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1. Introducción
2. Psicología educativa y la labor docente
3. Tipos de aprendizaje significativo.
4. Principio De La Asimilación
5. Diferenciación progresiva y reconciliación integradora
6. Bibliografía
1. Introducción
Durante mucho tiempo se consideró que el aprendizaje era sinónimo de cambio de conducta,
esto, porque dominó una perspectiva conductista de la labor educativa; sin embargo, se puede
afirmar con certeza que el aprendizaje humano va más allá de un simple cambio de conducta,
conduce a un cambio en el significado de la experiencia.
Para entender la labor educativa, es necesario tener en consideración otros tres elementos del
proceso educativo: los profesores y su manera de enseñar; la estructura de los conocimientos
que conforman el currículo y el modo en que éste se produce y el entramado social en el que
se desarrolla el proceso educativo.
En este sentido una "teoría del aprendizaje" ofrece una explicación sistemática, coherente y
unitaria del ¿cómo se aprende?, ¿Cuáles son los límites del aprendizaje?, ¿Porqué se olvida lo
aprendido?, y complementando a las teorías del aprendizaje encontramos a los "principios del
aprendizaje", ya que se ocupan de estudiar a los factores que contribuyen a que ocurra el
aprendizaje, en los que se fundamentará la labor educativa; en este sentido, si el docente
desempeña su labor fundamentándola en principios de aprendizaje bien establecidos, podrá
racionalmente elegir nuevas técnicas de enseñanza y mejorar la efectividad de su labor.
La teoría del aprendizaje significativo de Ausubel, ofrece en este sentido el marco apropiado
para el desarrollo de la labor educativa, así como para el diseño de técnicas educacionales
coherentes con tales principios, constituyéndose en un marco teórico que favorecerá dicho
proceso.
Ausubel plantea que el aprendizaje del alumno depende de la estructura cognitiva previa que
se relaciona con la nueva información, debe entenderse por "estructura cognitiva", al conjunto
de conceptos, ideas que un individuo posee en un determinado campo del conocimiento, así
como su organización.
Ausubel resume este hecho en el epígrafe de su obra de la siguiente manera: "Si tuviese que
reducir toda la psicología educativa a un solo principio, enunciaría este: El factor más
importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. Averígüese esto y
enséñese consecuentemente".
Esto quiere decir que en el proceso educativo, es importante considerar lo que el individuo ya
sabe de tal manera que establezca una relación con aquello que debe aprender. Este proceso
tiene lugar si el educando tiene en su estructura cognitiva conceptos, estos son: ideas,
proposiciones, estables y definidos, con los cuales la nueva información puede interactuar.
El aprendizaje significativo ocurre cuando una nueva información "se conecta" con un
concepto relevante("subsunsor") pre existente en la estructura cognitiva, esto implica que, las
nuevas ideas, conceptos y proposiciones pueden ser aprendidos significativamente en la
medida en que otras ideas, conceptos o proposiciones relevantes estén adecuadamente claras
y disponibles en la estructura cognitiva del individuo y que funcionen como un punto de
"anclaje" a las primeras.
La característica más importante del aprendizaje significativo es que, produce una interacción
entre los conocimientos más relevantes de la estructura cognitiva y las nuevas
informaciones(no es una simple asociación), de tal modo que éstas adquieren un significado y
son integradas a la estructura cognitiva de manera no arbitraria y sustancial, favoreciendo la
diferenciación, evolución y estabilidad de los subsunsores pre existentes y consecuentemente
de toda la estructura cognitiva.
En la vida diaria se producen muchas actividades y aprendizajes, por ejemplo, en el juego de "
tirar la cuerda " ¿ No hay algo que tira del extremo derecho de la cuerda con la misma fuerza
que yo tiro del lado izquierdo? ¿Acaso no sería igual el tirón si la cuerda estuviera atada a un
árbol que si mi amigo tirara de ella?, Para ganar el juego ¿ no es mejor empujar con más fuerza
sobre el suelo que tirar con más fuerza de la cuerda? Y ¿ Acaso no se requiere energía para
ejercer está fuerza e impartir movimiento?. Estás ideas conforman el fundamento en física de
la mecánica, pero ¿Cómo deberían ser aprendidos?, ¿ Se debería comunicar estos
fundamentos en su forma final o debería esperarse que los alumnos los descubran?, Antes de
buscar una respuesta a estas cuestiones, evaluemos la naturaleza de estos aprendizajes.
Las sesiones de clase están caracterizadas por orientarse hacia el aprendizaje por recepción,
esta situación motiva la crítica por parte de aquellos que propician el aprendizaje por
descubrimiento, pero desde el punto de vista de la transmisión del conocimiento, es
injustificado, pues en ningún estadio de la evolución cognitiva del educando, tienen
necesariamente que descubrir los contenidos de aprendizaje a fin de que estos sean
comprendidos y empleados significativamente.
El "método del descubrimiento" puede ser especialmente apropiado para ciertos aprendizajes
como por ejemplo, el aprendizaje de procedimientos científicos para una disciplina en
particular, pero para la adquisición de volúmenes grandes de conocimiento, es simplemente
inoperante e innecesario según Ausubel, por otro lado, el "método expositivo" puede ser
organizado de tal manera que propicie un aprendizaje por recepción significativo y ser más
eficiente que cualquier otro método en el proceso de aprendizaje-enseñanza para la
asimilación de contenidos a la estructura cognitiva.
Siendo así, un niño en edad pre escolar y tal vez durante los primeros años de escolarización,
adquiere conceptos y proposiciones a través de un proceso inductivo basado en la experiencia
no verbal, concreta y empírica. Se puede decir que en esta etapa predomina el aprendizaje por
descubrimiento, puesto que el aprendizaje por recepción surge solamente cuando el niño
alcanza un nivel de madurez cognitiva tal, que le permita comprender conceptos y
proposiciones presentados verbalmente sin que sea necesario el soporte empírico concreto.
Al respecto AUSUBEL dice: El alumno debe manifestar […] una disposición para relacionar
sustancial y no arbitrariamente el nuevo material con su estructura cognoscitiva, como que el
material que aprende es potencialmente significativo para él, es decir, relacionable con su
estructura de conocimiento sobre una base no arbitraria (AUSUBEL;1983: 48).
Lo anterior presupone:
Que el material sea potencialmente significativo, esto implica que el material de aprendizaje
pueda relacionarse de manera no arbitraria y sustancial (no al pie de la letra) con alguna
estructura cognoscitiva específica del alumno, la misma que debe poseer "significado lógico"
es decir, ser relacionable de forma intencional y sustancial con las ideas correspondientes y
pertinentes que se hallan disponibles en la estructura cognitiva del alumno, este significado se
refiere a las características inherentes del material que se va aprender y a su naturaleza.
Por ejemplo, la proposición: "en todos los casos en que un cuerpo sea acelerado, es necesario
que actúe una fuerza externa sobre tal para producir la aceleración", tiene significado
psicológico para los individuos que ya poseen algún grado de conocimientos acerca de los
conceptos de aceleración, masa y fuerza.
Disposición para el aprendizaje significativo, es decir que el alumno muestre una disposición
para relacionar de manera sustantiva y no literal el nuevo conocimiento con su estructura
cognitiva. Así independientemente de cuanto significado potencial posea el material a ser
aprendido, si la intención del alumno es memorizar arbitraria y literalmente, tanto el proceso
de aprendizaje como sus resultados serán mecánicos; de manera inversa, sin importar lo
significativo de la disposición del alumno, ni el proceso, ni el resultado serán significativos, si el
material no es potencialmente significativo, y si no es relacionable con su estructura cognitiva.
Aprendizaje De Representaciones
Es el aprendizaje más elemental del cual dependen los demás tipos de aprendizaje. Consiste en
la atribución de significados a determinados símbolos, al respecto AUSUBEL dice:
Ocurre cuando se igualan en significado símbolos arbitrarios con sus referentes (objetos,
eventos, conceptos) y significan para el alumno cualquier significado al que sus referentes
aludan (AUSUBEL;1983:46).
Este tipo de aprendizaje se presenta generalmente en los niños, por ejemplo, el aprendizaje de
la palabra "Pelota", ocurre cuando el significado de esa palabra pasa a representar, o se
convierte en equivalente para la pelota que el niño está percibiendo en ese momento, por
consiguiente, significan la misma cosa para él; no se trata de una simple asociación entre el
símbolo y el objeto sino que el niño los relaciona de manera relativamente sustantiva y no
arbitraria, como una equivalencia representacional con los contenidos relevantes existentes en
su estructura cognitiva.
Aprendizaje De Conceptos
Los conceptos se definen como "objetos, eventos, situaciones o propiedades de que posee
atributos de criterios comunes y que se designan mediante algún símbolo o signos" (AUSUBEL
1983:61), partiendo de ello podemos afirmar que en cierta forma también es un aprendizaje
de representaciones.
Aprendizaje de proposiciones.
Este tipo de aprendizaje va más allá de la simple asimilación de lo que representan las
palabras, combinadas o aisladas, puesto que exige captar el significado de las ideas expresadas
en forma de proposiciones.
4. Principio De La Asimilación
Por asimilación entendemos el proceso mediante el cual " la nueva información es vinculada
con aspectos relevantes y pre existentes en la estructura cognoscitiva, proceso en que se
modifica la información recientemente adquirida y la estructura pre existente (AUSUBEL;
1983:71), al respecto Ausubel recalca: Este proceso de interacción modifica tanto el significado
de la nueva información como el significado del concepto o proposición al cual está afianzada.
( AUSUBEL; 1983:120).
Para tener una idea más clara de como los significados recién asimilados llegan a estar
disponibles durante el periodo de aprendizaje, AUSUBEL plantea que durante cierto tiempo
"son disociables de sus subsunsores, por lo que pueden ser reproducidos como entidades
individuales lo que favorece la retención de a'.
En esta etapa las nuevas ideas se vuelven espontánea y progresivamente menos disociables de
los subsunsores ( ideas ancla). Hasta que no son reproducibles como entidades individuales,
esto quiere decir que en determinado momento la interacción A’a’ , es simplemente
indisociable y se reduce a (A’) y se dice que se olvidan, desde esta perspectiva el olvido es una
continuación de "fase temporal posterior" del proceso de aprendizaje significativo, esto se
debe que es más fácil retener los conceptos y proposiciones subsunsores, que son más
estables que recordar las ideas nuevas que son asimiladas en relación con dichos conceptos y
proposiciones.
Resumiendo, la esencia la teoría de la asimilación reside en que los nuevos significados son
adquiridos a través de la interacción de los nuevos conocimientos con los conceptos o
proposiciones previas, existentes en la estructura cognitiva del que aprende, de esa
interacción resulta de un producto (A’a’), en el que no solo la nueva información adquiere un
nuevo significado(a’) sino, también el subsundor (A) adquiere significados adicionales (A’).
Durante la etapa de retención el producto es disociable en A’ y a’; para luego entrar en la fase
obliteradora donde (A’a’) se reduce a A’ dando lugar al olvido.
Dependiendo como la nueva información interactúa con la estructura cognitiva, las formas de
aprendizaje planteadas por la teoría de asimilación son las siguientes.
Aprendizaje Subordinado
Este aprendizaje se presenta cuando la nueva información es vinculada con los conocimientos
pertinentes de la estructura cognoscitiva previa del alumno, es decir cuando existe una
relación de subordinación entre el nuevo material y la estructura cognitiva pre existente, es el
típico proceso de subsunción .
Ausubel afirma que la estructura cognitiva tiende a una organización jerárquica en relación al
nivel de abstracción, generalidad e inclusividad de las ideas, y que, "la organización mental"
[…] ejemplifica una pirámide […] en que las ideas más inclusivas se encuentran en el ápice, e
incluyen ideas progresivamente menos amplias (AUSUBEL;1983:121).
El aprendizaje subordinado puede a su vez ser de dos tipos: Derivativo y Correlativo. El primero
ocurre cuando el material es aprendido y entendido como un ejemplo específico de un
concepto ya existente, confirma o ilustra una proposición general previamente aprendida. El
significado del nuevo concepto surge sin mucho esfuerzo, debido a que es directamente
derivable o está implícito en un concepto o proposición más inclusiva ya existente en la
estructura cognitiva, por ejemplo, si estamos hablando de los cambios de fase del agua,
mencionar que en estado líquido se encuentra en las "piletas", sólido en el hielo y como gas en
las nubes se estará promoviendo un aprendizaje derivativo en el alumno, que tenga claro y
preciso el concepto de cambios de fase en su estructura cognitiva. Cabe indicar que los
atributos de criterio del concepto no cambian, sino que se reconocen nuevos ejemplos.
Aprendizaje Supraordinado
Ocurre cuando una nueva proposición se relaciona con ideas subordinadas específicas ya
establecidas, "tienen lugar en el curso del razonamiento inductivo o cuando el material
expuesto […]implica la síntesis de ideas componentes" (AUSUBEL; 1983:83), por ejemplo:
cuando se adquieren los conceptos de presión, temperatura y volumen, el alumno más tarde
podrá aprender significado de la ecuación del estado de los gases perfectos; los primeros se
subordinan al concepto de ecuación de estado lo que representaría un aprendizaje
supraordinado. Partiendo de ello se puede decir que la idea supraordinada se define mediante
un conjunto nuevo de atributos de criterio que abarcan las ideas subordinadas, por otro lado
el concepto de ecuación de estado, puede servir para aprender la teoría cinética de los gases.
