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CARTA DE DEPEDIDA DEL ALCOHOL

En esta ocasión tengo el privilegio de escribir una carta sobre mi vida,


acompañada con el alcohol, que ha sido mi amigo fiel durante mucho tiempo,
ha sido mi compañero sin darme cuenta del daño que me estaba
ocasionando.
Al principio de mi vida no lo veía tan serio, bebía esporádicamente y, poco a
poco, el daño ocasionado lo he sentido irreparable, no sabía que tendría
tantos días tristes en los que con el mismo alcohol me sentía tan
acompañado.
Tengo 53 años, no soy muy mayor y, aunque soy un hombre hecho y
derecho, esta carta la estoy escribiendo con lágrimas en los ojos, pero no me
importa llorar, porque me desahoga y me da más fuerzas.
A toda persona que, de algún modo, pueda leer esta carta, sólo pido que
piense, que reflexione, que creo que, aunque cueste mucho (y a mí me está
costando porque ahora mismo me encuentro en un centro para
desintoxicarme), veo una pequeña o gran salida, veo como una luz al fondo
del túnel que me está llamando y sin maletas que llevar, porque sólo estarían
llenas de botellas y, por eso, las quiero dejar al principio del túnel diciendo
ADIOS al alcohol.
Soy una persona sensible y creo que el mal no está en el dinero que me gasté
en el alcohol, ya que para mí eso lo veo un poco material. Digo esto porque,
en realidad, es mi vida la que está en juego y, sobre todo, el daño que me
está ocasionando con mi propia familia, con mi pareja (que es anti-alcohol,
anti-droga) y, sobre todo, a mi madre, que es a la persona que más quiero en
este mundo, ya que tiene 81 años y lo está sufriendo directamente.
En la vida hay infinidades de cosas bonitas y se puede aprender a estar bien,
a tener un puesto de trabajo digno, como toda persona normal… En la vida
que me ha tocado vivir, me han puesto muchas zancadillas en las que he
tropezado muchas veces… y no es fácil salir, pero si encima estoy
acompañado del maldito alcohol, acelero el malestar ocasionado.
Lo que más le pido a Dios es que me aleje del alcohol, esa bebida tan rica y
odiosa a la vez, tan negativa, tan asquerosa… que me aleje de una vez para
siempre, que es lo que me estoy proponiendo… que algún día lo supere y me
pueda vestir por los pies, como hombre que soy.
Para terminar, dedicar esta carta a esos desconocidos que hay por el mundo
con dicho problema, que todo en esta vida tiene solución a corto y largo
plazo, y es diciendo ADIOS AL ALCOHOL PARA SIEMPRE, que aunque el túnel
sea largo, al final hay una luz… ¡y no precisamente eléctrica!, una luz llena de
vida, de bienestar, de placer, de tranquilidad, una luz tan llena de vida que
desconocemos pero a la que es muy importante llegar. Esa es mi META SIN
MALETA.
Suerte a todos y ánimos, que nos hacen falta tanto como el comer.
Pensad que estamos vivos y nos reiremos del mundo entero diciéndole
ADIOS AL ALCOHOL.

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