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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA NACIONAL

INSTITUTO NACIONAL SUPERIOR DEL PROFESORADO


TÉCNICO en Docencia Superior

Actividad #1

Materia:
Didáctica del nivel medio y superior
Docente
Ema Vignolo
Alumna
Andrea del Carmen Fernández
Conceptos de Didáctica Superior en escenas de El espejo
tiene dos caras o El amor tiene dos caras (The Mirror has
two faces), EEUU, año 1996.

En las escenas iniciales, propuestas, de esta película se pueden observar dos


docentes, y establecer distintas cuestiones que intentaré detallar.

Empieza la escena con el profesor de Matemáticas, Gregory Larkin, dice:


“Observen la elegancia de la prueba, es maravillosa! De hecho me recuerda una
frase de Sócrates: Si la medida y la simetría están ausentes en una composición
de cualquier grado, se arruinarán ambos, los ingredientes y la composición”.
La cámara muestra a un alumno mirando a la espalda del profesor que goza en su
propio discurso, a su lado una alumna apenas sube la mirada mientras se lima las
uñas. El profesor sigue:
“La medida y la simetría son bellas, y… favorecen a todos”, afirma mientras un
alumno bosteza, y otro.
El docente apenas mira a los alumnos, por eso, quienes pretenden dar una
respuesta, son ignorados.
La docente representada por Barbra Streisand, opina de la situación, a pedido del
profesor: le habla de indiferencia, le dice que cree que debe relacionarse con sus
alumnos, “envolverlo… Estás ahí arriba dándoles la espalda!.. es como si hicieras
una fiesta matemática y solo te invitaras tú. (...) Nada de fiestas, así que relájate,
suéltate y relájate”

En la escena, donde Rose Morgan, interpretada por Barbra Streisand, da su clase,


aparecen otros elementos a considerar:

+ Introduce un concepto teórico a partir de una situación cotidiana.


+ Analogías con las cuales se acercan los conceptos a las experiencias de los
alumnos.
+ Llama a sus alumnos por su nombre.
+ Aparecen las risas… nadie bosteza.
+ Hace chistes, admite los chistes del auditorio.
+ Hace preguntas al auditorio. Acepta los comentarios. Pide opiniones. Las
acepta, y valora, luego introduce la idea final.
+ Camina entre los alumnos.
+ La docente parece comprometida en sus enunciados.
+ Arma una sucesión de ideas, sosteniendo su hipótesis.
+ El aplauso final, es una comprobación en el cuerpo de que el auditorio no
estaba dormido, sino todo lo contrario: dejándose llevar por un argumento.
El Acto pedagógico y tríada o triángulo didáctico.

El acto pedagógico es el encuentro entre tres elementos, a saber: alumno,


docente y conocimiento. Los tres tienen un valor imprescindible a la hora de decir
de qué se trata un acto de este tipo. En tanto acto, ubica un antes y un después,
por lo que se puede afirmar que es un encuentro con consecuencias,
posiblemente conlleve por ello un aprendizaje, pero no necesariamente, por lo
tanto se trata de un acto que se confirma, no por el encuentro, sino por sus
consecuencias.

En la película podemos ver situados claramente a los tres participantes para que
haya un acto pedagógico, pero dado que no es suficiente la presencia de estos
para que se lleve a cabo el acto pedagógico, veremos dos modos de propuestas
docentes diferentes, en su camino de mediar entre el alumno y el conocimiento.

Jeff Bridges, que interpreta a Gregory Larkin, pide ayuda para ser guiado en
práctica. Más allá de sus pretensiones, el director nos hace suponer que no
consigue mediar ante los alumnos -que bostezan, se liman las uñas, o intentan
participar dando una respuesta- y el saber que parece ser de su uso exclusivo. Lo
vemos disfrutando del conocimiento, dominarlo, pero aún así, no consigue hacer
de su acto una mediación.

Por su parte, Rose Morgan, según nos muestra el director, sí consigue ser
mediadora en el acto pedagógico, entre el conocimiento y el auditorio repleto de
alumnos interesados, siguiendo sus argumentos. El director, en este caso, nos
muestra una clase en movimiento, con risas, donde la docente y del auditorio se
muestran vivos, despiertos, ávidos de dejarse llevar por las ideas que la docente
propone.

Transposición didáctica.

