Está en la página 1de 26

Nueva Antropología

ISSN: 0185-0636
nuevaantropologia@hotmail.com
Asociación Nueva Antropología A.C.
México

Boivin Renaud, René


EL BARRIO GAY DE PARÍS Y LA REPRODUCCIÓN DE LA INJUSTICIA ESPACIAL
Nueva Antropología, vol. XXV, núm. 76, enero-junio, 2012, pp. 33-57
Asociación Nueva Antropología A.C.
Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15924294003

Cómo citar el artículo


Número completo
Sistema de Información Científica
Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
EL BARRIO GAY DE PARÍS Y LA REPRODUCCIÓN
DE LA INJUSTICIA ESPACIAL

René Boivin Renaud*

Resumen: El autor se propone demostrar que el repliegue sobre el territorio de las poblaciones
gay parisinas está ligado a las exclusiones socio-espaciales que padecen aquéllas en otros ámbitos
de su vida social. Mientras que la existencia de barrios comerciales o residenciales gay ha sido a
menudo interpretada como un indicio del empoderamiento de las minorías sexuales, en este tra-
bajo de investigación se ofrece una visión alternativa, ya que dicho repliegue también puede in-
terpretarse como uno de los efectos de las normas heterosexuales que inscriben el comportamiento
sexual en el espacio urbano. El barrio gay sería el resultado de un proceso de agregación a la vez
que la consecuencia de la segregación de prácticas y expresiones de la diversidad sexual, presen-
tes fuera del ambiente gay. Por su sobrevisibilidad, el Marais en Paris tiende a ocultar y reprodu-
cir las injusticias espaciales padecidas por parte de la población gay.
Palabras clave: reconocimiento, segregación, gay, homosexual, justicia espacial.

Abstract: The author intends to show that the territorial retreat of the Parisian gay population is
linked to the socio-spatial exclusions suffered by the latter within other spheres of their social
life. While the existence of commercial or residential gay quarters has often been interpreted as a
sign of empowerment of sexual minorities, this research paper offers an alternative view, since
such retreat can also be interpreted as one of the effects of heterosexual norms that dictate sexu-
al behavior in the urban space. The gay quarter would be the result of a process of aggregation as
well as a consequence of the segregation of practices and expressions of sexual diversity, present
outside the gay milieu. Due to its heightened visibility, the Marais in Paris tends to hide and re-
produce the spatial injustice suffered on the part of the gay population.
Keywords: recognition, segregation, gay, homosexual, spatial justice.

INTRODUCCIÓN tia que pueda suscitar toda reformula-


ción de las tradicionales fronteras

E
n Francia, las homosexualidades entre privado/público, homosexual/he-
siguen siendo poco estudiadas. terosexual, femenino/masculino. El
El temor a abordar temáticas re- tratamiento en relación con el espacio
lacionadas con la sexualidad se debe de las poblaciones gays resulta aún
probablemente al heterocentrismo del más escaso en comparación con los
mismo medio académico y a la moles- análisis socio-espaciales existentes en
Estados Unidos, si bien recientemente
* Maestro en Sociología Urbana, doctorando en en Francia aparecieron algunos traba-
el Lab’Urba, Instituto Francés de Urbanismo, upemlv. jos de geografía cultural que tratan la

33
34 René Boivin Renaud

orientación sexual a través del prisma siones y contradicciones que el espacio


del espacio (Blidon, 2008a). de encuentro gay produce y/o reprodu-
Al relativo silencio sobre estas ce.2 Ahora bien, la sobrevisibilidad de
cuestiones se suma una dificultad me- barrios céntricos como Marais puede
todológica: a defecto de datos que ata- ocultar la persistencia de otras formas
ñen al lugar de residencia de las de producción espacial homosexual,
poblaciones homosexuales, en su ma- menos visibles, y esconder situaciones
yoría las investigaciones parten de un de injusticia espacial. En este contexto,
enfoque centrado en los comercios elegí invertir la perspectiva. En lugar
gays. Sin embargo, siguen adaptando de pensar la existencia de tales barrios
los ejemplos de enclaves residenciales gays como el reflejo de la “liberación”
y comunitarios gays estadounidenses, homosexual, exploro la hipótesis con-
casos poco comparables con los llama- traria: el repliegue territorial de las
dos barrios gays europeos. Asimismo, poblaciones gays, en el caso parisino,
en numerosas ocasiones insisten en estaría debido a las exclusiones socio-
entender dichas formas territoriales espaciales que éstas padecen en otros
como un indicio del empoderamiento ámbitos de su existencia social. Apre-
de las minorías sexuales.1 Se tiende así hendo tal configuración espacial no
a producir una representación homo- como el efecto del comunitarismo,
geneizada de las condiciones de vida sino como el producto de las normas he-
de las poblaciones homosexuales, invisi- terosexuales que inscriben los compor-
bilizando las situaciones de vulnerabili- tamientos en el espacio: el auge de
dad que padecen parte de ellas. Ma­rais es fruto de un proceso de agre­
Por otro lado, el estudio de las geo- gación,3 de una búsqueda de lugares co-
grafías homosexuales a menudo olvida munes de encuentros a la vez que la
la dimensión social de la sexualidad y consecuencia de formas de segregación
las diferencias de clase que la atravie- de prác­ticas y expresiones de sí pre-
san; el modo de vida gay hegemónico sentes fuera del ambiente gay.
actual, caracterizado por la centralidad
del ocio nocturno, el consumo de artícu- APARTADO METODOLÓGICO
los de moda y la importancia de la pa-
reja, siendo considerado como la única Este estudio se enmarca en una inves-
manera de vivir la homosexualidad, a tigación doctoral acerca de la gentrifi-
la vez que como una posibilidad al al- cación de los barrios gays de París,
cance de todos: se ocultan así las ten- Madrid y México. Moviliza tres tipos

2
La creciente visibilidad gay no es sinónima
1
Prefiero utilizar la categoría de minoría de una menor homofobia, como bien apuntan
que la de comunidad, ya que como bien indica Broqua y De Busscher (2003).
Fassin (2006: 251), ésta “no implica necesaria- 3
La agregación es la contrapartida de la se-
mente la pertenencia a un grupo ni la identidad gregación (fenómeno de exclusión impuesta). A
de una cultura”, sino que “requiere la experien- diferencia de ésta, representa un agrupamiento
cia compartida de la discriminación”. voluntario (Haumont, 1996).
El barrio gay de París y la reproducción de la injusticia espacial 35

Tabla 1. Principales características de los inscritos (n= 1266).


Situación afectiva Forma de hábitat
(%) EPG 2004 (%) 2002*
(%) (%)
Soltero 78 80 Solo 58 57
En pareja 20 20 En pareja 18 27
Viudo, separado 1 Renta compartida 14 -
Con los padres 10 -
Orientación sexual Zona de residencia
Gaycamer EPG 2004 Gaycame Gaycamer
(%) (%) (%)
Gay 84 89 Zona 1 (París) 68
Zona 2 a 6 (Reg.
Bisexual 16 11 32
Metrop.)
Transexual 0.2 0
Grupos de edad Nivel de estudios
Gaycamer 2002* Gaycamer 2002*
(%) (%) (%) (%)
15-24 20 16 Sin diploma 4
25-34 36 37 Secundarios 8 38
35-44 30 31 Bachiller 20
45-54 11 15 Diplomado 17
55 y + 2.6 - Maestría 23 62
Doctorado y + 19
Grandes grupos socioprofesionales
Gaycame 2002*
(%) (%)
1- Comerciantes, artesanos, jefes de empresa 7 3
2- Ejecutivos de empresas y profesiones intelectuales
35 35
superiores
36 René Boivin Renaud

Tabla 1. Principales características de los inscritos (n= 1266) (continuación).