Aprendizaje Combinatorio
Finalmente el material nuevo, en relación con los conocimientos previos no es más inclusivo ni
más específico, sino que se puede considerar que tiene algunos atributos de criterio en común
con ellos, y pese a ser aprendidos con mayor dificultad que en los casos anteriores se puede
afirmar que "Tienen la misma estabilidad […] en la estructura cognoscitiva"
(AUSUBEL;1983:64), por que fueron elaboradas y diferenciadas en función de aprendizajes
derivativos y correlativos, son ejemplos de estos aprendizajes las relaciones entre masa y
energía, entre calor y volumen esto muestran que implican análisis, diferenciación, y en
escasas ocasiones generalización , síntesis.
Como ya fue dicho antes, en el proceso de asimilación las ideas previas existentes en la
estructura cognitiva se modifican adquiriendo nuevos significados. La presencia sucesiva de
este hecho "Produce una elaboración adicional jerárquica de los conceptos o proposiciones"
(AUSUBEL;1983:539), dando lugar a una diferenciación progresiva. Este es un hecho que se
presenta durante la asimilación, pues los conceptos subsunsores están siendo reelaborados y
modificados constantemente, adquiriendo nuevos significados, es decir, progresivamente
diferenciados. Este proceso se presenta generalmente en el aprendizaje subordinado
(especialmente en el correlativo).
Por otro lado, si durante la asimilación las ideas ya establecidas en la estructura cognitiva son
reconocidas y relacionadas en el curso de un nuevo aprendizaje posibilitando una nueva
organización y la atribución de un significado nuevo, a este proceso se le podrá denominar
según AUSUBEL reconciliación integradora, este proceso se presentan durante los aprendizajes
supraordinados y combinatorios, pues demandan de una recombinación de los elementos
existentes en la estructura cognitiva.(MOREIRA: 1993).
Todo aprendizaje producido por la reconciliación integradora también dará a una mayor
diferenciación de los conceptos o proposiciones ya existentes pues la reconciliación
integradora es una forma de diferenciación progresiva presente durante el aprendizaje
significativo.
La adquisición de información nueva depende en alto grado de las ideas pertinentes que ya
existen en la estructura cognitiva y el aprendizaje significativo de los seres humanos ocurre a
través de una interacción de la nueva información con las ideas pertinentes que ya existen en
la estructura cognitiva. (D. Ausubel)
Para Ausubel, la clave del aprendizaje significativo está en la relación que se pueda establecer
entre el nuevo material y las ideas ya existentes en la estructura cognitiva del sujeto. Por lo
expuesto, la eficacia de este tipo de aprendizaje radica en su significatividad y no en técnicas
memorísticas.
Los prerrequisitos para que un aprendizaje sea significativo para el alumno son:
•Que el material le permita establecer una relación sustantiva con los conocimientos e ideas
ya existentes. A esta condición del material se la denomina significatividad lógica.
Un material es potencialmente significativo cuando permite la conexión de manera no
arbitraria con la estructura cognitiva del sujeto. Es decir, el nuevo material (que puede ser un
texto o la información verbal del docente) debe dar lugar a la construcción de significados. Ello
depende, en gran medida, de la organización interna del material o, eventualmente, de la
organización con que se presenta dicho contenido al alumno.
•Disposición, interés y posibilidad de darle sentido a lo que aprende. Es decir, que el
aprendizaje promueva una significatividad psicológica.
Ello hace referencia al hecho de que el aprendizaje pueda significar algo para el alumno y lo
ayude a establecer una conexión no arbitraria con sus propios conocimientos.
Por lo visto, ambos prerrequisitos conducen al concepto de saberes previos, esto es, las ideas o
conocimientos previos que los chicos han construido sobre determinados temas, tópicos o
conceptos.
Los conocimientos previos de los alumnos en las diferentes áreas difieren tanto en lo que hace
al contenido como a su naturaleza. Por ejemplo, algunos son más conceptuales, otros más
procedimentales, más descriptivos o más explicativos. Estos factores varían según la edad y los
aprendizajes anteriores.
El origen de los conocimientos previos es diverso pero, básicamente, pueden agruparse en tres
categorías:
LA DISONANCIA COGNITIVA
es un estado de tensión y ansiedad que se produce cuando alguna decisión, una creencia o un
comportamiento propio es incorrecto y se contradice con alguna otra creencia al respecto.
La teoría de la disonancia cognitiva de León Festinger dice que las personas nos sentimos
incómodas cuando tenemos que sostener simultáneamente creencias contradictorias o
cuando nuestras creencias no están en armonía con lo que hacemos.
Cuando nos damos cuenta de tal incomodidad o tensión, las personas tendemos
inconscientemente a recuperar el equilibrio para reducir la disonancia. Y para reducirla,
podemos comportarnos o argumentar a favor de la decisión tomada, para darnos tranquilidad
y convencernos del por qué de esas decisiones, dado que deseamos bajar el nivel de ansiedad
que nos produce tal disonancia.
Por ejemplo: un soldado debe ir a la guerra pero por sus creencias morales y/o religiosas sabe
que no es correcto matar a otro ser humano. Si ha tenido que matar a alguien, esa
contradicción le produce un elevado nivel de tensión y malestar, por lo que puede acudir a
argumentar “el objetivo es defender a la patria”, con lo cual reduce el conflicto, la
contradicción, al menos temporalmente.
Otro ejemplo: cuando nos vamos a comprar un par de zapatos. Nos gusta un par, pero al ver el
precio desistimos, no está dentro de nuestro presupuesto gastar tanto en un par de zapatos
cuando tenemos otras prioridades más básicas. El vendedor nos dice que “alguna vez hay que
darse ciertos gustos, sobre todo cuando no solemos hacerlo con frecuencia” y ese argumento
resuelve el conflicto interno, resuelve la contradicción, la disonancia, porque nos quedamos
con ese argumento.
Otro caso típico es el del tabaquismo. El fumador sabe que le hace daño, que aumenta las
probabilidades de contraer cáncer, entre otros inconvenientes. La publicidad y las campañas
que prohíben fumar en lugares públicos aumentan la tensión interna y la contradicción: se
sabe que deberíamos dejar pero no podemos o no queremos.
Para reducir la contradicción, se puede tender a tomar algún argumento que resuelva el
conflicto interno :“de algo hay que morir”, “el médico me dijo que mis pulmones están
impecables”, “yo lo controlo”, etc., y por un corto tiempo la tensión se reduce.
En este caso, la disonancia realmente se resuelve cuando se adopta una conducta que
elimina la contradicción en forma más permanente: se abandona la adicción. El deseo de
eliminar la contradicción se vuelve más fuerte que el deseo de fumar, sobre todo habiéndose
dado cuenta que los argumentos no reducen el conflicto, y que vuelve a aparecer al
encender cada cigarrillo.
Hubo una campaña publicitaria de los cigarrillos rubios Nobel que ganó un premio EFI en 2003.
La famosa campaña se llamaba “Disfruta tus contradicciones” y posiblemente con intención,
reforzaba la tolerancia a la disonancia cognitiva con mensajes tales como: “A veces lo más
inteligente es hacerse el tonto”, “estar serio me hace reír”, “a veces ser feliz me hace llorar”,
“a veces tengo que perderme para encontrarme” y “por qué digo que no me gusta si me
encanta”, etc. Estos mensajes incitaban a la aceptación de la contradicción, de la paradoja,
de la irracionalidad por encima de un razonamiento sensato (hacer algo –fumar- que mata).
Disonancia cognitiva puede producirse también cuando algún otro comportamiento de otra
índole contradice alguna creencia. Por ejemplo si una persona discute con su hermano y la
creencia transmitida a través de la familia es que con los hermanos nunca hay que discutir
porque “dentro de la familia no se discute”. El sentimiento que le produce la discusión es
contradictorio con la creencia aprendida. Para resolver la tensión tal vez la persona resigne su
punto de vista y le pida disculpas a su hermano. O tal vez se atreva a poner en duda la creencia
y la recree o remodele. “Siempre hay una primera vez”.
También se la utiliza en el del marketing y las ventas, la propaganda y la publicidad. Se tiende
a que la persona no perciba disonancia, dado que eso podría afectar la toma de decisiones. Y si
pudiera producir disonancia (por ejemplo la oferta de un producto de altas calorías), ofrece a
cambio otro valor que le sirva a la persona como argumento que reduzca la contradicción, al
menos por un rato (por ejemplo, rostros felices).
DISONANCIA COGNITIVA
"La zorra y las uvas" de Esopo. Cuando la zorra no consigue alcanzar las uvas decide que no las
quiere.
El concepto de disonancia cognitiva, en psicología, hace referencia a la tensión o desarmonía
interna del sistema de ideas, creencias y emociones (cogniciones) que percibe una persona al
mantener al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto, o por un
comportamiento que entra en conflicto con sus creencias. Es decir, el término se refiere a la
percepción de incompatibilidad de dos cogniciones simultáneas, todo lo cual puede impactar
sobre sus actitude
El concepto fue formulado por primera vez en 1957 por el psicólogo estadounidense Leon
Festinger en su obra A theory of cognitive dissonance.1 La teoría de Festinger plantea que al
producirse esa incongruencia o disonancia de manera muy apreciable, la persona se ve
automáticamente motivada para esforzarse en generar ideas y creencias nuevas para reducir
la tensión hasta conseguir que el conjunto de sus ideas y actitudes encajen entre sí,
constituyendo una cierta coherencia interna.
Reducción de la disonancia[editar]
Mentalidad retributiva[editar]
En filosofía, sin embargo, tal tipo de disonancia cognitiva no se interpreta como un fenómeno
inherente al ser humano sino como una mentalidad procedente del pensamiento religioso
como respuesta al malestar o al dolor[cita requerida]. Tal mentalidad se conoce como
mentalidad retributiva, debido a que se comprende como una retribución moralmente
necesaria al esfuerzo, sacrificio y dolor que per se carecen de valoración. Es lo común[cita
requerida] en el conjunto de las religiones de todo el mundo y forma parte como residuo en la
mentalidad moderna en numerosos momentos de nuestra vida[cita requerida].
Ejemplos[editar]
Al cabo de una semana Festinger llamó a todos los sujetos para preguntarles de nuevo qué les
pareció la tarea, los del primer y tercer grupo reafirmaron su anterior respuesta, que la tarea
había sido muy aburrida. Sorprendentemente descubrió que los del segundo grupo creían que
la tarea fue divertida. La explicación de por qué en el tercer grupo no se produjo el efecto de
disonancia cognitiva, es que al haber sido pagados ya tenían un justificativo para la mentira
dicha, por lo cual no debieron modificar su percepción del experimento. El segundo grupo de
control por el contrario, no tenía un justificativo para la mentira (solo les pagaron 1 dólar), con
lo cual debieron modificar sus percepciones del experimento y comenzar a considerarlo
divertido.
En el ámbito del mercado, se refiere a aquel malestar que el individuo padece después de una
compra, "¿será o no buena la compra?, ¿habré acertado?...". El mercado ha de intentar que
esta disonancia, este malestar, sea el menor posible.
Críticas[editar]
Entre los principales sobreentendidos de la disonancia cognitiva como teoría sobre los
procesos mentales, está la consideración de que la coherencia o la consonancia son
características esenciales del pensamiento humano. Sin embargo, la lógica de racionalización
humana ha avanzado hacia postulados retóricos que no buscan estas fórmulas tan
esencialistas en la ciencia psicológica.
La disonancia cognitiva implica cierta falta de coherencia entre actitud y acción. Robert A.
Baron y Donn Byrne escriben: “Desgraciadamente, la disonancia cognitiva es una experiencia
muy común. Cada vez que dices cosas que realmente no crees, que tomas una decisión difícil o
descubres que algo que has comprado no es tan bueno como esperabas, puedes experimentar
disonancia. En todas estas situaciones, hay un salto entre nuestras acciones y nuestras
actitudes que tiende a hacernos sentir bastante incómodos”.3
Teniendo presente que nuestra actitud característica está constituida tanto por componentes
afectivas como cognitivas, puede decirse que la falta de coherencia que experimentamos en la
disonancia se debe a la falta de coincidencia entre nuestro querer y nuestro pensar. Así, si de
improviso se nos presenta una persona conocida con la cual hemos tenido cierta desavenencia
previa, debemos adoptar una postura definida: no saludarla, por ejemplo, o bien fingir que
uno siente que no ha pasado nada. Si tenemos tiempo de prever la situación, es posible que la
disonancia sea menor, mientras que, si la situación se presenta en forma repentina, es posible
que luego recapacitemos por no estar del todo convencidos con la actitud adoptada. De ahí
que pueda considerarse que toda disonancia se produce cuando existe un conflicto interno
entre nuestras componentes afectivas y cognitivas. Este conflicto nos lleva a cambiar nuestra
actitud.
