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Jesús Vive Entre Nosotros

El Papa Francisco y el milagro eucarístico de Buenos Aires

En varias ocasiones en la historia de la Iglesia se han producido los denominados “milagros eucarísticos”, es decir, eventos en que una
o más hostias consagradas en una Misa católica se han transformado visiblemente en carne y sangre humanas.

El doctor Ricardo Castañón, médico neuropsicofisiólogo y doctor en psicología clínica, ex ateo convertido al catolicismo, describe a
continuación, con sus propias palabras, la participación que tuvo en la comprobación de un extraordinario milagro eucarístico
acaecido en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. He aquí su relato.

El 15 de agosto del año 1996, en la parroquia de Santa María en Buenos Aires, una persona va a comulgar y la hostia se le cae de la
mano al comulgar y, como considera que esta hostia consagrada está sucia, no la quiere levantar. Entonces otra persona más piadosa
la recoge, la pone a un lado y le avisa de lo ocurrido al sacerdote, el padre Alejandro Pezet.
El sacerdote coloca la hostia en un depósito de agua y la guarda en el tabernáculo, porque es norma que, si una hostia consagrada tiene
algún incidente, debe ponérsela en agua para que se disuelva y luego el agua se vierte en una planta viva.

Cuando, a los once días, el sacerdote la va a buscar, contempla con curiosidad lo que ha pasado: la hostia tiene unas manchas rojizas
que en los siguientes días se extienden por toda la hostia. Los sacerdotes de esta parroquia acuden al Arzobispo de Buenos Aires para
contarle lo sucedido y éste pide esperar un tiempo más, ya que es un tema muy delicado.

Verificación eclesiástica. En el año 1999, el nuevo Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Bergoglio (hoy el Papa Francisco),
dio instrucciones de que la hostia fuera fotografiada profesionalmente, lo que sucedió el 6 de septiembre. En las fotos se aprecia
claramente que la hostia, convertida en un pedazo de carne cubierta de sangre, había crecido considerablemente de tamaño. Durante
varios años la hostia permaneció en el sagrario, porque todo el asunto se mantuvo en estricto secreto. Como no se disolvía ni se
verificaba ninguna descomposición visible, Mons. Jorge Bergoglio, decidió hacerla analizar científicamente y, enterado de que yo hago
este tipo de investigaciones de manera gratuita, me escribe una carta invitándome a que me ocupe de esta investigación.

Viajé a Buenos Aires el 6 de octubre y entrevisté a cinco sacerdotes testigos de todo lo ocurrido. Ya en ese año habían sido dos las
hostias que habían sangrado, por lo que tomo las muestras de ambas. Durante la extracción de muestras se encuentra presente el
notario del arzobispado, que certifica legalmente esta acción solicitada por las autoridades de la Iglesia en Argentina.

Debo aclarar que cuando me invitaron, el Arzobispado de Buenos Aires se comunicó con la Santa Sede, propiamente con Mons.
Gianfranco Girotti, que entonces era el secretario privado del Cardenal Ratzinger (más tarde el Papa Benedicto XVI) en la oficina de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, y fue Mons. Girotti quien les dio referencias de mi persona para llevar adelante esta
investigación.

Análisis de laboratorios. El 21 de octubre de 1999 viajo al laboratorio de genética Forensic Analytical, de San Francisco, en
California, que puede hacer el análisis de las muestras que he tomado. El 28 de enero del 2000 encuentran ADN humano en las
muestras: se trata de sangre humana que tiene un código genético humano.

Meses después, viajo a Italia para hablar con el Dr. Oduardo Ardonidoli que, a pedido de la Conferencia Episcopal Italiana, estudió la
hostia milagrosa de Lanciano (que sangró en el siglo VIII). Yo consulté mis muestras con Ardonidoli y él me dijo: “Probablemente esto
es tejido de corazón.”