Grandes grupos socioprofesionales


Gaycame 2002*
(%) (%)
3- Técnicos y profesiones intermediarias 6 32
4- Empleados: administrativos o comercios 18 20
5- Obreros cualificados y personal no cualificado
2 6
de la construcción
6- Jubilados 0 0
7- Estudiantes 18 4
8- Otra profesión / No contesta 13 -
Fuente: Inscritos Gaycamer 2009; Velter et al., 2004; Velter (coord.), 2005. *Datos del Baromètre Gay 2002
para París solamente.

complementarios de técnicas y mate- efectuado la mayoría de estudios fran-


riales. La observación participan­te, por ceses sobre los modos de vida homo-
medio de la cual registro gestos y con- sexual; pero tiene el inconveniente de
versaciones espontáneas. El análisis sobre-representar a los solteros y jóve-
estadístico de los datos derivados del nes estudiantes y económicamente ac-
sitio francés de encuentro entre varo- tivos. Éstos están proporcionalmente
nes Gaycamer, recogidos entre diciem- más presentes en nuestra muestra
bre de 2009 y febrero de 2010, donde respecto de las últimas “Encuestas
los inscritos indican su orientación y Prensa Gay”4 realizadas, debido al ma-
prácticas sexuales, definen sus expec- yor uso de internet que hacen los más
tativas en términos de relación e infor- jóvenes y a la propia función de la
man de su lugar de residencia, edad, fuente de información, siendo éste un
profesión, situación afectiva, forma de servidor de encuentros sexo-afectivos
convivencia, nivel de estudios, así como (tabla 1).
de su grado de coming out. Un primer
tratamiento estadístico ha sido ejecu- 4
Dichas encuestas (epg) se llevan a cabo
tado con el programa spss. Esta fuente casi anualmente en la prensa identitaria desde
de información ofrece la ventaja de ac- su creación por Pollak y Schiltz en 1985. Han
ceder más fácilmente a varones me­ integrado algunos soportes en Internet. Desde
2000 se realiza un “Barómetro Gay” entre los
nos identitarios y con un nivel de usuarios de establecimientos comerciales, y a
estudios menor que quienes leen la partir de 2002 la encuesta también se realiza en
prensa gay, mediante la cual se ha lugares exteriores de ligue y sexo.
El barrio gay de París y la reproducción de la injusticia espacial 37

Por último, realicé doce entrevistas la escuela de Chicago, al plantear cues-


en profundidad con personas que resi- tiones como la segregación y la regula-
den, frecuentan o trabajan en Marais.5 ción de las diferencias en el espacio
Éstas fueron seleccionadas en varios público, la atracción de la ciudad por
espacios del barrio y, luego, mediante sus posibilidades de anonimato y la sus­
el procedimiento de “bola de nieve”, in- titución de la familia por formas alter-
tentando variar los perfiles en térmi- nativas de socialización. La homofobia
nos de categorías socio-profesionales, y el heterosexismo dan formas de or­
edades y nivel de integración al ambi- ganización socio-espacial recurrentes
ente gay. En dichos relatos de vida los en la modernidad: en la ciudad emer-
informantes han sido interrogados so- gen nuevas potencialidades de regula-
bre sus trayectorias residencial, profe- ción y control de la sexualidad (a través
sional y afectiva, y acerca de las de la concentración en barrios de tole-
situaciones de discriminación que han rancia, por ejemplo), al mismo tiempo
padecido en distintos contextos socia- que se multiplican las oportunidades
les y urbanos.6 de expresar, compartir, hacer visible y
crear disidencias genérica o sexual.
DEL GUETO HOMOSEXUAL A LA Sin embargo, incluso en la gran metró-
GENTRIFICACIÓN DEL BARRIO GAY poli, donde las normas son más laxas y
las condiciones de expresión de la per­
Ciudad, sexualidad y vulnerabilidad: sonalidad más variadas, la aceptación
el gueto homosexual nunca es del todo adquirida para una
persona homose­xual:7 ésta debe saber
Chauncey (1994) evidencia los múlti- jugar con su imagen para desplazarse
ples vínculos entre la emergencia de entre los lugares, usar estrategias y
una cultura homosexual y el desarrollo tácticas de presentación diferenciadas
de la modernidad urbana. En este sen- para atravesar o rodear los “lugares de
tido, el estudio de las homosexuali­ prohibición” (De Certeau, 1990), ajus­
dades, de sus espacios, se halla en tando por tanto sus comportamientos en
continuidad con la ecología urbana de función del contexto, desde el di­si­mulo
hasta el revelamiento, pasando por el
5
El municipio de París está divido en 20
mantenimiento a distancia; estrate­
arrondissements (distritos). El de Marais se si- gias ampliamente analizadas por Goff-
túa en el 3er y 4o distritos. Cada distrito, además man (1975) en su estudio del estigma.
de ser una división administrativa y estadística, En efecto, como bien explica Leroy
corresponde a un área de representación políti-
ca al nivel local, comparable con las delegacio-
(2009:169), para el homosexual existen
nes de la ciudad de México. La numeración de los
distritos sigue una forma de caracol (mapa 1).
6
El hecho de ser varón conllevó grandes di- 7
Los trabajos de Massey (1994) o Bondi y
ficultades para acercarme a las lesbianas que Rose (2003) al desplazar el acento hacia cuestio-
frecuentan los escasos establecimientos de mu- nes de normatividad socio-sexual, subrayan que
jeres del barrio. De las doce entrevistas, sola- la configuración actual del espacio público es
mente una se hizo con una mujer. una construcción masculina y heterosexual.
38 René Boivin Renaud

“espacios de lo posible, el barrio gay medios gay y heterosexual y la imposi-


únicamente, los del quizás (su peri­fe­ bilidad de hacer visible públicamente
ria cercana), y los de lo imposible (todo su homosexualidad fuera de Marais
el resto)”. están totalmente interiorizados: “Ni
Por consiguiente, la vulnerabilidad siquiera es una cuestión de vergüenza,
de las poblaciones homosexuales está es en términos de educación; es exacta-
estrechamente vinculada con la estrate- mente como cuando estás invitado a
gia del clóset, es decir, con la necesidad casa de alguien (…) tienes que respe-
de esconder o disimular su orientación tar el lugar donde te encuentras e inte-
sexual, minoritaria en la mayoría de grarte. Considero que cuando estás en
los contextos públicos, para no ser víc- un medio hetero pues tienes que com-
timas de maltrato homofóbico. El mis- portarte como [tal] incluso si no lo eres;
mo término de gueto fue precisamente no es una cuestión de vergüenza, dos
una metáfora espacial ampliamen­te uti- hombres no se toman de la mano, en-
lizada por los primeros movimientos tonces tienes que respetar eso”.
gays en los años 70 para referirse a
la doble dinámica de segregación que El Marais: del abandono al
padecen las personas homosexuales, renacimiento
el desarrollo de comercios específica-
mente gays en zonas acotadas siendo El Marais está ubicado en el corazón
entendido en esta época como una pro- de París. Es uno de los pocos barrios
longación y reproducción del aisla- antiguos que no sufrió demoliciones
miento social del homosexual. Tal por las obras de ensanchamiento de
acepción fue reutilizada por Pollak Haussmann en el siglo xix. Tampoco
(1982) para aprehender la conforma- fue afectado por las políticas destructi-
ción de un estilo de vida y una sociabili- vas de la renovación urbana en los
dad gays específicos, que se empezaban años 60 (Castells, 1974). Por lo tanto
a traducir espacialmente en París de conserva aún gran parte de la edifica-
igual manera que en otras ciudades ción medieval y clásica de la ciudad.
occidentales. Si bien la metáfora del Barrio de la aristocracia en los siglos xvi
gueto homosexual tiene sus límites (y y xviii, tras el traslado residencial de la
sus críticos), traduce tanto la acotación corte se hizo más popular al instalarse
simbólica de un grupo/medio social por nuevos artesanos, comerciantes y pe-
la discriminación y estigmatización, queñas industrias manufactureras. En-
como su organización en la ciudad. El tre 1930 y 1960, la falta de interés e
código heterosexual a menudo es inte- inversión inciden en un mayor deterio-
riorizado mediante el disciplinamiento ro de su edificación. En ese momento
espacial: por ejemplo, en el caso de Alex la población vive mayoritariamente en
(23 años, originario de Guyana, reside régimen de alquiler antiguo (rentas
en las afueras de París y promotor co- congeladas) y en condiciones de haci-
mercial), la dominación, el respeto de namiento, siendo el barrio un punto de
las normas y fronteras que separan los llegada de trabajadores provenientes
El barrio gay de París y la reproducción de la injusticia espacial 39

