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Alfredo Ardila: Neuropsicología desde y hacia Latinoamérica

Book · September 2022

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24 authors, including:

Ninoska Ocampo-Barba
Universidad Autónoma Gabriel René Moreno
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Ardila:
Neuropsicología
desde y hacia
Latinoamérica
Editor:
Ninoska Ocampo-Barba
EDITOR
Ninoska Ocampo-Barba

Presidente de la Sociedad Boliviana de Neuropsicología


Presidente de la Asociación Alzheimer Bolivia
Presidente Comité Científico Alzheimer Iberoamérica
Directora del Instituto de Neurociencias Comportamentales

REVISORES DE CAPITULOS
Anais Urdaneta

CORRECTOR DE ESTILO
María Esther Zabala Mendoza
Gabriela Ferriel Velásquez

DISEÑO & DIAGRAMACIÓN


Karol Argote Alcozer
Faviola Ferriel Velásquez

DIBUJOS
Sirene Pessoa Pedraza
Leonardo Poma Ajayo

SUPERVISOR DE PRODUCCIÓN
Flavia Milenka Ozuna Salinas
Laura Asturizaga Antequera
Índice

1 PRESENTACIÓN
Dra. Ninoska Ocampo - Barba

11 PREFACIO
Dra. Maria Esther Seleme

Un padre poco común


19 Sara Elena, Silvia,
Felipe y Adriana Ardila

29 CAPITULO I
Alfredo Ardila: Semblanza
humana y científica
Dra. Mónica Rosselli
CAPITULO II
95 Un humilde recuerdo sobre
un humilde gigante
Mgtr. Pedro Viveros

CAPITULO III
107 El impulso de Alfredo Ardila
al legado escrito de la
neuropsicología para todos
Dra. Gabriela Castillo

CAPITULO VI
137 Reflexiones sobre anosognosia
y su consecuencia en el
inicio de instalada la afasia
Prof. Silvia Rubio
CAPITULO VII
149 Mis conversaciones sobre las
funciones ejecutivas
con el gran Alfredo Ardila
Dr. Mauricio García - Barrera

CAPITULO VIII
195 Un recorrido pregrado,
por los postulados
del Dr. Alfredo Ardila
Mgtr. Anais Urdaneta & Lic. Laura
Asturrizaga

223 CAPITULO IX
Alfredo Ardila: El fundador y el
visionario de una Neuropsicología
Latinoamericana
Dr. Antonio Puente
CAPITULO X
275 Desempeño neuropsicológico
de niños en edad Preescolares,
bases teóricas de Ardila
Lic. Roxana Pereira
Karol Argote Alcozer
Alejandra Gutiérrez Pinaya
Flavia Ozuna Salinas

CAPITULO XI
313 Seeing without seeing
Dr. Durjoy Lahiri

CAPITULO XII
331 Profesor Alfredo Ardila:
Un Grande de la
Neuropsicología Mundial
Flgo. Rafael Gonzales
CAPITULO XIII
341 Las alexias en hispanohablantes
Dra. Esmeralda Matute

CAPITULO XIV
403 El hombre detrás del genio.
Dr. Francisco Lopera

425 ACRÓSTICO
Dr. Hugo Ocampo Escobar
Presentación

“… publicar es tan importante como recolectar datos; no


solo la neuropsicología, sino también todas las áreas de
conocimiento crecerán en forma acelerada y aumentará
significativamente la contribución de Latinoamérica a la
empresa más importante del mundo contemporáneo: la
investigación científica”

(Alfredo Ardila, 2014)

1
Era julio de 1996 cuando a mis 24
años, mi mentor y fundador de la
Neuropsicología en Bolivia, Dr. Rene
Calderón Soria, me informaba que debía
recoger del Hotel El Dorado, ubicado frente
al paraninfo de la Universidad Mayor de San
Andrés, al Dr. Alfredo Ardila y conducirlo al
piso 7 de la Facultad de Medicina, donde en
el Auditorio de Fisiología, los interesados en
las neurociencias de la ciudad de La Paz lo
aguardarían para su presentación como
primer invitado internacional de la
recientemente formada Sociedad Boliviana
de Neuropsicología.

Por ese entonces, como


Coordinadora de Asuntos Estudiantiles de la
Sociedad Boliviana de Neuropsicología, me
encontraba realizando mi tesis de grado para
obtener el título de Psicóloga; nunca me
cansare de agradecer a mi mentor el honor
de permitirme ser la responsable de conducir
2
al Dr. Ardila a su primera exposición en mi
país.
Recuerdo nítidamente esa primera
caminata desde la puerta del Hotel hasta la
esquina para abordar un taxi y el nerviosismo
de conocer a uno de los personajes que había
acompañado mis muchas horas de estudio
por medio de ejemplares de libros existentes
en ese tiempo solo en la biblioteca de la
universidad.

Veinte años después de ese día, me


encontraba con el Dr. Ardila y la Dra.
Mónica Rosselli en el comedor principal de
mi casa conversando sobre la relevancia de
recordar y mantener viva la historia de la
Neuropsicología en nuestra región y dando
las primeras ideas de lo que fue el placer de
ser editora junto a él del número
monográfico Vol.17 Nº1 Enero-Junio 2017,
de la revista Neuropsicología,
Neuropsiquiatría y Neurociencias titulado
3
“Una Historia de la Neuropsicología
Latinoamericana a través de sus pioneros fallecidos”.

Definir a una persona que ha


aportado a la vida y las ciencias con tantas
ideas, tantas propuestas y tantas definiciones
es una tarea supremamente difícil y esa tarea
la tenemos todos quienes tuvimos el
privilegio de conocer al Genio de la
Neuropsicología Latinoamericana y contar con su
consideración, su amistad y su compañía.

Al leer el presente libro de


Homenaje Póstumo usted encontrara el
relato de quienes fueron sus compañeros de
travesía, sus amigos, sus más cercanos
colaboradores, sus estudiantes y jóvenes
psicólogos de Latinoamérica que lo leyeron,
estudiaron, algunos lo conocieron y otros se
inspiraros en sus páginas sin tener el tiempo
de llegar a él pese a los innumerables

4
esfuerzos que hizo Alfredo Ardila por llegar
a todos.

¿Cómo presentar el tributo final a


una vida de tanta entrega a la ciencia y el
conocimiento sin hacer hincapié en el ser
humano delante del científico? En cada uno
de los capítulos que componen este libro
usted podrá conocer fragmentos y pedazos
de un hombre de ciencia que ilustro el
mundo de las neurociencias
comportamentales con teorías, postulados,
procedimientos, modelos y sobre todo
esperanzas. Mi maestra, María Esther Seleme
define la Neuropsicología como la disciplina
de la esperanza y en nadie más y mejor que
en Alfredo Ardila este concepto pudo definir
las acciones de un neuropsicólogo.

Con mirada cálida, voz profunda y


una enorme sonrisa encaraba a padres,

5
familias, maestros y sobre todo pacientes,
personas afectadas de múltiples maneras.

El Genio de la Neuropsicología
Latinoamericana era capaz de convertir una
experiencia de dolor y frustración en una
oportunidad para desarrollar nuevas
habilidades y recorrer caminos poco
transitados pero capaces de conducir a la
persona a realizaciones personales
impensadas. Su innovación y versatilidad,
como las de un genio le permitía convertir
una condición irreversible en una vida
sobresaliente. No existe más esperanza en un
sin propósito de vida que desarrollar y
vislumbrar una meta alcanzable para el
terapeuta a cargo, la familia que acompaña y
la persona que padece esta condición.

Inicio y procuro en sus últimos años


la organización y unificación de esfuerzos en
pro del desarrollo de la neuropsicología en
6
Latinoamérica, en la última ocasión que tuve
el privilegio de verlo, Guatemala 2018 hizo
hincapié en la necesidad de volver a
fortalecer la unión de los 20 países del
continente más joven de nuestro planeta,
segura estoy que era su más ferviente deseo
como hombre generoso y desprendido del
quehacer científico.

Alfredo Ardila no fue solo un


terapeuta extraordinario, fue un académico
inspirador y un dedicado científico que, al
calor de horas robadas, seguramente en
algún momento a sus seres más queridos y
sobre todo a su propio descanso tuvo una de
la más ardua y brillante producción
intelectual de América latina.

Bolivia expresa a la familia de


Alfredo Ardila Ardila su más profundo
respeto y sus colegas, amigos y estudiantes
autores en este libro, su consideración a una
7
vida dedicada a la academia, la ciencia y el
bienestar humano de incontables
generaciones de pacientes.

Ninoska Ocampo-Barba
Instituto de Neurociencias Comportamentales.
Facultad de Humanidades
Universidad Autónoma Gabriel René Moreno
Sociedad Bolivia de Neuropsicología

8
9
10
Prefacio

Alfredo Ardila
Ardila
El Dr. Alfredo Ardila nació en 1946
y murió el 9 de enero de 2021. Obtuvo su
grado de Psicólogo en la Universidad
Nacional de Colombia en 1969 y viajó para
estudiar en la Universidad Estatal de Moscú,
donde obtuvo su grado de Doctor en
Neuropsicología, en una excepcional
formación doctoral al lado de Alexander
Luria como su tutor, quien era miembro
honorario de la Federación Colombiana de
Psicología desde el año de 1971, y quien se

11
convirtió en una de las figuras que más
influyó en su obra.

El Dr. Ardila se desempeñó como


Profesor en universidades de Latinoamérica,
Estados Unidos y otros países, donde
colaboró en proyectos de investigación
científica, académicos y de docencia
universitaria. Publicó extensamente sobre
diversos temas, especialmente
neuropsicología. Fundó y presidió
Asociaciones y Sociedades Latinoamericanas
e Hispánica de Neuropsicología, fue
miembro de la Sociedad Internacional de
Neuropsicología y recibió innumerables
premios y reconocimientos académicos.

Podemos decir mucho más sobre el


trabajo del Dr. Alfredo Ardila. Sin embargo,
quiero repetir lo que el mismo escribió sobre
Luria: “Toda su vida y su obra estuvieron
guiadas por el profundo interés por
12
comprender cómo es la organización y
funcionamiento de los procesos complejos
del hombre, cómo es la organización
cerebral de todos aquellos procesos
estudiados por la psicología, cómo es posible
que el hombre perciba, aprenda, hable,
piense... “(Ardila, 1977)

El Dr. Ardila citaba a Luria, quien


había escrito: “solo el trabajo sólido
permanece y el trabajo que ha sido realizado
a través de los esfuerzos de investigadores
particulares será continuado en el futuro en
virtud de su propia lógica interna... “.

A esa frase de Luria, el Dr. Ardila


respondió en su despedida: “La enorme
empresa iniciada por Luria de comprender
los fundamentos fisiológicos y la
organización nerviosa de los procesos
complejos y de las funciones superiores del
hombre, se continúa a través de todo el
13
mundo como reconocimiento a la
profundidad y genialidad de sus ideas y a la
solidez de su trabajo”.

Me permito repetir las palabras que


el Dr. Ardila expresó en su despedida a su
tutor, porque podemos afirmar que esa
enorme empresa iniciada por Luria se hizo
cada vez mayor con la obra del Dr. Ardila, de
la Dra. Mónica Rosselli y de todos los
científicos, colegas neuropsicólogos,
doctores, profesores, investigadores de las
universidades con las cuales continúan
trabajando tenazmente.

Con la sabiduría de quien conoce la


importancia de cuanto tiene que enseñar y
comunicar, el Dr. Ardila pronto decidió
empezar a hacerlo y recordamos “La
Psicofisiología de los procesos complejos”,
su libro publicado en 1979.

14
El Dr. Ardila trabajó
incansablemente para consolidar la
Neuropsicología, como si su tiempo fuera a
ser breve. En este momento sentimos que
fue muy breve, si pensamos cuanto más
hubiéramos querido tenerlo presente en
todas partes, como la sabia estar.

Con un gran compromiso científico,


académico y social, se dedicó por completo
a la tarea para la cual parecía saber que estaba
destinado, y que cumplió a cabalidad a través
de sus investigaciones, libros, artículos,
colaboraciones auspicios y conferencias.

Brindó ayuda de muchas formas;


cada vez que se le pidió apoyo para impulsar
la neuropsicología en cualquier lugar, asumió
el desafío de viajar e ir donde fuera necesario
para, con su sola presencia, abrir las puertas
a la neuropsicología, que gracias a él
quedarían siempre abiertas, como lo
15
demuestra el trabajo de la Dra. Ninoska
Ocampo-Barba y el de todos sus
colaboradores actuales y futuros.

En el Dr. Alfredo Ardila conocimos


el mismo tipo de hombre que Luria,
auténtico y consagrado que, como su tutor,
invirtió la mayor parte de su vida en esa rama
de la ciencia, la neuropsicología.

María Esther Seleme


Asesor Internacional
Instituto de Neurociencias Comportamentales
Bolivia

16
17
18
Un padre poco
común
Sara Elena, Silvia, Felipe y Adriana Ardila1

Nuestro papá creció entre el olor a


los cafetales y el sabor de las guayabas agrias,
una fruta muy especial que se da en la región
de Risaralda, Colombia, donde él nació y
vivió su niñez. Tanto el cariño y las
enseñanzas de su mamá, a quien tomaba de
la mano y acompañaba al mercado cuando
era muy niño- y quien además le enseñó a
leer como la sabiduría y disciplina de su papá,
marcaron su infancia.

1 Elaboración hijos de Alfredo Ardila Ardila Sara Elena,


Silvia, Felipe y Adriana Ardila
19
Creció rodeado de sus cuatro
hermanos en una ciudad llamada Pereira.
Cuando era niño, esa pequeña ciudad, era su
universo, toda la extensión de su mundo y
alguna vez nos dijo “Seguramente así debe
ser para todos los niños”. ¿Quién llegaría a
pensar que ese niño terminaría viajando por
medio mundo transmitiendo sus
conocimientos sobre neuropsicología?
¿Quién pensaría que tendríamos la fortuna
de que ese personaje tan particular y tan
extraordinariamente inteligente, fuera a ser
nuestro papá?
Él soñaba con leer muchos libros y
expandir su mente, desde niño y desde su
pequeño mundo. Así que muy joven
descubrió que los libros son universos que
nos llevan a ampliar nuestros horizontes.
Alguna vez le preguntamos cómo
había surgido su interés por el conocimiento
y nos contó que fue principalmente del
20
contacto y las conversaciones con sus
amigos durante el bachillerato. Lo
imaginamos hablando apasionadamente
sobre política o sobre el que fuera el tema del
día en algún café lleno de humo de Pereira.
Alguna vez su mamá le pagó por
algún trabajo que hizo y él se compró su
primer libro propio, porque en su casa solo
había dos: la Biblia y “El consejero Médico
del Hogar”. Pero no él no podía leer ninguno
de ellos; la Biblia no la entendería hasta que
no fueras mayor de edad, y “El consejero
Médico del Hogar” contenía imágenes poco
apropiadas para niños.
Al terminar el colegio tenía tres
alternativas de estudio: psicología, medicina
o sociología. Se presentó a medicina y
psicología en la Universidad Nacional de
Colombia. En ambas fue aceptado, pero
optó por psicología porque suponía que
había todo un mundo por construir ¡y si que
21
lo hizo! Más adelante pensó en cambiar de
carrera a física, pero por tiempos no lo logró
“Hoy pienso que da lo mismo estudiar
cualquier cosa. Lo que estudiamos es solo un
lente para mirar el mundo: el lente de la
psicología, la física, o cualquiera sea la carrera
y actividad que tengamos”, nos dijo alguna
vez. Y tenía razón, por eso, tal como nos
enseñó hay que hacer cosas, hay que hacer
planes, siempre.
La universidad era un ambiente
rebelde, anarquista y nihilista en su época y
él pertenecía a la generación de los 60. Fue
una generación rebelde, mesiánica, que
pensaba que iba a transformar el mundo.
Tenían una misión muy importante en la
vida: construir un mundo mejor.
Algunos años después viajó a Rusia
(en ese momento, la Unión Soviética) y su
interés por la neuropsicología surgió porque
cuando dictó el primer curso de
22
psicofisiología del país junto con su amigo
del alma, Carlos Moreno. Él se encargó,
entre otros temas, de enseñar sobre las
funciones corticales, como el lenguaje, la
percepción, la memoria, etc. Este tema le
pareció algo tan fascinante, que decidió
dedicar su vida a esto: cómo se activa el
cerebro cuando pensamos, cómo se organiza
el lenguaje en el cerebro, etc. “Creo que me
fui por dos razones: (1) suponía que el
conocimiento de occidente era fácil de hallar,
pero el conocimiento existente en la Unión
Soviética era una incógnita; (2) estábamos en
medio de la guerra fría; ir a Moscú era como
ir a otro planeta; por lo cual obviamente tenía
un atractivo especial: el atractivo de
descubrir lo desconocido” decía.
Ese viaje habría de marcar
fuertemente su vida, no solo por lo que
estudió, sino por su amor a Rusia. Tiempo
después, en el año 2006, logramos viajar en
23
familia a Moscú y creemos que ese fue una
de sus mayores alegrías en la vida. Nos llevó
a las residencias universitarias, nos hizo
probar platos típicos y nos contó miles de
historias.
No nos daría el espacio para hablar
de todo lo que fue nuestro padre y lo que ha
sido para cada uno de nosotros, de manera
particular, pues cada uno de nosotros tenía
un vínculo único con él. De todos modos,
sus hijos estamos de acuerdo en que nuestro
padre fue una persona fuera de lo común.
Nos hizo cultivar la curiosidad por el mundo
y a ser críticos, a soñar, a hacer planes,
proyectos y eso nos hizo también diferentes
a nosotros. Hablar con él, aunque a veces se
ponía repetitivo con sus temas de moda,
siempre era una aventura, sabía muchas
cosas.

24
Para muchos, Alfredo Ardila fue un
gran académico. Para nosotros fue una guía,
un soporte incondicional, un papá completo
y más, un padre entregado a sus hijos, un
hombre con un gran sentido del humor que
no todos entendían, un hombre con quien
no se hablaba de las trivialidades de la vida,
sino de su sentido más profundo. Un
hombre que cocinaba unos fríjoles y unos
espaguetis deliciosos.
Esperamos que donde quiera que se
encuentre esté haciendo lo que más le
gustaba, escuchando tangos, hablando en
ruso, leyendo, conversando con sus amigos
que también ya nos dejaron y comiendo
guayabas agrias. Esperamos también, que
desde donde mire, sepa que para nosotros ha
sido un gran honor tenerlo como padre.

25
26
27
28
Alfredo Ardila:
Semblanza humana
y científica
Mónica Rosselli2

Mi participación en este libro como


homenaje póstumo a mi colega, amigo y
compañero de mi vida, el Dr. Alfredo Ardila,
está cargada de sentimientos ambivalentes.
Por un lado, me embarga un profundo
sentimiento de tristeza al no tenerlo a mi lado
compartiendo como tantas veces, la escritura
de un documento académico como éste; la
nostalgia de su ausencia ahonda el agujero

2Departamento de Psicología Florida Atlantic


University Boca Ratón, Florida, EE. UU
29
que en el alma me dejó su partida; el dolor
profundo de su muerte lo he sentido en mis
entrañas y en cada poro de mi piel. Pero las
lágrimas que han formado durante meses un
inmenso océano de tristeza se tornan en
sonrisas al recordar, mediante estas letras su
inmenso legado familiar, afectivo,
académico, y pedagógico; y describir en este
capítulo el sendero que con su genialidad
construyó para la neuropsicología en general
y para la neuropsicología latinoamericana en
particular.
Vida académica
Alfredo Ardila, fue el tercero de
cinco hermanos (Rubén, Enrique, Alfredo,
Olga y Martha), nació el 4 de septiembre de
1946 en Ocaña, capital de Norte de
Santander, departamento de Colombia;
adquirió la pasión por las letras desde
temprana edad cuando su madre Roselia
Ardila Serrano le enseñó a leer; como su
30
padre Benjamín Ardila Serrano, poseía una
mente brillante, y emprendedora, de él
aprendió la tenacidad por el trabajo. Pasó su
infancia y adolescencia en Pereira
(departamento de Risaralda), y por ello
siempre se consideró pereirano. Después de
completar el bachillerato en el colegio La
Salle de esta ciudad se trasladó a Bogotá
capital colombiana para estudiar psicología
en la Universidad Nacional de Colombia
obteniendo el título de psicólogo en 1969;
“Fue parte de esa generación de estudiantes
de los años sesenta, rebeldes, visionarios,
convencidos de que su misión era cambiar el
mundo… De sus primeros años como joven
profesional de la psicología, y cuando ya
estaba vinculado a la docencia, datan sus
primeros escritos, en la Revista Colombiana
de Psicología. Sus títulos, Psicología y
problemas sociales en Colombia y La
función de los modelos en la explicación
científica, muestran ese interés en buscar las
31
profundas implicaciones de la psiquis más
allá de los campos usuales de la disciplina
(Rosselli, 2021). En 1970 se vinculó a la
Universidad Pedagógica y Tecnológica de
Colombia en Tunja, capital del departamento
de Boyacá., y en 1971 conoce, a través del
decano de psicología de la Universidad
Javeriana, José Antonio Sánchez, al que se
convertiría en su amigo entrañable, el
neurofisiólogo Carlos Moreno Benavides.
Con él inicia la docencia en esta Universidad
en los temas de psicofisiología y etología. Su
amistad fraternal continuaría hasta el final de
sus días.
En 1972 viajó a Moscú para estudiar
neuropsicología en la Universidad Estatal
Lomonosov con una beca resultante de un
convenio que en aquella época existía entre
Colombia y la Unión Soviética. En 1976
obtiene su doctorado bajo la mentoría del
neuropsicólogo soviético Alexander
32
Romanovich Luria (1902-1977), uno de los
neuropsicólogos más destacados del siglo
XX considerado por muchos como el padre
de la neuropsicología. Varios estudiantes
extranjeros hicieron pasantías con Luria,
pero Alfredo fue el único estudiante foráneo
que completó el doctorado en la universidad
estatal de Moscú bajo su mentoría. El joven
Ardila tuvo una relación muy cercana con
Luria con quien compartió no solo largas
horas en el Instituto Burdenko examinando
y analizando pacientes y asistiendo a sus
clases en la facultad de psicología, sino con
frecuencia lo acompañaba caminando de
regreso a su casa, compartiendo
conversaciones que cubrían tanto temas
académicos como cotidianos; a veces se
sentaron juntos en parques de Moscú (ver
figura 1) y en otras oportunidades en la casa
de Luria en donde la conversación se
acompañaba con una taza de té (Alfredo
Ardila comunicación personal) :“Luria era
33
una persona incansable, de una sencillez
natural, y con unos conocimientos e
intereses asombrosos” (Ardila, 2016). Con la
muerte de Luria el 14 de agosto de 1977
Alfredo escribió una Eulogia publicada en la
Revista Latinoamericana de Psicología
(Ardila, 1977). En ella se lee “Quienes
tuvimos la oportunidad de trabajar con Luria
pudimos no solo conocer el aporte que
realizó a la empresa del conocimiento y
maravillarnos ante el mundo asombroso de
la organización cerebral de los procesos
complejos sino también descubrir todo su
enorme interés vital, su profunda filosofía de
la vida y su enorme bondad y compresión.
En Luria conocimos un auténtico hombre”.
(página 519). Por su parte Luria se expresa
así del joven Ardila a quien recibió en su
laboratorio en una carta enviada a su
hermano Rubén “Su hermano es muy
simpático y muy brillante” (Ardila, 2021)

34
35
Figura 1. Alfredo Ardila en un parque de Moscú;
en las dos últimas con su mentor Alexander
Romanovich Luria.

36
A su regreso a Bogotá en 1976, el ya
doctor Ardila se vincula a su alma mater, la
Universidad Nacional de Colombia, como
profesor asociado y asume la dirección del
departamento de psicología.
Simultáneamente hace docencia de
psicofisiología de la Universidad Católica de
Colombia (Cárdenas, 2021). Entre 1977 y
1978 viaja a Caracas (Venezuela) al Instituto
de Investigaciones Educativas (IIE) de la
Universidad Nacional Abierta, encargándose
del diseño de proyectos y laboratorios en el
área de psicofisiología en donde conoce a su
colega español Aníbal Puentes Ferreras, con
quien una década más tarde y durante 12
años consecutivos (2003-2015) compartimos
Alfredo y yo actividades docentes en la
ciudad de Madrid, dictando cursos de
verano, en el tema de neuropsicología de los
problemas de aprendizaje.

37
En 1979 y hasta 1980 se trasladó a la
capital mexicana como profesor visitante en
el departamento de psicología de la
Universidad Nacional Autónoma de México
por una invitación del psicólogo Víctor
Manuel Alcaraz, en donde inició trabajos de
investigación en el laboratorio de
psicofisiología dirigido por Feggy Ostrosky,
con quien mantuvo desde entonces hasta el
final de sus días una estrecha relación de
colegas y amigos. En conjunto realizaron
numerosas publicaciones sobre diagnóstico
neuropsicológico y la importancia de
factores educacionales y culturales en el
funcionamiento intelectual y en la evaluación
e intervención neuropsicológica y, más
recientemente sobre neuropsicología
forense.
Durante su estancia en México
conoció a su colega y posteriormente gran
amigo Luis Flórez Alarcón en este momento
38
estudiante de maestría en análisis de la
conducta de la UNAM y quien se convirtió
en el guía de Alfredo en la ciudad de México
desde el día de arribo al aeropuerto Benito
Juárez, gestándose una profunda amistad
que se prolongó hasta su fallecimiento.
En 1980 el neurocirujano Jaime
Gómez González, director de la Fundación
Instituto Neurológico de Colombia (SINC),
lo invitó a crear en el nuevo instituto, el
departamento de Neuropsicología, el cual
organizó y dirigió hasta 1992; allí se dedicó al
mundo de la práctica y docencia clínica
iniciando trabajos sobre diversos síndromes
neuropsicológicos (Ardila, 2016). En la
FINC transmitió su pasión por la
organización cerebral de los procesos
cognitivos a numerosos estudiantes
provenientes de programas de psicología y a
residentes de neurología; entre estos últimos
se cuentan Francisco Lopera, David Pineda
39
y Byron Bernal con quienes conservó una
relación de colegas y una cercana amistad
hasta el final de sus días. Simultáneamente a
su trabajo en el FINC mantuvo actividades
docentes en la facultad de Psicología de la
Universidad de los Andes.
Escribe Alfredo en su libro titulado
la Neuropsicología una forma de vida
(Ardila, 2016) “En 1987 buscamos nuevas
alternativas laborales y creamos con mi
esposa Mónica en febrero de 1987 el
Instituto Colombiano de Neuropsicología”
(Ardila 2016). En este esfuerzo nos apoyaron
la psicóloga Blanca Victoria Barrientos de
Angarita y del neurólogo Andrés Rosselli
Quijano (mi padre); desafortunadamente el
ICN no tuvo éxito y solo sobrevivió hasta
noviembre de 1987.
Alfredo tenía un profundo interés
por crear en Colombia un programa de
posgrado en neuropsicología; escribió el
40
proyecto y después de tocar puertas en varias
universidades del país para su
implementación logró hacer su sueño
realidad en 1992 inaugurando con David
Pineda la maestría en neuropsicología clínica
en la Universidad San Buenaventura, con
sede en Medellín la cual dirigió hasta 1995
(Pineda, 2021). Este programa constituyo el
primer programa de posgrado en
neuropsicología en América Latina.
Dadas las dificultades laborales en
Colombia, en diciembre de 1993 decidimos
migar con nuestros dos hijos Felipe y
Adriana a trabajar en Miami con un contrato
de profesores otorgado por el Miami Institute
of Psychology. Este era un instituto
puertorriqueño cuya sede principal estaba en
San Juan la capital de la Isla bajo el nombre
de Instituto Caribeño de Estudios de
Posgrado. Un año más tarde y hasta 1995
Alfredo fue nombrado asesor de
41
neuropsicología de la División de
Neurología comportamental de la
Universidad de Miami; en el 2000 abre su
práctica clínica privada en un consultorio en
Coral Gables y se vincula además como
neuropsicólogo al Hollywood Regional Hospital,
en donde realizó consulta clínica hasta el
2006 con la también neuropsicóloga Cheri
Surloff. En el 2007, 2009 y 2012 fue profesor
invitado por el departamento de Lingüística
de la universidad Nacional de Colombia para
dictar un curso en línea sobre bilingüismo.
Desde 2002 hasta su retiro en 2019,
Alfredo Ardila se desempeñó como profesor
titular en el Departamento de Ciencias y
Trastornos de la Comunicación de la
Universidad Internacional de la Florida;
desde 2018 hasta su fallecimiento fue
profesor distinguido del programa de
doctorado en psicología de la Universidad
Albizu y profesor en el Instituto de
42
Lingüística y Comunicación Intercultural de
la I.M. Sechenov First Moscow State Medical
University, en Moscú, Rusia.
Vale la pena anotar que durante su
carrera profesional Alfredo fue profesor
invitado por numerosas universidades a
través del mundo dentro de las que se
cuentan La Universidad Autónoma de
Asunción (Paraguay), La universidad de
Guadalajara/Instituto de Neurociencias
(México), La Universidad Estatal
Lomonósov de Moscú (Rusia), La
Universidad de la Amistad de los Pueblos,
Patricio Lumumba (Moscú, Rusia), la
Universidad Autónoma Gabriel René
Moreno (Santa Cruz, Bolivia), la Universidad
Central del Ecuador (Quito, Ecuador), la
Universidad Complutense (Madrid, España)
, la Universidad de Salamanca (España), la
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
(Bogotá, Colombia), la Universidad de los
43
Andes (Bogotá, Colombia), la Seconda
Università degli Studi di Napoli (Italy) y la
Universidad Estatal de San Petersburgo
(Rusia).
Le apasionó la docencia y siempre
mantuvo interés por compartir el
conocimiento utilizando técnicas
innovadoras. Alfredo estaba impartiendo
docencia en distintas plataformas en línea
muchos años antes de que las circunstancias
del COVID nos forzaran a hacerlo. Siempre
fue muy generoso con su trabajo y nunca
dudó en ponerlo al acceso de todos. Tuvo
estudiantes en numerosos países incluyendo
EEUU, Colombia, Chile, Ecuador, España,
México, Bolivia, Paraguay y Rusia. Su legado
es simplemente extraordinario y no podemos
dejarlo perder; es nuestra responsabilidad
continuar la labor que con tanto entusiasmo
y esfuerzo construyó.

44
La antorcha de la ciencia y el
conocimiento que Ardila encendió en 1983
al crear la Asociación Colombiana de
Neuropsicología sigue viva y pasa a través de
su legado con llama ardiente a nuevas
generaciones tal y como él lo hubiera
deseado.
Alfredo muere el 9 de enero de 2021
en la unidad de cuidados intensivos del
Hospital de la Universidad de Miami ubicado
en 1295 NW 14th Street, por complicaciones
de una cirugía de remoción de un tumor
pulmonar, marcando el día más triste de mi
vida , ese día perdí a mi compañero de vida,
a mi colega y amigo y al amor de mi vida; ese
fue también un día de profunda tristeza para
la neuropsicología latinoamericana al irse
uno de sus más importantes impulsores,
dejando con su ausencia un enorme y
profundo vacío pero un legado enorme que

45
tendremos la responsabilidad de continuar
(Garcia-Barrera, 2021).
Su legado académico:
Alfredo Ardila poseía una mente
brillante generadora de ideas originales, y una
extraordinaria habilidad para comunicarlas
usando elocuentemente la palabra oral y
escrita. Hablaba y escribía de manera fluida
en español, inglés y ruso. Su producción
académica fue monumental dejándonos más
de 400 artículos científicos
https://scholar.google.com/citations?user=zD2W1D0
AAAAJ&hl=en&oi=ao , 35 libros (ver figura 2) y
7 baterías neuropsicológicas; fueron muy
numerosos los temas de investigaciones que
desarrolló, los cuales organice en 25
categorías temáticas y que se muestran en la
Tabla 1.

46
Figura 2. Carátulas de los libros publicados por Alfredo
Ardila en orden temporal de publicación desde 1974
hasta 2019; se indica el año de publicación

47
Tabla 1. Temas de investigación de Alfredo Ardila

Alfredo consideraba que sus


contribuciones científicas más importantes
estaban en los temas de lenguaje y afasia,
bilingüismo, neuropsicología transcultural, y
orígenes y modelos de la cognición humana,
particularmente de las funciones ejecutivas.

