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EL RECICLAJE DEL PLASTICO

El plástico
El plástico es un material sintético que, por lo general, se fabrica con polímeros que se
mezclan con derivados del petróleo. Se utiliza la presión y el calor para moldearlos y, en
función de ello, se obtienen diferentes tipos de plásticos con propiedades específicas.
El plástico es quizás el material más ecológico del que dispone hoy el hombre y, por lo tanto,
una de las formas de ayudar al medio ambiente es fomentar su uso y reciclaje, reemplazando
incluso envases de cartón, papel, hojalata y vidrio, y evitando el uso de aditivos que aceleren
la degradación del polímero.
El plástico es un material ecológico gracias a su reciclabilidad. De hecho, su lenta
degradación es beneficiosa, porque mientras más tarda este proceso natural en llevarse a
cabo, más demora en liberarse el carbono, su principal componente, a la cadena de formación
de gases de efecto invernadero.
El plástico, presente en numerosos productos, está compuesto por polímeros de resinas y
sustancias que provienen del petróleo que se moldean a partir de la presión y el calor. Aunque
pueden ser naturales si proceden de materias primas vegetales, son los sintéticos los más
extendidos. Elaborados a partir de compuestos derivados del petróleo, el gas natural o el
carbón, estos plásticos cuentan con numerosos tipos, pero hay cuatro que podrían
denominarse como principales:
Polietileno (PE). Presente en bolsas de plástico, láminas y películas de plástico,
contenedores, microesferas de cosméticos y productos abrasivos.
Polyester (PET). Lo incluyen las botellas, los envases o la ropa.
Polipropileno (PP). Forma parte de los electrodomésticos o las piezas de los vehículos.
Cloruro de polivinilo (PVC). Presente en las tuberías, las válvulas o las ventanas.

El reciclaje
Reciclar conlleva ahorrar materias primas, energía, agua y reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero. Y, además, genera nuevos puestos de trabajo y tejido industrial.
Sin duda, los beneficios de reciclar nuestros residuos son enormes en comparación con la acción tan
sencilla y cotidiana que supone. Reciclando evitas que los productos y materiales se conviertan en
residuos, transformándolos en otros completamente nuevos, alargando su vida útil y ayudando a la
preservación de los recursos naturales del planeta.
El proceso de reciclaje de plástico empieza en nuestras casas, en el momento en el que separamos
los diferentes tipos de residuos y depositamos el plástico en el contenedor amarillo. Se trata de un
gesto muy sencillo que, no obstante, es vital ya que este material no se puede reciclar sin separar bien
los distintos tipos de plásticos previamente.
El reciclaje mecánico
Una vez llegan a la planta de reciclaje, los residuos plásticos se siguen clasificando en función
de su composición y color. Y una vez hecho este paso todavía hay que retirar las impurezas
que queden. Solo después las piezas de plástico se trituran, dando lugar a pequeños trozos
llamados granza.
A continuación, el material triturado debe lavarse y se siguen separando las impurezas. Con
tal de obtener un producto completamente limpio y seco, tras el lavado el plástico se seca y
centrifuga.
Para acabar, el plástico se homogeneiza mediante procesos mecánicos y se le da la forma y
el color deseado.
La calidad del producto resultante, depende en gran medida de la separación previa de los
distintos materiales plásticos, de la ausencia de impurezas y en resumen de la limpieza de los
mismos, por estos motivos es muy importante seleccionar el proceso y los subprocesos
adecuados (separación, lavado en frío, lavado en caliente, secado…) en cada caso.
Dentro del reciclado mecánico cabe la posibilidad de distinguir dos tipos de proceso: reciclado
mecánico convencional y procesos de súper-limpieza; siendo el segundo complementario al
primero.
La etapa de súper-limpieza se requiere para poder obtener una calidad de escama/granza
apta para su uso en el sector alimentario.
Un proceso de reciclado ‘convencional’ de PET, puede constar de varias etapas que se van
alternando formando diferentes esquemas, dependiendo de la planta en cuestión y de las
necesidades de la misma. No en todos los casos se dan todas las etapas que se describen a
continuación:
El reciclaje químico
Consiste en descomponer los polímeros en materias primas que conservan sus propiedades y
se pueden volver a utilizar.
El reciclaje químico tiene un gran potencial para minimizar los residuos plásticos ya que puede
tratar más fácilmente los plásticos heterogéneos. De este modo, elimina algunas de las
limitaciones del reciclaje mecánico y facilita el proceso de reciclaje de plástico.
No obstante, la tecnología necesaria para llevar a cabo el reciclaje químico todavía no está
implantada a nivel comercial. Existen algunas plantas piloto y proyectos innovadores con los
que se avanza para superar los retos que aún existen actualmente.
Es una tecnología innovadora que descompone los residuos plásticos en sus materias primas
originales con las que fabricar nuevos plásticos, o nuevos productos químicos que se pueden
utilizar en otras aplicaciones.
Existen diferentes procesos del reciclado químico. Normalmente se clasifican en dos grupos:
despolimerización (bien por solvólisis o bien por tratamiento térmico) o craqueo (bien por
pirólisis o bien por gasificación). Hay que destacar que cada uno de los procesos es idóneo
para un tipo de polímero. La razón por la que existen distintos procesos es porque cada uno
resulta más o menos adecuado según la naturaleza del polímero y su capacidad para
descomponerse en sus elementos básicos.

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