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GOLPE DE CALOR

El golpe de calor se produce cuando el cuerpo sufre una elevación incontrolada de la temperatura y
el sistema nervioso falla, no pudiendo regular la temperatura de nuestro cuerpo, como lo hace
normalmente a través de la sudoración.

Existen otras enfermedades producidas por la afección al calor como agotamientos, alteraciones
cutáneas, deshidratación, quemaduras, edemas, síncope y calambres.

Son muchas las actividades laborales que se desarrollan bajo las altas temperaturas y al exterior
exponiéndonos al sol. Los trabajadores más propensos a sufrir el llamado golpe de calor en el trabajo,
son los que realizan su tarea en el sector de la agricultura, reparación de calles, mantenimiento de
parques y jardines, obras de construcción, transportistas de mercancías, fábricas, entre otras.

Por todo lo expuesto, es importante que las empresas contemplen este riesgo en sus sistemas de
gestión de prevención de riesgos laborales, y que, además, lleven a cabo las actuaciones preventivas
necesarias para su control, incluyendo, entre ellas, la formación e información a los trabajadores.

En este sentido, es importante que los trabajadores sepan reconocer los primeros síntomas que el
calor provoca en nuestro cuerpo, como son, el cansancio, dolor de cabeza, mareos, náuseas y vómitos,
inestabilidad, enrojecimiento, sequedad de la piel o calambres, para evitar males mayores.

Existen muchas medidas de carácter organizativo que pueden ayudar a controlar el riesgo, como, por
ejemplo:

• Limitar las tareas pesadas que requieran un gasto energético elevado.


• Proporcionar agua potable en las proximidades de los puestos de trabajo.
• Habilitar zonas de sombra o locales con aire acondicionado para el descanso de los
trabajadores.
• Limitar el tiempo o la intensidad de la exposición, haciendo rotaciones de tarea siempre que
haya sitios con menor exposición que lo permitan.
• Adaptar las actividades a la exposición solar y a las características del trabajador,
especialmente en las nuevas incorporaciones.
• Planificar las tareas más pesadas en las horas de menos calor, adaptando, si es necesario, los
horarios de trabajo.
• Aumentar la frecuencia de las pausas de recuperación (cada hora, por ejemplo).
• Informar a los trabajadores sobre los riesgos relacionados con el calor, sus efectos y las
medidas preventivas y de primeros auxilios que hay que adoptar.

En estos momentos deben extremarse las precauciones en el ámbito laboral con motivo del aumento
de la temperatura ambiental.

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