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DE TRADICIÓN MESOAMERICANA.
IDENTIDADES, IMÁGENES Y CONTEXTOS
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS
CENTRO DE ESTUDIOS MAYAS
Entramados sonoros
de tradición mesoamericana.
Identidades, imágenes
y contextos
Francisca Zalaquett
Martha Ilia Nájera
Laura Sotelo
(editoras)
ISBN 978-607-02-5551-9
Introducción
Francisca ZALAQUETT R., Martha Ilia NÁJERA C.
y Laura Elena SOTELO S. . . . . . . . . . . . . . . 7
ARQUEOACÚSTICA
ETNOMUSICOLOGÍA
5
Autor
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 255
6
Introducción
INTRODUCCIÓN
Francisca ZALAQUETT R.
Martha Ilia NÁJERA C.
Laura Elena SOTELO S.
7
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
8
Introducción
9
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
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Introducción
1
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
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Introducción
2
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
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Entramados sonoros de tradición mesoamericana
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ARQUEOACÚSTICA
El sonido de la tierra. Cascabeles de Oliva mexicas
EL SONIDO DE LA TIERRA.
CASCABELES DE OLIVA MEXICAS1
Adrián VELÁZQUEZ C.
Arnd Adje BOTH
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El sonido de la tierra. Cascabeles de Oliva mexicas
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Adicionalmente, en once ofrendas (6, 11, 13, 17 20, 22, 24, 58,
64, 98 y CA), los cascabeles se asocian a máscaras-cráneo, que posi-
blemente representaban al dios de la muerte o a divinidades muertas
(figuras 3a, 3b y 5) (Velázquez, 2000: 186-187). No es claro si las pie-
zas se ataban a las máscaras, pero las representaciones iconográficas
muestran a varias divinidades relacionadas con la muerte y el infra-
mundo portando máscaras-cráneo de las que los cascabeles colgaban
(figuras 7a, 8a, 9c y 9d, 10a y 10b).
Es probable que los pendientes de Oliva simbolizaran los poderes
generativos de la tierra, como lo sugiere su cercanía dentro de las
ofrendas con elementos de fertilidad, como son las representaciones
de chicahuaztli y los cetros serpentiformes de distintos materiales, las
orejeras de concha en forma de gota y las vasijas-efigie con imágenes
de divinidades de la fertilidad y la agricultura (figuras 2, 3a, 3b y 5).
En este sentido, vale la pena comentar que en otras ofrendas los pen-
dientes de Oliva se hallaron en relación directa con elementos vincu-
lados con el sacrificio humano, como cráneos de inmolados y cuchillos
de pedernal (figura 4). Esto puede verse como una expresión de la
necesidad de alimentar a la tierra con sangre y corazones humanos,
sin lo cual Tlaltecuhtli se negaba a fructificar (Velázquez, 2000: 187).3
Un patrón a veces observado es que, de los conjuntos de pendientes
de Oliva, uno de ellos se colocaba cuidadosamente en la boca tanto de
cráneos de sacrificados como de máscaras-cráneo (figura 3b).
En tres ofrendas del lado norte del Templo Mayor, dedicado a Tlá-
loc (22, 24 y 58), un grupo de siete pendientes de Oliva estaba re-
lacionado con máscaras-cráneo de individuos juveniles (figura 5). El
número siete se consideraba afortunado y se asociaba a la divinidad
del maíz, Chicomecoatl. Así pues, en este contexto, los cascabeles de
caracol pueden haber representado semillas de maíz. La proximidad
de estos conjuntos a elementos de nacimiento y renacimiento, como
representaciones de cunas deformatorias de cerámica y pendientes en
forma de gota de concha, recuerda el sacrificio de la imagen viva de
3 De acuerdo con el cronista Diego Durán, cuando Cihuacoatl tenía hambre —esto
es, cuando tenían que llevarse a cabo sacrificios—, sus sacerdotes enviaban a una mu-
jer al mercado, en donde abandonaba una cuna que contenía un cuchillo de sacrificio
en su interior (Durán, 1967: 275).
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Análisis acústico
5 La grabación de los sonidos se llevó a cabo en el Museo del Templo Mayor con
una SONY DAT portátil y un microscopio estéreo con ángulo de 360º, hecho por el
constructor japonés Koichi Okumura.
6 Las grabaciones mencionadas en este artículo pueden escucharse en Proyecto Uni-
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El sonido de la tierra. Cascabeles de Oliva mexicas
dientes (figura 14), demostrando que el sonido de los caracoles con las
involuciones separadas es más fuerte y mucho más acentuado. Quizás
lo más importante para nuestra percepción es que puede notarse la pro-
ducción de tonos claramente distinguibles, cuya altura depende de la
medida individual de los resonadores. Cuando las involuciones de los
caracoles se dejan juntas, las diferencias de altura son más cercanas y
no tan distinguibles.
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Simbolismo acústico
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Conclusiones
7 De acuerdo con Simeón, cuechtli significa una “especie de gran concha”, “seg-
mento de crótalo” o “serpiente de cascabel”; cuech es una “especie de serpiente de
cascabel no argesiva”, y coacuechtli es “crótalo” o “segmento de crótalo”.
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Aerófonos mayas prehispánicos con mecanismo acústico poco conocido
Vanessa RODENS
Gonzalo SÁNCHEZ
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Características morfológicas
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Aerófonos mayas prehispánicos con mecanismo acústico poco conocido
1
Las grabaciones mencionadas en este artículo pueden escucharse en Proyecto Uni-
versos Sonoros Mayas, Entramadados sonoros de tradición mesoamericana: <http://
www.iifilologicas.unam.mx/universossonorosmayas/index.php?page=medios-del-libro>.
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Aerófonos mayas prehispánicos con mecanismo acústico poco conocido
ello este hecho no hemos podido realizar el análisis acústico para evaluar sus cuali-
dades sonoras.
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3
Este ejemplar no procede de una excavación sistemática y, por lo tanto, no po-
demos conocer en qué tipo de contexto se halló; sin embargo, el estilo iconográfico
parece indicar que proviene de algún sitio de la Costa Sur de Guatemala.
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Entramados sonoros de tradición mesoamericana
4
Hasta el momento se han documentado físicamente 7 piezas. Además, los autores
han podido registrar otros ejemplares en colecciones de diversos museos y en varias
publicaciones; no obstante, dichas piezas nunca fueron examinados en el sentido ar-
queomusicológico o acústico.
5
Los cinco ejemplares de los aerófonos de ruido (tipo 3b) fueron encontrado du-
rante excavaciones de la Estructura 2, BU 2-1 por Healy en 1986. Formaban parte
de un ajuar funerario que consistía en un total de 14 instrumentos sonoros (8 flautas
vasculares con orificios de digitación decorados con efigies antropomorfas y zoomor-
fas, 5 aerófonos de ruido y un instrumento poliorgánico compuesto de una flauta
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Aerófonos mayas prehispánicos con mecanismo acústico poco conocido
transversal de soplo directo sin aeroducto y una sonaja vascular). También se hallaron
dentro de la tumba 20 recipientes de cerámica finamente elaborados, joyería de jade y
un cuchillo ceremonial de obsidiana. Se supone que se trata del lote de instrumentos
musicales más grande encontrado hasta la fecha dentro de un asentamiento maya
(Healy et al., 2008: 25).
6
El espécimen de Xunantunich fue encontrado en un entierro de un adulto proba-
blemente femenino ubicado en una pequeña plataforma frente la Estructura B-5 a una
profundidad de 20 a 30 cm debajo de la superficie. El único artefacto asociado con el
cuerpo humano era el generador de ruido que fue depositado debajo de los pies del
individuo. El instrumento de ruido probablemente data del periodo Posclásico Medio
o Tardío (Pendergast & Graham, 1981: 16-17, 19).
7
Este ejemplar se encuentra actualmente en la Colección Samuel Martí en el Mu-
seo de las Culturas de Oaxaca.
61
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8
El término silbatos de la muerte se refiere a otro tipo de generadores de ruido
de la cultura azteca, cuya superficie está adornada con la efigie de un cráneo y que
producen un ruido más fuerte, debido a que el especio entre los distintos elementos
morfológicos en su interior es más reducido (Velázquez Cabrera, 2009b). Estos y otros
generadores de ruido han sido investigados también por Both (2005a, 2005b).
