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Attribution-NonCommercial-ShareAlike - CC BY-NC-SA
Article, ISSN 2469-0503
Roberto Fernández
CAEAU. Universidad Abierta Interamericana
https://dx.doi.org/10.12795/astragalo.2017.i23.08
No es nuevo pero todavía puede resultar fructí- lítico-cultural, que Adorno atribuye más como
fero plantearse la cuestión de posibles descrip- intención que como resultado, al programa del
ciones de la cultura arquitectónica enfocadas arte inorgánico moderno que es ese fugar de la
como epifenómenos de aquellas taxonomías condición de mercancía que pretende (y a menudo
formuladas en torno de la producción de obras no lo consigue) la obra de arte moderna: ese ras-
de arte, sobre todo considerando el enfoque go determinante de lo programático-moderno
adorniano del arte moderno inorgánico desarro- establecido por Adorno implicará en relación
llado como resistencia y crítica frente a la omni- a una supuesta dominancia arte-arquitectura
presencia de la categoría de la mercancía. que ésta se ubique en una esfera cuya voluntad
Esta postura adorniana para calificar de promoción de impacto cultural se distinga
una de las características de lo que llamará arte de una pertenencia a la condición de mercancía,
inorgánico (siendo el pasaje del arte orgánico al lo que dejaría fuera de nuestra caracterización
inorgánico un atributo central de la moderni- toda aquella arquitectura concebida al servicio
dad según Adorno) perfila este devenir más de imperativos de mercado.
orientado al logro de efectos culturales que a En todo caso y volviendo al esquema de
incursiones de mejoramiento de las necesida- la comprobación de influencias estético-simbó-
des sociales que ahora atribuimos a cierto perfil licas, crítico-programáticas y de procedimien-
de la arquitectura actual (superada la vertiente tos del arte respecto de la arquitectura así como
cultural-frívola de lo posmoderno) y también hubieron momentos en que la historiografía
creo que consigue distinguir una cualidad po- crítica moderna se propuso establecer circuitos
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de relaciones entre manifestaciones artísticas y entronque con una posible aunque incompleta
arquitectónicas –por ejemplo en el caso del fu- estética marxista es preciso asumir a la cultura
turismo, el movimiento De Stijl, la Nueva Objeti- como campo relativamente a-funcional y sus
vidad, el cubismo-purismo, el constructivismo, objetos como instituidos por la categoría de la
etc.– hoy cabe reinstalar criterios que permitan in-utilidad.
examinar si no la realidad, la posibilidad de Esta definición que configura un cam-
nuevos circuitos, no sólo lingüísticos sino más po unificado del arte, sus procedimientos y sus
bien programáticos y teóricos entre formulacio- producciones (y también la posibilidad del juicio
nes del arte contemporáneo y la arquitectura universal kantiano como tentativa de acceder a
para lo cual se pueden utilizar como referencia una suerte de trabajo crítico científico en tanto
los estudios de Hal Foster1. no-ideológico) estaría considerando el objeto ar-
En este sentido destaca la importancia quitectónico como parte de la superestructura
que adquieren las posibles relaciones arte- cultural y desde tal punto de vista, el arribo a un
arquitectura, ahora no ya en relación a algu- estadio de posible finalización de la idea moder-
nas características sobre todo lingüísticas de na de proyecto como anticipo calculado de realidad.
expresiones del arte moderno en su fase de Lo que llevaría a considerar que el resul-
abstracción sino más bien en relación a la in- tado de aquella noción de proyecto sería la de
fluencia de formas de arte contemporáneo que configurar objetos que re-presentan, más que ob-
adscriben a posturas de arte conceptual (en ri- jetos que presentan o productos; objetos más del
gor, el arte posmimético pero a la vez, pos-obje- orden del discurso que de la función-utilidad-
tual que inaugura e instaura Marcel Duchamp) intercambio. Objetos que por tanto encuentran
y a propuestas y procedimientos que eliminan autonomía respecto de una finalidad práctica
el arte de objetos a favor del arte de procesos y (que desinvestiría la valencia cultural propues-
situaciones cuyo efecto en la arquitectura orien- ta) y que adquieren una resonancia o rever-
tada a pretensiones de impacto cultural estaría berancia en la esfera específica de lo cultural,
ahora procesándose. aunque de una cultura que al modo gramsciano,
Dentro de las preceptivas adornianas pueda resultar potente para cuestionar aspec-
pero también acogiendo el esquema iluminista tos de la vida social y proponer alternativas.