48
Como su maestro Luria, Alfredo
demostró un gran interés por entender los
procesos psicolingüísticos del lenguaje y la
organización cerebral de los mismos.
Publicó extensamente sobre las alteraciones
del lenguaje resultantes de daño cerebral y
propuso varios modelos de clasificación de
las afasias. En su libro con el neurólogo
Frank Benson titulado Aphasia y publicado
en 1996, los autores proponen una nueva
clasificación de las afasias integrando la
clasificación del grupo de Boston con la que
Benson había sido formado y la clasificación
de Luria que Alfredo conocía al dedillo.
Posteriormente Alfredo revisa y propone
clasificaciones nuevas (Ardila, 2010). Uno de
sus últimos artículos fue sobre la afasia
motora suplementaria (Ardila, 2020). Tuvo
un interés particular en entender las
alteraciones del lenguaje oral y escrito en
hispanohablantes. Desarrolló varios
modelos del lenguaje uno de los últimos
49
utilizando técnicas de neuroimagen (Ardila y
cols., 2016). Numerosos fueron sus aportes
sobre la importancia del bilingüismo en la
evaluación neuropsicológica y en la
organización cerebral del lenguaje. Una de
sus últimas contribuciones al conocimiento
del uso de dos lenguas, fue el estudiar el
bilingüismo como factor protector en la
afasia vascular (Ardila, y cols., 2021).
Tenía desde su años juveniles una
pasión por la antropología que fue creciendo
a lo largo de su vida, queriendo estudiarla
formalmente en su últimos años por lo que
él mismo se hizo un programa académico
tomando rigurosos cursos en línea sobre
diferentes asignaturas entre otras muchas el
Hombre Neandertal y los Pueblos del
Mundo considerando su libro de la
Historical Development of Human
Cognition (Ardila, 2018), como la Tesis para
graduarse en Antropología; se hizo un
50
diploma que le otorgaba el título de Experto
en Antropología que colgó al lado de sus
otros títulos académicos. Sus numerosas
publicaciones sobre los orígenes de la
cognición humana, el desarrollo evolutivo
del lenguaje y de las funciones ejecutivas y la
relevancia de la cultura en la conducta
humana reflejan su profunda comprensión
en esta área del conocimiento (Ardila, 2008).
La psicología social fue uno de los
temas que motivaron sus primeras
publicaciones (Ardila, 1980), interés que
mantuvo durante su carrera profesional y
reflejada en sus aportes a la Neuropsicología
transcultural de la cual fue el padre fundador
(Ardila, 1995). Sus escritos sobre la
relevancia del nivel socioeconómico, la
escolaridad y la cultura en la cognición en
general y en la evaluación neuropsicológica
en particular, han sido muy bien recibidos
por la comunidad científica internacional.
51
El impacto de su legado en el
conocimiento científico se refleja en el
número de citaciones, que son cerca de
28,000 y con un índice-h (métrica de la
productividad e impacto científico de un
autor) publicado por Google Scholar que en el
momento de esta publicación era de 86 (ver
figura 3).

Figura 3. Número de citaciones según Google Scholar


https://scholar.google.com/citations?user=zD2W1D0
AAAAJ&hl=en&oi=ao

52
Las características que lo hacía único:
Alfredo Ardila fue uno de esos
personajes excepcionales que surgen en la
historia. Tenía características personales e
intelectuales que lo hacía único. Empiezo
por recalcar su tremenda eficiencia y su
deseo por construir y crear, por progresar en
todas las facetas de la vida no solo en lo
académico sino también en lo personal y
familiar. Convertía ideas en proyectos
llegando persistentemente a la acción para
completarlos. No dejaba nada iniciado, “no
tengo nada pendiente” me solía decir al final
del día; un reflejo de ello era la velocidad con
la que respondía sus correos electrónicos que
ocurría minutos o aun segundos después de
recibirlos. Cuando le pedían que revisara un
artículo de alguna de las revistas científicas
de cuyo comité editorial era miembro, lo
realizaba casi inmediatamente dentro de la
hora en la que había ocurrido la solicitud en
53
ocasiones avergonzándose de retornarlo de
manera tan rápida. Su manejo de la
temporalidad también se reflejaba en la
puntualidad, siempre llegaba a sus citas 10
minutos antes de la hora señalada, y
entregaba manuscritos con los que se había
comprometido semanas antes de la fecha
límite. Por todo lo anterior, desde el punto
de vista neuropsicológico podríamos decir
que el Dr. Ardila poseía unas funciones
ejecutivas sobresalientes con un lóbulo
frontal tremendamente bien desarrollado.
En numerosas oportunidades comunicó que
una de las funciones principales del lóbulo
frontal era el manejo del tiempo. Recuerdo
que mencionaba que estaba de acuerdo con
Joaquín Fuster uno de los pocos autores,
según me decía, que había enfatizado el
concepto de temporalidad como una de las
funciones más importantes de los lóbulos
frontales. Alfredo, gozaba de una inteligencia
verbal y una memoria prodigiosas
54
acompañadas de una expresión
comunicativa extraordinaria, tanto oral
como escrita que fluía sin esfuerzo. Su
capacidad para escribir no solo era
asombrosa, sino que la disfrutaba
tremendamente, hasta el punto que hacía
“síndrome de abstinencia” si dejaba de
hacerlo por varios días. Yo solía decirle que
probablemente su lenguaje ocupaba no solo
el hemisferio cerebral izquierdo como
sucede en la mayoría de los individuos
diestros, sino que había invadido también el
hemisferio derecho. El lenguaje fue uno de
los múltiples tópicos que llamaban
especialmente su atención, trabajando e
investigando sobre el desarrollo y trastornos
de este, así como de la importancia del
bilingüismo.
Poseía la curiosidad de un científico
que sumada a su diversidad de intereses lo
convertían en un erudito. Tenía una cultura
55
general impresionante y persistentemente
sus temas de conversación eran interesantes
convirtiéndolos con frecuencia en
trascendentales.
Mostraba poco interés en los
convencionalismos; siempre fue un libre
pensador independiente del campo que no se
dejaba influenciar por las opiniones de los
otros; por ejemplo, con argumentos
poderosos rebatió la utilidad en
hispanohablantes de los modelos
psicolingüísticos de las afasias que fueron
descritos en inglés y que muchos
investigadores trataron de ajustar al español.
Tampoco estuvo convencido de la utilidad y
conveniencia de las medidas de cuarentena
extrema tomadas por los diferentes
gobiernos como protección durante la
pandemia por la COVID-19 y expuso sus
opiniones en una conferencia denominada
“COVID-19, la otra cara de la moneda” en
56
la que recalcó la importancia de la protección
de las personas más necesitadas. Todos los
temas los manejaba con pasión y con un
convencimiento absoluto de lo que decía
basándose en evidencia sólida y
conocimiento profundo y con un lenguaje
expresivo claro y convincente.
Su originalidad y productividad fue
envidiada por muchos; su liderazgo inspiró e
incentivó el desarrollo de proyectos en
muchos de nosotros. Ayudaba
académicamente a quien se lo solicitara
demostrando una generosidad asombrosa
con su trabajo. Su deseo fue siempre publicar
sus libros y artículos “en línea”, de modo que
cualquiera pudiera tener acceso a ellos. De
hecho, creó un sitio en Internet en donde
“colgó” todos su artículos
https://aalfredoardila.wordpress.com/articles-papers/ y
varios de sus libros están abiertos para quien
quiera leerlos
57
https://aalfredoardila.files.wordpress.com/2013/07/ard
ila-a-2006-las-afasias-primera-parte.pdf,
http://ineuro.cucba.udg.mx/libros/bv_guia_para_el_di
agnostico_neuropsicologico.pdf.

Igualmente luchó con pasión por


mantener la revista Neuropsicología,
Neuropsiquiatría y Neurociencia, de la que
fuese su editor fundador, como un medio de
difusión de la investigación latinoamericana
y con libre acceso
http://www.asoclatneuropsicologia.com/revista-1.html.

Fue un líder nato, que movía grupos


nacionales e internacionales siendo miembro
fundador de numerosas instituciones
gremiales como la Asociación Colombiana
de Neuropsicología, La Asociación
Latinoamericana de Neuropsicología, La
Sociedad Latinoamericana de
Neuropsicología y la Hispanic
Neuropsychological Society. Era un creyente
ferviente de que con un poco más de
disciplina, en Latinoamérica podríamos
58
hacer investigación de primera línea.
Finalmente, fue un visionario futurista tanto
en la pedagogía como en sus temas de
investigación. Comenzó a difundir cursos
online desde hace más de 15 años, cuando
era aún inusual utilizar estas plataformas
docentes. Propuso modificaciones a la teoría
y a la evaluación neuropsicológica mirando
hacia el futuro en numerosos artículos uno
de ellos se tituló “A New Neuropsychology for
the XXI Century” publicado en 2013 en la
revista de Archives of Clinical Neuropsychology y
la neuropsicología cultural de Luria en el
siglo XXI (Kotik-Friedgut, & Ardila, 2021).
A pesar de su genialidad y de su
brillante carrera académica, Alfredo
mantuvo una humildad y sencillez pasmosas,
con un carisma que conquistó el corazón de
quienes lo conocimos. Tenía una gran
curiosidad por conocer el mundo
circundante y sus intereses polifacéticos le
59
permitieron hablar con propiedad de
historia, antropología, astronomía,
sociología, geografía, música y poesía. Su
memoria prodigiosa le permitía recitar
poesías, conocer la letra de las canciones,
recordar datos biográficos de distintos
personajes y exponer datos geográficos e
históricos con gran facilidad. Era difícil
encontrar un tema que no dominara. Yo solía
decirle al finalizar nuestras diarias
conversaciones nocturnas con una copa de
vino en mano: contigo nunca me aburro
siempre tienes algo interesante de que hablar.
Poseía además una pasión por la música en
especial por el tango que bailaba con la gracia
de bailarín porteño (Rosselli, 2021).
Admiraba la cultura rusa, su gente y
su historia y disfrutó intensamente nuestros
viajes académicos a Moscú y San
Petersburgo, así como los días de vacaciones
que pasamos en las ciudades por las que pasa
60
el tren transiberiano en un recorrido de 9,289
kilómetros, comunicando la capital Moscú
con Vladivostok en el lejano oriente. El ruso
impecable que aprendió en sus años de
estudiante de posgrado lo quiso conservar
escuchando diariamente las noticias en un
canal ruso y mirando películas y series
televisivas en ruso, actividad que con
frecuencia compartía conmigo,
traduciéndome con paciencia el contenido
de los mismos.
Alfredo, fue siempre fiel a su cultura
de origen y a pesar de su larga estadía en
EE.UU., nunca abandonó sus vínculos con
Colombia y Latinoamérica; siempre apoyó el
desarrollo de una neuropsicología
latinoamericana con objetivos propios.
Además de ser un académico fuera de serie,
poseía una sensibilidad excepcional que le
permitió ser un extraordinario hombre de
familia.
61
Alfredo Ardila el hombre de familia
La familia jugo un papel central en la
vida de Alfredo. Fue siempre muy amoroso
con sus cuatro hijos: Sara Elena, Silvia,
Felipe y Adriana y con sus dos nietos Diego
y Gabriela. Mantuvo con ellos una cercana
relación, promoviendo una fluida
comunicación telefónica, por Zoom y por
email reduciendo de distancia geográfica que
le separaba de sus hijos. Con cada hijo
compartió algo diferente (como se muestra
en el escrito: Un padre poco común, en este
mismo libro). Anualmente inventaba un viaje
de familia a algún lugar del mundo, cuya
planeación disfrutaba infinitamente; algunas
de las ciudades visitadas fueron Moscú,
Madrid, Buenos Aires y San José en Costa
Rica. Frecuentaba a sus hermanos cuando
visitábamos Colombia con una periodicidad
de 2 a 3 veces al año. Su hermana más
cercana fue Olga con quien tenía una gran
62
cercanía afectiva y por ser ella lingüista
compartían la pasión por el estudio de las
lenguas. Con su hermano Rubén compartió
la pasión por la historia y la psicología y con
su sobrino David el interés por la física y el
conocimiento. También fue cercano a mis
padres y hermanos al igual que a mis cuñados
con quienes organizaron una sociedad
llamada AMOPEBA (Asociación de maridos
oprimidos, pero bien acompañados).
A continuación, transcribo las
palabras pronunciadas el 15 de enero de
2021 durante el funeral de Alfredo por sus
hijos, Sara, Silvia, Felipe y Adriana, su
hermano Rubén, su sobrino David, mi
madre y hermanos y los miembros de
AMOPEBA.
Palabras de su hija Sara
“Pensando mucho en qué decir hoy,
en un momento en el que no hay palabras,
63
llegué a la conclusión de que quería
compartir con ustedes algunas de las
herencias que me quedan de papá:
aprendizajes, afectos y algunas cosas
también.
Creo que lo que más aprendí de papá
fue a reconocer y a aceptar las
contradicciones de la vida y de las personas:
las mías y las de él, para empezar. Él era una
persona totalmente racional y científica y a la
vez profundamente emocional. Era una
persona alegre a quien como saben le gustaba
bailar y cantar, y a la vez una persona muy
nostálgica. Por ejemplo, tenía una foto de
algunos de sus ancestros y decía que, aunque
no sabía quiénes eran, no la tiraba porque si
lo hacía, se acababa el ultimo vínculo de esas
personas con la existencia. Era un
ambientalista nato, antes de que existiera
Greenpeace, a quien el consumo y lo
material no le interesaban en lo absoluto y
64
que amaba y respetaba a los otros seres
vivos, y a la vez era la persona que más
gastaba agua en el planeta lavando los platos.
También me quedan como herencia
la idea de que hay que apretar el botón una y
otra vez hasta que las cosas salgan, es decir,
persistencia que a veces raya con la
terquedad; la conciencia de que, como él
decía, la torta está muy mal repartida en el
mundo; la idea de que no necesitamos ni la
mitad de las cosas materiales que tenemos
para vivir, y tratar de ser consecuentes con
eso.
También me quedan los libros de
cien años de soledad que pese a odiar cargar
cosas y a prohibirnos aforar maleta en los
viajes familiares, él me traía de sus viajes por
el mundo así le ocuparan media maleta. Me
queda también una moneda del leprosario de
Agua de Dios, la cual le dije que me

65
correspondía porque yo me había dedicado a
la salud pública.
Y por, sobre todo, me queda esta
familia, tanto genética como de vínculos de
afecto creados a través de los años. Me
quedan mis tres hermanos, los tres tan
diferentes y únicos, y me queda Mónica, la
abuela de mi hijo, y la persona que más quiso
a mi papá, que más paciencia le tuvo y que
más le seguía la cuerda en todas sus empresas
y quien literalmente, lo acompañó hasta
Siberia.
Mi papá nos pidió que no viviéramos
su muerte como una tragedia. Mi momento
vital actual me ha obligado a hacerle caso:
sentir una tristeza profunda y a la vez
acompañar a crecer a mi hijo con alegría.
La vida sin ti papá va a ser difícil,
pero te aseguro que voy a tratar de que siga

66
siendo una vida interesante, como me
enseñaste.
Palabras de su hija Silvia
“…creo que estamos de acuerdo en
decir que nos ensañaste a volar con la mente,
pero también a descubrir nuevos mundos.
Nos hiciste cultivar la curiosidad por el
mundo y a ser críticos, a soñar, a hacer
planes, proyectos. Nos apoyaste cuando lo
necesitábamos. Nos diste todo. Fuiste el
mejor papá del mundo, nos contaste
historias y hablar contigo siempre era una
aventura, ¡Sabías tantas cosas!
Gracias por heredarme tu sentido
del humor, la pasión por los juegos de mesa
y sobre todo por ganar en ellos, por amar al
lenguaje y los libros, por leer a Oliver Sacks
y sobre todo por mi personalidad generalista
pero muy efectiva (mis hermanos y Moni lo
entienden).
67
Para nosotros nunca te irás, estarás
en nuestras vidas, ADN, corazón, mente, en
el arbolito que sembré en tu honor y al que
ahora hablo todos los días, y en las historias
que contemos a tus nietos. Tú estás aquí, es
curioso, antes te sentía en Miami, ahora te
siento al lado mío todo el tiempo. Jamás te
irás y tu muerte, tal como tú lo quisieras, no
será para mí una tragedia sino un
aprendizaje”
Palabras de su hijo Felipe
Entre los muchos intereses de mi
papa estaba la poesía. Voy a leer un poema
que escribió y nos dejó a mi mamá y mis
hermanos antes de irse.
__________________________________
Cuando yo me vaya…
Cuando yo me vaya no quiero que llores
Quiero que te alegres de lo que vivimos
No te pongas triste ni me lleves flores
68
Recuerda que sigo viviendo en tu vida
Y estaré presente en todos tus días
Entre tus recuerdos y tus alegrías

Seguiré viviendo en tus libros viejos


Entre las canciones que conmigo oías
En los bellos viajes a tierras lejanas
En las reuniones que yo compartía
En la luna blanca y en el sol naciente
En el álbum grande que yo componía
En todas tus penas y tus alegrías

Es largo el camino que fue recorrido


Junto a tu sonrisa y tu compañía
Tú llegaste a ser parte de mi vida
Por eso me quedo, me quedo en tu vida

Cuando yo me vaya seguiré viviendo


En tus ilusiones y en toda tu vida

69
Cuando yo me vaya no quiero que llores
Recuerda que sigo viviendo en tu vida

Palabras de su hija Adriana


Hay tanto para decir sobre mi papa,
en su honor llevo su camisa puesta hoy. Me
imagino que muchos lo conocían como un
intelectual, un académico. Pero para mí fue
algo más allá: un papa extraordinario.
De chiquita mi papá fue muy
cariñoso conmigo y con mis hermanos.
Tengo recuerdos particulares cuando él me
recogía de la escuela primaria. Yo corría
hacia el con la felicidad de cualquier niño al
ver a su papá; siempre me recibía con los
brazos abiertos lanzándome hacia arriba y
cargándome en sus brazos.
Mi papá fue un hombre quien nos
dio a mis hermanos y a mí una noción
esencial para conocer el mundo. Nuestros
70
viajes de familia eran cada verano. Cada año
mi papa buscaba la forma de ser invitado a
un país, para dictar algún curso de
neuropsicología, y poder viajar con toda su
familia. Nos mandaba un correo largo
titulado “Los planes del año entrante”, y a
veces se le iba la mano y planeaba varios años
anticipadamente. Sin mencionar el gran
prerrequisito de viajar: “solo se puede llevar
maleta de mano, porque para que más”.
Y pues claro no nos olvidemos de
nuestras presentaciones de PowerPoint. Sé
que mis hermanos y mi mama se acuerdan
bien. Cada viaje al exterior no era
simplemente unas vacaciones de familia sino
una oportunidad de aprender de historia,
cultura e idiomas y se esperaba una
presentación completa de PowerPoint
durante el viaje. Cada uno incluyendo mi
papá, mi mamá y mis hermanos escogían un
tema de interés sobre el país que íbamos a
71
visitar, que debía ser presentado durante el
viaje en cualquier formato, pero el que
usualmente utilizábamos era el de
PowerPoint.
Recuerdo durante mis años en el
pregrado cuando hacíamos reuniones por
Skype con mi familia para discutir el curso
online de Cursera que papá nos pidió que
nos inscribiéramos llamado “la Historia de la
Humanidad”. Mis amigos se burlaban de mí
porque no conocían a nadie más a quien su
familia le hubiera pedido inscribirse a un
curso virtual simplemente por diversión. En
ese momento no entendía la importancia de
lo que mi papá estaba haciendo, pero hoy en
día veo como mi papá nos sembró esa
semilla de intereses y nos cultivó el deseo de
aprender.
Yo en lo personal, siempre sentí, que
aunque soy muy distinta a mi papa en la
superficie, me quedaron de él enseñanzas
72
profundas: la productividad de la vida- uno
vive para crear planes y proyectos y como
diría él, “hacer una vida muy interesante”, el
amor por la música- aunque me apagaba el
radio en el carro porque se refería a mi
música como “caneco”, se quedaba largas
tardes oyendo tangos, llenos de nostalgia y
sentimientos, su capacidad de vivir el
momento- aunque se podría decir que
siempre vivía en los planes del futuro-
también sabia disfrutar de música callejera, ir
a acampar, ayudarme con cualquier tarea que
tenía, bailar tango con mi mamá o tomar
clases de baile conmigo. Oigo a mi papá en
cada rincón, y me imagino siempre lo que él
diría. Como dice Rupi Kaur “Estás por todos
lados, menos aquí conmigo”
A través de los años siento que me
gané el respeto de mi papá y él me dio un
amor paterno incondicional. Yo tuve una
relación con mi papá muy especial, muy
73
profunda. Si les soy sincera siento que, con
mi papá, yo tuve súper poderes. Sentía que le
podía ofrecer un pedacito de luz única.
Pienso que cada uno de mis hermanos y yo
representamos un aspecto distinto de él. Yo
no me identifico mucho con su parte
académica sino con su capacidad de dar, su
generosidad, su persistencia, su amor por
aprender, y su tenacidad de echar para
adelante. En este momento, entre el vacío
que siento de no poder abrazar a mi papá, me
siento llena de todo su amor paterno.
Palabras de su hermano Rubén
Alfredo fue un hombre alegre y lleno
de vida, con una alegría desbordante, y un
gran don de gentes, una persona carismática
que sabía comunicar su entusiasmo y que
defendía con pasión sus ideas. Recuerdo de
adolescente nuestras conversaciones sobre
biología y evolución, sobre astronomía y
psicología. Más adelante, sus reflexiones
74
acerca de la justicia social en nuestra
compleja realidad cultural. Alfredo fue una
persona con ideas profundas, fruto de
grandes reflexiones, fue también un gran
lector con una amplia cultura universal. Sus
trabajos científicos recibieron
reconocimiento nacional e internacional, no
es verdad aquello de que nadie es profeta en
su tierra, Alfredo si lo fue y MUCHO. Sus
publicaciones científicas, sus investigaciones,
sus teorizaciones son hoy parte de la cultura
psicológica tanto nacional como
internacional. En este momento quiero que
le demos gracias a la vida por habernos
permitido compartir tantas experiencias,
tantas vivencias, y tantos eventos.
Palabras de su sobrino David
Este es un mensaje de los sobrinos
Ardila, Howell, Lonngi, y Duque. Yo soy
David Ardila, el mayor de los sobrinos.

75
El tío Alfredo nos deja un vacío
familiar muy triste. Yo recuerdo una
conversación con él, hace más de 35 años, en
algún restaurante de pueblo en Colombia,
volviendo de alguna finca. Recuerdo
hablamos sobre la formación de nubes y la
física de la condensación, usando una botella
de coca cola como ejemplo. La disonancia
entre el sitio y el tema lo ha dejado en mi
memoria. Y me parece emblemático: el tío
Alfredo era una persona de intereses
amplios, al cual ningún tema le era ajeno.
Compartía con el resto de los Ardila,
la característica de ser monotemático y
obsesivo. En las reuniones familiares
siempre era el de los grandes temas
interesantes, con su última obsesión siempre
a flor de piel. Para nosotros siempre fue una
persona generosa e interesante, llena de ideas
y proyectos, completamente conectado e
involucrado con la vida.
76
Él era el historiador de la familia
Ardila, y había investigado los orígenes de la
primera migración de España, y visitado la
región española y el rio que lleva nuestro
apellido. En los últimos años había estado
investigando sobre las aventuras de nuestro
ancestro Rubén en la 2 Guerra mundial.
Estas investigaciones tenían siempre su
marca única: completas, rigurosas, originales,
y siempre entretenidas. Su ausencia es una
gran pérdida para nuestra memoria.
Yo hoy quiero recordarlo como lo
vimos con mi familia alguna vez en Madrid,
hace 10 años, cuando celebramos el
cumpleaños de la tía Mónica con la
tradicional paella. Estaban él y la tía Mónica
viviendo la vida de académicos
internacionales, pasando los veranos en
capitales europeas, hacienda investigación,
enseñando, viajando, y disfrutando la vida,

77
ocupados y llenos de proyectos. ¡Un buen
modelo de vida!
¡Te vamos a extrañar mucho, tío
Alfredo!
Palabras de la familia Rosselli (Eugenia
de Rosselli e hijos)
Recordamos celebraciones de año
nuevo, conversando sobre tus proyectos del
año. En tu agenda siempre estaban los viajes
con Moni y toda tu familia. Te gustaba
planear el año, tus viajes e introducir temas
nuevos. Te adaptaste tan bien a nuestra
familia Rosselli que, a pesar de tu política de
viajar solo con equipaje de mano, accediste a
llevarle a tu suegra desde Miami a Bogotá una
manguera de jardín.
No olvidaremos aquella celebración
formidable de año nuevo, una de tus
primeras con la familia Rosselli, a orillas del
río Cusiana y después cruzando el río en
78
forma azarosa en una curiara algo inestable
en donde los cuñados inexpertos ensayaban
su limitado conocimiento en el uso de la
vara.
Admiramos tu sentido del humor,
austeridad y fascinación por los placeres
sencillos que, junto a la erudición de tu
profesión, te daban un aura de sabiduría.
Tampoco olvidaremos tu a veces sarcástico
sentido del humor, tu jovialidad, tu tomadera
de pelo, y de los apodos divertidos que les
dabas a tus sobrinos que ellos corregían
como si tu estuvieras equivocado.
Tus obsesiones con algún tema
específico, que hacía que las conversaciones
volvieran siempre a ese, tu tema de interés
del momento, con tus pronósticos
visionarios, casi proféticos, y tus
interpretaciones siempre tan bien
sustentadas y tan ardientemente defendidas.

79
Para ti no había tema desconocido: como
poesías, canciones, dichos y costumbres.
Con Mónica te vimos crecer como
pareja, armoniosa, ¡formando una linda
familia! Los admiramos como pareja,
siempre juntos ya fuera viajando o
trabajando. Ambos poniendo 100% a todo
lo que se proponían, sin hacer nada a medias.
Dedicados con pasión a su familia, a sus
estudiantes, a su investigación. Algunos de
nosotros tuvimos la suerte de viajar con
ustedes. Fuiste un magnífico guía en Moscú
en donde disfrutamos cenas compartidas.
Palabras de los miembros de AMOPEBA
(Asociación de maridos oprimidos, pero
bien acompañados) Maridos de las
hermanas Rosselli
¿Y qué planes tenés para el próximo
año? nos preguntaba Alfredo sin falta todos
los eneros desde que lo conocimos. Esta
80
pregunta recurrente de Alfredo, nos dimos
cuenta con el tiempo, era un signo, una señal,
de la estructura y férrea disciplina de nuestro
compañero de reuniones familiares. A su
vez, Alfredo el prolífico profesor e
investigador, podía ser supremamente
divertido y alegre. Todavía lo recordamos
bailando tangos o chucu chucu con Mónica
o comiendo comida mexicana acompañada
de uno que otra tequilita. Nos sorprendió
siempre su posición política tan definida y
marcada por la influencia de sus estudios en
Rusia. De alguna manera nos divertíamos
llevándole un poco la contraria. En las
últimas conversaciones que tuvimos nos
manifestó su profundo interés en estudiar el
efecto de la pandemia en las personas, tanto
del punto de vista emocional como
económico. Nunca paraba. Alfredo siempre
analizando, siempre cuestionándose las
cosas. Se nos fue de manera inesperada y
nosotros, los miembros de AMOPEBA
81
(Asociación de Maridos Oprimidos, pero
Bien Acompañados) lo extrañaremos en
nuestras reuniones familiares y en las
plenarias que continúan así sea por Zoom.
¿Ahora quién nos preguntará por nuestros
planes? Es indudable que Alfredo dejará un
gran vacío en este grupo.
Do svidaniya, Alfredito!!
Su compañera de vida:
Yo conocía desde 1980 a Alfredo
Ardila como autor de numerosas
publicaciones en mi área de interés, pero fue
mi padre el neurólogo Andrés Rosselli
Quijano quien me lo presentó
personalmente en el año 1984 al finalizar una
reunión de presentación de casos que se
realizaba regularmente en el Instituto
Neurológico de Colombia; desde ese día
comenzamos a construir una profunda
relación académica y afectiva. Nos casamos
82
el 18 de mayo de 1985 y mantuvimos un gran
amor hasta el final de sus días.
Nuestra amiga y poetiza Lilia Arvizu
la comadre de Alfredo nos dedicó el 11 de
enero de 2021 el siguiente poema titulado
Amor eterno: “En honor al amor que ha
existido entre tú y mi compadre Alfredo, tu
alma gemela”.
Amor Eterno
Cuando tu mano enlazó
La mía por vez primera
Tejimos sin intentar
Un vínculo transmundano

Te vas y quedas aquí


No me parece extraño
Pues nuestra separación
Es solo un instante humano

Cuando tu labios besé


Temblando por vez primera
83
Concebimos por amor
Memoria imperecedera

Te vas y vives en mi
Palpita en mi tu presencia
Porque no hay rincón en mí
Que no lo inunde tu esencia

No hay principio ni fin


No hay límite ni frontera
Soy tuya y tú para mi
Así lo dictó el Arcano
Fue un privilegio tener a Alfredo
como mi compañero de vida, de viajes y de
aventuras, como mi colega con quien
publique cientos de artículos y como mi
amor eterno. Alfredo además de académico
fue un poeta elocuente que embelleció
nuestro amor con poesía. A continuación,
presento el poema que me escribió en
diciembre de 1984.
84
A Mónica
Te busqué muchos años por caminos desiertos, por los
páramos gélidos en la noche dormida, por la ciudad
inmensa, por la playa y el mar; te busqué entre las
sombras y el resplandor del día, en todos los lugares
busqué toda mi vida
En el viento que pasa y el viento que se va. “He buscado
y buscado, he luchado y luchado”, y deambulé en
silencio y anduve mil caminos
Busqué y busqué en secreto para poderte hallar, llegué
hasta los abismos, la noche oscura y fría, hasta los
bordes mismos de la melancolía
Pero seguí adelante Porque estaba seguro que te iba
a encontrar. Te presentí en silencio en cada cosa
hermosa que encontré en mi camino: en los
atardeceres, en el sol de verano, en el rumor del agua,
en la gran alegría que a veces nos invade, en la
sorpresa inmensa que nos da la existencia, en la
extraña partida de la vida que pasa, en la lluvia que
cae, en buscar y en amar.
85
En ti yo hallé la vida y me encontré a mí mismo.
Ya de mí no te alejes, vivamos un destino; tu alegría
es mi dicha, tu dolor mi dolor; acércate a mi lado,
sigamos un camino y comparte conmigo este amor
oceánico
Extiéndeme tu mano y ayúdame a vivir.
La partida física de Alfredo ha
dejado un dolor infinito y profundo dentro
de mi ser, pero también una gran alegría de
lo que vivimos y de la fortuna de haber
tenido con él un gran amor. Alfredo, seguirás
viviendo en mí, en cada célula de mi ser y en
cada rincón de mi existencia y como me lo
dijiste en tu poema póstumo “estarás
presente en todos mis días, entre mis
tristezas y mis alegrías”
Comentario final
Alfredo ha quedado en mi vida y en
la vida de sus hijos, hermanos, familiares,
86
amigos, colegas y estudiantes, y está aquí
presente con todos nosotros en cada capítulo
de este libro. Como lo expresó el Dr,
Mauricio García Barrera, presidente de la
Asociación Latinoamericana de
Neuropsicología, “el Dr. Ardila nos dejó un
bosque repleto de conocimientos, de ideas,
de teorías, que tenemos que seguir no solo
cuidando, y cultivando y sino desarrollando”.
Saber que sirvió de inspiración para
el estudio y la aplicación de la
neuropsicología en tantos estudiantes y
profesionales de la neuropsicología, en
distintos países y diversas profesiones, hace
que nazca en mi un enorme agradecimiento
a la vida por haberme dado por tan largo
tiempo a este hombre maravilloso como mi
compañero de vida, como el padre de mis
hijos, y mi cómplice de aventuras; como me
lo escribiste, Alfredo: “Es largo el camino
que fue recorrido, junto a tu sonrisa y tu
87
compañía, Tú llegaste a ser parte de mi vida,
Por eso me quedo, me quedo en tu vida”.
Reconocimiento: Mis más sinceros
agradecimientos a Ana Isabel Rosselli, por su
magnífica ayuda editorial.
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Luria (1902-1977). Revista
Latinoamericana de psicología, 9(3),
518-519.
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Una Ciencia Social?. Bogotáa: Pontificia
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and cognition, 68(1), 92-99.
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vida-neuropsychology-as-a-way-of-
living.pdf
Ardila, A. (2018) Historical Develoment of
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Kotik-Friedgut, B., & Ardila, A. (2020). AR
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https://doi.org/10.1007/978-3-030-
38726-6_404-1
Rosselli, D. (2021). Que es un soplo la vida:
una semblanza de Alfredo Ardila. Acta
Neurológica Colombiana, 37(2), 55-56

92
93
94
Un humilde
recuerdo sobre un
humilde gigante
Pedro G. Viveros M.3

HUMILDAD. Del lat. humilĭtas, -atis.


Virtud que consiste en el conocimiento de las
propias limitaciones y debilidades y en obra de
acuerdo con este conocimiento.

3 Coordinador de Proyectos de Investigación. Instituto


de Neurociencias Comportamentales – UAGRM.
Docente de Neuropsicología – UTEPSA. Evaluador y
terapeuta infantil – VIVIR FELIZ, CIPN-B
95
Las palabras que leerán a
continuación son cortas y sencillas, pero para
mí representan el recuerdo vivo de una
lumbrera que, aunque el farol no haya sido
muy barrocamente adornado, siempre fue
potente, a tal punto que es probable que su
luz no se extinga en mucho tiempo.
La lumbrera de la cual tengo el agrado de
hablarles es del Dr. Alfredo Ardila, a quien
tuve la suerte/gracia de conocerlo de dos
formas: en persona, cuando fue mi docente
en un curso de posgrado que realicé en
Neuropsicología Clínica; y a través de los
libros y artículos, durante toda mi formación
de pregrado y luego de titularme.

Conocerlo en conversaciones en aula y


fuera de ella
Conversar con el Dr. Ardila era
escuchar a una persona muy instruida, tanto
en su campo de trabajo como también en
96
temáticas más “vernaculares”. Tenía
suficiente criterio para opinar sobre música,
costumbres, historia, etc. Si bien pude
percibir que en primera instancia presentaba
una personalidad introvertida, no por ello se
negaba a conversar, sino que cuando se daba
la ocasión participaba en conversaciones que
no necesariamente eran académicas.

