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La acción pública de inconstitucionalidad tiene antecedentes relevantes a lo largo de

nuestra historia constitucional, lo que indica que no es una figura aislada. En cambio,
podemos considerarlo como muy propio de nuestra tradición político-jurídica, de corte
rousseauniano, basada en la participación directa de los ciudadanos en el estado naciente.

Se diferencia del control de constitucionalidad general, del específico y de la cuestión


ostensible de constitucionalidad porque es una acción, aunque en otros hemisferios se
refieren a ella como recurso de apelación. Según quien pueda establecerla, la acción de
inconstitucionalidad con las especificidades de cada modelo se ha dividido en dos
categorías: la acción de inconstitucionalidad restringida y la acción de inconstitucionalidad
popular. La primera sólo puede ser establecida por determinadas autoridades del Estado; la
segunda puede ser realizada por cualquier ciudadano o, en algunas circunstancias, por
cualquiera.

La Constitución colombiana de 1991 estableció un sistema de justicia constitucional


bipolar, que separa radicalmente los procedimientos que aseguran la protección de la
Constitución y su aplicación de aquellos que protegen los derechos fundamentales
individuales y colectivos en circunstancias específicas.

Las estadísticas de la Corte Constitucional de Colombia muestran que entre 1992 y el 29 de


junio de 2010 se dictaron 12.879 sentencias en causas promovidas por recursos privados en
defensa de derechos fundamentales. El artículo 86 de la Carta Política especifica la
regulación constitucional de estos recursos, que se conocen formalmente como acciones de
protección. Es importante señalar que el número descrito supera en más de dos el número
de sentencias dictadas en procesos judiciales iniciados como consecuencia de violaciones
constitucionales generalizadas. Hasta el 16 de junio de 2010 se habían dictado un total de
4.918 sentencias.

Sin embargo, para utilizar la vía excepcional de inconstitucionalidad es necesario que la


contradicción sea manifiesta, es decir que las normas jurídicas y constitucionales deben
chocar tan violentamente que su aplicación simultánea sea imposible de conciliar sobre la
base de una simple comparación. (Bernal Cano, 2012)

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