IAI Berlin |
A 13
4739
‘aes!LA NOVELA
POLICIAL
Boileau - Narcejac
Editorial Paidés, Buenos AiresTitulo del original francés
LE ROMAN POLICIER
Publicado por
Editions Payot
Paris
Versién castellana
Basilia Papastamatin
Disefio grafico
Norberto Céppola
AAS
O739
cpmerikanisches 7,
icables resulta apasionante. Un misterio
cabezas C rome un espejo roto, como un rompe-
tiendo * Guia lo por una intuicién del todo, presin-
por encima deg inventor la significacién del conjunto
que investi le las significaciones parciales, el hombre
dejar de doa S¢ encamina hacia la verdad. No puede
Poe como fan rirla. Y un hombre asi, parecido a
el primer d ne su hermano, es el caballero Dupin,
palebrn letective en el sentido modermo de la
Un detective de novela n i i
0 es un policia. Poe conocié
las Memorias de Vidocq. Pero no tomé nada de los
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métodos empiricos de aquel comisario, un precursor
intuitivo que habia sabido organizar una red de
informadores y un fichero, pero que desconocia to-
talmente la reflexién, el razonamiento. El caballero
Dupin hubiera podido firmar estas palabras de La-
place: “Todos los acontecimientos, aun aquellos que
por su insignificancia no parecen depender de las
grandes leyes de Ja naturaleza, constituyen una serie
tan necesaria como la revolucién del sol.” Dupin,
como Poe, cree que todo se encadena, que Jas cosas
forman un sistema de posibilidades y que basta es-
tablecer entre los hechos relaciones plausibles para
poder descubrir su organizacién. Y también el hom-
bre, a pesar de su libre arbitrio, esta determinado por
su origen, su temperamento y su caricter. Una in-
vestigacién hdbil descubre su pensamiento. Una
noche, el caballero Dupin pasea_ con un amigo por
Paris; luego de algunos minutos de silencio dice algo
que no tiene relacién alguna con Ja conversacion
anterior, pero que sefiala el desenlace de una breve
ensofiacién de su compafiero. Y se explica su razo-
namiento del siguiente modo:
Sus ojos habian quedado fijos en el suelo, vigilando con
una especie de irritacién los huccos y las huellas de la
calzada (por Jo que me di cuenta de que usted estaba
pensando en las piedras), hasta que Iegamos a un pe-
quefio cruce, denominado pasaje Lamartine, en el que
se acaba de instalar un nuevo pavimento de madera.
Este consiste en un sistema de bloques unidos y s6lida-
mente empalmados, En ese momento su rostro se iluminé
y sus labios se movieron. Adiviné entonces, con seguri-
dad, que usted murmuraba Ia palabra “estereotom{a”, tér-
mino con el que se denomina esa clase de pavimento.
Y comprendi que, al decir estereotomia, iba a recordar
inevitablemente los dtomos y los iba a asociar enseguida
con las teorias de Epicuro; y como durante la conver-
sacién que sostuvimos yo le comenté que las imprecisas
conjeturas de este ilustre griego han sido confirmadas en
forma notable por las ultimas tcorias sobre las nebulosas,
adiviné que usted no iba a poder dejar de dirigir su
vista, entonces, hacia la gran nebulosa de Oridn, cosa que
37efectivamente hizo, Eso me confirmé que habia adivinado
su pensamiento, Por otra parte, en esa Aspera critica a
Chantilly,! aparecida en Le Musée, su autor satirico ci-
taba wn verso latino del que ya hemos hablado con
frecuencia: Perdidit antiquum littera prima sonum.
Yo le comenté que el mismo tenia relacién con Oridn,
palabra que antiguamente so escribia Urién. Necesaria-
mente, pues, iba usted a asociar a Orién con Chantilly.
