como el
carcinoma mucinoso y papilar, afectan con mayor frecuencia a
ancianas. Los principales determinantes para mejorar la super-
vivencia del cáncer de mama son el tratamiento adyuvante
y la detección precoz. Sin embargo, en mujeres mayores de
70 años no existen datos suficientes para determinar el efecto
del cribado mamográfico sobre la mortalidad por cáncer de
mama, aunque se recomienda individualizar el screening aten-
diendo a la expectativa de vida y los antecedentes familiares.
En cuanto al tratamiento adyuvante con quimioterapia, la falta
de evidencia científica y el miedo a la toxicidad contribuyen al
infratratamiento de pacientes mayores. El aumento de toxici-
dad se debe en parte a la alteración fisiológica de los ancianos.
La edad impacta en la farmacocinética, es decir, en la absorción,
distribución, metabolismo y excreción de los medicamentos.
La polifarmacia puede alterar la absorción. El aumento de la
grasa corporal, la disminución del agua y la albúmina sérica
pueden modificar el volumen de distribución. La perfusión
hepática disminuye con la edad, por lo que el metabolismo
hepático podría prolongarse y favorecer el aumento de la toxi-
cidad. La disminución del aclaramiento de creatinina conduce
a una disminución del aclaramiento de los fármacos excretados
por vía renal. Además de las alteraciones farmacocinéticas, el
envejecimiento se relaciona con una tolerancia tisular reducida
a la quimioterapia, por lo que existe un mayor riesgo de toxi-
cidad hematológica y no hematológica, incluida la toxicidad
cardíaca y neurológica.
La esperanza de vida, la comorbilidad y el estado funcional
son factores importantes a considerar en las decisiones de
tratamiento en pacientes ancianos con cáncer de mama. Se
debe hacer una estimación de la esperanza de vida en todos
los ancianos antes de planificar un tratamiento. A efectos de
estimar la esperanza de vida podría ser útil la herramienta
1219
 1220 XI  Cáncer y envejecimiento
ePrognosis (http://eprognosis.ucsf.edu/index.php). Las comor-
bilidades como insuficiencia renal, enfermedad hepática y
enfermedad cerebrovascular se han asociado a mayor riesgo
de muerte. Un estudio observacional realizado en Dinamar-
ca demostró que las comorbilidades son factores adversos
independientes en pacientes con cáncer de mama de 50-79
años. La existencia de limitaciones funcionales se relaciona con
edad avanzada, obesidad y bajo nivel educativo, con un mayor
riesgo de muerte por cualquier causa. Por tanto, la fragilidad
se asocia a un mayor riesgo de complicaciones relacionadas
con el tratamiento, mayor probabilidad de requerir ingreso
hospitalario y disminución de la supervivencia global. La
edad cronológica no es un criterio adecuado para decidir el
tratamiento más apropiado; es más correcto utilizar la edad
biológica, que incluye la comorbilidad y el estado de salud
general del paciente.
La valoración geriátrica integral (VGI) es clave para deter-
minar la situación funcional del paciente y puede ayudar a los
médicos a elaborar un plan coordinado en el tratamiento del
cáncer de mama, aunque no existe un consenso sobre cuál es
la más adecuada. Un estudio prospectivo multicéntrico reali-
zado en pacientes mayores de 70 años con cáncer de mama en
estadios I-III incluye ocho herramientas de evaluación: prueba
de deterioro cognitivo de 6 ítems (6CIT), escala de la Sociedad
Americana de Anestesiológica (ASA), ECOG, performance
status, Vulnerable Elders Survey (VES-13), actividades de la
vida diaria (AVD), actividades instrumentales de la vida diaria
(AIVD), escala G8, y el índice de Charlson. Se definen como
«fit», si puntúan normal en 7 de 8 herramientas, y de «alto ries-
go» si presentan cáncer de mama grado 3, RH negativo, Her2
positivo o ganglios positivos. El 56% se definió como alto ries-
go y el 44% como «fit». Los pacientes «fit» se sometieron a más
cirugías primarias de mama, cirugías de axila y quimioterapia
adyuvante. La Sociedad Internacional de Oncología Geriátrica
(SIOG) recomienda la incorporación de la valoración geriá-
trica integral para evaluar a pacientes ancianos candidatos a
recibir quimioterapia.
Cáncer de mama localizado y localmente avanzado
Cirugía
En un estudio aleatorizado llevado a cabo por la EORTC
(European Organisation for Research and Treatment of Can-
cer) no se encontraron diferencias en la supervivencia entre la
cirugía conservadora de mama y la mastectomía radical modi-
ficada. La cirugía conservadora junto con hormonoterapia
con tamoxifeno adyuvante mejora el tiempo de la progresión
a distancia y además se relaciona con menor limitación fun-
cional, mientras que la mastectomía tiene un mayor impacto
psicológico negativo para la paciente. La disección ganglionar
axilar asocia una mayor morbilidad, que incluye linfedema,
dolor, parestesias, limitación de la movilidad y empeoramiento
de la calidad de vida, y puede evitarse si la axila es clínicamente
negativa y la biopsia selectiva del ganglio centinela es negativa,
sin impacto en la supervivencia o control locorregional. En la
afectación limitada de los ganglios centinela (1-2 ganglios),
T1-T2, tratado con tumorectomía seguida de radioterapia y
tratamiento sistémico adyuvantes, podría evitarse la cirugía
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de la axila sin impacto negativo en los resultados oncológicos
(American College of Surgeons Oncology Group Z0011). En
las pacientes de más de 70 años con tumores < 2 cm, axila
clínica y ecográficamente negativa, con RH positivos puede
suprimirse el estudio de la axila. En los tumores irresecables
en el momento del diagnóstico debe considerarse la adminis-
tración de hormonoterapia o quimioterapia neoadyuvante,
dependiendo de la biología tumoral, con el fin de reducir el
tumor, y abordarse quirúrgicamente.
La tasa de reconstrucciones mamarias tras la mastectomía
es menor en ancianas. Esto podría deberse a la preferencia de
la paciente o al miedo del médico a abordar esta intervención
en este grupo de edad. La reconstrucción a partir de tejido
autogénico puede proporcionar mayores beneficios que los
implantes.
