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ENERGIAS OSCILANTES

Publicado el 18 febrero, 2016  de  Tlalcozahuatl


ENERGÍAS OSCILANTES Y LA CIENCIA “HEREJE”

Para los que conocen de electrónica, sabrán lo que es un circuito LC, también
llamado circuito tanque formado por un inductor y un capacitor. (No os
preocupéis, estimados lectores y lectoras, no vamos a hablar de electrónica). Este
circuito demasiado simple, es utilizado en una infinidad de aparatos electrónicos.
El circuito LC es básicamente un circuito oscilador, un generador de frecuencias.

La electricidad que usamos en nuestras casas, se le llama CA (corriente alterna)


porque cada ciclo se divide en dos, uno positivo y otro negativo,  la frecuencia de
la electricidad doméstica es de 60 ciclos cada segundo; entonces, cada segundo
se generan 60 ciclos positivo y 60 ciclos negativos y se mide en Hertz en honor a
Heinrich Rudolf Hertz, su descubridor.
Dependiendo de los valores de L y de C, el circuito tanque puede generar una
gran variedad de frecuencias,  las cuales pueden ser irradiadas al
aire acoplándole al circuito LC otros circuitos amplificadores y una antena.
El espacio que nos rodea  está saturado de este tipo de frecuencias llamadas
radiofrecuencias producidas de forma artificial por este simple circuito. La radio, la
TV, la telefonía inalámbrica utilizan estas ondas electromagnéticas para transmitir
sus datos. También las computadoras, hornos de microondas, el Wi Fi, y otros
artefactos, las producen.
Hay también en el espacio infinito ondas electromagnéticas naturales generadas
por los astros y planetas que transitan por el ancho cosmos, y todas, las artificiales
y las naturales, de una forma o de otra interactúan con nuestros cuerpos y
nuestras mentes.
Los gobiernos poderosos del mundo en forma secreta, han estado investigando
esto desde  hace cien años y saben; y hoy la ciencia “pública”, la que
conocemos, la que nos permiten saber, ya lo demostró, que nuestros
cuerpos vibran a cierta frecuencia. Cada uno de los átomos de nuestro cuerpo
tiene frecuencia vibratoria; también, evidentemente, cada órgano que compone
nuestro cuerpo.
En la primera mitad del siglo XX, ciertas investigaciones llevadas en secreto en los
EU y la URSS concluyeron que si lográramos crear una máquina capaz de replicar
la frecuencia a la que vibra el cuerpo físico de una persona, y si se proyecta esa
onda vibratoria a cierta potencia hacia la “persona  objetivo”, se podría hacer que
esta enferme o que realice acciones que normalmente no haría y si la potencia
de estas frecuencias se eleva a cierto nivel, se podría lograr que el humano
objetivo muera en forma instantánea de un paro cardiaco.
En realidad, hay tres niveles de investigación en la ciencia, el primer nivel es el
que se realiza en los laboratorios de las universidades y cuyos resultados son
publicados en las principales revistas científicas del mundo y por lo tanto,
accesible a nosotros los “mortales”; el segundo nivel es el que se realiza en los
laboratorios privados de los grandes monopolios electrónicos,  farmacéuticos,
alimenticios etc. De estas investigaciones, solo sabemos un poco, lo que les
conviene a estos monopolios que sepamos para beneficio de ellos.
El tercer nivel es el que realizan en secreto los poderosos gobiernos del mundo a
través de oficinas como la NASA, la Agencia Espacial Europea, el ejército, la NSA,
el CERN europeo, etc. etc. etc. y de estas investigaciones nunca sabemos nada y
cuando nos damos cuenta es porque para ellos ya está obsoleta.
Es de este tercer nivel de donde surgen las investigaciones y los aparatos para la
manipulación de las masas humanas en beneficio de los políticos “malignos”  del
mundo.
Las máquinas capaces de producir frecuencias que modifican la conducta
humana, surgen de estas siniestras oficinas gubernamentales y esto es real,
aunque ustedes amables lectoras y lectores, no lo crean.
Hay teorías de ciertos investigadores “convenientemente” etiquetados como
“paranoicos de las conspiraciones” que dicen que todos los magnicidas del mundo
en el siglo XX y hoy, fueron manipulados mentalmente de esta forma y con otro
método de manipulación llamado  Proyecto Monarca que consiste en la 
manipulación de la personalidad por medio de traumas mentales y físicos, con
esto se logra lo que se llama disociación de la personalidad. Este método de
manipulación fue y es  practicado por la CIA con sus agentes y ciudadanos
comunes.
Pero aquí estamos hablando de esas energías oscilantes que existen en el
espacio y que se agrupan en lo que se ha llamado espectro electromagnético.
Según la relatividad y según todos los sabios místicos del mundo, la única
diferencia entre la luz y una piedra, es su frecuencia vibratoria. Aunque la luz es
hoy algo completamente incomprendido por la ciencia (y al decir esto, me expongo
a que algún lector muy académico me etiquete como un tonto ignorante), la usaré
solo por no tener de momento otro concepto.
Dijo Hermes Trimegisto, el tres veces Dios Ibis de Thot, en el antiguo
Egipto: Nada está inmóvil, todo se mueve, todo vibra. Este es uno de los siete
principios herméticos que sostienen al universo en armonía perfecta. Esto significa
que el agua, las plantas, la luz, los minerales, aún el más pesado, vibran. Tienen
cierta frecuencia vibratoria.
En el siglo XX existieron algunos investigadores que desarrollaron métodos y
aparatos que usan diferentes frecuencias vibratorias enfocadas a la salud con
extraordinarios resultados y a muy bajo costo. Curiosamente, estos verdaderos
científicos fueron ridiculizados por sus colegas, perseguidos y hasta encarcelados.
Los que conocen de electricidad o de electrónica, saben perfectamente que si se
le aplica a un trozo de alambre de cobre, o de cualquier material conductor, un
pequeño, o grande, voltaje, la corriente que circula por él, genera a su alrededor
un pequeño campo magnético.
Resulta que si al trozo de alambre de cobre lo doblamos para formar con él un
circulo cuyos dos extremos libres no se toquen tenemos lo que se llama un anillo
oscilante, en el cual se auto induce una corriente y un campo electromagnético
muy pequeños cuya frecuencia y longitud de onda dependen de su diámetro y
el calibre del alambre, esto sin necesidad de aplicarle un voltaje externo. Este
anillo auto oscilante, genera así ondas vibratorias de las conocidas en el espectro
electromagnético. Ver la siguiente figura.