En tanto que el docente es este importante mediador, en tanto es quien es


responsable de acercar el contenido al alumno, decimos que se ocupa de hacer
una transposición didáctica. Entendiendo por ello el hecho de hacer el
conocimiento asequible en su contenido a la realidad de sus alumnos.

Rose nos muestra que ha hecho un buen trabajo en su intento, y esto lo


confirmamos en las respuestas finales de los alumnos, cuando hacen propuestas
para seguir pensando lo que ella venía desarrollando en su exposición. Podemos
entender allí que ha habido una transposición didáctica.

En el caso del profesor de Matemáticas no parece haberla: sus alumnos están


dispersos, mostrándose ajenos al contenido que el docente intentaba transponer
didácticamente. Lo que él está exponiendo no lo entendió nadie a excepción de
un alumno que en su intento de responder a una pregunta, y el docente lo ignora
porque no pudo advertirlo de espaldas, lo vemos bajar su mano desalentado: el
alumno, posiblemente, sacó su interés del contenido.

El lugar del docente se ha ido complejizando, incrementando sus


responsabilidades respecto del objetivo de su práctica: enseñar. Elige los
contenidos, el currículum, es el que define los objetivos y programa las
actividades, pero también acompaña las trayectorias cada vez más heterogéneas,
sin olvidar la propuesta de evaluación.

Responderá conforme pueda reflexionar en torno al dispositivo especificado por la


disciplina, pero no definida por esta.

Docente de calidad

El profesionalismo del docente, su calidad, lo logra en la coherencia, profundidad


de su conocimiento en la materia que lo convoca, y la precisión de las ideas
que transpone en sus clases. Estas habilidades, singulares, van a depender de
sus posibilidades de reflexionar, de su sensibilidad, compromiso con su propio
progreso y compresión.

Creo que es fundamental tener una posición ética en la búsqueda de una calidad
docente, debe sostenerse dicha posición con gran firmeza al interior de una
práctica durante todo el proceso de la docencia. Creo que lo vemos en el acto
didáctico de Rose, pero también en el trabajo que convoca a Gregory: indagar
sobre sus formas y sobre las formas deseables para su práctica.

No se puede prescindir en el docente, de su capacidad de leer en el otro,


interpretarlo y su generosidad para acompañar el proceso de aprendizaje de
otros como mediador, no como fin. Esto es inviable si el docente no se implica
subjetivamente en su tarea.

Vemos a Rose dejarse tomar por las ideas que transmite, leyendo a sus alumnos,
interpretando sus intervenciones, cuando pretenden hacer un chiste o cuando las
ideas rebasan el tema que plantea, poniéndo la falta en sí misma: “Buenas
respuestas, pero muy intelectuales para mi”, no son muy intelectuales para ella,
sino que ahí su respuesta, ante todo el auditorio, da cuenta de su saber-hacer; no
rechaza las respuestas, tampoco las acepta.

De Gregory voy a situar el hecho de no ver el deseo de su alumno de intervenir,


porque su propio interés no está puesto en su lugar de mediador entre el
conocimiento y el alumno, sino en su propio disfrute de su saber. Si bien la
película nos introduce en sus propias preguntas respecto de sus
responsabilidades, no sabemos en las primeras escenas si algo de esta calidad
docente esperable y exigible es una posibilidad dada su singularidad… ficcionada.
Educación: un acto social, humano y ético.

La educación pretende ser un acto, en tanto este determina una diferencia entre
el antes y el después; su relevancia es social, dado que imprimiría una diferencia
que modifica el contexto, al tiempo que se trata de un acto en lazo con otro. El
enseñante también es una persona y su grado de conocimiento de esta relación,
entre docente, alumno, y contexto social, determinará la capacidad del acto
para hacer una diferencia deseable. En cuanto a la ética, tan difícil de enseñar y
aprender, debe ser siempre el eje sobre el cual se practica la docencia. Por lo
dicho, no es tan simple educar.

La enseñanza es una actividad humana en la que, unas personas ejercen


influencias sobre otras por su asimetría en: edad, rol, poder, autoridad en distintos
sentidos (del saber específico y del efecto de sus acciones), y deben estar sujetas
a determinadas intencionalidades educacionales y valores, que causan dicha
práctica. Esta particularidad hace de esta profesión un compromiso moral para
quien la lleva a cabo. No se puede desconocer esta dimensión de la relación entre
profesor y alumno, como tampoco respecto de los contenidos y modos didácticos
con los que se procura lograr su objetivo.