del este de Europa y de norte de África, abiertos a todos y a la vista de todos


judíos y musulmanes. Es hasta princi- (Sibalis, 2004), frente a lo que se consi-
pios de los años 60 cuando las tenden- deraba como un “gueto comercial”,
cias de abandono y degradación se poco accesible y cerrado (Martel, 2001).
empiezan a invertir: un movimiento de En este sentido, es revelador del giro
recuperación del valor cultural e histó- comunitarista que va a operar el movi-
rico de la zona, impulsado por el Esta- miento gay a principios de los años 80.
do francés a través de la Ley Malraux Desaparece la visión más revoluciona-
(1962), conllevaría la instauración de ria y la acción militante se centra en el
un Plan de Salvaguardia y Puesta en desarrollo de una cultura gay, caracte-
Valor del Marais (1964). Se trata de un rizada por el acercamiento entre mili-
sector operacional muy amplio, en el tantes y comerciantes alrededor de la
cual se movilizan recursos públicos es- cuestión sanitaria, el cual se concreti-
tatales para la rehabilitación de vi- zará finalmente con la creación del
viendas y edificios característicos, una Sindicato Nacional de Empresas Gays
acción sin precedentes en Francia. En (sneg) en 1990.8 Por otra parte, la espe-
paralelo se realizan festivales destina- cialización gay del Marais está ligada
dos a revitalizar el barrio y dar a cono- a la consolidación progresiva de sepa-
cer su riqueza patrimonial: empieza el raciones sociales y espaciales. Cabe
“renacimiento del Marais”. recordar que los espacios de sociabili-
dad homosexual han existido mucho
La construcción del gay village antes de la salida colectiva del clóset
de los años 70. Estos espacios se fueron
En 1978 inicia la concentración comer- especificando a medida que se inventa-
cial gay en una parte limitada del Ma- ban nuevas categorías para definir
rais, entre el Centro Pompidou al oeste formas de sexualidad identificables.
y la calle Vieille-du-Temple al este. Di- La visión en términos dicotómicos de
cha concentración es fruto de una doble liberación y represión, muy presente
transformación, política y socio-cultu- en la literatura académica sobre los
ral. Por un parte, el desplazamiento del gays, no es suficiente para comprender
primer eje parisino específicamente la evolución de los espacios de encuen-
gay (rue Sainte-Anne) está ligado a tro entre varones, ni permite aproxi-
unas maneras de vivir —y represen- marnos a su significación sociológica.
tar— la homosexualidad que se halla- La rápida descripción de los espacios
ban cada vez más alejadas de la parisinos frecuentados por varones
comercialización del ligue, muy critica-
da por los militantes del movimiento 8
El creciente atractivo que proporcionaban
homosexual francés en aquel entonces. los nuevos centros culturales en la zona; la
En cambio, la constitución de un terri- apertura de la estación Les Halles donde se cen-
tralizaban las principales líneas de transporte
torio gay en el Marais ha sido asimila- regional, así como la disponibilidad de los loca-
da al deseo de algunos militantes e les comerciales a bajo precio, incidieron también
intelectuales de establecer espacios en dicha instalación.
40 René Boivin Renaud

que tienen relaciones sexo-afectivas sexualdad siguen concentrándose en


con otros varones propuesta por Mar- Pigalle. Empieza a surgir competencia
tel (2001: 118-136) permite situar tres entre los lugares. Finalmente, duran­
momentos claves en aquella evolución. te los 70, el éxito del eje de Sainte-Anne
En los años 1920-1930 las/los homo- engendra una diferenciación crecien­
sexuales frecuentaban los estableci- te según el sexo (las mujeres se ven
mientos mixtos de Montmartre, donde prohibidas el acceso) y las clases socia-
predominaban la mezcla social y la les (tarifas prohibitivas).
ambigüedad genérica, las cuales re­ Así pues, los espacios de encuentro
sultaban atractivas para el ligue. Pos- han ido especializándose progresiva-
teriormente, entre los años 50 y 70 mente desde la indefinición y mezcla
algunos establecimientos mixtos aco- social (sexo interclasista) hasta la es-
gen poblaciones homosexuales ligadas pecialización y la separación entre
al mundo intelectual y artístico, junto sexos y clases sociales. Precisamente, a
con locas y chichifos,9 mientras las for- finales de los 70 la homosexualidad
mas más populares10 de vivir la homo- atraviesa un profundo proceso de rede-
finición, ilustrado por el uso creciente
del término gay.11 La especialización
9
Traduzco el término francés gigolo por una gay del Marais es fruto y desenlace de
palabra del ambiente gay mexicano cuyo senti-
do es similar: el chichifo. Es el varón que tiene
estos cambios generacionales. Está es-
sexo con varones a cambio de dinero o de algu- trechamente vinculada a la consolida-
nos favores materiales. ción de un discurso unificado mediante
10
Me refiero a lo que Guy Hocquenghem, productos culturales, revistas especia-
militante y literato homosexual de los 70, califi-
có de “homosexualidad negra”, que define como
lizadas, etc., para un público gay. La
“el vagabundeo en el ligue que hace del homo- aparición de la expresión barrio gay en
sexual un corto-circuito vagabundo entre clases los años 90, que se opone al término
sociales” (Libération, 20/04/76, citado en Mar- gueto utilizado hasta entonces por los
chant, 2005: 95), y que venía siendo representa-
da en obras de Jean Genet desde los años 40. Se
activistas gays, es más el resultado de
trata de un modo de vida homosexual ligado al
sexo anónimo y furtivo en lugares públicos y
sórdidos, relaciones interclasistas étnicas y en- mos retener de aquellas descripciones literarias,
tre poblaciones marginadas, en espacios margi- en Pigalle la homosexualidad era mucho más
nales de la ciudad (urinarios y baños públicos, visible y popular que en los cafés literarios de
estaciones de tren, parques, casas abandonadas, Saint-Germain-des-Prés por la presencia de tra-
solares). También supone una visión anti-ro- vestís y poblaciones de clases más bajas.
mántica del amor, y prácticas provocativas o que 11
El término gay empieza a utilizarse en el
buscan trascender barreras corporales o límites con­texto de inversión positiva del estigma, en
pre-establecidos (travestismo, sadomasoquis- el mar­co de un trabajo semántico del movimiento
mo). En el pensamiento de Hocquenghem hay homosexual, que buscaba romper las dicotomías
que rechazar la óptica integracionista y burgue- tradicionales (pasivo/activo, etc.). Su uso estaría
sa de Arcadie (el primer movimiento homo- ligado a una cultura homosexual de clase media
sexual), que al buscar ofrecer una imagen respe- (Pollak, 1982). Utilizo el término homosexual
table del homosexual condenaba estas prácticas, para referirme a los varones que tienen relacio-
consideradas poco respetuosas del orden (Mar- nes con otros, sin que participen necesariamente
chant, 2005: 91-102). Por otra parte, según pode- de una identidad o sociabilidad gay.
El barrio gay de París y la reproducción de la injusticia espacial 41

una producción social —en el sentido La gentrificación: la homosexualidad


de apropiación discursiva (Lefebvre, rehabilitada
2000)— que el mero producto de la con-
centración geográfica de comercios El término gentrificación fue acuñado
gays.12 Es necesario hacer una lectura por Ruth Glass en 1964, en su estudio
ecológica de dicho barrio gay, para ir de la gentry londinense para describir
más allá de la relación de visibilidad en la inversión de las estrategias residen-
la que se concentran numerosas inter- ciales de dicha clase y su vuelta al cen-
pretaciones, y centrarnos en el hecho tro histórico. La noción fue retomada
de que, precisamente, al volverse un en los años 70 por geográfos de ins­
símbolo del éxito y de la “liberación” piración marxista para describir el
gay, el barrio gay —en este caso el proceso de sustitución de las clases
Marais— se convierte en lugar de reco- obreras por segmentos de clase media
nocimiento para las poblaciones homo- en zonas degradadas y abandonadas
sexuales, una especie de región moral de la ciudad, mismo proceso que se ha-
en el sentido de Park (1929). En este llaba muy ligado a políticas públicas
sentido, Proth (2002:127) señala que de rehabilitación urbana. La gentrifi-
“la inscripción en el espacio y la fijación cación es un fenómeno sumamente
de una minoría en un barrio, de alguna complejo, ligado a factores de índole
manera revelan una instalación en socio-cultural (centralidad del ocio),
una segregación deliberadamente ele- económico-espacial (nueva economía
gida y consentida a la vez que reenvían internacionalizada, auges de los secto-
de manera concomitante a la reivindi- res financiero e inmobiliario) y político
cación de un derecho al reconocimiento (reorientación de las políticas públicas
[…]. Cada homosexual que reside, pero hacia la conservación del centro ur­
también frecuenta el Marais, substitu- bano, necesidad de paliar el déficit pre-
ye a las maneras de ser comúnmente supuestario en éste). Además del
admitidas en la gran ciudad, nuevas recambio poblacional (desplazamiento
formas de sociabilidad”. Así podemos de las familias que no puedan enfren-
aprehender la relación dialéctica entre tar los nuevos costos), la gentrificación
agregación y segregación en el Marais: se caracteriza por una amplia modi­
más que como un “espacio de resisten- ficación estructural del mercado de vi-
cia” (Leroy, 2005), ha de ser entendido vienda (rehabilitación, aumento de
como espacio de reconocimiento.13 ocupantes-propietarios, alza de pre-
cios); la transformación de la imagen
12
En el caso del barrio de Chueca en Madrid
de la zona, gracias a una mayor inver-
(Boivin, 2010), la calificación de barrio gay no sión en infraestructuras y equipamien­
interviene necesariamente con la instalación
efectiva de comercios específicamente destina-
dos a una población homosexual. nuestras relaciones sociales está marcado por la
13
Se entiende por reconocimiento la identifi- búsqueda de reconocimiento: su negación es
cación con el otro y por el otro (aceptación y res- pues el núcleo de la experiencia de la injusticia
peto). Honneth (2000) afirma que el conjunto de social.
42 René Boivin Renaud