Desde este punto de vista, podríamos hablar de la disonancia cognitiva-afectiva, que tiene
otras implicaciones, como la de ser, posiblemente, el sustento psicológico de la conciencia
moral. Imaginemos una situación en que nos favorecemos en forma egoísta perjudicando
simultáneamente a alguien. El conocimiento de los efectos de nuestra acción nos hará sentir
culpables, de ahí que la disonancia, o incoherencia, entre las componentes de la actitud
aparecerá en todo individuo que tenga desarrollada su conciencia moral. De ahí que sea
posible identificarlas.
Metacognición y competencias instrumentales en el ámbito universitario
Uno de los más importantes desafíos a la tarea docente, es la de encontrar las herramientas
adecuadas para que los estudiantes logren desarrollar los procesos que le permitirán
aprender, al mismo tiempo que continúan su desarrollo como profesionales en formación.
La Psicología Cognitiva permite encontrar apoyo para enfrentar este rol docente ya que nos
provee de información para comprender los procesos cognitivos y socio afectivos de los
estudiantes, necesarios de activar para alcanzar aprendizajes diversos. Desde allí, encontrar los
puntos de encuentro entre las acciones de enseñar a aprender y de aprender a aprender,
relacionados con el docente y el estudiante, respectivamente. Es importante descubrir cómo la
enseñanza y/o el docente estamos influyendo en la manera de sentir, pensar y actuar de los
estudiantes, tríada que necesariamente está relacionada entre sí, no obstante, no siempre
están consideradas ni intencionadas en la docencia, especialmente, en la universitaria.
Lo anterior acontece porque muchos docentes asumen que todo estudiante universitario ya
debiera estar en posesión de las competencias transversales a cualquier aprendizaje y, por
ende, que no es tarea de las universidades -que apuntan a la formación de un profesional-
adjudicarse este rol. Pese a ser cierto este planteamiento, en innumerables ocasiones nos
encontramos que el estudiante que se incorpora a estudios universitarios, si bien ha
desarrollado estrategias para aprender, no siempre decide optar por las más adecuadas,
oportunas o precisas para enfrentar un determinado tipo de tarea cognitiva. Por ello, se
demanda la necesidad de reflexión acerca de los aspectos que requerirían de acciones
mediadoras para obtener modificaciones en las capacidades para pensar, tanto en el docente
como en el estudiante. Entre otras acciones mediadoras, se encuentra la propuesta de la
activación de procesos de pensamiento y, entre estos, los procesos metacognitivos como base
de una actividad mental consciente y significativa para alcanzar aprendizajes de calidad. Al
respecto, Villa y Poblete (2007) señalan: “La característica principal del universitario es la de
pensar. El pensamiento distingue al hombre formado del que no lo es. Es una tarea clave para
la Universidad favorecer y promover el pensamiento que haga de sus alumnos personas con
una cabeza bien ordenada y estructurada más que conseguir una cabeza “llena” (…) Considera
los contenidos como los vehículos necesarios para este desarrollo intelectual pero sin
convertirlos en su objetivo último”.
Según Zimmerman, citado por Mateos (Mateos, 2001), uno de los rasgos característicos del
aprendizaje auto-regulado es el uso que hace el sujeto de las estrategias con el propósito de
optimizar su aprendizaje, entendiéndose como estrategias a los procedimientos integrados de
acción que se movilizan para responder o alcanzar una meta prefijada de aprendizaje. Por lo
tanto, la metacognición es el conocimiento que tiene el aprendiz sobre su sistema de
aprendizaje y las decisiones que toma en relación a la manera de actuar sobre la información
que ingresa a dicho sistema (Duell, 1986 p 205.). Así, Burón (1996), señala que la
metacognición se destaca por cuatro características: a) Llegar a conocer los objetivos que se
quieren alcanzar con el esfuerzo mental; b) Posibilidad de la elección de las estrategias para
conseguir los objetivos planteados; c) Auto-observación del propio proceso de elaboración de
conocimientos, para comprobar si las estrategias elegidas son las adecuadas; y, d) Evaluación
de los resultados para saber hasta qué punto se han logrado los objetivos.
Las definiciones anteriores ponen el énfasis en los procesos cognitivos que se activan para
enfrentar y afrontar un determinado conflicto intelectual, no obstante, también se han
incorporado en la actualidad otras perspectivas que aluden a reconocer conscientemente,
además de la cognición, los otros ámbitos que influyen en el desempeño, como son la
disposición a la tarea (actitudes), el aspecto socio-afectivo (emociones, reacciones, etc.) y lo
procedimental (métodos, procedimientos, estrategias).
Algunos autores refutan la mirada anterior, justificando que ya no sería metacognición sino
metaconocimiento. Mateos (20021) se refiere a este tema, señalando que: “…Desde esta
perspectiva, la metacognición tiende a concebirse como la tematización o conceptualización
explícita y consciente del conocimiento que tiene un sujeto sobre cualquier dominio especifico
de fenómenos, no sólo los fenómenos de naturaleza cognitiva. Esta posición, en realidad, se
refiere a “metaconocimiento” (conciencia de los contenidos o productos de nuestra cognición)
antes que a “metacognición” (conciencia de los procesos que se utilizan para conocer)”.
La variable de tipo personal se vincula con los aspectos relacionados con las características de
la tarea a realizar, la cual, exigirá por la naturaleza de la misma, ciertos procesos cognitivos
esenciales de activar para desarrollarla con éxito. Este aspecto puede ser vinculado con el
análisis que plantea el Dr. Reuven Feuerstein cuando se refiere al mapa cognitivo y los siete
parámetros que considera al realizar un análisis de las características de una tarea cognitiva y
la relación de éstas con la respuesta o rendimiento que evidencia una persona cuando
enfrenta dicha tarea (Fuentes, 2005).
Los parámetros que analiza el Mapa Cognitivo de Feuerstein son siete: contenido, modalidad
de lenguaje, las fases del acto mental con los prerrequisitos para un pensamiento de calidad
(funciones cognitivas), las operaciones mentales que requieren de estas funciones cognitivas
para desarrollarse adecuadamente, el nivel de complejidad, abstracción y la eficacia. Una
breve explicación de estos parámetros se presenta a continuación:
Modalidades o lenguaje en que se expresa el acto mental: Cualquier tarea se puede presentar
de forma verbal, numérica, gráfica, simbólica, pictórica o combinando éstas. El tipo de
modalidad en que se presenta la tarea afecta el rendimiento del sujeto, dado que puede tener
más facilidad para un tipo de lenguaje que otro, o bien una modalidad puede requerir mayor
abstracción que otra.
Fases del Acto Mental: Se relaciona con las Funciones Cognitivas presentes en cada etapa del
acto de pensar o acto mental, es decir, en el momento de entrada (recogida de información de
la tarea), elaboración (asociación, conexión de la información recogida con los conocimientos
previos) y salida (momento de entrega de la respuesta o solución al problema).
Operaciones Mentales: El acto mental se analiza en función de las estrategias que emplea el
estudiante para explorar, manipular, organizar, transformar, representar y reproducir nueva
información. Pueden ser simples (reconocer, identificar, comparar) o complejas (pensamiento
analógico, transitivo, lógico e inferencial).
Nivel de Complejidad: Tiene relación con la cantidad y calidad de las unidades de información
necesarias para que se produzca el acto mental y por el grado de novedad o familiaridad que
tiene para el sujeto.
Feuerstein plantea que si se analizan las tareas o actividades cognitivas antes que se presenten
a los estudiantes, a la luz de los parámetros mencionados, podemos anticipar las operaciones
mentales que deberán ser accionadas para resolver esa tarea cognitiva e identificar qué
funciones cognitivas debe funcionar eficientemente, como condición para movilizar la o las
operaciones mentales que esa tarea requiere.
La información anterior, nos permitirá planificar las acciones mediadoras que posiblemente el
docente deberá poner en acción para ayudar al estudiante a encontrar las estrategias más
adecuadas a ese conflicto cognitivo; y realizar posteriormente con los estudiantes mediados el
proceso reflexivo sustentado en la metacognición para analizar, monitorear y evaluar el
desempeño manifestado.
Desde esta visión, se entienden por Operaciones Mentales “al conjunto de acciones
interiorizadas, organizadas y coordinadas, en función de las cuales llevamos a cabo la
elaboración de la información que recibimos” (Feuerstein 1980). Las Operaciones Mentales
señaladas por Feuerstein son:
Así, las variables relacionadas con la tarea se refieren a “aquel conocimiento que el individuo va
obteniendo con la experiencia, a través del tiempo, acerca de cómo la naturaleza de la
información encontrada afecta y limita las posibilidades de manejarla con éxito. De esta
manera se va adquiriendo la conciencia de que existen tareas de diferente naturaleza y nivel de
complejidad que requieren, por lo tanto, de un tratamiento diferencial para poder manejarlas
apropiadamente”. (Ruiz Bolívar 2002). La literatura, en este sentido, enfatiza la noción de
metacognición como un proceso consciente y secuenciado que busca saber qué se quiere
conseguir (intencionalidad-objetivos) y saber cómo se lo consigue (estrategias-autorregulación
del comportamiento).
Metacognición y Competencias
En la actualidad, la sociedad exige cada vez más que las personas manifiesten mayores
habilidades para aprender y funcionar inteligentemente. Esto significa ser capaz de manejarse
ante una situación desafiante, desde una adaptación estratégica, que le permita seleccionar y
aplicar la o las estrategias más pertinentes a esa situación o conflicto. Es decir, ser
competente, como un requerimiento de base de toda actuación humana.
Gallego (1999) hace mención al origen del término competencias, señalando que Agon y
Agonistes, del griego, significa agonía ya que se relacionaba con quien luchaba para ganar en
las olimpiadas como protagonista de las mismas. Esta significación otorga al concepto de
competencias -y más aún, enfocado hacia la formación de profesionales- que éstos deben ser
protagonistas de su aprendizaje, comprometidos en un accionar activo y reflexivo que les
permita fortalecer sus capacidades.
Otra mirada al significado de competencias es la que aportan Villa y Poblete (2007), que se
refiere al “buen desempeño en contextos diversos y auténticos basado en la integración y
activación de conocimientos, normas, técnicas, procedimientos, habilidades y destrezas,
actitudes y valores”. Definición que centra el enfoque en el actuar como producto de procesos
reflexivos que integran una amplia mirada de variables afectivas, cognitivas, actitudinales y
procedimentales.
Para el desempeño profesional, sin duda, existen competencias que son esenciales para
alcanzar y desarrollar este rol con éxito y que –justamente, por esta necesidad transversal a
cualquier profesión- el desarrollo cognitivo, como los procesos metacognitivos, juegan un rol
esencial dado que nos permiten primero tomar conciencia de la manifestación de estas
competencias y cómo generar procedimientos que se ocupen de potenciarlas para un mejor
desempeño.
Se ampliará el análisis de las competencias instrumentales por ser éstas básicas para cualquier
aprendizaje, pues, son las competencias que en muchos escenarios universitarios aparecen
débiles e insuficientes para acometer con éxito los desafíos propios de este nivel y, por otro
lado, por tener una relación muy directa con los procesos cognitivos y metacognitivos como
base del desempeño exitoso. Entonces, en las competencias instrumentales se destacan
aquellas que tienen que ver con el desarrollo del pensamiento y sus distintas formas de
manifestarse, dado que a mayor variedad de tipos de pensamiento que un estudiante
desarrolle, se potencia la flexibilidad mental y sus capacidades intelectuales. El énfasis en los
tipos de pensamiento en la formación profesional estará directamente relacionado con las
características de la profesión. Se sugiere, en consecuencia, trabajar el pensamiento analítico,
sistémico, crítico, lógico, analógico, creativo, práctico, divergente, etc.
Con el fin de ayudar a la comprensión del rol de autorregulación que la metacognición aporta
para conocer como conocemos, algunos autores han desglosado esta dimensión en tres fases
o momentos:
El proceso anterior confirma que el aprender a pensar sobre la metacognición adquiera una
clara intencionalidad, significado y trascendencia para el aprendiz, que no siempre éste
descubre de manera espontánea y autónoma. De allí la importancia de ser guiado y focalizado
por un docente mediador que busca y orienta su rol bajo un marco de acción que lo habilite
con herramientas teóricas y metodológicas para ello. En este artículo se está considerando la
propuesta teórica de Reuven Feuerstein.
Las tres fases que se han explicado anteriormente permiten ser relacionadas con las funciones
cognitivas que el Dr. Feuerstein señala como condiciones que subyacen al desarrollo de toda
operación mental, herramienta necesaria de activar en todo acto cognitivo que busque ofrecer
oportunidades de aprendizaje.
Según Feuerstein, (Fuentes, 1996), el Acto Mental (Pensamiento) se desarrolla en tres fases, en
cada una de las cuales cumplen un papel esencial cinco estructuras neuropsicológicas
(atención, percepción, memoria, lenguaje y pensamiento), y de las cuales se derivan las
funciones cognitivas (pre-requisitos del pensamiento) que el “pensador” activa para desarrollar
las funciones que corresponden a cada fase.