de la summa kantiana de saberes y críticas y su Lo que no quiere decir que en tales ob-
jetos in-útiles no haya economía (de producción
1 Por ejemplo, dentro de sus múltiples trabajos, El retor- y consumo) ni mercado (como dimensión del in-
no de lo real. La vanguardia a finales de siglo, Akal, Madrid,
2001 (en que trata una argumentación que partiendo del tercambio de productores y consumidores, con
esencialismo minimalista propone un retorno de realidad sus mediaciones) lo que confluye además con
para el arte conceptual, como una instancia ulterior y críti- derivas del modo productivo capitalista en su
ca del postmodern en que emerge la figura del artista como
etnógrafo) o su Diseño y Delito y otras diatribas, Akal, Ma- advenimiento a una etapa desmaterializada de
drid, 2004 (en que practica incursiones en las relaciones lo terciario y del predominio del intercambio de
arte-arquitectura, primero constatando el omni-diseño de
bienes simbólicos.
la vida tardocapitalista contemporánea que es un conjunto de
prácticas derivadas del tecnopoder y ajenas al saber de los En este aspecto propondríamos anali-
designers y luego examinando el impacto cultural de cierta zar las descripciones de nuevas condiciones de
arquitectura como la de Gehry o Koolhaas).
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singular, determinista y localizada y por tanto, dología genealogista o articulada al canon y las
una asunción pragmática de un aquí-y-ahora influencias –digamos lo referente a las propues-
que sin embargo reivindica un estatus de ope- tas nietzcheanas y a las sistematizaciones de
ración cultural más allá de la pura empiria de canon/influencias de Harold Bloom– que tradu-
una suerte de problem-solving dirimido median- ce e instala cada acto proyectual en una suer-
te una acción proyectual. te de red conceptual preexistente (las lógicas)
Podría entonces hablarse de una dialéc- queda por así decirlo bloqueado o clausurado y
tica entre high culture de dirección global/local la noción de modo ya no produce efectos carto-
y renovada voluntad cosmopolita (las lógicas) gráficos sino inductivamente, un desmontaje de
y microculturas locales, de eficacias empíricas las opciones singulares que cada actor proyec-
pero también de vocación reelaboradora de lo tual escogió a la hora de construir su discurso
tradicional sin el aparato de los procedimientos proyectual.
de vanguardia (los modos)? Podría asociarse esta alternativa a un
En este punto quizá valga la pena asociar concepto semejante a la idea deleuziana de clíni-
esa eficacia empírica recién mencionada con la ca, incluso en el sentido que éste le dio asociando
recuperación diría, de una voluntad aurática del el trabajo de la crítica al trabajo singularizado
proyecto reencauzada en una via modal que en del análisis freudiano-lacaniano, para el cuál
efecto podría verificarse como un rasgo o cua- es cierto que existen como sombra o escenario
lidad que por una parte pretende recuperar un distante una cierta tipología genérica de figuras
control actoral del proyecto (en tanto proyecto de del malestar psíquico (neurosis, esquizofrenia,
autor o de un performer) y por otra restaurar un etc.) pero que el análisis del caso singular no
valor propio de la cosa artística o cultural emer- trabaja en una mera deconstrucción deductiva
gente de tradiciones de artesanato. sino que a lo sumo, acumula y comprueba en
El modo sería por tanto menos suscep- una sumatoria clínica, de forma que los análisis
tible de formar parte de cartografías descripti- puntuales (en nuestra asociación, los proyectos
vas de categorías de la cultura contemporánea modales) refieren o establecen la relación entre
y más ligado a opciones a cargo de cada actor caso y tipo, pero la cura del caso –o sea el análi-
proyectual con lo que nuevamente volvemos a sis propiamente dicho– converge a una relación
la escena fenomenologista o antiestructuralis- entre análisis (o crítica) y clínica en la que ésta
ta de los procedimientos inductivos (ir a un grado emerge como un productivo y progresivo campo
de inserción en un estado de cultura, proce- de permanente y continua redefinición del tipo
sando algunos rasgos) frente a procedimientos originario de enfermedad.
deductivos (básicamente aquellos propios de la El modo refiere –a veces a través de una
deconstrucción derridiano-eisenmaniana, el ti- interpretación o un análisis crítico, no nece-
pologismo rossiano, el multipopulismo ventu- sariamente como consecuencia de la trans-
riano, el estructuralismo ontologista kahniano, parencia metódica del procedimiento del
el fenomenologismo cínico koolhaasiano, etc.). proyectista– a una determinada evidencia en
Entonces el trabajo analítico cambia de la búsqueda de efectos culturales, resonancias
intereses y procedimientos siendo que la meto- o impactos en el estado de cultura en que ope-
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tecno-comunicacionales minimalistas deriva- 5 Boltanski, L.- Chiapello, E., El nuevo espíritu del capitalis-
mo, Akal, Madrid, 1999. En este volumen se formula una
dos de las tradiciones barrocas y simbolistas.
