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Es México un país democrático

Byanca Daniela Morales Quijano

Universidad de Sonora

01 de noviembre de 2022

En México tenemos un sistema político en el que los líderes ascienden al poder


por medio de elecciones limpias y competitivas desde la reforma electoral de
1996. Se esperaba desde entonces que la democracia trajera paz, prosperidad
y justicas, en otras palabras, que tuviera la capacidad de acabar con el bajo
desarrollo, la violencia, la corrupción, la impunidad, la pobreza y desigualdad.
Porque gracias a la alta proporción de la población de quien depende la victoria
del gobernante en una democracia, se ve obligado a proporcionar más o
mejores bienes públicos (seguridad, educación pública, servicios de salud,
etc.). Ya que en si el propósito de que los ciudadanos puedan elegir a sus
gobernantes es que se vele por su seguridad y bienestar.

La democracia ha sido bastante esquiva a México. En sus casi dos siglos de


independencia, el país emprendió por lo menos seis intentos de
democratización. Cinco de ellos fracasaron a poco tiempo de haber sido
iniciados. El sexto se halla en curso, la cual inicio entre 1929 y 2000, aunque
existieron otros partidos políticos, sólo uno gobernó en México: el Partido
Revolucionario Institucional (PRI). Basado inicialmente en principios
nacionalistas y de justicia social. Ganó todas las elecciones estatales hasta
1989, gran mayoría de escaños del Congreso hasta 1997, y todas las
elecciones presidenciales hasta 2000. Fue ya en el siglo XXI su primera
decepción consensuada, en los últimos veinte años del gobierno del PRI,
cuando se comenzó a especular y a discutir acerca del porvenir del país si
transitaba a la democracia, porque como antes ya se mencionó se decía que la
democracia traería bajo el brazo prosperidad, justicia social, crecimiento
económico, menor corrupción y paz. La discutida, esperanzadora e intrigante
alternancia llegó la noche del domingo 2 de julio del año 2000. Diecisiete años
después, y sin los resultados esperados, varios académicos han hecho un
corte de caja sobre el desempeño de la democracia mexicana y han
encontrado en varias de sus características causas por las que no se observan
dichos resultados.

No obstante, lo cierto es que el ejercicio efectivo del voto no genera por sí


mismo resultados ideales. La gravedad de la situación en México es que la
confianza de los ciudadanos depositada en el voto le ha otorgado a los
gobernantes poder y legitimidad, pero no han sido construidos de forma
simultánea los mecanismos de pesos y contrapesos suficientes para vigilarlos.

Es por esto que existe el consenso respecto a que este tipo de régimen político
tiene la característica de disminuir la capacidad del líder de usar los recursos
públicos en su beneficio. Por ello, la esperanza de mayor prosperidad y justicia
mencionadas antes están justificadas. Sin embargo, sería erróneo creer que la
rendición de cuentas vertical ‒el voto‒ es capaz de evitar por sí misma que
quienes detentan el poder puedan esconder sus acciones de quienes los
eligen, incluyendo la colusión con el narcotráfico y la corrupción. Esto es
debido a la falta de instituciones de rendición de cuentas horizontal lo que no
ha permitido que los ciudadanos observen de manera clara el comportamiento
de sus mandatarios y no puedan, por consiguiente, usar el voto de forma
efectiva para incentivar las buenas prácticas. Por rendición de cuentas
horizontal se entiende instituciones democráticas capaces de detectar,
transparentar e incluso sancionar los comportamientos ilícitos de las
autoridades. Si este tipo de actores está ausente en el gobierno, los intereses
del electorado difícilmente serán una prioridad para sus dirigentes, ya que
existe una asimetría de información entre gobernantes y gobernados que
impide que los segundos puedan observar con claridad las gestiones de los
primeros. Sin la posibilidad de emitir un juicio informado, el voto de castigo no
puede ser un mecanismo eficaz para desalentar el abuso de poder. En
consecuencia, el poder de la democracia para generar bienestar se ve
disminuido.

Evidentemente como se fue desarrollando el tema, la democracia fue una falsa


ilusión, porque como sabemos, todo lo que estimaba que iba cambiar, no
sucedió, y todo fue para peor. Como bien sabemos la corrupción es algo que
siempre ha caracterizado lamentablemente a nuestro país. ¿Por qué menciono
esto? Porque, aunque votemos, aunque haya partidos y dichas elecciones,
nada cambiara al votar, porque detrás de todo esto está la corrupción, ¿Quién
no se ha enterado de la compra de votos? ¿la manipulación a los mas
necesitados? ¿la compra de la prensa? ¿el robo de votos? ¿la desaparición de
las casillas? De hecho, hace poco hubo un acontecimiento de que varios
influencers o famosos, se vendieron a cambio de promocionar su partido
diciendo que “yo vote por el partido verde”, haciendo algo ilícito, que es
promocionar. A lo que quiero llegar es que este tipo de actividades o
situaciones ponen en duda la democracia de nuestro país.

Y sinceramente en lo personal, México no es un país Democrático, por dichas


situaciones que ya mencioné, eso sí, debo de dar crédito a Andrés Manuel
López Obrador de proponer la revocación de mandato, me parece totalmente
bueno que exista este tipo de volver a votar para decidir si continúa
gobernando. Me parece que esta haciendo algunos buenos cambios, y este es
uno al que me parece totalmente correcto, porque antes era algo que no se
podía hacer, esto nos beneficia mucho a los mexicanos, a que si no hay
cambiamos poder pararlo antes que esperar los 6 años establecidos.

Para concluir con este tema aprendí que México no es un país democrático
debido a toda la corrupción que existe, por el robo de votos y sobre todo que
los políticos manipulan las noticias, la mucha desinformación y lo que le dicen
a la población, por la puras mentiras políticos dicen cuando se encuentran
como gobernantes y compran a la prensa y así ellos deciden qué información
le proporciona a la gente.

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