Cuando las funciones cognitivas esenciales, por ser requisitos para cada fase no se activan o se
producen en forma imprecisa, inexacta o inadecuadamente, se convierten en lo que
Feuerstein denomina funciones cognitivas deficientes y que, en síntesis, serían responsables de
no tener éxito en la tarea a resolver. Cuando esto sucede, la ayuda de un mediador o
mediadora (experto) que guíe en el descubrimiento de las estrategias adecuadas para activar
en forma eficiente la función requerida, logra que el pensador reorganice su pensamiento y,
por ello, corrija la función que ante esa tarea cognitiva ha sido inadecuada.
Lo más importante del proceso explicado en el párrafo anterior es que entonces las estrategias
aprendidas o mediadas, no son sólo útiles para resolver esa tarea, sino que son habilidades del
pensamiento que pueden ser transferidas a diferentes situaciones de vida del presente
(aprendizaje significativo) y generalizadas hacia posibles contextos de vida futura (aprendizaje
trascendente). Esto significa que las habilidades y funciones cognitivas son entrenables en
cualquier etapa de vida del ser humano y su efecto sobrepasa un aprendizaje académico, es un
aprendizaje de vida, es decir, se aplican en cualquier ámbito o situaciones que debamos
enfrentar, ya sean personales, profesionales, familiares, etc.
De igual forma que hay habilidades de pensamiento, existe una taxonomía de los diferentes
tipos de pensamiento. Tal diversidad se explica por el tipo de habilidades que más se
potencian o se ponen en juego en el comportamiento del sujeto. En estos términos, podemos
hablar de pensamiento crítico, pensamiento reflexivo, pensamiento divergente, pensamiento
convergente, pensamiento creativo, pensamiento lógico, etc.
Para la formación profesional, esta línea de trabajo cognoscitivo se convierte en un reto, dado
que el espacio académico es el llamado a potenciar en la nueva generación las habilidades
necesarias y el tipo de pensamiento adecuado, para enfrentarse a las demandas sociales de
una cultura competitiva y exigente con el sujeto, como la actual.
El cuadro siguiente, basado en los planteamientos de Feuerstein, resume la relación entre las
fases del pensamiento y las funciones cognitivas que se requieren para lograr éxito al enfrentar
cualquier actividad cognitiva:
Los estudios en corporaciones privadas sobre metacognición, realizados por Novak (1998),
muestran importantes necesidades a desarrollar en los futuros profesionales que se muestran
a continuación, tomados de Chrobak, Ricardo (2009). Novak analiza el estado de las
corporaciones en cuanto al aprendizaje que las mismas, como tales, deben realizar,
concluyendo que muchas de ellas son, en tal sentido, discapacitadas (learning disabled), al
menos si quieren participar exitosamente de la nueva sociedad del conocimiento. Para ello
resume como necesidades inmediatas para ellas:
Crecimiento personal de los empleados, de tal manera que sean capaces de profundizar y
clarificar cada vez más su cosmovisión, sus filosofías, las teorías que aceptan, los principios que
las sustentan etc. y, de esta manera, aprender a ser paciente y analizar la realidad con la
mayor objetividad posible.
Construir mejores modelos mentales, sabemos que todo ser humano tiene que enfrentar los
problemas que surjan con sus propias herramientas de razonamiento, por ejemplo, muchos
docentes llegan a su trabajo con la creencia de que la única forma de enseñar es mediante las
clases expositivas, debido a que ese fue el modelo que vio en la mayoría de las escuelas y
universidades. Por supuesto que le llevará tiempo y práctica aprender que actualmente existen
estrategias derivadas de la metacognición que ayudan a los estudiantes mucho más que las
clases teóricas expositivas.
Aprendizaje grupal o en equipo, esto es de vital importancia ya que son los equipos de trabajo
y no los individuos los que deben tomar las decisiones en las organizaciones modernas.
Por su parte, Clarck y Palm, trabajando en una corporación industrial, sobre un programa de
entrenamiento para 1500 encargados, a fin de ayudarlos a resolver problemas laborales,
estudiaron a un grupo de encargados para analizar metacognitivamente el proceso que
seguían para solucionar sus problemas laborales. Los resultados obtenidos permitieron
comprobar los siguientes déficits:
Impulsividad: que los llevan a la solución rápida y deducciones ilógicas que no emanan de los
datos aportados.
Falta de precisión y exactitud en el levantamiento de los datos: que los llevan a ignorar datos
importantes y aceptar evidencias vagas o abstractas.
Definición imprecisa del problema: hasta a veces no reconocer la existencia del mismo.
Modalidades de comunicación egocéntricas: no se escuchan otros puntos de vista, llevándose
por impulsos sentimentales.
Falta de precisión al comunicar las respuestas: las comunicaciones suelen ser muy generales y
las instrucciones vagas, como la programación de objetivos.
Respuestas de ensayo y error: solamente para probar si dan resultado, sin planificación y
adoptando soluciones sin considerar las posibles consecuencias.
Me parece que muchas de las características que se enuncian en el párrafo anterior como
déficits, también las tenemos presente a la hora de trabajar con nuestros estudiantes. Esto nos
debiera llevar a replantear la orientación que debe tener el rol docente para reflexionar
respecto de ¿qué hace el estudiante para aprender? ¿Qué deja de hacer el estudiante para que
su aprendizaje sea pobre?, ¿qué hace mentalmente el estudiante para obtener un rendimiento
positivo?
Las competencias que los estudios universitarios requieren, no deja de ser un desafío
importante de soslayar para toda institución de educación superior, más aun para el docente a
quien se le entrega la responsabilidad de recibir a los principiantes y convertirlos en expertos,
preparados para enfrentar el nuevo desafió, ahora laboral. Sin embargo, es claro que dos
aspectos frente a los cuales los estudiantes presentan dificultades para responder tienen que
ver con la comprensión de lectura y la resolución de problemas, aspectos que también han
confirmado los estudios e investigaciones realizadas al respecto. Al respecto, encontramos
sugerencias aportadas por la literatura y prácticas educativas que señalan algunas sugerencias
para mejorar la comprensión lectora (González Fernández, 1992; Brown, 1980, citados por
Ruiz Bolívar (2002): a) clarificar los propósitos de la lectura; b) identificar los aspectos
importantes de un mensaje; c) centrar la atención en el contenido principal y no en los
detalles; d) chequear las actividades que se están realizando para determinar si la
comprensión está ocurriendo; e) involucrarse en actividades de generación de preguntas para
determinar si los objetivos se están cumpliendo, y, f) tomar acciones correctivas cuando se
detectan fallas en la comprensión.
Finalmente, algunas orientaciones para los docentes que se interesan por buscar herramientas
para provocar este cambio educativo:
Intencionalidad en la acción educativa, es decir, saber con claridad qué queremos que
alcance un estudiante cuando le pedimos que desarrolle una determinada tarea.
Significatividad de la tarea, conectar las herramientas que esa tarea aportará con el sistema
de significados de los estudiantes para despertar su motivación y reciprocidad ante la
intencionalidad buscada.
En suma, la tarea docente seguirá siendo un desafío permanente, pues, sólo la búsqueda
consistente y perseverante de nuevas herramientas nos permitirá afrontar de mejor manera
este desafió, lo mejor de todos es que nosotros crecemos en el intento como profesionales y
personas.
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El proceso didáctico, como todo sistema estructurado, está establecido en tres elementos
fundamentales: Entradas o Preparación, Proceso o Realización y Salidas o Resultados. Como
todo proceso, igualmente lleva a la par otro proceso de evaluación continua que permite en
cada fase anteriormente señalada el recibir datos sobre su funcionamiento y disponer en su
caso de los elementos de mejora o rectificación necesarios. Es lo que se denomina feed-back o
realimentación.
La evaluación continua
Es la determinación del nivel previo de capacidades que el alumno tiene que poseer para
iniciar un proceso de aprendizaje y la clasificación de los alumnos por medio de características
que están relacionadas con formas de aprendizaje. Mediante la evaluación se determinan las
causas fundamentales de las dificultades en el aprendizaje.
Es la realimentación del alumno y del profesor sobre el progreso del alumno durante el
proceso de aprendizaje y la identificación de los problemas más comunes de aprendizaje para
solucionarlos mediante actividades y organizar la recuperación. Se realiza durante todo el
proceso de aprendizaje.
Se produce al final de una etapa, día, semana, mes o curso escolar, o al comienzo de una
situación en la que hay plazas limitadas.
Concepto de evaluación:
La evaluación debe servir de ayuda para elevar la calidad del aprendizaje y aumentar el
rendimiento de los alumnos.
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Medición.
La evaluación es el proceso mediante el cual se emite una serie de juicios sobre la base de
cierta información recibida; la medición es el proceso que proporciona tal información y
podríamos localizarla en un lugar subordinado y como sirviendo a los propósitos de la
evaluación.
Evaluación.
La evaluación es un proceso integral que permite valorar los resultados obtenidos en términos
de los objetivos propuestos, acorde con los recursos utilizados y las condiciones existentes.
«La evaluación educacional ha sido, y hasta cierto punto sigue siendo, un proceso más bien
estancado de pruebas estandarizadas, calificación, colocación, certificación y acreditación, que
sirve para mantener pautas normativas...» «La definición de la evaluación como medición se
limita evidentemente, sólo a aquellas cosas que pueden ser medidas con pruebas
estandarizadas».
Los diferentes ámbitos de conducta a que pertenecen los objetivos de aprendizaje (cognitivo,
psicomotriz y afectivo) exigen por su propia naturaleza diferentes instrumentos. La evaluación
es mucho más comprensiva y abarcadora que la medición. La primera es más compleja,
supone la interrelación de múltiples factores, en los cuales se encuentra la medida misma. «La
medición es una pericia técnica y la evaluación un acto educativo (en tanto juzga y valora el
alumno)». «Para hacer actos valorativos se deben atravesar momentos y actos de medida».
La evaluación como mera congruencia entre objetivos-resultados.
Cada modificación de conducta que se produzca en los alumnos, en los profesores, o en las
experiencias de aprendizaje en general, aporta elementos de diagnóstico que servirán de guía
para replantear los objetivos o para una nueva selección y organización de las actividades o de
los mismos instrumentos de evaluación.
Toda clase es una oportunidad para «reunir evidencias» de la actuación de los alumnos y de
nuestra acertada o no-selección de objetivos y de medios para la conducción del aprendizaje.
Mitificación de la objetividad.
Las «notas» parecen estar revestidas del máximo de objetividad. Sin embargo, las
calificaciones pueden ser tan subjetivas como la apreciación cualitativa de los resultados. La
enseñanza tradicional adjudica al profesor la autoridad para determinar el éxito o fracaso de
sus alumnos. Si bien es bastante cuestionable dicha autoridad, es evidente que su objetividad
está imbuida de características personales. En consecuencia la nota carece de idoneidad para
una operación tan simple como es la calificación. Las cifras adquieren diferente grado de
significación en diferentes contextos. El sistema numérico de calificaciones externamente tan
«técnico y aséptico», es distinto en cada profesor y también en la valoración de los alumnos.
El criterio tradicionalmente empleado, que consiste en comparar a los alumnos entre sí, carece
de todo fundamento. «El alumno será calificado sobre la base de su actuación frente a un
standard predeterminado y no con relación a sus pares».
a). Una constante evaluación formativa «que proporciona la información necesaria para
individualizar la instrucción y detectar las deficiencias de aprendizaje».
b). Una evaluación sumativa «que proporciona información acerca de cómo han cambiado los
alumnos con respecto a los propósitos del curso».
«El propósito primario de la evaluación sumativa es calificar a los alumnos de acuerdo con su
rendimiento, teniendo en cuenta los objetivos propuestos (evaluación como congruencia
objetivos-resultados), de allí que su sentido real sea final». Este replanteamiento de las
concepciones de evaluación trae aparejado una modificación de las políticas y prácticas de las
calificaciones escolares tendentes a diseñar y emplear procedimientos de evaluación formativa
como «medida de control de calidad» del progreso del aprendizaje. «El problema no consiste
en separar a los alumnos sino en asegurarse de que todos en efecto aprenden hasta lograr los
niveles esperados».
La evaluación como actividad final reviste el carácter de fallo fiscal en sí misma; carece de valor
orientador y motivador. El alumno no modificará su aprendizaje ante un plazo ni ante un
«debes ser más aplicado». Por el contrario, el conocimiento gradual y acumulativo de los
alumnos es un recurso de sondeo de la situación que «provee información para emitir juicios y
adoptar medidas de acción en situaciones en las que hay que tomar decisiones. Una decisión
es una elección entre alternativas y una situación de toma de decisiones entre un conjunto de
alternativas».
Una oportuna decisión del grupo y/o profesor, ya sea para volver a revisar lo planeado o
reajustar los procedimientos de enseñanza, podrá dar elementos correctivos útiles. Es obvio
que no pueden esperarse los resultados de los exámenes finales para redefinir los objetivos.