versión del capitalismo como forma final de la historia en
El tema de la moda como disposición tác- tanto se considera el primer estadio socio-cultural cuya
tica del gusto de época asociado en general a compulsión acumulativa lo lleva a integrar y absorber-pro-
cesar toda crítica anterior frente a la cuál caben dos grandes
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POSMODERNO POSMODERNO
Categoría MODERNO
DECONSTRUCCIONISTA ECOLOGISTA
Meta-narrativa Salvación&Progreso Ninguna Regresión cosmológica
Noción de verdad Objetivista Extrema Experimental
Mundo Colección de objetos Agregado de fragmentos Comunidad de sujetos
Realidad Orden fijo Construcción social Fragmentada
Autoconciencia Ingeniería social Fragmentada Procesual
Verdad primaria Lo universal Lo particular Lo particular en contexto
Fundamento Universo mecanicista Ninguno (no fundamento) Procesos cosmológicos
Naturaleza N como oposición N como objeto equívoco N como sujeto
Cuerpo Control del cuerpo Descripción del cuerpo Confianza en el cuerpo
Ciencia Reduccionista Solo una narrativa Complejidad
Economía Corporativa Poscapitalista Comunitarista
Foco político Estado-Nación Lo local Comunidad de comunidades…
Sentido de lo divino Dios Padre Gestualidad pro-sublime Creatividad cósmica
Metáforas clave Mecánica y Ley Economia Libidinal Ecología
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burgués, aunque también tiene sus límites de un posmoderno ecologista quizá pueda explicarse
potencia crítica o de autonomía socialmente mejor según cierta secuencialidad entre lo mo-
proactiva, que es la irreductible cualidad de derno, lo posmoderno y lo pos-posmoderno,
mercancía que Tafuri –menos optimista y ex- si es que lo primero puede entenderse como
perimental que Adorno– supo advertir en la acople al capitalismo expansivo inclusivo de
arquitectura moderna desplegada entre el siglo modelos de welfare y coexistente con la agonía
XV y nuestra época. socialista todavía bipolar, lo segundo como ma-
En línea con esa interpretación (que le nifestación del pasaje a un capitalismo menos
niega autonomía a la modernidad respecto de la industrial y mas semiocapitalismo o cognitive
modernización según la ya clásica proposición capitalism (pero en modo alguno representativo
habermasiana) lo mal llamado pos-moderno de una economía poscapitalista como Bucha-
pudo así ser interpretado como la reutilización nan define) y lo tercero como eclosión de for-
de los materiales modernos en consonancia mas ulteriores a un cierto desastre madurativo
con la emergencia del semiocapitalismo, que en del proceso capitalista (desastre verificable en
síntesis es la argumentación central de Fredric la crisis financiera internacional desatada des-
Jameson quién incluso le atribuye gran rele- de el inicio de la segunda década de este siglo)
vancia a ciertas aportaciones de la arquitectura que fracturan en esquirlas, estructuras como
posmoderna como la de Place Bonaventure y las socio-económicas de clase o las políticas de
Portman a tal asociación entre cultura alto- estado-nación sin que ello signifique reemplazos
moderna y etapa de un late-capitalism signado de formas comunitaristas o pos-societales y
por lo inmaterial o la circulación financiera im- menos, triunfo de políticas de corte ecologistas
productiva del capital. (aunque se agudiza cierta percepción de catás-
Siendo así, lo posmoderno como fenó- trofe ambiental y de la afluencia o disponibili-
meno artístico o lingüístico no supone un des- dad de recursos naturales).
enganche nítido con el lenguaje moderno sino Lo pos-posmoderno implicaría entonces
apenas su manipulación en diversas estrategias un nuevo proceso de reutilización de materiales
discursivas o retóricas como la neutralización modernos ahora dentro de la estrategia gene-
de las asociaciones entre contenido y continen- ral del desarrollo del capitalismo globalizado,
te –o entre función y forma– y la tendencia a tanto en relación a la expresión hegemónica de
restringir el grado de actualidad del discurso dicha fase histórica como en cuanto a la emer-
moderno para pasar a dotarlo de un aura de gencia de las fragmentaciones propias de la es-
historicidad que lo desinvistiera de su supuesta cena multicultural.
