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¿Por qué el nuevo emprendedor debe pensar y repensar su 
adecuación a la ética?  

Por Jorge Alfredo Blanco Sánchez

Este artículo surge a partir de la inquietud que muestran ciertas organizaciones por dar más y mejores
sustentos para la vida a los jóvenes empresarios. La Fundación Salvat ‘Formación para el Empleo, el
Trabajo y la Integración’ es un buen ejemplo de ello. Las nuevas generaciones de estudiantes y egresados
tienen la oportunidad de volverse nuevos emprendedores. Esta nueva opción se integra a otras formas
conocidas donde el recién egresado busca incluirse en la fuerza laboral remunerada.

La responsabilidad social es el primer gran tema a tratar, pues ha despertado bastante inquietud. La
pregunta rectora es la siguiente: ¿por qué el emprendedor debe tomar como suya la responsabilidad
comunitaria si su enfoque es, en última instancia, productivo, económico, innovador, creativo y negociador?
La respuesta se encuentra en la etapa de la Modernidad donde el hombre se convirtió en individualista y su
egocentrismo lo llevó a considerarse como ente único que requería defenderse de los demás. Los otros
fueron vistos como depredadores y para sobrevivir había que estar siempre en guardia, esperando por
dónde iba a surgir el ataque. El Estado benefactor y la producción industrial remarcaron esta actitud
totalmente independentista.

Figura 1. bernauer-straße-113169 (LoboStudioHamburg, 2011).

En la actualidad, como dice Marité Salvat (2004, p. 35) en su libro Aprender a Emprender, “el
emprendedor debe liderar negocios desde una nueva perspectiva de humanidad”. Por lo tanto, debe de
pensar, sentir y actuar de manera ética porque nuestras acciones afectan al prójimo, al próximo, el cual nos
necesita y nosotros lo necesitamos. El otro que es nuestro semejante, es decir igual a nosotros con los
mismos deberes y derechos, es un sujeto activo: participante que se encuentra en nuestro mismo entorno y

©UVEG. Derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida, modificada, distribuida, ni transmitida, parcial o totalmente, mediante cualquier medio, método o
sistema impreso, electrónico, magnético, incluyendo el fotocopiado, la fotografía, la grabación o un sistema de recuperación de la información, sin la autorización por
escrito de la Universidad Virtual del Estado de Guanajuato.
por tanto es miembro de la misma comunidad en la cual estoy inserto y de la cual dependo. En cierto
sentido la comunidad es una familia extendida.

La responsabilidad social tiene un alto contenido ético. La ética no puede ser considerada solamente un
valor intelectual; es también emoción, acción. Como herramienta de cualquier ser humano, en este caso del
emprendedor, demanda una verdadera toma de conciencia. Si no se demuestra con hechos, con
intenciones y con capacidad de razonamiento, no es válido decir que se es honesto.

El tejido social comunitario requiere de individuos que con su ejemplo indiquen el camino a seguir hacia el
desarrollo sustentable, responsable y socialmente benéfico.

De manera que el verdadero sentido que la persona posee es el poder de hacer, es decir, sus acciones son
las que demuestran su humanidad o su animalidad con sus congéneres. Somos en parte animales, pero
también tenemos el toque de humanidad requerido para ser algo más que individuos instintivos; somos
pensantes, reflexivos, emocionales, intuitivos, voluntariosos, en una palabra, ‘somos’.

Hay una gran diferencia entre una comunidad individualista y una comunidad integrada: los miembros de la
primera solamente comparten espacios y circunstancias o tiempos, pero no entregan su ser a actividades
colectivas (ser individualista es pensar de manera aislada en el beneficio de uno mismo sin importar qué
tanto afecto a los demás); los de la segunda, en cambio, interactúan entre ellos y producen un impulso y
una sinergia que hace valer a una comunidad integrada.

Para convivir en sociedad se necesita actuar de manera responsable, ética, comprometida; es una especie
de acompañamiento durante la vida: no estoy solo porque he construido una red social que me cobija y me
compromete. La existencia se encuentra comprometida con el semejante, con el otro, quien también existe.