Por ejemplo, se pueden tomar medidas que deriven de la realidad socioeconómica; esto
origina decisiones institucionales que deben traducirse en objetivos como respuestas a las
necesidades del diagnóstico socioeconómico.
De las funciones de la evaluación y de las características antes mencionadas se desprende que
ésta constituye un proceso integral que abarca el progreso académico del alumno
(información, conocimientos, interpretación, etc.) y sus actitudes, intereses, hábitos de
trabajo, etc.
1. «Un proceso que incluye una gran variedad de evidencias además de los exámenes parciales
o finales». «Un método de adquisición y procesamiento de las evidencias necesarias para
mejorar el aprendizaje y la enseñanza».
2. «Un sistema de control de la calidad en el cual puede ser determinado en cada etapa el
proceso de enseñanza-aprendizaje, si éste es efectivo o no, y si no lo es, qué cambios deben
realizarse para asegurar su efectividad».
1. La comunicación didáctica:
Interacción profesor-alumno
Diálogo didáctico: Observación y escucha
Preguntas:
Individual
A toda la clase en general
Para contestar en grupos
Para iniciar un diálogo
2. La observación
Sistemática: Cuando se utilizan técnicas de almacenamiento de información.
Asistemática: Cuando se manifiesta atención continua.
3. Actividades y ejercicios
Actividad normal del aula
control de dificultades
revisión continua de trabajos
Seguimiento del trabajo en grupos
Valorar el trabajo libre
Comprobar el grado en el que se van consiguiendo los objetivos
Autoevaluación y chequeo periódico de logros y dificultades
4. Trabajos de los alumnos
Evaluado por el profesor, por otros alumnos, por su grupo de trabajo,
autoevaluado, en común por profesor, otros alumnos y él mismo.
Principios educacionales
Principios educacionales
Reconoce a la persona como centro y agente fundamental del proceso educativo y se sustenta
en los principios de la Educación como:
La calidad, que asegure la eficiencia en los procesos y eficacia en los logros y las mejores
condiciones de una educación para la identidad, la ciudadanía, el trabajo; en un marco de
formación permanente.
La equidad, que posibilite una buena educación para todos los peruanos sin exclusión de
ningún tipo y que de prioridad a los que menos oportunidades tienen.
La democracia, que permita educar en y para la tolerancia, el respeto a los derechos humanos,
el ejercicio de la identidad y la conciencia ciudadana, así como la participación.
La ética, que fortalezca los valores, el respeto a las normas de convivencia y la conciencia
moral, individual y pública.
La inclusión, que incorpore a las personas con discapacidad, grupos sociales excluidos,
marginados y vulnerables.
La conciencia ambiental, que motive el respeto, cuidado y conservación del entorno natural
como garantía para el futuro de la vida.
En este caso se tratará de la Educación Básica la cual está destinada a favorecer el desarrollo
integral del estudiante, el despliegue de sus potencialidades y el desarrollo de capacidades,
conocimientos, actitudes y valores fundamentales que la persona debe poseer para actuar
adecuada y eficazmente en los diversos ámbitos de la sociedad.
Artículo 29° de la Ley General de Educación Nº 28044.
Objetivos de la Educación Básica:
a) Formar integralmente al educando en los aspectos físico, afectivo y cognitivo para el logro
de su identidad personal y social, ejercer la ciudadanía y desarrollar actividades laborales y
económicas que le permitan organizar su proyecto de vida y contribuir al desarrollo del país.
b) Desarrollar capacidades, valores y actitudes que permitan al educando aprender a lo largo
de toda su vida.
c) Desarrollar aprendizajes en los campos de las ciencias, las humanidades, la técnica, la
cultura, el arte, la educación física y los deportes, así como aquellos que permitan al educando
un buen uso y usufructo de las nuevas tecnologías.
La Educación Básica es obligatoria y se organiza en: Educación Básica Regular, Educación
Básica Alternativa y Educación Básica Especial. En el presente artículo se aborda la Educación
Básica Regular.
EDUCACIÓN BÁSICA REGULAR
Decreto Supremo N° 013- 2004 ED
La Educación Básica Regular es la modalidad que abarca los niveles de Educación Inicial,
Primaria y Secundaria. Está dirigida a los niños y adolescentes que pasan, oportunamente, por
el proceso educativo de acuerdo con su evolución física, afectiva y cognitiva, desde el
momento de su nacimiento.
LA EDUCACIÓN BÁSICA REGULAR
Desde el año 1997, el Ministerio de Educación ha venido implementando Diseños Curriculares
para los diversos niveles de la Educación Básica Regular, esto debido a la necesidad de
responder a las demandas nacionales y locales del país. En ese sentido se iniciaron
experiencias curriculares a modo experimental, en primer lugar en Educación Primaria y luego
en Educación Secundaria. A medida que pasaron los años y luego de validar las propuestas
curriculares, fue necesario que el país dispusiera de un solo Diseño Curricular Nacional, a
partir del cual, las Instituciones Educativas efectuarían las adecuaciones curriculares
respectivas mediante el proceso de diversificación curricular de modo que podrían disponer
de un Proyecto Curricular de Centro pertinente y acorde a su realidad.
Así mismo, en la Ley General de Educación N° 28044, se señala la necesidad de formular
"currículos básicos, comunes a todo el país, los mismos que tienen que estar articulados entre
los diferentes niveles y modalidades".
El Diseño Curricular Nacional (DCN) contiene los aprendizajes fundamentales y básicos que
deben desarrollar los estudiantes en cada nivel educativo, en cualquier ámbito del país, con
calidad educativa y equidad. Al mismo tiempo considera la diversidad humana, cultural y
lingüística. En el se presenta aquello que la Ley de Educación establece con relación a la EBR,
la cual organiza articuladamente los niveles que antes se concebían en forma separada. En ese
sentido, hay un proceso que comienza en el Ciclo I del nivel Inicial y concluye en el ciclo VII del
nivel Secundaria.
Como el lector habrá deducido, la complejidad asociada al lenguaje natural cobra especial
relevancia cuando necesitamos recuperar información textual [Baeza-Yates, 1999] que
satisfaga la necesidad de información de un usuario. Es por ello, que en el área de
Recuperación de Información Textual las técnicas de NLP son muy utilizadas [Allan, 2000],
tanto para facilitar la descripción del contenido de los documentos, como para representar la
consulta formulada por el usuario, y ello, con el objetivo de comparar ambas descripciones y
presentar al usuario aquellos documentos que satisfagan en mayor grado su necesidad de
información [Baeza-Yates, 2004].
Dicho de otro modo, un sistema de recuperación de información textual lleva a cabo las
siguientes tareas para responder a las consultas de un usuario (imagen 1):
Este enfoque es muy simple, y se basa en lo que se ha denominado como "bolsa de palabras"
(o "bag of words"). En esta aproximación, todas las palabras de un documento se tratan como
términos índices para ese documento. Además se asigna un peso a cada término en función de
su importancia, determinada normalmente por su frecuencia de aparición en el documento.
De este modo, no se toma en consideración el orden, la estructura, el significado, etc. de las
palabras.
Estos modelos se limitan, por tanto, a emparejar las palabras en los documentos con las
palabras en las consultas. Su simplicidad y eficacia los han convertido hoy en los modelos más
utilizados en los sistemas de recuperación de información textual.
Vamos a ilustrar su funcionamiento mediante el uso del primer párrafo de este mismo
documento, suponiendo que éste está etiquetado en XML. Así, el documento sobre el que
aplicaríamos las técnicas de preprocesado y parametrización sería el siguiente:
1. Eliminación de los elementos del documento que no son objeto de indexación (o stripping),
como podrían ser ciertas etiquetas o cabeceras de los documentos (ejemplo 5).
3. Lematización de los términos, que es una parte del procesamiento lingüístico que trata de
determinar el lema de cada palabra que aparece en un texto. Su objetivo es reducir una
palabra a su raíz, de modo que las palabras clave de una consulta o documento se representen
por sus raíces en lugar de por las palabras originales. El lema de una palabra comprende su
forma básica más sus formas declinadas. Por ejemplo, "informa" podría ser el lema de
"información", "informaciones", e "informar". El proceso de lematización (ejemplo 7) se lleva a
cabo utilizando algoritmos de radicación (o stemming), que permiten representar de un mismo
modo las distintas variantes de un término, a la vez que reducen el tamaño del vocabulario y
mejoran, en consecuencia, la capacidad de almacenamiento de los sistemas y el tiempo de
procesamiento de los documentos. No obstante, estos algoritmos presentan el inconveniente
de no agrupar en ocasiones palabras que deberían estarlo, y viceversa, mostrar como iguales
palabras que realmente son distintas.
Ejemplo 8. Fragmento de un documento parametrizado (nótese que las frecuencias asociadas
a cada término cambiarían a medida que se avanzara en la cuantificación de los restantes
términos del documento).
Uno de los métodos más utilizados para estimar la importancia de un término es el conocido
sistema TF.IDF (Term Frecuency, Inverse Document Frecuency). Está pensado para calcular la
importancia de un término en función de su frecuencia de aparición en un documento, pero
supeditado a su frecuencia de aparición total en el conjunto de documentos de la colección. Es
decir, el hecho de que un término aparezca muchas veces en un documento es indicativo de
que ese término es representativo del contenido del mismo, pero siempre y cuando este
término no aparezca con una frecuencia muy alta en todos los documentos. De ser así, no
tendría ningún valor discriminatorio (por ejemplo, en una base de datos de recetas no tendría
ningún sentido representar el contenido de un documento por la palabra alimento , por más
veces que ésta aparezca).
Por último, y aunque se han mencionado de pasada, es necesario describir dos técnicas muy
utilizadas en el procesamiento estadístico del lenguaje natural, a saber:
b) Listas de palabras vacías o palabras función (stopwords lists): una lista de palabras vacías es
un listado de términos (preposiciones, determinantes, pronombres, etc.) considerados de
escaso valor semántico, que cuando se identifican en un documento se eliminan, sin
considerarse términos índices para la colección de textos a analizar. La supresión de todos
estos términos evita los problemas de ruido documental y supone un considerable ahorro de
recursos, ya que aunque se trata de un número relativamente reducido de elementos tienen
una elevada tasa de frecuencia en los documentos.
El análisis morfológico es ejecutado por los etiquetadores (taggers) que asignan a cada palabra
su categoría gramatical a partir de los rasgos morfológicos identificados.
Después de identificar y analizar las palabras que forman un texto, el siguiente paso consiste
en ver como éstas se relacionan y combinan entre sí para formar unidades superiores, los
sintagmas y las frases. Por tanto, se trata de realizar el análisis sintáctico del texto. En este
punto se aplican gramáticas (parsers) que son formalismos descriptivos del lenguaje que
tienen por objetivo fijar la estructura sintáctica del texto. Las técnicas empleadas para aplicar y
construir las gramáticas son muy variadas y dependen del objetivo con el que se realiza el
análisis sintáctico. En el caso de la recuperación de la información acostumbra a aplicarse un
análisis superficial, donde se identifican únicamente las estructuras más significativas: frases
nominales, sintagmas verbales y preposicionales, entidades, etc. Este nivel de análisis suele
utilizarse para optimizar recursos y no ralentizar el tiempo de respuesta de los sistemas.
A partir de la estructura sintáctica del texto, el siguiente objetivo es obtener el significado de
las frases que lo componen. Se trata de conseguir la representación semántica de las frases, a
partir de los elementos que la forman.
Al presentarles textos extensos ,hay que esforzarnos en hacerle descubrir las ideas más
importantes de cada párrafo.También hay que hacerle descubrir el significado de una palabra
que no conocen,a partir de lo que está expresado en el texto.
a)Reconoce y deduce relaciones semánticas (de significado) implícitas entre dos o mas
proposiciones.
d)relaciona las informaciones y las diversas artes del texto entre sí.para identificar ideas
principales ,temas o enseñanzas que no están escritos en el texto o que no pueden ubicarse
fácilmente.
j)Reconoce el tema central y las ideas secundarias del texto,es decir,comprende la información
relevante de la diferentes unidades del texto, y desde allí ,abstrae la idea que engloba a todas
aquellas identificadas en dicha información.
l)Deduce el receptor implícito del texto,es decir,identifica los diferentes tipos de lectores para
los cuales el texto fue escrito,en función de las características del texto
mismo(léxico,estructura) y de la información presentada en este.
Las preguntas en esta etapa,nos dirige hacer una afirmación concordante y coherente con la
información contenida en el texto.cuando se preguntas por inferencias no pueden
considerarse como correctas aquellas alternativas que contengan información textual.
D E F I NI C I Ó N D E S I T U A C I Ó N C O M U N I C A T I V A
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El proceso didáctico, como todo sistema estructurado, está establecido en tres elementos
fundamentales: Entradas o Preparación, Proceso o Realización y Salidas o Resultados. Como
todo proceso, igualmente lleva a la par otro proceso de evaluación continua que permite en
cada fase anteriormente señalada el recibir datos sobre su funcionamiento y disponer en su
caso de los elementos de mejora o rectificación necesarios. Es lo que se denomina feed-back o
realimentación.
