Está en la página 1de 11

2023

SEGUNDA UNIDAD

DERECHO
LABORAL Y
MERCANTIL

TAREA 1

Saidy Vanesa Esteban Curup


5° Perito En Mercadotecnia Y Publicidad
INDICE

INTRODUCCIÓN......................................................................................................................... 3
ANTECEDENTES HISTORICOS .................................................................................................... 4
CONTRATOS MERCANTILES ...................................................................................................... 9
ELEMENTOS DE LA CONTRATACIÓN MERCANTIL ................................................................ 10
Personales: ............................................................................................................................... 10
Reales: ...................................................................................................................................... 10
Formal: ...................................................................................................................................... 10
CONCLUSIÓN .......................................................................................................................... 11
EGRAFÍA ................................................................................................................................... 11
INTRODUCCIÓN
El contrato mercantil es un acto por el cual varias personas se
obligan entre ellas para dar, hacer o no hacer. Este pacto genera
derechos y obligaciones a las partes y tiene como objeto actos de
comercio.

La única diferencia existente entre un contrato mercantil y uno civil


es que el objeto de los contratos mercantiles son actos de
comercio.

Características del contrato mercantillas características principales


de los contratos mercantiles van a depender de cuál sea el objeto
del contrato, pero se pueden señalar:

1. Contratos reales, consensuales o solemnes.

2. Contratos unilaterales o bilaterales.

3. SIEMPRE son contratos onerosos.

4. Contratos de ejecución inmediata o aplazada en el tiempo.

5. Contratos principales o accesorios.


ANTECEDENTES HISTORICOS
Como es lógico, la evolución histórica de los contratos mercantiles
corre paralela al Derecho Mercantil. El Derecho Mercantil, en la
forma que lo conocemos en la actualidad, no se conoció en Roma;
el derecho romano se dividía en dos grandes ramas: derecho
público y derecho privado. Dentro de éste, existía una institución, la
del pretor, que se ocupaba de las cuestiones del tráfico comercial.

El carácter autónomo e independiente del Derecho Mercantil


aparece en la Edad Media; el hundimiento del Imperio Romano en
forma alguna significó la finalización de las relaciones comerciales.
El nacimiento de los gremios y corporaciones de mercaderes, con el
fin de defender sus intereses de clase, significó simultáneamente la
aparición de estatutos aplicables a sus miembros, e incluso,
avanzando más, se crearon tribunales especiales que sólo juzgaban
a los mercaderes, pero que recogían las prácticas de comercio
habituales, no sólo las antiguas, sino las nuevas que la práctica
deparaba.

Pero hay otro factor que contribuye al desarrollo del Derecho


Mercantil: las ordenanzas o estatutos de las ciudades, interesadas
en regular el comercio marítimo (principalmente), base de su
riqueza. Las pioneras fueron las poblaciones italianas: Genova,
Florencia, Milán, Venecia, etc. Esta iniciativa es secundada por
algunas poblaciones francesas (Marsella y otras del mediodía). Las
ciudades alemanas no se quedan rezagadas, forman lo que se
denomina Liga Hanseática, a base de ciudades bálticas, que
tienen una gran influencia
en el comercio. La Corona de Aragón no podía estar ausente ante
este hecho, efectuándolo principalmente a través de dos ciudades
mediterráneas: Barcelona y Valencia. Hasta el siglo XV la población
catalana se lleva la primacía, pero a su decaimiento es sustituida
por Valencia, cuyo denominado Siglo de Oro se centra
precisamente en el siglo XV, siendo una verdadera eclosión en
todos los órdenes: literatura, pintura, arquitectura (se construye la
Lonja de los Mercaderes, hoy patrimonio artístico de toda la
humanidad), y, cómo no, en el orden comercial. La aportación de
ambas ciudades a la codificación es relevante; Barcelona, a través
de las disposiciones del rey Pedro IV sobre cuestiones marítimas,
donde están codificadas: las disposiciones de los Magistrados
municipales de Barcelona acerca del consulado de Sicilia; las Leyes
y Ordenanzas extraídas del «Recognoverunt proceres»; Ordenanzas
de los Magistrados municipales de Barcelona; otras sobre seguros
marítimos; nuevos capítulos y ordenanzas dictadas por la Corte del
Principado de Cataluña, el día 8 de octubre de 1481; etc., etc.