Figura 2. red-sociedad-social-comunidad-1020332 (Peggy_Marco, 2013).

Vivir de manera humana es vivir éticamente pensando en sí mismo y en el otro. Algunos ejemplos
ayudarán a clarificar estas palabras. El escritor escribe para ser leído, para alguien más que no es él, su
intención es compartir las experiencias que pueden ser las mismas de otros más, sus lectores intentan
imaginar lo que el autor les trató de transmitir a través de conceptos, vivencias, acciones. El músico crea e

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interpreta con su instrumento acordes y melodías para que otros las escuchen y al momento de hacerlo
puedan compartir los mismos sentimientos, la música es universal, la entiende el ser humano porque es
una oportunidad de compartir espacios comunes. Está construida para ser escuchada y tiene sentido
exclusivamente para el hombre.

La persona debe de comprender que es apta para ejercer su libertad y su alteridad. La ética le puede
ayudar a entender que su autonomía no choca con el sentido comunitario, ya que ambos pueden convivir
en el cuerpo y en la mente de las personas. Un individuo en libertad puede participar con los semejantes,
cuya función es retroalimentarlo, tonificarlo con sus acciones humanas e invitarlo a una correspondencia
mutua.

Figura 3. familia-los-niños-padre-madre-333064 (Geralt, 2014).

El emprendedor debe considerar la posibilidad de transformar el mundo con base en esfuerzo, dedicación,
sensibilidad, creatividad, ética y compromiso con la humanidad, guiar a los demás hacia el mismo objetivo,
el beneficio de las mayorías. No estamos hablando de un socialismo o comunismo, estamos hablando de
un comunitarismo.

El carácter de emprendimiento considera el autoconocimiento, la autogestión y la autodeterminación para


generar una realidad diferente, participativa, solucionadora de problemas contemporáneos. En pocas
palabras, es dar, encontrar la razón para vivir.

El sentido de existencia se descubre, no se aprende en los libros, no es innato al hombre, se tiene la


capacidad de conocer pero para ello hay que atreverse a ser libre y a existir de la mejor manera. Se existe
para algo y para alguien, el ser no quiere decir nacer, vegetar o sentirse aislado, se existe en la medida que
se comparte y se descubre la misión de la vida.

El ser empresario no significa ser un buen negociador, tener olfato de dónde está el negocio, aprovecharse
de los demás por su desconocimiento o su exagerada confianza, el empresario emprende una aventura
que comparte con los demás y fija una visión de objetivos por alcanzar en función de generar bienestar

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social. Generar bienestar es ayudar a formar familias, a educar a los hijos, ayudar a ser y actuar como
verdaderos ciudadanos. No vale la pena atesorar un capital a lo largo de la vida para vivir en una jaula de
oro atrapado en envidias y discordias.

Uno de los pilares fundamentales para el emprendedor es la educación, entendida como un conjunto de
competencias que ayudarán a desarrollar no sólo al estudiante sino a su entorno. El estudiante aprende
desde la educación básica cuatro ejes temáticos elementales:

a) Lenguaje y comunicación, que quiere decir capacidad para expresarse de manera oral y escrita,
capacidad para entender y comprender significados complejos, capacidad para tener un medio de
convivencia;
b) Pensamiento matemático, capacidad para razonar a través de modelos lógicos numéricos y
alfanuméricos para resolver problemas;
c) Exploración y comprensión del mundo natural y social, capacidad para entender y respetar la naturaleza,
su medio ambiente y su medio social. Aquí es donde el sentido comunitario debe ser entendido y
respetado;
d) Desarrollo personal para la convivencia, capacidad para autodesarrollarse y autogestionarse con la
finalidad de beneficiar la buena convivencia. Esta capacidad se encuentra en el campo de la ética y dicha
disciplina es la que encausa los valores morales de la humanidad.

