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MADERO
Emiliano Zapata mejor conocido como “El Caudillo del Sur” nació en Anenecuilco, en el Estado de Morelos, el día 8
de agosto de 1879. Fue un revolucionario mexicano que en 1906 encabezó la rebelión contra los hacendados
azucareros y en 1909 organizó la Junta de Defensa para repartir la tierra entre los campesinos. Zapata siendo
campesino, sufrió y notó el cansancio endémico de la mayor parte de la población, que vivía en la pobreza,
generada por las políticas económicas y la mala distribución de la riqueza, durante el porfiriato, a la edad de nueve
años, Emiliano Zapata queda impactado al presenciar un despojo de campesinos por parte de grandes hacendados
de la zona, en ese momento cuestiona a su padre Gabriel, y éste le dice que no se puede hacer nada, a lo que
Emiliano responde: “¿No se puede? Pues cuando sea grande, haré que se las devuelvan”.
Con tan sólo 23 años, Emiliano Zapata ya había liderado un levantamiento en la ciudad de Yautepec para plantar
cara a los desmanes que allí cometía el cacique Pablo Escandón.
Zapata fue uno de los símbolos más importantes de la resistencia campesina en México, estuvo al mando del
Ejército Libertador del Sur, sus principales ideales giraron alrededor de la justicia social, libertad, igualdad,
democracia social, respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obreras.
El 12 de septiembre de 1909 Emiliano Zapata es elegido presidente del Consejo Regente de Anenecuilco, que
defiende las tierras del pueblo. A los 30 años, se hizo un dirigente agrario de Morelos, donde empezó a analizar
documentos que acreditaban los derechos de propiedad de los pueblos sobre sus tierras, los cuales habían sido
negados por las Leyes de Reforma y participa en reuniones celebradas en Villa de Ayala, cuyas reflexiones se
plasmarían en el Plan de Ayala, que representaba una reforma agraria radical, “La tierra es de quien la trabaja”. El
contenido de este documento está estructurado en 15 puntos en los que se explica la esencia del movimiento, su
identidad, eje y objetivo de lucha, aborda temas como el reparto agrario y la protección a viudas y huérfanos
provocados por la revolución, aspectos que reflejan la realidad de un grupo social que veía en la Revolución
Mexicana el medio para mejorar sus condiciones de vida.
“Tierra y libertad”, ideales por los cuales luchó Emiliano Zapata adquieren hoy plena vigencia y es obligación de las
instituciones del sector agrario hacer respetar las leyes y defender los derechos de las mujeres y hombres del
campo mexicano. Zapata era un hombre de profundas convicciones: abogó por el derecho a la huelga y por la
emancipación de la mujer. Tenía férreos ideales, que en ningún momento se vieron alterados por los diferentes
cambios de gobierno. Desde 1911 hasta 1919, luchó denodadamente por los derechos de los pobres en los
estados del sur de México, y fue entonces cuando se alió con Pancho Villa, otro de los líderes de la Revolución
mexicana.
Varios años más tarde el 10 de abril de 1919 Zapata fue engañado por Jesús Guajardo, haciéndolo creer que
estaba descontento con Carranza y que quería unirse a él, ofrecerle armamento y municiones para continuar con
su lucha. Es por ello que, el 10 de abril de 1919 en la Hacienda de Chinameca, Morelos, al cruzar el dintel,
tiradores escondidos en las azoteas, abrieron fuego contra Emiliano Zapata y su escolta de cien hombres lo que
truncó su anhelado ideal: "Tierra y Libertad". Emiliano Zapata, luchó por una profunda transformación de las
condiciones de abandono y desamparo en nuestros territorios rurales, ofrendó hasta su vida por la justicia, la
democracia, la libertad y por la defensa de nuestra soberanía.
Una vez muerto fue que, Emiliano Zapata se convirtió en emblema de la revolución indígena y campesina, y
símbolo de los campesinos desposeídos. El Estado mexicano con el tiempo se apropió de su legado y, en 1931, se
le nombró héroe nacional y emblema del agrarismo. De igual manera es tan fuerte el legado de Zapata que su
nombre fue tomado para dar identidad al movimiento indígena y popular más importante del México
contemporáneo: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Este honorable caudillo fue el autor de la
frase: “Es mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado”.
FRANCISCO VILLA
Su nombre fue Doroteo Arango Arámbula, conocido como Francisco Villa, nació el 5 de junio de
1878, en La Coyotada, Municipio de San Juan del Río, Dgo. Fue Hijo de Agustín Arango y Micaela
Arámbula, aparceros en la Hacienda Gogojito, propiedad de la familia López Negrete.
Al fallecer sus padres, asumió la responsabilidad del resto de su familia. En la Hacienda en la que
trabajaba, el más joven de los López Negrete, intentó deshonrar a su hermana, por lo que Francisco
Villa le disparó en defensa de su hermana, e inicio su vida de forajido, adquirió experiencia en la
geografía, manejo de armas y caballos, que le ayudarían a destacarse como revolucionario.
En 1910, al iniciar la Revolución Mexicana, se unió a las filas maderistas. Participó activamente en la
lucha contra el Ejército Federal hasta lograr su derrota, en la Batalla de Ciudad Juárez. Demostró
habilidades innatas para la guerra, cualidad que le permitió salir victorioso en varias batallas como en
Ciudad Juárez, Ojinaga, Torreón, Tierra Blanca, Zacatecas, Paredón y Sayula, entre otras.
Durante el gobierno maderista, fue encarcelado en la Prisión Militar de Santiago Tlatelolco, por
insubordinación. Tras la muerte de Francisco I. Madero, se unió a las tropas constitucionalistas de
Venustiano Carranza, su participación fue nuevamente decisiva para la derrota del General
Victoriano Huerta en 1914.
Fue Comandante de la División del Norte, uno de los tres cuerpos del ejército revolucionario
constitucionalista, en el que sobresalió por su independencia y su capacidad militar. En 1914,
después de tomar Zacatecas, se dirigió hasta la Ciudad de México y entró triunfante junto a Emiliano
Zapata. Este hecho marcó la ruptura entre Venustiano Carranza y Francisco Villa, lo cual dio inicio a
la lucha de facciones que finalizó en 1915, con la derrota de Villa en las batallas de Celaya, en donde
perdió su poder político y militar.
En 1916, efectuó una invasión con sus tropas a Columbus, Nuevo México, Estados Unidos de
América, provocando que el gobierno norteamericano realizara una campaña militar al mando del
General John J. Pershing para localizarlo y capturarlo, sin tener éxito.
Posterior al asesinato de Venustiano Carranza, pactó una amnistía con el Presidente Interino Adolfo
de la Huerta. Francisco Villa, cesó sus actividades revolucionarias y se retiró a la Hacienda “El
Canutillo”, en Parral, Chih.
Fue asesinado el 20 de julio de 1923 en Hidalgo del Parral, Chih.