Radioterapia
La radioterapia tras la cirugía conservadora de mama ha
demostrado menor riesgo de recaída locorregional, pero no
mejora la supervivencia global. En general es bien tolerada, sin
que deteriore la calidad de vida. Podría omitirse en pacientes
frágiles con expectativa de vida limitada, T1N0 con RH posi-
tivos que van a recibir hormonoterapia. La radioterapia tras
mastectomía ha demostrado que mejora la supervivencia en
pacientes de alto riesgo (T3, T4 y N2, N3).
Hormonoterapia
En los tumores con RH positivos, la terapia endocrina adyu-
vante mejora la supervivencia. Los inhibidores de la aromatasa
(letrozol, anastrozol y exemestano) son de elección por su segu-
ridad y eficacia. Con respecto a la toxicidad, se caracterizan por
menos eventos tromboembólicos, cáncer de endometrio y dete-
rioro cognitivo, comparados con tamoxifeno, pero se asocian a
mayor riesgo de fracturas óseas y artromialgias. Se debe motivar
a las pacientes que toman inhibidor de la aromatasa a realizar
ejercicio físico, y realizar densitometría mineral ósea periódica,
recomendar la toma de suplementos de calcio/vitamina D y
antirresortivos. En pacientes con riesgo de fractura podría
administrarse tamoxifeno (mejora la densidad ósea) durante
2-3 años y posteriormente un inhibidor de la aromatasa hasta
completar 5 años.
Además, la terapia hormonal neoadyuvante podría ser
beneficiosa en tumores luminales irresecables en el momento
del diagnóstico. Este tratamiento puede controlar el crecimien-
to tumoral durante aproximadamente 18 a 24 meses.
Quimioterapia
El objetivo de la quimioterapia adyuvante es aumentar la
supervivencia y su beneficio es similar en todos los grupos
de edad. Existen herramientas pronósticas que ayudan a los
oncólogos a calcular la supervivencia con y sin tratamiento
adyuvante: por un lado ADJUVANT! Online (www.adjuvan-
tonline.com), y por otro PREDICT (www.predict.nhs.uk/
predict.shtml).
Existe un claro beneficio derivado de su administración en
biología de alto riesgo, y preferiblemente la poliquimioterapia a
la monoterapia. La poliquimioterapia en ancianos está asociada

a más efectos adversos (alrededor de un 60-70%, grado 3-4),
mayor toxicidad hematológica grado 4, interrupción del trata-
miento debido a la toxicidad, y más leucemia mieloide aguda/
síndrome mielodisplásico (1,8%) (fundamentalmente tras la
administración de antraciclinas).
En cuanto al régimen quimioterápico más adecuado, hay
varios estudios que analizan este aspecto. Las antraciclinas y
los taxanos son los fármacos de elección en mujeres sanas. El
riesgo de cardiotoxicidad con antraciclinas convencionales
se ve incrementado por los siguientes factores: antecedentes
de insuficiencia cardíaca, hipertensión, diabetes, enfermedad
arterial coronaria, edad avanzada y otros, de ahí que la SIOG
recomiende el empleo de formulaciones de antraciclina liposó-
micas. La neurotoxicidad se relaciona con los taxanos y puede
contribuir a incrementar el riesgo de caídas.
En el ensayo CALGB 49907 se analiza el papel de la quimio-
terapia adyuvante CMF o doxorrubicina más ciclofosfamida, y
se concluye que es superior a la capecitabina en monoterapia
en mayores de 65 años. También se ha comparado docetaxel y
ciclofosfamida con doxorrubicina y ciclofosfamida en pacien-
tes de 65-74 años, y se concluyó que es superior en términos
de supervivencia libre de progresión y supervivencia global;
sin embargo, asoció tasas más altas de neutropenia febril. Para
tumores con sobreexpresión de Her2 (15-20%), trastuzumab
combinado con quimioterapia mejora la supervivencia y por
tanto debe administrarse, y la edad no debe ser una contrain-
dicación, siempre y cuando se realice una monitorización
cuidadosa de la función cardíaca.
Es importante señalar que los ancianos deben participar
de forma activa en la decisión de aceptar tratamiento con
quimioterapia adyuvante, dado que los beneficios a veces son
modestos, con un riesgo de toxicidad no despreciable.
Cáncer de mama metastásico
El objetivo del tratamiento del cáncer de mama metastásico
es aumentar la supervivencia y mejorar la calidad de vida. El
tipo de tratamiento paliativo administrado en los tumores
con RH positivos y Her2 negativo (el 80% de las ancianas),
dependerá de varios factores: la biología del tumor (cantidad
de expresión de RH, estado de Her2, grado de diferenciación
tumoral), la sintomatología de la paciente (asintomática
o muy sintomática), afectación en múltiples localizaciones o
enfermedad oligometastásica, el tiempo hasta la progresión
tras el tratamiento adyuvante, la respuesta o ausencia de res-
puesta al tratamiento hormonal previo y las comorbilidades. La
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terapia hormonal será el tratamiento de elección en la mayoría
de los casos. En la primera línea las opciones disponibles son
los inhibidores de la aromatasa en monoterapia o asociados
a un inhibidor de quinasas dependientes de ciclina (CDK),
tamoxifeno o fulvestrant. La elección de un fármaco u otro
dependerá de la comorbilidad de la paciente y del fármaco
hormonoterápico previo en el tratamiento adyuvante. Las
opciones para la segunda línea serán un inhibidor de la aroma-
tasa, tamoxifeno, fulvestrant, un inhibidor de quinasas depen-
diente de ciclina combinado con fulvestrant o un inhibidor
de la aromatasa, y everolimus-exemestano. Los inhibidores de
quinasas dependientes de ciclinas (palbociclib, ribociclib y
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121  El anciano con tumores sólidos 1221
abemaciclib) junto a la terapia endocrina han demostrado
mejorar la supervivencia libre de enfermedad en cáncer de
mama metastásico en comparación con la hormonoterapia en
monoterapia, pero se acompañan de mayor toxicidad grado
3, interrupción del tratamiento y reducciones de dosis en
ancianas.