62
Aerófonos mayas prehispánicos con mecanismo acústico poco conocido
Figura 10. Generador de ruido del tipo 4 procedente del sitio La Trinidad
de Nosotros, Petén, Guatemala
(fotografía realizada por Vanessa Rodens de Pozuelos).
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Este parámetro nos sirvió para calificar qué tan potentes eran los
instrumentos musicales e inferir los posibles espacios en donde se uti-
lizaron. En los aerófonos del tipo 1 y 3b (clarinetes mayas) notamos
que son de baja potencia acústica en comparación con otros instru-
mentos de la orquesta moderna, mas no así en el caso del generador
de ruido del tipo 3a (el que tiene la efigie del mono).
Estos datos nos permiten inferir que los generadores de ruido del
tipo 1 y 3b fueron diseñados para ser audibles en espacios cerrados
o a distancias no muy lejanas, posiblemente en ceremonias o rituales
al interior de los templos o las casas. En espacios abiertos son poco
perceptibles, ya que su potencia acústica no les permite equipararse
con otros instrumentos como las trompetas de caracol. En cambio, el
generador de ruido tipo 3a —con la efigie del mono— tiene las cua-
lidades para escucharse a distancias relativamente lejanas, aunque no
supera en potencia a los silbatos bucales manufacturados en ilmenita
procedentes del área olmeca (Velázquez Cabrera, 2009a) y de la Mix-
teca Oaxaqueña (Sánchez Santiago, 2012).
Potencia acústica
Fuente de sonido
radiada (watts)
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Aerófonos mayas prehispánicos con mecanismo acústico poco conocido
Tabla 1
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Entramados sonoros de tradición mesoamericana
Comentarios
9
El portafolio de imágenes de vasos mayas puede consultarse en la siguiente direc-
ción electrónica: <www.famsi.org>.
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Aerófonos mayas prehispánicos con mecanismo acústico poco conocido
deidad Itzamnaaj y con los eventos míticos que sucedieron en una era
anterior, tal como se relata en el Popol Vuh.
Por otro lado, la manufactura de estos artefactos implicaba un co-
nocimiento no sólo de las técnicas cerámicas sino también de la acús-
tica y la organología. Esto nos hace suponer que dentro del gremio de
artesanos había individuos, posiblemente músicos, con amplios cono-
cimientos en el campo de la acústica musical y que sólo ellos pudieron
manufacturar instrumentos tan complejos.
Este estudio nos ha permitido elaborar una tipología tentativa para
los generadores de ruido mayas; investigaciones futuras podrán verifi-
car si existen otras variantes de los generadores de ruido en la cultura
maya y si éstas modifican lo que hemos propuesto en esta presenta-
ción. La ampliación del corpus determinará si existe o no una correla-
ción entre la forma, la decoración y las características acústicas.
Agradecimientos
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Entramados sonoros de tradición mesoamericana
70
Estudio arqueoacústico de trompetas de caracol mayas
Francisca ZALAQUETT R.
Pablo PADILLA
Roberto CARBAJAL
Dulce S. ESPINO
Ramiro CHÁVEZ
Antecedentes
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Estudio arqueoacústico de trompetas de caracol mayas
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Figura 10. Distintos ejecutantes y escenas pintadas en vasijas donde están presentes las trompetas.
Dibujos realizados por Hugo Brizuela.
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Análisis acústico
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Estudio arqueoacústico de trompetas de caracol mayas
dP dP Adx
dF = AdP = A dV = AV ,
dV dV V
dP
K8 = V = γP0,
dV
A2γP0 d2 x
F= ma = x = pAL ,
V dt2
91
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d2x AγP0
+ x=0
dt 2
VρL
AγP0 A
ω0 = =υ
VρL VL
Por ejemplo:
Si se tiene una botella abierta a la atmósfera
v≈340m/s
V=10-3m3
A=10-4m2
L=5x10-2m
Se tiene ωH≈477.15s-1 o sea f≈ 75.98 Hz
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Trompeta
2.5 16.8 13.4 13.0 8.5 21.5
3
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2
x θs
S = S0 1 + x S0 = πy 0
2
y0 = 2x0sin
0 2
2) Bocina exponencial
2x
S = S0e h
3) Bocina catenoidal
x
S = S0cosh2
h
100
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Conclusiones
Es importante mencionar que una vez contando con estas mallas po-
ligonales será posible resolver computacionalmente la ecuación de
onda, de tal forma que se pueda efectivamente tener una reproducción
virtual del instrumento original u otros análogos con cierto grado de
precisión. Más aún, ello permitiría hacer un estudio comparativo con
otro tipo de geometrías, ya sea de otros instrumentos o de caracoles na-
turales, haciendo una reconstrucción de alta resolución de sus estruc-
turas internas, referenciadas a radiografías en los tres planos axiales.
La modelación de trompetas de caracol utilizando una plataforma
computacional permitirá experimentar también las variaciones que
producirían la utilización de diferentes materiales en su confección,
establecer relaciones y diferencias entre las distintas posibilidades so-
noras y aportar elementos de juicio para entender las características
materiales y técnicas que fueron destacadas o priorizadas en la cons-
trucción y uso de cada una, dentro del contexto arqueológico en el
que fueron localizadas, el manejo en la manufactura de trompetas en
cerámica y su posible intencionalidad acústica.
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Estudio arqueoacústico de trompetas de caracol mayas
Agradecimientos
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Los sonidos del tunkul
111
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
Así narra Jorge Pool el uso que tenía el tunkul durante las ceremo-
nias anuales del carnaval en Pomuch, Campeche. Jorge afirma tener un
compromiso con este instrumento, lo resguarda y lo ejecuta, pero ya
no en el carnaval. En esa región, es quizá uno de los últimos custodios
de la antigua tradición, a la vez que representa lo que parece vislum-
brarse como una nueva etapa del tunkul. La riqueza y complejidad de
la información brindada por este joven campechano ha requerido un
análisis interdisciplinario, que se inserta dentro de una investigación
mucho más amplia sobre el tunkul en el área maya.
El trabajo es un estudio comparativo de cuatro tunkulo’ob (plural
en maya yucateco), por lo que nos hemos enfocado principalmente en
la tradición maya de la Península de Yucatán, aunque sabemos que el
uso de este instrumento con sus variantes se extendió más allá de las
fronteras septentrionales y meridionales de Mesoamérica.
Dos de los tunkulo’ob analizados pertenecen a colecciones de mu-
seos, y dos se encuentran todavía en uso. El primero se exhibe en el
Museo Regional de Yucatán Palacio Cantón, en Mérida; el segundo,
en el Museo Arqueológico del Fuerte de San Miguel, en Campeche; el
tercero es propiedad de Jorge Pool Balam, y está resguardado en Po-
much (Campeche), y el cuarto fue recuperado en la Hacienda Chenkú
(Mérida), y actualmente es de Pedro Hernández.
Dice fray Diego de Landa que los mayas de Yucatán tienen un “atabal
de palo hueco, de sonido pesado y triste, que tañen con un palo largui-
llo con leche de un árbol puesta al cabo” (Landa, 1994: 117).
112
Los sonidos del tunkul
1
Es probable que el franciscano evitara escribir su nombre maya, por la estrecha
relación de este instrumento con el culto a los dioses nativos que él tanto había tra-
tado de desterrar.
2
Diego de Landa emplea este término derivado del árabe, que significa “tambor”.
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a) b)
3
Además de las baquetas de guano, las baquetas sin recubrimiento correspoden a
dos varillas que generalmente son elaboradas con la misma madera con la que se talla
el tunkul (Hernández, 2012, comunicación personal).
118
Los sonidos del tunkul
hoja del árbol”, y éstas no se cortan a menos que su utilidad sea estric-
tamente necesaria, es decir, “para no dañar a la planta”.
Entre los aspectos más significativos del análisis que hemos efectuado,
se puede destacar lo que concierne al ejercicio creativo en la ejecución
del tunkul. Según los datos recabados en Pomuch, Jorge Pool, nuestro
informante, quien dijo haberse cautivado por este instrumento desde
que era apenas un niño, mencionó que su tío-abuelo, además de ha-
bérselo heredado, le enseñó “todos los toques y ritmos que sabía” (in-
cluidos en ellos unas jaranas). Al mostrarnos cómo es que se tañía el
tunkul, resultó muy interesante que Jorge, habiendo solamente recibi-
do enseñanza musical vía parentesco, haya ejecutado patrones rítmicos
que desde un inicio develaron un notable aprovechamiento de cada una
de las áreas que conforman al instrumento, aspecto que evidentemente
influía en la generación y variabilidad de las voces del tunkul.
