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INVESTIGACIÓN

El uso y abuso de sustancias adictivas constituye un complejo


fenómeno que tiene consecuencias adversas en la salud individual, en
la integración familiar y en el desarrollo y la estabilidad social. Aunque
en la actualidad toda la sociedad está expuesta a las drogas, hay
grupos más vulnerables que otros a sufrir consecuencias negativas de
su uso, como los niños y los jóvenes, quienes pueden truncar su
posibilidad de desarrollo personal y de realizar proyectos positivos de
vida.
El gobierno de México inició, desde la década de 1970, acciones para
atender este problema, mucho antes de que la demanda de drogas
adquiriera mayores proporciones, por lo que contamos ya con una
considerable experiencia acumulada. Nuestro país ha realizado
esfuerzos importantes por enfrentar este problema a través del
desarrollo de un marco jurídico-normativo e institucional y de
programas que, al mismo tiempo que dan seguimiento a los acuerdos
que México ha firmado en el ámbito internacional, son apropiados a
las características socioculturales específicas de nuestra nación.
Para el Sector Salud la reducción de la demanda de drogas incluye las
iniciativas que buscan prevenir su consumo, disminuir
progresivamente el número de usuarios, mitigar los daños a la salud
que puede causar el abuso, y proveer de información y tratamiento a
los consumidores problemáticos o adictos, con miras a su
rehabilitación y reinserción social. En esta tarea, la Secretaría de
Salud, SSA como cabeza del Sector Salud, promueve un enfoque
integral que incluye, además de las drogas ilegales, a todas las que
producen adicción y problemas de salud pública, e incorpora en los
programas a los diversos sectores públicos y sociales. La sociedad en
su conjunto es cada vez más sensible a este problema y constituye
nuestro principal aliada.
El consumo de drogas y sus consecuencias sociales y para la salud
son un tema de interés para múltiples sectores de la sociedad; una de
las inquietudes más comunes es conocer de qué magnitud es el
problema. Los estudios epidemiológicos contestan esta pregunta y nos
informan de la extensión del consumo, de las variaciones en diferentes
grupos y regiones del país y de las tendencias en el tiempo.
Las adicciones son una gran preocupación social desde tiempos
inmemorables, actualmente la pandemia por coronavirus ha generado
consecuencias en la salud física y mental de las personas en millones
de personas del mundo. Considerando esta última, los cambios en la
cotidianeidad, las pérdidas de seres queridos y la incertidumbre
generaron mayor miedo y preocupación aumentando los niveles de
ansiedad, depresión y el consumo de drogas.

De acuerdo a expertos del área de la salud, durante la pandemia, la


mayoría de los países ha informado un aumento del consumo de
cannabis. En los últimos 24 años, la potencia de la marihuana se
multiplicó por cuatro y cada vez menos adolescentes perciben su
consumo como perjudicial (el porcentaje de adolescentes que perciben
el consumo del cannabis como perjudicial ha disminuido un 40%).
Datos preocupantes que encienden las alarmas en todo el mundo.

En México, en el período de pandemia, el consumo de drogas duras


en adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años, aumentó un 15%;
por otro lado, el consumo de marihuana subió un 17% y el de alcohol,
un 14%. Segregando por grupo etario se vuelve más alarmante, ya
que los adolescentes de entre 15 y 17 años, han aumentado más el
consumo de drogas duras que jóvenes adultos.

Habitualmente se dice que los problemas económicos y la falta de


trabajo aumenta el distrés psicológico, esto lleva a que se incrementen
las posibilidades de que el individuo esté más cerca de consumir
alcohol o drogas legales e ilegales, aunque teniendo al segregar
por quintil económico, o sea por nivel de ingresos de la población
joven mexicana, se observa que: los adolescentes y jóvenes de mayor
estatus económico, no sólo consumen más marihuana y alcohol sino
que también han incrementado más su consumo durante la pandemia
que los de menor estrato social. Solamente se igualan en el consumo
de opiáceos y drogas duras, en ese tipo de drogas no hay nivel
socioeconómico que los distinga, ya que en ambos aumentaron su
consumo por igual.

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