La quimioterapia está indicada en la enfermedad con pro-
gresión rápida o RH negativos. La monoterapia es de elección,
con fármacos como la doxorrubicina liposómica pegilada (para
evitar la cardiotoxicidad de las antraciclinas), la capecitabina,
la vinorelbina, el paclitaxel, el nab-paclitaxel, el docetaxel, la
eribulina o la gemcitabina. La capecitabina y la vinorelbina
son fármacos que se administran por vía oral, seguros, eficaces
y cómodos para pacientes mayores. En ancianas frágiles la
ciclofosfamida metronómida podría ser una opción debido
a su baja toxicidad.
La combinación de pertuzumab-trastuzumab-taxano ha
demostrado mejorar la supervivencia en cáncer de mama
metastásico con sobreexpresión Her2, aunque se debe tener
precaución en pacientes mayores debido a su toxicidad (dia-
rrea, hiporexia). En caso de baja carga tumoral y RH posi-
tivo, hay que valorar la combinación de un inhibidor de la
aromatasa con lapatinib, y demorar la administración de
quimioterapia. En segunda línea y sucesivas, trastuzumab
emtasina (T-DM1) es una opción de tratamiento en general
bien tolerado en mayores. La combinación de antiangiogénicos
como bevacizumab con quimioterapia en ancianos con cáncer
de mama Her2 negativo ha sido valorada en estudios como el
ATHENA, en el que bevacizumab se combinó con paclitaxel en
el 46% de pacientes mayores, y la hipertensión y proteinuria
fueron más frecuentes que en jóvenes.
Debe tomarse en consideración el tratamiento paliativo con
radioterapia sobre metástasis óseas o cerebrales, pues su perfil
de toxicidad es muy bajo.
Discusión
El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente y la
principal causa de muerte por cáncer en mujeres. Su mortali-
dad está yendo en descenso en los últimos años, aunque esto no
se refleja en las ancianas, a pesar de que presenta características
biológicas más favorables. El infratratamiento es el responsable
de una supervivencia más baja, con menor número de inter-
venciones quirúrgicas, menor administración de radioterapia
y tratamiento sistémico con quimioterapia, de manera que la
hormonoterapia es el único tratamiento en muchas ocasiones.
Se han de explicar detenidamente a los ancianos los beneficios
y riesgos derivados de los tratamientos y tener en cuenta su
opinión. Los beneficios de la quimioterapia adyuvante en
pacientes mayores son similares a los observados en jóvenes.
La valoración geriátrica integral se considera la herramienta
recomendada para predecir la edad biológica y la fragilidad de
pacientes ancianas con cáncer de mama, y puede ayudar a los
médicos a elaborar un plan terapéutico adecuado para cada
paciente. Se necesitan más estudios aleatorizados realizados en
este grupo de edad que evalúen la eficacia y seguridad de los
tratamientos, a fin de evitar la administración de tratamientos
subóptimos que empeoren su supervivencia.
 1222 XI  Cáncer y envejecimiento
CÁNCER DE COLON EN EL ANCIANO
Introducción
La incidencia del cáncer de colon aumenta con la edad, de
modo que cada vez es mayor el número de ancianos con
diagnóstico de cáncer de colon. Aproximadamente el 70% de
este se desarrolla en individuos mayores de 65 años de edad, y
aproximadamente el 40% de los pacientes supera los 75 años
de edad. En los últimos años, debido a la mejoría en las técnicas
quirúrgicas, la quimioterapia y los nuevos agentes biológicos,
ha aumentado la supervivencia de los pacientes con este tipo de
neoplasia; sin embargo, en el caso de pacientes de edad avanza-
da, la mortalidad sigue siendo más elevada que en individuos
de menor edad. Un reciente estudio reveló que el pronóstico a
largo plazo de los pacientes con cáncer colorrectal con más de
60 años de edad que sobreviven al primer año se aproxima al
pronóstico de los pacientes más jóvenes.
En esta población es muy habitual que se produzca un infra-
tratamiento. En un estudio europeo de cohortes retrospectivo,
de un total de 110 pacientes con cáncer colorrectal con más de
75 años de edad, 96 fueron intervenidos quirúrgicamente,
pero solo 6 de un total de 23 pacientes con cáncer de colon en
estadio III recibieron quimioterapia adyuvante. En el caso de
los pacientes con metástasis, solo 3 de ellos (de un total de 18)
recibieron quimioterapia paliativa.
En un estudio de cohortes retrospectivo basado en la base
de datos SEER/Medicare, se identificó a un total de 6.262
pacientes de 65 años o más con cáncer de colon en estadio
III operados entre 1991 y 1996. Solo el 55% de los ancianos
recibieron quimioterapia adyuvante en los tres primeros meses
tras la cirugía curativa. La probabilidad de recibir tratamiento
adyuvante disminuía de forma drástica con la edad: recibieron
quimioterapia adyuvante el 78% de los individuos con edad
comprendida entre 65 y 69 años, el 74% de los pacientes con
una edad entre 70 y 74 años, el 58% de los que tenían entre 75
y 79 años, el 34% de los individuos del grupo de 80-84 años y
tan solo el 11% de los pacientes con 85-89 años de edad.
La ausencia de unas guías claras para la toma de decisiones
puede explicar el porqué de esta situación de infratratamiento.
Cáncer de colon localizado
Cirugía
En las últimas décadas se ha incrementado el porcentaje de
ancianos intervenidos por cáncer de colon; se ha pasado del
57,5% al 72,1%. Sin embargo, la edad se asocia a una mayor
mortalidad perioperatoria tras la cirugía electiva, así como a
una mayor tasa de complicaciones y a una estancia hospitalaria
más prolongada.
En ancianos sometidos a cirugía electiva, de tipo trauma-
tológico, urológico, o del área gastrointestinal (como en el
caso del cáncer de colon), llevar a cabo una VGI previa a la
cirugía se asocia a una menor tasa de cancelación de cirugías,
un menor número de complicaciones posquirúrgicas y una
estancia hospitalaria más corta.
Junto a esto, la evaluación de la fragilidad geriátrica puede
predecir la supervivencia al año y a los cinco años en pacientes
sometidos a cirugía de cáncer de colon, y el impacto de la
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fragilidad en la supervivencia a los cinco años es comparable
al impacto del estadio TNM.