De esta forma, al “golpetear aquí y allá”, Jorge Pool mostró la am-
plia versatilidad sonora del tunkul —característica que comparte con
otros instrumentos musicales de percusión, como los membranófonos
o tambores (cuyo sonido se genera a través del parche o membrana),
los cuales pueden evocar “efectos sonoros” cuando se les aplica una
contusión directa en la parte externa del cuerpo o cámara acústica—.
Por tanto, nos dimos a la tarea de realizar un análisis detallado de
los registros (notas musicales) presentes en este instrumento musical.
Durante la ejecución del tunkul de Pomuch se identificaron diversas
áreas de contusión. Además de las lengüetas, se detectó el uso tanto de
la sección distal como proximal de las zonas inmediatas a ellas (track
104). En diversas zonas de la Península de Yucatán, el conocimiento
ancestral sobre la elaboración de los tunkulo’ob ha tenido una gran
continuidad. De hecho, las fuentes coloniales de 1674 indican que los
altares ceremoniales utilizados para los ritos agrícolas, en donde se re-
fiere también que los “indios tañían un instrumento hecho de un tron-
4
Las grabaciones mencionadas en este artículo pueden escucharse en Proyecto Uni-
versos Sonoros Mayas, Entramadados sonoros de tradición mesoamericana: <http://
www.iifilologicas.unam.mx/universossonorosmayas/index.php?page=medios-del-libro>.
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5
AGN, Inquisición, vol. 629, exp. 4, Recopilación de testimonios indígenas por
mandato del comisario del Santo Oficio Antonio de Orta, Provincia de Yucatán, 1674,
ff. 336r-390r.
6
Todos los archivos sonoros fueron grabados y editados en formato .WAV a 48000
Hz, 16 bit, Mono. Editados en AVS Audio Editor 6.1. Los intérpretes fueron Alejan-
dro Ramos y Francisca Zalaquett.
120
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122
Figura 10. Conversión de frecuencias a tonos occidentales, la notación está
en sistema internacional, donde A es La (y así sucesivamente).
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
Tonos
Tunkul 10-488991, Frecuencia
occidentales Intervalos
Palacio Cantón fundamental
con cents
124
3 octavas en la
lengüeta derecha
Lengüeta derecha, al final
y superficies cer-
707.14 Fa5 + 20 cents
canas (segunda,
cuarta y quinta
octavas)
Superficie distal,
lengüeta derecha
372.60 Fa#4 + 9 cents
Superficie proximal,
lengüeta derecha
413.29 Sol4 + 91 cents
derecha
4 octavas en
la lengüeta iz-
Lengüeta izquierda,
quierda y su-
cerca de la ranura
137.24 Do3 + 82 cents perficie cercana
(segunda, ter-
cera, cuarta y
quinta octavas)
Lengüeta izquierda,
al centro
107.42 Sol#2 + 51 cents
Superficie proximal,
lengüeta izquierda
558.73 Do#5 + 11 cents
Lengüeta
derecha
Si2 + 72 Si2 + 91 Do3 + 11
128.78 130.17 131.71
cents cents cents
Lengüeta dere-
cha, final Sol5 + 98 Sol5 + 92 Sol5 + 94
830.05 827.08 828.04
cents cents cents
Distal
derecha,
cerca de
Re#4 + 63 Re#4 + 72 Re#4+ 69
la ranura 322.83 324.57 323.96
cents cents cents
central
126
Distal
derecha, al
Re#4 + 64 Re#4 + 72 Re#4 +70
centro 323.12 324.57 324.11
cents cents cents
Distal
Re#4 + 55
derecha, al final Sol#4 + 37 Re#4 + 34
434.49 317.56 321.39 cents
cents cents
Proximal
derecha,
Re#4 + 58 Re#4 + 61 Re#4 + 48
ranura central 321.94 322.45 320.10
cents cents cents
Proximal
derecha,
Re#4 + 57 Re#4 + 56 Re#4 + 65
al centro 321.84 321.50 323.21
cents cents cents
Proximal
derecha,
Re#4 + 56 Re#4 + 70 Re#4 + 56
al final 321.5 322.5 321.5
cents cents cents
Lado
derecho, altura
Re#4 + 55 Re#4 + 57 Re#4 + 43
lengüeta 321.50 321.77 319.24
cents cents cents
Lado
derecho, arriba Sol#4 + 70 Re#4 + 84 326.67 Re#4 + 84
432.72 326.67
cents cents cents
Lado
derecho,
Re#4 + 61 Re#4 + 63 Re#4 + 86
abajo 322.48 322.8 327.21
cents cents cents
Lengüeta
izquierda,
cerca de la Re#3 + 18 Re#3 + 29 Re#3 + 49
157.26 158.28 160.15
ranura cents cents cents
Lengüeta
izquierda,
Re#3 + 40 Re#3 + 14 Re#3 + 49
al centro 159.34 156.87 160.15
cents cents cents
Lengüeta
izquierda,
Re#3 + 60 Re#3 + 64 Re#3 + 64
al final 161.44 161.54 161.54
cents cents cents
Distal
izquierda,
cerca
Re#4 + 73 Do#4 + 84 Re#4 + 76
de la ranura 324.72 289.4 325.25
cents cents cents
central
Distal
izquierda,
Re#4 + 78 Do#4 + 84 Re4 + 1
al centro 325.65 289.4 311.47
cents cents cents
Distal
izquierda,
Fa5 + 2 Re#4 + 26 Fa5 + 4
al final 699.37 316.1 700.50
cents cents cents
Proximal
izquierda,
Re#4 + 69 Re#4 + 39 Re#4 + 57
ranura 324.05 318.52 321.70
cents cents cents
Proximal
izquierda,
Re#4 + 67 Re#4 + 39 Re#4 + 59
al centro 323.61 318.52 322.16
cents cents cents
Proximal
izquierda,
Fa#5 + 4 Fa5 + 99 Re#4 + 38
al inal 742.12 739.79 318.27
cents cents cents
Lado
izquierdo,
altura Re#4 + 59 Re# 4 + 70 Re#4 + 46
322.13 324.26 319.80
lengüeta cents cents cents
Lado
izquierdo, arriba Re#4 + 59 Re#4 + 70 Re#4 + 64
322.13 324.26 323.10
cents cents cents
Lado
izquierdo,
Re#4 + 25 Re#4 + 22 Re#4 + 12
abajo 315.93 315.24 313.46
cents cents cents
Lengüeta
derecha,
Do#3 + 63 Do#3 + 41 Do#3 + 41
al centro 143 142 142
cents cents cents
Lengüeta
derecha,
Re#3 + 80 Do#3 + 63
al final 163 143 565 Do#5
cents cents
Distal
derecha,
cerca
Re#3 + 80 Re3 + 59 Re#3 + 69
de la ranura 163 152 162
cents cents cents
central
Distal derecha,
al centro Re #3 + 80 Re 3 + 59 Re #3 + 80 Re #3 + 80
163 152
cents cents cents cents
130
Distal
derecha, al final Re#3 + 80 Re#3 + 80
163 163 154 Re 3
cents cents
Proximal
derecha,
ranura central 223 La3 224 La3 233 La3
Proximal
derecha,
Re#3 + 80 Re#3 + 69
al centro 163 157 Re#3 162
cents cents
Proximal
derecha al final Re#3 + 80 Re#3 + 80
163 163 164 Re#3
cents cents
Lado
derecho, altura
Re#3 + 80 Do#3 + 41
lengüeta 163 164 Re#3 142
cents cents
Lado
derecho, arriba
200 Sol3 144 Do#3 144 Do#3
Lado
derecho, abajo Do#3 + 41
158 Re#3 142 164 Re#3
cents
Lengüeta
izquierda,
de la cerca
121 La#2 123 La#2 122 La#2
ranura
Lengüeta
izquierda,
al centro 121 La#2 124 Si2 123 La#2
Lengüeta
izquierda,
al final 122 La#2 124 Si2 526 Do5
Distal
izquierda,
cerca
161
de la ranura 153 Re3 157 Re#3 Re#3
central
Distal
izquierda,
Re#3 + 80
al centro 163 158 Re#3 158 Re#3
cents
Distal
izquierda,
Re#3 + 80
al final 163 158 Re#3 409 Sol4
cents
Proximal
izquierda,
ranura 224 La3 224 La3 224 La3
Proximal
izquierda,
al centro 523 Si4 164 Re#3 164 Re#3
Los sonidos del tunkul
Proximal
izquierda,
Re#3 + 80 Re#3 + 80
al final 163 163 164 Re#3
cents cents
Lado
izquierdo,
altura Do#3 + 41 Do#3 + 41
142 142 165 Mi3
lengüeta cents cents
Lado
izquierdo,
Re#3 + 69
arriba 156 Re#3 153 Re3 162
cents
Lado
izquierdo,
Re#3 + 80 Re#3 + 69
abajo 163 164 Re#3 162
cents cents
133
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
7
Como resultado de los fenómenos de expansión y contracción de la madera, exis-
te la probabilidad de que, en los años subsecuentes, la proporción del “agrietamiento”
pueda extenderse hasta las secciones estructurales del instrumento propiciando de esta
forma la variación o incluso la pérdida de algunas de sus tonalidades.
