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Segunda cocción o fundición de colores

Para entrar a la segunda cochura se colocan las piezas en el interior de unas cazuelas de
barro de forma cilíndrica de diversos diámetros y alturas cubiertas, por dentro y por fuera.
Con una mezcla o lechada compuesta de ceniza y barro. Están formadas por dos partes que,
al juntarse deben cerrar perfectamente, con objeto de que las piezas no sufran alteraciones
por los efectos que el humo produce en los esmaltes. A la parte inferior de la cajuela llaman
caja; a la superior pedaño y el conjunto herramienta.
Al colocarse los objetos dentro de las herramientas. Se separan cuidadosamente unos de
otros por medio de pequeñas piezas de barro en forma de y griega, muy abierta a las que
nombran tricoles, patitos o caballos.
Los hornos, desde la época de los primeros fabricantes, han guardado casi las mismas
características, formas y dimensiones, no solamente en lo que se refiere a su manufactura,
sino al procedimiento usado en la cocción. Están construidos con ladrillo y barro
refractario. Su distribución consiste, como podrá verse, en la figura correspondiente, en un
departamento inferior, cuadrado, de 2 M por lado 2 por 2 de altura, que es el hogar; las
parrillas están formadas por arcos que descansan en las paredes laterales, con
espaciamiento de treinta y cinco centímetros uno de otro, Sigue a este primer, sigue a este
primer cuerpo o caja principal de 2 m² por 2 de altura, que tiene en su frente una puerta que
llaman boca, de 45 cm por 1 M y 70 cm más ancha en 10 cm por lado que la sección
anterior, sigue una segunda caja de 2 M y 20 cm² por 1 de altura y por último una tercera
caja de 3 M y 20 cm² por 2 de altura, en cuyo frente generalmente hay 2 bocas, que sirven
como la primera para la carga y descarga del horno.
Una vez cargado el horno, se cubre la parte superior con pedacería de loza hasta formar un
cono, en cuya punta se coloca una pequeña cruz de madera. Su boca principal. Así como la
secundaria, se tapan con ladrillos y estos se juntean y revocan, con una pasta compuesta de
barro, arena y ceniza. Por la parte de afuera hay un poco arriba de las bocas, se forman
cruces con caballitos, dejando señales previamente en los lugares donde se colocan las
muestras, que consisten, generalmente, en pequeñas piezas vidriadas y decoradas con los
mismos colores que los que van a fundirse. Terminando esto se procede a prender el horno;
acto que ejecute el maestro con uno o dos de sus mejores oficiales. En el hogar se forma.
En el lugar se forma previamente un montón de leña con un poco de marmaja, desperdicio
de madera y zacate se enciende con un ocote, astilla de madera muy resinosa y cuando ha
prendido el fuego se deposita la primera calda con los primeros leños de ésta, el maestro,
antes de introducirlos en el hogar hace tres veces la señal de la cruz, ceremonia que repiten
los oficiales que lo acompañan.
El fuego deberá ser constante y uniforme por espacio de 35 a 40 horas; se alimentará con
regularidad, hasta terminar. No hay indicio seguro que permita a los alfareros saber cuándo
la hornada está cocida correctamente, se guían por el tiempo, que calculan por determinado
número de horas; y una vez que esté, ha transcurrido, como comprobación, sacan las
muestras; seguros de su cocción, ya para terminar, echan al hogar una última calda que
llaman la calda de alabar a Dios. En los tres primeros leños colocan una cruz de palma
bendita; el maestro y sus acompañantes, dicen bendito y alabado sea…, y proceden
después a hacer tres veces la señal de la cruz, cada uno hasta depositar la leña en el hogar.
Terminando esto comienza el enfriamiento que dura aproximadamente 24 horas. El horno
se descarga, comenzando por la parte superior.

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