tos (muchas veces culturales) y el por estudiantes y hogares de hombres


cambio en la tipología de comercios y solteros más bien jóvenes y de estratos
servicios ofrecidos, menos orientados a socio-económicos medios y superiores,
las necesidades de la población local. quienes suelen vivir solos. Esto último
Una pluralidad de investigaciones sugiere que es en este parque habita-
estableció la influencia de la presencia cional donde las poblaciones gays mas-
gay, tanto residencial como comercial, culinas, que viven a menudo solas, se
en los procesos de gentrificación de ba- habrían instalado.
rrios centrales populares (Castells, Por otra parte, Giraud (2009) iden-
1983; Lauria y Knopp, 1985; Bouthi- tifica ciertas convergencias entre la
llette, 1994; entre otros). En el caso del renovación de la población local y la
Marais, las investigaciones comproba- evolución comercial de la parte gay del
ron la existencia de un fuerte proceso Marais; entre la gentrificación resi-
de gentrificación de dos etapas. En la dencial y de consumo (Beauregard,
primera (años 70 y 80) la rehabilita- 2003). El autor pone en evidencia que
ción pública de viviendas propicia la a lo largo de los últimos decenios la
instalación de grupos socio-profesiona- instalación de los establecimientos
les superiores y la partida de obreros y gays en el barrio se hizo cada vez más
extranjeros en algunas secciones cen- selectiva: los comercios de mayor con-
sales (Carpenter y Lees, 1995; Djiri- notación sexual (sex-clubs y saunas),
kian, 2004). En la segunda (en los años se encuentran subre-representados en
90) este movimiento de sustitución se el Marais, y más dispersos en el terri-
intensifica y generaliza a todo el ba- torio parisino, mientras las tiendas, los
rrio, mientras el sector público va reti- restaurantes y servicios especializados
rando fondos para la rehabilitación ya se han concentrado en éste y pierden
bien avanzada del parque de vivienda peso en el resto de los distritos parisi-
y concentra su acción en el embelleci- nos. Además, los antiguos bares gays,
miento del espacio público. Son los frecuentados por una población social-
grupos que disponen de mayor capital mente heterogénea y/o mayor, más po-
económico, y ya no las clases interme- pulares y económicamente accesibles,
dias, definidas por su capital cultural, tienden a ser sustituidos por boutiques
las que protagonizaron esta segunda de moda, peluquerías y salones de be-
fase. Asimismo, se estima que desde lleza. Así pues, los primeros comercios
principios de los 80 las poblaciones gays, que han consolidado el atractivo
gays, atraídas por la centralidad, el ca- del Marais y participado en su valori-
rácter popular y bohemio del barrio, zación inmobiliaria, en la actualidad
así como la disponibilidad y los bajos se han vuelto víctimas de su propio
precios de los alojamientos, participa- éxito, al aumentar las rentas de los
ron ampliamente en la rehabilitación locales comerciales (Leroy, op. cit.).
privada de éstos. Djirikian muestra Por tanto, al subir los precios, el acce-
que en los estudios las familias obre- so de las poblaciones gays a los espa-
ras se ven sustituidas progresivamente cios de en­­cuentro y sociabilidad se
El barrio gay de París y la reproducción de la injusticia espacial 43

hace cada vez más dependiente de sus la enfermedad de los homosexuales,


recursos económicos. etc., y puede que por debajo, en filigra-
na, en transparencia, hubiera también
La normalización de la una voluntad de la población de pare­
homosexualidad cer más limpia, más normalizada […].
Se me hace que es [debido a] una vo­
Dicha gentrificación comercial está es- luntad de la comunidad homosexual
trechamente ligada con los profundos pero también a una voluntad exterior,
cambios acaecidos en la manera de vi- y probablemente a una necesidad, una
vir, concebir y mostrar la homose­ lucha que ha pasado de lo político a lo
xualidad. Algunos autores evocaron comunitario” (Pierre, 46 años, ejecuti-
recientemente la función de sobre-visi- vo, sector público).
bilidad que cumplen las zonas gays La adaptación de los modos de vida
centrales en las ciudades europeas y de las prácticas sexuales homosexua-
frente a la invisibilidad de otras prác- les a través de la pareja estable (Pollak
ticas, menos admitidas, más escondi- y Schiltz, 1987) conlleva a su vez una
das, que toman lugar en espacios más estereotipo del emparejamiento homo-
periféricos (Grésillon, 2000; Redoutey, sexual, el cual se opone cada vez más a
2002). En este sentido, el Marais se ha los tópicos y a las realidades del soltero
convertido en un espacio de represen- que frecuenta los espacios de sexo anó-
tación de una forma normalizada de nimo (Broqua y De Busscher, 2003).
vivir y entender lo gay;14 el lugar de es- Dicha normalización supone además
cenificación de una imagen viril, con- una reducción del pluralismo: en el es-
vencional, acomodada y empresarial tudio de campo pude constatar que
del hombre homosexual: el gay de traje viene acompañada de una acentuación
y corbata de la revista Têtu. La nor- de la transfobia, de un fuerte rechazo de
malización gay parece haberse produ- la “loca” y del afeminamiento; de todo lo
cido a partir de finales de los años 80, que pueda desligitimar al homosexual
en un periodo de repliegue comunita­ y cuestionar su masculinidad. Las ex-
rista (Martel, 2001), como respuesta a presiones no convencionales de la
la estigmatización que ha conllevado sexualidad desaparecen y las dicoto-
el Sida, tal como lo perciben algunos mías más tradicionales, tales como pa-
entrevistados: “el Sida evidentemente sivo/activo, reaparecen tanto en los
cortó: ha habido una estigmatización, discursos como en las prácticas.
Si bien al principio la instalación de
14
Retomo la noción de normalización de
los establecimientos en el Marais esta-
­ illaamil (2004). Ésta tiene dos dimensiones en-
V ba guiada por la voluntad de democra-
trelazas: por un lado hace referencia a la ba­ tización de los comerciantes gays, el
nalización del hecho gay (y aparente mayor éxito turístico y comercial del barrio,
aceptación social de la homosexualidad), y por
otro al ascenso de una normatividad gay, es decir:
por un lado, y la normalización necesa-
una serie de conductas, formas de vida y modas, ria para rehabilitar al homosexual por
asumidas como referencias ejemplares gays. otro, acaban engendrando nuevas ex-
44 René Boivin Renaud

clusiones basadas en la apariencia físi- El espacio residencial gay


ca (gestos, vestimentas), la edad, el
género, e incluso, cada vez más, la capa- Los datos obtenidos del análisis de Ga-
cidad económica. El barrio gay se ha ycamer ponen de manifiesto la des-
convertido en un espacio masculino ex- igual distribución de la población gay
cluyente, que invisibiliza y discri­mina a en el territorio franciliano:15 la po-
las categorías consideradas marginales, blación homosexual se concentra en
en particular a los transexuales y homo­ París y en el centro de la capital (1er, 2e,
sexuales afeminados. La agregación es 3e y 4e, con 50 por ciento de los inscritos
al mismo tiempo una segregación vo- gays).16 Dicha repartición confirma la
luntaria, entre los homosexuales que geografía del Pacto Civil de Solida­ri­
se reconocen en una organización so­ dad (Pacs), cuyos signatarios se afin-
cio-espacial gay específica, es decir, de can principalmente en los distritos 2º,
manera caricatural, en una homose- 3º, 4º y 10º (Ruelland, 2006). Sigue de
xualidad mundana y respetable en cerca la distribución de establecimien-
oposición con una homosexualidad po- tos comerciales gays, cuya densidad
pular o más ambigua (ver nota 10). aumenta a medida que nos alejamos
del centro. El espacio de sociabilidad
SEGREGACIÓN SOCIAL Y gay ejerce por tanto una fuerte atrac-
SOCIABILIDAD GAY ción residencial para una parte consi­
derable de la población gay de la re­gión
Hasta ahora me concentré en la evolu- (mapa 1, tabla 2).
ción del espacio comercial de encuen-
tro, para observar que es el producto
de una manera específica de vivir la
homosexualidad; el lugar de expresión 15
La región metropolitana de París, llama-
de una emancipación diferencial. Pero da Île-de-France, consta de ocho departamen-
tos, siendo el municipio de París (75) uno de
como bien apuntaban Pollak y Schiltz ellos. La elaboración y el análisis de la base de
(1987): “el ghetto sólo representa a una datos se realizaron con los inscritos de París y
minoría de todos los homosexuales y la los departamentos 77, 78, 91, 93, 94: no se toma-
transformación de la condición homo- ron en cuenta los inscritos de los departamentos
92 y 95, de características socio-demográficas y
sexual que halló su origen en las clases espaciales opuestas. El análisis se centra princi-
medias urbanas no implica a todo el palmente en París.
mundo”. En las líneas siguientes, cam- 16
La tabla 2 se elaboró tras ponderar los re-
biaremos de escala para aprehender sultados para cada uno de los distritos, en fun-
ción de su tamaño poblacional masculino en el
las diver­­­sas formas de segregación de conjunto de París, según el número de residen-
la población homosexual en la región tes masculinos del último censo (2006) del Ins­
parisi­n a. Tomamos de Préteceille tituto Nacional de Estadísticas (insee), lo que
(2006) la de­­­­fi­ni­ción operativa de segre- permite restablecer el peso de cada uno de estos
distritos en la población masculina parisina to-
gación, entendida como la desigual tal (los tamaños son muy dispares). Por lo tanto,
distribución de los grupos sociales en los cálculos se realizaron como si cada uno de los
el espacio. veinte distritos tuviesen el mismo peso.
El barrio gay de París y la reproducción de la injusticia espacial 45

Mapa 1. Población gay de la región metropolitana de París.