134
Los sonidos del tunkul
Tunkul Tunkul
10-343059, 10-488991, Tunkul de Jorge Tunkul de Pedro
Medidas
Museo Fuerte Museo Pool, en Hernández,
San Miguel, Palacio Cantón, Pomuch de Chenkú
Campeche Mérida
Largo 84.5 cm 47.2 cm 80 cm 61.9 cm
Ancho 32.3 cm 17.1cm 26.5 cm 21 cm
Variable (18.1
cm en el costado
izquierdo, 18.6
Alto 33 cm 13.9 cm 25 cm cm en la zona
central, y 18.9 en
el costado dere-
cho)
Espesor 2.8 cm 2.1 cm 2.5 cm 2.6 cm
Largo de la
lengüeta 33 cm 15.2 cm 32.0 cm 22 cm
izquierda
Ancho de la
lengüeta 19.3 cm 8.5 cm 6.5 cm 7.6 a 7.8 cm
izquierda
Espesor de la
lengüeta 2.8 cm 2.2 cm 2.5 cm 2.0 cm
izquierda
Largo de la
lengüeta 28 cm 17.3 cm 27 cm 22.5 cm
derecha
Ancho de la
lengüeta 18.8 cm 9.2 cm 6.5 cm 7.6 cm
derecha
Espesor de la
lengüeta 2.8 cm 2.3 cm 2.5 cm 1.8 cm
derecha
135
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
8
AGN, Indios, vol. 100, Relación del cura Bartolomé del Granado Baeza, Yaxca-
bá, 1813.
136
Los sonidos del tunkul
9
Sobre la disparidad en el uso de esta medida, véase, por ejemplo, las referencias
de “los pueblos de indios que cada guardianía franciscana tenía por visita”, en AGI,
Audiencia de México, 369, Expedientes sobre los obispos de Yucatán, 1573-1699,
especialmente la respuesta del prelado Montaño (6 de enero de 1582) referente a los
pueblos de Conkal, Motul, Cizantún, Tecantó, Izamal, Maní, Tekax, Sisal, Tizimín,
Campeche y Kalkiní (ff. 258r-265v); y Relaciones histórico-geográficas de la goberna-
cion de Yucatán, 1984.
137
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
138
Los sonidos del tunkul
139
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
10
AGN, Indios, vol. 100, Relación del cura Bartolomé del Granado Baeza, Yax-
cabá, 1813. Las medidas coloniales pueden, en cierto sentido, equipararse propor-
cionalmente al sistema métrico decimal. Sin embargo, es menester señalar que dichas
equivalencias no determinan valores homogéneos e inmutables, más bien represen-
tan aproximaciones que podían variar considerablemente de una región a otra (Vera,
2007: 41). Un claro ejemplo de esto serían las disposiciones que el gobierno colonial
publicó a finales de la séptima década del siglo XVIII (Garza, 2011) con la finalidad de
propagar el uso de normas y pautas más estables para la regulación de las distancias
(especialmente las de mayor amplitud). Por otro lado, se puede mencionar que de
manera similar a lo que aconteció con los diversos tipos de legua, la vara tampoco fue
homogénea en el territorio novohispano. Sin embargo, por tratarse de una medida de
menor envergadura, diversos autores coinciden en señalar que su rango de variabili-
dad era mucho menor (Vera, 2007: 41, 50; Gibson, 1991: 263).
11
En 1803, una década antes de la publicación del Informe del fraile Granado Bae-
za, Humboldt llevó a cabo lo que podría considerarse como la “primera comparación
entre la vara mexicana y el metro”. El resultado de esta medición indicó que la vara
se componía de 839.16 mm (83.9 cm), dato muy similar al referido por autores como
Héctor Vera (2007: 41, 50) y Gibson (1991).
140
Los sonidos del tunkul
12
Al parecer, la milpa maya colonial media aproximadamente un cuarto de legua
(lub). Otra acepción sobre la milpa, según fray Diego de Landa, es la que alude a una
extensión de tierra de veinte estadales o k’aanes (Landa, 1986: cap. XXIII; Barrera
Vázquez, 1980: 375). En lo que concierne a la legua (lub), esta se refería a la distancia
que “un hombre podía recorrer hasta cansarse” (Barrera Vázquez, 1980: 463; Álva-
rez, 1997, vol. I: 146). Otras variantes relacionadas con este conceptos serían: wak
lub o pentakah lub, que aluden a “una legua muy grande”; y xel tu kap’el lub, que
significa “legua y media” (Barrera Vázquez, 1980: 463, 647, 907).
141
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
142
Los sonidos del tunkul
143
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
144
Figura 12. Mapa de Copán con la ubicación del tunkul
(modificado a partir de Núñez Chinchilla 1962).
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
Figura 13. Detalle del incensario con forma de un personaje con un tunkul
(modificado a partir de Kidder et al., 1946).
146
Los sonidos del tunkul
Conclusiones
Agradecimientos
Al personal del INAH del Museo Fuerte San Miguel (Campeche) y del
Museo Palacio Cantón (Mérida, Yucatán). A Jorge Pool, Roger Juárez
Galera y Pedro Hernández.
147
Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
Alejandro RAMOS
Andrés A. MEDINA
149
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
Teatros griegos
150
Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
misma mejor y que la señal sea más coherente. Ahora bien, las cons-
trucciones griegas y romanas eran edificadas con asientos situados a
diferentes niveles hacia arriba, para así evitar el “apantallamiento” y
los sonidos de fuentes externas. Es importante notar que la acústica de
un sitio será diferente dependiendo de si hay audiencia en él o si está
vacío. Por supuesto, la mejor manera de evitar el ruido por agentes
atmosféricos o externos es levantando paredes y techo; sin embargo,
la mayoría de las construcciones griegas o romanas no los presentaban
(Recuero, 2001: 8-10), y, de hecho, la mayoría de las construcciones
mesoamericanas de interés acústico tampoco.
En ese sentido, parece relevante describir uno de los sitios que el
Equipo de Arqueoacústica UNAM-ITESM (CCM) ha tenido el privi-
legio de caracterizar a petición de las autoridades del estado de Gua-
najuato y que presenta algunos de los rasgos que pueden encontrarse
en los antiguos teatros griegos. Se trata del sitio d e El Cóporo, ha-
bitado entre 500 y 900 d.C., y ubicado sobre las estribaciones al po-
niente de la sierra de Santa Bárbara y próximo a la comunidad de
San José del Torreón, en el actual municipio de Ocampo, al noreste
del estado de Guanajuato, sobre la antigua frontera septentrional
de Mesoamérica. Sus conjuntos arquitectónicos se encuentran distri-
buidos tanto en la cima como en las laderas del Cerro Cóporo, donde
quizá la observación más relevante es que el asentamiento muestra
una adaptación al entorno y la planeación de sus distintos espacios
en función de su antigua cosmovisión. En la parte baja se encontraron
los espacios públicos y habitacionales, mientras que a medida que se
asciende a la cima se crea un ambiente íntimo y ceremonial. El Cerro
Cóporo corre en desnivel hacia el este hasta llegar a otra pequeña
elevación conocida como El Caracol, donde se puede presumir la co-
locación de alguna estructura de vigilancia que controla el sector este
de la cañada y la sierra de Santa Bárbara.