La evaluación continua
Es la determinación del nivel previo de capacidades que el alumno tiene que poseer para
iniciar un proceso de aprendizaje y la clasificación de los alumnos por medio de características
que están relacionadas con formas de aprendizaje. Mediante la evaluación se determinan las
causas fundamentales de las dificultades en el aprendizaje.
Es la realimentación del alumno y del profesor sobre el progreso del alumno durante el
proceso de aprendizaje y la identificación de los problemas más comunes de aprendizaje para
solucionarlos mediante actividades y organizar la recuperación. Se realiza durante todo el
proceso de aprendizaje.
Se produce al final de una etapa, día, semana, mes o curso escolar, o al comienzo de una
situación en la que hay plazas limitadas.
Concepto de evaluación:
La evaluación debe servir de ayuda para elevar la calidad del aprendizaje y aumentar el
rendimiento de los alumnos.
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Medición.
La evaluación es el proceso mediante el cual se emite una serie de juicios sobre la base de
cierta información recibida; la medición es el proceso que proporciona tal información y
podríamos localizarla en un lugar subordinado y como sirviendo a los propósitos de la
evaluación.
Evaluación.
La evaluación es un proceso integral que permite valorar los resultados obtenidos en términos
de los objetivos propuestos, acorde con los recursos utilizados y las condiciones existentes.
«La evaluación educacional ha sido, y hasta cierto punto sigue siendo, un proceso más bien
estancado de pruebas estandarizadas, calificación, colocación, certificación y acreditación, que
sirve para mantener pautas normativas...» «La definición de la evaluación como medición se
limita evidentemente, sólo a aquellas cosas que pueden ser medidas con pruebas
estandarizadas».
Los diferentes ámbitos de conducta a que pertenecen los objetivos de aprendizaje (cognitivo,
psicomotriz y afectivo) exigen por su propia naturaleza diferentes instrumentos. La evaluación
es mucho más comprensiva y abarcadora que la medición. La primera es más compleja,
supone la interrelación de múltiples factores, en los cuales se encuentra la medida misma. «La
medición es una pericia técnica y la evaluación un acto educativo (en tanto juzga y valora el
alumno)». «Para hacer actos valorativos se deben atravesar momentos y actos de medida».
Cada modificación de conducta que se produzca en los alumnos, en los profesores, o en las
experiencias de aprendizaje en general, aporta elementos de diagnóstico que servirán de guía
para replantear los objetivos o para una nueva selección y organización de las actividades o de
los mismos instrumentos de evaluación.
Toda clase es una oportunidad para «reunir evidencias» de la actuación de los alumnos y de
nuestra acertada o no-selección de objetivos y de medios para la conducción del aprendizaje.
Mitificación de la objetividad.
Las «notas» parecen estar revestidas del máximo de objetividad. Sin embargo, las
calificaciones pueden ser tan subjetivas como la apreciación cualitativa de los resultados. La
enseñanza tradicional adjudica al profesor la autoridad para determinar el éxito o fracaso de
sus alumnos. Si bien es bastante cuestionable dicha autoridad, es evidente que su objetividad
está imbuida de características personales. En consecuencia la nota carece de idoneidad para
una operación tan simple como es la calificación. Las cifras adquieren diferente grado de
significación en diferentes contextos. El sistema numérico de calificaciones externamente tan
«técnico y aséptico», es distinto en cada profesor y también en la valoración de los alumnos.
El criterio tradicionalmente empleado, que consiste en comparar a los alumnos entre sí, carece
de todo fundamento. «El alumno será calificado sobre la base de su actuación frente a un
standard predeterminado y no con relación a sus pares».
Si el aprendizaje se enfoca en función de una actitud dialogal y por ende cooperativa entre
docentes y alumnos, ya sea en el planteamiento como en la ejecución de las experiencias de
aprendizaje, se impone una evaluación permanente. Una estrategia metodológica efectiva
requiere dos tipos de evaluación:
a). Una constante evaluación formativa «que proporciona la información necesaria para
individualizar la instrucción y detectar las deficiencias de aprendizaje».
b). Una evaluación sumativa «que proporciona información acerca de cómo han cambiado los
alumnos con respecto a los propósitos del curso».
«El propósito primario de la evaluación sumativa es calificar a los alumnos de acuerdo con su
rendimiento, teniendo en cuenta los objetivos propuestos (evaluación como congruencia
objetivos-resultados), de allí que su sentido real sea final». Este replanteamiento de las
concepciones de evaluación trae aparejado una modificación de las políticas y prácticas de las
calificaciones escolares tendentes a diseñar y emplear procedimientos de evaluación formativa
como «medida de control de calidad» del progreso del aprendizaje. «El problema no consiste
en separar a los alumnos sino en asegurarse de que todos en efecto aprenden hasta lograr los
niveles esperados».
La evaluación como actividad final reviste el carácter de fallo fiscal en sí misma; carece de valor
orientador y motivador. El alumno no modificará su aprendizaje ante un plazo ni ante un
«debes ser más aplicado». Por el contrario, el conocimiento gradual y acumulativo de los
alumnos es un recurso de sondeo de la situación que «provee información para emitir juicios y
adoptar medidas de acción en situaciones en las que hay que tomar decisiones. Una decisión
es una elección entre alternativas y una situación de toma de decisiones entre un conjunto de
alternativas».
Una oportuna decisión del grupo y/o profesor, ya sea para volver a revisar lo planeado o
reajustar los procedimientos de enseñanza, podrá dar elementos correctivos útiles. Es obvio
que no pueden esperarse los resultados de los exámenes finales para redefinir los objetivos.
Por ejemplo, se pueden tomar medidas que deriven de la realidad socioeconómica; esto
origina decisiones institucionales que deben traducirse en objetivos como respuestas a las
necesidades del diagnóstico socioeconómico.
1. «Un proceso que incluye una gran variedad de evidencias además de los exámenes parciales
o finales». «Un método de adquisición y procesamiento de las evidencias necesarias para
mejorar el aprendizaje y la enseñanza».
2. «Un sistema de control de la calidad en el cual puede ser determinado en cada etapa el
proceso de enseñanza-aprendizaje, si éste es efectivo o no, y si no lo es, qué cambios deben
realizarse para asegurar su efectividad».
a uno o más receptores. Dicho mensaje se propaga mediante un canal y puede ser
que el receptor tenga conocimientos acerca del referente del mensaje para comprender de
qué se trata.
en los cuales todos estos elementos actúan y se interrelacionan. Es importante destacar que,
en una comunicación fluida, los roles se intercambian de manera constante: la persona que
envía el primer mensaje se convierte en receptor cuando recibe la respuesta del otro sujeto,
En la situación comunicativa, por otra parte, siempre existe un propósito. Esto quiere decir
que la comunicación se entabla con algún fin, como dar a conocer una información o pedir una
acción al interlocutor.
Por ejemplo: el 8 de mayo a las 10:30 horas, el gerente comercial de una empresa le envía un
correo electrónico al dueño de la compañía para avisarle que acaba de cerrar un acuerdo
comercial con otra firma. Cinco minutos después, el dueño le responde por la misma vía,
situación comunicativa, de este modo, los roles de emisor/receptor se intercambian una vez.
Los fragmentos que vamos a analizar son enunciados que produce cada personaje en forma de
monólogo y, como es evidente, toda intervención tiene un principio y un final, de modo que
estos dos puntos marcarán también el inicio y el fin de la condición de emisor.
– Fragmento en cursiva 1: ROMANO. Amigo íntimo del protagonista; bajista del grupo Sex and
Love Addicts. Mantuvo una estrecha relación con Pumuky.
– Fragmento en cursiva 2: OLGA. Mujer ajena al grupo de amigos del protagonista. Tuvo una
relación con Romano y después una corta relación con Pumuky.
– Fragmento en cursiva 3: MARIO. Uno de los amigos del protagonista que va a hablarnos de la
relación que existe entre el grupo de amigos de la banda musical y del mundo nocturno en el
que se desenvuelven.
– Fragmento en cursiva 4: LOLA. Madrastra de Mario; Lola es una mujer joven que mantiene
una relación con el Padre de Mario y a la vez, durante un tiempo, también mantiene una
relación con el hijo.
– Fragmento en cursiva 5: MARIÉ. Madre de Mario; se trata de una mujer de éxito profesional,
escritora.
– Fragmento en cursiva 8: SONIA, camarera. Mantuvo una relación con Romano y fue testigo
de la relación de Pumuky con Valeria.
DESTINATARIO: persona (o personas) a la(s) que el emisor dirige su enunciado y con la(s) que
normalmente suele intercambiar su papel en la comunicación de tipo dialogante.
En todos los fragmentos que estamos analizando de la novela, el destinatario es el mismo: será
la persona que está interrogando a los diferentes personajes para descubrir las causas
verdaderas de la muerte del protagonista – al final de la obra descubriremos que se trata de
una mujer –. En las partes en las que habla el narrador, el destinatario se corresponde con los
lectores de la obra; pero en los enunciados en cursiva será alguien que está preguntando a
cada una de las personas que han incidido en algún modo en la vida de Pumuky (puede
identificarse con el lector que está leyendo la obra y que quiere saber qué pasó).
ENUNCIADO: expresión lingüística que produce el emisor. Desde el punto de vista físico, un
enunciado es un estímulo, una modificación del entorno. El término enunciado se usa
específicamente para hacer referencia a un mensaje construido según un código lingüístico.
Sus límites están fijados por la dinámica del discurso: cada una de las intervenciones de un
emisor es un enunciado; por tanto, su extensión es paralela a la de la condición de emisor.
CONTEXTO: Es el soporte físico, el decorado en el que se realiza la enunciación. Incluye como
factores principales las coordenadas de lugar y tiempo. La situación espacio-temporal es un
factor determinante, influye decisivamente en toda una serie de elecciones gramaticales y
queda reflejada habitualmente en la misma forma del enunciado, y constituye uno de los
pilares en que se fundamenta su interpretación.
El lenguaje es una de las parcelas comunes, porque los interlocutores parten del supuesto de
que su conocimiento coincide tanto en lo que se refiere al sistema gramatical como en lo
relativo a los contenidos semánticos de las unidades que entran en juego.
Los emisores también van a hablar con una determinada actitud; van a actuar sobre el estado
de cosas preexistente- ya sea para modificarlo de manera efectiva o ya sea para impedir que se
lleve a cabo una modificación previsible-. Los personajes van a responder a lo que el
‘interrogador’ quiere saber por medio de una narración en forma de monólogo en la que van a
explicar todos los aspectos que les vinculan al protagonista.
Por otra parte, también el lector va a tratar de averiguar lo que está oculto en el enunciado del
emisor, por lo que el destinatario tratará de reconocer la intención de su interlocutor: no
bastará con comprender los significados de las formas, sino que también es necesario tratar de
descubrir la intención concreta con que fueron elegidas.
RELACIÓN SOCIAL: relación que existe entre los interlocutores por el mero hecho de
pertenecer a una sociedad. Su papel en la comunicación es fundamental, ya que el emisor
construye su enunciado a la medida del destinatario. La relación social impone una serie de
selecciones que determinan la forma del enunciado.
Todos los personajes que aparecen en la obra pertenecen a una misma sociedad, por lo que
conocen cómo funciona el mundo que les rodea, conocen al protagonista y todos responden a
un modelo de vida que tiene muchos puntos en común.
Por medio de las intervenciones de cada personaje, el lector se irá construyendo un esquema
de las relaciones que hay entre los personajes y el protagonista; y también encontrará puntos
en común entre los diferentes personajes, por lo que al final de la obra, se verá con claridad la
relación social que existe entre los personajes y el protagonista, porque, al final, todo lo que
aparece en la novela está relacionado -de algún modo, todos los personajes aparecen
vinculados unos a otros- y gracias a ello cada lector, según su punto de vista y sus
interpretación se la novela, podrá encontrar la solución al enigma de la muerte de Pumuky, y al
grado de implicación de los diferentes personajes. La relación social que existe entre ellos
permite una mejor percepción de la obra, porque todos viven en la misma sociedad, bajo las
mismas costumbres y bajo un modo de vida que tiene muchos aspectos en común.
ROMANO: forma parte del grupo Sex and Love Addicts, por lo que conoce todo el contexto
relacionado con la vida que llevan estos jóvenes madrileños. También comparte la información
más íntima de la vida personal de Mario y de Pumuky.
OLGA: conoce al grupo y el mundo en el que se mueven los artistas gracias a su trabajo.
También es conocedora del comportamiento y del modo de ser de Pumuky, que lo describe
como: huérfano, solitario, testigo de la muerte de su madre, maduro pero a la vez inmaduro,
infantil, colérico y drogadicto. Cuando ya ha muerto, recibe una carta de él en la que le expresa
sus sentimientos.
MARIO: miembro del grupo musical Sex and Love Addicts. Conoce la relación que tuvieron
Romano y Pumuky con Olga, como también las otras relaciones sentimentales de sus amigos.
Conoce a Pumuky desde la infancia, por lo que accede a la información personal y lo describe
como una persona drogadicta, loca y lista. Mario fue quién se lo encontró muerto en el campo.