¥ a esta asociacién de ideas la adverti por la sonrisa espe-
cial que esbozaron sus labios. Hasta entonces usted habia
caminado inclinado, pero en ese momento se irguié, dén-
dome yo cuenta asi de que usted habia recordado Ia talla
lastimosa de Chantilly. Y en cse instante decidi interrum-
pir sus pensamientos para hacerle el comentario de que
el tal Chantilly era un pobre aborto de Ja naturaleza y
que como tal podria muy bien actuar en un teatro de
Variedades,
Este fragmento es brillante. Demuestra que la casua-
lidad aparente de una divagacién esti en realidad
‘orientada” por las preocupaciones del que la hace
Y que, como entre las imagenes y las ideas existe una
uerte relacién, un observador clarividente es capaz
le leer el pensamiento. Asi como la naturaleza tiene
sus leyes, el cardcter tiene sus claves. El detective
no es un policia sino una especie de investigador
que elige el acto humano como objeto de estudio. La
isica se ocupa de las cosas; la psicologia, del pen-
samiento. Pero falta construir una ciencia del acto,
que se instale alli donde se une lo fisico con lo
psiquico, alli donde aparece el acontecimicnto, que
es lo humano hecho historia. Si Edgar Poe hubiera
Negado a conocer el psicoanilisis, seguramente habria
sobresalido en este campo. Dupin es ya una especie
de psicoanalista. Pero para serlo sdlo contaba, entre
todas las situaciones existentes, con el misterio y, mds
Pprecisamente, con el crimen, que es uno de los
hechos mds enigmiticos, tanto por sus procedimien-
tos como por sus motivos. Pero Dupin posee el mé-
1 Chantilly es el nombre de un zapatero.
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todo que le permite desentrafiar los motivos y, en
consecuencia, dilucidar los procedimientos. Y asi
como es posible conocer el juego sutil de las asocia-
ciones de ideas en el hombre normal, con mayor
razon es facil comprender una mentalidad criminal;
si existe una ldgica de los actos, también existe fa-
talmente una légica de las situaciones que, en el
fondo, es la misma. Lo tinico que nos confunde son
las apariencias, es decir, los hechos momentinea-
mente privados de su explicacién. Basta con contro-
lar nuestra imaginacién, siempre penetrada de lo irra-
cional y de lo maravilloso, y con buscar los deta-
Iles significativos; a partir de alli la verdad se deduce
facilmente.
Lo que Poe lama deduccién, se Jo ha sefialado mu-
chas veces, no es en rigor la deduccién, si por ésta
entendemos un razonamiento necesario que desem-
boca en una proposicién evidente. La légica, en Poe,
tiene un cardcter estético. Es mds la légica del poeta
que la del investigador, como lo dijimos antes. Para
él, deducir es componer. Cuando leyé la novela
Barnaby Rudge, de Dickens, y comprendié desde sus
primeras paginas en qué consistia el misterioso cri-
men imaginado por el autor, rehizo el libro en un
destello de intuicién. Lo admirable de Poe no es tan-
to su talento para descubrir —porque Jos enigmas
que descubre son Ios que previamente habia inventa-
do— sino la estructura légica de sus relatos. Todo
ocurre como si Dupin, con inteligencia milagrosa,
fuera capaz de resolver todos los problemas. El lector
termina convencido de que es posible, a fuerza de
atencién y de rigor, conquistar y gobernar lo desco-
nocido, Y lo mas notable es que el mismo Poe se
convencié de esto y se dejé atrapar por su propio
juego. No se dio cuenta de que habia encontrado
simultineamente las reglas de la investigacién poli-
cial y las de Ja novela policial, las que, sin embargo,
se excluyen entre si.
Frangois Fosca, en su Historia y técnica de la novela
policial, formula del modo siguiente Jas reglas en las
que Poe se inspiré:
391) El caso que constituye la anécdota es un misterjo
aparentemente inexplicable.
2) Un personaje —o varios en forma simultinea o suce-
siva— es considerado erréneamente culpable porque los
indicios superficiales parecen dclatarlo.
3) Una observacién minuciosa de los hechos materiales
y psicolégicos, a la que sigue la diseusién de los tes-
timonios y, ante todo, un riguroso método de razona-
miento, triunfan sobre las teorias apresuradas. El analista
no adivina nunca. Razona y observa.
4) La solucién, que concuerda perfectamente con los
hechos, es totalmente imprevista.
5) Cuanto més extraordinario parece un caso, mais ficil
es de resolver.