Por otro lado, escucharlo hablar


sobre temas más académico-científicos, era
un deleite. No tanto por el contenido, sino
por la forma en la que transmitía su mensaje.
Tenía la facilidad de comunicar ideas muy
complejas de forma sencilla, enriqueciendo
su discurso con anécdotas y explicaciones de
casos que hacían sus clases amenas y fluidas.
Siendo el “gigante intelectual” que era,
destacaba en él su humildad y sencillez, lo
cual muy pocas veces se puede admirar en
profesionales de su talla. Gracias a estas
cualidades es que él podía desmenuzar sus
97
conocimientos para acercarlos de forma
sencilla a su auditorio de clases, como
también compartir ideas varias en los pasillos
y paseos.

Uno de los elementos que me


sorprendió cuando lo conocí, fue su manera
de vestir y su ligereza de equipaje. Su
vestimenta era simple, pero no por ello
dejaba de ser formal y cuidada. Muchas veces
había conocido a profesores y colegas que
eran muy prolijos, elegantes e imponentes
con su forma de vestir. Con toda razón
señalaban que además del habla (y todo lo
que lo acompaña), la segunda herramienta
con la que cuenta un psicólogo es su porte e
imagen. Si uno viera al Dr. Ardila, pese a la
“sencillez de vestimenta” con la que se
mostraba, uno no podía dudar de lo
impresionante que resultaba, porque él había
logrado construir una personalidad que le
permitía plantarse ante los demás con una
98
actitud abierta, sincera, amable y respetuosa.
Él no buscaba destacar para impresionar y
ser sujeto de admiración, sino que en todo
momento se mostró como un baúl abierto,
del cual uno podría nutrirse, enriquecerse,
tomar lo que viera necesario, y eso es
justamente lo que lo hacía destacar.

La Dra. Ninoska Ocampo-Barba, mi


mentora, tuvo la genial idea de acercarme a
él, junto a otras personas de su equipo. Esta
cercanía facilitada por ella me permitió que
al finalizar la estancia del Dr. Ardila y de la
Mónica Rosselli, los viéramos despedirse y
subir a la movilidad que los llevaría al
aeropuerto, para ya luego retornar a EEUU.
Considerando que su estancia fue de una
semana, me sorprendió verlo partir con solo
una mochila y un maletín. En ese momento
caí en cuenta de que no lo había visto con
muchas prendas durante las clases y recordé
que, en un día frío, uno de nosotros le prestó
99
una chamarra para que pudiera abrigarse, ya
que considerando que la ciudad donde vivo
es típicamente caliente, el cambio de clima lo
tomó por sorpresa. Ya luego hablando con la
Dra. Ocampo, ella me comentó que siempre
viajaba así, con pocas cosas. Esto me mostró
en ese momento que el Dr. Ardila estaba tan
desprendido de tantas cosas que hasta se
permitía viajar ligero, lo cual era muy
contrario a lo que yo y los míos hacíamos al
viajar.

Leerlo detrás de los textos


Sin duda alguna, Alfredo Ardila fue
uno de los principales ponentes de la
Neuropsicología latinoamericana. En todos
los congresos internacionales a los que he
asistido en mi corta vida profesional, siempre
pude ver que lo han referenciado y
muchísimas veces; y esto me lo corroboró mi
maestra en una ocasión en la que
100
conversábamos al respecto. La validez de las
pruebas diseñadas por él y su equipo son
muy utilizadas y ni que decir de los libros que
ha escrito. No son pruebas baratas, pero aun
así son pagadas con esfuerzo y satisfacción,
porque se sabe que el material que se
adquiere es valioso.

El valor de sus pruebas radica en que


fueron construidas y actualizadas, con
mucho esmero y dedicación, pensando
siempre en que el trabajo de un
neuropsicólogo debe apoyarse en un
instrumento fiable y válido. Esto muestra su
esmero como profesional e investigador,
siempre buscando hacer ciencia.

Sin embargo, otro detalle que me


sorprendió muchísimo es que él llegó a
publicar algunos textos que uno puede
descargar de forma libre, sin costo alguno.
¿quiere decir esto que los textos gratuitos son
101
de menor calidad, más como material de
divulgación? Indudablemente no. Son textos
construidos también con mucho rigor
científico. No sé si lo que diré a continuación
sea la razón real del por qué son obras
gratuitas, pero por como lo conocí, he
llegado a pensar que esto se debe a
justamente la misma actitud abierta, sincera,
amable y respetuosa que me mostró en
persona. El ser un baúl abierto y ser un
personaje tan desprendido, le llevó a poner
en bandeja un conocimiento de gran valor,
para quien pudiera necesitarlo. Quiero
pensar que él encontraba mayor valor y
retribución en ver que sus textos eran
divulgados y consultados por muchísimas
personas, que en lo económico.

Para concluir
Solo me queda comunicarles que
con todo lo que les he podido contar a través
102
de estas líneas, tenga por seguro que el valor
del Dr. Alfredo Ardila para la
Neuropsicología latinoamericana no solo es
por lo que ha producido a nivel académico y
científico, sino porque nos ha mostrado que
detrás de las ideas hubo un ser humano
valioso, que vale la pena admirar e imitar.
Alguna vez Howard Gardner dijo: “Una
mala persona nunca llega a ser un buen
profesional”; dándole la vuelta a su frase,
mirando a Ardila podemos decir “Una buena
persona llega a ser un buen profesional”, y
por ello la importancia de siempre educar y
formar a nuestros futuros psicólogos y
neuropsicólogos no solo en teorías y
métodos, sino también en valores, principios
y actitudes.

103
104
105
106
El legado escrito de
Alfredo Ardila para
la Neuropsicología
de todos
Gabriela Castillo-Parra4

“…debe ser una biblioteca abierta y accesible


para todos los interesados en el fascinante
mundo de la Neuropsicología”.
Alfredo Ardila

4Departamento de Psicología, Facultad de Salud,


Universidad Camilo José Cela. Madrid, España.
107
Resumen
La Revista Neuropsicología,
Neuropsiquiatría y Neurociencias es una
biblioteca para todo aquel interesado en el
fantástico mundo de la neuropsicología y
las ciencias del comportamiento. La
biblioteca que ha creado el Dr. Alfredo
Ardila ha sido, y seguirá siendo, un sitio de
reunión sin fronteras para profesionales y
estudiantes, conocidos y desconocidos, en
donde a través de la escritura se transmita
el conocimiento y, por medio de la lectura,
se adquiera y se traslade los aprendido,
convirtiéndose así en un legado escrito.

Palabras clave: Alfredo Ardila, revista,


neuropsicología.

Aún tengo el claro recuerdo de las


veces que lo mencionó, y no solo con
palabras, sino con una gran pasión. Para el
108
Dr. Ardila la labor de transmitir a las nuevas
generaciones y compartir con los expertos,
los viejos y nuevos conocimientos en el
campo de la neuropsicología y de las
ciencias del comportamiento, era una de
sus prioridades; la primera, su familia.
Es cierto que es la primera vez que me
piden escribir algo más personal que
científico, lo cual es un gran reto, y espero
hacerlo bien, sobre todo, poder transmitir
lo que el Dr. Ardila me enseñó. Es evidente
que este escrito debo de comenzarlo
ubicando aquel día que le conocí, junto a su
inseparable y amada esposa, la Dra. Mónica
Rosselli, pero antes quiero plasmar el
primer contacto que tuve con él.
En abril de 1994, cuando era
estudiante de tercer año de la Licenciatura
en Psicología tuve la fortuna de que la Dra.
Feggy Ostrosky-Solís me diera la
oportunidad de comenzar a aprender en el
109
Laboratorio de Neuropsicología y
Psicofisiología de la Facultad de Psicología
en la Universidad Nacional Autónoma de
México (México). Una vez llegar, el primer
libro que tuve en mis manos para estudiar
sobre la relación entre el cerebro y la
conducta fue “Diagnóstico del daño cerebral.
Enfoque neuro-psicológico” de Ardila y
Ostrosky-Solís (1991), que fue seguido por:
x conducta. Un enfoque neuropsicológico” (1986),
“Cerebro y lenguaje. Perspectivas en la
organización cerebral del lenguaje y de los procesos
cognoscitivos” (1994), “Lenguaje oral y escrito”
(1988) y de otros libros más a lo largo de los
años. Los leía y los releía, y los volvía a leer
no sé cuántas veces. Cada vez que lo hacía,
escribía una nueva nota e intentaba
comprender este mundo tan extraordinario
y enigmático que rodea el funcionamiento
del cerebro, y me preguntaba: ¿Cómo será
Alfredo Ardila? ¿Algún día lo conoceré
110
como a la Dra. Ostrosky? Al margen de mi
gran deseo, desde el primer momento
estuve agradecida con los dos por haber
escrito estos libros y ser capaces de explicar
de una manera tan accesible la cognición y
conducta en condiciones normales y
patológicas. Así que el nombre de Alfredo
Ardila era ya parte de mi mundo académico
desde entonces.
Pero fue en 1995 cuando, al llegar
al laboratorio, estaba una pareja con la Dra.
Ostrosky, eran Mónica Rosselli y Alfredo
Ardila. Al día de hoy, aún tengo claramente
en mi memoria esa imagen de los dos
juntos, ambos regalándome una gran
sonrisa, él con los brazos y manos detrás de
su cuerpo y ella haciendo su siempre cálido
y tierno gesto de acercamiento (no podría
explicarlo, pero quienes la conozcan me
entenderán). Tampoco recuerdo lo que me
dijeron y que más sucedió, pero al salir del
111
cubículo y ver a mi amiga Esther le dije:
“por fin le he conocido”.
Después de esa ocasión, cada año o
cada dos años le veíamos en diversos
congresos, nadie se perdía sus conferencias.
Al finalizar, siempre habíamos aprendido
algo. Nos acercábamos a él para saludarlo,
aunque por lo general yo me quedaba
muda, y nos decía: “¡Que gusto volver a
verlos!” y agradecía los comentarios sobre
su conferencia. Nunca hubo un día que no
tuviera tiempo para conversar con los
estudiantes.
En 2007, durante el 5º Congreso
Internacional Cerebro y Mente: La
Integración, que se llevó a cabo en
Manizales (Colombia), a punto de irme a
vivir a Madrid, fue cuando comencé a tener
un contacto más cercano con el Dr. Ardila.
Como siempre, la Dra. Ostrosky fue la
112
culpable; ella es la culpable de mi carrera
profesional, por lo que no tengo nada más
que palabras de agradecimiento y mi amor
eterno. Regreso, que la emoción me desvía.
Fue ella quien le dijo que, si buscaba alguien
para ayudar en la edición de la revista esa
podría ser yo, ya que era demasiada
obsesiva para que todo estuviera en su sitio,
bien colocado y si una milésima había de
diferencia entre dos párrafos, entonces yo
lo identificaría y me encargaría. El Dr.
Ardila me vio y dijo: “que más placer que
Gaby colabore en la revista”, me sonrío y
me agradeció mi disposición; estas dos
actitudes siempre estuvieron presentes
durante 13 años y medio de estrecha
colaboración. Y es en este punto donde
dejo de hablar de mí, y me centro en el Dr.
Ardila.

El Legado Escrito
113
Pero ¿qué es ese legado escrito al
que hago referencia en el título de este
capítulo? Evidentemente, es la Revista de
Neuropsicología, Neuropsiquiatría y
Neurociencias.

La revista fue creada durante el 1º


Congreso Internacional Cerebro y Mente:
La Integración, celebrado en Cartagena de
Indias (Colombia) en 1999, y ahí mismo se
instauró la Asociación Latinoamericana de
Neuropsicología (ALAN). La revista es la
revista de la ALAN y respaldada por la
Asociación Colombiana de
Neuropsicología, la Sociedad
Neuropsicológica de Antioquia, el Grupo
de Neurociencias de Antioquia, la
Universidad de San Buenaventura y la
Hispanic Neuropsychological Society.

114
Sin embargo, para saber su historia
y para qué fue creada, lo mejor es
trasmitirles algunos fragmentos de las
presentaciones que escribía el Dr. Ardila en
cada número como Editor Principal de la
revista. Todo lo que ustedes lean entre
comillas y en cursiva son freses textuales
escritas por el Dr. Ardila.

Desde 1999 hasta el 2006 la revista


fue publicada de manera impresa, pero a
partir del 2007 esto cambio a formato en
línea, lo que provocó un aumento
importante en el interés por la revista. Estos
son algunos fragmentos que escribió en la
primera presentación del volumen 7(1) de
2007: “Durante estos siete años la revista ha
cumplido una labor decisiva en la difusión de la
neuropsicología, la neuropsiquiatría y las neuro-
ciencias en Latinoamérica y en todo el mundo
hispanohablante… se decidió́ colocarla en
115
Internet, con acceso gratuito, de manera tal que se
facilitara su consulta a todos los colegas en
cualquiera lugar en que se encontraran. El número
de lectores creció́ en forma significativa y el
impacto de sus artículos aumentó notoriamente”.
Algo que considero importante resaltar de
sus palabras, es su gran interés de que la
revista fuera de libre acceso y fácil de leer
en cualquier lugar donde se estuviera, sin
que existieran obstáculos.

En esta misma presentación,


también explicaba la manera que, a partir de
ese año, comenzaría a funcionar la revista y
que continúa hasta la fecha: “Igualmente, se
tomó́ la decisión de que el primer número de cada
año (abril) fuese un número monográfico sobre
algún tema de interés amplio en neuropsicología,
que potencialmente pudiese utilizarse como texto
básico en el área… El segundo número de cada dos
años incluirá́ las memorias sobre los congresos
116
internacionales de Cerebro y Mente”. Me
permitiré ser más concreta, cada año se
publican dos números, un número
monográfico y un número en donde se
publican artículos de investigación en el
campo de la neuropsicología y de las
neurociencias del comportamiento. El año
que se lleva a cabo el Congreso
Internacional Cerebro y Mente, es cuando
hay tres números, ya que se incluyen las
memorias de los trabajos presentados en el
evento.

Números Monográficos
El Dr. Ardila expresó que con la
publicación de los números monográficos
“…ampliamos la biblioteca de textos básicos en
neuropsicología.”.
En total se han publicado 14
números monográficos, con un total de 106
117
artículos de investigación o revisión
escritos por un amplio número de
profesionales coordinados el editor
invitado. Se han abordado distintas
temáticas de una gran relevancia en
neuropsicología. Intentaré hacer un breve
repaso de estas monografías, haciendo
énfasis, por supuesto, en los números
monográficos en los cuales el Dr. Ardila fue
el editor.
Los dos primeros números
monográficos fueron coordinados y
editados por el Dr. Alfredo Ardila. El
primero de ellos fue sobre “Las Funciones
Ejecutivas” en 2008 y tuvo como objetivo,
según palabras del propio Dr. Ardila, “sea
un texto completo sobre las funciones ejecutivas y
contribuya al desarrollo fundamental y clínico de la
neuropsicología de las funciones ejecutivas.”

118
El segundo, fue publicado en el
2009 y titulado “La Neuropsicología en
Hispanoamérica” que representó “el primer
intento por integrar un panorama global de lo que
ha sido y es la Neuropsicología en
Hispanoamérica… que intente responder a las
preguntas: ¿Qué hemos hecho?, ¿Dónde estamos? y
¿Hacia dónde vamos?” con la colaboración de
distintos profesionales destacados y
ampliamente conocedores de la historia de
cada uno de los países.
El último número monográfico que
editó fue “Una Historia de la
Neuropsicología Latinoamericana a través
de sus Pioneros Fallecidos” en 2017, junto
con la Dra. Ninoska Ocampo-Barba. En
este trabajo el deseo de ambos fue “…se ha
querido dedicar este número monográfico a la
memoria de los pioneros de la Neuropsicología
Latinoamericana ya fallecidos. En todas las
profesiones debemos conservar la historia y como la
119
historia la hacen sus actores, es necesario saber
quiénes fueron sus artífices”.

Portada del primer número monográfico de la revista


en el año 2008.
120
El Dr. Ardila siempre estuvo al
pendiente de las temáticas que se publica-
rían en los números monográficos,
seleccionando los temas de gran relevancia
para la neuropsicología y las neurociencias
comporta-mentales, como lo muestra las
siguiente publicaciones y editores invitados:
Esmeralda Matute (2011)
“Neuropsicología Infantil”, Mónica
Rosselli (2012) “Neuropsicología del
Envejecimiento Típico y Atípico”, Feggy
Ostrosky-Solís (2013) “Neurobiología de
las Emociones”, Esmeralda Matute (2014)
“20 Años Instituto de Neurociencias
Universidad de Guadalajara”, Juan Carlos
Arango-Lasprilla y Laiene Olabarrieta-
Landa (2016) “Rehabilitación Integral del
Paciente con Daño Cerebral”, Mauricio
García-Barrera (2018) “La Memoria y sus
Problemas” y Horario Fontana (2019,
2020) “El Pensamiento sobre el Lenguaje y
121
la Afasia entre mediados del Siglo XIX y
Principios del Siglo XX”.
Siempre ha sido para mí un placer
trabajar con cada uno de los editores, y
sobre todo debo de agradecer su dedicación
para crear estos números monográficos de
donde he aprendido tanto y he utilizado
para mis estudiantes de grado, master y
doctorado.
Con los dos números
monográficos sobre “El Pensamiento
sobre el Lenguaje y la Afasia entre
mediados del Siglo XIX y Principios del
Siglo XX”, escrito íntegramente por el Dr.
Horacio Fontana, un gran neurólogo
argentino y una excelente persona, el
contacto con el Dr. Ardila y el Dr. Fontana
fue continuo durante dos años. Pero ¿por
qué hago énfasis en este último trabajo?
Porque tanto fue el trabajo que decidimos
122
¡tener una reunión virtual para celebrarlo!
Esta fue la última vez que hable con el Dr.
Ardila, un sábado 18 de julio de 2020.
Después dejo de responder a mis mensajes.

Reunión virtual con el Dr. Marcelo Berthier (superior,


izquierda), Dr. Horacio Fontana y Dra. Daniela
Andreotti (superior, derecha), Dr. Alfredo Ardila y Dra.
Mónica Rosselli (inferior).

123
Números Investigación
Los números dedicados a publicar las
investigaciones realizadas en distintos
países de Latinoamérica y España, en
palabras del Dr. Ardila “cumple su función de
divulgar en el mundo hispanohablante la
investigación realizada en áreas relacionados con las
neurociencias comportamentales.”

La temática que se ha abordado en


los distintos artículos de investigación ha
sido diversa, incluyendo la evaluación y
rehabilitación neuropsicológica, estudios de
casos, estudios normativos de baterías y test
cognitivos, trastornos del aprendizaje y del
desarrollo, envejecimiento normal,
deterioro cognitivo, demencias, esclerosis
múltiple, daño cerebral adquirido, afasias,
fibromialgia y adicciones, así como
distintos procesos cognitivos, como las
funciones ejecutivas, memoria, atención,
124
percepción y lenguaje y emoción
explorados a través de la evaluación
neuropsicológicas y técnicas de
neuroimagen. Es evidente que hay más
temas que soy incapaz de retener y que han
sido publicados en la revista.

Lo anterior se traduce en la
publicación de 115 artículos inéditos, sin
contar con aquellos que han sido
publicados en papel, ya que
lamentablemente no tengo esa
información. Esto es el reflejo de otro de
los objetivos de la revista, el de apoyar la
difusión de los trabajos de tesis de los
alumnos de licenciatura, maestría y
doctorado (como ha sido mi caso),
investigaciones con financiación y de
investigadores de prestigio de distintos
países, siempre con un arbitraje riguroso
para asegurar la calidad de la revista.
125
En resumen, la revista cuenta con
más de 220 artículos, lo que refleja el gran
esfuerzo y dedicación del Dr. Ardila por
contactar y organizar el contenido de la
revista. Cuando le entregaba el número
editado, siempre me lo agradecía y recuerdo
perfectamente sus palabras “La
neuropsicología estará eternamente agradecida
contigo por el gran trabajo que has realizado para
la revista”; sin duda uno de los mejores
reconocimientos que he tenido en mi vida.
Lo que nunca supo el Dr. Ardila, es que yo
siempre he dado las gracias por la gran
oportunidad de continuar en contacto con
mis grandes maestros, la Dra. Ostrosky, la
Dra. Rosselli, la Dra. Matute, el Dr. Pineda,
el Dr. Lopera y, por supuesto, al lado de él.
Director de orquesta

Antes de finalizar, quiero expresar


que, tanto para mí como para muchos, el
126
Dr. Ardila fue un gran investigador,
visionario, divulgador de la ciencia, es decir,
para muchos era nuestro director de
orquesta.
Libros, artículos y conferencias a
través de tantos países, dio como resultado
ser reconocido por distintas
organizaciones. En España fue distinguido
con el Premio CNC 2012 en Neurociencia
Latinoamericana” otorga-do por el
Consorcio de Neuropsicología Clínica. En
2019, fue quien dio la Conferencia
Inaugural del IX Congreso Nacional de
Neuropsicología organizado por la
Federación de Asociaciones de
Neuropsicología Españolas. En este último
evento me voy a detener un momento, por
tener un componente emocional
importante para mí.

127
Recuerdo cuando estábamos los
miembros de la Junta Directiva de la
Asociación Madrileña de Neuropsicología,
a quien le correspondía organizar este
evento, pensando quiénes podrían ser los
posibles conferencistas invitados en el
congreso. En esa reunión me preguntaron
si podría contactar con el Dr. Ardila y la
Dra. Rosselli para que participaran. Al día
siguiente tomé valor, respiré profundo y
escribí a ambos, y como siempre, aceptaron
con gran gusto y entusiasmo. El viernes 8
de marzo de 2019, nos regaló una gran
conferencia titulada “El sistema cerebral de
las funciones ejecutivas”, como siempre,
todo un éxito. En España, la partida del Dr.
Ardila fue muy sentida.
En este congreso, como en
cualquier evento, siempre le veía rodeado
de personas y no fue hasta el último día del
evento que nos fuimos a celebrar a un
128
mexicano ¿dónde sí no? Este momento fue
también especial, siempre era especial estar
con ellos. En la comida, y acompañados de
un buen tequila, les propuse a la Dra.
Rosselli y a él, hacer algo sobre la aplicación
de la neuropsicología en el ámbito
educativo, que no es lo mismo que
neuroeducación. Ellos evidentemente,
aceptaron y el Dr. Ardila me propuso que
fuera para el año 2021. Lamentablemente,
ya no podrá leer este trabajo, pero estoy
segura de que estaría orgulloso.
Como gran divulgador, también
aceptó dar una conferencia en la
Universidad Camilo Cela, mi lugar de
trabajo. Fue una conferencia sobre la
“Organización Cerebral del Lenguaje:
Perspectivas de Investigación hacia el
Futuro”. Al día siguiente muchos de mis
colegas, que no son neuro-psicológicos, me
dijeron “es la mejor conferencia sobre
129
lenguaje que he escuchado en toda mi
vida”. Yo me sentía en una nube, había sido
la responsable de que regresaran a España
después de varios años; ni en mis mejores
sueños podría habérmelo imaginado.

Dra. Mónica Rosselli y Dr. Ardila en la Universidad


Camilo José Cela.

130
Revista Neuropsicología,
Neuropsiquiatría y Neurociencias
Debido a la partida del Dr. Ardila,
la Junta Directiva del ALAN ha designado
a la Dra. Esmeralda Matute como Editora
Principal de la revista, con el gran apoyo del
Dr. David Pineda, lo que asegura que el
legado escrito del Dr. Ardila continúe por
mucho tiempo. Y evidentemente, yo
seguiré como Ayudante Editorial; es otro
de los grandes regalos que me ha hecho el
Dr. Ardila.
Los números de la revista pueden
encontrarlos en
http://www.asoclatneuropsicologia.com/revista-
1.html

No quiero terminar sin antes


compartir con ustedes lo que el Dr. Ardila
escribió en 2007: “Estamos seguros que hacia el
futuro la revista Neuropsicología,
131
Neuropsiquiatría y Neurociencias seguirá́
jugando un papel central en el desarrollo y
fortalecimiento de la investigación, la clínica y la
docencia de las neurociencias comporta-mentales a
través Latinoamérica y de todo el mundo
hispanohablante” y eso se ha cumplido. Esto
refleja lo que tanto he escuchado
mencionar a grandes investigadores y
profesionales, y no solo del campo de la
neuropsicología, acerca del Dr. Ardila “¡es
el gran visionario de la
neuropsicología”, y yo agregaría de
muchas otras cosas más.
Dr. Alfredo Ardila, a usted todo mi
agradecimiento eterno por ser, por existir y
estar, y también gracias por seguir siendo,
existiendo y estando a lo largo de los
años… El legado escrito que nos ha dejado
continuará creciendo a través de las nuevas
y venideras generaciones.

132
Referencias
Ardila, A., & Ostrosky, F. El Diagnóstico
del Daño Cerebral: Un Enfoque.
México: Editorial Trillas. 1991.
Ardila, A., & Ostrosky, F. Lenguaje Oral y
Escrito. México: Editorial Trillas.
1988.
Ardila, A., & Ostrosky, F. Brain
Organization of Language and
Cognitive Processes. New York:
Plenum Press. 1989.
Ostrosky Solis, F., & Ardila, A. Cerebro y
lenguaje: Perspectivas en la
organización cerebral del lenguaje y
de los procesos cognoscitivos.
México: Editorial Trillas. 1994.
Ostrosky, F., & Ardila, A. Hemisferio
Derecho y Conducta. México:
Editorial Trillas. 1986.
133
134
135
136
Reflexiones sobre
anosognosia y su
consecuencia en el
inicio de instalada
la afasia
Silvia Rubio-Bruno 5

El término anosognosia (del griego


a/ privativo, nosos/ enfermedad, gnosis/
conocimiento) “desconocimiento de la
enfermedad, fue utilizado por J. Babinski
en 1914 referido a dificultades físicas que

5Fundación Argentina de Afasia “Charlotte Schwarz”


Buenos Aires. Argentina.
137
los pacientes ignoraban. En un comienzo y
durante bastante tiempo se describía en
personas que, teniendo problemas en un
hemicuerpo, no tenían conciencia de su
trastorno (negligencia corporal) y negaban
esas dificultades. Sucede a menudo
también, en los casos de hemianopsia, que
los pacientes suelen ignorarla.
Muchos afasiólogos confirman que
los individuos que presentan afasias
sensoriales no tienen conciencia de su
déficit lingüístico. Según un artículo
publicado por Y. Lebrun (1987), Wernicke
ya en 1874, pensaba que estos pacientes no
eran conscientes de sus errores. Leischner
(1979), Bay (1964) Lecours y Lhermitte
(1980) Alajouanine (1952), Hecaen y
Angelergues (1965) citados también por
Lebrun, Y., comparten la opinión que los
pacientes sensoriales no tienen conciencia
138
de sus dificultades en el lenguaje, y agrega,
este último autor, que tampoco reconocen
sus dificultades en la comprensión.
Coincido con estos autores, y según mi
experiencia, confirmo que todas las
personas con afasias sensoriales presentan
anosognosia. Efectivamente las personas
con afasia sensorial desconocen el grado de
sus dificultades y concuerdo con Poeck
(1972) quien pensaba que el afásico de
Wernicke no era más anosognósico que
otros pacientes afásicos.
La anosognosia es también
bastante frecuente en las afasias amnésicas.
Llama la atención, porque estos pacientes
tienen conservada la comprensión, pero
hemos podido comprobar la dificultad para
reconocer sus dificultades. ¿Será un
mecanismo defensivo?, ¿de negación?, ¿qué
le ayuda al individuo a no frustrarse
139
demasiado? Muchos de ellos relatan que no
entendían que les había pasado, se daban
cuenta que “algo les había sucedido y que
era muy difícil explicarlo” (sic) (Rubio-
Bruno S. & Ardila A. 2019).
Muchos afásicos tienen cierta
conciencia de sus dificultades, pero no las
perciben exactamente. Testimonios de los
propios pacientes lo atestiguan. E.S,
persona con una leve afasia residual,
entrevistada en el micro “La palabra del
silencio” en el programa Naciones en
Sinfonía, en la Radio de las Naciones
Unidas, el día 18/1/2019, nos ha
comentado que “ella no se daba cuenta que
hablaba mal, pensaba que se expresaba
correctamente y que los demás eran los que
no la entendían” (sic). Muchos pacientes
nos han relatado lo mismo. E.S. en la
entrevista, nos revelaba que “a medida que
140
iba pasando el tiempo se iba dando cuenta
que era ella que no expresaba bien lo que
quería decir” (sic).
Efectivamente es un fenómeno que
habitualmente suele estar presente, en la
mayoría de las diferentes afasias, y
especialmente durante el primer tiempo de
su instalación, pero se podría afirmar que
en la mayoría de los casos es transitoria.
Se debe tener en cuenta este
fenómeno, en especial cuando los
proveedores de atención médica aconsejan
a los familiares, comenzar la reeducación lo
antes posible, sin tener en cuenta esta
anomalía, sumada a la indiferencia y el
estado de confusión en que ellos se
encuentran en el comienzo de instalada la
afasia. Los propios pacientes lo relatan
(Rubio-Bruno S. & Ardila A. 2019).

141
Además, debemos tener presente,
que el resultado de los procesos
neurofisiológicos subyacentes, que se llevan
a cabo en el cerebro, luego de alguna
condición patológica, incluyen la
disminución del edema, la desaparición de
las posibles hemorragias y la disminución
del efecto de diásquisis. Este es un
fenómeno fisiológico, basado en la
alteración reversible de funciones
conectadas anatómica o funcionalmente al
área lesionada.
Es importante entonces respetar la
mejoría espontánea que se produce en los
primeros tiempos luego del evento. La
reeducación del lenguaje debería
comenzarse una vez superado el período de
anosognosia y el estado de shock en el que
se encuentra. No se debe olvidar que
cuando hay una afasia, generalmente la
142
lesión se produce en el centro del lenguaje,
en el hemisferio izquierdo del cerebro, en
las personas diestras, por lo que no
conviene ocuparse inmediatamente de
rehabilitar el lenguaje, ya que por una lado
no entienden lo que les hacen hacer,
relatado por ellos mismos se frustran ante
la imposibilidad de realizar los ejercicios
que les son ofrecidos para hacerles recordar
las palabras, regularmente ejercicios
infantiles, pidiéndoles que copien,
presentándoles dibujos pueriles, etc.
inconcebible en la estimulación de una
persona adulta, ellos mismos lo relatan
(Rubio-Bruno S. & Ardila A. 2019).
Pienso que sería necesario un
estudio profundo de la anosognosia, dado
que además de su interés científico, tiene un
beneficio práctico que no se debe ignorar.

143
Ayudará sobre todo para que no sean
inútiles los esfuerzos terapéuticos.
Bibliografía
Babinski, J. (. (2014). Contribution to the
Study of the Mental Disorders in
Hemiplegia of Organic Cerebral
Origin (Anosognosia). (T. b.
Levine, Ed.) Cortex, 12(61), 5-8.
La palabra del silencio. (18 de 1 de 2019).
Obtenido de Naciones en Sintonía
(94,9 FM):
www.RadiodelasNacionesUnidas/
Lebrun, Y. (1987). Anosognosia and
aphasia. Cortex, 23(2), 251-263.
Poeck, K. (1972). Stimmung und
krankheitseinsicht bei Aphasien.
(Percepción del estado de ánimo y
144
la enfermedad en la afasia) . Arch fur
psych und nervenkran, 216, 246-254.
Rubio-Bruno, S., & Ardila, A. (2019). La
afasia por sus protagonistas. Akadia.

145
146
147
148
Mis conversaciones
sobre las funciones
ejecutivas con
el gran Alfredo
Ardila
Mauricio A. García-Barrera, PhD. 6

Los supuestos menos cuestionados son a


menudo los más cuestionables

Paul Broca

6Departamento de Psicología, Universidad de Victoria


(British Columbia, Canadá).
149
Querido Alfredo,
Quiero aprovechar esta
oportunidad para compartirte los recuerdos
que he tenido de tus enseñanzas, mis
lecturas de tus textos, y nuestras
conversaciones sobre la función ejecutiva.
Toda esta historia empezó con el proyecto
de investigación para mi Trabajo de Grado
al finalizar el programa de pregrado en
Psicología Clínica en la Universidad de
Antioquia, en Medellín, Colombia. No creo
que supieses esta historia, entonces te la
comparto. Entre 1993 y 1999 tomé varias
clases de Neuropsicología con la maestra
Luz Marina Galeano, la cual era alumna
tuya en esa época, en el programa inaugural
de Maestría en Neuropsicología de la
Universidad de San Buenaventura, sede
Medellín; de hecho, un programa que
fundaste y que ahora está muy bien
150
establecido como parte de tu gran legado.
Con la maestra Galeano aprendí los
fundamentos de nuestro intrigante campo
de trabajo. Las lecturas para sus clases
provenían de la colección de dos tomos de
Neuropsicología Clínica que escribiste con
tu esposa y compañera de aventuras, la Dra.
Mónica Rosselli. Esos dos libros (Ardila &
Rosselli, 1992), en su primera edición, han
transitado países y décadas conmigo (Foto
1). Sus hojas, ya amarillas, me transportan
en el tiempo. Leí con gran atención cada
página, y cuando tuve la oportunidad de
oírte hablar en una conferencia, descubrí
que la pasión reflejada en tus escritos estaba
solo igualada por tu pasión al hablar de
temas neuropsicológicos. Descubriendo mi
propio ímpeto, leí tus libros con el mismo
entusiasmo con el que leería más adelante
libros clásicos de Luria, de Paul Broca,
Santiago Ramón y Cajal, y todos los grandes
151
maestros que tú mencionabas. Quizás
nunca te lo dije, pero tus dos tomos
sirvieron como un portal para un viaje de
conocimiento y aprendizajes que aún no he
terminado. En su momento impresionaba a
mis amigos con conceptos como “afasia”,
“amnesia”, “alexia” y “prosopagnosia”. En
otros momentos, explicaba a mi familia
cómo el accidente que sufrió mi tío al caer
de una escalera que llegaba al techo, había
producido un traumatismo
craneoencefálico cerrado severo (Tomo I,
pp. 46-47), con una presentación clínica
que asemejaba a la del síndrome prefrontal
derecho (Tomo II, pp. 239-256). En
aquellos momentos sentía que el
conocimiento sobre las relaciones entre
cerebro y el comportamiento me daban una
cierta autoridad y una confianza en mí
mismo que nunca había vivido.