Quimioterapia adyuvante
La quimioterapia adyuvante en pacientes con cáncer de colon
en estadio II o III ya intervenidos ha demostrado que dis-
minuye la tasa de recaídas y mejora la supervivencia global
(SG). En pacientes con más de 70 años de edad, el tratamiento
adyuvante en monoterapia (con 5-fluorouracilo o con cape-
citabina) también aumenta el tiempo hasta la recaída, y la
SG es mayor en los pacientes mayores de 75 años que reciben
tratamiento adyuvante que en los no tratados. Sin embargo,
el beneficio de añadir oxaliplatino al 5-fluorouracilo o a la
capecitabina en individuos por encima de los 70 años de edad
es algo más controvertido. Esta controversia es mayor aún
cuando dichos pacientes de más de 70 años tienen un cáncer
de colon en estadio II.
Aunque el beneficio del uso de al menos un fármaco, según
datos de ensayos clínicos, parece similar en ancianos que en
jóvenes, los ancianos son tratados con menos frecuencia.
En un estudio de Sanoff et al. recibieron tratamiento adyuvante
el 63% de los pacientes con una edad comprendida entre los 75
y los 79 años con cáncer de colon en estadio III, frente al 14%
de los individuos de 85 años o más. Los ancianos no suelen
ser tratados con quimioterapia adyuvante como consecuencia
de la edad, de la comorbilidad o de la situación basal (medida
mediante el performance status-PS), pero este hecho también
podría deberse a la falta de soporte social y a los prejuicios
existentes en cuanto a la toxicidad de la quimioterapia en el
anciano (aproximadamente la mitad de los pacientes mayores
de 70 años de edad precisan una reducción de la dosis o la
interrupción precoz del tratamiento como consecuencia de
efectos adversos) y en cuanto a su eficacia. La escasa utilización
de este tratamiento, que puede ser curativo, puede explicar la
alta prevalencia de recaídas y la elevada mortalidad objetivadas
en los ancianos con cáncer de colon.
Por otro lado, llevar a cabo intervenciones sobre los déficits
detectados en el anciano mediante la VGI podría reducir los
eventos adversos e incluso aumentar el número de pacientes
que serían capaces de completar la quimioterapia. Reciente-
mente, un artículo que evaluaba el papel de la VGI en cuanto a
la adherencia al planteamiento inicial diseñado para ancianos
con cáncer de colon reveló que aproximadamente el 55% de
los pacientes tratados con quimioterapia recibieron al menos
el 80% de la dosis planificada. Los factores que se asociaban a
completar la quimioterapia fueron la ausencia de toxicidad y
la existencia de soporte social. Los autores indican que la VGI
es útil para seleccionar a los ancianos con cáncer de colon que
son aptos para recibir quimioterapia adyuvante, y permite
adaptar la dosis de tratamiento al perfil de fragilidad que pre­
senten, y también permite identificar los factores de adherencia
al planteamiento terapéutico inicial, que podrían modificarse
mediante el diseño de intervenciones específicas.
La sarcopenia se caracteriza por una pérdida de masa
muscular y de fuerza, asociadas a la edad, que conduce a un
deterioro de la situación física del individuo. En este sentido,
es de gran utilidad comprobar que presentar una menor masa

muscular al inicio del tratamiento adyuvante en pacientes con
cáncer de colon se asocia a presentar toxicidad grave (grados
3-4). En un reciente estudio que incluía a 33 pacientes con
cáncer de colon, un programa de ejercicios de 18 semanas
de duración reducía de forma significativa la fatiga física
y general. Aunque no se trata de estudios que se limiten a
pacientes de edad avanzada con diagnóstico de cáncer de
colon, teniendo en cuenta la alta prevalencia de sarcopenia en
ancianos oncológicos, esta puede ser una diana para futuras
intervenciones.
Cáncer de colon metastásico
Cirugía
La cirugía en el cáncer de colon metastásico está indicada ante
la presencia de complicaciones (hemorragia, obstrucción o
perforación del tumor primario), o bien en el caso de que haya
metástasis resecables de inicio, o potencialmente resecables si
se produce respuesta tumoral de las mismas tras la adminis-
tración de tratamiento sistémico. El porcentaje de individuos
mayores de 70 años de edad con cáncer de colon metastásico
que se someten a cirugía ha aumentado desde el 6% en la
década de los 90 hasta el 25,8% en el año 2007. La tasa de
mortalidad a los dos meses tras la cirugía en este grupo etario
es del 3,8%, frente al 1,6% en pacientes de menor edad.
En pacientes de edad avanzada debe evitarse la cirugía
urgente por complicaciones debidas al cáncer de colon. Por
ejemplo, en los casos de obstrucción intestinal, la colocación
de un stent metálico por vía endoscópica permite una ganancia
de tiempo para mejorar la situación basal del anciano y poder
llevar a cabo una cirugía electiva más segura con posterioridad.
En otros casos se puede llevar a cabo una colostomía de des-
carga e intentar la reconstrucción en una segunda interven-
ción. El uso de técnicas menos invasivas, como la cirugía por
laparoscopia, permite reducir la estancia hospitalaria, y se
acompaña de menor morbimortalidad, menos dolor y una
recuperación funcional más precoz, por lo que es una opción
muy válida y atractiva en este grupo poblacional.
La intervención geriátrica especializada facilita que el
paciente de edad avanzada permanezca en su domicilio un
año tras la cirugía.
Quimioterapia
En pacientes con cáncer de colon metastásico tratados en el
marco de un ensayo clínico con la combinación de quimiotera-
pia (5-fluorouracilo, capecitabina, oxaliplatino o irinotecán) y
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los nuevos agentes biológicos, la mediana de SG ha aumentado
de los 6-8 meses hasta los 24 meses en las últimas décadas. Pero,
en la práctica clínica, la supervivencia mediana es de solo 10-11
meses, principalmente debido a la mala SG de los ancianos y a
los pacientes con mal PS que no reciben ningún tratamiento.
La quimioterapia continúa siendo la base del tratamiento de
los pacientes con cáncer de colon metastásico. Durante algún
tiempo, la combinación de 5-fluorouracilo-leucovorín era el
único tratamiento activo para el cáncer colorrectal avanzado.
Distintos estudios han demostrado que este esquema era eficaz
y bien tolerado en ancianos, con unos beneficios similares a los
obtenidos en cohortes de menor edad.