6) Una vez eliminadas todas las imposibilidades, lo que
queda es la solucién justa, aunque en un primer momento
parezca increible.
Solamente las reglas 3 y 4 conciernen a Ia investi-
gacién policial propiamente dicha, tal como un ver-
dadero policia puede Hevarla a cabo. Las demas
corresponden a la novela policial considerada en
cuanto obra literaria, Es evidente que un investigador
policial debe observar y, si es posible, razonar, para
eliminar todas las soluciones imposibles. Pero no por
ello puede estar seguro de desenmascarar al culpa-
ble. En efecto, lo real es miltiple, variado y, por
To tanto, oscuro; no ofrece jams, practicamente, e]
pequefio conjunto de hechos _extraordinarios sobre
los cuales un detective de novela aplica su sagacidad,
Y sobre todo, un policia ignora lo que el novelista
sabe: la solucién. Por consiguiente debe tantear, bus-
car al azar y si es posible inducir, pero este es un
método ingrato y poco espectacular. ¢Qué es la in-
ferencia? Una hipétesis que se considera probable.
El cazador ha observado mil veces que el ciervo
deja huellas de una forma muy especial. Entonces,
cuando descubre huellas similares, piensa inmediata-
mente que son las de un ciervo. No se trata de. una
certidumbre Iégica, no es la comprobacién de una
relacién necesaria sino una simple certidumbre mo-
40 :
ral. Y el policia acta como ese cazador, y por eso
se equivoca con frecuencia. La investigacién policial,
aun cuando se la Ileve a cabo con la conciencia y
el rigor maximos, para Iegar a un resultado exitoso
depende, en ultima instancia, del azar. La investiga-
cién policial no es una ciencia exacta.
La novela policial, en cambio, sdélo nos satisface
plenamente si posce Jas caracteristicas de una inves-
tigacién que avanza infaliblemente hacia la solucién.
Y esperamos, ademas, que la pesquisa sea sobrema-
nera dificil y que se ocupe —como lo indica la regla
5— de un caso extraordinario. Dicho de otro modo,
queremos que se nos instale subitamente en el limite
entre lo real y Jo irreal. Poe comprendié que el mis-
terio debia sacudir con fuerza nuestra sensibilidad y
nuestra razon, que debia ser una especie de desafio
terrible, para que eso nos Ilevara a seguir con pasién
las investigaciones del detective. Por eso inventé en
primer término el enigma del “local cerrado” (El
asesinato de la calle Morgue). El local cerrado es
el sitio vigilado, el Iugar prohibido en el que el
asesino no podia entrar, pero donde, sin embargo,
mata. El local cerrado es el problema por excelencia |
porque es un escdndalo légico, el fracaso del prin-
cipio de identidad, el triunfo de Ja magia y de lo
jrracional. Y unicamente un principe de Ia inteligen-
cia, un virtuoso del razonamiento, como Dupin,
podria resolverlo. En este momento aparece Ia fic-
cién literaria, con exigencias profundas que no son
en modo alguno las de la verdadera investigacién
olicial. Salta a Ia vista que el local cerrado es un
artificio evidente, un decorado armado para producir
un efecto determinado; esté preparado, construido,
“montado”, para realzar no a un hombre como los
demas, sino a un personaje. El detective es una crea-
cién literaria. Dupin posee esa verdad particular,
fascinante, que proviene por entero del lenguaje y
que es la verdad novelesca, Ia del misdntropo de
Moliére, la del padre Goriot. Las reglas enunciadas
antes no son, a decir verdad, ni reglas ni Ieyes que
determinan estrechamente un método al alcance de
Al
icualquiera. Son simplemente “precauciones” que un
autor (y no un investigador) debe tomar si quiere, a
su vez, imaginar una historia policial. Y toda histo-
ria policial va a ser concebida, en adelante, en fun-
cién de este personaje nuevo que es el detective.