152
Foto 1. Tomo I y II del Libro Neuropsicología Clínica

Recuerdo un día de clase donde


una persona de la calle entró a nuestra aula
y, sin saber qué curso era, nos contó su
historia, incluyendo una lesión cerebral
izquierda, y la subsecuente pérdida de la
movilidad de su brazo y pierna izquierda las
cuales arrastraba aparentemente sin fuerza.
Después de algunas donaciones entusiastas
de parte de los estudiantes, y al irse, la
maestra Galeano nos confrontó con una
153
serie de preguntas exquisitas: ¿en qué
región dijo que fue su lesión? “Izquierda”
respondimos en coro, y ¿cómo vieron su
capacidad de lenguaje? “Normal”
respondimos los menos tímidos, y ¿qué
lado del cuerpo mostraba dificultad
motora? “el izquierdo?” respondimos aún
más pocos y con cierta incertidumbre
anticipando lo que se venía. Y la pregunta
fatal fue: ¿y qué pasó entonces con los
principios de contralateralidad y
especialización hemisférica? Silencio total
pero mucha comunicación no verbal que
compartimos todos, hasta que alguien dijo
“nos estafaron” y nos reímos en coro. Así
fue como tus enseñanzas facilitadas,
amplificadas y aplicadas por la maestra
Galeano, me ayudaron a encontrar en mí el
reconocimiento de una curiosidad, que
creció a pasión, y que se convirtió en toda
una carrera.
154
Pero me distraigo. Quería
recordarte que mi aventura con el concepto
de función ejecutiva empezó con mi
Trabajo de Grado. En conversaciones con
un compañero de clases, aprendí sobre una
región de Colombia llamada El Bagre, en el
departamento de Antioquia, donde se
practica la minería de oro, específicamente
la extracción del oro que se encuentra en los
sedimentos del río Nechí, usando mercurio
diluido de su estado sólido al líquido. En
ese proceso, los mineros se exponen a altas
concentraciones de mercurio gaseoso, el
cual es neurotóxico, y estos gases tóxicos
circulan no sólo en los ríos que nutren a la
pesca de la región, pero también en las
poblaciones de sus alrededores,
produciendo generaciones de adultos
jóvenes con problemas cognitivos y niños
con enfermedades del neurodesarrollo.
Con esta información, con la curiosidad
155
científica y el deseo de contribuir a esta
región, creamos así un equipo de trabajo,
con dos compañeros (V. Tirado y J.
Moreno) y bajo la supervisión de la maestra
Galeano y uno de mis grandes mentores en
investigación, el neurólogo Dr. Francisco
Lopera. Entonces empaqué maletas y viví
en El Bagre por seis semanas, en las cuales
tuve la oportunidad de hacer inmersión en
la región, conocer a sus pobladores, y hacer
evaluaciones neuropsicológicas a los
mineros interesados en nuestro proyecto.
De tus libros y las clases de la maestra
Galeano había aprendido ya sobre los
procesos cognitivos básicos. Pero fue en El
Bagre donde aprendí sobre la importancia
de los procesos ejecutivos en las decisiones
del día a día, en la auto-regulación y el
aprendizaje, así como su vulnerabilidad a
los efectos neurotóxicos del mercurio
(Tirado et al., 2000). Hasta esta parte de mi
156
historia, eras solo un autor admirado, que
me ayudó a entender el proceso de
evaluación neuropsicológica, los conceptos
de neurotoxicidad y de función ejecutiva.
Fue en el primer Congreso Cerebro
y Mente, la Integración (1999) en
Cartagena, Colombia, donde tuve la
oportunidad de compartir los resultados de
este proyecto de investigación, el cual
cautivó tu atención y la de los miembros de
la Junta de la Asociación Latinoamericana
de Neuropsicología (ALAN), en aquel
entonces todos miembros fundadores: Dra.
Mónica Rosselli, Dra. Feggy Ostroski, Dra.
Esmeralda Matute, Dr. David Pineda y Dr.
Francisco Lopera. Tú, además de miembro
fundador de la ALAN, servías como
Presidente Inaugural. Lo de cautivar su
atención lo supongo yo, pues gracias a ello
obtuve un premio, el primero en mi carrera,
157
y quizás el más significativo, pues me
enseñaron ustedes que era posible el hacer
contribuciones a la Neuropsicología, y que
la nueva generación de aprendices teníamos
cabida en ese círculo mágico de ustedes.
Exactamente allí empezaron
nuestras conversaciones sobre la función
ejecutiva. ¿Qué es lo que llamamos
“función ejecutiva”? Ambos teníamos la
misma inquietud. En tus dos tomos
originales no creo que encontremos
mención del término como tal, pero si hay
múltiples referencias a las funciones de la
corteza prefrontal respecto a la
organización del comportamiento, la
solución de problemas y la autorregulación.
Las tareas como la Prueba de Clasificación
de Wisconsin, Prueba de Categorización de
Halstead-Reitan, y otros instrumentos de
medida ahora asociados con
158
funcionamiento ejecutivo, los agruparon
ustedes en ese entonces bajo la categoría de
“habilidades conceptuales” (Ardila &
Rosselli, 1992; Tomo II pp. 349-450).
Intrigado, durante otro Congreso Cerebro
y Mente, esta vez en Acapulco (2005) te
hice algunas preguntas y discutimos la
conceptualización de Alexander
Romanovich Luria, tu gran mentor y uno
de mis maestros por asociación, y me
recordaste que la tercera unidad funcional
de Luria (1973) definió una capacidad para
la programación, regulación, y verificación
del comportamiento, asociada con el
trabajo de la corteza del lóbulo frontal. De
una manera contundente, me dijiste que la
ubicación de estos procesos en la unidad
motora era algo a lo que deberíamos prestar
atención, más allá de los intentos fallidos de
equiparar el funcionamiento ejecutivo al
funcionamiento prefrontal. Unos años más
159
tarde me pusiste de tarea el leer tu artículo,
“On the evolutionary origins of executive functions”
(Ardila, 2008) y una edición monográfica de
la Revista de Neuropsicología,
Neuropsiquiatría y Neurociencias, que
editaste tú y que estaba dedicada
exclusivamente al tema de las funciones
ejecutivas (2008, Vol. 8, No 1,
http://www.asoclatneuropsicologia.com/volumen-8-
no.-1.html). Fue así como a pesar de mi
participación en proyectos de investigación
en temas como prosopagnosia con la Dra.
Maria Antonieta Bobes del Instituto de
Neurociencias de Cuba, o el estudio de
demencias liderado por el Dr. Francisco
Lopera, o el estudio de la genética del
Trastorno por Atención e Hiperactividad
(TDAH) liderado por el Dr. David Pineda
(un trabajo que evaluaste como jurado en el
2ndo Congreso Cerebro y Mente: La
Integración en el 2001, en Cartagena,
160
Colombia- Te mando una foto anexa. Foto
2), finalmente tú me asociabas más con mi
interés en función ejecutiva. Esto fue muy
claro para mí, cuando años más adelante,
durante un desayuno en el Congreso
Cerebro y Mente, esta vez en Barranquilla
(2014), te acordaste de esas conversaciones
tempranas y me preguntaste si ya tenía una
respuesta a la pregunta “¿qué es la función
ejecutiva?”. Yo, desconcertado con
semejante pregunta y sin haber tomado mi
primer café del día, respondí honestamente
“no, pero creo que nadie ha logrado
resolver ese enigma elusivo.” (inspirado por
el título del artículo de Jurado & Rosselli,
2007, “The elusive nature of executive functions”).
Igual, aproveché la oportunidad para
contarte detalles sobre los trabajos de mi
laboratorio Cortex, incluyendo el desarrollo
de una prueba breve tipo cuestionario para
evaluar comportamiento ejecutivo (Garcia-
161
Barrera, Kamphaus, & Bandalos, 2011;
Garcia-Barrera et al., 2013; Garcia-Barrera
et al., 2015; Karr & Garcia-Barrera, 2017),
y otras líneas de investigación en evaluación
del funcionamiento ejecutivo inspiradas en
gran parte por nuestras conversaciones.
Fue allí donde me describiste algunas tareas
de solución de problemas que tenías en
mente, las cuales ayudarían a resolver
nuestras inquietudes. Después de ese
desayuno, el día continuó con varias
conferencias seguidas por las fiestas del
Carnaval de Barranquilla, y temo no
recordar las especificaciones de esas tareas,
pero si recuerdo el haber estado
impresionado por tu interés en resolver el
misterio ejecutivo.

162
Foto 2. Presentación de poster en caracterización
fenotípica y genética del TDAH familiar, 2do Congreso
Cerebro y Mente (2001, Cartagena, Colombia).

Sin embargo, y por suerte, ese


proceso no terminó allí. Tu pregunta se
quedó grabada en mi mente, y tu apoyo a
mi ingenua curiosidad sirvió para revalidar
mi interés -casi filosófico- por el concepto
de función ejecutiva. Fue así como empecé
a interesarme aún más por comprender y
estudiar la asociación entre función
ejecutiva e inteligencia, y reclutamos la
163
colaboración de una de mis estudiantes de
esa época, ahora ya graduada, la Dra. Emily
Duggan (Johns Hopkins University).
Recuerdo la alegría que nos dio cuando
aceptaste ser miembro de su jurado del
doctorado. De hecho, creo que estabas con
la Dra. Rosselli en Italia durante nuestra
primera reunión, las que ya hacíamos
totalmente virtuales, años antes de esta
pandemia de COVID-19 que ha cambiado
al mundo.
Revisando la literatura con la Dra.
Duggan, descubrimos que hay toda una
serie de debates sobre este tema tan
interesante. Ingeniosamente, y usando
palabras que fácilmente tú usarías, Robert
Sternberg escribió una vez que cuando "se
mira de una manera, todo el mundo sabe qué es la
inteligencia; visto de otra manera, nadie lo sabe”
(Sternberg 2000, p. 3). La confusión entre
164
estos dos conceptos la vemos desde sus
definiciones. David Wechsler (1958)
describió la inteligencia como la capacidad
agregada o global del individuo para actuar
con un propósito, pensar racionalmente y
lidiar efectivamente con su entorno;
Jagannath Das (1973) lo definió como la
capacidad de planificar y estructurar el
comportamiento de uno con un fin en vista,
y Howard Gardner (1983) escribió que la
inteligencia debe implicar un conjunto de
habilidades de resolución de problemas, lo
que permite al individuo resolver
problemas o dificultades genuinas. Pero no
hay un acuerdo acerca de la definición.
Paneles de expertos (documentados en
Duggan & Garcia-Barrera, 2015)
identificaron que la mayoría coinciden en
que el pensamiento o razonamiento
abstracto (99.3%), la capacidad de
resolución de problemas (97.7%), la
165
capacidad para adquirir conocimientos
(96.0%); memoria (80.5%) y adaptación al
entorno (77.2%) son componentes
esenciales de la inteligencia (o de un
comportamiento inteligente como
aclarabas tú).
Cuando tratamos de definir la
función ejecutiva, igualmente nos
enfrentamos con muchas alternativas. La
primera definición formal del concepto fue
de Muriel Lezak (1982), quien describió la
capacidad de formular objetivos, planear su
ejecución, y llevar a cabo los planes
efectivamente. Otras descripciones
posteriores definen la función ejecutiva
como un "término sombrilla/general"
(Chan et al., 2008, p. 201) para una familia
de procesos "mal definidos" (Burgess,
1997, p. 79), "metacognitivos" (Oosterlaan,
Scheres y Sergeant, 2005, p. 69), o de
166
"control cognitivo" (Friedman et al., 2007,
p. 893) y “utilizados en la autorregulación”
(Barkley, 2001, p. 5). De hecho, hace
aproximadamente 20 años (y desde los
70’s), los investigadores ya habían
propuesto unas 33 definiciones de
funciones ejecutivas (Eslinger, 1996). Dada
esta complejidad, poco se sabe sobre cuales
son exactamente los procesos que
llamamos ejecutivos (Karr et al., 2018).
En mi opinión, y poniendo de lado
cualquier sesgo por mi gran apreciación por
el trabajo de las Dras. María Beatriz Jurado
y Mónica Rosselli, la mejor definición del
término es:
“En un entorno en constante
cambio, las habilidades ejecutivas nos
permiten cambiar nuestra mentalidad
rápidamente y adaptarnos a diversas
situaciones al mismo tiempo que se
167
inhiben conductas inapropiadas. Nos
permiten crear un plan, iniciar su
ejecución y perseverar en la tarea a mano
hasta su finalización. Funciones
ejecutivas median la capacidad de
organizar nuestros pensamientos hacia
un objetivo dirigido, y por lo tanto son
esenciales para el éxito en situaciones
escolares y laborales, así como la vida
cotidiana” (Jurado & Rosselli,
2007; p. 214).
Esta definición nos da el contexto
donde se activan las funciones ejecutivas
(entorno cambiante al que debemos
adaptarnos), nos indica algunos de los
componentes de este sistema de habilidades
complejas (flexibilidad cognitiva,
adaptación, inhibición, planeación y
monitoreo, entre otros), y nos indica no
sólo su propósito (mediación y
168
organización de pensamientos y acciones
hacia un objetivo), pero también su efecto
en actividades sumamente importantes para
la vida diaria (desempeño laboral,
académico y social).
El “modelo” propuesto por Akira
Miyake y sus colegas (Miyake et al., 2000)
en la Universidad de Colorado ha sido
robusto, pero como lo hablábamos tú y yo,
primero, no es un modelo teórico, y
segundo, es exitoso más que todo porque
nos facilitó una infraestructura (tres
componentes correlacionados: inhibición,
alternancia y actualización de la memoria
operativa) para la recolección de datos con
el fin de hacer análisis de modelos latentes,
lo que es un avance positivo, pero no es
contundente. Incluso esos autores admiten
que hay más componentes ejecutivos
relevantes (por ejemplo, solución de
169
problemas, toma de decisiones), que no
pudieron incluirse en el modelo latente
dadas las dificultades de operacionalización
de esos componentes. Ese tema de la
diversidad de componentes lo discutimos
también una vez tú y yo. Yo venía
desarrollando un modelo que he llamado
“Interact”, pero te contaba que andaba un
poco desilusionado tratando de elegir los
supuestos componentes ejecutivos
esenciales. Ya mis colegas en la Universidad
de Laval, en Quebec (Packwood et al,
2011), habían hecho un análisis semántico
latente de 68 términos, que permitió
identificar los cinco componentes más
comúnmente nombrados en la literatura:
planeación, memoria operativa, inhibición,
alternancia atencional y fluidez. Es notable
el impacto de la contribución de Miyake y
colaboradores en esa lista. En una
conversación que tuvimos en un Congreso
170
de la International Neuropsychological
Society (Nueva York, 2019), te conté de un
análisis meta-analítico que hicimos en mi
laboratorio con el liderazgo de mi en ese
entonces estudiante, ahora Dr. Justin Karr
(Universidad de Kentucky), que el modelo
de Miyake, a pesar de su simpleza (tres
componentes), solo se replicaba
exitosamente en menos del 50% de las
iteraciones, lo que nos dejaba con muchas
sospechas de su robustez y confiabilidad
(Karr et al., 2018).
Al contarte de ese artículo, y muy a
tu estilo apasionado me dijiste que estabas
convencido de la posibilidad de que esos
modelos complejos se podían reducir a una
dicotomía de habilidades que proponías.
Aquellas “metacognitivas o intelectuales”
como por ejemplo solución de problemas,
planeación y memoria operativa, y aquellas
171
“emocionales o motivacionales”
incluyendo control inhibitorio, regulación
emocional, y regulación del
comportamiento. Yo ya había estudiado tu
artículo (Ardila, 2008) donde describes
estos dos agrupamientos de las habilidades
ejecutivas y así tuvimos una conversación
maravillosa. Fue en Nueva York en el 2019,
después de que recibieras un gran
reconocimiento por parte de la Hispanic
Neuropsychological Society (de paso te
mando una foto que nos tomaron en la
celebración de tu premio, Foto 3), ¿qué me
hablaste de tu otro artículo que titulaste “Is
intelligence equivalent to executive
functions?” (Ardila, 2018), donde amplias
tu teoría, y nos recuerdas que hay una
disociación neuroanatómica funcional
donde las habilidades ejecutivas
emocionales/motivacionales involucran a
la corteza orbitofrontal y sus conexiones
172
con la corteza límbica y cingulada, mientras
las habilidades
metacognitivas/intelectuales estarían
asociadas con el trabajo de la corteza
prefrontal dorsolateral, lo que sustenta sus
asociaciones con la inteligencia. A pesar de
la década entre uno y el otro, es notable que
tu posición seguía cristalizándose. De
hecho, esta distribución de áreas
especializadas en el procesamiento de
funciones ejecutivas la confirmaste con un
estudio meta-analítico genial (Ardila,
Bernal, & Rosselli, 2018), en el cual cuatro
áreas del cerebro aparecen como las más
involucradas: áreas dorsolaterales de los
lóbulos frontales, áreas superiores de los
lóbulos parietales, el área motora
suplementaria, y algunas áreas subcorticales
como el putamen y el tálamo. Lo más
interesante para tu modelo fueron los
hallazgos de los contrastes de la estimación
173
de probabilidad de activación (ALE), los
cuales demuestran una diferenciación
significativa de las redes, donde las tareas de
razonamiento parecen asociarse con una
ventaja del hemisferio izquierdo, mientras
que las que emplean mayor inhibición se
asocian con una ventaja del hemisferio
derecho.

Foto 3. Celebración con la Dra. Mónica Rosselli de tu


Premio de Neuropsicología Cultural por Logros de
Toda una Vida, Hispanic Neuropsychological Society
(Nueva York, 2019).

174
A mí me gustó mucho la sencillez de
tu modelo. De hecho, esas agrupaciones
que proponías podríamos llamarlas
“factores” si los incorporamos a un análisis
de variables latentes, o incluso
“comunidades” si lo estudiamos con un
análisis de redes, unos estudios que estoy
desarrollando con mis estudiantes en la
Universidad de Victoria, en Canadá. Me
tomé la libertad de hacer un diagrama de tu
teoría, para poder compartirlo con
estudiantes y colegas (Figura 1).

Figura 1. Representación del modelo de funciones


ejecutivas de Alfredo Ardila.

175
Así entonces acordamos que la
inteligencia constituye una confluencia de
las habilidades cognitivas requeridas para
comprender ideas complejas y utilizar la
experiencia y el razonamiento para resolver
problemas y adaptarse al entorno.
Similarmente, la función ejecutiva parece
constituir una confluencia de las
habilidades cognitivas requeridas para
establecer metas/objetivos y producir una
conducta guiada volitiva, intencional y
eficiente para cumplir esas metas o en
respuesta a las demandas novedosas del
medio ambiente, las cuales se identifican
como problemas a resolver (Duggan &
García-Barrera, 2015). Tu modelo teórico
incluye la hipótesis de que no todos los
procesos ejecutivos se asocian a la
inteligencia, solo los procesos
metacognitivos se correlacionarían con
marcadores de inteligencia (como los
176
coeficientes intelectuales, y tareas
específicas). De hecho, me alegra mucho el
informarte que los análisis que hemos
hecho en mi laboratorio apuntan a la
dirección que tú ya habías establecido desde
hace mucho (Ardila, Pineda, & Rosselli,
2000), donde después de realizar análisis de
correlaciones entre pruebas ejecutivas y de
inteligencia que arrojaron solo algunas
correlaciones significativas y la mayoría
fueron de bajo efecto (alrededor de 0.3),
concluías que los dos procesos cognitivos
complejos no son exactamente lo mismo, o
que al menos, no podríamos considerar la
evaluación de inteligencia como exhaustiva
o suficiente para darnos información sobre
los procesos ejecutivos. Nuestros colegas
en Colorado han encontrado asociaciones
solo entre memoria operativa (un
componente de tu agrupamiento de
habilidades metacognitivas) e indicadores
177
de inteligencia fluida y cristalizada
(Friedman et al., 2006), y nosotros
recientemente usamos un método
estadístico llamado análisis de redes y
encontramos que las tareas del Delis-
Kaplan Executive Function System (D-
KEFS) evaluando estas habilidades más
complejas (Tarea de sorteo de cartas, tarea
de proverbios, que evalúan solución de
problemas complejos), se asocian con las
tareas de las escalas de Inteligencia
Wechsler (como matrices, similitudes),
justo como tú lo anticipaste con tu teoría.
Ya terminando esta larga carta,
quisiera contarte que no creo que te hubiese
dicho que a mí me emocionó mucho el
trabajar contigo, y las Doctoras Shameem
Fatima y Mónica Rosselli, en tu libro
“Dysexecutive Syndromes (2019). Al
escribir el capítulo, “Unity and diversity of
178
dysexecutive syndromes” (Garcia-Barrera,
2019) aprendí sobre tu propuesta (Ardila,
2013) de dos síndromes. Primero, un
"síndrome disejecutivo metacognitivo",
asociado con daño a la corteza prefrontal
dorsolateral, que se caracteriza por la
presencia de una “incapacidad para
organizar una respuesta conductual a
estímulos nuevos o complejos” (p. 2);
problemas para abordar la complejidad se
refleja en el bajo rendimiento de los
pacientes en medidas evaluando capacidad
intelectual. Y segundo, un “síndrome
motivacional / emocional”, asociado con
daño a las áreas orbitofrontales y mediales
frontales, y que se caracteriza por la
presencia de síntomas de desregulación
conductual y emocional, incluida la
"desinhibición, comportamientos
inapropiados, cambios de personalidad,
irritabilidad, alteración del estado de ánimo,
179
falta de tacto, distracción y desprecio por
eventos importantes” (p. 3). Una
característica relevante de este síndrome es
la cognición social deteriorada y la
presencia de apatía (y abulia) y problemas
para iniciar comportamientos en general.
Quedé triste que no pudimos
vernos en el Congreso Cerebro y Mente: La
Integración, que teníamos programado
para el 2020 en Tijuana pero que tuvimos
que cancelar dada la pandemia de COVID-
19. Hubiese apreciado mucho el discutir
contigo esos dos síndromes, en uno de esos
desayunos o cenas con la junta de la ALAN
que tanto disfrutabas. Igual, te saliste con la
tuya amigo mío y mi brillante maestro:
lograste convencerme de que la tarea no
está hecha, apenas empezamos. Quedo yo
con esa parte de tu legado en mis manos.
Para despedirme te mando una foto que te
180
tomé en Guadalajara (Foto 4), durante una
de las cenas de la junta de la ALAN en el
Congreso Cerebro y Mente del 2016. Nos
cantabas a todos la canción, Los Dos
Perdimos, escrita por José Alfredo Jiménez
Sandoval, e inmortalizada por Pedro
Infante, Helenita Vargas, ¡y Alfredo Ardila!

Foto 4. Alfredo nos canta “Los dos perdimos” durante


el Congreso Cerebro y Mente en Guadalajara, México
(2016)

181
Muchas gracias Alfredo por tantas
enseñanzas y tanta generosidad con tu
conocimiento. Ya nos llegará el día de
nuevos intercambios. Por aquí te
extrañamos mucho querido maestro,
colega, y amigo.
Sinceramente,

Mauricio
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191
192
193
194
Un recorrido por
los postulados del
Dr. Ardila
Anais Urdaneta Quiñones, Msc7
Laura Asturizaga Antequera8

Conociendo al Dr. Ardila


Este artículo supone un gran reto
para una estudiante, a quien se le ha
ofrecido la oportunidad y gran honor de
escribir unas palabras sobre uno de los

7 MMI Centro de Salud. Neuropsicología Clínica.


Maracaibo, Venezuela.
8 Programa de Estancia en Neuropsicología, Instituto

de Neurociencias Comportamentales
195
representantes más emblemáticos de la
neuropsicología en Latinoamérica. Al
iniciar este maravilloso proyecto, se hizo
evidente la necesidad de comenzar a contar
la historia de este gran profesor desde la
mirada de una alumna que, como muchas
otras, lo conoció a la distancia, por lo que
empezaré esta historia desde el principio.
El Dr. Alfredo Ardila Ardila nació
en una pequeña ciudad de Colombia,
llamada Ocaña, ubicada en el departamento
de Norte de Santander, el 4 de septiembre
de 1946. Su madre se llamaba Roselia, su
padre Benjamín, siendo el tercero de cinco
hermanos. A simple vista resalta el gran
interés hacia el conocimiento científico en
la familia ya que, su hermano mayor, Rubén
Ardila Ardila, quien nace el 7 de julio de
1942 en San Vicente, Santander; es un
famoso psicólogo de gran trayectoria, con
estudios en diversas áreas de la psicología
196
como la psicología social, experimental y de
aprendizaje. De igual manera, su hermano
el Dr. Enrique Ardila, es un prestigioso
médico endocrinólogo e internista, quien
fue profesor de Medicina Interna en el
Hospital San Juan de Dios durante más de
25 años. Solo nos queda asumir que
existieron profundos valores familiares que
fomentaron la pasión por ayudar al otro.
Al observar la trayectoria del Dr.
Alfredo Ardila, sabemos que obtuvo su
grado de Psicólogo en la Universidad
Nacional de Colombia en el año 1969.
Apenas 2 años después, en el año 1971
publica sus primeros artículos titulados
“Psicología y Problemas Sociales en
Colombia”, “Alteraciones bioquímicas en
las psicosis con relación a las estructuras
límbicas” en la Revista Latinoamericana de
Psicología, y “La función de los modelos en