Parece imposible evitar pensar que, dada la ubicación del sitio, los
antiguos habitantes habrían aprovechado las condiciones acústicas que
el Cerro Cóporo presenta para la comunicación de la zona ceremonial
del sitio a la zona habitacional. El aprovechamiento de una colina para
generar coherencia en el sonido, y el hecho de que los sitios más apro-
piados para dirigir comunicaciones orales se encuentran en los espacios
elevados, lo cual es consistente con la colocación de los espacios ce-
151
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
Figura 1. Vista aérea del Conjunto Gotas desde la cima del Cerro
Cóporo, Guanajuato. Fotografía cortesía del Archivo INAH.
152
Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
153
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
recinto por las fuentes para saber cuándo ciertos cambios son útiles y
cuándo perjudiciales, y determinar los factores que tienen influencia
sobre el campo. Dichos análisis pueden realizarse desde cuatro teorías
distintas del sonido: la teoría estadística, con base en la aplicación de
la matemática estadística basada a su vez en teorías de probabilidades,
la cuál no es capaz de descubrir fenómenos físicos intrínsecos, pero
que permite obtener conclusiones objetivas de aspectos cuantitativos;
la Teoría geométrica, basada en metodologías de la óptica geométrica
que usa el acercamiento de rayos permitiendo la determinación de los
puntos de incidencia de las ondas sobre las paredes del recinto, así
como las pérdidas de energía por absorción; la Teoría psicoacústica,
que busca unificar la gran cantidad de juicios subjetivos que pueden
emitirse sobre un solo espacio acústico, y la Teoría ondulatoria, mucho
más cercana a la descripción física “real” del fenómeno sonoro, donde
el espacio dentro de un recinto es un sistema vibratorio excitable y
cuyo conocimiento profundo es posible mediante técnicas de simulación
y modelación por computadora. Todas ellas, correctamente aplicadas,
constituyen herramientas invaluables en la caracterización acústica de
espacios arqueológicos, y por ende forman la base metodológica sobre
la cual se sostiene el edificio conceptual que es la arqueoacústica. A
continuación, presentamos una descripción más detallada de los pará-
metros y metodologías que cada una de estas teorías arrojan y que, en
nuestra opinión, podrían ser de utilidad en la caracterización acústica
de los espacios arqueológicos mesoamericanos en cuestión.
154
Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
155
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
156
Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
157
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
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Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
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Entramados sonoros de tradición mesoamericana
160
Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
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Entramados sonoros de tradición mesoamericana
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Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
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Entramados sonoros de tradición mesoamericana
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Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
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Entramados sonoros de tradición mesoamericana
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Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
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Entramados sonoros de tradición mesoamericana
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Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
169
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
170
Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
171
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
Conclusiones
1
Los resultados extraídos por la resolución numérica de la ecuación de onda pueden
aproximarse tanto a la realidad dependiendo de cuán certeros sean los datos de las
condiciones de frontera y el coeficiente de absorción, y con qué tanto poder de cómputo
se cuente.
172
Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
173
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
174
Parámetros de utilidad en la acústica de espacios mesoamericanos
175
ETNOMUSICOLOGÍA
Formas de “ritmo libre” en la música y la danza indígenas de Guatemala
179
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
1
Para una discusión etnomusicológica y una representación gráfica de tales proce-
sos véase el famoso “modelo” propuesto por Merriam (1964: 32-33) y su apreciación
crítica por Rice (1987); para un análisis detallado de un caso concreto, véase Burc-
khardt Qureshi (1987).
180
Formas de “ritmo libre” en la música y la danza indígenas de Guatemala
2
Para un análisis más detallado de las características rítmicas de la música de tam-
bor y chirimía en Guatemala véase Stöckli (1999). En su “Panorama fenomenológico
de la etnomúsica latinoamericana”, de 1975, Luis Felipe Ramón y Rivera ha dedicado
a fenómenos rítmicos similares varias definiciones, de las cuales la de melódica inde-
pendiente, definida como un “canto o toque libre [no sujeto a medida] ejecutado en
unión de un acompañamiento acompasado” (1975: 14), es la que más se acerca a
las prácticas guatemaltecas, sin captar por completo sus características en cuanto al
trato flexible del pulso y la medida en ambos elementos, en el “toque” melódico de
181
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
la chirimía y el “acompañamiento” por parte del tambor. Para una discusión teórica
más general del fenómeno, véase a Clayton (1996), del que tomé el término ritmo
libre (free rhythm).
3
Es claro que los términos: “mestiza” y “de orígenes prehispánicos”, que a primera
vista parecen antitéticos, en realidad no lo son, y aun menos bajo las premisas de este
breve ensayo. En ambas danzas discutidas aquí: el Baile de la Conquista, catalogado
por lo general como “mestizo”, y el baile-drama Rabinal Achí, de “orígenes prehispá-
nicos”, hay elementos cuya relación con un pasado prehispánico y una historia colonial
de “mestizaje” pueden efectivamente comprobarse o, por lo menos, hipotetizarse; las
diferencias a las que cada uno de estos dos términos se refiere son de naturaleza gradual,
no categórica. Basta pensar en que las trompetas naturales que hoy en día acompañan
el Rabinal Achí son hechas conforme a modelos europeos, mientras que la existencia
de danzas de guerra y conquista es comprobada por lo menos para el Posclásico maya.
182
Formas de “ritmo libre” en la música y la danza indígenas de Guatemala
4
Carl Sapper, en su Volksmusik bei den Indianerstämmen des nördlichen Mitte-
lamerika de 1897 [2006], describe y transcribe el modo en que dos chirimiteros y un
tamborero k’iche’ acompañaron un Baile de Cortés, de una manera que se asemeja a
las prácticas rítmicas de los conjuntos de hoy en día.
5
Yurchenco publicó en 1985 una transcripción que había efectuado David Fried-
lander de un fragmento muy breve de la música del Rabinal Achí grabada en 1945,
pero, aunque dicha transcripción represente la estructura métrica por medio de un 10/8
general, su análisis y la grabación original revelan que tal medida no sólo no rige todos
los elementos del fragmento, sino que tampoco hay un pulso común y estable que sirva
como referencia coordinadora para las tres voces en todo momento.
6
Es difícil saber si la impresión de “horrísono y triste” que le dio al religioso Bar-
tolomé Resinos de Cabrera el sonido de unas trompetas “largas y retorcidas” acompa-
ñando unas Danzas del Tun de la Costa Sur de Guatemala en las primeras décadas del
siglo XVII (ver Stöckli, 2009: 18) surgió únicamente de las cualidades sonoras de los
instrumentos de ese entonces, o también de la manera en que los músicos coordinaban
o no tales sonidos a nivel del tiempo.
183
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
184
Formas de “ritmo libre” en la música y la danza indígenas de Guatemala
Conclusiones
185
Danzar junto a los antepasados. Estudio del Rabinal Achí
Francisca ZALAQUETT R.
187
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
188
Danzar junto a los antepasados. Estudio del Rabinal Achí
189
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
El baile del Tz’unum es llamado Baile del tun por los ladinos, y
muestra el descubrimiento de Dios (que se encontraba perdido en el
monte) por un colibrí. Su origen remonta hasta la “fundación de la
tierra, o quizás antes de que se hubiera formado la tierra”. Los per-
sonajes son los siguientes: 2 cargadores, 3 mujeres (llamadas Malin-
ches), 4 españoles, 4 monos, un ancianito y 2 o 3 mexicanos. Se traen
músicos desde Chajul (Axil). Se usa el tun, una trompeta, y la concha
de tortuga como acompañamiento. Los cargadores, el anciano y las
mujeres son los únicos personajes que vocalizan, y todo se escucha en
mezcla de k’iche’, aguateco y español (McArthur, 1972: 495).
Otro baile es el Muxtec, que se ejecuta alrededor de un poste de
aproximadamente tres metros de alto, adornado con listones blancos
y azules. El poste es sostenido por dos “monos”. Los bailadores, vesti-
190
Danzar junto a los antepasados. Estudio del Rabinal Achí
dos con trajes especiales, circundan el poste, toman los extremos de los
listones y con ellos tejen diseños complejos al bailar. La forma de esta
danza también se reconocía como netamente indígena al principio de
la época posterior a la conquista.