Por su parte, Valencia emprende la codificación de lo que se


denominará «Llivre del Consulat del Mar». El capítulo primero dice:
«Todos los años, la víspera de la Fiesta de la Natividad de Nuestro
Señor, los prohombres navegantes, patrones y marineros, o una
parte de ellos, se reúnen en consejo en la Iglesia de Santa Tecla de
Valencia; y aquí, por elección directa, y no por papeletas,
concordes todos o la mayor parte, eligen cónsules a dos hombres
buenos del arte marinera, y a otro hombre de la misma profesión (y
no de otro oficio, arte o menester), juez de las apelaciones que se
entablen contra las sentencias de los cónsules. Y las elecciones se
hacen por privilegio que los prohombres del arte marinera tienen
del Señor Rey y de sus antecesores». En Barcelona, estos cónsules
eran elegidos por los magistrados municipales. El Llivre del Consulat
del Mar consta de 331 capítulos, y es un verdadero tratado de
Derecho Marítimo. Como ha dicho el profesor Villapalos en el
prólogo a un libro de estos autores: «El Consulado del Mar es una
institución cien por cien valenciana, que tanta repercusión tuvo a
través de los siglos».

Sin tanta pujanza, la legislación castellana también se ocupa de la


regulación del comercio (no olvidemos el importantísimo comercio
de lanas en Castilla). Así, vemos disposiciones sueltas en el Fuero
Real y el Código de Alfonso el Sabio. No obstante, son las
poblaciones marítimas principales: Sevilla y Bilbao, las que dictan las
mayores disposiciones. A través de este esbozo histórico, vemos
cómo ha surgido durante el medievo un derecho nuevo, de
carácter consuetudinario y profesional, sólo utilizado por la clase
comercial: el Derecho Mercantil.

La época moderna continúa con esta tendencia, acrecentada con


el descubrimiento de América, que impulsó decisivamente el
comercio con las nuevas tierras, especialmente en Inglaterra.
Francia, por medio del rey Enrique III de Valois, inicia la
recapitulación de las Ordenanzas Municipales, labor que se
completa cerca de doscientos años más tarde por el Rey Sol, Luis
XIV, mediante las Ordenanzas, que respetan la autonomía de este
derecho de clase, si bien no impiden que personas ajenas a la
condición de comerciantes intervengan en los mismos y se sometan
a sus tribunales.

La Revolución Francesa significó un duro golpe para el progreso del


Derecho Mercantil. La aplicación de sus conocidos lemas
consideraron que chocaba con el espíritu gremial, clasista y
obsoleto, y se dictó la ley Chapelier, declarando la libertad de
comercio en 1807, bajo el mandato de Napoleón: instaurándose la
teoría de los actos de comercio objetivos, que se consideran
mercantiles, independientemente del carácter de los contratantes;
teoría que influyó en los códigos del pasado siglo, entre ellos el
español de Sáiz de Andino, y el vigente de 1885, especialmente en
el art. 2.°, que consagra la teoría objetiva de los actos de comercio.
A su vez, y dentro de esta época, el profesor Broseta distingue dos
períodos: desde la Revolución Francesa hasta la I Guerra Mundial,
donde priva el liberalismo absoluto, inhibiéndose de cualquiera
intervención estatal, y el siguiente, hasta nuestros días.

Los abusos que produce esta situación de liberalismo (monopolios,


salarios de hambre, etc.) motivan la intervención estatal, que se
produce, según el citado profesor, en dos frentes: el jurídico,
mediante la promulgación de normas tendentes a corregir estos
abusos y mediante la intervención directa, creando empresas (el
INI, por ejemplo); tendencia que se está restringiendo
enormemente, por lo deficitarios que eran estos entes estatales. El
Derecho Mercantil se está adaptando a los cambios que la
sociedad moderna depara, hasta el punto de que su divergencia
con el Código Mercantil es total. Lo cual no deja de ser lamentable,
ya que numerosas figuras jurídicas que están surgiendo (leas-sing,
factoring, joint venture, gran parte de los contratos bancarios y
franquicias) no están recogidos en el citado cuerpo legal. Así,
hemos de basarnos, para todas las cuestiones que suscitan
(numerosas por la extensión que están teniendo), en la doctrina de
los autores y en la Jurisprudencia del Tribunal Supremo y de las
Audiencias Provinciales.
En la actualidad, el mencionado profesor Broseta, en la citada
obra, considera que en el Derecho Mercantil se estructuran tres
elementos esenciales: el empresario, la empresa y la actividad
externa. De ahí su definición: «Es el ordenamiento privado propio de
los empresarios y de su estatuto, así como de la actividad externa
que éstos realizan por medio de una empresa».