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121  El anciano con tumores sólidos 1223
En un análisis conjunto de 22 ensayos clínicos que incluía
a 629 pacientes mayores de 70 años de edad, la quimioterapia
paliativa basada en 5-fluorouracilo mostró unos resultados
muy similares en individuos jóvenes y en ancianos en cuanto a
SG y a SLP. Además, no se objetivaron diferencias significativas
en cuanto a toxicidad grave entre ambos grupos etarios.
La capecitabina puede ser una opción alternativa en ancia-
nos con cáncer de colon avanzado que no se consideran can-
didatos a un tratamiento de combinación. En un ensayo en
fase II con 51 pacientes mayores de 70 años de edad con cáncer
de colon avanzado, la capecitabina fue eficaz y bien tolerada,
con una tasa de respuesta global del 24%, con 7 meses de SLP
y 11 meses de SG, y un 12% de toxicidades graves de grado 3-4.
En ancianos, el irinotecán, como segunda línea de trata-
miento, tiene la misma eficacia que la descrita en individuos
más jóvenes, pero implica un mayor riesgo de neutropenia de
grados 3-4 y de diarrea. Las combinaciones de irinotecán con
5-fluorouracilo son bien toleradas y su eficacia también es
similar a la observada en los pacientes de menor edad.
Los regímenes que incluyen oxaliplatino también son una
opción terapéutica muy importante en estos pacientes. Un
ensayo aleatorizado (MRC FOCUS2) analizó el uso de dosis
reducidas de quimioterapia en ancianos y en pacientes frági-
les con cáncer de colon metastásico. El estudio incluyó a un
43% de pacientes con más de 75 años y el 13% superaban los
80 años de edad. Según este estudio, la adición de oxaliplatino
a dosis reducidas a 5-fluorouracilo/leucovorín no se asociaba a
una mejoría significativa en SLP, si bien es cierto que tampoco
generaba mayor riesgo de toxicidades graves de grado 3-4.
Por otro lado, el estudio OPTIMOX1 reveló que la qui-
mioterapia basada en el régimen FOLFOX, alternando con
períodos en los que solo se administre 5-fluorouracilo/leuco-
vorín de mantenimiento (6 ciclos de FOLFOX7 seguidos de
12 ciclos de 5-fluorouracilo/leucovorín, y de nuevo 6 ciclos
de FOLFOX7) tenía una eficacia y una tolerancia similares a
las de FOLFOX4 en pacientes con una edad comprendida entre
los 76 y los 80 años de edad.
De forma global, se puede decir que la mayoría de ensayos
clínicos revelan que la quimioterapia en ancianos con cáncer de
colon tiene una eficacia y una toxicidad similares a la observada
en individuos más jóvenes. La quimioterapia de combinación
puede plantearse para ancianos con buena situación basal;
sin embargo, en ancianos frágiles la estrategia más deseable
es el uso de una monoterapia (5-fluorouracilo/leucovorín,
capecitabina o irinotecán) o una táctica de stop-and-go, con
la finalidad de reducir toxicidades.
Actualmente, un ensayo clínico aleatorizado en fase II,
denominado GERICO, pretende investigar si la VGI y la puesta
en marcha de intervenciones geriátricas a tenor de los resul-
tados de aquella, antes y durante el tratamiento con quimio-
terapia, en ancianos frágiles con cáncer de colon en estadios
II-IV aumentará el porcentaje de ancianos que conseguirán
completar el tratamiento con quimioterapia.
Nuevos fármacos
En ancianos con cáncer de colon metastásico la adición de
bevacizumab a la quimioterapia estándar aumenta la SLP y la
 1224 XI  Cáncer y envejecimiento
SG. Sin embargo, se asocia a un aumento en la proporción de
eventos tromboembólicos en individuos de más de 65 años.
En cuanto a cetuximab y panitumumab, tanto la eficacia
como la seguridad son similares en individuos menores de
65 años y en individuos mayores.
Panitumumab en monoterapia se ha mostrado como una
opción terapéutica eficaz y bien tolerada en primera línea en
ancianos frágiles con cáncer de colon metastásico que no son
aptos para ser tratados con quimioterapia.
CÁNCER DE PRÓSTATA EN EL ANCIANO
Introducción
El cáncer de próstata es la neoplasia más diagnosticada en
varones tanto en EE. UU. como en Europa. Se estima que en
el año 2014 hubo unos 233.000 diagnósticos nuevos de cáncer
de próstata y unos 29.480 fallecimientos por esta enfermedad.
La incidencia del cáncer de próstata aumenta con la edad;
la media de edad en el momento del diagnóstico es de 68 años;
el 56,9% de todos los cánceres de próstata se diagnostican a
partir de los 65 años de edad, y el 20,6% a partir de los 75 años,
y se constata un pico de incidencia entre los 70 y los 74 años.
En España la incidencia de cáncer de próstata en el año
2012 fue del 21,7% (27.853 casos), con una mortalidad del
8,6% (5.481 casos) y una prevalencia a los 5 años del 31,4%
(102.559 casos).
Características del cáncer de próstata
en el anciano
El cáncer de próstata en el anciano implica mal pronóstico; casi
el 90% de los fallecimientos por este tipo de cáncer se producen
en individuos que superan los 65 años de edad, y el 33% en
individuos con más de 85 años. Según datos recientes de la
base SEER (Surveillance, Epidemiology, and End Results), en
los individuos con una edad de 75 años o más la enfermedad
tiende a presentarse en una fase avanzada; estos individuos,
además, tienen más riesgo de fallecer por cáncer de próstata
y suman más de la mitad de los fallecimientos por cáncer de
próstata. De forma general, se puede decir que dos de cada tres
defunciones por cáncer de próstata se producen en individuos
de más de 75 años de edad. Así, el 3% de los individuos meno-
res de 75 años con cáncer de próstata tienen metástasis en el
momento del diagnóstico, frente al 5% en el grupo de edad
entre 75 y 79 años, el 8% en individuos de entre 80 y 84 años,
el 13% de ancianos de entre 85 y 89 años o el 17% en pacientes
con 90 años o más.
Según esta misma base de datos SEER, la incidencia acu-
mulada a los 5 años de fallecimiento por cáncer de próstata es
del 3-4% en individuos menores de 75 años frente al 30% en
ancianos de 90 años o más.