LOLA: conocerá al protagonista gracias a la relación que tiene Mario, su hijastro, con él.
Conoce la faceta del chico alegre, lleno de vida, obsesionado con el escritor Guy Debord; y
también conoce la relación de Pumuky y Romano con Valeria.
MARIÉ: del mismo modo que Lola, será testigo del carácter de Pumuky porque es íntimo amigo
de su hijo, Mario. Conocerá el lado simpático, preocupado por la moda y listo de Pumuky, pero
también aporta información sobre su atracción hacia lo oscuro, como si se tratase de un
personaje de novela.
SABINA: ayuda a Pumuky en los malos momentos y conoce su pasado. Habla de él como un
chico que necesitaba llamar la atención, de personalidad obsesiva, con una constante
necesidad por saltarse las normas, con una fuerte pasión por el riesgo y de personalidad
dependiente.
IRIA: por su papel como vecina de Pumuky, conocerá la vida que tuvo con su madre y el
problema con las drogas. Sabe que hablaba constantemente del suicidio.
SONIA: conoce a Pumuky gracias a la relación que tuvo ella con su amigo Romano. Es testigo
de los malos momentos sentimentales que pasó el protagonista después de su ruptura con
Valeria.
"La escritura, como retoño formalizado del dibujo, y la comunicación vocal verbalizada, han
sido, desde luego, perfeccionadas como nuestro medio principal de transmitir y registrar
información, pero han sido también utilizadas, en enorme escala, como vehículos de
exploración estética. La intrincada transformación de los gruñidos y chillidos ancestrales en
complejas y simbólicas palabras nos ha permitido ‘jugar’ con las ideas y manipulas las series de
vocablos (primariamente instructivos) con nuevos fines de juego estético y experimental"
"Las palabras son así, disimulan mucho, se van juntando unas con otras, parece como si no
supieran a dónde quieren ir, y, de pronto, por culpa de dos o tres, o cuatro que salen de
repente, simples en sí mismas, un pronombre personal, un adverbio, un verbo, un adjetivo, y
ya tenemos ahí la conmoción ascendiendo irresistiblemente a la superficie de la piel y de los
ojos, rompiendo la compostura de los sentimientos, a veces son los nervios que no pueden
aguantar más, han soportado mucho, lo soportaron todo, era como si llevasen armadura,
decimos..."
Introducción
El lenguaje es tal vez una de las más poderosas herramientas jamás creadas por el hombre.
Desde su invención, podemos considerarnos como verdaderamente humanos. Antes de serlo,
éramos, acaso, una más de las especies animales pobladoras del planeta. Sin embargo, cuando
pudimos expresar a otros nuestras ideas, logramos varios avances fundamentales en la
configuración de ese complejo entramado de saberes, prácticas, objetos y discursos que
denominamos cultura.
En primer lugar, el lenguaje dio los fundamentos para ponernos de acuerdo. De manera que
pudimos fortalecernos como grupo en tareas estratégicas como la caza. Igualmente, el
lenguaje nos posibilitó separarnos de los objetos para poder hablar de ellos. Esto no es un
avance insignificante, todo lo contrario. Antes del lenguaje, cuando alguien se iba a referir a
algo, necesitaba de la presencia de ese algo para poderlo referenciar.
Esto ponía la condición adicional de que debía ser un objeto tangible, presencial, para poder
hablar de él. Así, se necesitaban los animales para poder contarlos ante un posible
intercambio. Cuando apareció el lenguaje, el hombre pudo hablar, además, de lo que no
estaba presente en ese momento, con lo cual le dio paso, adicionalmente, a la posibilidad de
hablar de un antes, un ahora y un después. Esto es lo que llamamos pasado, presente y futuro.
Esta idea es central. Si se necesitara la presencia de los objetos para poder hablar de ellos, el
hombre no hubiera llegado a la concepción de que había una historia. El pasado, ese conjunto
de hechos y personas que no están en este momento pero que han realizado acciones antes,
es una consecuencia de que inventáramos el lenguaje, gracias a la cual nos sentimos
pertenecientes a una cadena de hechos históricos, a un pasado al cual le debemos la existencia
como individuos y como grupo social.
De otro lado, la posibilidad de pensar en lo que no está ahora pero va a estar, es también una
de las características esenciales de la humanidad, esto es, pensar en el futuro, adelantársele a
los hechos. Pensar en lo que no está presente, pero que podría estar. Sin esta percepción del
futuro, el hombre no planearía, y no pensaría en un futuro mejor; no tendría la idea de que el
pasado es un tiempo por construir, y para el cual debemos dar lo mejor de nuestros esfuerzos
en el presente para asegurar nuestra existencia de individuos y de especie.
Como vemos, la invención del lenguaje, ese sistema articulado de símbolos mediante el cual
podemos intercambiar ideas y conceptos, no es un invento accesorio a la condición humana.
Muy por el contrario, se trata de un invento medular sin el cual no habríamos construido eso
que denominamos cultura, ni los sistemas educativos, que son los encargados de preparar a las
personas para asumir la vida. Eso es la educación.
Cada materia de los planes de estudio está concebida para darle determinadas competencias a
los estudiantes de cara a cumplir con su objetivo de formación profesional. Llegados a este
punto parece necesario hablar de las competencias.
Hay muchas acepciones de competencia. Las nociones del pensamiento popular nos hacen
pensar en competencia como una pugna, una competición. De entrada conviene dejar a un
lado esta acepción, porque cuando en la educación hablamos de competencia, no nos
referimos en este sentido. Las competencias con un conjunto de conocimientos (saber),
habilidades (saber hacer), y actitudes (querer hacer), relacionados con la forma como el
profesional está preparado para resolver problemas de su entorno. Estos componentes tienen
que ver con las facetas del ser humano: hacer, sentir y pensar.
El saber, tiene que ver con los conceptos, definiciones, datos, procesos, y otros elementos
intangibles referidos al conocimiento.
Las áreas del conocimiento poseen fundamentos, teorías, escuelas, paradigmas, principios,
leyes, conceptos, y otra gran cantidad de componentes que deben ser dominados por cada
profesional. Un abogado, por ejemplo, debe conocer el principio de la justicia, debatido desde
la antigüedad, así como la historia de las leyes y los sistemas de gobierno. Por su parte, los
ingenieros deben acceder a una base de conocimientos relacionados con el lenguaje
matemático, compuesto de fórmulas, teoremas, planteamientos y reflexiones teóricas
indispensables para su desempeño. Todas las carreras necesitan este elemento. Sin embargo,
se ha abusado de él, y durante años han preparado profesionales con muy buenos
conocimientos teóricos, pero con deficiencias para aplicarlos en contextos reales.
Sólo cuando el saber, el saber hacer y el querer hacer se encuentran equilibrados, se puede
esperar un profesional con un desarrollo satisfactorio en su pensar, hacer y sentir. Sólo cuando
esto se dé se puede hablar de un profesional competente. De tal manera que no es
competente quien domina a la perfección aparatos. O quien conoce todas teorías relacionadas
con su área de formación. O quien tiene muchas ganas de aprender. No. Se necesitan los tres
componentes. De lo contrario, hay desequilibrio. Veamos un ejemplo.
Cambiemos un poco la situación. Sigamos suponiendo hábil a nuestro diseñador, y esta vez
también concedámosle grandes capacidades conceptuales para tomar decisiones. Pero
supongamos ahora que trabaja en una empresa donde no se siente reconocido por su trabajo,
o que tiene problemas en su familia, o que en realidad el Diseño Gráfico no era su verdadera
vocación. Es muy posible, en cualquiera de los tres (indeseables) casos, que nuestro Diseñador
presente problemas de rendimiento en la empresa para la cual trabaja.
En ninguno de los tres casos podríamos hablar de un Diseñador competente. Tan grave es no
conocer, como no saber hacer, o como no querer hacer. Estanislao Zuleta, uno de los más
lúcidos pensadores colombianos, decía que nadie nos puede obligar a creer o amar. Se nos
puede obligar a cualquier cantidad de situaciones no deseadas por nosotros, ante las cuales
reaccionaremos porque no tenemos más remedio. Pero nadie nos puede obligar a sentir, a
amar o a creer en algo. He ahí la importancia del querer hacer.
Ninguno de los tres elementos se basta a sí solo para conformar un profesional competente.
No basta con simplemente saber si no se pueden resolver problemas reales con eso que se
sabe. No basta con el saber hacer porque si no se tienen conocimientos se queda relegado a
las posibilidades que da la mera herramienta. Así mismo, no basta con simplemente querer, si
no se cuentan con las posibilidades de pensar lo que se quiere hacer y hacerlo.
Resulta relevante indicar, finalmente, que el criterio último para definir el verdadero grado de
competencia de un profesional es su capacidad real para transformar el entorno. En el caso,
por ejemplo, de un Administrador de Empresas, es su desempeño y el impacto generado por
su labor lo que realmente define si es o no competente. Pues seguramente en esa
transformación que ha realizado sobre el entorno, habrá requerido elementos conceptuales,
prácticos y actitudinales.
Éstas son tan sólo algunas ideas, mínimas, sobre el asunto de las competencias. En realidad,
son muchos los autores que han abordado el mismo tema. De igual manera, debe advertirse
que las nuevas directrices del men apuntan a la formación y evaluación por competencias. Las
pruebas ecaes, dirigidas a los profesionales, se basan precisamente en la evaluación por
competencias. Evaluar por competencias supone un cambio respecto a la forma tradicional de
evaluación, pues antes se promovía la evaluación de contenidos, en la cual se le hacían
preguntas sin contexto a un estudiante, y se esperaba de él que repitiera lo mismo que le
habían enseñado. Este tipo de pruebas evaluativos permitía que muchos estudiantes
contestaran bien los exámenes, pero no fueran necesariamente buenos profesionales, es
decir, fuera incapaces para resolver problemas reales.
El nombre de este curso plantea, de entrada, una promesa: competencias comunicativas. Esto
supone la formación en esos conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para ser
competentes en la comunicación. En esta siguiente parte nos vamos a dedicar a desentrañar
qué consecuencias puede tener esta suposición.
¿Qué relación existe entre comunicación y lenguaje? Ésta es una de las preguntas de fondo
para construir un marco de referencias compacto para hablar de la comunicación en los seres
humanos. La comunicación es el proceso mediante el cual los seres humanos, gracias a ese
conjunto de símbolos compartidos que es el lenguaje, puede compartir ideas, pensamientos y
sentimientos con los de su especie. Sin ella, sería imposible cualquier actividad humana que
implique la presencia de otro. El ser humano es social por naturaleza, necesita de otro para
realizar sus propios proyectos por individuales o personales que éstos sean. De esta manera, la
comunicación, en todos sus niveles (intrapersonal, interpersonal, grupal y masivo) hace parte
fundamental de la vida humana.
En los contextos sociales y del trabajo, la presencia de la comunicación es decisiva, por lo cual
la CUR diseñó el curso de competencias comunicativas, en el que pretende dotar al estudiante
de los conocimientos necesarios para reflexionar sobre el proceso comunicativo entre
personas, así como las actitudes y habilidades necesarias para interactuar consigo mismo y con
los demás.
Como se ha dicho hasta ahora, la discusión sobre el concepto de competencias es amplia. Las
siguientes ideas, aunque no pretenden ser definitivas, hacen parte de las reflexiones que los
docentes del Grupo Texturas hemos realizado al respecto. En todo caso, se trata de reflexiones
apenas iniciales, y mínimas frente a toda la literatura existente. La lista se construye a partir de
los aportes de varios teóricos de la comunicación, así como de las observaciones personales de
los docentes del Grupo. Todas ellas deberían hacer parte de un curso que tiene por nombre
competencias comunicativas; no obstante, por cuestiones de tiempo no se alcanzan a
desarrollar todas.
Las competencias comunicativas son esas formas mediante las cuales las personas pueden
establecer interacciones con otras personas y con su entorno, partiendo de un previo
reconocimiento de su ser. Estas competencias se adquieren mediante la incursión de las
personas en los ámbitos familiares, escolares, sociales e institucionales, y pueden ser
mejoradas si, en primera instancia se reconoce su importancia, y, luego, si se entra en un
proceso autocrítico de mejoramiento, basado en los tres componentes de la competencia:
conocimientos, habilidades y actitudes. Estas competencias son: Lingüística, Paralingüística,
Pragmática, Textual, Quinésica, Proxémica y Cronética. Vayamos ahora brevemente el interior
de cada una.
Se relaciona con la adquisición y desarrollo del lenguaje. Como se ha dicho antes (ver
Introducción), éste es el sistema de símbolos articulados que permiten el entendimiento entre
las personas, porque se respalda en una convención social previa. La importancia de esta
competencia, va más allá incluso de lo que el mismo lenguaje nos permite decir. El
pensamiento está determinado por el lenguaje: sólo podemos pensar aquello que nuestras
palabras nos permiten. Si hacemos el ejercicio reflexivo de estar en silencio, constataremos
que cada cosa pensada silenciosamente, está determinada por las palabras con las que
contamos. Aunque los demás no sepan de nuestros pensamientos, ellos se dan mediante las
posibilidades del lenguaje. Incluso, cuando tenemos sensaciones para las cuales no tenemos
nombre o palabras asignadas, vemos cuán difícil es explicarle dichas sensaciones a otros, o
incluso cuán complicado es concebirlas para nosotros mismos.