Como yo no puedo trabajar con probabilidades, mandamos la muestra al profesor Juan Walker, de la Universidad de Sydney, en
Australia. Él me informó que las muestras son de células musculares y que tienen glóbulos blancos intactos y que muestran que los
tejidos están inflamados, por lo tanto esta persona ha tenido un gran sufrimiento. En 2003, este mismo profesor me dice que las
muestras “pueden corresponder” a tejido de corazón inflamado.
Para salir de dudas, nos vamos a ver al mayor experto en patologías del corazón: el Profesor Federico Zugive, de la Columbia
University de Nueva York. El Dr. Zugive envía su informe el 26 de marzo del 2005, a cinco años y medio desde el inicio de la
investigación: “Se trata de tejido del corazón. Tiene cambios degenerativos del miocardio y éstos se deben a que las células están
inflamadas y se trata del ventrículo izquierdo del corazón.”

Asombro científico. Esto verifica que las muestras que poseo son de músculo del corazón; y que el resultado es que esta muestra es
carne y sangre del músculo del miocardio, el centro que hace latir el corazón, del ventrículo izquierdo, donde está la sangre purificada
y limpia.

El Dr. Zugive me dice que el paciente de quien provienen estas muestras ha sufrido mucho (debo aclarar nuevamente que él no sabe
que estas muestras vienen de una hostia consagrada), porque le han golpeado a la altura del pecho y le han provocado un infarto. Pero
el Dr. Zugive pregunta asombrado: “Al estudiar esta muestra, la materia estaba palpitando, latiendo, así que explíquenme: ¿Cómo le
sacan ustedes el corazón a un muerto y me lo traen vivo?” Entonces le expliqué: “Dr. Zugive, esto no es lo que usted piensa. Es una
hostia consagrada que ha empezado a sangrar.” ¡El científico casi se cae de sorpresa!

Cuando vuelvo al laboratorio de Buenos Aires, en el 2005, y verifico el informe de la laboratorista que hizo el primer análisis en 1999,
ella afirma al final: “Lo que me llama la atención es que las células de la muestra están palpitando, están latiendo.”

Es importante hacer notar que he mencionado la existencia de glóbulos blancos. Si uno extrae la sangre de una persona, a los 15
minutos los glóbulos blancos se desintegran. Entonces, ¿cómo es posible que hasta nueve años después tengamos glóbulos blancos en
la muestra extraída en 1996? Es por esta razón que la conclusión es que el corazón tenía una dinámica viva en el instante en que se
tomaron las muestras.

Una vez comprobados estos hechos milagrosos, hice entrega del resultado final de la investigación al Cardenal Bergoglio el día viernes
17 de marzo del 2006 y fue en esa ocasión que él me autorizó a difundir los antecedentes de la investigación.

1. El Dr. Zugive es uno de los principales expertos forenses de los Estados Unidos,
conocido por sus investigaciones y libros sobre medicina forense y también por sus
estudios sobre la crucifixión de Cristo y el Sudario de Turín.

Comentario del editor


La Sagrada Eucaristía —la presencia real de la persona resucitada de Jesús bajo las apariencias de pan y vino— es una de las
verdades más importantes y más incomprensibles que fueron reveladas por Jesucristo, nuestro Señor, un misterio que desafía el
entendimiento humano. Los milagros eucarísticos no son más que hechos que corroboran lo que él nos ha dicho sobre sí mismo, es
decir, que él realmente nos da su Cuerpo y su Sangre como alimento y bebida espiritual.

Gracias a estos signos milagrosos, muchos han encontrado la fe en Dios, el único Dios verdadero en la Santísima Trinidad, que nos
revela a su Hijo Jesucristo, que permanece presente en los sacramentos y nos enseña a través de la Sagrada Escritura y el Magisterio
de la Iglesia Católica.