El porcentaje de fallecimientos por cáncer de próstata en
individuos menores de 50 años es del 3%, dato que se repite
en los individuos cuya edad se sitúa entre los 60 y los 64 años,
y es del 4% en pacientes de entre 70 y 74 años, del 11% en
pacientes con edades comprendidas entre los 80 y los 84 años
y del 27% en los que tienen 90 años o más. Otros estudios
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también han confirmado que el cáncer de próstata se asocia
a una mayor mortalidad específica por cáncer en individuos
de 70 años o más.
En España, el cáncer de próstata fue la quinta causa de
muerte por tumores en general en el año 2012 y la tercera
causa, tras el cáncer de pulmón y el de colon, en varones.
En cuanto a las características histológicas del cáncer de
próstata, según los últimos datos de la base SEER la proporción
de tumores con Gleason < 8 frente a tumores con Gleason 8-10
en individuos menores de 50 años es del 83% frente al 13%,
respectivamente; en individuos de entre 80 y 84 años la dis-
tribución de tumores con Gleason < 8 frente a Gleason 8-10 es
del 61% y del 28%, respectivamente, y en ancianos ≥ 90 años,
del 32% frente al 30%. Se constata, por tanto, que a medida
que aumenta la edad del individuo, es mayor la proporción de
tumores de peor pronóstico.
Estos datos de mal pronóstico de las neoplasias en el ancia-
no oncológico implican que el manejo de estas deba ser activo,
con independencia del estado de edad avanzada, pero teniendo
en cuenta, de forma completa e integral, las peculiaridades
del paciente anciano, así como las características de los trata-
mientos disponibles. Por el momento, a pesar de los beneficios
claros de la quimioterapia en términos de supervivencia, de
respuesta tumoral y de calidad de vida, muchos especialistas
aún se muestran reacios al uso de la quimioterapia en ancianos
oncológicos por el riesgo de toxicidad. En contraposición a
esto, la mayoría de los ancianos desean ser tratados de igual
forma que un paciente más joven si ese tratamiento es benefi-
cioso, y están dispuestos a asumir el riesgo de la quimioterapia.
Características del anciano con cáncer
de próstata
El cáncer de próstata se asocia a un mayor riesgo de fragilidad
(odds ratio (OR), 1,45; IC 95%, 1,16-1,80; p < 0,001). En la
base de datos de Ohio de Incidencia y Supervivencia del Cán-
cer, la proporción de pacientes con cáncer de próstata con
comorbilidad, con discapacidad y con síndromes geriátricos es
del 24,7%, mientras que la proporción de los que no presentan
comorbilidad, discapacidad o síndromes geriátricos es del
12%. Según esa base, hasta el 89% de estos pacientes tienen
comorbilidades.
Dado que la VGI permite detectar déficits que han pasado
inadvertidos en una historia rutinaria, y teniendo en cuenta
que los ancianos con cáncer de próstata tienen déficits en
una elevada proporción, la VGI es una herramienta básica
en ellos.
En las distintas series de ancianos con cáncer de próstata,
la prevalencia de fragilidad oscila entre el 60 y el 66,7%; se
trata, por tanto, de una población que requiere un manejo
muy exquisito.
Valoración geriátrica integral en ancianos
con cáncer de próstata
Teniendo en cuenta el alto porcentaje de ancianos con cáncer
de próstata que presentan déficits en distintas dimensiones de
su vida, y que el porcentaje de ancianos con cáncer de prós-
tata que presentan fragilidad es elevado, es fácil comprender la

importancia que la VGI tiene en esta población. A este respecto,
se ha publicado una revisión relativa a la VGI en ancianos con
cáncer de próstata, que incluye un total de 6 artículos sobre
VGI y otro focalizado en las herramientas de cribado de fragi-
lidad. Por desgracia, la conclusión de esta revisión indica que,
aunque los distintos artículos que hacen referencia a la VGI
en el anciano con cáncer de próstata hacen una descripción
somera de los déficits y de la situación basal del anciano, en
un bajo porcentaje se incluye el análisis de las ventajas que la
VGI tiene en estos pacientes. A este respecto, un solo artículo
indica que la quimioterapia en estos pacientes puede afectar a
una de las dimensiones de la VGI, en concreto, las actividades
instrumentales de la vida diaria (AIVD); otro de ellos indica
que la VGI predice la interrupción precoz de la quimioterapia
en estos pacientes y, por último, en otro artículo se objetiva
que la fragilidad, determinada mediante la VGI, es predictora
de supervivencia global y de beneficio clínico.
Además, un estudio reciente de Monfardini et al., llevado
a cabo en ancianos con tumores urológicos (cáncer de prós-
tata, cáncer de vejiga o cáncer renal), indica que en la práctica
habitual, tras una valoración geriátrica, son muy pocos los
ancianos que son derivados a los especialistas correspondien-
tes para controlar los déficits identificados (comorbilidades,
deterioro funcional, desnutrición, entre otras). Por ejemplo,
en este mismo estudio, aunque había un porcentaje elevado
de ancianos frágiles, solo uno de ellos fue remitido a un
geriatra.
Cáncer de próstata localizado en el anciano
oncológico
Hasta ahora, ningún estudio prospectivo y aleatorizado ha
demostrado que el tratamiento radical precoz aumente la
supervivencia en pacientes con cáncer de próstata. En general,
se suele pautar tratamiento radical en pacientes con tumores
T1a con expectativa de vida de más de 15 años y con Glea-
son ≥ 7; en los estadios T1b, T1c y T2 se aconseja tratamiento
radical cuando la expectativa de vida es superior a 10 años.
Utilizando datos de la base SEER entre 2000 y 2002, el 55%
de los pacientes con cáncer de próstata de bajo riesgo reciben
sobretratamiento. En este mismo estudio, el sobretratamiento
se produce en el 42% de los pacientes de 75 años o más.
Cirugía
La prostatectomía radical es una opción válida en pacientes
con cáncer de próstata localizado T1-T2 adecuadamente selec-
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cionados. La incontinencia urinaria es la complicación tardía
más temida. La incontinencia total ocurre en menos del 3%
de los casos.
En ancianos muy seleccionados, la cirugía tiene un papel
importante. En el estudio de Dell’Oglio et al., de entre los que
tenían una edad de 80-81 años, dos terceras partes seguían
vivos a los 10 años tras la cirugía, lo que justifica una prostatec-
tomía. Además, considerando de forma exclusiva los ancianos
de 80-81 años sin comorbilidades, el porcentaje de individuos
que seguían vivos a los 10 años tras la cirugía ascendía al 68%.