El baile es considerado una forma aceptada para ofrecer anticipada-
mente un regalo por los favores de vida, salud y beneficios materiales.
El deseo de ganar estos favores les inspira a sacrificarse de tal manera:
1
El tun es un idiófono de doble lengüeta (instrumento musical que se confunde y
se le llama muchas veces “tambor”).
191
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
El texto del Rabinal Achí fue recopilado por primera vez en un do-
cumento alfabético posiblemente en 1855 por Brasseur de Bourbourg
(1862), en k’iche’ clásico. Actualmente se recita en la lengua k’iche’ de
Rabinal, el achí, según la fonética contemporánea y algunas variantes
morfológicas del manuscrito de 1913, hoy usado como guión (Crave-
ri, 2009: 167).
La representación trata sobre la captura, interrogatorio y sacrificio
de un guerrero (K’iche’ Achí) que cometió hazañas reprobables. El
pasado del guerrero se va revelando a medida que avanza el diálogo
principalmente entre éste y el guerrero que lo captura (Rabinal Achí),
y posteriormente entre K’iche’ Achí y Job’ Toj. Mientras al danzar
simulan atacarse, en medio de los bailarines en ronda, los dos varones
(K’iche’ y Rabinal) dicen injurias y jactancias alusivas a sus respectivos
méritos, la danza se interrumpe. Sujeto por el lazo de Rabinal Achí, y
atado en seguida a un árbol, K’iche’ Achí escucha de boca del enemigo
la relación que éste hace de sus hazañas: desde las más próximas hasta
las más remotas, mientras la música vuelve a sonar y se reanuda la
danza, que continúa hasta el final del cuadro. Rabinal Achí le cuenta
al cautivo cómo provocó a los hombres de aquél, cuando estaban en
su fortaleza, y los atrajo con sus engaños, para conducirlos a tierras
áridas, en las que los agotaría el hambre. Le recuerda que secuestró
al gobernador con su séquito, cuando él se hallaba en el lugar de los
Baños, y lo retuvo hasta que el mismo Rabinal Achí liberó a todos.
Por último, le habla de los perjuicios que causó al destruir varias po-
blaciones.
K’iche’ Achí intenta sobornar a Rabinal Achí, quien se niega y le
dice que va a informar a su gobernador, para que éste resuelva qué se
debe hacer. El gobernador accede a que K’iche’ Achí comparezca ante
él, con la condición de que le rinda sumisión. Cuando liberan de sus
ataduras al guerrero, éste trata de arrojarse sobre Rabinal Achí, pero
un sirviente llamado Ixoq Muy lo detiene. K’iche’ Achí hace lo mismo
con el soberano, y el sirviente vuelve a intervenir. Pide al soberano
que se le hagan los honores que por su categoría merece, y decide ir
altivamente al sacrificio. Prueba de mala gana y rehúsa los alimentos
que le ofrecen, luce el manto que tejió la esposa del soberano, danza
entre la corte con la doncella Piedra Preciosa y, finalmente, se enfrenta
a los guerreros distinguidos de la fortaleza, de quienes habla con iro-
192
Danzar junto a los antepasados. Estudio del Rabinal Achí
193
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
2
Este video puede verse en Proyecto Universos Sonoros Mayas, Entramadados sono-
ros de tradición mesoamericana: <http://www.iifilologicas.unam.mx/universossonoros-
mayas/index.php?page=medios-del-libro>.
194
Danzar junto a los antepasados. Estudio del Rabinal Achí
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Entramados sonoros de tradición mesoamericana
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Danzar junto a los antepasados. Estudio del Rabinal Achí
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Danzar junto a los antepasados. Estudio del Rabinal Achí
199
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200
Danzar junto a los antepasados. Estudio del Rabinal Achí
¿Es ésa la mesa de tus manjares; es ésa la copa en que bebes? [...] ¡Pero
si es el cráneo de mi abuelo; ésa es la cabeza de mi padre, la que veo,
la que contemplo! ¿No se podría hacer lo mismo con los huesos de mi
cabeza, con los huesos de mi cráneo; cincelar mi boca, cincelar mi cara?
De ese modo, al salir de mis montañas, de mis valles, a cambiar cinco
cargas de cacao fino de mis montañas, mis niños, mis hijos dirán: “aquí
201
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
202
Danzar junto a los antepasados. Estudio del Rabinal Achí
203
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
204
Danzar junto a los antepasados. Estudio del Rabinal Achí
205
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
Consideraciones finales
206
Danzar junto a los antepasados. Estudio del Rabinal Achí
207
PATRIMONIO Y LEGISLACIÓN SONORA
Investigación social, discurso patrimonial y músicas comunitarias
Álvaro ALCÁNTARA
211
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
1
En dicho documento se lee: “El patrimonio cultural de un pueblo comprende
las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las crea-
ciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan un
sentido a la vida. Es decir, las obras materiales y no materiales que expresan la crea-
tividad de ese pueblo: la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos
históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas”. El texto ínte-
gro puede consultarse en <http://portal.unesco.org/pv_obj_cache/pv_obj_id_F6738A-
BFE74967624B9752C079285FA381780000/filename/mexico_sp.pdf>.
2
En lo sucesivo Convención Salvaguardia.
212
Investigación social, discurso patrimonial y músicas comunitarias
(20 de abril del 2006) para que dicha convención entrara en vigor.
Según la propia UNESCO, la aprobación de dicha convención marcó un
hito en la evolución de las políticas internacionales de promoción de
la diversidad cultural, ya que por primera vez la comunidad interna-
cional reconoció la necesidad de prestar apoyo a un tipo de manifesta-
ciones y expresiones culturales que hasta entonces habían carecido de
un marco jurídico y programático de esa envergadura (UNESCO, “La
elaboración de una convención. Patrimonio Cultural Inmaterial”).3
Vale la pena recordar que a mediados de los noventa un grupo
de académicos convocado por la propia UNESCO y encabezado por
Javier Pérez de Cuéllar dieron a conocer el documento Nuestra di-
versidad creativa, un informe generado por la Comisión Mundial de
Cultura y Desarrollo que sin lugar a dudas representa un parteaguas
en la redefinición de las políticas gubernamentales en el ámbito cultu-
ral. En dicho informe se sentaron las bases para el reconocimiento de
la cultura como motor fundamental para el desarrollo de los pueblos,
planteamiento central que años más tarde sería plasmado en la Con-
vención Salvaguardia.4
No se puede soslayar que la visibilización de la dimensión intan-
gible del hacer cultura ha tenido un impacto positivo en el reconoci-
miento de los derechos culturales de individuos y colectividades, sobre
todo si se recuerda que hasta la década de los años setenta el térmi-
no patrimonio cultural era empleado como sinónimo de patrimonio
arquitectónico.5 Por ello no podría menos que decirse que los docu-
mentos mencionados han sido catalizadores de importantes avances en
3
Este documento se puede consultar en <www.unesco.org/culture/ich/doc/src/
01854-ES.pdf>.
4
Algunos de los aportes más significativos de Nuestra diversidad creativa fueron
proponer el pluralismo y la diversidad como valores para la convivencia, reconocer el
papel activo de las colectividades en los procesos culturales creativos, así como llamar
la atención al necesario empoderamiento que debían experimentar las comunidades
para mejorar sus opciones de desarrollo humano. Este documento puede consultarse
en <unesdoc.unesco.org/images/0010/001055/105586sb.pdf>.
5
Aunque han transcurrido ya varias décadas de aquella Reunión Internacional
sobre la Defensa del Patrimonio Cultural vale la pena recordar el destacado papel que
en este proceso de reconocimiento de lo “inmaterial” de la cultura cumplió un desta-
cado grupo de académicos mexicanos entre los que destacan Guillermo Bonfil Batalla
y Salomón Nahmad.
213
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
214
Investigación social, discurso patrimonial y músicas comunitarias
6
En realidad se trata de una problemática mayor que obliga e impone a individuos
y colectividades a aceptar las lógicas de las políticas culturales de los Estados-Nación,
si se quiere contar con el reconocimiento o apoyo (económico, político o social) de
alguna de sus instituciones. Las pretensiones universalistas de los postulados patrimo-
niales han sido poco discutidas en el ámbito académico, especialmente cuando térmi-
nos como patrimonio cultural empiezan a borrar las nomenclaturas locales que dan
cuenta de esa “formas de hacer, pensar y sentir” que pueden tener lógicas distintas a
las políticas “oficiales”.