Para delimitar la Educación, se deben tener en cuenta al menos dos dimensiones:


es una práctica social y política, y una acción individual. Se define por la su
intención: enseñar algo que signifique algo para las personas en lo moral, social,
epistémico y político.

Esta mirada ampliada y en contexto permite hablar de la enseñanza escolarizada


como acción social e institucional, actividad del docente, e intervención didáctica
específica.

Entendemos esta práctica como un proceso, entonces el docente decide y asume


una perspectiva personal, desde la cual entiende la disciplina que dicta, la forma
de enseñarla, su función social y su compromiso ético, aun cuando este
posicionamiento no sea del todo consciente o esté atravesado por distintas
perspectivas.

Rose nos muestra como pone en juego su perspectiva personal, haciéndola parte
de un proceso, de manera premeditada y calculada, ajustada a sus objetivos:
mediar con el contenido de la literatura que se propone mostrar. Es decir: su
enseñanza es social, situada, humana y ética, en la que se expone con una
finalidad práctica y ajustada a sus objetivos.

Gregory no se expone, ni en la mirada, no mira a los alumnos, está íntimamente


solo, a pesar de estar rodeado de su auditorio. Su posición es ética, porque, como
dije más arriba, se cuestiona los resultados, los modelos porque consigue
reflexionar sobre los resultados de su colega en contraste con los propios y se
hace preguntas. Creo que es imprescindible que algo pueda inquietar al docente
y llevarlo a la reflexión como muestra este profesor.

Concepción/relación: enseñanza y aprendizaje.

Con su método, Gregory nos muestra que su modelo es Directo: de la enseñanza,


la exposición de las ideas y los conceptos, se va a derivar de manera necesaria el
aprendizaje de los alumnos siempre que estos se acomoden al dispositivo
propuesto, planificado y practicado. Las tecnologías de enseñanza de base
conductista o de base sistémica asumen supuestos como este.

Este docente representa un rol pautado, monótono. Los alumnos tienen la


oportunidad de saber a condición de que sigan sus pasos.

Rose, en cambio, sostiene un modelo mediacional, sosteniendo que entre la


enseñanza y el aprendizaje sucede algo, que no se puede explicar, y el alumno
aprende porque puede hacer algo con lo que se enseña. No es directo, sino que
produce actividad en el alumno, o lo busca. No se aprende como consecuencia de
haber sido enseñado, sino que la enseñanza es un medio para activar en el
alumno las acciones necesarias para aprender. Se trata del constructivismo
piagetiano, la teoría sociohistórica de Vigostky, el culturalismo bruneriano, y la
Teoría del Aprendizaje Significativo, entre otras.

La protagonista provoca en el auditorio, intentando llamar a cada uno por su


nombre, el deseo de saber, quedando del lado del alumno las acciones que
puedan permitir el aprendizaje que la docente pretende: que lean literatura.

Convergencia de intenciones en el sistema clase.

En la unidad didáctica que llamamos comúnmente clase, el docente orienta una


secuencia de actividades elegidas conforme a los propósitos, con el supuesto de
que esto conduzca a un buen aprendizaje del tema que convoca: objetivos
generales que se plasman en un programa.

En una escuela primaria la intencionalidad proviene de los padres, quienes eligen


la escuela de sus hijos, en el caso de un alumno de nivel superior, como nos
muestra la película, la intencionalidad proviene del alumno: es quien toma las
decisiones: elección de materias, horarios, cátedras… dormir o escuchar al
profesor, los contenidos que va a profundizar, su método de estudio. El docente
guía, como ya vimos, orienta con respecto a un programa. Ahí podemos observar
la convergencia de intenciones entre docente y alumno.
En la clase de Literatura, un auditorio rebasado de alumnos, interesados,
escuchando en todo momento a la docentes, está representada esta
convergencia. Por contraste, no ocurre lo mismo en la clase, deshabitada,
dispersa, desinteresada de Gregory.

Modelos de enseñanza (pedagógicos) que se infieren.

La pedagogía de transmisión, caracterizada por estar centrada en un docente


transmisor y pasivo, que lee en la exposición misma el aprendizaje, es la
encarnada por Gregory.