Estos datos resaltan la posibilidad de tratar quirúrgicamente a
ancianos seleccionados con cáncer de próstata. Estos resultados
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121  El anciano con tumores sólidos 1225
se reproducen en la serie retrospectiva de la Clínica Mayo
realizada por Thompson et al.
Radioterapia
La radioterapia externa es una alternativa eficaz de tratamiento
para un alto porcentaje de pacientes con tumores precoces
T1-T2b, y es también el tratamiento estándar en algunas ins-
tituciones para tumores T2c-T3.
Un ensayo, el CHHiP (CRUK/06/016), comparó la radio-
terapia convencional con la radioterapia hipofraccionada
modulada de alta intensidad en pacientes con cáncer de prós-
tata. En este ensayo, el régimen hipofraccionado de 60 Gy
en 20 fracciones resultó ser no inferior al fraccionamiento
convencional de 74 Gy en 37 sesiones, lo que ha supuesto un
nuevo uso estándar de la radioterapia externa en el cáncer de
próstata. La radioterapia hipofraccionada se tolera bien y es
eficaz en pacientes ancianos (75 años).
Cáncer de próstata avanzado
Cáncer de próstata sensible a la castración
En pacientes sensibles a la castración, el tratamiento clave
lo representa la deprivación androgénica, que está indicada
en pacientes sintomáticos; para los asintomáticos no existen
recomendaciones claras por parte de los organismos interna-
cionales. Revisiones sistemáticas han puesto de manifiesto que
el bloqueo androgénico completo (análogos de LHRH y un
antiandrógeno no esteroideo), proporciona un beneficio en
cuanto a supervivencia inferior al 5% a los 5 años frente al uso
del análogo en monoterapia, y que implica un mayor riesgo
de efectos secundarios.
Una revisión sistemática y un metaanálisis que incluyen los
resultados de tres ensayos clínicos (CHAARTED, GETUG-15 y
STAMPEDE) indica que la combinación de docetaxel junto al
bloqueo androgénico ofrece un beneficio absoluto en cuanto
a supervivencia a los 4 años del 9% frente al bloqueo androgé-
nico en monoterapia. Esta combinación queda recomendada
para los pacientes que sean aptos para ser tratados con qui-
mioterapia. En los que tienen un bajo volumen tumoral, no
se ha demostrado beneficio en cuanto a supervivencia global.
En ancianos, la mediana de edad de los que recibían doceta-
xel/bloqueo androgénico era de 64 años dentro del ensayo
CHAARTED; y el más anciano tenía 88 años. El análisis de
subgrupos puso de manifiesto que en los pacientes de 70 años
o más eran iguales los efectos beneficiosos en la SG que en los
más jóvenes.
Atendiendo a los resultados del ensayo LATITUDE, otra
combinación posible con el bloqueo androgénico es la abira-
terona. Este fármaco, asociado al bloqueo androgénico, está
indicado en pacientes con metástasis con cáncer de próstata
sensible a la castración.
Cáncer de próstata resistente a castración
Se definen como resistentes a la castración los casos en los
que se produce una progresión de la enfermedad a pesar del
bloqueo androgénico completo; esto se pone de manifies-
to mediante un aumento continuo de las concentraciones
séricas de PSA, la progresión de las lesiones ya conocidas, o la
 1226 XI  Cáncer y envejecimiento
aparición de nuevas lesiones. En estos casos, se debe mante-
ner el tratamiento con los análogos de LHRH, junto con un
cambio de tratamiento, que dependerá de la presencia o no de
síntomas. En primera línea, las opciones terapéuticas en estos
casos dependerán de la presencia o no de síntomas.
En pacientes asintomáticos o paucisintomáticos (situa-
ción basal de 0-1 medida mediante PS y bajo nivel de dolor
(puntuación 0-1 en el Brief Pain Inventory-Short Form Scale,
BFI-SF), las opciones terapéuticas son variadas: en los que
tienen factores pronósticos adversos (presencia de metástasis
viscerales), docetaxel sería una opción; enzalutamida es otra
opción, y podría administrarse incluso en pacientes muy selec-
cionados con metástasis viscerales que no hubieran recibido
quimioterapia previamente; abiraterona podría emplearse en
los que no tienen metástasis viscerales y no han sido trata-
dos previamente con quimioterapia; sipuleucel-T podría ser
otra opción, aunque actualmente su uso no está aprobado en
Europa.
En pacientes sintomáticos (BFI-SF > 3, uso de opioides
para controlar el dolor, o distintos síntomas relacionados con
la presencia de metástasis o con el propio tumor), las opciones
terapéuticas disponibles son las siguientes: docetaxel trisema-
nal o bisemanal (este último es menos tóxico); radio-223 en
pacientes que no hayan recibido docetaxel previamente, con
metástasis óseas sintomáticas y sin metástasis viscerales, que
no son candidatos a recibir docetaxel; abiraterona o enzaluta-
mida en los pacientes que no puedan o que no quieran recibir
docetaxel.
En segunda línea, tras progresión a docetaxel, cabazitaxel es
una opción con un alto grado de evidencia. En pacientes que
no hayan recibido enzalutamida previamente, abiraterona es
una opción terapéutica; y en pacientes que no hayan recibido
previamente abiraterona, se puede utilizar enzalutamida.
Los datos en ancianos revelan que docetaxel se puede uti-
lizar incluso en pacientes de 80 años o más de edad, con una
tasa de respuestas considerable, pero también son habituales
las complicaciones secundarias al uso de este fármaco, lo que
acentúa la importancia de realizar una selección adecuada de
los pacientes y de optimizar la dosis del fármaco o el régimen
terapéutico. Según las guías de la Sociedad Internacional de
Oncogeriatría (SIOG), en ancianos es preferible emplear el
régimen bisemanal.
