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El corazón también tiene neuronas

Aunque muchos no lo crean, el corazón también siente, piensa y decide. En é l se concentran


cerca de 40.000 neuronas y toda una red de neurotransmisores con unas funciones muy
concretas que lo convierten, para nuestra admiració n, en una extensió n perfecta de nuestro
cerebro.
Anne Maquier, matemá tica y fundadora del Instituto para el Desarrollo de la Persona de
Quebec, nos presenta esta hipó tesis en sus conferencias sobre la evolució n de la conciencia.
En ellas demuestra en base a sus estudios que el corazón puede tomar decisiones de manera
independiente a nuestro cerebro.
Algo que resulta curioso es que, cuando queremos referirnos a nuestra propia persona, es
común llevarnos la mano hacia el corazón. Es algo automá tico, casi instintivo, como si una
voz misteriosa y atá vica nos indicara que justo ahí se localiza el centro de nuestro auté ntico
ser, de nuestra conciencia.
“Los que de corazón se quieren, de corazón se hablan”
-Francisco de Quevedo-
Esa voz no se equivoca del todo: la neurociencia es una ciencia siempre fantá stica y
reveladora que ofrece luz hacia esos procesos que a veces  intuimos pero que no terminamos
de entender. El corazón está íntimamente vinculado al cerebro, tanto, que de hecho está
enviá ndole informació n de forma constante e incluso activando o inhibiendo diversas á reas
cerebrales segú n ciertas necesidades.
Te gustará saber, por ejemplo, que emociones como el amor y su manifestación a través del
cariño, la ternura  o la necesidad y cuidado nacen de este complejo excepcional de células,
nervios, energía y electricidad que conforman lo que somos: una ingeniería perfecta lista
para interrelacionarse con su entorno y con sus semejantes.
Te proponemos reflexionar sobre ello, te animamos a ir más allá de la simple metáfora de
que “también pensamos con el corazón” para comprender todas esas maravillas
concentradas justo ahí, en el centro de tu pecho.
Sí, el corazón también es un órgano
inteligente
El corazón es un órgano emocionalmente inteligente. Parece, sin duda, una extrañ a
redundancia e incluso una frase demasiado poé tica como para darle auté ntica validez. Sin
embargo, pensemos un momento en lo siguiente: cuando cultivamos emociones positivas
caracterizadas por la calma , el equilibrio y una satisfacció n plena y auté ntica, la frecuencia
cardíaca está en armonía. Es rítmica y perfecta.
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Sin embargo, factores como el estré s, la ansiedad o el miedo rompen por completo este
equilibrio. Sus ondas, despuntan de pronto en picos nada armoniosos e incluso
peligrosos. El corazón sabe bien que las emociones nos ayudan a conectar con otras
personas. De ahí, y solo como ejemplo, que sea este ó rgano el que se encargue de producir
determinadas hormonas, como la ANF, encargada, entre otras funciones, de estimular la
liberació n de oxitocina, la hormona del cuidado, el cariñ o o el amor.
Annie Marquier es una conocida matemá tica e investigadora de la conciencia que nos
recomienda lo siguiente: puesto que el corazón tiene cerca de 40.000 neuronas y se beneficia
de los estados anímicos positivos y relajados, sería muy recomendable practicar en el día a
día la contemplació n, el silencio y la relajació n como formas armó nicas de conectar con
nuestro entorno.
Pensemos que el corazó n es, a su vez, ese canal fantá stico desde donde activamos una
auté ntica “inteligencia superior”, puesto que son las emociones positivas al fin y al cabo, las
que refuerzan nuestra salud. De hecho, es el corazón el que  las regula también a través de
una serie de hormonas .

A continuació n, entenderemos un poco mejor có mo lo consigue.

Las tres conexiones del corazón


Señ alá bamos al inicio que el corazó n dispone de un complejísimo sistema nervioso donde se
concentran neurotransmisores, proteínas y cé lulas de apoyo. ¿Quiere decir esto que este
ó rgano que nos da la vida es tambié n un “sistema pensante”?
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Casi. Más que un órgano racional es un órgano puramente sensitivo capaz de tomar


decisiones por sí mismo en base a determinados estímulos. Lo má s interesante de todo ello es
que, tal y como nos explican los neuró logos y cardió logos, el corazó n puede actuar de forma
independiente al propio cerebro . Aú n má s, incluso aprende a travé s de la experiencia.

Veamos có mo lo consigue a travé s de una serie de conexiones que establece con el cerebro.
“Para amar con intensidad, hay que tener paz en el corazón”
-Anónimo-

Primera conexión
Este dato nos invita sin duda a la reflexió n. Del total de células que tiene el corazón, el 67%
son células nerviosas. El corazó n es el ú nico ó rgano capaz de enviarle informació n de modo
autó nomo al cerebro en base a los estímulos orgá nicos que recibe.
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Segunda conexión
El corazón se encarga de la homeostasis. ¿Qué significa esto? Que entre sus mú ltiples y
vitales funciones está tambié n la de garantizar nuestro equilibrio emocional.
Lo consigue inhibiendo el estré s al priorizar la producció n de hormonas, como la oxitocina.
Así, el corazó n actú a como una glá ndula endocrina má s: de hecho se sospecha que podría
trabajar “en equipo” con la amígdala.

Tercera conexión
El corazó n se caracteriza por tener una comunicació n electromagné tica muy potente. De
hecho, es 5.000 veces superior al propio cerebro.
Ahora bien, su campo electromagné tico varía en funció n de las emociones. Gracias a
diferentes estudios, llevados a cabo en el Centro de Investigació n HeartMath, se demostró
que la calidad de nuestras emociones altera o regula el campo electromagnético que genera
nuestro corazón.
Es algo sin duda fascinante, hasta tal punto que los científicos tienen muy claro un aspecto
que todos hemos comprobado en primera persona: las emociones positivas  generan una
auténtica coherencia psicofisiológica.
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Las personas somos, por tanto, un cúmulo maravilloso de energías, impulsos, sensaciones y
percepciones guiadas por dos canales excepcionales: el cerebro y el corazón. Ahora bien, este
último, no es solo la clásica “bomba” que hace posible la circulación sanguínea, también él da
vida a eso que nos hace humanos: las emociones

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