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No es posible explicar aquí la teoría de la autoinducción de este anillo porque es


un poco compleja y amplia y el espacio no es suficiente.
Hace casi 100 años, en el pasado siglo XX, Georges Lakhovsky, un científico
ruso radicado en Francia, estudio profundamente este fenómeno y lanzó la
hipótesis que tiene que ver con la química de lo vivo: los cuerpos materiales, en
los elementos que los componen, son soportes vibratorios cuyas oscilaciones son
movidas por energías vibratorias radiantes. Lakhovsky pensaba que la célula viva
nació integrando fenómenos oscilatorios de calor, de luz, de electricidad, de
magnetismo, de corpúsculos químicos orgánicos, como respuesta, en diversos
grados, de manifestación a leyes de intercambios, de resonancias y de
inducciones, presentes en la tierra, el sol, la galaxia y en los espacios
intergalácticos.
En 1925, G. Lakhovsky demostró cómo un circuito oscilatorio increíblemente tan
simple constituido por un aro de hilo de cobre rígido colocado alrededor de matas
de Pelargonium, inhibía el crecimiento del tumor de Crown-gall, inducido por la
bacteria Bacterium Tumefaciens. Sometido a la acción de este anillo oscilante
durante 30 días, el tumor primero crecía rápidamente, pero sin afectar la vitalidad
de la planta. Después, se extinguía, se secaba y luego caía de la planta. Y esta
continuaba desarrollándose con más vitalidad.
Dice Etienne Guillé, Doctor en Ciencias y en Matemáticas Aplicadas y profesor de
Biología Molecular de la Facultad de Ciencias de Orsay en Francia: El circuito
oscilatorio es un minicosmos que, colocado a cierta distancia de la planta, le
permite a ésta volver a entrar en armonía con su medio ambiente. De esta manera
la planta puede luchar eficazmente contra el estrés provocado por la lesión: el
agente cancerígeno está siempre presente, pero no puede actuar.
Lakhovsky decía que este circuito oscilatorio hace las veces de antena para los
rayos cósmicos que inundan el espacio infinito y genera ciertas frecuencias en
resonancia con esos rayos cósmicos y que son transmitidas a las células vivas y
estas reaccionan aumentando su vitalidad y por lo tanto, pueden fácilmente
defenderse de los ataques bacterianos y de otros tipos de disfunciones
recobrando nuevamente un estado saludable.
Para 1933, Lakhovsky había realizado una infinidad de experimentos con plantas y
expone sus teorías y los resultados de sus investigaciones en varios libros y en
conferencias ante  la Academia de Ciencias de París, a la Real Sociedad de
Londres, a la Sociedad Química de Berlín, la Academia de Ciencias de Portugal y
otras instituciones.
Desarrolla un aparato al que llamó Oscilador con Longitud de Ondas Múltiples,
cuyo principio es el simple anillo oscilante del que ya hablamos aquí, con el cual
logró curaciones maravillosas en algunos hospitales de París.
En 1939 Georges Lakhovsky publica su libro “El Secreto de la Vida, Las Ondas
Cósmicas y la Radiación Vital” donde explica los fundamentos de su teoría y sus
aparatos. En este libro, contesta a dos preguntas muy importantes y aún hoy, sin
respuesta cierta: ¿La vida? Es el equilibrio dinámico de las células, la armonía de
estas radiaciones múltiples que las hacen ejercer acción y resistencia mutua. ¿La
enfermedad? Es el desequilibrio oscilatorio de las células por causas exteriores.
Lakhovsky dice que la célula, organismo esencial de todo ser vivo, no es otra
cosa que un resonador electromagnético, susceptible de emitir y de absorber
radiaciones de muy alta frecuencia.