Pero Edgar Poe, tenemos que admitirlo, no compren-
dié que Jo que hacfa era ante todo y tmicamente una
obra de novelista. Para él, Dupin tenia sélo un valor
de ejemplo y cualquier hombre inteligente, cultiva-
do, observador, seria capaz de reirse del misterio del
mismo modo que cl Caballero. Y las historias poli-
ciales que hicieron famoso a Poe sdlo eran, a su
Juicio, “maquetas”, casos limites, maquinas como las
que se ven en los gabinetes de fisica, que sdlo sirven
para aislar algunos fendmenos con el fin de hacerlos
evidentes. Poe no advirtié que el método literario
que consiste en comenzar un relato por el final, en
remontarse de la solucién de una enigma a sus con-
diciones materiales y del problema a los personajes,
contradice el método Iégico, que sigue el camino
Inverso. No se dio cuenta de que al mismo tiempo
que manejaba argumentos e hilaba razonamientos,
escribia también una novela. No advirtié que en
ningin momento abandonaba el] campo de Jo imagi-
nario, Orientado por lo que podriamos Iamar su
Prejuicio légico”, ni siquiera advirtié la relacién
Secreta pero necesaria que hay entre el terror y el
tazonamiento, Hasta tal punto es esto verdad, que
dirigié su obra en dos direcciones: por un lado, las
historias policiales, por el otro, Jas historias de terror.
Pero el terror condiciona Ja investigacién y no exis-
te verdadero relato policial sin thriller. Esta exigencia
es tan importante que el mismo Poe, a pesar suyo,
la tuvo de alguna manera en cuenta en su Doble
asesinato de la calle Morgue. Los crimenes son co-
metidos con tanto salvajismo, el “local cerrado” esta
a tal punto manchado de sangre, que el lector co-
micnza a horrorizarse y a desear con todas sus
fuerzas Ja aparicién del vengador. Pero Poe no si-
guid por ese camino, y sus Historias Extraordinarias
son con frecuencia historias policiales que no desem-
42,
bocan en nada por falta de un investigador. Si a
El barril de amontillado, El pozo y el péndulo, etcé-
tera, les agregdramos un detective, se convertirian
en auténticos cuentos policiales.
¢Por qué a Poe se le 6 —en el mismo momento
en que inventaba Ia novela policial— Ja verdadera
naturaleza de ese nuevo género literario? Porque, al
parecer, é] también compartia Ja fascinacién de toda
su época por Ia ciencia triunfante. La novela policial
expresé a través de Poe un deseo colectivo, y en
parte inconsciente, de conocimiento positivo. Desde
el punto de vista sociolégico, la novela policial fue
en sus origencs el simbolo de una cruzada contra
todas las fuerzas de la ilusién. La orienta la siguiente
certeza: el razonamiento, siempre y en todo, tiene
la Ultima palabra. Por esta razén, seguramente, la
investigacién era la parte esencial, la unica que en
realidad imteresaba de Ja novela policial naciente.
El misterio sélo figuraba para servir de réplica, al
igual que el traidor en un melodrama. Se buscaba
afanosamente en Ia obra ese instrumento nuevo, tan
delicado, tan fragil, tan peligroso, que se denomina
deduccién. Sélo se puede comprender Ja novela po-
licial, tal como la concibié Poe, si se advierte que
Jo que entusiasmaba al lector era el espectaculo | le
la razén luchando contra lo desconocido. La légica
absorbia lo maravilloso, permitia que Ja impregnata,
convirtiéndose en algo que dejaba de ser abstracto.
La busqueda de Ja verdad era de por si una aven-
tura. En resumen, lo que el detective ofrecia al
publico era la seguridad, la _posesién tranquila y
feliz del mundo. El auge actual de la cibernética nos
puede dar una idea de lo que fue el entusiasmo del
lector cuando descubrié el arte de razonar del caba-
Mero Dupin. A éste, ahora que ha pasado el tiempo,
lo vemos como un personaje, pero cuando aparecié
se lo tomé por una especie de sabio de vanguardia,
por el Oppenheimer de la deduccién.