7
En ese sentido, una asignatura pendiente en la agenta política de este país es el
debate público en torno a lo que ha dado en llamar patrimonio cultural, y sobre las
responsabilidades y funciones de las instancias ciudadanas, privadas y gubernamenta-
les en su fortalecimiento, promoción y difusión. Los criterios, saberes, concepciones
o emociones que permiten reconocer un conjunto de prácticas, hábitos o costumbres
dignos de ser heredados de generación en generación cambian según la colectividad
que lo enuncia, por esta razón la cuestión de “patrimonio según quién” no es un
asunto baladí. Y en la resolución de dicha agenda, el derecho de las comunidades
a determinar libremente lo que consideran su cultura constituye un aspecto central.
215
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
216
Investigación social, discurso patrimonial y músicas comunitarias
8
En este punto existe una controversia jurídica sobre la terminología que debiera
emplearse al hablar de los derechos culturales, resaltando en esta discusión las con-
secuencias pragmáticas de emplear términos como acceso a la cultura o derecho a la
cultura. Un estado de la cuestión para el caso mexicano puede consultarse con mucho
provecho en el trabajo de Bolfy Cottom (Cottom, 2010).
217
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
9
Por ejemplo, la Ley para el Desarrollo Cultura de Veracruz de Ignacio de la Llave
en su artículo 1, capítulo I, asienta que “La presente ley es de orden público e interés
social, garantiza el ejercicio de los derechos culturales de la población veracruzana y
regula el acceso y disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia,
con una perspectiva de respeto a la diversidad y sustentabilidad”. ¿Qué debe enten-
derse por “bienes y servicios que presta el Estado en la materia”? El ciudadano deberá
figurárselo porque en el artículo 3 del citado capítulo, donde se establecen algunas
definiciones operativas para comprender dicha ley, el término no está explicitado.
10
En una ponencia presentada en la Fonoteca Nacional en el marco de la Semana
del Sonido (2011) intenté señalar la importancia de esta discusión al titular mi partici-
pación de la siguiente manera: “¿Por qué han de hablar otros por mí? Los dilemas de
la representación social y las luchas por el patrimonio cultural”.
218
Investigación social, discurso patrimonial y músicas comunitarias
11
Quizá la mejor definición del término salvaguardia esté contenida en el docu-
mento Preguntas y respuestas sobre el patrimonio cultural, en donde se asienta que
salvaguardar significa “garantizar la viabilidad del patrimonio cultural inmaterial,
esto es, su recreación y transmisión continuas. La salvaguardia consiste en la trans-
misión de conocimientos, técnicas y significados, y se basa en los procesos por los
que el patrimonio se transmite o se comunica de generación en generación, y no en
la producción de sus manifestaciones concretas, como ejecución de danzas, cantos,
instrumentos musicales u objetos de artesanía”.
219
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
220
Investigación social, discurso patrimonial y músicas comunitarias
12
Aunque hasta el momento no se conozcan públicamente las bondades que ha
producido a las comunidades que recrean dichas manifestaciones culturales el formar
parte de la Lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
13
Vale la pena recordar que para ese entonces la carpeta del mariachi se encon-
traba e proceso de evaluación por la propia UNESCO para ser integrada a la lista de
patrimonio representativo, cosa que ocurrió en los últimos meses de ese mismo año.
221
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
14
Llama la atención que la mayoría de estas expresiones hayan conformado la serie
de cápsulas culturales denominadas “Tradiciones Televisa”, con que dicha empresa
pretendió difundir las maravillas del patrimonio cultural de la nación.
222
Investigación social, discurso patrimonial y músicas comunitarias
conocen del valor vital que esta práctica cultural tiene? ¿Será que ig-
noran que el son jarocho tiene “los méritos necesarios” —como anun-
ciaba el flayer de Cumbre Tajín— para ser nombrado “oficialmente”
patrimonio de la humanidad por la UNESCO y por esa razón tienen
que ser otros, los organizadores de Cumbre Tajín, quienes deben se-
ñalarlo? ¿Será que “los jarochos” no han hecho conciencia del honor
que conlleva que su cultura musical sea catalogada como patrimonio
cultural de la humanidad” y por eso deben ser las instituciones, sus
funcionarios y la iniciativa privada quienes deben destacarlo? También
el silencio es una forma de manifestación y, aunque a veces no se ac-
túa por falta de información, también cabe la posibilidad de que no
se haga nada porque no se quiere. ¿Podrán perdonarles a los músicos
tradicionales jarochos y a las localidades en donde se recrea esta cul-
tura musical el atrevimiento de decidir libre y democráticamente no
querer ser patrimonio de nadie más que de sus propias comunidades?,
al menos hasta este momento.
Es por anécdotas como éstas que los dilemas por la representación
social y los usos sociales del patrimonio deben ser insertados en el
contexto más amplio de luchas por el empoderamiento social. Porque
las relaciones de poder, la autoafirmación cultural y el juego de las
identidades (claro está en permanente proceso de construcción) están
marcados también por el lugar que ocupan los sujetos y las colectivi-
dades en las relaciones sociales de creación, circulación y producción
de la cultura, tanto simbólica como material. Y en ese sentido, ha-
ciendo un juego de palabras a partir del título del famoso libro del
antropólogo británico Nigel Barley, la inocencia de parte del investiga-
dor no es una opción —si es que alguna vez lo ha sido— en el debate
cultural contemporáneo.
223
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
224
Investigación social, discurso patrimonial y músicas comunitarias
15
Algunos hombres, por ejemplo, son los encargados de preparar la rellena; las
mujeres, la barbacoa y las “patitas de burro”, mientras que un contingente de hom-
bres y mujeres se encargan de refaccionar a los comuneros con bebida y comida al
gusto. Un par de hombres son designados especialmente para acompañar a las mu-
jeres para mover las pailas del fogón al piso, o de movilizar las cosas de gran peso.
225
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
226
Investigación social, discurso patrimonial y músicas comunitarias
El pilón
Con el objeto de lograr una más adecuada y completa defensa del pa-
trimonio cultural y en garantía de su supervivencia y vitalidad, es de
fundamental importancia la toma de conciencia por parte de las propias
comunidades del valor de su tradición cultural. Esto sólo se puede obte-
227
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
228
Investigación social, discurso patrimonial y músicas comunitarias
229
Senderos para la salvaguarda del patrimonio musical
Amparo SEVILLA
231
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
1
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura:
http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001325/132540s.pdf.
2
A manera de ejemplo pueden consultarse los artículos que integran los libros
anotados en la bibliografía como Varios (2006, 2010, 2011).
232
Senderos para la salvaguarda del patrimonio musical
3
José Antonio Machuca (2010: 31) brinda una interesante reflexión sobre una de
las causas del desdibujamiento de la línea divisoria entre ambos términos.
233
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
234
Senderos para la salvaguarda del patrimonio musical
235
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
[…] las acciones abocadas al cuidado del patrimonio musical se han en-
focado de manera esencial a la conservación de los objetos, relegando a
las personas y a las comunidades, olvidando quiénes son los verdaderos
sujetos sociales portadores del saber […] sobre todo cuando se trata de
las prácticas musicales correspondientes a las sociedades orales.
Las culturas musicales que se transmiten por vía oral requieren me-
didas de protección que atiendan dicha naturaleza y, en ese sentido,
su protección implica su preservación, la cual consiste, retomando
lo indicado por Gonzalo Camacho (2009: 32), en “la base misma de la
práctica constante, de su materialización en cada ocasión musical, es
ahí donde adquiere vigencia y sentido”.
La protección de las culturas musicales que forman parte de la mú-
sica tradicional mexicana, sean reconocidas oficialmente o no como
patrimonio musical, requiere de medidas de diverso carácter. En pri-
mera instancia habría que poner como tema de reflexión colectiva y
sistemática las preguntas: ¿proteger qué, cómo, quiénes, de qué y de
quiénes, para qué, para quiénes? Un interesante avance sobre esta re-
flexión se encuentra en varios de los artículos que forman parte del
número temático de la revista Diario de Campo titulado Patrimonio
Musical de México (2011).