En cuanto a cabazitaxel, el análisis por subgrupos del ensayo
pivotal puso de manifiesto que en los pacientes de 65 años
o más se constataba un beneficio en cuanto a supervivencia
global similar al de los pacientes más jóvenes. Las reacciones
adversas que afectaron al 5% o más de los pacientes de 65 años
o más, en comparación con individuos más jóvenes, fueron: la
fatiga (40,4% frente al 29,8%), la neutropenia (24,2% frente al
17,6%), la astenia (23,8% frente al 14,5%), la pirexia (14,6%
frente al 7,6%), el mareo (10% frente al 4,6%), la infección
del tracto urinario (9,6% frente al 3,1%) y la deshidratación
(6,7% frente al 1,5%). Las reacciones adversas graves (grado
3-4) en pacientes de 65 años o más frente a individuos más
jóvenes fueron la neutropenia determinada por laboratorio
(86,3% frente al 73,3%), la neutropenia clínica (23,8% frente
al 16,8%) y la neutropenia febril (8,3% frente al 6,1%). Debido
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al alto riesgo de desarrollo de neutropenia febril en este grupo
de población, se recomienda firmemente el uso de factores
estimuladores de colonias de granulocitos (G-CSF) en ancianos
en los que se vaya a utilizar este fármaco.
En cuanto al uso de abiraterona en ancianos, en el ensayo
COU-AA-301, la media de edad de los pacientes incluidos que
recibieron este fármaco era de 69 años, y el 28% de los pacien-
tes tenían 75 años o más. La edad máxima de los pacientes
incluidos fue de 95 años (no había límite de edad en cuanto
a la inclusión).
Un análisis post hoc de dicho ensayo reveló que en los pacien-
tes de 75 años o más se constataba, al igual que en los individuos
más jóvenes, un beneficio en cuanto a la supervivencia global
(SG), con efectos secundarios similares a los observados en los
pacientes de menor edad. El único parámetro en el que no se
constataba beneficio a favor de la abiraterona en los pacientes
de 75 años o más fue el tiempo libre de progresión del PSA,
con una media de 11 meses para el grupo tratado con abira-
terona más prednisona y de 8,5 meses para el grupo tratado
con placebo más prednisona (HR, 0,76; IC, 95%, 0,503-1,155;
p = 0,1995).
En el ensayo COU-AA-302, la media de edad era de 71 años
en el grupo tratado con abiraterona, con una edad máxima
de 95 años. Más del 30% de los pacientes incluidos tenían 75
años o más. En este estudio los pacientes de esa edad experimen-
taban un beneficio similar al de los más jóvenes en términos
de supervivencia libre de progresión radiológica (SLPr). En el
año 2015 se publicó un nuevo análisis post hoc para analizar
la seguridad y la eficacia de la abiraterona en pacientes de
75 años o más del ensayo COU-AA-302. En este análisis, la
abiraterona se asoció a beneficio clínico y a buena tolerancia en
ancianos, resultados muy similares a los obtenidos en pacientes
de menor edad.
En cuanto al uso de enzalutamida en ancianos con cáncer
de próstata, un análisis post hoc del ensayo AFFIRM puso de
manifiesto un beneficio en SG y en SLPr a favor de enzalutami-
da en ambos grupos de edad. Los eventos adversos secundarios
a este fármaco también fueron similares en ambos grupos
de edad, con la excepción del edema periférico, la fatiga y la
diarrea, más habituales en los pacientes de 75 años o más. No
había diferencias en cuanto a la aparición de eventos graves
(grado 3-4) entre ambos grupos de edad. Por otro lado, en el
análisis por subgrupos del ensayo PREVAIL, en los pacientes
del grupo de mayor edad (≥ 75 años) el beneficio en cuanto a
supervivencia era similar al observado en los más jóvenes, con
buena tolerancia al fármaco. Como dato de interés, se constató
que una mayor edad se asociaba a un mayor riesgo de caídas
en los pacientes tratados con enzalutamida.
Por último, en cuanto al uso de radio-223 en ancianos con
cáncer de próstata, en el análisis por subgrupos de edad del
estudio ALSYMPCA (menos de 65 años, 67-74 años y 75 años
o más), se objetivó que, con independencia del grupo de edad,
hay un beneficio en la supervivencia en los pacientes tratados
con radio 223 (en los pacientes de 65 años o más, la SG fue de
14,1 meses frente a 11,3 meses en el grupo placebo, p < 0,01).
También se objetivó que es un tratamiento eficaz y que tiene
un perfil de seguridad favorable en los pacientes con metástasis

óseas. El número de eventos adversos fue similar en individuos
de 75 años o más y en los de menos de 65 años.
Bisfosfonatos en ancianos con cáncer de próstata
Las metástasis óseas asociadas al cáncer de próstata son muy
habituales (están presentes en más del 90% de los pacien-
tes). Pueden ocasionar fracturas, dolor, compresión medular,
hipercalcemia, y requerir cirugía o radioterapia en ocasiones
para el control de los síntomas. Los bisfosfonatos, en especial el
ácido zoledrónico y el denosumab, son tratamientos sistémicos
útiles para prevenir y/o retrasar los eventos óseos asociados al
tumor. En ancianos es fundamental prestar especial atención a
la función renal cuando se utilizan estos fármacos (en concreto
el ácido zoledrónico), así como a la aparición de osteonecrosis.
También se debe considerar el riesgo de hipocalcemia, que
es especialmente elevado en ancianos con cáncer de próstata
metastásico y déficit de vitamina D; es fundamental adminis-
trar aportes de calcio y de vitamina D como prevención.
DISCUSIÓN
El cáncer de próstata en el anciano es una enfermedad agresiva.
El anciano con cáncer de próstata suele tener comorbilidades
y/o multitud de déficits en las dimensiones geriátricas. En
el manejo de la enfermedad localizada, la cirugía radical y
la radioterapia son opciones válidas en individuos de edad
avanzada, aunque es importante seleccionar al paciente idóneo
y evitar así el sobretratamiento. En cuanto al manejo de la
enfermedad avanzada, en el anciano con cáncer de próstata
se pueden utilizar las distintas terapias empleadas en los indi-
viduos más jóvenes basándose en los datos de los subanálisis
efectuados en los ensayos pivotales. Sin embargo, sería muy
interesante diseñar estudios específicos para individuos de
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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121  El anciano con tumores sólidos 1227
esta edad, y tener siempre en cuenta las peculiaridades y las
características de cada anciano (valoración geriátrica) antes de
tomar decisiones, para evitar en especial el infratratamiento
cuando se trata de terapias sistémicas.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
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