En cambio la pedagogía de la problematización está encarnada en la clase de


Rose, que intenta acercar los conceptos a situaciones cotidianas de los ejemplos
prácticos, de manera activa y reflexiva. Lo activo se percibe cuando presenta los
tres arquetipos femeninos, expone dos, dando lugar a sus alumnos para que
deduzcan el tercero. En esta práctica, la docente debe estar advertida de que su
orientación son los objetivos y debe ser clara con ellos, tanto como que no puede
admitir respuestas que no sean correctas porque puede provocar confusión.

El poder pedagógico.

El poder pedagógico se puede observar en el espacio.

Rose dispone de un anfiteatro para dar la clase debido a la gran concurrencia de


estudiantes, que la rodean, camina entre ellos, les da la espalda, se mezcla con
ellos, hace uso de todo el espacio.

En cambio Gregory se encuentra en un aula mediana y los alumnos están


ubicados en bancos en filas, hay espacios libres y sobre todo, una gran distancia
entre el docente y los estudiantes. Esto determina la información que leemos
como poder en la enseñanza.

Los elementos de los que se sirve también determinan la distancia: el pizarrón, la


escritura, los objetos teóricos en formulaciones inaccesibles para el aprendiz, las
técnicas más específicas. Todo contrasta con la disponibilidad y disposición de
Rose y los recursos que elige usar. Otra cuestión es pensar las diferencias de las
disciplinas que ambos enseñan, a favor de (la hipotética docente) Rose: no es que
la literatura sea de interés popular, es su saber-hacer en su acto lo que hace
posible el resultado.

Autoridad y poder del docente

Cuando Rose rechaza las respuestas de sus alumnos, con amabilidad y poniendo
la falta de su lado (como dije arriba) podemos comprender que muestra
autoridad y poder del docente frente a los alumnos, y esto no es lo mismo que el
autoritarismo. Admitimos que se trata de un vínculo asimétrico, necesario entre
profesor y alumno, porque esto permite definir roles. Esta autoridad del docente
provoca aceptación de parte de los alumnos. Motivo por el cual, creo, los alumnos
volverán masivamente a asistir a su clase.

Importancia de la práctica reflexiva del docente en el aula.

Existe una concepción de la didáctica tecnicista, centrada en lo instrumental, y


otra didáctica fundamentada y crítica que tiene en cuenta la acción, la
explicación y la reflexión de su objeto de estudio, a saber: la enseñanza.
Esta actividad eminentemente humana, suma tantos elementos, y especificidad
que termina ganando un alto grado de complejidad (diferentes contextos,
experiencias y sujetos), en dimensiones sociales, políticas, psicológicas, culturales,
epistemológicas, entre otras, todas ellas dando lugar a un encuentro entre
singularidades que multiplican las posibilidades de elegir un método ajustado a
esas coordenadas a la hora de decidir el acto de enseñar. La concepción
crítica-fundada, más actual, propone poner en contexto particular, y no universal,
estos procesos para cumplir su objetivo, al tiempo que aborda la enseñanza como
una práctica de la didáctica en acción, reconoce y realza la faceta explicativa de la
didáctica y su mirada problematizadora de la enseñanza.

Gregory nos muestra cómo es una práctica en el marco de una didáctica


tecnicista, con sus aparatos teóricos como centro de su acto, e insisto en su
posición ética y reflexiva: él se hace preguntas acerca de su práctica, esa es la
reflexión necesaria que permita virar a una didáctica fundamentada y crítica, tal
vez.

De Rose, podemos inferir que suscribe a una didáctica fundamentada y crítica


por haber sido profundamente reflexionada, en los comentarios que hace a su
colega que la interroga.

Creo firmemente que la reflexión es exigible a quienes tienen este rol tan
importante: ser docentes, mediatizar entre un sujeto alumno y el conocimiento
como universo compartido de la cultura. Lo verificamos en la película por los
resultados, por la vitalidad que provocan las clases de Rose, y creo que es un
proceso de reflexión en el que los docentes deben ser conscientes de que ser
docente conlleva un compromiso personal ineludible, y que es la comunidad de la
clase y sus familias los afectados cuando los docentes no están dispuestos a ello.
Como contracara de ello, esta responsabilidad debería estar acompañada por los
otros integrantes de la comunidad educativa para poder llevarse a cabo.

Andrea del Carmen Fernández

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