Comerciantes y artesanos +++, empleados +


Empleados ++++ otras categorías---
18O Ejecutivos y prof. intelect +, prof interm ++++
17O 19O Ejecutivos y prof. intelectuales +++, otros ---

9
O
10O *Los obreros subrepresentados, no han sido
80 integrados a la cia.
2O 20 O
16O 1O 3O
11O
7O 4 O

6O
5 O
15O 12O
14O 13O

Fuente: Elaboración propia con base en Inscritos gays Guaycamer.com

Tabla 2. Lugar de residencia de los inscritos gays.


Lugar de residencia Inscritos gays Proporción área Proporción tras
metrop. (%) ponderar (%)
1º 72 7 33
2º 26 2 10
3º 48 5 12
4º 22 2 7
5º 14 1 2
6º 6 6 1
7º 10 9 2
8º 20 2 4
9º 28 3 4
10º 44 4 4
11º 88 8 5
12º 40 4 3
13º 50 5 2
14º 18 2 1
46 René Boivin Renaud

Tabla 2. Lugar de residencia de los inscritos gays (continuación).


Lugar de residencia Inscritos gays Proporción área Proporción tras
metrop. (%) ponderar (%)
15º 38 4 1
16º 32 3 2
17º 32 3 2
18º 44 4 2
19º 44 4 2
20º 36 3 2
77 86 8 -
78 52 5 -
91 46 4 -
93 76 7 -
94 90 8 -
Total 1062 100 100
Fuente: Inscritos Gaycamer 2009.

La sobre-representación de ejecuti- los grupos intermediarios (de 35 a 54


vos y profesiones intelectuales y la cua- años) tienden a residir en barrios y mu-
si ausencia de otras categorías en el nicipios más periféricos. El espacio de
Marais confirman la contribución de sociabilidad gay representaría así “un
las poblaciones gays a la gentrificación alto en un itinerario socio-espacial bas-
del barrio.17 Observamos una segunda tante complejo” (Leroy, 2005:591), cum-
división espacial vinculada con la posi- pliendo la función de permitir el
ción en el ciclo de vida de los inscritos coming out de los más jóvenes (Schiltz,
gays: la proporción de jóvenes activos 1998). Y esto es tanto más que probable
(entre 25 y 34 años) es con distancia que los distritos céntricos, en particular
más importante en la zona 1, mientras el 1o, con las mayores concentraciones
de jóvenes económicamente activos, son
a la vez donde hallamos una proporción
17
El mapa 1 representa la clasificación je- importante de solteros (83%) y menores
rárquica ascendente obtenida a partir de la pro-
porción de cada gran grupo socio-profesional en
índices de coming out.
el total de inscritos gay de Gaycamer en cada Esta concentración residencial y
distrito de París. comercial es un indicador del peso del
El barrio gay de París y la reproducción de la injusticia espacial 47

barrio gay en las estrategias residen- Los determinantes socio-económicos


ciales de las poblaciones homosexuales del clóset
y en la construcción de un modo de
vida gay. La gentrificación parece evi- Sin embargo, en un artículo reciente
denciar una doble segregación volun- Blidon (2008b) comenta los resultados
taria, tanto social como sexual. Pero el de un sondeo efectuado con los lectores
acceso a este modo de vida está res- de la revista gay francesa Têtu y la au-
tringido a unos jóvenes independien- tora pone en evidencia que, en oposi-
tes y parejas gays algo mayores. La ción a una idea comúnmente aceptada,
distancia geográfica podría en cam­ el tamaño de las ciudades no influye
bio reforzar el aislamiento social de los sistemáticamente en las prácticas
jóvenes más desfavorecidos que viven afectivas en público de las personas
en las afueras, los más alejados del gays: darse un beso o tomarse de la
centro gay de la metrópolis, constreñi- mano son actos que dependerían más
dos a esconderse al vivir mayorita­ de la distancia al espacio de proximi-
riamente con sus padres, mientras los dad 20 que del lugar de residencia.
que residen en París viven en su gran La respuestas a la pregunta “¿Hizo
mayoría solos o en pareja.18 Ahora bien, usted su coming out?” entre los inscri-
los menores de 35 años residentes en tos gays de Gaycamer nos proporcio-
las afueras son aún más dependientes nan una medida del nivel de “salida
del acceso al espacio central de sociabi- del clóset”.21 Ésta puede interpretarse
lidad gay, probablemente porque han como un doble proceso de integración
de esconder su orientación sexual en el en el ambiente gay y de afirmación
entorno social más cercano y no pueden identitaria hacia el exterior. Dicha
recibir a su pareja sexual o afectiva.19 medida se cruzó con distintas varia-
Por lo tanto, a la lógica de micro-segre- bles, tales como la situación afectiva, el
gación que supone el clóset gay —a la nivel de estudios, el grupo socioprofe-
necesidad de disimular, mantenerse a sional, la edad y el lugar de residencia.
dis­tancia de las miradas de personas Los resultados obtenidos indican cla-
más cercanas— se superpone una ló­ ramente que el hecho de revelar su
gica social, ligada a la doble inacce­ homosexualidad depende de factores
sibilidad, económica y geográfica, del de orden social y no meramente geo-
espacio de reconocimiento que repre- gráficos. Confirman el análisis realiza-
senta el barrio gay. do por Blidon (op. cit.) en lo que ataña
a la importancia de la pareja y a la es-
tabilidad de la misma, ya que el nivel
18
En París, 60 por ciento de los habitantes
de 15-35 años viven solos y 9 por ciento con los
padres, contra 38 y 35 por ciento, respectiva- 20
Se refiere al espacio de proximidad social
mente, en el resto de la región metropolitana. y geográfica: los cercanos, familiares y vecinos.
19
El 18 por ciento declara que debe “despla- 21
Los inscritos eligen entre sí, no, y si, con
zarse” (y no puede recibir), frente a 8 por ciento algunas personas —lo que traduje por “no total-
en París. mente”.
48 René Boivin Renaud

Tabla 3. Nivel de coming out según la situación afectiva.


Nivel de coming out
Situación afectiva
Sí (%) No totalmente (%) No (%)
Soltero 57 28 15
Concubinato 73 19 8
Pacto civil 82 12 6
Fuente: Inscritos gays Gaycamer.

Tabla 4. Nivel de coming out según la edad.


Nivel de coming out
Grupos de edad
Sí (%) No totalmente (%) No (%)
15-24 46 31 23
25-34 65 26 8
35-44 67 20 14
45-54 55 28 17
+ 55 33 54 8
Fuente: Inscritos gays Gaycamer.

de coming out aumenta directamente alto de respuestas intermedias (38%),


con el mantenimiento del lazo afectivo. lo cual sugiere que siguen sin (poder)
Los jóvenes siguen, de lejos, los que ha- revelar su homosexualidad en algunos
cen menos pública su orientación contextos: probablemente su ámbito
sexual (tablas 3 y 4). profesional no les permita expresar li-
Ni la zona de residencia ni el nivel bremente su orientación y que, a su
de estudios ejercen influencia directa vez esto aliente el ideal comunitario de
sobre el grado de salida del clóset. En vida.22 El segundo grupo, compuesto
cambio, éste aumenta a medida que se
eleva la posición social de los inscritos
gays (tabla 5). 22
Estos datos coinciden con las conclusio-
nes de Adam (1999: 62), quien afirmaba: “La
Podemos distinguir tres grandes afiliación comunitaria sólo constituye un ideal
grupos. Los obreros mantienen una po- y un medio de existir para una minoría de ho-
sición ambigua con un porcentaje muy mosexuales habiendo experimentado el recha-
El barrio gay de París y la reproducción de la injusticia espacial 49

Tabla 5. Nivel de coming out según el grupo socio-profesional.