197
la explicación científica” en la Revista
Colombiana de Psicología.
Investigando dónde inicia su
pasión por la neuropsicología, me
encuentro en su publicación del año 2016
titulada “La Neuropsicología como una
forma de vida”, una descripción del
impacto que tuvo su maestro al inicio de su
carrera, al afirmar “…Creo que la primera
vez que vi el nombre de Luria. Quedé
convencido que esto era lo que quería hacer
en mi vida…”. Gracias a esto, ganó una
beca del gobierno soviético y viaja hacia la
ciudad de Moscú, Rusia, para realizar su
doctorado en la Universidad Estatal
Lomonósov. Allí alcanzó su sueño al
convertirse en alumno del Dr. Alexander
Romanovich Luria, una de las más
destacadas personalidades en el estudio de
la neuropsicología, mundialmente
reconocido por sus investigaciones
198
detalladas de los trastornos del lenguaje y de
la memoria; y sus baterías de pruebas de
diagnóstico de daño cerebral, las cuales son
utilizadas hasta la actualidad. Razón por la
que es conocido como el padre de la
evaluación neuropsicológica. En 1976,
obtiene su doctorado en Neuropsicología,
poco antes de la muerte de su gran maestro
Luria, a quien le honra, escribiendo una
muy sentida semblanza en el año 1977,
publicada en la Revista Latinoamericana de
Psicología, titulada “Alexandr Romanovich
Luria (1902-1977)”.
Regresa a Colombia ese mismo
año, se incorpora a la Universidad Nacional
de Colombia, siendo director del
Departamento de Psicología. En esa época
inicia lo que hoy en día es parte
fundamental de su legado, transmitir sus
conocimientos por toda América Latina.
Desde 1978, fue profesor de La Facultad de
199
Psicología de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), donde
desarrolla varias investigaciones junto a su
gran amiga y colega la Dra. Feggy Ostrosky.
Luego en 1980, regresa a Colombia, y el
siguiente año, organiza el primer Congreso
Internacional de Neuropsicología que se
desarrolló en Latinoamérica, en la ciudad de
Bogotá. En 1982, participa en la creación de
la Asociación Colombiana de
Neuropsicología, la cual preside hasta 1985
(y posteriormente desde 1991-1993).
Durante los próximos años, resalta
su empeño en la promoción de la
neuropsicología, al formar parte del comité
fundador de la Sociedad Latinoamericana
de Neuropsicología (SLAN), el 22 de junio
de 1989, la cual preside durante los años
1991 a 1995. Se convierte en el primer
miembro latinoamericano de la Junta de
Gobierno de la Sociedad Internacional de
200
Neuropsicología (1993-1996). Inaugura en
1993, el primer estudio de postgrado en
Neuropsicología en la Universidad de San
Buenaventura, Medellín, y también preside
la Sociedad Hispánica de Neuropsicología
(1999-2001). En 1999, en el marco del
primer "Congreso Internacional Cerebro-
Mente: La Integración" en la ciudad de
Cartagena, Colombia; crea la Asociación
Latinoamericana de Neuropsicología
(ALAN), dirigiendo la Revista de
Neuropsicología, Neuropsiquiatría y
Neurociencias. El Dr. Ardila es presidente
de la ALAN hasta el año 2003 y
posteriormente desde el 2014 hasta el 2016.
Para el año 1993, luego de contraer
matrimonio con la también reconocida
neuropsicóloga, la Dra. Mónica Rosselli
Cock, se muda a la ciudad de Miami, donde
se vincula al Miami Institute of Psychology
hasta el año 1998. En 1996, recibe su
201
acreditación por el American Board of
Professional Neuropsychology.
Posteriormente, en el 2002, se integra al
Departamento de Ciencias y Trastornos de
la Comunicación de la Universidad
Internacional de la Florida (FIU), donde
llega a ser profesor titular.
Mientras se desarrolla este relato,
escribe más de 264 publicaciones
(consultado en Scopus), con 26.882 citas
hasta la fecha (según Scholar Google).
Participa como profesor invitado o
conferencista en aproximadamente 20
universidades, tanto colombianas como
extranjeras, y colabora en más de 200
congresos o conferencias de
neuropsicología o áreas relacionadas a nivel
mundial. Todo esto hace evidente e
indiscutible el esfuerzo desmedido que hizo
el Dr. Ardila por aportar sus conocimientos
a toda la comunidad científica quien, a
202
pesar de erradicarse en los Estados Unidos,
mantuvo durante todo este recorrido
vínculos con países de Latinoamérica
(Colombia, México, Argentina, Chile,
Bolivia, etc.) y Europa (Rusia, España, etc.).
En algún punto en esta historia,
descubro el trabajo del Dr. Ardila al iniciar
mis estudios de postgrado en el año 2010,
siendo estudiante de la maestría en
Psicología Clínica en la Universidad Rafael
Urdaneta, en mi país natal, Venezuela. Tuve
el placer de estudiar con algunos de sus
libros como: “Neuropsicología del
Desarrollo Infantil (2010)”;
“Neuropsicología Clínica (2007)” y la
“Guía para el Diagnóstico
Neuropsicológico (2012)”. Justo al
finalizar mis estudios, conozco a la Dra.
Ninoska Ocampo-Barba de Bolivia,
durante su visita a Venezuela en el año
2012, en la celebración de los 15 años del
203
Simposio Interdisciplinario sobre la
Enfermedad de Alzheimer, donde fue una
de las invitadas internacionales. Durante
ese evento, la Dra. Ocampo me ofrece la
oportunidad de realizar una Estancia
Académica en Neuropsicología en la
UNAM, a cargo de la Dra. Judith Salvador
del grupo de investigación del Laboratorio
de Neuropsicología del Desarrollo:
Alteraciones Neurológicas Psiquiátricas y
Rehabilitación, en la Facultad de Estudios
Superiores Zaragoza.
Es precisamente en ese momento,
en mayo del 2013, donde inicia mi
formación académica y profesional en el
área de la Neuropsicología, gracias a
profesores quienes compartiendo el
principio del Dr. Ardila, me brindaron la
posibilidad de perseguir una oportunidad
que, para el momento en mi país, no existía.
Recibí entrenamiento en la aplicación y
204
corrección de distintas pruebas de
evaluación neuropsicológica como:
Neuropsi (Ostrosky-Solís, Ardila, &
Rosselli, 1999), Neuropsi Atención y
Memoria (Ostrosky-Solís et al., 2003,
2007), y La Evaluación Neuropsicológica
Infantil (ENI) (Matute, Rosselli, Ardila, &
Ostrosky-Solís, 2007). Al regresar a
Venezuela, continuó el esfuerzo y
dedicación constante hacia la formación en
esta área, y la fascinación por el trabajo del
Dr. Ardila y sus colaboradores.
Esta historia concluye cuando,
durante el 4to Webinar organizado por el
Instituto de Neurociencias
Comportamentales (INCC) de la
Universidad Autónoma Gabriel René
Moreno (UAGRM) en Bolivia; el Dr.
Alfredo Ardila y la Dra. Mónica Rosselli,
dictan una conferencia titulada “Historia de
la Neuropsicología”, el 20 de mayo del
205
2020, donde fui invitada por la Dra.
Ninoska Ocampo-Barba. En ese momento
tuve el gran honor y privilegio de ser
presentada ante esta ejemplar pareja de
pioneros en la Neuropsicología. Fue
sorprendente y a la vez admirable recibir un
saludo tan genuino, cordial y humano de su
parte, mostrando interés en promover el
desarrollo de la Neuropsicología en mi país.
Por siempre estaré agradecida de haber
tenido esta oportunidad.
Para mi sorpresa y la de muchos,
debido a una batalla contra el cáncer, el Dr.
Alfredo Ardila Ardila fallece a los 74 años,
en la ciudad de Miami el pasado 9 de enero
de 2021. No sin antes dejar otro ejemplo de
trabajo incansable dado que, a pesar de
todas las dificultades de salud, e incluso las
limitaciones de la pandemia por Covid-19;
el 2020, fue uno de sus años de mayor
producción académica, dejando más de 35
206
publicaciones, incluyendo una sobre los
efectos del covid-19 sobre las funciones
ejecutivas.
Espero en estas pocas líneas, haber
podido honrar una vida tan maravillosa.
Solo me queda como a muchos de sus
estudiantes, admirar, aprender y darle
continuidad a su legado, al intentar sembrar
una semilla en el jardín que él comenzó a
cultivar cuando inició esta grata historia.
Anais Urdaneta Quiñones
Muy buena pregunta
La primera vez que vi y escuché
disertar al Dr. Alfredo Ardila fue el 3 de
octubre del año 2015 en el II Congreso
Boliviano de Neuropsicología, llevado a
cabo en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra,
Bolivia. En aquel tiempo dando mis
primeros pasos en la neuropsicología como
207
ayudante titular de cátedra, mis primeras
lecturas me permitieron conocer con mayor
profundidad el trabajo del Dr. Luis
Quintanar, la Dra. Yulia Solivieva y por
supuesto, repasar a los grandes: Luria y
Vygotsky.
Este evento fue de los más
emotivos de mi vida porque efectivamente
supe que estaba dentro de aquello a lo que
anhelaba pertenecer además de ser una
especial oportunidad para conocer
personalmente a mis primeros héroes
científicos. Lo que no imaginé, fue la
posibilidad de añadir a mi lista heroica a un
gran genio: el Dr. Alfredo Ardila.
Durante mi asistencia al Congreso
me encontré con contadas compañeras de
carrera, y conversando con una de ellas que
para ese entonces ya había concluido sus
estudios universitarios, me dijo que estaba
208
muy emocionada por conocer al Dr.
Alfredo Ardila y a la Dra. Mónica Rosselli.
Recuerdo decirle que no había
escuchado ni leído sobre ellos hasta ese
momento, y me dijo: - Me parece que es la
oportunidad perfecta. Debes asistir a la
conferencia que dará el Dr. Ardila, es la
magistral… Estoy segura que al finalizar
entenderás mi emoción.
La conferencia tenía por nombre
“¿Qué tan localizables son las áreas del
lenguaje en el cerebro?”. Para el momento,
mis bases teóricas estaban fundamentadas
en los escritos de Lev Vygotsky (1982) y en
definitiva no sabía lo que me esperaba. La
pasión con la que el Dr. Ardila habló sobre
el lenguaje fue tal, que dejó a todo el
auditorio deslumbrado y a mí, sin ningún
apunte más que el título y con una pasión
que brotaba de mi pecho a borbotones.
209
Debo decir que, con cada evocación del
momento, los sentimientos
experimentados aquel día vuelven a mí con
la misma intensidad.
Esto me recuerda a las palabras del
Dr. Francisco Lopera en la ceremonia de
homenaje póstumo al Dr. Ardila en mayo
del presente año, al decir que, Ardila podía
ser capaz de enamorar a un neurólogo o de
persuadir a cualquier persona de estudiar
neuropsicología con tan sólo hablar de
afasias y sonreí para mí, porque recordé que
el día que lo conocí generó en mí el mismo
efecto.
Cuando concluyó el evento, todos
los estudiantes se acercaron a los
magistrales invitados para fotos, preguntas
y más, como es costumbre en los
congresos. Después de haberme tomado
una fotografía con el Dr. Quintanar, quise
210
acercarme al Dr. Ardila, había mucha gente
a su alrededor y yo muy tímida no sabía
cómo, hasta que me armé de valor para
saludarlo y pedirle una foto. Recuerdo que
lo saludé con todo el respeto que una
eminencia así se merece y su respuesta tan
cálida y sencilla a mi petición, me dejó
absorta y contenta, porque no era
imaginable para mí, tal sencillez en una
persona con tanto recorrido académico y
científico. A partir de este momento, fue
cuando inició mi propio recorrido
académico en pregrado junto a sus
maravillas literarias.
Un profesional con tanta facilidad
de palabra, y capaz de hacer comprender lo
incomprensible es lo que el Dr. Ardila es en
la enseñanza personal y a través de sus
libros. Fue así que mi primer y fiel
compañero literario, fue su libro Guía para
el diagnóstico neuropsicológico (2012)
211
gracias a una colega que se encontraba a
cargo del departamento de
Neuropsicología de la Unidad de
Neurología del Hospital de Clínicas
Universitario, lugar en el que hice mis
practicas preprofesionales el año 2017.
En ese momento, no sospeché que
ese libro iba a ser mi incondicional aliado
durante los meses que duró mi paso por la
Unidad de Neurología ya que, esta colega
que sería mi tutora tuvo que retirarse del
Servicio por motivos personales a los días
de mi llegada.
En un lugar, en el pasaron unos
buenos años antes de que llegara un nuevo
practicante, debo confesar que tuve
sentimientos encontrados en donde
primaba la desorientación e inseguridad, ya
que no sabía cuál era mi lugar y hacía
mucho tiempo que el plantel médico se
212
acostumbró a la ausencia de los practicantes
de neuropsicología. Pero ahí estuve firme
todos los días junto a mi buen Ardila, como
hoy suelo llamar a este ejemplar
acompañado siempre de unas palmadas en
la tapa.
La facilidad con la que este libro me
ayudó a comprender los cimientos de la
práctica hospitalaria fue elemental además
de otras lecturas de apoyo que me fueron
otorgadas por el Dr. Miguel Baptista, uno
de los médicos residentes del Servicio y
nuestro tan querido Dr. Federico Fortún,
Jefe de la Unidad. Sin nadie más en el lugar,
a quien yo pueda acudir para hacer
preguntas y que sean respondidas con un
lenguaje claro, mi libro lo hizo y me atrevo
a decir, que hasta con cariño.
Durante esos ocho meses de
práctica, mi buen Ardila me enseñó la
213
elaboración y uso correcto de la historia
clínica neuropsicológica, las etiologías del
daño cerebral (elemental para comprender
el lenguaje técnico del área), el repaso diario
de las funciones cognitivas básicas y un
término que no se me olvidará nunca:
arterioesclerosis.
El segundo libro que llegó a mis
manos y tuve el placer de añadir a mi
biblioteca fue el que lleva por título
Neuropsicología Clínica (2007). Un regalo
de parte de mi madre que fue mi nuevo
compañero durante la elaboración de mi
tesis de grado para la obtención del título
profesional.
Para ese entonces, tenía muy claro
que la población con la que quería trabajar
en mi vida profesional era (y es) la
comprendida en la tercera edad. Me
encontraba realmente apasionada por el
214
estudio de la memoria y aprender acerca de
la forma en la que se dan los cambios
cognitivos, principalmente en las funciones
ejecutivas. La teoría desglosada, con los
conceptos y preceptos de Ardila como base
fundamental, era comprobada en cada
sesión de trabajo práctico que desarrollé
con aquel querido grupo de adultas
mayores. Fue la etapa de investigación
científica que hoy me permite aseverar que
revisar la literatura de Ardila no es sólo una
obligación, sino ¡un deber!
Si bien el título de este capítulo
tiene que ver con mi recorrido en la etapa
pregrado, me es inevitable compartir el
último contacto que tuve con el Dr. Ardila
a los meses de haber concluido mis estudios
superiores, que coincidieron con los
contados meses que a él le restaban para
decirnos hasta pronto. Si bien no fue un

215
contacto directo, la respuesta que recibí es
algo que atesoro y me acompaña siempre:
Durante la presentación del
Webinar No. 4 Una historia de la
Neuropsicología organizado por el
Instituto de Neurociencias
Comportamentales el 21 de mayo del 2020,
tuve la oportunidad de hacer una pregunta
al Dr. Ardila y a la Dra. Rosselli acerca de la
prueba NEUROPSI: Atención y memoria
de 6 a 85 años (Ostrosky-Solís et al., 2003,
2007). Nuevamente fui envuelta por la
emoción porque me quedé con lo primero
que el Dr. Ardila dijo antes de contestarme:
- Muy buena pregunta
Desconozco la cantidad de
estudiantes que escucharon esta frase tan
significativa, pero sí puedo aseverar que,
una respuesta tan sencilla como ésta antes
de empezar a escuchar lo que la acompaña
216
es uno de los motores más grandes para
seguir estudiando y aprendiendo de él, y de
maestros y maestras de su talla.
Son innumerables las veces que leí
y repasé varios segmentos de estos libros y
de muchos otros textos académicos de su
autoría y colaboración. El Dr. Alfredo
Ardila no es sólo un grande destacado… Es
una monstruosidad plasmada en pasión y
amor a lo que uno hace y se forma
constantemente con dedicación y vocación.
Dicen por ahí, que cuando un ser querido
muere, debe uno buscarlo en la brisa, en el
sol, en el rocío o en las hojas que caen de
un árbol… Nosotros, como sus eternos
estudiantes, lo encontraremos siempre en
una de las maravillas más grandes que pudo
haber creado el hombre: Los libros.
Laura Asturizaga Antequera

217
Bibliografía.
Ardila, A. (1977). Alexander Romanovich
Luria (1902-1977). Revista
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218
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220
221
222
El Fundador de la
Neuropsicología
Latinoamericana y
Su Impacto en la
Psicología
Antonio E. Puente 9

Este libro está dedicado a la vida y


obra de Alfredo Ardila, fundador de la
Neuropsicología clínica en América Latina
y de habla hispana, cuyo impacto en la
Psicología es descrito ampliamente por los
autores de los capítulos de este importante

9 University of North Carolina Wilmington, EE. UU.


223
volumen. Si bien la primera distinción es
indiscutible, la segunda se ancla a las nuevas
perspectivas de expansión de este campo
disciplinar. De acuerdo con el Instituto
Cervantes, existen aproximadamente
422.000.000 de hispanohablantes en
América Latina, cifra que se amplía a
480.000.000 si se incluye a aquellos que
residen en América del Norte y España,
llegando a un total de 580.000.000 de
usuarios potenciales del español en todo el
mundo. Así, la influencia de la obra de
Ardila no se limita al contexto
hispanoamericano únicamente, sino a toda
la población que habla español como
primera o segunda lengua. Este capítulo
proporcionará evidencia de esta influencia
y su extensión a todo el mundo de habla
hispana, inicialmente a los Estados Unidos
(EE. UU.) y posteriormente a España, y
resaltará el papel de Ardila como promotor
224
de lo que a menudo se conoce como
Neuropsicología cultural, proporcionando
–posiblemente sin pretenderlo- un puente
entre la Psicología moderna y los orígenes
de la Psicología.
Fundamentos y extensiones del
pensamiento de Luria
La idea de que la formación
profesional en Psicología era viable en
América Latina ha estado latente desde los
inicios de la segunda mitad del siglo veinte
(Ardila, 2008). Es cierto que los programas
de formación profesional en Psicología, en
distintos niveles, estaban surgiendo y
desarrollándose progresivamente en
América Latina, en aquel entonces, pero
había poca evidencia de que los programas
de doctorado proporcionarían el nivel
académico y científico requerido, tal como
habían sido concebidos en los EE. UU. y
225
Europa. Y que esto se pudiera dar en otros
contextos internacionales, incluida la
URSS, se presentaba aún menos probable.
Ardila explica que tuvo la
oportunidad inusual de obtener su
formación doctoral en la URSS, en la
Universidad Estatal de Moscú, bajo la tutela
de Alexander Luria (comunicación
personal, 2019). Sin conocimiento alguno
de esta nación, en 1972 Ardila se embarcó
en un viaje que no solamente dejaría huella
indeleble en su historia personal, sino en la
Psicología en América Latina, la Psicología
de habla hispana y la Psicología misma.
Indudablemente, el entrenamiento con
Luria forjó su visión de la Psicología,
aunque muchos creen que esta influencia
fue crucial tanto para su introducción a la
Neuropsicología clínica como para su
enfoque metodológico. De hecho, Ardila
exploró de manera similar dos campos
226
novedosos que dieron forma a su propio
pensamiento: la perspectiva cultural,
histórica y social de la Neuropsicología y la
educación como mediadora de la función
neuropsicológica.
Debido a la influencia de Vygotsky,
Luria había ajustado su comprensión de la
función/disfunción cerebral a un enfoque
más centrado en la historia. Para él, el
cerebro debe entenderse dentro de un
contexto sociohistórico mucho más
amplio, si se pretende comprender
realmente la función/disfunción cerebral.
Por tanto, el juicio del evaluador debe
supeditarse, en gran medida, a la
consideración del contexto en el que se está
expresando la función neuropsicológica.
En definitiva, se deben evitar sesgos
socioculturales que pueden conducir a
malinterpretaciones y, en consecuencia, dar
lugar a errores de medición y diagnóstico.
227
Esto explica el marcado interés de Ardila en
la educación como mediadora de la función
neuropsicológica (Ardila, Matute y Rosselli,
1999).
En innumerables conversaciones
que tuvimos a lo largo de décadas, él
reflexionaba sobre el papel mediador de la
educación en la expresión de las funciones
neuropsicológicas. En esta materia,
publicamos un libro que incluía datos
normativos que él y su esposa, Mónica
Rosselli, habían obtenido en Colombia
(Ardila, Rosselli y Puente, 1994). En esta
obra se presentaron datos de individuos
que tenían logros educativos y de
individuos que carecían de éstos. El
contenido de las tablas normativas, que
figuran en la parte final del libro, sugiere
que la falta de logro educativo parece dar
lugar a un rendimiento neuropsicológico
que puede ser interpretado como deterioro
228
cognitivo. La incidencia de la educación en
la función neuropsicológica implica que la
educación es un factor de protección del
deterioro cerebral o, lo que es más
importante, que la falta de educación se
puede enmascarar como deterioro
neuropsicológico.
Más tarde, Ardila prestó su
colaboración en el diseño de un estudio
inédito que desarrollamos, junto con una
colega brasileña (Vivian Andrade), en una
muestra de indios nativos de las selvas
amazónicas. En este estudio examinamos la
memoria visual y la memoria verbal en dos
grupos distintos de indios: un grupo que
vivía en una reserva y un grupo que vivía en
un entorno sin restricciones. Los resultados
sugirieron que aquellos que vivían en una
reserva tenían mejor memoria verbal,
mientras que aquellos que vivían en un
entorno sin restricciones tenían mejor
229
memoria visual. Estos datos ampliaron el
concepto convencional de educación,
considerada una experiencia geográfica y
curricular estandarizada, a una idea de
educación como proceso que se desarrolla
según las demandas que proporciona un
contexto histórico-cultural-social
específico. Aunque se puede adjudicar a
Luria y Vygotsky este concepto, es justo
sugerir que fue Ardila quien comenzó a
proporcionar fundamentos empíricos a las
teorías que su mentor había esbozado
décadas atrás. Al hacerlo, él proporcionó
una base científica para las ideas de Luria,
con rigor, simplicidad y robustez.
Debido al contacto con pacientes
con problemas de comunicación expresiva,
el interés de Luria se dirigió, en gran
medida, hacia cuestiones lingüísticas. A
partir de información que he manejado al
colaborar en actividades de investigación y
230
clínicas con discípulos de Luria (p. ej., Janna
Glozman, Tatiana Akutina y otros) y
estudiantes de éstos (p. ej., Anna
Agranovich, Zara Melikyan y Andrei
Kiselnikov), me quedó completamente
claro que el enfoque lingüístico era de gran
interés para Luria. En primera instancia, su
interés principal era comprender y
categorizar las diferentes formas de
comunicación y los problemas lingüísticos
(Ardila, 2010). Sin embargo, esta inquietud
fue un medio para llegar a un conocimiento
más profundo de las funciones
neurocognitivas, en particular las asociadas
con las funciones ejecutivas (Ardila, Fátima
y Rosselli, 2019). Sin apreciar este énfasis
particular en la comunicación, la
comprensión integral del pensamiento de
Luria no sería posible. En este sentido,
Alfredo Ardila continuó por el camino
trazado por Luria y lo promovió mediante
231
la creación de una nosología exhaustiva de
las afasias (Ardila, 2010). De esta manera, él
extendió el trabajo de Luria sobre
problemas lingüísticos, al proporcionar un
sistema de comprensión basado en la teoría
y la práctica. En síntesis, Luria estableció
sus fundamentos y Ardila los amplió,
proporcionado una base sólida desde la cual
los procesos lingüísticos son un elemento
fundamental para entender más fácilmente
las funciones neuropsicológicas complejas,
como las funciones ejecutivas (Mikdzae,
Ardila y Akhutina, 2019).
Durante mi primer viaje al
laboratorio de Luria, en 1992, me
sorprendió descubrir que su primer
laboratorio fue una habitación en el
Instituto de Burdenko, no muy lejos de la
Facultad de Psicología de la Universidad
Estatal de Moscú, donde Ardila obtuvo en
1976 su doctorado en Psicología. Durante
232
los primeros días de mi estancia yo
preguntaba repetidamente, en ruso
precario, "¿Dónde está el laboratorio de
Luria?". Yo hacía esa pregunta porque el
laboratorio donde me encontraba tenía
aproximadamente ocho escritorios viejos
de metal con sillas de metal acolchadas, un
refrigerador extremadamente viejo con un
mango de tracción, una fotografía de Luria
y un perchero del que colgaban numerosas
batas de laboratorio blancas, que contaban
con un gran bolsillo. Yo estaba ansioso por
conocer el laboratorio del fundador de la
Neuropsicología clínica. Mi perspectiva
occidental de este tipo de laboratorios me
había preparado para ver un espacio
amplio, archivadores llenos de pruebas, tal
vez instrumentos sobre las mesas, etc. La
sorpresa fue descubrir que, de hecho, yo
estaba en el laboratorio de Luria, y que las
pruebas neuropsicológicas se encontraban
233
en los bolsillos de las batas de laboratorio.
Los instrumentos incluían monedas,
lápices, alfileres y una serie de objetos
cotidianos que uno podría encontrar en un
hogar típico. Los grandes libros y manuales
de referencia no estaban en ninguna parte,
al menos en los formatos habituales. Lejos
de lo que esperaba, la información se
encontraba en los lóbulos temporales de los
investigadores principales y los médicos.
Cuando los observé completar una
evaluación neuropsicológica, la velocidad
era vertiginosa y la secuencia de pasos era
imposible de seguir. A diferencia de las 10-
15 horas de entrevistas y aplicación de
pruebas que se solían emplear en los EE.
UU., en ese momento, las evaluaciones
tenían una duración de entre una y dos
horas. En lugar de administrar una serie de
pruebas de batería fija, ellos pasaban de una
prueba a otra utilizando un árbol de
234
decisión. Cuando pregunté cuál era el
procedimiento, es decir, si existía una guía
que describiera todos los pasos a seguir y
todas las pruebas a aplicar, recibí como
respuesta cuatro pasos: 1) conocer el
cerebro, 2) conocer al paciente, 3) conocer
su contexto sociohistórico-cultural, y 4)
buscar patrones vinculados a síndromes o
anomalías neurocognitivas. Esta
aproximación no estandarizada, no
empírica y totalmente ajustada a la
situación, al paciente y al síndrome es la
contribución de Luria a la metodología
neuropsicológica (Ardila, 1992). Cuando mi
mente neófita quería descomponer el
proceso en pasos lógicos singulares, ellos
me animaban a seguir este procedimiento
simple de cuatro pasos. Me pareció que
capturar la esencia de todo eso requería un
aprendizaje extremadamente largo,
paciencia y una enciclopedia de
235
conocimientos. En realidad, una gran
cantidad de información, una persistencia
inusual, una mentalidad abierta y un análisis
clínico agudo son los ladrillos necesarios
para construir una evaluación
neuropsicológica no convencional (Ardila,
1999).
Lo que Ardila hizo fue ayudar a
entender el enfoque luriano de evaluación
neuropsicológica a quienes que, como yo,
se sentían abrumados por éste. Si bien
nunca redactó un manual de
procedimientos, él logró explicar de manera
comprensible cómo uno se convierte en un
maestro Zen del diagnóstico clínico de
personas con discapacidad cerebral, en
numerosos libros, artículos y
presentaciones (Ardila y Ostrosky, 2019;
Mikadze, Ardila y Akhutina, 2019). Lo que
podría ser su mayor logro, en este sentido,
fue la traducción al español de las pruebas
236
básicas de Luria en Neuropsychology
Review (Ardila, 1999). En este artículo, se
presenta la interpretación más simple de
una evaluación neuropsicológica de Luria.
Por ejemplo, las tarjetas del laboratorio de
Luria están disponibles, aunque con
derechos de autor, pero es difícil encontrar
una explicación clara de cómo deben
utilizarse estos estímulos. Ardila, en el
mismo artículo, desarrolla una explicación
del proceso de evaluación, sin restar
importancia a la Gestalt, que debe lograrse
en cada evaluación personalizada, para
abordar la naturaleza única de la
circunstancia. Esta aproximación no sólo
nos ha permitido aprender cómo
desarrollar una evaluación
neuropsicológica de acuerdo con los
principios de Luria, sino también entender
cómo Ardila se acercó tanto a pacientes
individuales como a desafíos teóricos
237
específicos. En muchos sentidos, el análisis
neuropsicológico de Luria ganó valor tanto
en cómo hacer una evaluación clínica,
como en explorar el funcionamiento del
cerebro, de modo específico en un
contexto sociohistórico-cultural. Este
análisis se ve al comienzo de la carrera de
Ardila de una manera limitada, siendo más
adelante cuando pasa de cuestiones más
pragmáticas como la traducción de las
pruebas lurianas al español a abordar
desafíos teóricos más ambiciosos,
utilizando un enfoque luriano para
sintetizar información dispar, con el
propósito de construir postulados teóricos
cohesivos (Ardila y Ostrosky, 2019), así
como cuestiones de naturaleza más
neurofilosófica (Ardila, 2016).

238
Aunque Ardila es reconocido por
introducir la Neuropsicología inicialmente
en el mundo psicológico latinoamericano y
posteriormente en el mundo psicológico de
habla hispana, sus contribuciones a la
lingüística fortalecen el desarrollo de la
Neurocognición. Sin embargo, sus escritos
más recientes sobre el funcionamiento del
cerebro y las posibles implicaciones de estas
contribuciones a la Neurofilosofía pueden
terminar siendo su impacto más
significativo. Si bien su carrera comenzó
bajo el amparo de Luria, la extensión de sus
métodos, principios y teorías seguramente
lo colocarán en los libros de historia mucho
más allá de lo que le corresponde como
aventajado discípulo suyo.
Impacto global de su obra
El impacto del trabajo de Ardila es
tan conocido en áreas específicas como las
239
mencionadas anteriormente. En esta
sección, su impacto será considerado en
tres dimensiones principales: 1) geográfica,
2) neuropsicológica y 3) psicológica.
Dimensión geográfica
El impacto que genera la mayoría
de los neuropsicólogos se restringe a la
población clínica a la que sirven en sus
respectivas comunidades. En mi propia
comunidad, por ejemplo, dos de mis
antiguos alumnos han recibido críticas
favorables y destacados reconocimientos
en una región de posiblemente 100 millas
de circunferencia, cuyos pacientes
consideran que sus servicios son
fundamentales para la salud de nuestra
comunidad. Los eruditos neuropsicólogos
afortunados generalmente tienen impacto
en áreas geográficamente un poco más
amplias pero limitadas. Por ejemplo, Linas
240
fue calificado como el neuropsicólogo
número uno en el mundo, en un capítulo
recientemente publicado, pero su impacto,
aunque importante, se limita
principalmente a los EE. UU. De hecho, la
mayoría de los neuropsicólogos citados en
el capítulo referido ha sobresalido en una
región geográfica en particular, a diferencia
de Ardila, cuya influencia llega a cuatro
zonas del mundo: Rusia, América Latina,
España y los EE. UU. Él es uno de los dos
neuropsicólogos latinoamericanos que ha
estudiado con Luria. El otro fue Eduardo
Cairo, un difunto profesor de Psicología de
la Universidad de la Habana, quien
introdujo la Neuropsicología en Cuba.
Hasta hace un par de años, Ardila todavía
estaba activo en la enseñanza regular en la
Universidad Estatal de Moscú, que es la
institución de educación superior más
importante de Rusia y su alma mater. Él ha
241
publicado en revistas rusas, y en 2020 ayudó
a lanzar el Lurian Journal
(https://lurian.urfu.ru/ojs/index.php/luri
an), destinado a desarrollar y popularizar el
enfoque cultural e histórico sistémico en
varios campos de la Psicología y la
Neurociencia establecidos por Alexander
Luria.
A modo de resumen de su
itinerario académico, se puede decir que
Ardila fue profesor de Psicología en la
Pontificia Universidad Javeriana antes de
marcharse a la Universidad Estatal de
Moscú, donde estuvo de 1972 a 1976,
retornando a la Universidad Nacional de
Colombia, donde trabajó de 1976 a 1990.
También fue docente en la Universidad
Autónoma de México, en el Instituto
Neurológico de Colombia y en la
Universidad de San Buenaventura. Dejó su
país natal y emigró a los EE. UU., donde
242
trabajó en el entonces Instituto de
Psicología de Miami, entre 1994 y 1998; en
el Memorial Regional Hospital, entre 1997
y 2008, y en Florida International
University, entre 2002 y 2020, antes de
reincorporarse al Instituto de Psicología de
Miami, ahora denominado Universidad
Albizu. La Sociedad Colombiana de
Neuropsicología, la primera en su género
en América Latina fue fundada por él y
varios colaboradores suyos en Bogotá, en
1981. Años más tarde, en 1989, sucedería lo
mismo con la Asociación Latinoamericana
de Neuropsicología y su Congreso Cerebro
y Mente. Este grupo y el gran conjunto de
colaboradores en toda América y España
comenzaron a expandir su radio de
influencia en todo el mundo
neuropsicológico de habla hispana. Al final
de su carrera, Ardila seguía trabajando en

243
colaboración con 25 laboratorios de
investigación diferentes en todo el mundo.
Los medios de comunicación
científica utilizados por Ardila en España
fueron conferencias y talleres, en el inicio
del desarrollo de la Neuropsicología clínica.
Aunque fueron esporádicos y no se
asociaron exclusivamente a una universidad
o congreso en particular, su aportación a la
Neuropsicología clínica en este país
significó un impulso importante al trabajo
de laboratorios emergentes dirigidos por
investigadores y clínicos de alto nivel como
Carmen Junque (Barcelona) y Miguel Pérez
García (Granada). Sus talleres motivaron la
organización de grupos como la Federación
de Asociaciones de Neuropsicología
Españolas (FANPSE), que reúne a grupos
regionales de neuropsicólogos. Uno de los
más importantes logros de este tipo de
trabajo gremial es la acreditación nacional
244
de Psicólogo Especialista en
Neuropsicología Clínica por parte del
Colegio General de la Psicología de España,
un logro que fortalece el desarrollo
profesional del neuropsicólogo en España.
Sin embargo, el aspecto
probablemente más sorprendente del
impacto geográfico de Ardila se
circunscribe a los EE. UU. Aunque él había
comenzado a introducir sus ideas en
revistas psicológicas estadounidenses, no
fue hasta la publicación de su primer libro
en inglés que su presencia se consolidó en
este entorno. Neuropsychological
Evaluation of the Spanish Speaker (Ardila,
Rosselli y Puente, 1994) no sólo fue el
primer libro de este tipo, sino la obra que
proporcionó pruebas y normas para los
hispanohablantes. Aunque las normas eran
de participantes colombianos, era la
primera vez que las pruebas estaban
245
formalmente disponibles para
neuropsicólogos que residen en países de
habla inglesa, pero que atienden a clientes
de habla hispana. Poco después, Ardila se
convirtió en profesor en el programa de
doctorado en Psicología en el
Departamento de Comunicaciones de la
Universidad Internacional de Florida
(FIU). Aunque la FIU se encontraba en fase
inicial de expansión en Florida,
rápidamente se convirtió en una potencia
de enseñanza e investigación para uno de
los sectores más vibrantes de hispanos en
los EE. UU. El puesto de Ardila en la FIU,
desde mi perspectiva, le proporcionó un
anclaje excelente para continuar su
trayectoria en docencia e investigación, en
un ámbito de acceso complejo para
cualquier extranjero en los EE. UU. En el
mundo editorial, él comenzó a publicar
regularmente en revistas de alto impacto
246
como Neuropsychology Review y Archives
of Clinical Neuropsychology (National
Academy of Neuropsychology). Su
presencia comenzó a ser apreciada y
reconocida en las sociedades académicas y
científicas mejor consideradas, llegando a
tener importante incidencia política y de
investigación en la Sociedad Internacional
de Neuropsicología (INS). Esta sociedad
focalizaba su trabajo en los EE. UU., con
cierto alcance en Europa (un compromiso
muy limitado en Barcelona) y Australia,
pero con poca actividad en países de habla
hispana. Gracias a su gestión, la INS se
introdujo en México, y su participación en
la Junta Directiva abrió el camino a la
incorporación del mundo hispano en el
concepto “internacional” de la INS. Ardila
comenzó a presentar sus aportaciones en
otras sociedades de los EE. UU., incluida la
Academia Nacional de Neuropsicología,
247
principal sociedad involucrada en gran
medida con los aspectos profesionales de la
Neuropsicología clínica. Esto fue
particularmente importante porque en los
EE. UU. la parte clínica de la especialidad
catapulta ideas, pruebas e individuos al más
alto nivel de reconocimiento. Además, él se
había involucrado con un pequeño grupo
de personas, incluido el autor, Tedd Judd y
otros que frecuentemente se reunían para
discutir cuestiones científicas y
profesionales de interés común, lo que le
permitió construir relaciones personales
fuertes y duraderas. Durante este proceso,
se concibió la idea de una sociedad
neuropsicológica de subespecialidad
enteramente dedicada a los
hispanohablantes, que inicialmente se
reunía como grupo social, a continuación,
como grupo incorporado a la National
Academy of Neuropsychology y, más
248
adelante, como parte de la INS. Estos pasos
dieron lugar a la formación de la Sociedad
Hispana de Neuropsicología (SHN), en
1990, con Ardila como su primer
presidente, de 1999 a 2001. Muchos años
más tarde se estableció el primer premio al
servicio, y Ardila se convirtió en su primer
receptor. Con su fallecimiento, el premio
pasó a llamarse Premio Alfredo Ardila.

Dimensión neuropsicológica
De ser estudiante en la Universidad
Nacional de Colombia a tener una
presencia altamente reconocida en Rusia,
América Latina, España y los EE. UU. es
un logro realmente raro, que permitiría que
sus ideas generen impacto universal en la
Neuropsicología. Posiblemente lo más
importante es que esto dio lugar a que sus
ideas se infiltraran en una Neuropsicología
que durante mucho tiempo se ha
249
considerado controlada y dirigida por los
EE. UU. y Europa. Al romper este
dominio, Ardila no solo consiguió el
reconocimiento de la Neuropsicología
española, sino algo más importante, que la
Neuropsicología clínica se convirtiera en
una empresa más universal y global (Ardila,
2013).
La Neuropsicología clínica fue
fundada por Luria en la URSS, pero debido
a la “Cortina de Hierro” y las limitaciones
para acceder a la literatura rusa y establecer
intercambios intelectuales y culturales entre
la URSS y Occidente, la Neuropsicología
rusa no estaba disponible para el resto del
mundo. De hecho, aunque a Luria se le
atribuye la fundación de la Neuropsicología
clínica, la perestroika permitió el
descubrimiento de la importancia del
trabajo de otros científicos anteriores a
Luria, incluido Bechterev en San
250
Petersburgo, quien había introducido las
ideas de la psicometría Galtoniana para
expandir los postulados sobre el
funcionamiento cerebral que Pavlov había
defendido a principios del siglo veinte
(Puente, 1999). Por un lapso de casi un
siglo, esta amplia base de conocimientos
simplemente no fue accesible a Occidente,
debido a los desafíos políticos y
lingüísticos.
Por lo tanto, durante muchas
décadas la Neuropsicología fue dominada,
en gran medida, por profesionales de
América del Norte, en especial de los EE.
UU., y de Europa. Estos profesionales eran
en su mayoría hombres, caucásicos y de
habla inglesa, entrenados en centros
médicos universitarios muy respetados y
con un enfoque fuertemente psicométrico.
Usando los EE. UU. como ejemplo,
pequeños grupos de profesionales
251
controlaron el clima intelectual, clínico y
político de la Neuropsicología clínica,
limitando, con y sin sutileza, su expansión
como la especialidad más grande e
importante de la Psicología, capaz de
proporcionar datos altamente
generalizables de la función/disfunción
cerebral.
Dos ejemplos ilustran esta visión
estrecha de ciertos sectores profesionales
de la Neuropsicología. En primer lugar,
podría decirse que Neuropsychological
Assessment (Lezak, 1976) es el libro más
importante en Neuropsicología clínica. La
primera edición de esta obra no incluyó las
palabras cultura y español, ni citó ninguna
de las obras de Ardila. En segundo lugar,
la primera y posiblemente la certificación
profesional más importante en
Neuropsicología clínica (American Board
of Clinical Neuropsychology) no certificó a
252
un neuropsicólogo de habla hispana
durante muchos años. Esta visión estrecha
del mundo de la Neuropsicología limitó su
impacto y su capacidad de servir a la
sociedad. Con esta actitud, la
Neuropsicología consiguió ignorar
efectivamente e incluso diagnosticar
erróneamente a casi 600 millones de
personas hispanohablantes en el mundo.
Para ser aún más claros, históricamente la
Neuropsicología ha buscado efectivamente
comprender y servir exclusivamente al
mundo de habla inglesa, que equivale
aproximadamente al 15 % de la población
mundial. Si nos preguntamos por la
especialidad de la Psicología que ha hecho
todo lo posible para mantener el status quo
intelectual y limitar su impacto, en favor de
un grupo altamente privilegiado, esta es la
Neuropsicología estadounidense.