Lakhovsky estudió y realizó diversos experimentos con insectos, aves y animales
y llegó a la conclusión que todos, tienen dentro de su cuerpo diversos canales
semicirculares que hacen la función de circuitos autoinducidos con los cuales
pueden seguir ciertas frecuencias electromagnéticas y de esta forma orientarse
correctamente es algo así como un radiogoniómetro.
Lakhovsky decía que toda célula tiene cierta frecuencia vibratoria y esta es
diferente cuando está sana y cuando está enferma. Decía que si a una célula
enferma se le ayuda a recuperar su correcta frecuencia vibratoria, esta puede
recuperar su salud.
Fundamentado en esto, en 1923, dio a conocer su primer invento, el Oscilador
Radio Celular aparato que generaba frecuencias de 150 Mhz utilizado para
recuperar células dañadas.
Este aparato se instaló gracias al Dr Antonin Gosset en el Hospital de la Pitié
Salpetriere de París y se probó primero con plantas a las que se le inyectó la
Bacterium tumefaciens (cáncer de las plantas) y esperaron a que los tumores
aparecieran en las plantas. En el experimento, las plantas se dividieron en dos
grupos, uno fue tratado con el Oscilador Radio Celular y el otro grupo se dejó sin
tratamiento.
En las plantas tratadas, con el Oscilador Radio Celular, los tumores
desaparecieron a las tres semanas y a los dos meses estaban sanas. Al grupo de
plantas no tratadas, murieron a los 30 días.
El problema con el ORC es que solo trabajaba con una frecuencia, entonces
Lahovsky empezó a idear un sistema a base de un solo hilo de cobre formando un
circuito abierto  que colocaba en las muñecas, la cintura, rodillas, codos y cuello
de las personas, y animales, observando que después de unas semanas, el dolor
disminuía.
En 1931, Lahovsky daría a conocer un nuevo dispositivo al que llamó Oscilador
de Ondas Múltiples mejor conocido como MWO (Multi Waves Oscillator) que
podía generar ondas desde 1khz hasta 300 trillones de ciclos por segundo, cubría,
de hecho toda la gama del espectro electromagnético.
Este dispositivo fue probado en el Hospital de la Pitié Salpetriere de París con
enfermos de cáncer terminal, y otras patologías, los cuales, mejoraron
notablemente y algunos sanaron totalmente.
Después de esto, la fama de Lahovsky aumentó tanto que su terapia no
invasiva se empezó a usar en otros hospitales de Europa y aquí, en América, en
Uruguay y Brasil.
Desgraciadamente, después de la Segunda Guerra Mundial, y con el auge de la
industria farmacéutica, (y por algunos negros intere$$e$ de la nefasta industria de
los fármacos), los geniales inventos de  Georges Lakhovsky se olvidaron durante
décadas.
Hoy, afortunadamente, ya hay investigadores que empiezan a redescubrir la
ciencia de Lahovsky a la que el mismo Nikola Tesla llamara efluvios de
Lakhovsky.
El Doctor  Etienne Guillé, profesor de la Facultad de Ciencias de Orsay en Francia,
por ejemplo, usando radioterapia en el tratamiento de tumores ascíticos de Krebs
en ratones, con el isótopo 64 del cobre obtuvo un porcentaje de curación del 45%;
mientras que al emplear el Oscilador de Ondas Múltiples, se acercó a la cura
total, duplicando el porcentaje anterior.
La ciencia de Lakhovsky y sus inventos, fueron y son menospreciados,
ridiculizados y condenados al ostracismo por el sistema mundial de
salud comandado por las transnacionales farmacéuticas porque no es
conveniente a sus intere$e$. Hasta hoy, cuando nuevamente surgen verdaderos
guerreros que realmente desean ayudar a la humanidad doliente y enferma y
están rescatando la ciencia no invasiva  y libre de fármacos de Lakhovsky.
La medicina oficial actual, el sistema mundial de salud y las autoridades locales de