Como es lógico, las instituciones de Derecho Mercantil, entre ellas la


compraventa, objeto de este libro, siguen una evolución parecida a
la del derecho originario de ellas. Al examinar las normas
mercantiles, en relación con las civiles, no hay que olvidar un dato
importante: el Código de Comercio es de fecha 22 de agosto de
1885, y el Código Civil de 24 de julio de 1889. Esta diferencia de
cuatro años se nota en el articulado. El Código de Comercio incluye
disposiciones de tipo genérico para las obligaciones mercantiles
(art. 50 a 63), bajo el epígrafe: disposiciones generales sobre los
contratos de comercio; y los términos prescriptivos son regulados en
el título II de las prescripciones.
CONTRATOS MERCANTILES
El código civil regula las disposiciones generales de los contratos y
en su artículo 1517 establece que hay contrato cuando dos o más
personas convienen en crear, modificar o extinguir una obligación;
asimismo el mismo cuerpo normativo regula en el artículo siguiente
que los contratos se perfeccionan por el simple consentimiento de
las partes, excepto cuando la ley establece determinada
formalidad como requisito esencial para su validez. Partiendo de
este concepto y conforme a lo establecido en el código de
comercio serán mercantiles los contratos regulados en el mismo.

El tráfico mercantil procura siempre la circulación de valores


patrimoniales. La actividad comercial es, por esencia, actividad
mediadora en el desplazamiento de cosas, derechos o servicios de
un patrimonio a otro, o por mejor decir, de un titular a otro… El
contrato es el primer instrumento en orden al tiempo de aparición, y
es el más importante todavía. Bien puede decirse que es el
presupuesto inexcusable de la tutela jurídica del tráfico, tanto
mercantil como civil, y que u función capital, si no la única, es
realizar jurídicamente la circulación. Sin el contrato no se concebiría
la circulación como fenómeno jurídico117, expone ampliamente
Rodrigo Uría.

Garrígues explica que un contrato será mercantil cuando requiera


la intervención de un comerciante y la destinación al
comercio.118Asimismo los contratos mercantiles se distinguen por la
carencia de formalidad, rapidez, la libertad de contratación, solo
en casos especiales la legislación mercantil exige formalidades
dentro de los mismos.

Dentro de los elementos que tendrá el ámbito de la contratación


mercantil se encuentran:
ELEMENTOS DE LA CONTRATACIÓN
MERCANTIL
Personales:
Que las personas que intervienen en la contratación mercantil sean
comerciantes en el ejercicio de su actividad o empresarios (Que por
lo menos uno de los que intervenga tenga esta calidad). Indica
Contreras Ortízque ―el derecho mercantil únicamente regula una
parte de la actividad humana: la actividad profesional del
comerciante‖.119 ―En el contrato mercantil se admite la
representación aparente o tácita.

Reales:
―El objeto del derecho mercantil lo constituyen únicamente las
cosas mercantiles‖. La intermediación en la circulación de bienes es
el objeto principal de los contratos mercantiles.

Formal:
Este elemento hace relación a que no se requiere una forma
específica para el perfeccionamiento de un contrato mercantil, es
decir es poco formalista, salvo casos específicos, en los cuales se
requiere que la contratación cumpla con ciertos requisitos para su
validez. En los contratos mercantiles son permitidos los anexos,
cláusulas adicionales, estas incluso prevalecen sobre el contrato
originario, cuando el mismo ha sido celebrado en modelo o
formulario. Es importante establecer que la falta de formalidad no
implica falta de seguridad jurídica, sino versatilidad, rapidez y sobre
todo la facilidad para realizar transacciones mercantiles.
CONCLUSIÓN
En conclusión, el contrato mercantil es un acto judicial en el cual se
define el tipo de relación que se va a generar entre dos personas
físicas o jurídicas. En el mismo, las partes acceden a intercambiar un
tipo específico de servicio a cambio de un precio establecido y por
un período de tiempo específico.

Si bien los contratos mercantiles son completamente libres, es


importante destacar que hay varios límites. Al igual que los contratos
civiles, estos tampoco pueden, en ningún momento, contrariar la
ley, el orden público ni la moral general. De igual forma, es
importante examinar en cada caso si las normas que el contrato
establece algún tipo de prohibición específica.

EGRAFÍA
https://vlex.es/vid/contratos-mercantiles-244167

http://recursosbiblio.url.edu.gt/tesiseortiz/2017/07/01/Duarte-
Claudia.pdf

https://www.studocu.com/gt/document/universidad-mariano-
galvez-de-guatemala/derecho-mercantil-i/contratos-
mercantiles-guatemala/27583254

También podría gustarte