253
Lo que Ardila hizo fue ayudar a
introducir la Neuropsicología rusa en
Occidente, pero también trabajar para que
las ideas de Luria se consideraran útiles para
una Neuropsicología altamente
occidentalizada e industrializada, aunque es
necesario reconocer la aportación de otros
profesionales en la introducción del
pensamiento luriano en Occidente, pero
más en otras áreas como Psicología general
y Educación (Ardila, 1997). En definitiva, a
Ardila se le puede y se le debe atribuir la
introducción de la Neuropsicología rusa en
Occidente (Ardila, 2005). Además, no sólo
introdujo en Occidente ideas importantes y
desconocidas durante mucho tiempo sobre
Neuropsicología, sino que también ayudó a
operacionalizar e infundir el concepto
cultura en Neuropsicología (Ardila,
Galeano y Rosselli, 1999). Con este
propósito, Ardila trabajó con personas de
254
todo el mundo, como, por ejemplo, los
miembros del equipo editorial (editores
asociados y miembros de comité editorial)
de la revista Neuropsicología,
Neuropsiquiatría y Neurociencia, fundada
por él: Olga Inozemtsevam, Universidad de
Guadalajara, México; Francisco Lopera,
Universidad de Antioquia Medellín,
Colombia; Esmeralda Matute, Universidad
de Guadalajara, México; Feggy Ostrosky-
Solís, Universidad Nacional Autónoma de
México, México; David A. Pineda,
Universidad de Antioquia Medellín,
Colombia; Pedro Puentes, Universidad
Simón Bolívar, Colombia; Mónica Rosselli,
Florida Atlantic University, Davie, EE.
UU.; Vilma Varela, Universidad de
Manizales, Colombia; Byron Bernal, Miami
Children’s Hospital, Miami, Florida, EE.
UU.; Marcelo Berthier, Hospital
Universitario Virgen de la Victoria, Málaga,
255
España; María Antonieta Bobes, Centro de
Neurociencias La Habana, Cuba; María
Luisa Bringas, Centro Internacional de
Restauración Neurológica La Habana,
Cuba; Hugh Buckingham, Louisiana State
University, Baton Rouge, Louisiana, EE.
UU.; Tedd Judd, Seattle Pacific University,
Seattle, Washington, EE. UU.; y Antonio
E. Puente, University of North Carolina
Wilmington, North Carolina, EE. UU.
Estos avances han tomado un lugar
destacado en la evolución más reciente de
la Neuropsicología. En efecto, la
Neuropsicología cultural pasó de ser
excluida a ser ahora un elemento central
para la expansión de la Neuropsicología.
En los EE. UU., la SHN tiene ahora
organizaciones hermanas como la Asian
Neuropsychological Society y la Black
Neuropsychological Association. Aunque
puede haber tomado medio siglo, el legado
256
de Ardila para muchos de nosotros es que
la Neuropsicología comience a cumplir el
importante papel de comprender y servir a
todos, no solamente a unos pocos
privilegiados. Él abrió oportunidades para
que la Neuropsicología ayude a aclarar y
definir la Psicología más allá de sus límites
tradicionales e históricos. Por esta razón, es
posible que su mayor contribución a la
Neuropsicología se encuentre más allá de
todo lo que hemos mencionado.
Dimensión psicológica
El valor de un psicólogo está en la
capacidad de trascender una especialidad
específica en el tiempo. Aunque construir
una carrera es fundamental, la capacidad de
influir en otras áreas de la Psicología aporta
valor histórico a la obra de un profesional.
Infortunadamente, según historiadores de
la Psicología como Michael Wertheimer,
257
este logro se puede apreciar después de que
toda una generación de psicólogos haya ido
y venido. En este sentido, las ideas más
recientes de Ardila proporcionan una fuerte
posibilidad de que su obra genere impacto
en la Psicología, en un nivel que podría ser
históricamente valioso.
La Psicología fue fundada en tres
continentes, por tres individuos diferentes:
en Europa, Wilhelm Wundt; en Rusia, Ivan
Pavlov; y en EE. UU., William James. Estos
tres fundadores y pioneros de la Psicología
tienen varias cosas en común: 1) su trabajo
se desarrolló en el siglo XIX, pero su
impacto se hizo ostensible en el siglo XX;
2) todos eran médicos capacitados, aunque
su trabajo era científico en lugar de clínico,
y 3) todos eran lo que hoy llamaríamos
neuropsicólogos. Considerando el
propósito de este capítulo, nos centraremos
a continuación en el tercer punto referido y
258
en los principales libros de Wundt, Pavlov
y James.

Para Wundt, fue Textbook of


Physiological Psychology (1910); para
Pavlov, fue Conditioned reflexes: Twenty-
five years of objective study of the higher
nervous activity (behavior) of animals
(1928) y para James, fue The principles of
psychology (1891). Utilizaremos el título
del libro de Pavlov como ejemplo, pues su
contenido esencial es frecuentemente
interpretado por el público occidental
como condicionamiento clásico. Sin
embargo, este término no se encuentra en
el texto ni, obviamente, en el índice. Si
analizamos su contenido en detalle, se
podría decir que se parece más al de un
libro de Neuropsicología actual que al de
cualquier libro de introducción a la
Psicología o de teorías del aprendizaje. Una
259
revisión cuidadosa de estos tres libros
muestra una gran similitud en cuanto a que
su objeto de análisis es el funcionamiento
del cerebro. Para resumir, el principio de la
Psicología según estos tres fundadores es,
en esencia, la interfaz del funcionamiento
del cerebro con los procesos cognitivos,
emocionales y del comportamiento. En
pocas palabras, lo que los autores
pretenden es establecer un puente entre la
actividad fisiológica del cerebro, es decir, la
corteza cerebral, y la actividad psicológica.
No hay mejor ejemplo de ello que la rápida
incursión de James en el funcionamiento
del cerebro en el capítulo 1 de su obra,
dedicando el capítulo 3 a la descripción de
las funciones de los hemisferios cerebrales.

Pero, con el desarrollo de la


Psicología como ciencia, aumentó la
presión para establecer una metodología
260
más sólida. Con la llegada del conductismo,
a través de las ideas radicales de John
Watson (1919), en su obra Psychology from
the standpoint of a behaviorist, y
posteriormente de B. F. Skinner (1938), en
su obra The behavior of organisms: an
experimental analysis, surgió una
metodología que no sólo era viable y sólida,
sino que se confundía con una perspectiva
teórica. En otras palabras, la metodología
conductista se entrelazó con el
conductismo. Al hacerlo, dejó poco espacio
para la expresión de las ideas originales de
Wundt, Pavlov y James, que eran de
naturaleza neuropsicológica. Los inicios de
la Psicología con un marcado acento
neuropsicológico se difuminaron ante el
atractivo de la fuerza conjunta de la
metodología conductista y del
conductismo.

261
Las ideas de Ardila, en concreto las
más recientes, proporcionan un mecanismo
viable para construir un puente que nos
enlace con los orígenes de la Psicología
(Ardila, 1999). La razón de esto es que sus
nuevas ideas comienzan a situar el
pensamiento neuropsicológico en un
pensamiento psicológico más global. Sus
ideas sobre el funcionamiento cognitivo,
que se basan en el funcionamiento
neuropsicológico, proporcionan un
modelo teórico muy viable que permite una
nueva combinación de metodología fuerte
y un vibrante sabor de funcionamiento
neuropsicológico (Ardila, 2008). Lo que
Wundt, Pavlov y James no pudieron
proporcionar, esto es, una metodología
sólida del funcionamiento
neuropsicológico, parece que el
pensamiento de Ardila, que aprovecha los
enfoques sólidos de los primeros
262
cognitivistas como George Miller, con
profundas raíces en la Neuropsicología
luriana, lo permite. Esta interfaz podría ser
la vía más útil que se ha presentado en los
últimos años para devolver a la Psicología a
sus raíces neuropsicológicas, manteniendo
el valor de un pensamiento más moderno
tanto sobre Neuropsicología como sobre
Psicología.
El trabajo de Ardila podría ser la
solución a una Psicología que no ha
producido algo sustancial en los últimos 50
años, cubriendo un vacío en la Psicología
teórica. La Psicología conductual trajo una
gran metodología, pero no logró generar
oportunidades para pensar fuera de una
caja conductual, y ciertamente fue en
muchos sentidos contradictoria con los
orígenes de la Psicología. El pensamiento
de Ardila permitiría un potencial
renacimiento del valor de la teoría en
263
Psicología, por cuatro razones. En primer
lugar, la fusión de la cultura con la
Neuropsicología hace que ésta sea viable,
generalizable y universal. En segundo lugar,
la expansión de la Neuropsicología, que es
la especialidad más grande e importante de
la Psicología, facilitará el desarrollo de todas
las especialidades de la Psicología. En tercer
lugar, al fortalecer cada una de las
especialidades de la Psicología, el valor de
la Psicología profesional en el cuidado de la
salud aumenta exponencialmente. Y,
finalmente, todo esto permitirá que la
Psicología sea considerada más como un
medio valioso para generar un cambio
social.
Conclusión
Ardila debe ser considerado el
fundador de la Neuropsicología
latinoamericana, pero quedarse en este
264
logro sería minimizar sus contribuciones a
la Neuropsicología y a la Psicología. Él no
sólo asimiló e hizo suyas las ideas de Luria,
sino que las interpretó y las extendió a
Occidente, introduciéndolas primero en
América Latina, luego en España y
finalmente en los EE. UU. Pero hay algo
más importante. Ardila introdujo en
Occidente la Neuropsicología de una
manera moderna, comprensible y cercana,
y la idea de que la cultura no debería ser un
adjetivo para el sustantivo Neuropsicología.
En otras palabras, la Neuropsicología
cultural es redundante porque la
Neuropsicología es cultural. Para finalizar,
estamos convencidos de que la obra de
Ardila puede proporcionar un puente de
oro a los orígenes de la Psicología, que nos
permita apreciar y honrar nuestro pasado,
construyendo un camino seguro hacia
nuestro futuro.
265
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271
272
273
274
Desempeño
Neuropsicológico de
niños en edad escolar,
bases teóricas de
Ardila
Roxana Pereira10
Karol Argote Alcozer11
Alejandra Gutiérrez Pinaya12
Flavia Ozuna Salinas13

10 Coordinadora área infantil Instituto de Neurociencias


Comportamentales, Facultad de Humanidades, U.A.G.R.M.
11 Programa Estancia Instituto de Neurociencias
Comportamentales, Facultad de Humanidades, U.A.G.R.M.
12 Programa Pasantia Instituto de Neurociencias
Comportamentales, Facultad de Humanidades, U.A.G.R.M.
13 Programa Pasantia Instituto de Neurociencias
Comportamentales, Facultad de Humanidades, U.A.G.R.M.
275
Ardila define la neuropsicología
como el estudio de la organización cerebral
de la actividad cognitiva, conductual, así
como el análisis de sus alteraciones en casos
de patología cerebral (Ardila & Rosselli,
2007)
Conocí a Alfredo Ardila a través de
la Dra. Ninoska Ocampo-Barba el año
2012 en el VII Congreso Internacional
Cerebro y Mente llevado a cabo en el Jardín
Botánico de Medellín - Colombia durante
el mes de agosto.
La posibilidad de asistir a dicho
congreso permitió, agradecer de manera
personal la gentileza y el desprendimiento
que tuvo el Dr. Ardila, al cederme uno de
sus ejemplares, de la batería Evaluación
Neuropsicológica Infantil (ENI), que se
utilizó en la investigación sobre desempeño
neuropsicológico de niños bolivianos en
276
edad escolar. A su vez, me permitió
expresar algunas inquietudes, como
también, mostrar el programa
computarizado, que se desarrolló, para
agilizar el proceso de calificación de la ENI
y obtener resultados confiables, evitando
cometer algún error, durante la conversión
de datos que la prueba requería.
No imagine encontrar, que el gran
exponente de la Neuropsicología
Latinoamericana, que obtuvo su grado en
Psicología en 1969, el año de mi
nacimiento, también celebraba su
cumpleaños el 4 de septiembre, día en que
yo nací. Alfredo Ardila era una persona tan
cálida, sencilla, apasionada por su trabajo,
de una calidad humana y profesional
extraordinaria, por tanto, el privilegio de
compartir onomástico era y será siempre
todo mío.

277
Entender la Neuropsicología como
la disciplina encargada de estudiar la
relación normal y patológica entre el
cerebro, como organismo y los procesos
cognitivos, como funciones, nos lleva a la
vez a la discusión del dualismo mente-
cerebro y al paralelismo psicofísico. Este
concepto basado en la reconstrucción que
hace Ocampo-Barba, 1994 de los
pensamientos compartidos por Rene
Calderón Soria con Alfredo Ardila. Las
capacidades y habilidades
neuropsicológicas son la piedra
fundamental para el desarrollo de destrezas
y estrategias de aprendizaje; el cerebro y los
procesos cognitivos que tienen lugar en él
son el argumento primordial de la
supremacía humana sobre las otras formas
de vida natural.

278
Todo el quehacer humano es
resultado de las capacidades innatas y las
experiencias de interacción social, donde
las primeras determinan el curso de las
segundas. Es en esta razón, que se cimienta
el principio de que cada ser humano es
único y diferente.
Alexander Luria es en la actualidad
el neuropsicólogo más reconocido a nivel
mundial y quien desarrolla
fundamentalmente la “Teoría de los tres
sistemas funcionales” que muchas veces
fueron explicados por Alfredo Ardila, quien
tuvo el privilegio de conocer, dialogar y
aprender de Luria en su paso por la
Universidad de Moscú. En palabras de
Luria estos sistemas son (Luria, 1984):
1. Sistema activador: cuya
función es la activación de la atención.

279
2. Sistema medial: cuya
función es recibir e integrar la información
sensorial entrante del mundo exterior.
3. Sistema ejecutivo: cuya
función es la integración de la conducta y la
ejecución motora.
Posterior a Luria encontramos
dentro de la propuesta de Ocampo-Barba
(2018), en la escuela Latinoamericana a
Alfredo Ardila, que con corazón
colombiano y desde América del norte, a lo
largo de estos últimos 35 años ha
desarrollado instrumentos e investigaciones
en, y para poblaciones hispanas.
En la actualidad se están
desarrollando definiciones sudamericanas
que plantean a la Neuropsicología como el
estudio de los comportamientos humanos
en base a sus fundamentos biológicos y
cognitivos que implican la valoración de las
280
consecuencias de las disfunciones
cerebrales.
Las evaluaciones infantiles son en
mucho diferentes al resto de evaluaciones
neuropsicológicas en todos los aspectos, en
las muchas ocasiones que tuvimos para
dialogar de este tema con el Dr. Ardila, él
nos dejó siempre clara esta diferencia
sustancial en el proceso de evaluación de
los distintos grupos etarios.
Resulta realmente importante y
necesario diferenciar la neuropsicología
infantil, de la neuropsicología del adulto ya
que en el primero de los casos hacemos
referencia a procesos de maduración,
aprendizaje y desarrollo de habilidades y
destrezas mientras que en el segundo caso
evaluamos la pérdida o déficit de estas
mismas.

281
Una vez revisados todos estos
postulados nos detuvimos en la idea de
realizar un estudio básico para el
conocimiento de la población infantil en
Bolivia iniciando una investigación para
evaluar el desempeño neuropsicológico de
nuestros niños.
El desempeño neuropsicológico
debe ser revisado desde dos perspectivas: la
clínica y la educativa: Desde la perspectiva
clínica, el desempeño neuropsicológico
representa el abordaje y estudio de las
capacidades y procesos cognitivos que
desarrolla la persona en los primeros años
de vida, que a lo largo de la niñez y la
adolescencia se van consolidando para dar
lugar, durante la etapa adulta, a la
asimilación y acomodación de
conocimientos.

282
Desde la perspectiva educativa, el
desempeño neuropsicológico supone el
estudio de las capacidades, habilidades y
destrezas que los niños van incrementando
a la par de la recepción y captación de
conocimientos empíricos.
El aprendizaje entendido como la
capacidad esencial del predominio del
hombre sobre la naturaleza, conlleva
indivisiblemente el abordaje de la memoria.
Ningún aprendizaje es posible en
formato y manifestación sin la participación
de los distintos tipos de memoria, por
tanto, el estado de ésta determina todas y
cada una de las modalidades de aprendizaje,
desde los más simples hasta los más
complejos.
La neurocognición es al interior de
la neuropsicología la encargada de estudiar
lo relativo a la percepción, atención,
283
memoria y razonamiento que tiene lugar y
dan lugar al aprendizaje.
Es importante reconocer que en el
proceso de aprendizaje y en todos los
procesos neuropsicológicos, intervienen
variables internas como el estado y
condiciones de estos procesos, como
también variables externas ligadas a las
condicionantes del entorno, estas últimas
de orden socio/cultural que incrementan o
decrementan su presentación y
consolidación en las etapas de desarrollo
humano.
Todo lo anteriormente expuesto
fue lo que nos permitió proponer al Dr.
Ardila un proyecto inédito de investigación
con vistas a plantear el perfil
neuropsicológico de niños en edad escolar
en población boliviana.

284
Partimos de la pregunta de
investigación: ¿Cuál es el nivel de
desempeño neuropsicológico de los
estudiantes de primaria en la ciudad de
Santa Cruz de la Sierra - Bolivia?
Nada sería posible de producirse y
reproducirse como realización humana sin
una inicial y básica capacidad de aprendizaje
que es resultado de los procesos cognitivos
básicos y superiores, en su interacción y
dependencia de los factores
neurofisiológicos y neuroestructurales del
ser humano, revisados con anterioridad.
El objetivo general de este estudio
fue evaluar el desempeño neuropsicológico
de los niños de primaria (inferior y
superior) en la principal ciudad del oriente
boliviano. Los objetivos específicos:
1. Analizar, por subdominio, el
desarrollo de las capacidades
285
neuropsicológicas de los niños de primaria
inferior y superior.
2. Estimar, por subdominio, el
proceso de adquisición de las habilidades de
rendimiento académico en la población
investigada.
3. Medir, por edad, las funciones
neuropsicológicas de los estudiantes de
primaria inferior y superior.
4. Analizar, por edad, la
caracterización del progreso
neuropsicológico del rendimiento
académico de los estudiantes de primaria
inferior y superior.
Se utilizó un método de
investigación inductivo debido a la escasa
información específica del tema de estudios
que no permitía realizar un planteamiento
hipotético y si un conjunto de preguntas
acorde al cumplimiento de los objetivos
específicos planteados.
286
Las características de los sujetos de
investigación son las siguientes:
• Sexo: varones y mujeres.
• Edad: 6 a 13 años.
• Escolaridad: primaria inferior y
primaria superior.
• Idioma: castellano.
• Nivel socioeconómico: Medio.
La investigación se desarrolló en un
espacio escolar debidamente equipado para
la administración individual de la ENI
como instrumento neuropsicológico
principal.
El diseño correspondió al tipo No
Experimental debido a la necesidad de
evaluar un conjunto de variables de trabajo
dadas en una situación y momento único a
una sola población, además de la necesidad
de subdividirla por rangos de edad
observándose en todos ellos los mismos
287
criterios de inclusión y las mismas variables
de trabajo.
El diseño no experimental fue de
tipo transaccional de orden descriptivo que
permitió el detalle de resultados de acuerdo
con las categorías y dimensiones
neuropsicológicas del desarrollo infantil.
Propusimos como variables de
investigación las siguientes:
• Variable de trabajo: Evaluación
Neuropsicológica
• Variable mediacional: Funciones
Neuropsicológicas
• Variable resultante: Desempeño
Neuropsicológico

288
Se trabajó con una muestra de 64
estudiantes distribuidos de la siguiente
manera de acuerdo con el grado escolar y
condición socioeconómica Media, dadas
por el tipo de establecimiento educativo:

Se utilizo una evaluación


neuropsicológica de última generación,
específica para población infantil, que
responde a las siguientes características:
 Nominación: Evaluación
Neuropsicológica Infantil (ENI).
 Autores: Ardila Alfredo; Ostroscky-
Solíz Feggy, Matute Esmeralda, Rosselli
Mónica.
289
 Tipo: Batería Neuropsicológica.
 Criterio Básico: De aplicación a hispano
hablantes.
 Población objeto: De 5 a 16 años.
 Aplicación: Clínica y escolar.
 Objetivo: Conocimiento de
características Neuropsicológicas.
 Constructo Teórico básico:
Conocimiento de las habilidades
cognitivas y conductuales que se
consideran reflejan la integridad del
Sistema Nervioso Central.
 Administración: Individual.
Función: A través de este instrumento se
puede:
 Indagar sobre la organización cerebral
de las funciones cognoscitivas y
comportamentales y sus cambios
relacionados con la edad.
290
 Conocer las características de las
capacidades básicas que se consideran
reflejan la integridad del SNC.
 Determinar la presencia de cambios
cognoscitivos y comportamentales en
niños en quienes se sospecha alguna
alteración a nivel del SNC.
 Composición: La ENI está compuesta
por trece secciones (Atención,
Habilidades Constructivas, Memoria de
Codificación, Habilidades Preceptúales,
Memoria de evocación, Lenguaje,
Habilidades Metalingüísticas, Lectura,
Escritura, Aritmética, Habilidades
Espaciales, Habilidades Conceptuales,
Funciones Ejecutivas).
 Tiempo de aplicación aproximado: Tres
sesiones de 45 minutos cada una.

291
El estudio permitió arribar a un
cuerpo de conclusiones partiendo de
preguntas derivadas del problema de
investigación. A continuación,
proponemos los resultados obtenidos en
este proceso investigativo.
La Atención como habilidad al
interior de las denominadas funciones
cognitivas ha obtenido el mayor promedio
de ejecución con un puntaje percentil de
68.00, seguida por Lenguaje con 64.17. La
tercera habilidad altamente ejecutada, pero
de menor puntuación de las dos
anteriormente señaladas fue la
metalingüística con un 50.25.
Las tres habilidades con las
puntuaciones más altas en promedio
pertenecen a las denominadas funciones
cognitivas. Recordemos que las funciones
neuropsicológicas contempladas en la ENI
292
se dividen en funciones cognitivas,
funciones ejecutivas y funciones de
rendimiento académico.
Detallamos la clasificación de las
funciones evaluadas a través de la
Evaluación Neuropsicológica Infantil
(ENI) y su puntaje percentil alcanzado.
• Funciones Cognitivas: 45,33.
• Funciones Ejecutivas: 41,75.
• Funciones de Rendimiento
Académico: 51,94.
A lo largo del análisis e
interpretación pormenorizado de cada una
de las habilidades y pruebas que componen
los subdominios de los llamados dominios
Neuropsicológicos se ha podido observar
una correlación directa entre los altos
desempeños promedio en las edades de 7,
9 y 11 años; edades que coinciden con la
percepción pedagógica del tercero quinto y
293
séptimos grados de primaria como los de
mayor reto instruccional. Es decir que la
investigación revela el segundo, cuarto y
sexto grados de primaria como los de
mayor percentil de ejecución ante tareas
cognitivas, ejecutivas y académicas.
Los resultados también dan cuenta
de la edad de 11 años (sexto de primaria)
como la edad de mayor desarrollo
Neuropsicológico precedida por las edades
de 9 y 10, en ese orden.
En los 12 y 13 años, se observa un
declive en la ejecución de las tareas
solicitadas; situación que, en las edades que
anteceden a los 11 años, dan cuenta de un
desarrollo ascendente de los 6 a los 10 y en
algunos casos fluctuante que justifica lo
expuesto en el punto anterior.
Las habilidades de rendimiento
académico son la Lectura, Escritura y
294
Aritmética, cada una de ellas compuesta por
dimensiones de evaluación.
En el caso de le escritura los
resultados dan cuenta de un significativo
ascenso en los percentiles de los 6 años a
los 7 años y un descenso de los 7 a 8,
repetido de los 8 a los 9, presentando un
ascenso importante al llegar a los 10 años y
un descenso paulatino en los 11, 12 y 13
años.
Revisemos ahora el objetivo
general planteado, y después de ello los
objetivos específicos que nos llevan a su
cumplimiento.
El objetivo general de la presente
investigación fue evaluar el desempeño
neuropsicológico de los niños de primaria
(inferior y superior) en la principal ciudad
del oriente boliviano (Santa Cruz de la
Sierra).
295
Para la valoración del logro de este
objetivo analizaremos, uno a uno, el logro
de los específicos:
1. Analizar el desarrollo de las
capacidades neuropsicológicas de los niños
de primaria inferior y superior.
De acuerdo con los resultados
obtenidos este objetivo se ha cumplido en
el análisis e interpretación, que se ha
realizado en acápite A, de la exposición de
datos, toda vez que este acápite detalla el
comportamiento individual de cada una de
las edades, en cada una de las pruebas,
utilizadas en la evaluación de subdominios
y dominios neuropsicológicos. El análisis
de dominio conlleva el análisis de la
capacidad ya que un dominio
neuropsicológico es equivalente a una
capacidad neuropsicológica sujeta, en la

296
mayoría de los casos, a un proceso de
instrucción.
El resultado final de este análisis de
capacidades neuropsicológicas es que dicho
desarrollo, si bien acompaña al desarrollo
cronológico, es aparentemente
determinado por la exposición de los
contenidos curriculares desarrollados en la
escuela ya que se plantea una relación
directa entre el preconcepto de dificultad
escolar del grado y el percentil de ejecución
de las tareas.
2. Estimar, por subdominio, el
proceso de adquisición de las habilidades de
rendimiento académico en la población
investigada.
Este objetivo ha sido cumplido a
través del análisis efectuado en el acápite B
exposición de resultados gracias a los cuales
podemos concluir que la adquisición del
297
subdominio lectura se inicia a través de la
exigencia de precisión seguida por la
exigencia de comprensión.
Este dato llama la atención por el
beneficio que representa, la adquisición de
esta habilidad, en la consolidación de la
comprensión previa a la velocidad.
En el subdominio de escritura
muestra el mismo comportamiento en
cuanto a la exigencia primera de la precisión
seguida por la exigencia de velocidad y en
tercer lugar la exigencia de la composición
narrativa. En este caso, a diferencia del
anterior, el proceso de adquisición de la
escritura si parte de la exigencia de la
precisión y una vez adquirida la velocidad
se promueve la composición narrativa.
Finalmente, con respecto al
subdominio de Aritmética, los datos dan
cuenta, en primaria inferior, de un
298
predominio de ejecución del conteo,
mientras que en primaria superior, la
ejecución mayor fue en cálculo. En ambos
casos el razonamiento lógico matemático
está acompañando esta adquisición y puede
ser un factor facilitador de aprendizaje.
3. Medir, por edad, las funciones
neuropsicologías de los estudiantes de
primaria inferior y superior.
Cada vez que analicemos las
funciones neuropsicológicas, deberemos
considerar el carácter y naturaleza flexible y
dinámica de todas ellas.
Medirlas bajo parámetros
cronológicos es una tarea que sin duda
exige una visión completa de las funciones
cognitivas y funciones ejecutivas,
desarrolladas en el acápite C de la
exposición de resultados.

299
Veamos, los desempeños de las
funciones cognitivas y funciones ejecutivas
en cada edad.

En todas las edades, de primaria


inferior, las funciones cognitivas presentan
percentiles más altos que los desempeños
percentiles de las funciones ejecutivas, sin
embargo, en primaria superior ocurre lo
contrario.

300
Esto nos lleva a reflexionar sobre el
planteamiento del desarrollo posterior de
las funciones ejecutivas una vez
consolidadas las funciones cognitivas.

4. Analizar, por edad, la


caracterización del progreso
neuropsicológico del rendimiento
académico.
Para empezar el análisis partiremos
de lo más evidente de los resultados y esto
es que existe un patrón de comportamiento
301
persistente en los tres grados de primaria
superior que podemos nominarlo como de
desarrollo escalonado y ordenado de las
funciones cognitivas, funciones ejecutivas y
rendimiento académico.
Este desarrollo escalonado y
ordenado se traduce en lo siguiente:
1. Las funciones cognitivas, en
ninguna edad de este ciclo, alcanzan una
puntuación percentil mayor a las de las
funciones ejecutivas o las de rendimiento
académico.

302
Este patrón no se repite en los
grados de primaria inferior, ya que estos
muestran un comportamiento menos
persistente y desordenado de las funciones
estudiadas, pero que permiten arribar a las
siguientes conclusiones:
 Las funciones cognitivas durante
los 6, 7, 8, 9 y 10 años alcanzan una
puntuación percentil mayor que las
funciones ejecutivas, resultado que
concuerda con los postulados teóricos de
predominio del desarrollo cognitivo previo
a la adquisición de destrezas propias de las
funciones ejecutivas.
 Llama la atención la suerte de
incremento-decremento intercalado a lo
largo de los 5 años de este ciclo donde
encontramos un despegue inicial (1°) de las
funciones formales seguido (2°) por un
continuo desarrollo, pero una significativa
303
disminución (3°) que da paso a un nuevo
incremento (4°) y un descenso posterior
(5°).
2. Las funciones ejecutivas cumplen
con este parámetro global de
comportamiento de los grados del ciclo,
manteniéndose siempre por debajo de las
funciones cognitivas y de rendimiento
académico.

3. El rendimiento académico muestra


un incremento paulatino a lo largo de este
ciclo, lo que permite concluir que las
habilidades y destrezas de aprendizaje se
consolidan progresivamente.
A lo largo del trabajo se manejó el
término de DESEMPEÑO
NEUROPSICOLÓGICO, aclarándose
oportunamente que su utilización
operacional sería bajo la conceptualización
de “Ejecución ante tareas de Funciones
304
Cognitivas, Funciones Ejecutivas y los
llamados Rendimientos Académicos”, es
por esta razón que su apreciación detallada
se hace indispensable en este cuerpo final
de conclusiones:

 Las Funciones Cognitivas


muestran una supremacía ante las
Funciones Ejecutivas durante los tres
primeros años escolares, con un franco
decremento gradual durante los tres
últimos años de primaria superior, donde
las funciones ejecutivas sobrepasan su
puntuación percentil.

 Las Funciones Ejecutivas, estas


puntúan menos que las cognitivas durante
los cursos de primaria inferior y las
sobrepasan durante los cursos de primaria
superior permitiendo apreciar la

305
consolidación inicial de las habilidades y
dominios cognitivos. Estos resultados
concuerdan con los postulados de
maduración neurológica y desarrollo
intelectual del ser humano, planteados por
autores clásicos como Piaget, Gesell y
Vygotsky en la época contemporánea.

 Los resultados de Rendimiento


Académico mantienen puntuaciones altas a
lo largo de todos los años investigados,
siendo su comportamiento el más regular y
creciente de los correspondientes al
desempeño neuropsicológico, en su
relación con las funciones cognitivas y
ejecutivas, sin embargo, al igual que las
funciones, las puntuaciones percentiles se
ven disminuidas al llegar a los 12 y 13 años.
La investigación presentada en este
artículo de homenaje póstumo al Dr.
Alfredo Ardila, nos permite reflexionar
306
sobre las variables y consideraciones que él,
junto al equipo que siempre lo acompaño,
secundo, alentó y sobre todo respeto como
figura de la neuropsicología
contemporánea, plantearon y nos obligaron
a mirar desde sus publicaciones. La
reflexión, evaluación y análisis de datos
obtenidos de personas de todas las edades
no son las mismas desde y a partir de
Alfredo Ardila.
Sentir su vacío para quienes lo
conocimos no es comparable con lo que
siente Mónica Roselli con la inmensurable
tarea que seguramente le permitirá
continuar y engrandecer la obra de su
compañero de vida, con su propio
conocimiento y su gran calidad humana.
Referencias Bibliográficas
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307
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Woodcock, R.W. (1982). Bateria Woodcock
Psicoeducativa en Español. The
Riverside Publishing Company.