Así pues, el emprendedor necesita prepararse como persona capaz de razonar, deliberar,
responsabilizarse, tener actitudes y valores propios bien cimentados. Requiere de sensibilidad, intuición y
conocimiento. El nuevo emprendedor debe ser un sujeto de cambio hacia el compromiso social,
responsable. Tiene que ser el motor de la acción ética tendente a ayudar a la colectividad para beneficiar a
las nuevas generaciones. Sus virtudes son un carácter incluyente, participativo y una sobresaliente facultad
de observación de la realidad social imperante.

Figura 4. personales-siluetas-humanos-mujer-943869 (Geralt, 2015).

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Es impresionante lo que unos pocos individuos pueden influir en las mayorías. Bastan algunos ejemplos de
grandes líderes que encaminaron a todo un pueblo a su debacle. Algunos otros han sido tan influyentes
que su pensamiento sigue vigente y es fundamento de varias disciplinas. El mundo contemporáneo
necesita de nuevos entes pensantes capaces de revolucionar la tecnología, la ciencia, la política y la
cultura. ¿Por qué no pensar en que cada uno de nosotros podemos aportar con acciones nuestro granito
de arena a la gran playa de la modernidad?

Reconocer en primera instancia que somos seres es un buen inicio, pero podemos ir más lejos al ayudar a
los demás a identificar que son personas en tanto reconozcan que tienen sentimientos, valores, que existen
y por ello necesitan un objetivo para ‘ser’. Reconocer que el sujeto requiere del otro sujeto, del prójimo,
diferente a mí pero tan importante. El yo colectivo es la unión de voluntades encaminadas a un mismo fin, el
cual genera un espacio de convivencia, sana, vivible, gratificante. Ser emprendedor no requiere de
empresas, requiere de entes, de familias, de vidas colectivas.

Dar un paso gigante es pensar en ser emprendedor, démonos la oportunidad de intentarlo, de ponernos
metas, objetivos y actuar con responsabilidad y con sentido humano. Lo que no podemos permitir es
quedarnos sin hacer nada, inmóviles, cuando el horizonte está ahí para investigarlo, para ser personas
éticas y mejores ciudadanos.

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Referencias 
Salvat, M. (2015). Crear el Futuro. Una cuestión Mental. Buenos Aires, Argentina:
Editorial Dunken.

Salvat, M. (2004). Emprendizaje-Aprender a emprender. Fundación Salvat.


Recuperado de http://www.learningreview.com/articulos-y-entrevistas-
formacion/586-protagonista-del-mes-lic-maritalvat

Referencias de las imágenes 
Geralt. (2014). familia-los-niños-padre-madre-333064. Recuperada de
https://pixabay.com/es/familia-los-ni%C3%B1os-padre-madre-333064/
(Imagen publicada bajo licencia de dominio público Creative Commons
CC0 de acuerdo con https://pixabay.com/es/service/terms/).

Geralt. (2015). personales-siluetas-humanos-mujer-943869. Recuperada de


https://pixabay.com/es/personales-siluetas-humanos-mujer-943869/
(Imagen publicada bajo licencia de dominio público Creative Commons
CC0 de acuerdo con https://pixabay.com/es/service/terms/).

LoboStudioHamburg. (2011). bernauer-straße-113169. Recuperada de


https://pixabay.com/es/bernauer-stra%C3%9Fe-113169/ (Imagen
publicada bajo licencia de dominio público Creative Commons CC0 de
acuerdo con https://pixabay.com/es/service/terms/).

Peggy_Marco. (2013). red-sociedad-social-comunidad-1020332. Recuperada de


https://pixabay.com/es/red-sociedad-social-comunidad-1020332/
(Imagen publicada bajo licencia de dominio público Creative Commons
CC0 de acuerdo con https://pixabay.com/es/service/terms/).

 Bibliografía 
Heidegger, M. (2000). El ser y el tiempo. México: Fondo de Cultura Económica.

Jonas, H. (1995). El principio de la responsabilidad. Ensayo de una ética para la


civilización tecnológica. Barcelona, España: Editorial Herder.

Levinas, E. (1999). De otro modo que ser, o más allá de la esencia. Salamanca,
España: Ediciones Sígueme.

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