Es indiscutible que el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesucristo, nuestro Señor, están presentes en las hostias que a diario
se consagran válidamente en todas las misas católicas del mundo. Esto es lo que nos enseña la Iglesia y lo que creemos los fieles desde
el principio, porque el mismo Señor lo dijo en la Última Cena: Esto es mi Cuerpo… este es el cáliz de mi Sangre…”

Pero muchas personas, incluso sacerdotes, a veces dudan de la presencia real de Cristo en la Sagrada Eucaristía. Por eso, el Señor
permite que, de vez en cuando y en ciertos lugares, se produzcan estos hechos milagrosos, que reafirman la veracidad de su sacrificio,
la autenticidad de la enseñanza de la Iglesia y la realidad, científicamente comprobada, de su presencia eucarística.

Hagamos nuestro, este hermoso himno de adoración al Santísimo Sacramento compuesto por Santo Tomás de Aquino:

“Señor, te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas
apariencias. A ti se somete por completo mi corazón, y se rinde totalmente al
contemplarte y desfallece todo si te mira. Se engañan en ti la vista, el tacto, el gusto;
pero basta el oído para creer con firmeza. ¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan
vivo que al hombre das vida: concede a mi alma que de ti viva y que siempre saboree tus
celestiales delicias. Señor Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se cumpla lo que
tanto ansío: que al contemplar tu divina faz cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria.
Amén.”
La Hostia consagrada y transformada milagrosamente en carne y sangre en Buenos Aires es venerada todos los días jueves en la
Parroquia de Santa María, situada en Avenida La Plata 286 de esa ciudad. El video del testimonio personal del Dr. Castañón puede
verse en: www.youtube.com/watch?v=APz1v8oz1ms

Milagros Eucarísticos ocurridos en Italia

Lanciano. En el siglo VIII, un sacerdote dudaba de la presencia real de Cristo en la Sagrada Eucaristía. Una mañana, al celebrar la
santa Misa, después de pronunciar las solemnes palabras de la consagración, vio que la santa Hostia se convertía en un círculo de
carne y el vino en Sangre visible. Se emocionó tanto que se puso a temblar y sollozar incontrolablemente, de gozo y agradecimiento.

Los fieles acudieron a presenciar el milagro, y empezaron a clamar, pidiendo perdón y misericordia; a darse golpes de pecho
confesando sus pecados y declarándose indignos de presenciar tan sublime milagro.

Orvieto. Cuatro siglos más tarde, en el año 1264, el padre Pedro, de la ciudad de Praga, dudaba de que la hostia y el vino se
transformaran en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, por lo que viajó a Roma para pedir la gracia de una fe firme.

De regreso, Dios se le manifestó de manera milagrosa, ya que cuando celebraba la santa Misa en Bolsena (cerca de Orvieto), la sagrada
Hostia se transformó y llenó el corporal con la preciosa Sangre de Cristo. La noticia llegó a oídos del Papa Urbano IV, que se
encontraba en Orvieto. El Santo Padre hizo traer el corporal y, al constatar los hechos, instituyó la Solemnidad de Corpus Christi para
toda la Iglesia.

Una Imposibilidad Física

Según se ha informado, también hubo dos personas australianas que presenciaron estas pruebas, el periodista Mike Willesee y el
notario Ron Tesoriero, que suele acompañar al Dr. Castañón para certificar los análisis que realiza. Ellos sí sabían de dónde provenía
la muestra, por lo que se quedaron atónitos por el testimonio de doctor Zugive. Mike Willesee le preguntó al científico por cuánto
tiempo habrían permanecido vivos los góbulos blancos si hubieran venido de un pedazo de tejido humano que había estado guardado
en agua. “Habrían dejado de existir en cuestión de minutos” afirmó el médico investigador. El periodista entonces le informó al doctor
que el tejido de donde provenía la muestra había sido primero guardado en agua común durante un mes y luego en agua destilada
durante tres años más, cuando se tomó la muestra para el análisis. El doctor Zugive se quedó perplejo y confundido por esta
información. “No hay modo alguno de explicarlo científicamente”, afirmó.
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