310
311
312
Seeing Without
Seeing
Durjoy Lahiri 14

Abstract
In this memoir, I have attempted to
describe my interaction with Professor
Alfredo Ardila. His contributions to the
field of neuropsychology can never be
forgotten. He was instrumental in
establishing the branch of neuropsychology
in Latin America. As a human being,
Alfredo had exceptional qualities and a big

Clinical Fellow, Baycrest Health Sciences and


14

Rotman Research Institute, University of Toronto


313
heart. He will always be dearly missed by
those who knew him.
I first had the opportunity to know
Alfredo personally in September of 2018. I
was a trainee neurology resident at that time
in my hometown Kolkata (formerly
Calcutta), India. My doctoral thesis work
gave me the opportunity to interact with
people suffering from aphasia. While
collecting data on post-stroke aphasia
between February 2017 and August2018, I
realized something very strange was
appearing in the dataset- a sizeable number
of the participants presented language
dysfunction following right hemispheric
lesion while the existing knowledge would
advise us that language functions are
predominantly sub-served by the left
hemisphere. I was confused at that time
with this cluster of so-called ‘crossed
aphasia’ cases in my collected sample.
314
Given the fact that my research
work was related to language and
communication disorders, I had already
come across several wonderful articles by
Professor Alfredo Ardila, including the one
in Aphasiology where he proposed a
complete revision of the classification
system of aphasic disorders1. It was
extremely influential an article for a
beginner in cognitive neurology such as me.
However, it was not until the fall of 2018
that I had the courage to write to Prof.
Ardila, asking his opinion about my
findings related to crossed aphasia. I was
little aware that this simple event will mark
a significant change in the trajectory of my
career path which was in a spot of bother
at that moment particularly after the sad
demise of Professor Shyamal Kumar Das,
the then Head of the Department of
Neurology of my Institute.
315
Professor Ardila replied back
within a couple of hours through email. I
had seldom seen a response from a man of
his stature to be more enthusiastic. He was
not only welcoming to read my work on
crossed aphasia but also was happy to
collaborate with me on this if need be.
Starting from that point onwards, it was a
collaboration that lasted till his last breath
and beyond that as well. In each phase of
this wonderful 2-year journey, I was
repeatedly amazed by this man’s great
qualities. And I do not have the slightest of
doubts in recognizing that his way living
must have inspired many, many persons
over the years.
Let’s get back to the story once
more, which is fresh in my memory as the
events of yesterday. Prof. Ardila’s
preliminary analysis on our manuscript was
enthusiastic although he with his
316
experienced eyes pointed out some obvious
errors in result analysis and interpretation.
After two to three rounds of correction he
was finally happy with the latest version of
the paper, and we all agreed to submit.
However, we received an outright rejection
after peer review from one of the premiere
journals in the field. I was naturally a bit
disappointed to see so many criticisms on
our work and was indeed worried what
could be the next steps.
On the other hand, Alfredo (by that
time we were in to first name terms,
although I mostly preferred to address him
as ‘Sir’) seemed confident about the
potential of the manuscript. His way of
thinking quickly influenced us and we were
ready to submit our paper in another of the
frontline journals in the field of language
disorders. This time the peer review
comments came to be more favorable and
317
although the paper was rejected, the action
editor conceded us a chance to resubmit
after thorough revisions including resizing
the manuscript to a briefer form. Again,
with the insightful guidance from Alfredo,
we revised the manuscript and shortened it
to at least 3/4th of its former length.
Unfortunately, the editor was changed
meanwhile and this time our paper was
rejected right within 24 hours of
submission. We were now in a stalemate.
Being an early career researcher with near-
zero experience in publishing, I was now
under stress. I could not really find out the
reasons for rejections at least from the
second journal. Alfredo did his best to
communicate with the previous editor so
that we may at least get another chance at
peer review, but it did not work.
I still remember his emails of that
time period- February 2019. He used to
318
start off as ‘Dear Durjoy’. His kind words
of encouragement at that time were simply
invaluable to me. I was beginning to learn
that rejection is possibly the rule in the
world of publishing and that would not
necessarily mean that the manuscript was
below par. He shared his own personal
experience related to paper rejections and
how he had to work on a manuscript for 7
years before getting published. And after
publication, it became an extremely
important piece of work in the field of
aphasiology. Besides a man of humility and
sincerity, he was a man of determination.
He believed in his profound understanding
of the subject and was ready to go the
distance without inhibitions.
With renewed enthusiasm our
‘crossed aphasia’ paper was submitted again
to a different journal in the field. This time
we weren’t lucky enough to get past the
319
editorial review and faced a third rejection.
We were gradually losing hope, except
Alfredo who kept insisting that we mustn’t
give up here. Meanwhile, we were
collaborating on some of our other papers
on Bengali aphasia. Alfredo very wisely
suggested the term ‘Kolkata Aphasia Study’
for our work, and we started to use this
terminology in our subsequent papers2,3.
Getting back to the crossed aphasia study,
the paper was now submitted to a fourth
journal and again after peer review, we were
denied an opportunity to revise. It seemed,
we were now on a crossroad and needed to
decide on the future of this particular
paper. Although the other papers resulting
from ‘Kolkata Aphasia Study’ were moving
forward, the crossed aphasia paper seemed
to have no luck whatsoever.
Then one fine morning, Alfredo
suggested why we don’t submit to
320
Cognitive and Behavioral Neurology. He
always believed, no paper can be published
by keeping it to oneself and therefore he
relentlessly pursued the path of perfection.
Following adequate revisions, he submitted
our manuscript to CBN, and after a single
round of revision the paper got accepted in
the September of 20194. At first it seemed
unbelievable as the sensation of getting
accepted gradually sunk in. Alfredo was
extremely happy for us all. He after all made
his point- ‘perseverance alone can pay’.
It might seem surprising that I
never had the opportunity to meet him in
person. Our communication was only
through emails. However, this never
seemed to be a barrier in our connectivity
to each other. Looking back, I feel truly
amazed how I became his mentee and was
guided efficiently through the hardships of
manuscript publication. He used to attend
321
my talks through Zoom. On one occasion,
he and Dr. Rosselli were virtually present in
my talk on visual cognitive disorders. I still
fondly remember how he was ecstatic with
joy witnessing my presentation in that
meeting. His warm guidance has helped me
develop courage and confidence while
making my way through the academic field.
Alfredo was a man of courage.
When I first came to know of his lung
malignancy, I felt extremely anxious. In
only 2 years of acquaintance, he had
become a close relation to me. The news of
his illness was a blow to the heart. I have
seen people crumble in front of an
irreversible crisis but surely Alfredo was
class apart. He himself informed me about
his advanced illness and that he was
supposed to undergo surgery within the
following week. He seemed composed and
his sense of calmness was transmitted to me
322
even from miles away. It was as if he was
assuring us that everything should be
alright. At that time, we were working on
the proof correction of an accepted paper.
Unfortunately, when that paper was finally
published in December (2020)5, he was on
a ventilator. It was heartbreaking for me to
see the final version of his paper without
him writing to me. The last paper that I had
the opportunity to write alongside him, is
still in revision. It was submitted by me
when Alfredo was fighting for his life on a
ventilator. I can feel how in the
subconscious mind, even today, I try to
imitate his answers to the reviewers. We
had several more plans to work on towards
the future. One of these is bilingualism.
Indeed, Alfredo was a bilingualism
enthusiast and wanted to explore bilingual
Bengali-speakers in terms of their aphasia
profile and recovery pattern. We were also
323
in the process of developing a book with
collective information on aphasia
symptomatology in various languages
across the globe. This again was one of his
magnanimous ideas to explore cross-
cultural differences in brain representation
of language.
While it will always be a matter of
regret for me that I was never able to meet
him personally, the brief journey alongside
him was indeed a pure bliss. As a mentor,
he was caring and affectionate. Whenever I
suffered from lack of courage, it was him
who with all his experience and guidance
stood beside me and helped me navigate
the situation. Indeed, every good thing
comes to an end at some point in time, but
it leaves back an aroma that one can savor
the rest of his life. Alfredo will always be
dearly missed by all those who knew him
even for the slightest period of time.
324
It was after his demise that I came
to know about his poetic side. During
Alfredo’s funeral, one of his poems was
read by his son Felipe. Indeed, that piece of
poetry summed up his vision and
philosophy of living and it will keep on
inspiring many lives in the future. Last year
on his birthday, he shared with me the piece
of autobiography that he drafted on the
occasion of his 70th birthday. That was a
wonderful window to get to know this great
man more closely. To him, life had been an
‘extraordinary journey’ and truly he did
justice to this extraordinary journey. It is
imperative that someday some moment I
shall be able to meet my friend and mentor.
Till then I shall keep on walking the path
Alfredo had shown me. To follow his
ideology might be the best tribute we can
offer him.

325
The best possible conclusion that
I can think of is with his words only:
‘Remember that I live on in your life And I’ll be
present in all of your days Within your memories
and within your joys’.
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Ardila, A. (2010). A proposed
reinterpretation and reclassification
of aphasic syndromes,
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Lahiri D, Dubey S, Ardila A, Sanyal D &
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326
Lahiri D, Ardila A, Dubey S, Mukherjee A,
Chatterjee K & Ray B K. (2020).
Effect of bilingualism on aphasia
recovery, Aphasiology, DOI:
10.1080/02687038.2020.1812032
Lahiri D, Dubey S, Sawale VM, Das G, Ray
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Lahiri D, Ardila A, Chatterjee S, Dubey S,
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and Behavioral Neurology, 33: 4,
266-270. doi:
10.1097/WNN.0000000000000247.
PMID: 33264154.
327
328
329
330
Profesor Alfredo
Ardila: Un Grande de
la Neuropsicología
Mundial
Rafael González Victoriano15

Es un agrado poder escribir sobre


el Profesor Alfredo Ardila, son muchos los
aportes que realizó a lo largo de su vida. Su
obra es impresionante, publicó cerca de 50
libros, creo siete baterías de evaluación
neuropsicológica, casi 500 artículos con
cerca de 25.000 citas y cientos de
conferencias de primer nivel.

15Fonoaudiólogo Profesor Asociado Unidad de


Fonoaudiología Cognitiva Comunicativa (UFACC)
Depto. Neurología y Neurocirugía Hospital Clínico
de la Universidad de Chile.
331
Recuerdo que el profesor Dr.
Archibaldo Donoso me habló de Alfredo
ya hace muchos años. Recién me integraba
al Departamento de Neurología.
Posteriormente, se realizó un curso en
Chile sobre neuropsicología del lenguaje a
principio de la década de los 80. Tuve por
primera vez la oportunidad de conocerlo.
Su gran capacidad docente, la claridad y
entrega me llamaron la atención.
En el año 1993, estuvimos en III
Congreso Latinoamericano de
Neuropsicología de la Sociedad
Latinoamericana de Neuropsicología –
SLAN en Montevideo, Uruguay. Tuvo una
destacada intervención realizando
excelentes exposiciones.
En el año 2013, lo invité al curso
internacional de Afasiología. Aceptó sin
poner ningún tipo de condición, como era
su estilo. Los temas que presentó fueron:
Una reinterpretación y reclasificación de las
332
afasias, Afasia en poblaciones especiales,
Trastornos asociados en afasia y una
participación en una mesa redonda. Este
curso fue realizado en el Aula Magna de la
Facultad de Medicina de la Universidad de
Chile. Tuvimos cerca de 500 alumnos, fue
todo un éxito. Asistieron profesionales de
varios países Latinoamericanos. Los
comentarios de los asistentes fueron muy
positivos, elogiando principalmente la
brillante participación del Profesor Ardila.
Nuevamente, tuvimos la
oportunidad de invitarlo el 2019 a un nuevo
curso sobre Afasiología. Sus presentaciones
fueron sobre: Área cerebral del lenguaje:
una reconsideración funcional, Evaluación
neuropsicológica de las afasias y Otras
alteraciones en la afasia. Lo invite a nuestra
Unidad de Fonoaudiología Cognitiva
Comunicativa para que pudiéramos ver
pacientes. Recuerdo que examinamos dos
pacientes y me sorprendió su gran
333
capacidad de análisis clínico. Además,
pudimos compartir momentos increíbles
que me permitieron conocer su gran calidad
humana y su humildad. Es importante
destacar que vino junto a su señora, la
Profesora Mónica Rosselli y, desde
Argentina, nos acompañó Silvia Rubio.
En una de las conversaciones que
tuvimos nació un gran proyecto sobre
investigaciones en afasia producto de una
base de datos que tenía en nuestra unidad.
Meses más tarde comenzamos a realizar un
análisis de los datos de los pacientes
afásicos. Fruto de estas investigaciones
publicamos varios artículos dentro de los
que destaco:
- Alexia and agraphia in Spanish.
- Non-linguistic abilities in aphasia.
- Post-stroke Aphasia in Spanish language:
the effect of demographic variables.

334
- Acalculia in Aphasia.
Durante el tiempo que trabajamos
juntos pude conocerlo más aún. La verdad
que fue una gran experiencia. Demostró
que era un maestro. Nos reunimos muchas
veces. Me habló de su profesor Alexander
Luria. Siempre tenía una respuesta frente a
las dudas que surgían. Esos momentos para
mi fueron inolvidables. Me siento muy
afortunado por haber tenido esta gran
oportunidad de poder conocerlo como
persona y profesional.
Me invitó a participar con artículos
en la Revista Neuropsicología,
Neuropsiquiatría y Neurociencias y a
contribuir con un capítulo en el libro La
afasia por expertos. Lamentablemente, no
alcanzó a conocer este libro. Estos detalles
muestran su gran generosidad.
Estos momentos que pude
compartir junto al Profesor Alfredo Ardila
335
me permiten describirlo con las siguientes
palabras: Inteligente, humilde, creíble,
humano, critico, reflexivo y amable.
Muchas gracias, Profesor Alfredo
Ardila, por compartir su sabiduría y
experiencias. Finalmente, termino estas
palabras de homenaje diciendo que fue un
verdadero mentor y amigo.

Referencias
González, R; Rojas, M; Ardila, A. (2020).
Alexia and agraphia in Spanish.
INT J LANG COMMUN
DISORD, 55, Issue 6.
November/December. p.875-883.
González, R., Rojas, M., & Ardila, A.
(2020). Non-linguistic abilities in
aphasia. Journal of
Neurolinguistics, 56 (November),
100916. p.1- 7.

336
González, R., Rojas, M., & Ardila, A.
(2021). Post-stroke Aphasia in
Spanish language: the effect of
demographic variables.
Aphasiology, 35 (07), p. 914–924.
González, R; Rojas, M; Rosselli, M. &
Ardila, A. (2021). Acalculia in
Aphasia. Archives of Clinical
Neuropsychology 36 455–464.

337
338
339
340
Alfredo Ardila, más
profundo que
superficial; la alexia
en hispanohablantes
difícilmente es
profunda
Esmeralda Matute16

Esmeralda, ¿consideras que existe


la alexia profunda en español? Fue la
primera pregunta que me hizo Alfredo
luego de desembarcar del avión
proveniente de Miami, acompañado de su
esposa Mónica. Los estaba esperando en el
aeropuerto de Guadalajara, México, para

16 Universidad de Guadalajara. México


341
que tuvieran una breve estancia en el
Instituto de Neurociencias de la
Universidad de Guadalajara, el cual dirigía
en ese entonces. Estábamos buscando
consolidar la formación en
Neuropsicología de los alumnos que
cursaban el posgrado en Neurociencias de
este Instituto.

Era el año de 1995. Nos dimos un


abrazo con el gusto de siempre por vernos
de nuevo. Venía acompañado de su esposa
Mónica. Aun estábamos en la banqueta del
aeropuerto, esperando que llegara el coche
que nos iba a llevar al hotel, cuando de
forma inesperada me hace tal pregunta,
para mí, fuera de todo contexto. Por qué no
me preguntó por mi familia; por el Instituto
de Neurociencias que hacía un año
habíamos fundado; por mi ciudad, por mi
país o por mi persona. No, esa pregunta
llegó así, sin esperarla. Seguro, en su mente
continuaba el artículo Errors resembling
342
semantic paralexias in Spanish speaking
aphasics (Ardila, 1991) y como todos lo que
lo conocimos de cerca sabíamos, cuando un
interés teórico llegaba a su cabeza, se
quedaba ahí, hasta darle solución.

Puedo pensar varios motivos de


porqué esa pregunta me la soltó justo a mí,
ahí, tan de repente. Él sabía que yo hacía
investigación sobre efecto de lesiones
cerebrales, que me interesaba conocer en
específico, los estragos que producían la
localización y la lateralización de la lesión
cerebral en el lenguaje oral y escrito y que
tenía más de 15 años incursionando en el
estudio de la relación entre el aprendizaje
de la lectura y la organización cerebral
funcional. Con esto, el esperaba una
respuesta con algo de fundamento. Abrí los
ojos, lo más redondo que pude, dejé de
buscar a lo lejos el coche que nos iba a
recoger y volteé a verlo. Me quedé callada,
ninguna respuesta se me vino a la cabeza.
343
Sí, replicó, dime ¿consideras que los
pacientes cerebro-lesionados
hispanoparlantes (así los llamaba él; yo,
hispanohablantes) pueden producir
paralexias semánticas? En ese entonces los
participantes de mis investigaciones eran
personas analfabetas, por lo que no tenía
muestras recientes de lectura, pero me
acordé de que años atrás había visto un
paciente, arquitecto, es decir con alto nivel
educativo, quien por una lesión en el área
perisilviana izquierda, presentaba afasia
fluida -fluente para Alfredo- y plagaba su
escritura de substituciones semánticas;
escribía, por ejemplo, “muchachos” por
hijos o “la pareja” por “mi esposa”. De
manera poco reflexiva le contesté, - me
parece que es posible pero no lo he
analizado. Para mis adentros pensé - y
menos reflexionado. Ante mi respuesta,
Alfredo me vio a los ojos y dijo un NO
rotundo. En eso llegó el coche,
acomodamos maletas, nos subimos a él, y
344
no se habló más del tema en todo el
trayecto hacia el hotel. En la noche nos
distrajimos con la cena mexicana
acompañada de Margaritas, se incorporó al
grupo Juan Manuel y nuestra plática fue
mundana.

El contexto
¿Cuántas aristas tuvo Alfredo que
considerar para llegar a hacer tal pregunta?
En su formación, en la URSS, bajo la tutela
de Alexander R. Luria que culminó en 1976,
Alfredo se hizo experto de afasias, que en
aquel entonces era el tópico central de la
neuropsicología. El trastorno de la lectura,
la alexia, formaba parte de los intereses en
su formación y en su trabajo inicial. En gran
número de casos, los pacientes afásicos
presentan alexia; en ellos, estas dificultades
para leer son atribuibles a la alteración de su
lenguaje; de cierta forma se puede decir que
los errores que cometen al leer mimetizan
345
aquellos que se presentan en su expresión
oral.

Desde aquel entonces, la


clasificación de las alexias se basaba en
criterios anatomo-clínicos. En el excelente
libro Aphasia con coautoría de Frans
Benson (1996), detalla este tipo de
clasificación, que se acostumbraba desde
décadas atrás, en la cual se entrecruzan
ambos criterios; de hecho, el subtipo de
alexia es denominado por la localización de
la lesión: 1) Parieto-temporal, 2) Occipital y
3) Frontal, y descrito por sus rasgos
clínicos. Alfredo y Frans Benson, en este
libro, describen que el paciente que
presenta el primer subtipo de alexia no
puede leer ni siquiera letras aisladas, no
comprenden palabras que se les deletrean ni
tampoco pueden deletrear, mientras que en
la segunda tienen dificultad para leer
palabras a la vez que, si pueden leer letras,
deletrear y comprender palabras
346
deletreadas. La alexia frontal se reconoce
también como alexia literal primaria porque
su principal problema es la lectura de letras
y por lo tanto se les dificulta deletrear y
comprender palabras que se les deletrea.

Con este tipo de clasificación


trabajamos muchas décadas, pero Alfredo
decía que era insuficiente ya que no todas
las alexias embonaban perfectamente en
esta clasificación. En la década de los 70s,
varios psicólogos experimentales y
cognitivistas, principalmente ingleses y
franceses, se comenzaron a interesar por
buscar una plataforma teórica para abordar
la lectura teniendo como perspectiva a la
lingüística y a la psicología cognitiva; esta
plataforma fue utilizada para una nueva
clasificación de las alexias: alexia superficial,
alexia fonológica, alexia profunda y lectura
letra por letra.

347
Alfredo hizo una aproximación de
ambas clasificaciones que nos presentó en
ese mismo libro y seguro en uno que otro
artículo que no recuerdo, y que quedó así
(Tabla 1). Más adelante hablaré de la
aproximación psicolingüística, así como de
las características de los subtipos de alexia
que incluye en la Tabla 1 para que el lector
forme su propio criterio sobre si estos dos
sistemas de clasificación coinciden.
Clasificación con Clasificación con
base anatómica base psicolingüística
Alexia parieto- Alexia superficial
temporal (central)
Alexia frontal Alexia fonológica
(anterior)
Alexia global Alexia profunda
Alexia occipital Lectura letra por
(posterior) letra
Tabla 1. Comparación entre las clasificaciones
anatomo-clínica y psicolingüística de las alexias
(Modificada de Ardila y Benson (1996)
348
Y aquí comenzamos a contar las
aristas. Ahora después de años, veo hacia
atrás, y me quedan cada vez más claras, no
solo la profundidad sino también la
flexibilidad del pensamiento de Alfredo. Un
día, él me preguntó ¿qué es una profesión?
O ¿para qué sirve una profesión? El lector
sin duda responderá para “contar con
herramientas para trabajar, para ganar
dinero…” o como el diccionario de la RAE
la define “empleo, facultad u oficio que
alguien ejerce y por el que percibe una
retribución”. Pues bien, Alfredo me dijo:
“para tener un lugar desde donde mirar el
mundo”. Me quedé pensativa . . . su
profesión le permitió tener una visión muy
amplia del mundo.
1ª Arista: El modelo psicolingüístico de
la lectura
Para seguir indagando por qué
Alfredo me hizo tal pregunta, así, de
manera súbita, me siento forzada a
349
desviarme un poco del camino de las alexias
y platicarles sobre él o ¿los? modelo(s)
psicolingüístico(s) que explican cómo un
lector experto lee. Aunque hay muchas
variantes, de ahí los paréntesis en los
plurales de la línea anterior, lo sintetizo de
la siguiente manera:

1. Tenemos, por ejemplo, una palabra


escrita.

Palabra escrita
zapato

2. Para leerla utilizamos ya sea:


a) la vía indirecta de conversión
grafema – fonema; a través de ella, el lector
identifica primero el sonido (fonema) de
cada letra (grafema), para después llegar al
significado de la palabra, de ahí que se le
llame indirecta.
350
o bien /s/-/a/-/p/-/a/-/t/-/o/

b) La vía directa que lleva al lector a la


representación semántica; lee la palabra
completa sin tener que segmentarla;
atiende al significado sin tener que pasar
por la representación gráfica de la oralidad

también zapato

c) El lector puede tener una


representación ortográfica de la palabra.
Los tres ejemplos de este último cuadro
tienen la misma representación
fonológica pero solo uno tiene la
representación ortográfica. Así, el primer
tipo de lectura utiliza una vía indirecta
para llegar al significado; ya que primero

351
le da sonido a cada letra para después
comprender la palabra

zapato
sapato
sapahato

Mientras que el segundo utiliza una


vía directa a la semántica

Palabra /s/-/a/-/p/-/a/-/t/-/o/
escrita
zapato

Cualquiera que sea la vía (ruta) que


utilice el lector, oraliza la palabra leída

352
correctamente sin diferencias perceptibles,
aunque diversos estudios señalan que el uso
de la vía indirecta hace más lenta la
pronunciación de la palabra leída que
cuando se hace por la vía directa.

2ª Arista: la opacidad/trasparencia de
los sistemas de escritura.
Alfredo tenía como referencia los
estudios reportados en pacientes
anglohablantes y francohablantes, así como
su conocimiento del español y de pacientes
aléxicos hablantes del español. Estas tres
lenguas tienen un sistema de escritura
alfabético que busca representar (o
transcribir) la forma de la lengua y a través
de esto, los conceptos. Su regla central es:
“a cada fonema de la lengua debe
corresponder biunívocamente una letra” (o
grafía); (Matute y Leal, 2003). Lo ideal es
que cada letra represente siempre al mismo
fonema y cada fonema se represente
353
siempre mediante la misma letra (grafema)
lo cual se esquematiza así: grafema –
fonema - grafema (Lara, 1986). Entre más
un sistema de escritura se acerque a lo ideal,
éste es más transparente; mientras más se
aleje, es más opaco. La reflexión de Alfredo
aquí es que entre más opaco sea el sistema
de escritura, más apoyo de la vía lexical
(directa) requiere el lector para leer una
palabra, en tanto que, entre más
transparente, la lectura descansa en la vía
sublexical (indirecta) y, por lo tanto, la
lectura de un texto en español descansaría
más en esta última.
Por ejemplo, la letra A en inglés
tiene dos sonidos /eI/ como en CANE
(bastón) o /æ/ como en PAN (sartén),
mientras que en español tiene uno solo /a/,
entonces en inglés cuando vemos una
palabra con la letra A no sabemos si
pronunciarla /eI/ o /æ/, a esto se le llama
una relación equívoca grafema-fonema
354
mientras que en español cuando vemos una
palabra escrita que tiene una letra A
estamos seguros que la pronunciaremos
/a/, esto es una relación unívoca grafema-
fonema. Entre más relaciones equívocas
grafema-fonema, más opaco es el sistema
de escritura para leer, mientras más
relaciones unívocas tenga, más transparente
es. Por ejemplo, el sistema de escritura del
español de México cuenta con 32 grafemas
y 22 fonemas. La univocidad grafema -
grafema es alta ya que es igual a 86.8%
(Tabla 2), mientras que la univocidad
fonema-grafema es de 43.5% (Matute y
Leal, 2003; Leal, Matute y Zarabozo, 2005),
de ahí que sea más fácil leer que escribir sin
errores en español. De tal suerte que resulta
fácil decodificar (no comprender) un texto
en español, aunque no se hable esta lengua,
pero resulta muy laborioso leer un texto en
inglés o francés si no se es hablante de estas
lenguas. Por cierto, Alfredo me preguntó,
¿por qué hablas de la univocidad del español de
355
México? ¿no es el mismo que el de Colombia? Y el
solo se contestó: por las palabras de origen
nahua que se escriben con el grafema X y
este se puede pronunciar /j/, /s/, /sh/, ya
entiendo; siempre reflexionaba hasta en el
último detalle.
En la Tabla 2 representamos la
relación grafema – fonema del sistema de
escritura del español de México. Como
puede apreciarse en ella, se destacan 5
niveles de complejidad, el más simple (1) 20
grafemas compuestos por una sola letra
representan uno, siempre el mismo,
fonema. (2) Trece grafemas compuestos
por dos letras que representan uno, siempre
el mismo, fonema; caso especial es el
grafema GÜ que representa una sílaba
/gu/. (3) Dos grafemas compuestos por
una sola letra y (4) otros dos compuestos
por dos letras que, cada uno de ellos
representa dos fonemas. (5) Finalmente
tenemos el caso especial del grafema X que
356
representa cuatro fonemas. La complejidad
de los últimos tres casos es mayor ya que la
relación grafema - fonema es equívoca.
Hace años que no hablamos Fernando Leal
y yo sobre esto, y ya no puedo platicarlo
con Alfredo, pero los tres pensamos que
este sistema de clasificación es perfectible.
De hecho, Alfredo hizo uno más simple
para el español en general sin considerar el
criterio de biunivocidad (Ardila 1991). Dos
puntos más están a favor de la
transparencia del español para ser leído,
uno de ellos es que la frecuencia de los
grafemas con relación equívoca es reducida,
y el otro es que las sílabas con las que está
compuesta cada palabra son fácilmente
separables e identificables. De esto
tampoco nos dimos tiempo Alfredo y yo de
discutir.

357
Nivel de
# Grafema Fonema/s/ Ejemplo compleji
dad

1 A /a/ AZUL
2 B /b/ BOTA
3 D /d/ DEDO
4 E /e/ ESO
5 F /f/ FIJO
6 I /i/ FINO
7 J /j/ JUGAR
8 K /k/ KIOSKO
9 L /l/ LUNA
10 M /m/ MATA 1
11 N /n/ NADAR
12 Ñ /ñ/ NIÑO
13 O /o/ OSO
14 P /p/ PISO
15 S /s/ SALIR
16 T /t/ TRASTO
17 U /u/ USO
18 V /b/ VACA
19 Y /i/ YERMO
20 Z /s/ ZAPATO
21 LL /i/ LLUVIA
N 2
22 /n/ PERENNE
N
358
23 RR /rr/ CERRO
24 SC /s/ ASCÉTICO
25 CH /ch/ CHICA
G
26 /gu/ AGÜITA
Ü
Q
27 /k/ QUELITE
U
28 HA /a/ HAZ
29 HE /e/ HENO
30 HI /i/ HIJO
H
31 /o/ HONDO
O
32 HU /u/ HULE
33 UH /u/ CUAUHTÉMOC
/g/,
34 G GATO, GENTE
/j/
3
/r/,
35 R ARO, RATÓN
/rr/
/s/, PSICOLOGÍA,
36 PS
ps/ CLEPSIDRA
4
G /g/,
37 GUERRA, AGUA
U gu/
/j/,
MÉXICO,
/s/,
38 X XOCHIMILCO, 5
/ks/,
AXIAL, XOLA
/sh/
Tabla 2. Relación grafema-fonema en el español de
México (Modificado de Matute y Leal (2003).
359
3ª Arista: la semiología de las alexias
desde los modelos psicolongüísticos
La hipótesis central para la
clasificación de las alexias desde los
modelos psicolingüísticos, Alfredo lo
explica bien es sus escritos (p.ej.: Ardila,
1991, 1998; Ardila y Benson, 1996); en
resumen, de acuerdo con la vía de lectura
que se afecta ante un daño neurológico, son
los errores de lectura. Así, en la alexia
fonológica, el paciente puede pronunciar la
palabra que lee si esta es conocida pero no
lo hace si esta es desconocida. ¿Cómo sabe
el evaluador que el paciente no conoce una
palabra? En afasiología, desde hace varias
décadas, utilizamos las pseudopalabras
tanto en tareas de repetición (oral) como en
la lectura. Una pseudopalabra es una
agrupación de letras conservando las reglas
fonotácticas de la lengua, por lo que parece
una palabra real, que puede pronunciarse,
pero no tiene ningún significado. Pues bien,
360
pacientes con este tipo de alexia, no lee
pseudopalabras, y se presume que puede
leer las palabras que están almacenadas en
la memoria lexical. Esta disociación implica
que la vía indirecta (no-lexical) está dañada
mientras que la vía directa (lexical) está
preservada. Por ejemplo, podrán leer
SILLA, pero no podrá leer SOLLE.
En la alexia superficial se observa el
patrón inverso, el paciente puede leer
palabras y pseudopalabras regulares (ej.:
MACETA, MUCELA) a la vez que
mostrará gran dificultad para leer palabras
irregulares (Ej.: ALCOHOL) que son
escasa en español. Se presume que la vía de
conversión grafema-fonema está
disponible pero alterada.
Finalmente, en la alexia profunda, las
dos vías, indirecta o de conversión grafema-
fonema, y la directa (lexical) están alteradas
por lo que en estos pacientes la lectura está
muy limitada. ¿Por qué Alfredo me
361
preguntó si los pacientes hispanohablantes con
alexia profunda producían paralexias semánticas?
El rasgo más peculiar de la alexia profunda
son las paralexias semánticas detectables en
la lectura en voz alta; estos errores de
lectura se relacionan con el significado de la
palabra; por ejemplo, ante la palabra
ENFERMERA, el paciente lee /doctor/ o
ante la palabra CLAVEL lee /rosa/. Con
esta explicación nos acercamos un poco al
interés de Alfredo, para comprender por
qué se le ocurrió hacer tal pregunta.
Para comprender la complejidad de
la pregunta que me hizo Alfredo, debemos
rescatar que Alfredo consideró que los
primeros estudios sobre las alexias dentro
de los modelos psicolingüísticos se
realizaron en pacientes anglohablantes o
francohablantes (Ardila, 1991). Si bien, los
sistemas de escritura de estas dos lenguas,
al igual que el del español son alfabéticos,
las primeras tienen un grado mayor de
362
opacidad que el español. Al considerar que
existen diferencias no despreciables entre
estos sistemas de escritura, Alfredo se
preguntó sobre su valor universal y con ello
aceptar o rechazar la aplicabilidad en el
español de los modelos duales y de la
tipología de las alexias. Menuda pregunta
que se hizo y gran controversia que causó.
4ª Arista: la dislexia profunda en
español
En su pensamiento, Alfredo había
estado atando cabos entre todas las
vertientes que, por una parte, describían los
sistemas de escritura alfabéticos y por la
otra las manifestaciones y clasificación de la
alexia. La hipótesis que en aquel entonces
me platicó es la siguiente: Al ser el español
un sistema de escritura transparente para
leer, los hispanohablantes utilizan
preferentemente la vía indirecta, de
conversión grafema-fonema, mientras que,
en el caso de los anglohablantes, dada la
363
opacidad del sistema de escritura del inglés,
con más frecuencia utilizan la vía directa
hacia la representación semántica de la
palabra. Ante una lesión cerebral que
produce una alexia, el paciente
hispanohablante tratará de utilizar la vía
sublexical (leer las letras que componen las
palabras); al estar alterada ésta, la alexia que
manifestará será de tipo fonológico.
En 1986, junto con mi colega
francesa Marie Claire Goldblum,
publicamos el artículo: Are illiterate people
deep dyslexics? En un número especial de
Journal of Neurolinguistics dedicado a Henrie
Hécaen. Marie Claire fue miembro del
grupo de investigación de Henrie Hécaen, y
yo lo tuve como director de estudios en mi
formación Neuropsicología y
Neurolingüística. Los resultados que
aparecen en ese artículo surgieron del
trabajo de campo que realicé para mi tesis
de doctorado Aphasia in illiterates (Matute de
364
Durán, 1986). Solicitamos a los
participantes del estudio denominar objetos
e imágenes, así como leer “palabras
anuncio”; es decir, la palabra tal y como
aparece en el anuncio. Encontramos que
los participantes con lesiones derechas o
izquierdas fueran analfabetos o lectores,
cometían parafasias semánticas al
denominar objetos y que los controles
sanos también lo hacían. No obstante, en la
lectura de palabras anuncios, solo los
analfabetos controles o cerebro-lesionados
realizaban paralexias semánticas. Ningún
participante lector típico hizo este tipo de
error. Con base en los modelos
psicolingüísticos de doble ruta,
consideramos que como los analfabetos
por definición nunca aprendieron el uso de
la ruta indirecta de conversión grafema-
fonema, sus errores corresponden a los que
realizan los pacientes con dislexia profunda,
quienes perdieron la capacidad para
establecer la correspondencia grafema
365
fonema, por lo que las paralexias
semánticas que realizan los analfabetos
típicos pudiera ser atribuida, como los
pacientes con alexia profunda, al acceso
directo a la semántica.