salud comandados por las trasnacionales farmacéuticas porque no es conveniente
a sus intere$e$, han levantado un cerco, una barrera a la ciencia de Lakhovsky y
sus inventos.
Los dispositivos de Lakhovski hubieran pasado probablemente desapercibidos en
su época y hubieran sido sepultados por la “historia” y la emergente industria
farmacéutica si no hubiera sido por la gran cantidad de avales médicos que
consiguieron. Por supuesto, sus postulados fueron duramente criticados y sus
máquinas catalogadas de simples fraudes pero afortunadamente tampoco faltaron
testimonios creíbles de quienes confirmaron sus posibilidades terapéuticas en un
sinfín de patologías, incluido el cáncer, enfermedad en la que consiguió notables
resultados.
Dice Laurent Chabres  director de la Fundación para el Bienestar Natural A.C: En
este momento en que la medicina más “avanzada” insiste en deshumanizarse y
en concebirnos como seres fragmentados, cuando sus protocolos de curación se
centran en cirugías invasivas, químicos y radiaciones con efectos secundarios, la
propuesta de Lakhovsky resulta vigente y efectiva, además de profundamente
esperanzadora.
Lakhovski experimentó en hospitales de SI. Louis, Vál de Gráce y Calvaire con
el Oscilador de Ondas Múltiples o MWO presentando los resultados de su
trabajo en el artículo La formación neoplásica y el desequilibrio oscilatorio en el
que respaldaría los testimonios con gráficos de la evolución de sus pacientes.
Dando fe de ello los médicos que intervinieron. Como el doctor Louste en SI Louis
o el doctor Chaumet en Vál de Gráce. Éste último dejó constancia por ejemplo del
caso de un paciente con un tumor en el cerebelo pontino derecho con
compresión del nervio trigémino y sordera del oído derecho que había ingresado
con terribles dolores de cabeza y que tras 20 sesiones de radioterapia
profunda no había experimentado mejoría alguna. Según explicaría el 1 de
febrero de 1932 empezó a ser tratado con el Oscilador de Ondas Múltiples y a
pesar de que su estado estaba muy deteriorado -no podía ya hacer ningún
movimiento con la cabeza y se quejaba de terribles dolores- recibió cuatro
sesiones de apenas un cuarto de hora y al mes había mejorado
considerablemente. El doctor Rigaux -del Instituto de Física Biológica de París-
que fue quien se encargaría de continuar el tratamiento, acabó escribiendo “Tras
recibir diez sesiones en este instituto el paciente se curó completamente, su peso
aumentó 6 kilos, comenzó a trabajar y tenía un espléndido aspecto’.
¿Y cómo se aplicaba el aparato a los enfermos? Pues se sentaba al paciente en
una silla de madera entre los dos resonadores y se le exponía simplemente a la
energía que emitían durante varios minutos. La idea era sencilla: Si una célula
podía recuperar su estado saludable irradiándole su propia energía -a su
frecuencia natural- la salud de una persona podía ser recuperada por completo si
se irradian a la vez todas las frecuencias propias de un organismo vivo. Es decir,
el MWO permitía a las células dañadas por enfermedad vibrar en un baño de
frecuencias y captar por resonancia la frecuencia correcta que necesitaba para
recuperar su vibración natural Las células se reajustan “escuchando” las ondas
del MWO de forma similar a como las teclas van ajustando su sonido al emitido
por el diapasón en el que reconocen su frecuencia natural.
La siguiente figura es un esquema de la patente del Oscilador de Ondas
Múltiples que Lakhovsky presentó ante la oficina de patentes de París en Francia
en 1934.
 

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