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El golpe de calor se produce cuando el cuerpo sufre una elevación incontrolada de la temperatura y
el sistema nervioso falla, no pudiendo regular la temperatura de nuestro cuerpo, como lo hace
normalmente a través de la sudoración.
Existen otras enfermedades producidas por la afección al calor como agotamientos, alteraciones
cutáneas, deshidratación, quemaduras, edemas, síncope y calambres.
Son muchas las actividades laborales que se desarrollan bajo las altas temperaturas y al exterior
exponiéndonos al sol. Los trabajadores más propensos a sufrir el llamado golpe de calor en el trabajo,
son los que realizan su tarea en el sector de la agricultura, reparación de calles, mantenimiento de
parques y jardines, obras de construcción, transportistas de mercancías, fábricas, entre otras.
Por todo lo expuesto, es importante que las empresas contemplen este riesgo en sus sistemas de
gestión de prevención de riesgos laborales, y que, además, lleven a cabo las actuaciones preventivas
necesarias para su control, incluyendo, entre ellas, la formación e información a los trabajadores.
En este sentido, es importante que los trabajadores sepan reconocer los primeros síntomas que el
calor provoca en nuestro cuerpo, como son, el cansancio, dolor de cabeza, mareos, náuseas y vómitos,
inestabilidad, enrojecimiento, sequedad de la piel o calambres, para evitar males mayores.
Existen muchas medidas de carácter organizativo que pueden ayudar a controlar el riesgo, como, por
ejemplo:
En estos momentos deben extremarse las precauciones en el ámbito laboral con motivo del aumento
de la temperatura ambiental.