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Actividad #1
Materia:
Didáctica del nivel medio y superior
Docente
Ema Vignolo
Alumna
Andrea del Carmen Fernández
Conceptos de Didáctica Superior en escenas de El espejo
tiene dos caras o El amor tiene dos caras (The Mirror has
two faces), EEUU, año 1996.
En la película podemos ver situados claramente a los tres participantes para que
haya un acto pedagógico, pero dado que no es suficiente la presencia de estos
para que se lleve a cabo el acto pedagógico, veremos dos modos de propuestas
docentes diferentes, en su camino de mediar entre el alumno y el conocimiento.
Jeff Bridges, que interpreta a Gregory Larkin, pide ayuda para ser guiado en
práctica. Más allá de sus pretensiones, el director nos hace suponer que no
consigue mediar ante los alumnos -que bostezan, se liman las uñas, o intentan
participar dando una respuesta- y el saber que parece ser de su uso exclusivo. Lo
vemos disfrutando del conocimiento, dominarlo, pero aún así, no consigue hacer
de su acto una mediación.
Por su parte, Rose Morgan, según nos muestra el director, sí consigue ser
mediadora en el acto pedagógico, entre el conocimiento y el auditorio repleto de
alumnos interesados, siguiendo sus argumentos. El director, en este caso, nos
muestra una clase en movimiento, con risas, donde la docente y del auditorio se
muestran vivos, despiertos, ávidos de dejarse llevar por las ideas que la docente
propone.
Transposición didáctica.
Docente de calidad
Creo que es fundamental tener una posición ética en la búsqueda de una calidad
docente, debe sostenerse dicha posición con gran firmeza al interior de una
práctica durante todo el proceso de la docencia. Creo que lo vemos en el acto
didáctico de Rose, pero también en el trabajo que convoca a Gregory: indagar
sobre sus formas y sobre las formas deseables para su práctica.
Vemos a Rose dejarse tomar por las ideas que transmite, leyendo a sus alumnos,
interpretando sus intervenciones, cuando pretenden hacer un chiste o cuando las
ideas rebasan el tema que plantea, poniéndo la falta en sí misma: “Buenas
respuestas, pero muy intelectuales para mi”, no son muy intelectuales para ella,
sino que ahí su respuesta, ante todo el auditorio, da cuenta de su saber-hacer; no
rechaza las respuestas, tampoco las acepta.
La educación pretende ser un acto, en tanto este determina una diferencia entre
el antes y el después; su relevancia es social, dado que imprimiría una diferencia
que modifica el contexto, al tiempo que se trata de un acto en lazo con otro. El
enseñante también es una persona y su grado de conocimiento de esta relación,
entre docente, alumno, y contexto social, determinará la capacidad del acto
para hacer una diferencia deseable. En cuanto a la ética, tan difícil de enseñar y
aprender, debe ser siempre el eje sobre el cual se practica la docencia. Por lo
dicho, no es tan simple educar.
Rose nos muestra como pone en juego su perspectiva personal, haciéndola parte
de un proceso, de manera premeditada y calculada, ajustada a sus objetivos:
mediar con el contenido de la literatura que se propone mostrar. Es decir: su
enseñanza es social, situada, humana y ética, en la que se expone con una
finalidad práctica y ajustada a sus objetivos.
El poder pedagógico.
Cuando Rose rechaza las respuestas de sus alumnos, con amabilidad y poniendo
la falta de su lado (como dije arriba) podemos comprender que muestra
autoridad y poder del docente frente a los alumnos, y esto no es lo mismo que el
autoritarismo. Admitimos que se trata de un vínculo asimétrico, necesario entre
profesor y alumno, porque esto permite definir roles. Esta autoridad del docente
provoca aceptación de parte de los alumnos. Motivo por el cual, creo, los alumnos
volverán masivamente a asistir a su clase.
Creo firmemente que la reflexión es exigible a quienes tienen este rol tan
importante: ser docentes, mediatizar entre un sujeto alumno y el conocimiento
como universo compartido de la cultura. Lo verificamos en la película por los
resultados, por la vitalidad que provocan las clases de Rose, y creo que es un
proceso de reflexión en el que los docentes deben ser conscientes de que ser
docente conlleva un compromiso personal ineludible, y que es la comunidad de la
clase y sus familias los afectados cuando los docentes no están dispuestos a ello.
Como contracara de ello, esta responsabilidad debería estar acompañada por los
otros integrantes de la comunidad educativa para poder llevarse a cabo.