potencia crítica social o política y lo asimilara Aludiríamos a un pos de lo posmoderno
a material de utilización ecléctica e historicista en tanto inauguración si se quiere, de una fase
en modo análogo a las operaciones que la cul- desprovista de la voluntad repertorista o codi-
tura del siglo XIX había perpetrado respecto de ficadora de nuevos cánones que tenía el ahora
los estilos clásicos. denominable movimiento posmoderno (instituí-
El desdoblamiento que Buchanan pro- do por ejemplo, en la vocación analítica de Lyo-
pone entre un posmoderno deconstruccionista y tard o Derrida, seducidos por un desemboque
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de enganchar la existencia de las formas y de las incluso en tal caso, no necesariamente de una
intensidades destinadas a habitarlas. acción proyectual: Es el mismo movimiento de
De esta forma Guattari reconoce por así territorialización existencial y toma de conciencia
decirlo, un sustrato de lógica sobre la cuál se teje sincrónica que hará “trabajar” juntas cosas tan di-
una alteridad o especificidad propia en cada ferentes como una caja de zapatos y de tesoros, bajo
caso del sujeto de proyecto y que se acerca a la la cama de un niño hospitalizado en un internado
fenomenología de lo que entendemos como mo- médico-psicológico, el ritornelo contraseña que qui-
dal: esa puesta en juego de modos de proyecto, zá comparta con algunos camaradas, el lugar en el
en cada caso únicos y personales, especificaría seno de la constelación particular que ocupa en el
en último análisis –sigue diciendo Guattari– el comedor, un árbol-totem en el patio de recreación y
arte del arquitecto (y eso sería) su capacidad de un recorte de cielo conocido sólo por él.
aprehender esos afectos de enunciación espaciali- Hasta aquí la configuración por así
zada. Sólo que es preciso admitir que se trata de decirlo sino de una demanda o programa, de
objetos paradójicos que no pueden ser delimitados un deseo de arquitectura como organización
en las coordenadas de la racionalidad ordinaria de hechos que posibiliten y potencien esas vi-
y que solo podemos abordar indirectamente por vencias: frente a ello, que le compete hacer al
meta-modelización, por rodeo estético, por relato proyectista?. Le corresponde al arquitecto –sigue
mítico o ideológico. Guattari– si no componer una armónica a partir de
Casi accediendo a admitir una categoría todos esos componentes fragmentarios de la sub-
de enigma o misterio propia del objeto arquitec- jetivación (del otro sujeto del proyecto, el que
tural Guattari indica que la forma arquitectónica requiere actuación o solución proyectual), ¡por
no está destinada a funcionar como gestalt cerrada lo menos no mutilar por adelantado lo esencial de
sobre sí misma sino como operador catalítico gene- sus virtualidades!
rando reacciones en cadena en el seno de modos de Pero más allá de esa escena de articula-
semiotización que nos hacen salir de nosotros mis- ción de deseo-proyecto dirá Guattari que:
mos y nos abren campos inéditos de posible.
para recomponer de este modo los te-
Subrayamos en el párrafo precedente
rritorios existenciales, en el contexto
como aparece la noción de modos (de semioti-
de nuestras sociedades devastadas
zación o sea, de otorgamiento de sentido a la
por los flujos capitalísticos, el arqui-
operación proyectual y a su término u objeto).
tecto debería ser capaz de detectar y
Después Guattari ofrece un párrafo de
explotar procesualmente el conjunto
ejemplificación existencial del cual se podría
de los puntos de singularidades ca-
extraer una noción mucho más amplia y com-
talíticas susceptibles de encarnarse
pleja del concepto de programa o expectativa
tanto en las dimensiones sensibles
o deseo de proyecto, con lo cual nuestro autor
del aparato arquitectónico como en
pone en el imaginario del sujeto demandador
las composiciones formales y las pro-
de arquitectura –no del sujeto proveedor o pro-
blemáticas institucionales mas com-
yectista– una parte sustancial de la razón fun-
plejas. Con el fin de lograrlo todos los
dante de alguna clase de acción arquitectural,
métodos cartográficos serán lícitos
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desde el momento en que su compro- bas podrían relacionarse en tanto operan sobre
miso…encontrará su propio régimen lo que genéricamente llamamos cultura histórica.
de autonomización ético-estética. Hemos postulado una caracterización
de 12 modos históricos de proyecto que a la vez
Desde el punto de vista de la relación entre pro-
se presentan como pares dialécticos redefinidos
yecto e historia (o mejor, entre modos proyectua-
de varias formas en torno del nietzcheano par
les e historia) cabe explorar el comportamiento
apolíneo-dionisíaco, como comportamientos
antivitruviano de los modos de proyecto, es de-
proyectuales que atraviesan la historia (fuera
cir la desarticulación del equilibrio de atributos
incluso de la comprobable datación histórica
y búsqueda de efectos de sentido y apariencia
concreta de alguno de los modos, por ejemplo
o bien, como se cuestiona histórica o poshistó-
el modo ilustrado, que aludiría a la Ilustración
ricamente la idea triatributiva del modelo vi-
del siglo XVIII pero que caracteriza una moda-
truviano, aquél que otorgaba entidad al objeto
lidad rastreable para atrás y para adelante en el
arquitectural en tanto éste resolvía de manera
decurso histórico) y comportamientos proyec-
armónica e integrada la triple exigencia de ve-
tuales que se verifican en diversas geoculturas,
nustas/ firmitas /utilitas.
conscientes o no de la vigencia de tal noción
fuera de su ámbito.
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