Poe y su publico se equivocaron, y por las, mismas
razones. No se dieron cuenta de que Ja ‘literatura
43acababa de incorporar una nueva provincia, la de Io
extrafio, si, como creemos, lo extraiio es lo raro que
mediante una investigacién puede ser devuclto a Jo
ordinario, No presintieron Jas infinitas posibilidades
artisticas de este descubrimiento. La incredulidad
Hews definitivamente Jas de ganar con respecto a la
cred fidad. No se queria temblar sino saber. La apa-
ue como Te rete cartesiana de la novela policial,
ae Font cone 16 Poe, oculté a generaciones ente-
tancia en vores y de criticos dos hechos de impor-
verda dere det Primero, que el novelista no es un
enigma antes ective, porque conoce la solucién del
el lector ‘s de contar Ja historia; y segundo, que
Se propone ee es un verdadero policia, | porque
impotent esentrafiar el misterio con indicios cuya
antemane a presentacién el autor determinéd de
perspicay. S casi imposible que un lector, por mas
ture at gf ne or descubra en la mitad de su lec-
constraide Ipable, si la novela fue realmente bien
descubriri, a este caso, ni siquicra siente deseos de
mental si sta, observacién es simple pero funda-
consideren | embargo, después de Poe se insistié en
shase a i novela policial como un juego de una
code dees No se comprendié que estaba, ante
ade ina la a ser leida, Se pensé que su _finali-
vanshet, Unicamente ejercitar Ja reflexién. Se fue
‘Ormando, pues, en novela-problema.
oP omen? novela puede ser un problema? Desde el
nada puede; que se concede primacia a_la légica,
enigma; ce impedir que ésta carcoma y destruya al
devore a le a podré evitar ya que el razonamiento
truya 1a fig 8, Personajes y que la investigacién des-
el sniedo 1 n. Se romperd el sutil equilibrio entre
una est y la explicacién. Un género literario posee
‘a estructura que no se puede desconocer impune-
mente. Encontramos la prueba de ello en Poe. En
sus tres obras policiales se ve obligado a pasar rapi-
damente del misterio a Ja solucién. En realidad, lo
que constituye la historia es e) desarrollo mismo de
la situacién. No se pueden agregar adornos, digre-
stones pardsitas. Si se busca el rigor, hay que ser
44
cone |
breve. Poe no supo, no pudo escribir mas que cuen-
tos policiales. Nosotros empleamos siempre la expre-
sién “novela policial” porque es mas comoda. Pero
lo que Poe inventé es el cuento policial, el relato
corto, el problema policial. No llegé a escribir una
novela policial propiamente dicha porque no desa-
rrollé elementos dramaticos que todo misterio contie-
ne en estado latente. La sola presencia de Dupin
vuelve inmutil la de los otros personajes, con sus
conflictos, sus penas y sus dolores. Sus obras no le
dan al lector ni el tiempo ni el deseo de apiadarse,
de estremecerse. Sélo Je permiten la ilusién de pen-
sar. Excluyen totalmente el miedo. Poe sacude nues-
tros nervios con el rapido espectdculo de un crimen
espantoso, pero no da matices a esta emocién pri-
maria, no hace de la misma un sentimiento habil-
mente modulado. La crueldad aparece nada mds que
para provocar una investigacién y para darle, de
algin modo, una accleracién inicial. Yuxtapone un
hecho tenebroso y una investigacién refinada, pero
sin integrarlos. Doble asesinato de la calle Morgue ~
comienza como un folletin pero se transforma rapi-
damente en un delicado trabajo de la mente. Por eso
la short story, que es visceral y cerebral a Ja vez, no
puede llegar a conmover nuestra corazén. Quiere
ser una demostracién, y ésta es su originalidad pero
también su limite.
Los Goncowrt escribieron acertadamente:
¢Qué hay en Poe, en el fondo? Lo milagroso cientifico,
Ja fabula en forma de A -+- B; una literatura enfermiza y
licida, una imaginacién analitica. Un Zadig juez de ins-
truccién, un Cyrano de Bergerac alumno de Arago, un
poco de monomania, objetos que desempefian un papel
mas importante que el hombre, el amor desplazado por
las deducciones, lo basico de la novela trasladado del
corazon a la cabeza, del drama a la solucién de un pro-
blema... Serd quizds asi la novela del siglo xx, pero
gsc Ja podré todavia seguir considerando literatura?
(Charles Demailly.)
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