Figura 1. Palabras anuncio similares a las utilizadas por


Godblum y Matute (1986): Del Prado es una marca de
cigarros, Sabritas son papas fritas, Mejoral es una
marca de aspirina, Carta Blanco una cerveza, Bimbo es
pan de caja, Alka-Seltzer un medicamento y Canal 13
un canal de televisión.

Posterior a este artículo, Alfredo


publicó su primer artículo sobre una
muestra de pacientes con lesiones
cerebrales izquierdas a los cuales les
administró una batería de evaluación de la
366
lectura en la que incluyó la lectura
logográfica (cuatro palabras anuncio: Coca-
Cola, Malboro, Cafam y Bavaria) además de
la lectura de letras, sílabas, palabras,
pseudopalabras, oraciones y un texto
(Ardila, 1991). Encontró en la tarea de
palabras anuncio, que él denominó lectura
logográfica, (al igual que yo observé en mi
estudio con analfabetos), que cometían
errores semánticos; por ejemplo, narra en
ese artículo que el anuncio de la cerveza
Bavaria fue leído por un participante
“cerveza” y por otro “Águila” (otra marca de
cerveza). También produjeron errores de
otros tipos en la lectura de palabras y
pseudopalabras. Consideró que algunos
tipos de errores en estas últimas daban
cuenta del uso inestable de la vía indirecta;
por ejemplo, sustituir una pseudopalabra
por una palabra, o la lectura literal (letra por
letra) de varios estímulos, pero no observó
paralexias semánticas en ninguna tarea de
lectura. A su vez, interpretó los errores en
367
los estímulos logográficos como errores de
reconocimiento y no de lectura. Ahí, en la
discusión de ese artículo, lanzó su hipótesis
anteponiendo que no había reporte alguno
de paralexias semánticas en español y que
Luria tampoco reportó este tipo de errores
en pacientes hablantes del ruso cuyo
sistema de escritura también es
transparente:
“If the critical factor is the
phonological nature of the Spanish reading
system, it should be expected that in other
phonologically based reading systems,
semantic paralexias would also be
absent…”.
Concluye:
“The frequency of semantic
paralexias may depend upon the
idiosyncratic nature of the different reading
systems. In phonological reading systems,

368
(like Spanish) they seem to be absent or (at
most) occasionallyappear in word-
recognition tasks. In nonphonologically
based systems (e.g., ideographic Chinese
reading system) it would be expected that
semantic paralexias were particularly high
(the written word does not point to any
specific phonology, but to a meaning;
moreover, the same ideographic writing
may be understood by speakers of different
languages). In Spanish, apparently few if
any semantic paralexias are observed. This
may result from the phonological reading
strategy it uses. However, if logographic
reading is introduced, semantic errors may
become evident”.

Alfredo se fue más lejos y puso en


duda la universalidad de estos modelos de
lectura:

“Psycholinguistic models of
reading should be adapted and
369
reconsidered in light of different reading
systems. Larger amounts of cross-linguistic
comparisons are required”. (Ardila, 1991)

No solo la profundidad de su
pensamiento, el conocimiento y por qué
no, la osadía lleva a Alfredo a considerar la
universalidad de los modelos
psicolingüísticos de lectura, un elemento
más interviene para que Alfredo tome esta
postura: el efecto de la cultura sobre el
desempeño en pruebas neuropsicológicas.
La última arista a considerar.
5ª Arista, Neuropsicología
transcultural
Antes de la década de los setenta
del siglo pasado, se consideraban
“universales” las manifestaciones de los
trastornos neuropsicológicos, aun cuando
Luria con la influencia de Vigosky, hablaba
de aspectos culturales dentro de la
370
neuropsicología (Ver, por ejemplo, Kotik-
Friedgut & Ardila, 2019).
Con relación a la lectura, son tres
perspectivas que facilitan la comprensión
de la pregunta que me hizo Alfredo
¿producen los hispanohablantes paralexias
semánticas? a) organización cerebral para el
lenguaje y literacidad; b) habilidades
fonológicas y analfabetismo y c) los
modelos psicolingüísticos de la lectura.
Todas ellas manejadas magistralmente por
Alfredo. Según es de mi conocimiento, el
primero que vinculó la organización
cerebral para el lenguaje y analfabetismo
fue Robert Edmund Scoresby-Jackson
(Scoresby-Jackson, 1867). Posteriormente,
hubo un gran silencio al respecto y años
después, en la década de los cincuenta, de
manera tibia se manifestó el inglés
MacDonald Critchley (Critchley,1956) y
con mayor contundencia, el alemán Viktor
Gorlitzer Von Mundy (Gorlitzer Von
371
Mundy 1957, 1958a, 1958b, 1959, 1961).
En la década de los setenta, Cameronm,
Currier y Haerer (1973) relacionaron la
manifestación de las afasias con la
literacidad y, Antonio Damasio, Alexander
Castro-Caldas, J.T. Grosso y José M. Ferro
(1976) publican un artículo negando la
influencia de la lectura sobre la
organización, pero años después Castro
Caldas dedica muchos artículos a este tema
apoyando la hipótesis contraria (Ver, por
ejemplo, Castro-Caldas et al. 1998a, 1998b,
Castro-Caldas et al., 1999). En1986,
publiqué los resultados de mi tesis de
doctorado (Matute de Durán, 1986) en el
que señalaba menor especialización
intrahemisférica izquierda para el lenguaje
en las personas que no aprendieron a leer y
a escribir. Estos trabajos anteceden al
interés de la diferencia entre “lectura”
logográfica que, para Alfredo más que
lectura, es el reconocimiento de palabras
como imágenes, pues los analfabetos por
372
definición no pueden utilizar la vía
fonológica. De hecho, diversos estudios
realizados en analfabetos sanos apoyan esta
hipótesis (Ver, por ejemplo, Morais, et al.,
1979).
Esta línea de investigación en
analfabetos sanos está muy presente en la
bibliografía de Alfredo (Finley, Ardila, &
Rosselli,1991; Pineda, Mejia, Ardila, &
Cuartas, A (1997); Ostrosky, Ardila,
Rosselli, López Arango, & Uriel
Mendoza,1998; Ardila, Rosselli, & Rosas,
1989; Rosselli, Ardila, & Rosas, 1990;
Ardila, 2000; Ardila et al. 2010). No
obstante, la bibliografía relacionada con la
Neuropsicología transcultural la antecede,
la acompaña y la supera por mucho.
De las tres dimensiones de cultura
que propone en su escrito (Ardila, 2007):
(1) La representación de cultura interna, subjetiva
o psicológica, (2) La dimensión comportamental, y,
373
(3) Elementos culturales, el estudio del sistema
de escritura se enclava en la primera y la
tercera. La primera incluye el pensamiento,
sensaciones, conocimiento, valores,
actitudes y creencias de los grupos sociales,
mientras que la tercera apela a los
elementos físicos característicos de un
grupo, tales como elementos simbólicos,
ropa, ornamentos, vivienda, instrumentos,
armas, etc. No descarta la posibilidad de las
culturas de establecer algún contacto entre
ellas por lo que un grado significativo de
difusión es generalmente observado. Así
dentro de su perspectiva, el neuropsicólogo
tiene que estar alerta para reconocer los
puntos de contacto interculturales y las
diferencias transculturales (Ardila, Rosselli,
Ostrosky, & Puente, 1992; Rosselli, &
Ardila, 2003). Claro es que, hizo especial
énfasis en la cultura hispana (Ardila,
Rosselli, & Puente, 1994). De manera tácita,
el aprendizaje de la lectura está relacionado
con la escolarización y Alfredo buscó la
374
influencia de cada una de ellas por separado
en la cognición (Ostrosky, Canseco,
Quintanar, Navarro, & Ardila, 1985;
Ostrosky, Quintanar, Canseco, Meneses,
Navarro, & Ardila, 1986.). Ardila lanzó su
hipótesis, su conclusión e interpretación de
manera certera y magistral por lo que las
controversias no se hicieron esperar.
Las controversias
Tres años después de que apareció
ese artículo de 1991, en 1994, aparece en la
revista Brain and Language, la primera
respuesta a la polémica que desató Alfredo,
de coautoría de Adelaida Ruíz, Ana Inés
Ansaldo y André Roch Lecours. Alfredo
conocía muy bien a Roch, desde años atrás.
De hecho, ellos, Alfredo y Roch, fueron
fundadores de la Sociedad Latinoamericana
de Neuropsicología (SLAN) a finales de la
década de los ochenta. Ana Inés, de
Argentina, se formó en Neuropsicología en
375
Montreal, en el grupo de él. Al igual que
Alfredo, André estaba muy interesado en la
patología del lenguaje oral y escrito. Desde
su resumen, en ese artículo se ve claramente
que es una respuesta a las publicaciones de
Alfredo (Ardila, Rosselli y Pinzón, 1989;
Ardila, 1991). Reconoce como lo postula
Alfredo, que, por su transparencia, el
sistema de escritura del español favorece la
ruta de conversión grafema-fonema para la
lectura. No obstante, aparece la refutación,
pueden observarse paralexias semánticas en
hispanohablantes; el argumento es la
presentación de dos casos, un abogado y un
programador de sistemas quienes, como
consecuencia de una lesión cerebral,
presentan afasia y alexia. Lo interesante es
que ambos pacientes realizan paralexias
semánticas. ¿Se equivocó Alfredo? Ana
Inés y André en su escrito, no se atreven a
ir tan lejos, como para contradecir la
postura de Alfredo y concluyen que
además de las características del sistema de
376
escritura de una lengua, existen otros
factores que afectan las características de la
alexia; dado que los dos pacientes que
presentan en ese artículo son
profesionistas, sugieren que el nivel de
escolaridad alto y hábitos de lectura sólidos
conllevan a la presencia de paralexias
semánticas en hispanohablantes por lo que
postulan:

“…in order to become a


spectacular Deep dyslexic, one must have a
rich premorbid reading background
qualitatively and quantitatively such that it
has led to the constitution of a larger
number of stable and unstable <entries> to
one’s logographic lexical memory”.

Finalizan diciendo que, de acuerdo


con su experiencia, en general, la alexia
completa es mucho más frecuente que la
alexia profunda en afásicos con lesiones
cerebrales presuntamente similares. ¿Sería
377
la contundencia con la que Alfredo negó la
alexia semántica en hispanohablantes? O
¿su autoridad en el tema? El caso es que no
esperábamos la tibieza en la “ofensiva”.
Así, la que esperábamos fuera una ofensiva
se convirtió en un apoyo con matices: los
pacientes cerebro-lesionados
hispanohablantes presentan el cuadro de
dislexia profunda incluyendo paralexias
semánticas, solo si tienen un alto nivel de
escolarización y buenos hábitos de lectura
(leen mucho y bien).
Al siguiente año, en esa misma
revista Aldo Ferreres junto con Gabriel
Miravalles (1995) presentan en esa misma
revista, otro caso, un caso hablante del
español que “produce un gran número de
paralexias semánticas junto con otros
rasgos consistentes con el diagnóstico de
alexia profunda”. Los autores registran 51
paralexias semánticas en su corpus de
lectura en voz alta, tales como: asno
378
burro, paja pasto, cortina puerta,
cultura estatua, etc.
En este artículo otra vez, Alfredo es
el punto detonador de los argumentos y de
nuevo, su artículo de 1991 abre el escrito
ahora el de Aldo Ferreres. Aquí, los autores
añaden al bilingüismo como factor que
pudiera facilitar la presencia de alexia
profunda en hispanohablantes. Ahora sí,
ellos son más directos y afirman:

“…data from a single subject allow


the explicit hypothesis that “reading in
Spanish is always mediated through phonology”
(Ardila 1991) to be rejected”

No obstante, las tres últimas líneas


de ese escrito matizan la postura o, me
queda la duda, critica de manera más
contundente, la hipótesis de Alfredo

379
“ … perhaps the very transparent
nature of grapheme – phoneme conversion
in Spanish might also account for the rare
occurrence of semantic paralexias in patient
group studies”.
En ese escrito se señalan dos casos
que desconozco, uno de Fernando Dalmás,
uruguayo, (Dalmás, 1991) y otro del mismo
Aldo (Ferreres, 1992). En total, en estos 4
reportes son 5 pacientes hispanohablantes
que presentan alexia profunda y que tienen
como común denominador una escolaridad
alta. Incluyo en el listado de referencias
estas dos, para aquellos que tengan interés
en analizar esta discusión con mayor
acercamiento, puedan hacer su búsqueda
más fácilmente. No queda más que decir,
¡bravo, Alfredo! una breve pero profunda
hipótesis puso en juego a los pocos
afasiólogos que trabajaban en esa época
con pacientes hispanohablantes.

380
Tuvimos que esperar la contra
respuesta de Alfredo tres años. En la revista
Aphasiology (Ardila, 1998) publica una
reflexión teórica Semantic paralexias in the
Spanish language, teniendo como argumentos
los casos señalados aquí y los hallazgos en
hablantes de otras lenguas. En esta
reflexión, analiza la aplicabilidad de los
modelos psicolingüísticos en el español.
Vuelve a enfatizar que, en español, la
estrategia grafofonémica de lectura es la
más utilizada y que en circunstancias
normales, no se requiere la lectura
logográfica. Resalta que, en español, la
lectura logográfica, así como otras
estrategias de lectura pueden utilizarse bajo
circunstancias muy específicas. Si bien las
paralexias semánticas son comunes en
pacientes aléxicos anglohablantes, este
fenómeno es inusual en pacientes afásicos
hablantes del español y se reduce a una
submuestra de afásicos muy específica. En
resumen, Alfredo considera que la
381
semiología de las alexias se relaciona con la
idiosincrasia de los respectivos sistemas de
escritura.
Años después, Fernando Cuetos
(español) junto con Edith Labos
(Argentina) se mezclaron en esta discusión
(Cuetos y Labos, 2001; Cuetos, 2002;
Davies y Cuetos, 2005) y presentan un
nuevo caso de una secretaria
hispanohablante, quien subsecuente a un
tumor cerebral presenta afasia y alexia
profunda. Este caso lleva a los autores a
concluir que la lectura lexical es adoptada
por los lectores competentes aun cuando
son usuarios de sistemas de escrituras
transparentes como lo es el español.
Hace poco, Alfredo y Fernando
Cuetos publicaron un encuentro entre estas
dos posturas sobre la aplicabilidad de los
modelos de lectura de doble ruta en español
Applicability of dual-route reading models to
382
Spanish (Ardila y Cuetos, 2016) y contrastan
estas dos perspectivas que he analizado en
este escrito. Aquí, ellos detallan lo que
llaman “los dos principales factores que
influyen en la lectura: las características del
sistema ortográfico y las características del
lector hispanohablante. En su escrito
concluyen que en español:
1. Dada su transparencia, la lectura
fonológica representa la estrategia inicial de
lectura;
2. el “umbral de lectura” (tiempo requerido
para aprender a leer) es más bajo en español
ya que no hay palabras irregulares;
3. a medida que aumenta la experiencia
lectora, aumenta la velocidad y la lectura
léxica se hace progresivamente más
frecuente;

383
4. dadas las características del sistema de
lectura español, es comprensible que la
frecuencia con la que aparecen casos de
dislexia profunda sea tan baja.

Alfredo continuó con este tema en


la cabeza, pero ya no lo volvimos a discutir.
En 2020, me parece que publicó el último
artículo sobre la alexia en español
(Gonzalez, Rojas y Ardila, 2020) en el cual
tiene coautoría con dos colegas chilenos.
De un registro de 1404 pacientes, analizan
200 que presentaron afasia vascular. Ya no
analiza la presencia de paralexias
semánticas en español. No obstante,
concluyen que:
“…en los pacientes afásicos
hispanohablantes, las dificultades en lectura
y escritura son similares a las dificultades en
el lenguaje oral. Esta similitud en la
ejecución está basada más en la severidad
que en el patrón de errores del paciente”.
384
A manera de epílogo
Al día de hoy, después de 27 años
de la aparición del artículo de Ana Inés
Ansaldo y André Roch Lecours (1994), se
han publicado solo seis casos de
hispanohablantes con el diagnóstico de
alexia profunda y que, por lo tanto,
registraron paralexias semánticas en
español. La primera reflexión de Alfredo la
publicó en 1989, hace 32 años, y a la fecha
no tenemos los suficientes datos ni para
apoyarla ni para refutarla por completo.
De una cosa estamos ciertos, la
hipótesis de Alfredo levantó polémica entre
unos pocos (o los pocos) que trabajan el
tema de las alexias en español. Alfredo era
así, con ideas originales y con posturas
contundentes. Los estudios que hemos
realizado en población infantil
hispanohablante nos han orientado a
pensar que la lectura es estratégica. No solo
385
las características del sistema español de
lectura junto con la competencia lectora
inciden en el tipo de errores que se cometen
al leer. La frecuencia del estímulo también
se manifiesta en los errores. Dejo en manos
del lector de este escrito que reflexione
sobre el uso de estas rutas al leer los
siguientes estímulos:
SOL
PROSOPAGNOSIA
INSTREPICASIA

Si considera que, en uno de ellos,


utilizó la vía directa o lexical, entonces
responda ¿por qué son tan escasos los
reportes de paralexias semánticas en
español?
Muchas gracias, Alfredo por abrir
caminos a la neuropsicología latinoamericana.

386
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399
400
401
402
Alfredo, El Hombre
Detrás Del Genio.
A mi mentor, amigo y maestro Alfredo
Ardila
Francisco Lopera Restrepo 17

Siendo yo un estudiante de
medicina y profesor de cátedra de la sección
de investigaciones psicológicas de la
Universidad de Antioquia, que había
ayudado a fundar al psicoanalista Joel
Otero, escuché de él por primera vez el
nombre de Alfredo Ardila, quien había sido
su compañero de estudio en la Universidad
Nacional de Bogotá. Su comentario, en el
17Neurólogo y Director del Grupo de Neurociencias
de Antioquia —GNA
403
sentido de que Alfredo tenía una formación
muy rigurosa y acababa de regresar al país
después de haber realizado estudios de
postgrado con Alexander Luria en Rusia,
me cayó como anillo al dedo. Me
encontraba escribiendo un trabajo crítico
sobre el conductismo de Watson, que me
obligó a estudiar la obra del neurofisiólogo
ruso Pavlov, de cuya obra, Watson tomaba
el concepto de reflejo condicionado y esto
me había llevado a interesarme en la
Psicología y Neuropsicología soviética de
Alexander Luria.
Cuando reingresé a la Universidad
de Antioquia como residente de Neurología
Clínica, contacté por primera vez a Alfredo
Ardila para solicitarle que me aceptara
hacer una rotación con él en su servicio de
Neuropsicología del Instituto Neurológico
de Bogotá. Fue en este momento cuando

404
tuve la oportunidad de conocerlo y trabajar
varios meses bajo su tutoría.
La experiencia de hacer una
rotación en Neuropsicología con Alfredo
Ardila como parte de mi formación en
Neurología Clínica fue algo revelador y
maravilloso. Con Alfredo como tutor, tuve
la sensación de estar trabajando con el
mismísimo neurólogo y neuropsicólogo
Alexander Luria.
Durante la sesión académica de la
mañana, cuando se presentaba y discutía la
historia de los pacientes ingresados el día
anterior, con neurocirujanos, neurólogos y
psiquiatras del Instituto, la intervención de
Alfredo era siempre la que mejor cuenta
daba de la realidad clínica de cada paciente.
Alfredo impresionaba a todo el staff por su
dominio de la clínica, la semiología y la
localización de las lesiones cerebrales y por
405
poner punto final a la mayoría de las
discusiones.
Después de las sesiones
académicas, atendíamos las solicitudes de
evaluación neuropsicológica de los
pacientes nuevos ingresados al Instituto,
evaluaciones que realizábamos al borde de
la cama del paciente. La evaluación se
centraba fundamentalmente en la
reconstrucción de la anamnesis
interrogando al paciente y en lo posible a un
familiar. Alfredo a veces hacía uso de una
hoja de papel para solicitarle al paciente
escribir o dibujar, y muy rara vez hacía uso
de test formales para la evaluación al borde
de la cama. Su evaluación era estrictamente
clínica y del interrogatorio extraía
directamente el diagnóstico que debía
confirmarse posteriormente al trasladar al
paciente a un consultorio para evaluación

406
neuropsicológica con baterías y tests
neuropsicológicos formales.
Esta actividad evaluativa, al borde
de la cama del paciente, fue la que más
impactó en mi proceso de formación y
marcó mi manera de interrogar y evaluar a
mis pacientes por el resto de mi vida
profesional. A través de Alfredo, tuve la
fortuna de impregnarme de un estilo
Luriano de evaluación del paciente con
trastornos del sistema nervioso central.
Con Alfredo aprendí lo más importante que
debe saber un clínico: si al terminar el
interrogatorio uno no sabe qué tiene el
paciente, va a ser muy difícil saberlo con
cualquier otro examen y que todos los
exámenes que se le solicitan a un paciente
deberían ser siempre para confirmar lo que
se concluyó con la anamnesis y no para
hacer el diagnóstico.

407
El otro principio fundamental que
aprendí con Alfredo fue la importancia de
incluir en la anamnesis el interrogatorio a
un familiar o a un conocido del paciente. Es
tan importante lo que el paciente refiere de
su padecimiento como lo que refiere el
familiar del paciente. Si no se encuentra la
clave del diagnóstico en el primero, se
encuentra en el segundo, siempre y cuando
sea un buen informante. La habilidad para
interrogar de Alfredo era tan desarrollada
que parecía detectivesca. Lo más
interesante de todo este ejercicio es lo que
venía después en las reuniones de discusión
de los casos clínicos con toda la
información de exámenes paraclínicos,
imágenes y test neuropsicológicos.
Comprobar que todos estos estudios
confirmaban lo que ya se había sospechado
por la anamnesis reforzaba el valor y la
importancia de ésta. Cuando se descubría
408
un error diagnóstico, generalmente se
encontraba como causa una anamnesis
incompleta o mal hecha. Más que una
evaluación neuropsicológica formal, lo que
Alfredo hacía al borde de la cama del
paciente era, supongo yo, una evaluación al
estilo de Luria como neurólogo del
comportamiento.
Alfredo transmitió a todos sus
discípulos pasión por la obra de Luria y por
la Neuropsicología. Amaba tanto la
Neuropsicología que no podía enseñarla sin
pasión. Pero el tema que más emoción le
generaba era el lenguaje y las afasias. En
alguna de las lecturas de los textos que me
recomendó leí este comentario: “si quieres
desanimar a un neurólogo para que se
interese en la neuropsicología ponlo a
estudiar el tema de las afasias”. Sin
embargo, lo que yo diría hoy en día es que,
si quieres enamorar a un neurólogo de la
409
neuropsicología, ponlo a escuchar a
Alfredo Ardila hablar de afasias, o dile, que
lea un texto de Alfredo sobre el lenguaje y
las afasias.
El tema de las afasias era tan
complejo y complicado, que poner a un
neurólogo, a un estudiante o a un residente
de neurología a leer el tema de las afasias lo
desanimaba de la neuropsicología. Con
Alfredo ocurría todo lo contrario, porque él
ordenó y organizó el tema de las afasias de
una manera didáctica y de una forma que
seducía al lector. Pero el lenguaje no era
solamente el tema que más lo emocionaba,
era también su mayor fortaleza. Alfredo
tenía una habilidad lingüística tan
excepcional que se podría pensar que tenía
dos hemisferios izquierdos. De hecho, su
habilidad lingüística se expandía tanto en
sus hemisferios cerebrales que puso en
aprietos una función relacionada con el
410
hemisferio derecho. Alfredo no era muy
bueno en el reconocimiento de caras y
parece que dicha debilidad lo acompañó
toda su vida. Pero, por el contrario, era muy
bueno para analizar el procesamiento
cerebral de las caras, como pude
comprobarlo en el proceso de escritura y
publicación de un artículo sobre
prosopagnosia que publicamos juntos.
Algo que admiré mucho de él fue
su sentido de pertenencia como
Latinoamericano. En ese sentido era radical
y fundamentalista. Adoraba y defendía con
toda su energía a Latinoamérica, a los países
en vías de desarrollo, y no toleraba
comentario ofensivo contra ellos. Le
interesaba sobremanera difundir la
Neuropsicología en todos los países de
América Latina y lo hizo muy bien, porque
sembró semillas y dejó discípulos en todas
partes. Creo que todos los psicólogos,
411
fonoaudiólogas, terapistas del lenguaje y
neurólogos que tenemos que ver con la
Neuropsicología en América Latina, lo
consideramos como el padre de la
Neuropsicología en Latinoamérica.
Difundió muy bien el legado de Luria y de
la Neuropsicología entre todos los
latinoamericanos, y ahora nos toca a
nosotros mantener el suyo.
Por otra parte, fue un verdadero
maestro en la docencia. Estimulaba y
contagiaba a sus discípulos por la actividad
de la escritura y de las publicaciones. Nos
estimuló a todos a escribir y a publicar lo
que aprendíamos en el desarrollo de la
actividad clínica y profesional. Alfredo no
soportaba quedarse con el goce y la
capacidad de asombro que le producía el
análisis de un caso clínico, tenía que
escribirlo, publicarlo y comunicarlo como
una forma de compartir ese goce y
412
capacidad de asombro con los otros.
Alfredo mostraba una pasión
impresionante en sus conferencias, hasta el
punto de ser contagiosa. Sus conferencias
jamás aburrían, porque se apoderaba de la
mente de los asistentes que le escuchaban y
capturaba su atención hasta el final. Hubo
incluso profesionales y estudiantes que con
sólo escucharlo decidieron dedicarse a la
Neuropsicología.
Alfredo transformó a muchos
neurólogos en neurólogos del
comportamiento, entre los cuales estamos
David Pineda, Byron Bernal y mi persona,
pero probablemente fueron muchos otros.
El impacto de esto fue de tal magnitud que,
por lo menos 3 grupos de trabajo en el área
de las Neurociencias Cognitivas: el grupo
de Byron Bernal en EEUU, el de Gruneco
de David Pineda en la Universidad de San
Buenaventura en Medellín, y el Grupo de
413
Neurociencias de la Universidad de
Antioquia, que tengo el honor de dirigir,
son indudablemente parte de su legado. De
hecho, los primeros trabajos que
publicamos de Neuropsicología sobre la
enfermedad de Alzheimer Autosómica
dominante en Antioquia, lo hicimos con
Alfredo Ardila y Mónica Rosselli, y el
primer premio de ciencias físicas y naturales
de la Fundación Alejandro Escobar al
Grupo de Neurociencias de Antioquia lo
compartimos con ambos.
Nuestros grupos en Colombia se
formaron al calor de la actividad febril de
Alfredo para la escritura y publicación de
pequeños libros de Neuropsicología en
nuestro medio, en la que lograba
involucrarnos a todos generando una masa
crítica de interesados en la
Neuropsicología, en las Neurociencias
Cognitivas y en la Neurología del
414
comportamiento. No en vano lideró la
creación de la revista Neuropsicología,
Neuropsiquiatría y Neurociencias, órgano
oficial de publicaciones de la Asociación
Latinoamericana de Neuropsicología
(ALAN), de la cual fue también uno de sus
fundadores.
También quiero decir que Alfredo
supo escoger a la mejor compañera de su
vida porque, Mónica Rosselli, su polo a
tierra, tan brillante como él en el campo de
la Neuropsicología, influyó enormemente
en su grandeza. Supo escoger como
compañera de vida a alguien que le ayudara
además a difundir la Neuropsicología en
América Latina, y nadie mejor que Mónica
Roselli para ese reto.
De regreso de Bruselas en 1989,
donde cursé dos años de Neuropsicología
de adultos y niños y antes de volver a
415
Colombia, tuve la oportunidad de convivir
3 meses con Alfredo y Mónica en Miami.
Me impactó ver la rapidez con la que
respondía sus correos electrónicos: correo
que llegaba a su bandeja de entrada era
respondido de inmediato. A veces, cuando
ya había terminado de responder
completamente una tanda de correos, daba
la impresión de quedarse atento esperando
la entrada del próximo correo para
responderlo. Esta estrategia de Alfredo es
altamente recomendable para los que no
tenemos fortalezas en la memoria. Alfredo
tenía una excelente memoria, pero la usaba
con eficiencia.
Me impactó mucho también el
amor que tenía por su familia. Para
mencionar sólo un detalle, en cada navidad
Alfredo y Mónica compartían con todos
sus amigos una tarjeta con la foto de sus dos
hijos. Hermosa forma de comunicarnos
416
cómo los veía crecer porque la costumbre
la mantuvo por siempre. Sus compañeros y
amigos tuvimos la oportunidad de
compartir muchos momentos con Alfredo,
lo cual nos permitió conocer cómo amaba
la vida, su familia y sus amistades. Era un
placer cerrar un evento, un taller o una
conferencia con Alfredo y salir en grupo a
festejar cantando y bailando. Guardo en mi
memoria una escena cantando tango con
Alfredo acompañados por la orquesta de
tango del bar Madeleine, en Buenos Aires.
Los últimos correos que me
escribió Alfredo dan cuenta de su amplio
interés por todos los perfiles humanos. El
10 de enero del 2020 me envió un correo
con el siguiente texto:
Pacho,
“Hay dos criminales fuera de todo limite en
Colombia que he tenido interés en estudiar: Luis
417
Alfredo Garavito (probablemente torturó y mató a
más de 300 niños), y Popeye (mató directamente
unas 300 personas y fue responsable de unas 3.000
muertes). Garavito podría ser el criminal mayor en
la historia de la humanidad.
Desde el punto de vista de las neurociencias
cognitivas, son tan interesantes como Einstein:
personas completamente inusuales, desviadas
significativamente.
Como sabrás, Popeye se está muriendo de un cáncer
en el esófago. Ha descrito en detalle todos sus
crímenes e intenta aparecer como muy colaborador.
Está en Bogotá, pero seguramente lo trasladarán
pronto a Medellín.
Propuesta: (1) convencer a Popeye que done su
cerebro cuando muera. Podría ser de gran interés en
un futuro, cuando entendamos mejor las bases
neurológicas de las conductas desviadas; (2) hacer
una evaluación SUPER SUPER SUPER
completa desde el punto de vista neurológico,
418
radiológico, neuropsicológico, intelectual, EEG, etc.
Estoy convencido que Popeye aceptaría ambas
propuestas.
Describimos el caso y lo publicamos –obviamente
cuando se haya muerto-- para que la información
quede registrada. Tenemos sin embargo que obtener
su permiso escrito para su publicación. Y
guardamos el cerebro para la posteridad.
¿Te parece que valdría la pena?
¡Un muy feliz 2020!
Aunque dudé si sería capaz de
evaluar un sicario, me interesó la propuesta
y comenzamos a analizar un plan para
establecer contacto con Popeye o su
familia, pero muy pronto, el 6 de febrero
Alfredo me envío su último correo con esta
nota y un link: “Murió Popeye ya no
podremos estudiarlo”. Alfredo suponía que
en el cerebro del sicario debería encontrarse
419
la explicación de su maldad. No juzgaba al
sicario por sus maldades y crímenes, más
bien le interesaba entender por qué un
sicario se comportaba como tal.
Doy gracias a la vida que me brindó
la oportunidad de conocer y compartir con
una persona tan genial como Alfredo
Ardila, que impactó mi vida y la forma de
ver y vivir mi profesión como neurólogo
clínico. Ese impacto se refleja en toda mi
producción científica y en la de mi Grupo.
Quiero agradecer a mi amiga
Ninoska y a la Sociedad Boliviana de
Neuropsicología, por invitarme a escribir
estas notas a la memoria de Alfredo que
seguirá estando presente en el resto de mi
vida. Invito a todos sus amigos y discípulos
a que mantengamos vivo su legado y lo
sigamos difundiendo en toda América
Latina como el mejor homenaje que
420
podemos brindarle a nuestro maestro,
amigo, mentor y colega.

Medellín, agosto 19/2021

421
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Para el Dr. Alfredo Ardila:
“Genio de la Neuropsicología”
¡Con todo respeto y cariño! dedico este “Poema
Acróstico”: Dr. Hugo Jaime Ocampo.

Á ngel bajado del cielo!


L uz que brillan en las tinieblas
F iel amigo, colega y compañero
R adiante como el “sol que nos
alumbra”
E ducador y profeta de
generaciones
D octor y referente de la
Neuropsicología
O rgullo de quienes te conocimos
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___________
A postol del “desarrollo
cientifico”.
R eferente indiscutible de la
Neuropsicologia!..
D ios te colme de bendiciones
I magen imborrable y “eterna”
L ucero que brillas con un…
A mor generoso e incomparable.

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