Nivel de coming out
Grupos socio-profesionales
Si (%) No totalmente (%) No (%)
Comerciantes, artesanos y jefes de empresa 66 20 14
Directivos y profesiones intelectuales
65 26 9
superiores
Profesiones intermediarias y técnicos 58 25 17
Empleados administrativos 58 31 11
Obreros 46 38 15
Estudiantes 46 28 26
Todos 59 27 14
Fuente: Inscritos gays Gaycamer.

por profesiones intermediarias, técni- más aceptada que en las demás clases.
cos y empleados, se caracteriza por un Nuestros resultados sugieren en cam-
mayor nivel de respuesta afirmativa, bio que las profesiones definidas por
pero se distingue por una estrategia un mayor capital económico tienen hoy
de disimulación aún más afirmada más oportunidad para expresar su ho-
respecto del último subconjunto de mosexualidad en su medio profesional
inscritos, que reúne a comerciantes, y, por otra parte, realizan con mayor
artesanos, jefes de empresas, por una frecuencia que los demás un estilo de
parte, y ejecutivos y profesionistas por vida normalizado, a través de la legiti-
otra, con un nivel de coming out más midad del pacto civil, por ejemplo.
elevado. Ahora bien, Pollak y Schiltz
(1987: 80) afirmaban que “la aceptación LA VUELTA AL CLÓSET O EL
social y las oportunidades de poder asu- DERECHO A LA INDIFERENCIA
mir una disposición homosexual
aumenta(ban) aún más en función del Lefebvre (1967) había identificado el
capital cultural que del capital econó- derecho a la ciudad con el derecho a la
mico”. En las clases intermediarias, diferencia y a la apropiación. En este
definidas por su capital escolar, la ho- sentido, el derecho a la diferencia de-
mosexualidad estaba relativamente pende de las posibilidades de acceso de
cada uno al espacio, virtual o material,
zo, entre otras razones por un origen social mo- del reconocimiento público, ellas mis-
desto”. mas ligadas a las posiciones sociales
50 René Boivin Renaud

de los actores. En las líneas siguientes, “En casa en público”:24 el modo


trataremos de la diversidad de las ex- familiar
periencias homosexuales en relación
con el espacio urbano. Para entender Fabien (27 años) es originario de un
las distintas modalidades por las cua- pueblo turístico del oeste de Francia.
les las poblaciones gays se inscriben en Deja muy temprano el domicilio fami-
el Marais, movilizo dos tipos de nocio- liar y comienza a trabajar en un hotel
nes. Un primer conjunto de nociones, para pagar sus estudios. Sus padres
basado en múltiples estudios urbanos eran empleados de un club de fútbol.
de los 80, restituye la identidad social Durante muchos años Fabien esconde
en su doble construcción entre el cam- su homosexualidad, inconfesable: “Es-
po residencial y la vida profesional, e taba rodeado de machos playboy, por lo
identifica diferentes modos de com- que tenías que demostrar que eras un
pensación mediante la inscripción te- hombre […]. Y al cabo de un tiempo
rritorial (Collet, 2008). Ampliándolas pues [...] me afirmé”. Llega a París a
a todas las formas de habitar la ciu- los 17 y encuentra refugio en el Tropic
dad, utilizo estas categorías analíticas Café, “el bar por excelencia para los
para comprender los distintos regíme- nuevos eh [...] gays que llegan a París”,
nes de compromiso (Thévenot, 2006)23 precisa. Rápidamente conoce a los ca-
que entretienen las poblaciones homo- mareros y clientes del bar, los cuales se
sexuales con el medio urbano y con el hacen cargo de él y le ayudan a encon-
Marais, como referencia simbólica y trar empleo en un bar-restaurante gay
territorial del ambiente gay. El objeti- de la zona, así como un departamento
vo es restituir el sentido de la relación en frente de su lugar de trabajo. Se in-
con el mundo y aprehender a un nivel tegra así a la vida local y aprecia la
más fino cómo los gays se implican en unidad espacial: “Además estás en el
el sistema de sitios y emplazamientos Marais, trabajas en el ambiente gay, te
que es la ciudad (Abel, 1995). Me con- encuentras con un montón de gente, y
centro en las experiencias de los jóve­ eso te lleva a salir regularmente, en
nes entrevistados para minimizar la fin, y entonces pues te creas [...] no
influencia de otros factores. exactamente un círculo de amigos […].
Digamos que conoces mucha gente.
Porque para ser amigos, hay que haber
pasado un tiempo”. Hace el aprendiza-
je del ambiente gay nocturno, el de los
23
Thévenot (2006: 6) busca restablecer la
variabilidad de las prácticas individuales en
“desengaños y excesos” —cita uno por
­lugar de concentrarse únicamente en “las dife- uno los altos lugares gays de París y el
renciaciones de estatus o disposiciones durade- nombre de sus dirigentes—. Fabien se
ras” de la sociología del habitus de Bourdieu. En forma una red de contactos, al princi-
este sentido, intento restituir la trayectoria so-
cial de los individuos en su complejidad, más
que encasillarles de antemano en categorías es-
tables o establizadoras. 24
La expresión es de Brawley (2009).
El barrio gay de París y la reproducción de la injusticia espacial 51

pio localizada alrededor de su trabajo y quieres que venga no hay problema:


de su casa (“lo tenía todo en el barrio”), mi dinero lo gastaré en otro lugar. Todo
cerca del Metro Châtelet, para ir luego el mundo está al mismo nivel, ¡no pue-
atravesando cada vez más hacia la des denigrar!’”.
parte gay del Marais. Hoy, sus amista- El Marais es su hogar, se refleja en
des y sus salidas se concentran en el él: “seguimos buscando piso para vivir
ambiente gay, y su novio es camarero juntos con D. Quisiéramos instalarnos
en el Marais. Frecuenta los bares más en el Marais aunque ¡es realmente
antiguos y económicos del barrio, así muy difícil. Se ha hecho imposible, (es)
como cuartos oscuros y saunas. demasiado caro! Pero, sabes, llevo 10
Con algo de nostalgia, Fabien expli- años viviendo en el barrio, el Marais
ca que el Marais ha cambiado: los jóve- para mí es realmente el lugar donde
nes han “invadido” el barrio y los me siento bien. Cuando ando por la ca-
“heteros buscan problemas”. Vive estos lle la gente me conoce […] Paseas, vas
cambios como una falta de reconoci- a la compra, vas a tomar una copa, y
miento: “las reflexiones que puedes oír ahí te dicen: ‘Hola Fabien, ¿cómo es-
de los nuevos pequeños patronos de tás?’ […] A mí me gusta esta vida. ¡No!
bar que se atreven a hacerte comenta- Yo no salgo del Marais, me quiero que-
rios. Entonces ya le das una palmada dar aquí: ¡Acabaremos encontrando!”
en la espalda y le dices: “no sabes con
quién hablas”. En este conflicto perso- El Marais son los otros: el modo
nal podemos entrever dos modos de desligado
apropiación distintos, incluso concu-
rrentes. Fabien se siente agredido, per- Nicolas llegó a París hace cinco años.
cibe la ascensión social del nuevo Tiene 31 años y es responsable de un
gerente como una amenaza: “Me refiero vinoteca. Vive en las afueras. Dejó a
[a un nuevo bar gay] que ha abierto y el sus padres y un pequeño pueblo de
gerente, porque ese señor, ese joven de provincia a los 18 años. De origen so-
24 años nada más es el gerente […]. El cial modesto, no realizó estudios y
bar acaba de abrir y conozco la nueva aprendió su oficio “sobre la marcha”, al
plantilla. Entonces, voy para visitarles. hilo de experiencias diversas en la hos-
Aquel día [el gerente] me mira y me telería. A menudo fue trabajador tem-
dice: ‘pero tú ¿quién eres?’ […] sólo te poral en Suiza y le gusta viajar.
tienes que callar, estás en mi casa, es mi Explica: “Vine porque en algún mo-
bar”. Para defenderse, el entrevistado mento pensé que quizás pudiera llevar
pone énfasis en su capital social, alu- otra manera de vivir que la de mis pa-
diendo a una cultura homosexual me- dres, entonces por qué no probar una
nos diferenciada, basada en solidaridad vida quizás más...este...burguesa, en-
y la amistad, para luego situarse en tre comillas pues […]. Entonces dije: si
cliente: “Le digo: ‘pero yo no vengo por estoy en París tengo oportunidades,
tu bar, no vengo por ti, vengo para ver puedo ganar bien mi vida. Tenía bas-
a las personas que conozco. Pero si no tantes ambiciones”.
52 René Boivin Renaud

