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Introducción:
“Como una Flama en el Viento” es el estribillo de una canción que escuchaba
hace algunos días, y al escuchar esta frase poética “Como una Flama en el Viento”
vino a mi mente aquellas ocasiones en mi niñez cuando se nos iba la luz en la
casa; hoy es distinto si falla la luz, los niños y jóvenes de ahora rápidamente sacan
su celular lo agitan y como magia, enciende la lamparita del celular, en mis tiempos
no era así; en aquel entonces, cuando fallaba la luz, uno tenia que ir a buscar
una vela, típicamente mama las tenia en la cocina, y caminaba uno dando tumbos
en la oscuridad hasta encontrar la vela y luego a buscar los cerillos y por fin tomaba
uno el cerillo, si no se le caía la cabeza y ya encendía finalmente la vela. Ahora la
hazaña no terminaba ahí, había que regresar al lugar donde estaba, ya sea la recamara
o la sala de la casa, y al avanzar debíamos poner la mano para cubrir la flama, pues
al tocar el viento la flama se podía apagar, muchas veces nos paso que la flama se
hacía chiquita y apenas se mantenía y teníamos que detenernos y cubrirla y entonces
otra vez la flama retomaba fuerza y volvía a alumbrar nuestro camino.
Toda esta imagen en la memoria me hizo pensar que así es la vida del
creyente, hay ocasiones que nuestra flama casi se apaga, de momento atravesamos
vientos de inseguridad, vientos de desanimo, vientos de enfermedad que casi
apagan nuestra flama.
En el pasaje que hoy vamos a estudiar, Pedro anima a las familias de aquella
época a mantener encendida la fe en Jesucristo. Aun sufriendo diversas pruebas y en
medio de una persecución hacia los cristianos, el Apóstol les alienta a mantener viva
su flama en medio de cualquier viento que sople y busque extinguirla.
Tras la pandemia que hemos estado atravesando ya por los dos últimos años; el
mensaje de Pedro cobra gran relevancia hoy, pues esta etapa ha traído tribulaciones
y angustia a nuestras familias y momentos, algunos tan trágicos, que parece
difícil mantener firme la confianza en Dios.
Y aunque lo más complicado de la pandemia ha quedado atrás, hoy nuestras vidas
siguen siendo sacudidas en una u otra manera por acontecimientos que trastornan
nuestra paz y tranquilidad
OREMOS
LEAMOS EL PASAJE
1 Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto,
Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,
2 elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para
obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean
multiplicadas. 1ª Pedro 1: 1 y 2
I.- CONTEXTO
Pedro, el pescador tosco de Betsaida, cuyo nombre de nacimiento era Simón (heb:
el que escucha); que fue elegido por Jesús para convertirse en pescador de hombres
y también, el mismo Jesús le cambio el nombre a Pedro (haram: Cefas, gr: Petros -
Roca).
Los evangelios nos muestran que la confianza de Pedro variaba mucho; había
ocasiones que estaba tan encendida; como aquel episodio en que Pedro salió de
la barca y caminó sobre el mar igual que Jesus (Mt 14:28); o cuando Jesus quiso
saber que pensaban de él sus discípulos, Pedro con firmeza respondió “tu eres el
Cristo el hijo del Dios viviente” (Mt 16:16); en otro momento el corazón de Pedro
ardía tanto que aseguro a Jesus, “aunque sea necesario morir contigo, no te negaré”
(Mt 26:35).
Pero también, la confianza de Pedro se apagaba muy fácilmente; tras dar unos
pasos sobre el mar, al ver el fuerte el viento tubo miedo y comenzó a hundirse;
también después de haber declarado a Jesus como el Cristo el hijo del Dios viviente,
Jesus exclama que es necesario que vaya a Jerusalén para padecer y así cumplir con
su misión y el viento del temor se apodera de Pedro que le dice, no vayas
allá a sufrir (Mt 16:21-22); recordemos también el episodio en el patio de Anas
cuando interrogaban a Jesus, aquí pareciera que la flama de Pedro casi se extingue
y por miedo prefiere negar a su maestro.
Ahora bien, en esta su primera carta, años después, tras la partida de Jesús al
cielo, Pedro valora profundamente la importancia de mantener viva la fe en
Jesucristo, aún en medio de cuestionamientos y la misma persecución que se vive en
esos tiempos, y por eso quiere transmitir a los creyentes, esperanza en medio de la
situación trágica que están viviendo.
Otro dato, no menos interesante, es que para este tiempo, el imperio Romano era
gobernado por Nerón (54 al 68 dC) El emperador que para callar los rumores que
decían que él mismo había provocado el gran incendio que consumió la ciudad de
Roma en el año 64 dC, se le hizo fácil hacer correr el rumor que culpaba a la secta
de los cristianos (como les llamaban) que ellos habían sido los que incendiaron
Roma; ya de por sí, no los querían, porque eran diferentes y no participaban de las
malas prácticas romanas, y luego, con tal acusación, se intensifica la persecución
hacia los cristianos y muchos de ellos para salvaguardarse han huido allá, a las
regiones más alejadas del imperio romano que menciona el pasaje.
Es sin duda una constante entre los creyentes tener que vivir en medio de sociedades
que arremeten contra nuestras convicciones; y al vivir asi, cobra gran relevancia
mantener viva la flama de la fe y a pesar de todo, seguir confiando en Dios y
obedeciendo todos sus mandatos.
Uno de los temores mas grandes del ser humano, es el miedo a la muerte, fallecer
uno mismo o que fallezca un ser querido.
III.- BENDICION
Finalmente, Pedro anima con Una Bendición reconfortante
Gracia y Paz os Sean Multiplicadas
4.1 Gracia
Viviendo situaciones difíciles, es de mucho consuelo saber, que la vida cristiana no
depende de nuestros esfuerzos y buenas obras, sino de la gracia de Dios. Él por
puro amor, derrama su favor y bendición sobre nosotros. Es reconfortante descansar
en esa gracia y dejar que Dios haga su obra en nuestras vidas
4.2 y Paz
En nuestro mundo lleno de luchas y sin sabores, solo la paz sobrenatural de Dios nos
sostiene. Anhelemos la paz de Dios, y procuremos la paz con las personas, incluso
con nuestros enemigos.
4.3 os Sean Multiplicadas
Es el deseo de Pedro y también el nuestro, que la gracia de Dios y su paz abunden
en cada uno de nosotros
OREMOS : Gracias Dios porque nos elegiste desde antes de la fundación del mundo
y enviaste a tu hijo para redimirnos y hacernos así, parte de tu pueblo; te pedimos
que tu Espíritu Santo nos ayude a vivir cada día resistiendo la tentación y reflejando
que somos tus hijos, y un día, cuando tú lo dispongas, iremos a morar a tu lado; entre
tanto guíanos a hacer tu voluntad. En el nombre de Jesús que nos limpia con su
sangre. Amen
Viajes de Pablo