Las cuestiones anotadas advierten tendencias palpables, en las que
se dibujan no sólo vacíos conceptuales en los parámetros brindados
por la UNESCO, sino también una arena de confrontación de intere-
ses entre “los portadores de patrimonio” y los grupos interesados en
elaborar las candidaturas ante esta organización para declarar a las
culturas musicales como patrimonio de la humanidad.4 Esta misma
4
Una reflexión interesante sobre las Declaratorias de Patrimonio Mundial por par-
te de la UNESCO se encuentra en Néstor García Canclini (2011).
236
Senderos para la salvaguarda del patrimonio musical
237
Patrimonio cultural musical intangible y Derechos de Autor
239
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
1
Las prerrogativas fundamentales para los titulares de los derechos morales se
establecen en el artículo 21 fracción III, donde se expresa el derecho a exigir respeto a
la obra, oponiéndose a cualquier deformación, mutilación u otra modificación de ella,
así como a toda acción o atentado a la misma que cause demérito de ella o perjuicio
a la reputación de su autor.
2
Del mismo artículo 21 de la ley en comento pero de la fracción II se preceptúa
el exigir el reconocimiento de la calidad de autor respecto de la obra creada por él
mismo y el derecho de disponer, si así lo considera conveniente, que su divulgación se
efectúe como obra anónima o seudónima.
240
Patrimonio cultural musical intangible y Derechos de Autor
3
Tratándose de las prerrogativas de autor conocido, el artículo 21, fracción I,
establece el derecho de determinar si la obra ha de ser divulgada y en qué forma, o
de mantenerla inédita; y la fracción V habla de la posibilidad de retirar su obra del
comercio.
4
El artículo 29 refiere que la explotación de una obra podrá hacerse por sus ti-
tulares, el autor y sus causahabientes, por lo menos la vida del autor y, a partir de
su muerte, cien años más. Y cuando la obra pertenezca a varios coautores los cien
años se contarán a partir de la muerte del último. En este supuesto, la vida de una
comunidad es muy larga y, por ello, sus creaciones nunca debería de caer en dominio
público.
5
El artículo 153 estipula que es libre el uso de la obra de un autor anónimo mien-
tras él mismo no se dé a conocer o no exista un titular de derechos patrimoniales
identificado.
6
El artículo cuarto de la Ley Autoral establece que las obras, objeto de protección,
pueden ser según su origen primigenias, es decir, sin estar basadas en otra preexistente
u original. Y las derivadas, que son aquellas que resulten de la adaptación, traducción
y transformación de una obra primigenia.
241
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
Hay que subrayar para el presente análisis que la Ley Autoral y su re-
glamento establecen perfectamente el alcance de lo que se quiere pro-
teger, baste revisar el título VI de dicho reglamento, en él se preceptúa
sobre los derechos de los símbolos patrios y las culturas populares,
capítulo único. Ahí se enlista lo que debe entenderse como manifesta-
ción de las culturas populares:
7
El artículo 27 del reglamento de la Ley Federal de Derechos de Autor establece
que las obras derivadas de obras anónimas podrán ser explotadas en tanto no se dé a
conocer el nombre del autor de la obra primigenia o no exista un titular de derechos
patrimoniales identificado.
Corresponderá a las autoridades judiciales la determinación de las regalías cuando
el autor o el titular de los derechos patrimoniales reivindique la titularidad de la obra
y no exista acuerdo entre las partes; sin embargo, las cantidades percibidas de buena
fe por el autor de la obra derivada o por un tercero quedarán a favor de éstos.
242
Patrimonio cultural musical intangible y Derechos de Autor
El arte de la negación
243
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
244
Patrimonio cultural musical intangible y Derechos de Autor
La industria cultural
245
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
246
Patrimonio cultural musical intangible y Derechos de Autor
247
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
11
La COICA hizo esta declaración en 1994 (Darrel y Graham, 1999: 138).
248
Patrimonio cultural musical intangible y Derechos de Autor
249
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
La protección
Las ciencias sociales nacidas del período colonial del siglo XVIII fueron
parte del argumento que dio nacimiento a las leyes que todavía con-
trolan los destinos de los miles de millones de personas. La propuesta
por parte de diversos especialistas sobre el tema debe incluir en su
normatividad intelectual el reconocimiento de los derechos colectivos.
Por ejemplo, Johanna Gibson ha propuesto un sistema sui generis para
resolver el problema, y el cual tiene como base el reconocimiento de
la ley consuetudinaria local y los derechos de los grupos indígenas a
manejar sus recursos (Gibson, 2006). La Propiedad Intelectual de los
productos culturales, en este sistema sui generis, se establece a través
del lazo indisoluble entre la comunidad, su conocimiento, los recursos
a los que se les aplica ese conocimiento y los productos que se derivan
de esta unión, todos ellos enmarcados en una tradición específica.
Según Johanna Gibson, se deben considerar tres intereses comunes que
vinculen a las comunidades indígenas y al Estado. El primero se refiere a
proteger la integridad política y económica a nivel local y a nivel nacio-
nal. Segundo, evitar la explotación de los conocimientos y los recursos
por fuerzas del mercado externas, extranjeras, que descontextualizan,
agotan, eliminan y desintegran la dignidad cultural y social de los países
a nivel local y nacional. El tercer punto de interés común establece que
si se integran adecuadamente los puntos anteriores, los productos que se
obtienen del conocimiento tradicional se convierten en bienes de valor
económico susceptibles de ser exportados, beneficiando poblaciones, co-
munidades, territorios y, en su conjunto, al país (Gibson, 2006: 59).
Respecto al cambio de dirección del sistema de Propiedad Intelec-
tual, basta con ponerlo en sentido positivo, no limitante y excluyente,
y bajo la categoría de las leyes de Propiedad Intelectual; esto quiere
decir romper con el dogma de una herencia compartida y común, de
un recurso de todos los mexicanos.
Una vez reconocido este derecho, se tendría que proponer la imposi-
bilidad de enajenar fuera de la comunidad el conocimiento tradicional
que, por supuesto, sería inalienable, imprescriptible e inembargable
respecto y en favor de terceros.
Los bienes obtenidos de la relación indisoluble comunidad-cono-
cimiento-recurso-territorio-medio ambiente entrarían perfectamente al
250
Patrimonio cultural musical intangible y Derechos de Autor
251
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
Conclusiones y propuestas
12
En el libro de Darrel A. Posey y Graham Dutfield, 1999. Más allá de la propie-
dad intelectual. Los derechos de las comunidades indígenas y locales a los recursos
tradicionales, existe una lista de organizaciones de pueblos indígenas y no indígenas,
instituciones y personas que se interesan por el tema de los derechos de propiedad
intelectual, los derechos a los recursos tradicionales y asuntos relacionados. Esta lista
está organizada por continente y por país. Se puede obtener una copia gratuita del
libro en Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo: <www.idrc.ca/
openebooks/221-x/, 16 de junio de 2014>.
252
Patrimonio cultural musical intangible y Derechos de Autor
13
En España se tiene un dominio público pagante sobre los CD “vírgenes” que se
venden. Se tiene que pagar un centavo de euro que se restituirá a la industria musical,
pues se considera que es muy probable que el CD que compra un consumidor sea
utilizado para copiar música.
253
Entramados sonoros de tradición mesoamericana
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Entramados sonoros
de tradición mesoamericana.
Identidades, imágenes y contextos,
editado por el Instituto de Investigaciones Filológicas,
siendo jefa del departamento de publicaciones
CAROLINA OLIVARES CHÁVEZ,
se terminó de imprimir en los talleres de
Jano, S. A. de C. V.,
Lerdo Poniente no. 904, Col. Electricistas Locales,
Toluca de Lerdo, México, C. P. 50040,
el 25 de agosto de 2014.
La edición, en tipos Sabon
de 11:13.2, 10:13.4 y 9:10.8, compuesta por
MARTÍN ALEJANDRO SOLÍS HERNÁNDEZ,
estuvo al cuidado de
MARYSOL ALHIM RODRÍGUEZ MALDONADO y los editores,
y consta de 500 ejemplares
impresos en papel Cultural de 90 g
mediante el sistema Offset.
Diseño de portada:
MANUEL ALEJANDRO PÉREZ CERVANTES