A su pesar, lleva a cabo una exis- Marais le aburre profundamente. Sis-


tencia inestable, entre “ocupaciones” temáticamente (se) lo representa como
en casa de sus amantes, múltiples mu- un gueto. El Marais, para él, son los
danzas, empleos mal retribuidos, pe- otros, la ausencia de comunicación, el
riodos de desempleo. Nicolas añade sexo anónimo, la soledad: “Finalmente,
que le hubiese gustado “tener una no lo encuentro tan alegre […] Van un
chamba que me permitiese viajar con poco tipo estrellita [...] vas a hablar con
regularidad, como en el [ámbito] hu- el tipo y el tipo acá: ‘no, no puedo mos-
manitario, algo así”, pero explica que trar que tengo ganas de hablarte, ¡en-
ha aprendido mucho en la hostelería, tonces no te hablo!’”.
está a gusto en esta profesión y proyec-
ta abrir una vinoteca. En sus relacio- Un territorio circulatorio: el modo
nes profesionales prefiere no hablar de distanciado
su sexualidad, y añade: “Al cabo de un
tiempo se sabe, es progresivo, pero no Para otros, el barrio gay no es sino un
me gusta que me encierren en catego- territorio circulatorio, un lugar de paso.
rías, prefiero que me juzguen por lo Así Adrien, de nacionalidad luxembur-
que hago”. guesa, hijo de agricultores, arquitecto
A menudo Nicolas consigue un de- de 31 años y propietario de un departa-
partamento o un empleo a través de mento en el corazón gay del barrio.
sus relaciones sentimentales, por Trabaja regularmente en Francia, y le
ejemplo en un restaurante del Marais. gusta encanallarse en el Marais. Le en-
Sin embargo, siempre habla del am- contramos un martes por la noche en
biente gay desde un tono desligado. un bar, acompañado de dos jóvenes
Pese a haber trabajado en el Marais, provincianos que acaba de conocer,
meramente lo describe de noche, nun- cuando enseña al camarero un percing,
ca de día (“el Marais a la hora del ape- situado al nivel del pene, sin molestia
ritivo, ¡lo desconozco!”). No se reconoce alguna.
en el barrio, sólo lo transita y visita Nos invita a ir a su casa, donde des-
para “pescar tíos”, un término extraído pliega múltiples medios para de­
del léxico de la droga que sugiere que mostrar su habilidad para recibir, y
sus travesías del Marais están necesa- finalmente proponer una “orgía”. Su
riamente ligadas al deseo, al encuen- elección de residir en el Marais “no tie-
tro fortuito, a la carencia. Conoce a sus ne nada que ver con el hecho de ser
parejas sexuales o sentimentales en gay”, explica, “¡me valen madres todas
discotecas, a las que acude solo, y de- estas pu...! Si estoy aquí es porque es el
clara no saber cómo actuar para ligar único lugar donde me han querido ven-
en otras circunstancias. Sus amigos, der un departamento, porque en París,
incluso homosexuales, los conoció “fue- no se vende fácilmente a los extranje-
ra del ambiente” y para divertirse, sus ros, por el hecho de que necesitan ga-
preferencias se dirigen hacia lugares rantías en caso de no pagar”. Evoca, en
mixtos, mientras que, al contrario, el su elección, la buena reputación y la
El barrio gay de París y la reproducción de la injusticia espacial 53

carestía del barrio, así como su tradi- expuestos al mismo grado de riesgo
ción más antigua en la venta a extran- respecto de las consecuencias que
jeros que otros barrios de París. Su conlleva el divulgar públicamente, en
compra es ante todo una inversión, un la calle o en su trabajo, su orientación
medio para poner en valor su capital sexual. Los distintos capitales —social,
económico. económico, cultural— movilizados en
Según Adrien, “para ser felices los la aprehensión del medio gay definen la
gays tienen que vivir escondidos: me relación con el barrio. Pasamos así de
parece sin interés el encerrarse en una relación familiar a un modo más
guetos”. Para él, los homosexuales ya desligado, incluso completamente
no padecen las discriminaciones del distanciado. Mientras Adrien hace
pasado. El Marais sería la expresión alarde de su capital económico, hallan-
de lo que denomina gaycidad, el terri- do en el Marais una manera de afir-
torio de los que viven mal su homose- mar su posición, Fabien compensa el
xualidad en otros ámbitos. Fustiga rechazo familiar a través de sus amis-
aún más a “las locas del populacho del tades, vividas como puntos de anclaje,
distrito 11”. “¡Hay que asumirse! Siem- y encuentra de esta manera cierto res-
pre soy como soy: en mis relaciones tablecimiento simbólico. A medio cami-
profesionales, mi familia, mis amigos; no, la posición de Nicolas, quien
no tengo ningún problema para expre- privilegia la vida profesional sobre el
sarme. La gente sabe que soy homo. ambiente gay, si bien es consciente de
Me aprecias como soy y si no, pues que el frecuentar el Marais sigue sien-
nada”. La relación de Adrien con el do la única manera para establecer
Marais y con el ambiente homosexual contactos con sus pares, que critica y
es instrumental. Mientras uno de sus de los cuales preferiría poder desligar-
acompañantes le habla de la buena se. Por último, observamos que el gra-
convivencia de un viejo bar del barrio, do de implicación en el barrio depende
Adrien replica: “No es eso. Pero yo también de cómo el entrevistado vive y
pago, por lo que exijo que me reciban expresa su homosexualidad en otros
bien”. Su posición social le permite contextos: para Fabien, existe unión en
evacuar de un gesto todo condiciona- el territorio, entre vida profesional y
miento económico: “No, pero yo, los me- vida residencial; si bien evita mostrar-
dios, los encuentro. Claro, es cierto que se en público con su pareja, al atribuir-
he tenido una familia con los medios y le mucha importancia a la separación
entonces hoy tengo los medios, porque entre su vida profesional y su rela­
tengo una buena chamba, pero siem- ción afectiva. La experiencia del recha-
pre podemos dárnoslos, los medios”. zo familiar parece haberle orientado
Estos relatos ponen de manifiesto hacia una proyección más comunita­ria.
que los homosexuales que frecuentan Para Nicolas, el desapego se presenta
el Marais no encuentran las mismas como una huida frente a la obligación
dificultades en su vida diaria para de confesión: entreteje su identidad
transitar en la ciudad, ni están todos con más o menos agilidad entre el am-
54 René Boivin Renaud

biente gay y su ámbito profesional, en- encuentran refugio y reconocimiento


tre espacios de sociabilidad gay y en una socialización más comunitaria.
espacios mixtos, en los cuales se siente Mientras que para algunos la implica-
más cómodo, pero que no le permiten ción en el barrio permite un restableci-
del todo expresarse como homosexual. miento simbólico, una manera de
Por último constatamos que, paradóji- hacerse un lugar, de hallar un re­co­
camente, el más anclado materialmen- nocimiento social que compensa el
te en el territorio (en cuanto que rechazo que experimentan (o han ex-
propietario de un departamento en el perimentado) en el ámbito familiar o
Marais), también se distancia con más profesional y la obligación de disimu-
agilidad del barrio/medio gay. Adrian, lar en otros espacios, para otros la ex-
con su cuidado de las apariencias, pa- periencia del espacio urbano y del
rece percibir el mundo como si se tra- barrio gay se hace de manera distan-
tase de una mera representación. ciada y recreativa. Si para los primeros
se trata de un destino necesario, para
CONCLUSIÓN otros sólo representa una etapa, una
elección.
Más que resistir a la norma hetero- Ahora bien, al desaparecer los in-
sexual y afirmar el derecho a la ciudad gredientes de una cultura homosexual
de las poblaciones homosexuales, el más solidaria y menos clasista, y debi-
barrio gay, a la vez producto y produc- do a la lógica de exclusión socio-econó-
tor de una sociabilidad o cultura gay mica, la posibilidad de movilizar el
específica, reafirma, por medio de la medio gay como recurso compensatorio
normalización y de la gentrificación, la que contrapese los silencios y permita
segregación de las prácticas afectivas huir de las injurias y discriminaciones
para las categorías populares y el des- padecidas en otros espacios y contextos
plazamiento de una cultura del ligue de la ciudad, se halla cada vez más re-
más igualitaria (sexo interclasista) a ducida para los homosexuales de los
zonas más oscuras y periféricas de la sectores sociales más bajos o con nive-
ciudad, y a ciertas horas de la ma­dru­ les de escolaridad mínimos. A escala
ga­da. El barrio gay de París, que hemos metropolitana, la lejanía geográfica y
definido como espacio de reconoci- económica puede desdoblar la expe-
miento gay al constituir una referencia riencia injusta del clóset y asignar a los
social y simbólica para el joven homo- más jóvenes de las periferias a una do-
sexual parisino, es atravesado por dife- ble vida: a defecto de los recursos nece-
renciaciones sociales ligadas a la edad sarios para romper el aislamiento,
y al grupo social; exacerba algunas de están constreñidos a quedarse en el
ellas al excluir cada vez más a las per- lugar que les es acordado. Así pues, la
sonas de bajos ingresos, precisamen­te agregación acaba favoreciendo una
las que, por ser discriminadas o me- mayor segregación, al legitimar la im-
nospreciadas en sus entornos profe­ posibilidad de expresar la orientación
sionales o familiares respectivos, sexual en el resto de los ámbitos urba-
El barrio gay de París y la reproducción de la injusticia espacial 55

