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Elsa Bornemann, la autora de libros infantiles que fue

una amenaza para la dictadura militar


Fallecida hace 10 años, dejó un vasto legado de cuentos, poesías
y novelas que fueron parte de la infancia de muchas
generaciones. Te contamos por qué su libro Un elefante ocupa
mucho espacio fue censurado por la dictadura de Jorge Rafael
Videla.

"Disparatario", "El libro de los chicos enamorados", "El último


mago","No somos irrompibles", "Queridos monstruos", el citado
"Un elefante ocupa mucho espacio" y "Socorro". Solo por
nombrar algunos, es imposible no volar de golpe a la infancia y
recordar estos títulos y las historias, las emociones, el miedo y el
paseo por el terreno absoluto de la imaginación que provocaron
los libros de Elsa Bornemann, la escritora de literatura infantil
que murió en 2013.
Sus comienzos fueron realizando publicaciones en la editorial de
unos amigos con El espejo distraído. En 1976 recibió una
nominación de honor del Premio Internacional Hans Christian
Andersen pero al año siguiente, la dictadura cívico militar
argentina incluyó a "Un elefante ocupa mucho espacio", el
segundo libro de la escritora, como parte de la lista negra de la
censura ideológica. El decreto de prohibición señalaba su rol de
adoctrinamiento, con el “agravante a la moral, a la Iglesia, a la
familia, al ser humano y a la sociedad que éste compone”.
La historia de Un elefante ocupa mucho espacio es sencilla:
Víctor era un elefante que trabajaba en un circo que prontamente
se da cuenta que, más allá del entretenimiento, la única función
que tenían los animales del circo era llenarle los bolsillos de
dinero a sus dueños. Convence a los animales, oficia de delegado
y declaran “Circo tomado por sus trabajadores. Huelga general
de animales”. Lo increíble se vuelve real y a partir de ese
momento son los humanos los obligados a entretener al público.
¿El resultado? La victoria: los dueños/humanos/empresarios
cedieron y los animales lograron volver a su hábitat natural en
avión. Eso sí, Víctor vuelve en un vuelo solo ya que “un elefante
ocupa mucho espacio”.

El desafío de Bornemann para escribir un relato infantil de estas


características en plena dictadura militar, hablando básicamente
de trabajadores organizados, le valió el reconocimiento
internacional pero también la censura de Videla en un país
donde de eso ya no se hablaba y que comenzaba a diezmar a
militantes revolucionarios a lo largo y ancho del territorio.
Tuvieron que pasar años para que las andanzas de Víctor y sus
animales de huelga pudieran volver a ver la luz de las imprentas.

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