Así que el lenguaje no es sólo lo dicho, sino lo pensado, y, sobre todo, lo por decir. Savater
habla de un querer decir. Usa el ejemplo de un extranjero, quien nos habla en otro idioma,
desconocido para nosotros; a pesar de eso, sabemos que por su condición de Ser Humano,
comunicante y social, esa persona está queriendo decir algo, así no comprendamos con
precisión de qué se trata. Cuando vemos a otros seres humanos hablar, sabemos que están
queriendo decir algo, y ese querer decir nos identifica como seres humanos. Él mismo narra de
la sensación experimentada por los seres humanos con el lenguaje: ser concientes de que
hablamos en una lengua no inventada por nosotros, nos hace sentir que compartimos muchas
cosas con ellos: la lengua no me la inventé yo. No se la inventó nadie. Ha sido el continuo
conversar entre los hombres y las mujeres de la historia lo que ha creado idiomas, dialectos,
jergas y argot.
Tal es la contundencia de estas ideas, que autores como los mencionados Savater, Maturana, y
muchísimos otros como Lyotard, Morin, Santo Tomás, San Agustín, por sólo mencionar
algunos, no han dudado en afirmar que el lenguaje nos da el certificado de existencia como
seres humanos.
Competencia Lingüística
Para el caso del lenguaje escrito, son los recursos gráficos los que determina posibilidades
paralingüísticas de expresión. El manejo de los espacios en blanco, las márgenes, la
diagramación, el uso de negrillas, cursivas, mayúsculas, posibilitan distintos matices a un
mismo texto, pues aunque el contenido de éste sea el mismo, la manera como se distribuye, se
adorna o se dispone el texto, influye decisivamente en la forma como éste es interpretado por
parte del lector.
Competencia Paralingüística
Ésa es la pragmática: el conjunto de recursos, estrategias, tácticas, que empleamos para influir
en las decisiones y opiniones de otros. Como somos seres sociales, necesitamos de la
aprobación de otros. Nuestras necesidades básicas (vestido, alimentación, vivienda…) tanto
como las secundarias (confort, realización profesional…) dependen en muy buena medida de
otros. Por eso necesitamos de sus favores, de su compañía, de su aprobación, de su
conocimiento, de su experiencia… en fin.
Competencia Pragmática
Tareas como las anteriores exigen la producción y comprensión de textos escritos. Ése es el
objetivo de la competencia textual. El texto es un tejido (del latín textus), y como tal, al ser
leído requiere de un adecuado manejo de las herramientas para la comprensión. El lector
deberá desplazarse por los entramados de sentido propuestos por el texto. Esto en cuanto a
una faceta del texto, la faceta de la lectura – comprensión. Del otro lado, el de la producción,
el escritor deberá contar con un repertorio de competencias propias de la escritura como lo
son la cognitiva, la comunicativa y la técnica, cuyos aportes son simultáneos: la primera provee
las categorías formales en el pensamiento de quien escribe, pues en el texto hay
planteamientos, proposiciones, argumentos… que requieren de un determinado nivel
intelectual. En cuanto a lo comunicativo, si se entiende al texto dentro de un proceso de
intercambio entre personas, se deducirá fácil que se requiere de un manejo de los contextos
comunicativos para producir textos que tengan claro su objetivo.
En cuanto a la competencia técnica, se trata del manejo de dispositivos para escribir: la pluma,
el lapicero, la máquina de escribir, el computador, y otros más.
Competencia Textual
El cuerpo comunica. La postura, los gestos, la mirada, el rostro, el cabello, las manos… todos
son dispositivos de comunicación mediante los cuales estamos diciendo cosas
permanentemente, aunque no lo sepamos. Hablamos ahora de la competencia quinésica, la
encargada de aconsejarnos cómo debemos manejar nuestro cuerpo según el contexto en el
cual nos encontremos. Una entrevista de trabajo, un salón de clase, una cafetería universitaria,
un almuerzo de negocios, una obra de teatro, un concierto, un acto protocolario… son
momentos diferentes de los cuales se espera un comportamiento diferente de nosotros, y
dicho comportamiento tiene su equivalente en la disposición del cuerpo. En otras palabras,
para cada situación habrá diferentes expectativas sobre el cuerpo.
Las anteriores competencias tenían que ver con el lenguaje. Tanto ésta como las siguientes,
tienen que ver más con el cuerpo y con la forma como lo manejamos. En nuestra comunicación
habitual es menos importante la palabra que el gesto. Este último define intenciones, matiza
los posibles "querer decir" (recuérdese lo visto antes en III.A. Competencia Lingüística). Con el
cuerpo podemos complementar, enfatizar o contradecir lo dicho con palabras. En ocasiones,
incluso, podemos prescindir de éstas para intercambiar nuestros pensamientos. No obstante,
la preocupación teórica por la comunicación no verbal y por entender el lenguaje del cuerpo es
reciente en la teoría. Esto a pesar de que, según las culturas, el lenguaje no-verbal puede
significar más del 80% de la comunicación.
Sin embargo, a pesar de lo relativamente poco importante que en ocasiones resulta el lenguaje
verbal (lo dicho y lo escrito), contamos con alfabetos y códigos sintáctico-léxicos a los cuales
acudir para resolver nuestras dudas: diccionarios, compilación de normas gramaticales,
ortográficas, y sintácticas; pero no tenemos los mismos diccionarios, normas de gramática y
sintáctica para el lenguaje del cuerpo.
Sólo tenemos aproximaciones vagas a lo que pueden significar unas cejas alzadas, unas piernas
cruzadas, unas manos abiertas, o una espalda recta. Desconocemos el lenguaje del cuerpo (al
menos en cuanto a teoría se refiere), a pesar de que a diario estamos comunicando con él.
Confirmar un negocio, obtener un precio especial, postergar un compromiso, o incluso obtener
una cita con alguien importante, son situaciones en las que el dominio de nuestro cuerpo, voz
y gestos son fundamentales, sin importar cuán concientes seamos de ello. Un sujeto
comunicativamente competente será quien haga uso estratégico de los recursos de la quinesis.
Competencia Quinésica
El cuerpo está ubicado en un espacio. La producción de significados a partir del manejo de las
distancias se denomina proxémica. El cuerpo delimita unos espacios de acción a los cuales
unos pueden acceder y otros no. Nuestra habitación es un claro ejemplo de ello. No todos
pueden tocar nuestros objetos personales, ni nuestro cuerpo. No soportamos de ciertas
personas que estén muy cerca de nosotros; en cambio, de otros solicitamos que estén cerca.
Una mesa cuadrada o redonda marca diferentes relaciones entre quienes ocupan los
respectivos asientos. Si es redonda, se supone muestra igual distancia entre todos. Pero si es
cuadrada o rectangular… ¿quién ocupa la cabecera? ¿En qué piso del edificio está ubicada la
presidencia? ¿Cuántas puertas deben cruzarse antes de ingresar a ella? ¿Cuántos metros de
distancia hay entre los escritorios de los empleados? ¿Se encuentran distribuidos de forma que
se den mutuamente la espalda, o uno enseguida del otro? Preguntas como éstas nos ayudan a
visualizar la forma como los seres humanos comunicamos mensajes a través de como
distribuimos el espacio.
Esta distribución da lugar a lugares sagrados, lugares olvidados, lugares comunes, lugares
excesivamente visibles, ocultos, transitorios, cómplices, iluminados, oscuros, etcétera. Así lo
comprobamos en nuestra casa. Desde pequeños se nos enseñó a respetar espacios como la
habitación de nuestros padres; en esa cama sólo se pueden sentar algunos. Igualmente se nos
dijo que la gente de la calle no tenía por qué entrar a nuestra cocina o abrir nuestra nevera. La
codificación producida al distribuir el espacio, está determinada por una codificación previa,
que está definida por metros de distancia entre nuestro cuerpo y el resto del mundo.
Fue Edgard Hall quien nos habló de este sistema de demarcación del territorio (los seres
humanos también tenemos territorio y estrategias para defenderlo). Dicho sistema funcionaría
por capas o burbujas. En primer lugar, se encuentra la burbuja íntima, el espacio preciso de
nuestro cuerpo. Sólo nosotros tenemos poder de decisión sobre qué hacer con nuestro
cuerpo. No todos conocen nuestra desnudez. A ella acceden pocos. La intimidad es el espacio
sagrado del cuerpo. La defendemos con todo tipo de atuendos, llaves, puertas de acceso,
manejo de luces, y demás. No permitimos a cualquiera tocar nuestro cuerpo. En la burbuja
íntima se de el encuentro del yo con el yo.
Desde el límite de la burbuja interpersonal y unos dos metros, se encuentra la burbuja social.
En ella se registra la aparición casual, no deliberada, de otras personas de quienes se puede
presumir quiénes son, pues el espacio en el que se da el encuentro permite intuir algunas
pistas. En la universidad, en la calle de una ciudad, o en la empresa, me encuentro con
personas cuyo nombre desconozco, pero de quienes sé alguna mínima información: que
estudian, viven o trabajan en el mismo lugar que yo. No sé el nombre de estas personas, ni
reconozco su rostro, pero definitivamente tengo alguna mínima información para orientarme.
Como ciudadano perteneciente a un grupo social con un pasado y una cultura popular (una
cierta forma de sabiduría), puedo reconocer en esta burbuja quién es confiable y quién no. Así
que me alejo de quienes sospecho, por su aspecto personal o por su forma de mirarme, que
pueden tener intenciones no gratas conmigo. Sin embargo, fácilmente puedo caer presa de los
estereotipos: diario ocurre, juzgamos mal a quien va a nuestro lado en la calle o en el bus, por
determinada forma de vestir o hablar. Se trata, a pesar de ello, de unos códigos de
supervivencia que hemos aprendido a manejar, pues sabemos que los ladrones o estafadores,
aparecen justo en la burbuja social, y a través de artimañas buscan ingresar a la interpersonal.
Por eso buscan vínculos con referentes cercanos a nosotros, como tratar de mostrar su
parentesco con alguien conocido por nosotros o estrategias similares.
Finalmente, se encuentra el resto del mundo, es la burbuja pública. En ella existen personas de
las cuales desconocemos la mayoría de su información. Cuando en casa nos dicen que al
trabajar vamos a enfrentar a todo el mundo, nos hablan de las precauciones que debemos
tener en esta burbuja. De los demás, sólo sabemos que son seres humanos, seguramente
poseedores de un lenguaje, moradores de una vivienda, habitantes de alguna ciudad y país…
es decir, aunque no sepamos detalles, necesitamos incluso saber esa información. A estas
inquietudes corresponden, precisamente, las preguntas más comunes que intercambiamos al
conocer a alguien.
Es importante reconocer el manejo del espacio como una de las formas como nos
comunicamos, y desde la cual nos comunicamos. El manejo de la territorialidad, sin embargo,
no se da sólo en espacios físicos. Cotidianamente desplazamos nuestro territorio en objetos,
palabras, personas, olores, canciones, es decir, en símbolos… Cuántas veces, por ejemplo,
reconocemos a alguien por sus accesorios, su vestimenta, o sus chistes.
Competencia Proxémica
Competencia Cronética
Los seres humanos nos movemos en dos coordenadas: tiempo y espacio. La segunda la
abordamos en la proxémica. La primera, el tiempo, es del dominio de la cronética, entendida
como el manejo de la comunicación en el tiempo, la producción de significados con y desde la
coordenada tiempo ¿Cuánto nos demoramos en responder, o cuánto tiempo esperamos para
decir algo? Los abuelos nos hablaban del don de la oportunidad. En muchas ocasiones
generamos problemas, no tanto por lo que decimos, sino por el momento en que lo decimos.
Tan importante es lo uno como lo otro.
Algunas ideas no-finales El conjunto de estas ideas proporciona un panorama sobre lo que se
espera de la formación en competencias comunicativas. Más allá de llenar la materia de
contenidos extensos, se trata más de lograr un equilibrio entre los contenidos teóricos, los
ejercicios para desarrollar las habilidades (saber hacer) y orientaciones para complementar las
actitudes (querer hacer). Esto significa una presencia constante de lecturas teóricas, ejercicios
prácticos y reflexiones en torno al componente actitudinal.
Con todas estas ideas, se busca un acercamiento desde varios enfoques a la comunicación:
aproximación reflexiva, teórica y práctica. Se trata, entonces de una línea que pretende
atravesar las herramientas, técnicas, posibilidades y repertorios de la comunicación, en un
curso que no se quede en la simple recomendación de técnicas para la comunicación (puesta
en escena), sino que logre llegar a lo medular de la comunicación: el encuentro de las
personas, el consenso, la construcción de tejido social, de cultura y conocimiento. Es decir,
sobrepasar el tradicional enfoque de la puesta en escena, para llegar a una puesta en esencia.