nos, la necesidad de esconderse coti- BIBLIOGRAFÍA


dianamente en sitios no etiquetados,
de exponerse a injurias y golpes en Abel, Olivier (1995), “Habiter la cité”,
avenidas y periferias mal comuni­ Autres Temps, núm. 46, pp. 31-42, en
cadas. Al proyectar una representación línea [http://olivierabel.fr/anthropolo-
del gay cómodo, acomodado y orgullo­ gie-philosophique/habiter-la-cite.html].
so de serlo, el barrio gay adquiere la Adam, Philippe (1999), “Bonheur dans le
función de ratificar el estatus-quo, invi- ghetto ou bonheur domestique?”, Actes
sibilizando los conflictos de apropiación de la recherche en Sciences Sociales,
espacial (en el Marais) y socio-cultural vol. 128, núm. 1, pp. 56-72.
(la identidad homosexual). Beauregard Robert A. (2003), Voices of De-
Para las poblaciones homosexuales cline. The Post-war Fate of the Cities,
de París, la injusticia espacial no está Londres, Routledge.
meramente ligada a los lugares, sino Bondi, Liz y Damaris Rose, (2003), “Cons-
que es función de las posibilidades que tructing Gender, Constructing the Ur-
uno tiene para poder apropiarse de ban: A Review of Anglo-American
ellos, habitarlos y transitar por ellos. Feminist Urban Geography”, Gender,
Se da en términos múltiples: en efecto, Place and Culture, vol. 10, núm. 3, pp.
como vimos, el espacio de las prácticas 229-245.
posibles se reduce para muchos indivi- Blidon, Marianne (2008a), “Jalons pour
duos no tanto por sus preferencias une géographie des homosexualités”,
sexuales, sino por la combinación de L’espace géographique, vol.37, núm.2,
éstas con otras características y com- pp. 175-189.
petencias. El problema del hetero- _____ (2008b), “La casuistique du baiser.
sexismo del espacio público es así L’espace public, un espace hétéronor-
desdoblado por la cuestión de la distri- matif ”, EchoGeo, núm.5, en línea
bución de los recursos (materiales y [http://echogeo.revues.org/index5383.
simbólicos) y del acceso a los servicios html].
e infraestructuras.25 La ciudad del gay Boivin, Renaud (2010), “Chueca, du ghetto
con los recursos para negociar su pre­ au village. La construction d’un quar-
sencia pública sigue siendo una utopía tier gay dans l’espace des représenta-
para una mayoría de homosexuales. tions (1960-2008)”, en Journées du Pôle
Ville, Marne-La-Vallée, Université Pa-
ris Est.
Bouthillette, Anne-Marie (1994), “The
Role of Gay Communities in Gentrifi-
25
Me acerco a la reflexión de Susan Fraser cation: A Case Study of Cabbagetown,
(2005), para quien la cuestión cultural (la Toronto”, en Stephen Whittle (ed.), The
sexualidad) esconde cada vez más los dilemas Margins of the City: Gay Men’s Urban
de orden socio-económico, cuando uno y otro se
Lives, Aldershot, Ashgate, pp.65-83.
retroalimentan, la dominación heterosexual su-
perponiéndose a las desigualdades de carácter Brawley, Lisa (2009)�������������������������
, “����������������������
�����������������������
La pratique de la jus-
socio-económico. tice spatiale en Crise”, Justice Spatiale/
56 René Boivin Renaud

Spatial Justice, núm.1, en línea [http:// Giraud, Colin (2009), “Les commerces gays
www.jssj.org/archives/01/05.php#a]. et le processus de gentrification.
Broqua, Christophe y Pierre-Olivier de L’exemple du quartier du Marais de-
Busscher (2003), “La crise de la norma- puis le début des années 80”, Métropo-
lisation. Expérience et conditions socia- les, núm. 5, en línea [http://metropoles.
les de l’homosexualité en France”, en revues.org/document3858.html].
Christophe Broqua, France Lert e Yves Glass, Ruth Lazarus (1964), London, As-
Souteyrand, Homosexualités au temps pects of Change, Londres, MacGibbon
du sida. Tensions
����������������������������
sociales et identi- & Kee.
taires, París, anrs, pp. 19-35. Goffman, Erving (1975), Stigmate. Les usa-
Carpenters, Juliet y Loretta Lees (1995), ges sociaux des handicaps, París, Mi-
“Gentrification in New York, London nuit.
and Paris: An International Compari- Grésillon, Boris (2000), “Faces cachées de
son”, International Journal of Urban l’urbain ou éléments d’une nouvelle
and Regional Research, vol.19, núm. 2, centralité? Les lieux de la culture ho-
pp. 286-303. mosexuelle à Berlin”, L’Espace géogra-
Castells, Manuel (1974), La cuestión ur- phique, núm. 4, pp. 301-313.
bana, México, Siglo XXI. Haumont, Nicole (ed.) (1996), La ville, agré-
_____ (1983), The City and the Grassroots, gation et ségrégation sociales, París,
Londres, E. Arnold. L’Harmattan.
Certeau (de), Michel (1990), L’invention du Honneth, Axel (2000), La lutte pour la re-
quotidien. 1. Arts de faire, París, Galli- connaissance, París, Cerf.
mard. Lauria, Mickey y Lawrence Knopp (1985),
Chauncey, George (1994), Gay New York: “Toward an Analysis of the Role of Gay
Gender, Urban Culture, and the Mak- Communities in the Urban Renaissan-
ing of the Gay Male World, 1890-1940, ce”, Urban Geography, vol. 6, núm. 2,
Nueva York, Basic Books. pp. 152-169.
Collet, Anaïs (2008), “Les ‘gentrifieurs’ du Lefebvre, Henri (2009) [1967], Le droit à la
Bas Montreuil: vie résidentielle et vie ville, París, Anthropos.
professionnelle”, Espaces et Sociétés, _____ (2000), La production de l’espace, Pa-
núm. 132-133, pp. 125-141. rís, Anthropos.
Djirikian, Alexandre (2004), “La gentrifica- Leroy, Stéphane (2005), “Le Paris gay. Élé-
tion du Marais: quarante ans d’évolu­ ments pour une géographie de l’homo­
tion de la population et des logements”, sexualité”, Annales de Géographie,
en Mémoire de Maîtrise de Géographie, núm. 646, pp. 579-601.
París, Université Paris I. _____ (2009), “La possibilité d’une ville.
Fassin, Didier (2006), De la question sociale Comprendre les spatialités homo-
à la question raciale? Représenter la sexuelles en milieu urbain”, Espaces et
société française, París, La Découverte. sociétés, núm. 139, pp. 159-174.
Fraser, Nancy (2005), Qu’est-ce que la jus- Massey, Doreen (1994), Space, Place, and
tice sociale? Reconnaissance et redistri- Gender, Minneapolis, University of
bution, París, La Découverte. Minnesota Press.
El barrio gay de París y la reproducción de la injusticia espacial 57

Park, R. Ezra (2004) [1929], “La Ville labo- ces Sociales, vol. 68, núm.1, pp. 77-102.
ratoire social”, en Yves Grafmeyer e Proth, Bruno (2002), Lieux de drague. Scè-
Isaac, Joseph, L’École de Chicago, nais- nes et coulisses de la sexualité masculi-
sance de l’écologie urbaine, París, Flam- ne, Toulouse, Octarès.
marion, pp.167-184. Redoutey, Emmanuel (2002), “Géographie
Préteceille, Edmond (2006), “La ségréga- de l’homosexualité à Paris, 1984-2000”,
tion sociale a t-elle augmenté? La mé- Urbanisme, núm. 325, pp. 59-63.
tropole parisienne entre polarisation et Ruelland, Nadine (2006), “Le pacte civil de
mixité”, Sociétés contemporaines, núm. solidarité: importante progression en
62, pp. 69-93. 2005”, Infostat Justice, núm. 89, París,
Marchant Alexandre (2005), Le discours Ministère de la Justice.
militant sur l’homosexualité masculine Schiltz, Marie-Ange (1998), “Un ordinaire
en France (1952-1982), tesis de maes- insolite: le couple homosexuel”, Actes de
tría, Nanterre, Universidad Paris X. la Recherche en Sciences Sociales, vol.
Martel, Frédéric (2001), La rose et le noir. 125, pp. 30-43.
Les homosexuels en France depuis Sibalis Michael (2004), “Urban Space and
1968, París, Seuil. Homosexuality: The Example of the
Pollak, Michael (1982), “L’homosexualité Marais, Paris’s Gay Ghetto”, Urban
masculine ou le bonheur dans le Studies, vol. 41, núm. 9, pp. 1739-1758.
ghetto?”, Communications, núm. 35, Thévenot, Laurent (2006), L’action au plu-
pp. 37-55. riel. Sociologie des régimes d’engage­
P ollak , Michael y Marie-Ange Schiltz ment, París, La Découverte.
(1987), “Identité sociale et gestion d’un Villaamil, Fernando (2004), La transfor-
risque de santé. Les homosexuels face mación de la identidad gay en España,
au sida”, Actes de la Recherche en Scien- Madrid, Catarata.

También podría gustarte